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FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS -SEDE BOGOTÁ-

ESCUELA DE ECONOMÍA
METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN I
TRABAJO FINAL
Becerra Engativá María Camila. C.C. 1000363707
Calderón Herrán María Paula. C.C. 1020838359
Fontecha Bolaños Sara. T.I. 1092850844
Ibarra Fajardo Juana Gabriela. C.C. 1000218771
Rodríguez Bernal Sarah Juliana. T.I. 1016943364

Mujeres Latinoamericanas: una Lucha Contra la Desigualdad Laboral, un

Enfoque Económico

En lo transcurrido de la pandemia, Latinoamérica se ha convertido en una de las regiones


más afectadas debido a la cantidad de infectados y muertos, además de los severos daños
económicos sufridos. Las medidas que se tomaron para afrontar el problema fueron insuficientes,
y por esto se pudo observar un crecimiento en las tasas de desempleo en los diferentes países,
donde encontramos que la población mayormente afectada por esta crisis laboral son las mujeres,
ya que en toda la región se presentó una caída de la tasa de ocupación (CEPAL, 2021). Sin
embargo, que las mujeres fueran de los sectores más afectados no es una sorpresa, ya que se ha
evidenciado con anterioridad cómo las desigualdades en el ámbito laboral y la feminización de
las labores han llevado a que, en casos de crisis, se vea a esta parte de la población como las más
desfavorecidas.

Rememorando, las brechas salariales entre mujeres y hombres se comenzaron a discutir a


partir del año 1918 y 1936 en Inglaterra. En Europa, se realizaban debates sobre el trabajo
doméstico durante la década de 1970, y en los años ochenta se introdujo el término género como
concepto transversal en todas las disciplinas, incluyendo la economía. Para esta misma época,
Joan Scott dijo “género y clase están en todas partes” (citado por Benería, 2018); aunque estos
debates no abordaban cuestiones feministas. Fue hasta la década de los 90 cuando se inició a
utilizar la expresión “economía feminista”, esta enfatizó las críticas a medida que profundizaba

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teórica y empíricamente en los orígenes y los efectos de las distintas desigualdades de género y
su conexión con la economía (Benería, 2018).

A partir de lo dicho anteriormente, este trabajo tiene como objetivo aproximarse, desde la
revisión de diversos estudios, al tema de la economía feminista y su impacto en Latinoamérica, a
la vez que se pregunta por la condición de la mujer en el mercado laboral en Latinoamérica en
los últimos cinco años. Nuestra hipótesis, que dará respuesta a la pregunta, es que la condición
de la mujer ha sido desfavorable, pero no se manifiesta de la misma manera en las dimensiones
internacional y nacional. Esto se comprobará con ayuda del desarrollo del concepto de
“economía feminista” a nivel mundial, luego a nivel Latinoamérica y, por último, mediante una
serie de datos verificados por entidades nacionales.

Economía Feminista en el Mundo

En la década de los 90's inició el auge de la tecnología del capitalismo, conocida como
neoliberalismo, el cual construye un sistema de mercado más excluyente, donde una de sus
expresiones es el aumento en la brecha salarial entre hombres y mujeres, producto de la
construcción social de género (Gonzales, 2019 & Marchina, 2020). El modelo de estos mercados
de trabajo se conformaba por un hombre proveedor y una mujer cuidadora, es decir, la mujer
debía quedarse en la casa realizando tareas domésticas y los hombres debían salir a trabajar para
proveer lo necesario para el hogar. Como consecuencia, encontramos el crecimiento de la
desigualdad económica y social, por lo que una solución debe partir de un cambio en el análisis
económico que, a su vez, integre una mayor perspectiva social. En este punto, existe una relación
entre lo que proponen los autores anteriormente, como Gonzales (2019) y Marchina (2020), que
dicen que con la llegada del nuevo capitalismo se muestra un aumento en las brechas salariales
entre hombres y mujeres y en la desigualdad de género.

Con el paso del tiempo, la sociedad ha prolongado el mismo modelo empresarial, el cual
se basa en el hombre proveedor y la mujer cuidadora (Zarzoso, 2019); de este modo se empezó a
diferenciar dos tipos de trabajos: los trabajos no remunerados (tareas domésticas) y los trabajos
remunerados (Marchina, 2020). Así, la economía feminista, como alternativa, promueve la
igualdad de oportunidades entre géneros y clases, además de una concientización del trabajo
doméstico o de cuidado no remunerado, que es una de las mayores causas de la brecha salarial.

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De esta manera, como señala Elson (2017), para llegar a una igualdad salarial se debe
acabar con la desigualdad en el trabajo doméstico. Es necesario generar cambios sociales frente a
este, donde se elimine su asociación con responsabilidades de género y que se reconozca la
importancia de este trabajo en la economía. Como respuesta, Zarzoso (2019) propone remunerar
el trabajo doméstico y establecer un ingreso básico de ciudadanía desde el cual poder establecer
los salarios que reflejan los valores de dignidad, autoexpresión, autodesarrollo, y planes de vida.

Los tres autores mencionados concuerdan en la existencia de dos tipos de trabajo en el


mercado laboral. Además, Elson y Zarzoso como se puede observar en sus respectivos textos,
exigen un análisis de las causas y consecuencias de tener cualquiera de los dos proponiendo
soluciones para erradicar la desigualdad de género en el mercado laboral y que todos sean
tratados por igual.

Economía Feminista en Latinoamérica

En lo que corresponde a Latinoamérica, podemos encontrar los orígenes académicos del


estudio de la desigualdad de la mujer y cómo afecta al desarrollo del territorio, alrededor de los
años 70 's. En lo que resta del milenio, se daría un crecimiento a la investigación, donde se
tocaron temas como la división sexual del trabajo, la brecha salarial existente entre hombres y
mujeres, y el papel de la participación productiva de la mujer en el desarrollo (Maldonado-Erazo
y Quiñonez, 2021).

La economía feminista latinoamericana es importante para la construcción y


enriquecimiento de la economía feminista en general, ya que el contexto latinoamericano está
rodeado de intereses y situaciones políticas y sociales que no son estudiados. Como lo enuncia
Escobar (2017): “Así, la EF (economía feminista) como subcampo resulta contextual-
dependiente y no conceptual-dependiente” (p.34, 2017). Es por ello por lo que el estudio de la
economía feminista, como exponen Maldonado (2021) y Escobar (2017), necesita de una mayor
investigación del territorio latinoamericano, y por parte de las mismas mujeres, que en campos
académicos también se ven relegadas.

Ahora, si tenemos en cuenta la diversidad de los países latinoamericanos, vamos a


encontrar diferentes realidades, donde el peso de la desigualdad recae en la mujer, ya sea por su

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etnia, posición socioeconómica o color de piel, como señala Torres (2018), quien aclara que en
los contextos más desfavorecidos las mujeres negras e indígenas son las que sufren mayor
desigualdad. Por ende, esto crea nuevos retos y se recalca la importancia de reconocer las
características de cada región y no caer en la importación de políticas públicas de lugares donde
la crisis no tiene la profundidad y las particularidades del contexto latinoamericano. Del mismo
modo, como lo señala Esquivel (2016) con su idea de los patrones de la feminización y de la
pobreza según el contexto, entre más sea el número de mujeres pobres y violentadas, más se
perpetúan estas conductas, restringiendo su autonomía y el buen desarrollo de sus derechos.

A pesar de los intentos en diferentes países por disminuir los impactos o proporcionar
información para la solución de los diversos problemas de las mujeres, estos no han resultado
suficientes, prolongando el desafío del desarrollo de políticas macroeconómicas que mitiguen los
diferentes niveles de desigualdad (Esquivel, 2016). Concordando con Torres (2018), al replantear
las políticas que se pueden implementar acorde al desarrollo de cada país, ambas coinciden en la
creación de soluciones que tengan en cuenta las situaciones que oprimen a las mujeres, y
entendiendo la condición de mujer latinoamericana, negra, campesina o indígena, que enfrentan
peores condiciones de vida y tienen mayor dificultad para acceder a la educación superior;
recordando que históricamente han sido sometidas a represión y segregación por su origen.

Por último, se realizará una comparación entre Bolivia, Brasil, Chile, Colombia y Perú,
siendo todos países latinoamericanos. Para luego realizar un análisis de la brecha salarial y la
desigualdad que muestra la tasa de ocupación por género desde el año 2017 hasta el año 2021
aproximadamente.

Bolivia:

Tasa de desocupación Tasa de ocupación


Año Categoría
(%) (%)

Total 3.6 66.5

2017 Hombres 3.3 76.4

Mujeres 4 56.6

2018 Total 3.5 69.4

4
Hombres 3.4 77.8

Mujeres 3.6 61

Total 3.8 69.3

2019 Hombres 3.3 77.9

Mujeres 4.3 60.7

Total 3.4 69.1

2020 Hombres 3.1 77.9

Mujeres 3.8 60.5

Fuente: adaptación propia, a partir de OIT (2020)


Tabla 1

Ingreso promedio mensual por sexo, 2016 - 2020

Año Categoría Dólares (USD)

Total 396,144

2016 Hombres 442,368

Mujeres 323,568

Total 400,32

2017 Hombres 436,752

Mujeres 340,56

Total 401,616

2018 Hombres 433,296

Mujeres 349,632

2019 Total 427,248

Hombres 476,064

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Mujeres 352,368

Total 430,992

2020 Hombres 461,376

Mujeres 381,312

Fuente: adaptación propia, a partir de Instituto Nacional de


Estadística, Encuesta de Hogares 2011-2020

Tabla 2

Brasil:

Tasa de participación en la fuerza de


Año Categoría Tasa de desocupación (%)
trabajo (%)

Total 62.07 11.6

2016 Hombres 73.22 10.18

Mujeres 51.88 13.43

Total 62.36 12.82

2017 Hombres 72.87 11.34

Mujeres 52.8 14.68

Total 62.25 12.33

2018 Hombres 72.53 10.84

Mujeres 52.95 14.19

Total 62.61 11.93

2019 Hombres 72.56 10.17

Mujeres 5363 14.09

Total 57.28 13.69


2020 Hombres 67.79 1187

Mujeres 47.99 15.96

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Fuente: Elaboración propia, a partir del Banco Mundial (2020)

Tabla 3

Año Índice de la brecha de género (%)

2016 68.73

2017 68.40

2018 68.10

2020 69.10

Fuente: Elaboración propia, a partir de IBGE (2020)

Tabla 4

Chile:

Tasa de Tasa de ocupación Tasa de ocupación Brecha de género


Año ocupación (%) hombres (%) mujeres (%) (%)

2016 58.0 69.4 47.0 -22.4

2017 58.3 69.4 47.7 -21.7

2018 58.3 69.2 48.0 -21.2

2019 58.2 69.3 47.5 -21.8

2020 50.1 60.3 40.4 -19.9

2021 51.4 62.2 41.1 -21.1

Fuente: Elaboración propia, INE (2021)


Tabla 5

Año Ingreso promedio hombres (USD) Ingreso promedio mujeres (USD)

2016 790.92 539.95

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2017 837.88 592.31

2018 858.14 624.660

Fuente: Elaboración propia, INE (2020)


Tabla 6

Colombia:

Tasa de ocupación hombres


Año Tasa de ocupación (%) (%) Tasa de ocupación mujeres (%)

2016 69.6 58.5 48

2017 69.4 58.4 47.8

2018 69.1 57.8 47

2019 67.9 56.6 45.9

Fuente: Elaboración propia, a partir de DANE (2021)


Tabla 7

Colombia: ingreso promedio mensual por sexo 2018 - 2020

Año Categoría Dólares

Hombres 509.2055723
2018
Mujeres 514.0754403

Hombres 573.4824281
2019
Mujeres 575.0798722

Hombres 524.4546971
2020
Mujeres 526.6207464

Fuente: elaboración propia, a partir de OIT (2020)


Tabla 8

Perú:

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Ingreso promedio real mensual (USD)

Año Mujeres Hombres

2015 329.31 469.83

2016 331.95 477.66

2017 324.09 466.53

2018 328.50 466.61

2019 339.88 465.09

Fuente: Adaptación propia, tomada de INEI (2020)


Tabla 9

Mujeres y Hombres ocupados, según ámbito geográfico

Año Nacional Área de resistencia urbana Área de resistencia rural

Hombre
Mujeres s Mujeres Hombres Mujeres Hombres

2015 6947,5 8971,7 5316,6 6718,5 1630,9 2253,3

2016 7100,1 9097 5508,9 6880,7 1591,2 2216,4

2017 7299,8 9211,2 5710,3 7011,1 1589,5 2200

2018 7421,6 9354,9 5838,5 7170,1 1583,1 2184,7

2019 7583,8 9549,3 5995,8 7364,4 1588 2184,9

Fuente: Adaptación propia, tomada de INEI


Tabla 10

Con los datos de los países latinoamericanos, se puede evidenciar que el país con menos
participación de mujeres es Chile, donde la brecha de participación tiene un promedio de 20%
mientras que en Colombia y Brasil hay una diferencia de 10% aproximadamente; lo que
demuestra las problemáticas expuestas donde las mujeres tienen menos oportunidades de tener
un lugar en el mercado laboral de los países correspondientes.

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Además, se puede demostrar que dentro de la población que se encuentra
económicamente activa en Perú, los hombres ganan un porcentaje mayor en comparación con las
mujeres, haciendo evidente la brecha salarial más alta de los países analizados, constatando
nuevamente una desigualdad de género que se debe enfrentar con políticas económicas que
busquen realmente solucionar las problemáticas.

Desde otro punto de vista, a pesar del nivel de desarrollo de países como Brasil y Chile,
parece que no han existido políticas por parte del gobierno que lleven a una reducción de esta
brecha, dado que con los datos presentados se exhibe que las mujeres tienen unos ingresos
inferiores a los ingresos de los hombres, esto puede deberse a las políticas económicas
neoliberales empleadas por ambos países, las cuales reproducen estas desigualdades a la par que
mantiene el sistema. En contraste, países en vía de desarrollo como Colombia demuestra que ha
implementado políticas económicas que han ayudado a disminuir esa brecha, mostrándose en los
datos como uno de los únicos países donde los ingresos de las mujeres son mayores que los de
los hombres.

En conclusión, la pandemia ha servido para demostrar una vez más, que la mujer es una
de las más afectadas en situaciones críticas, dado que por su condición enfrenta más
desigualdades y en momentos de crisis es donde más se acentúan. Es por ello por lo que para
lograr el cierre de las brechas de género en Latinoamérica debemos hacer un análisis no solo de
las consecuencias del sistema económico, sino de cómo estas mismas consecuencias construyen
al mismo sistema (Esquivel, 2016).

Finalmente, y de acuerdo con Escobar (2017) se debe reconocer el contexto único


latinoamericano para construir un diálogo diverso que reúna verdaderamente las necesidades de
las mujeres latinoamericanas. No se puede presentar una sola solución porque las desigualdades
y exigencias frente al sistema son muchas y diferentes entre ellas. Queda un largo camino por
recorrer generando análisis para que las propuestas de género beneficien a todas las mujeres y se
adapten correctamente al país.

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Referencias

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laboral-chileno-durante-2017-menor-al-71-2-de-participaci%C3%B3n-de-los-hombres

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