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3.2. Introducción
La enfermedad cardiovascular, sigue siendo la primera causa de morbimortalidad en las mujeres en todo el mundo:
Los estrógenos en la mujer ejercen un “efecto protector” contra la enfermedad arterial coronaria, principalmente
debido a su efecto sobre los lípidos. Así, puede retrasar el desarrollo de la aterosclerosis, es decir, la acumulación
de una placa de grasa que se deposita y endurece las paredes arteriales.
A largo plazo, la aterosclerosis puede reducir el flujo de sangre por las arterias a los órganos y tejidos (isquemia).
Además, complicaciones de la placa grasa puede conducir a un infarto, dolor de pecho (angina) o derrame cerebral.
Se calcula que las mujeres en general, enferman 10 años después que los hombres aunque su pronóstico es peor si
se diagnostica cuando aparece la enfermedad.
A continuación se mencionarán y describirán brevemente estos factores emergentes, los mismos se desarrollarán
de manera más extensa en próximos temas de este curso.
Actualmente, la contaminación ambiental se considera el cuarto factor de riesgo cardiovascular más importante,
siendo responsable de un 25% de las muertes por cardiopatía isquémica y de un 24% por accidentes
cerebrovasculares.
Los pacientes que padecen enfermedad cardiovascular, tienen más probabilidad de desarrollar depresión y
viceversa. La depresión y el estrés predisponen a desarrollar un infarto, insuficiencia cardíaca o accidentes
cerebrovasculares.
La ansiedad, que se caracteriza por un ritmo cardíaco elevado y agitación entre otros síntomas, también se
relaciona con una mayor mortalidad en personas con enfermedades cardiovasculares. Lo mismo ocurre con
los trastornos del sueño, que consisten en dificultades para conciliar el sueño o mantenerlo de forma prolongada
en el tiempo y que repercute en las distintas áreas vitales y en las relaciones personales.
La soledad es también un factor de riesgo cardiovascular. Las personas que se aíslan suelen tener una presión
arterial más elevada, y además, tienen más probabilidades de padecer trastornos mentales como ansiedad y
depresión. Por el contrario, las relaciones sociales funcionan como un factor protector, ofreciendo apoyo en
momentos de dificultad, estrés y protegiéndonos de que los problemas vitales se conviertan en problemas
emocionales.
No obstante, a pesar de todas estas medidas, muchos pacientes siguen presentando riesgo residual de padecer
enfermedades cardiovasculares. Por eso, actualmente hay estrategias emergentes para pacientes con riesgo muy
alto o extremo que consisten en la utilización de fármacos destinados a reducir las lipoproteínas ricas en
triglicéridos, como la lipoproteína A (LpA) y la inflamación.
3.2.1.4. Inflamación
La inflamación desempeña un papel crucial en el desarrollo de enfermedades macro y microvasculares tanto en
mujeres como en hombres, contribuye a la aterosclerosis, la aparición de síndromes cardiovasculares agudos y la
insuficiencia cardíaca. Tras la menopausia las mujeres tienen una mayor predisposición a enfermedades
autoinmunes e inflamatorias por lo que es de vital importancia realizar una evaluación de su riesgo.
La inflamación está presente en el proceso aterosclerótico ya que se produce una respuesta inflamatoria al daño
en el tejido. En todo el proceso de formación de placas grasas, participan moléculas características de la
inflamación.
Por tanto, para identificar y medir estos biomarcadores en la sangre se han realizado numerosas investigaciones y
otras están en marcha. Algunos marcadores inflamatorios con características predictoras de riesgo cardiovascular
son los siguientes:
La detección de estos pacientes implicaría un control más intenso de los factores de riesgo establecidos y, por
tanto, es de esperar una disminución en la aparición de las manifestaciones clínicas de la enfermedad
aterosclerótica. A continuación se verán algunos de los principales marcadores emergentes:
Homocisteína
En individuos con un buen estado vitamínico y hábitos de vida saludables, la homocistéina se considera elevada
por encima 12μmol/l. La hiperhomocisteinemia, es decir, niveles elevados de homocisteína, es considerada en la
actualidad un factor de riesgo tanto de aterosclerosis como de trombos. De hecho, está asociada con enfermedad
coronaria y de la arteria carótida, ictus, insuficiencia cardíaca, demencia y enfermedad de Alzheimer, insuficiencia
renal y complicaciones durante el embarazo y malformaciones congénitas.
Lipoproteína A
La LpA está formada a partir de un lípido, el LDL, y proteínas. Los niveles de LpA, en cada individuo, están
determinados en su mayoría por factores genéticos, por lo que no es un factor que, a día de hoy, pueda corregirse
con un estilo de vida más saludable. Se considera que existe un exceso de Lp(a) cuando la concentración supera
los 30mg/dl en sangre. Niveles elevados de esta molécula están muy asociados con la progresión de la
aterosclerosis y la enfermedad de las arterias coronarias y las arterias de brazos y piernas.
Fibrinógeno
Las concentraciones elevadas de esta proteína se han asociado con enfermedad cardiovascular e ictus, y mayor
mortalidad en pacientes de ambos sexos. Se considera hiperfibrinogenemia cuando los valores de fibrinógeno
superan los 400mg/dl.
BNP y NT-proBNP
Se trata de biomarcadores que se utilizan para el diagnóstico y el pronóstico de la insuficiencia cardíaca, que es la
principal causa de hospitalización en adultos mayores de 65 años. El médico podrá solicitarle estos biomarcadores
conjuntamente con los FRCV establecidos para una mejor predicción de la enfermedad cardiovascular en
prevención secundaria.
3.3. Conclusiones
La enfermedad cardiovascular es la primera causa de muerte entre las mujeres, con mayor incidencia si
presentan factores de riesgo cardiovascular clásicos o emergentes.
Las mujeres sufren menos episodios agudos dentro de la enfermedad cardiovascular pero cuando éstos
ocurren, su pronóstico es más desfavorable (incluso en mujeres jóvenes).
Es necesario conocer más sobre el diagnóstico y tratamiento en la mujer considerando los FRCV
específicos.
La prevención es la herramienta más poderosa para reducir la enfermedad cardiovascular.