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Capítulo 10

Realizar un trabajo de investigación:


un procedimiento en cuatro etapas

En el curso de sus estudios, llega un momento en que el estudiante se ve inst a­


do a trat ar un tema de manera profunda. Debe entonces ocuparse de una investi­
gación, ana lizar la documentación pertinente, poner en orden sus ideas y producir
un trabajo más o menos extenso. Es indud able que se trat a de un ejercicio difícil
cuyo dominio exige un largo aprendizaje.
En la práctica, la realización de una inve stigación comporta múltiples aspec ­
tos. Es natural qu e el investigador haga un inventario de los conocimientos que ha
adquirido y, sobre todo, que los organice según una estr ategia científica y juiciosa
destinada a informar e interesar al lector. Al momento de construir su tesis y su
argumentación debe respetar la conexión empírica de los hechos; de la mism a
manera, debe demostr ar que posee una imaginación fértil para interrogar su tema,
para descubrir nue vas relaciones en tre los hechos, para reconstituir un a realidad e
imprimirle a su investigación un cierto alcance uni versal. Por último, aunque el
inve stigador debe disponer de un método prob ado para hacer verosímil su procedi­
miento, no debe experimentar temor a la hora de exponer sus elecciones persona­
les para fijar el espacio acepta ble de su argumentación.
En este capítulo se examinan de manera cuidadosa las et apa s de prep aración y
de realización de un trabajo de investigación. En este sentido, se presenta un pro ­
cedimiento simple, lógico y acumulativo que permite alcanzar resultados satisfac ­
torio s. Este proc edimiento se organi za alrededor de cua tro etapas prin cipales, a
saber:
• la elección de un tema inici al, la delimitación aproxim ada de un proyecto y la
formulación de un a pregunta;
• la determinación de una estra tegia de investigación fundada en la consulta
intel igente del corpus documental, el logro de un posicion amiento preciso frente
al problema y el estudio crítico de la documentación compil ad a;
• la elaboración de un plan de exposición de los resultados de la investigación
con la finalid ad de brindar un a respuest a a la pregunta inicial;
• la comunicación final de los resultados.
El capítulo va ilustrado con un esquema en el cual se mue stra la progre sión
habitual del procedimiento para realizar un trabajo de investigación. Debe precisarse
que cad a una de las etapas qu e regulan este procedimiento es objeto de una expo­
sición detallada en los próximos ca pítu los.

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1. Las etapas de preparación y de realización de un trabajo de
inves tigación

El procedimien to para realizar un trabajo de investigación no siempre sigue un


recorrido lineal, sino que revi ste siempre un ca rác te r en parte artesa na l, en parte
impro visado, pautado con frecuencia por fases de avance y de retroceso, por perío ­
dos de parálisis y períod os de dud a, por momentos de incertidumbre y momentos
de descubrimientos estimulan tes. A vece s este proceso avanz a m ovido por una
especie de big bangs; con frecuencia, se halla puntuado por halos de creación! in­
tensos e ind ete rmin ados; en fin, se nutre de audacia y de coraje tanto como de
método y de disciplina. Se trata de una aventura llena de riesgos, cu ya trayectoria
precisa resulta difícil formalizar. Sin emb argo, pareciera que en la mayoría de los
casos este proce so siguiera una evolución bastante lógica, cuyos mom entos decisi­
vos corresponden a las cua tro et apas siguien tes.

Primera etapa: la elección de un tema inicial, la delimitaCión aproximada de un


proyecto y la formulación de una pregunta
Al emprender una investigación, el estudiante suele comenzar por elegir un
tema y por fij arle de manera aproximad a unos límites a su proyecto. Est a elección
y esta delimitación no surgen del azar, sino que se hallan asociadas de manera
estrecha con sus int ereses personales, con sus conocimientos empíricos, con sus
interrogaciones teóricas y, claro está, con su imagina ción . De la misma manera,
éstas se hallan vinculadas a otras dos limitacion es que sería imprudente descon o ­
cer: el tiempo disponible y la documentación existente (es decir, lo que le permiti­
rán hacer y decir sus obras de referencia o sus fuentes primarias, si las con sulta y
apro vech a) .
Al comienzo de su investigación, el estudiante procede a co mpilar un a bi­
bliografía sel ec ti va (ver capítulo 2). En esta etapa resultan sufici entes unos diez
títulos (obr as, artículos, sitios de internet), pues no se trata de dej arse saturar por
la documentación. Concluida esta op eraci ón, el investigador se concentra en la
lectura de las publicaciones seleccionad as, con la finalidad de determinar o iden­
tificar un a o vari as pre guntas precisas alrededor de las cuales podrá orienta r su
reflexión y su investigación. Su s lecturas le abren acceso a uno o varios campos
de estudio, al mismo tiempo que le abre n profundizar su conocimien to de la
documentaci ón existente, lo que es esencia l para la definición de un tem a que
sea susceptible de un a investigación concreta . La formulación de un título preli­
minar, qu e an uncie e insinúe las intenciones de la investigación, y que opere a
modo de in spir ación durante el proceso, marc a la culminación de esta primera
etapa.

1. Flous créaceurs en el original (N. del T.).

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Segunda etapa: la detenninación de una estrategia de investigación fundada en la
consulta inteligente del corpus documental, la identificación de un posicionamiento
claro frente al problema y el estudió crítico de la documentación compilada
Después de haber efec tuado un primer reconocimiento de sus fuentes primarias
y secunda rias, el inve stigador debe formular de manera precis a la pregunta sobre la
cual desea concentrar sus esfuer zos. A co n tin uac ión, diseñ ará un a estrategia de
investigación, que se compone de tres momentos principale s:
• la identificación de un ángulo de acercamiento a partir del cual le será cómodo
abordar de una manera co ncreta el asun to qu e le intere sa el probl ema ;
• la formulación de una respuesta factible y abierta a est a pregunta (hipótesis
inicial) ;
• la determinación de los medios prácticos y operativos que deben ser moviliza­
dos para responder de manera concreta la pregunta inicial (metodología) .
Por medio de la estrategia de inve stigación, el estudia n te co nsulta la documen­
tación ya compilada y por compilar, que de otra manera lo absorbería por su volu ­
men. De la misma forma, el estudiante puede imprimirle una dirección de conjun­
to a su cometido intelectual, gracias a esta estrategia, qu e funci ona como un
auténtico programa de inve stigación y de lectura.

Saber aprovechar las lecturas

La ficha documen tal es sin dud a el medio más acc esible de l joven inve stigador para clasificar su
doc umen tación , en función de una estrate gia de investigac ión; hoy por hoy , la fich a documental
puede tomar forma electrónica.
Existen tres tipo s de fichas documentales. En primer lugar , aquellas en qu e el inve stigad or resum e
con sus propias palabra s la argume n tación de un autor ; en segundo lugar , aq uellas en qu e se citan
las afirmac iones de un autor , y en ter cer lugar, aqu ellas en qu e se expresa una idea personal y
sólo un a. La ficha es un bue n instrumen to para co nsignar y clasificar la informa ción, porque hace
posible tratar los dat os en la co n tinuidad del tiem po, dep endiend o de los ca mbios y
modificacio nes qu e suele ex periment ar una estrate gia de investigac ión . Sin embargo, es nec esario
saber que la ficha es un instrume nto de trabajo bastan te pesado, cuya elaboración consume un a
gran ca nt idad de tiem po. Por ello, el joven investigador qu e trabaja a partir de un a
doc umentación de fácil acceso o bien co n fuentes impre sas, co n frecu encia encontrará que es
más rentable fot ocop iar un artículo de periódico o las páginas per tine nt es de un volumen ; aún
más, pu ede apoyarse en ex pedientes docume nt ales. Esta manera de proc eder no disminu ye en
nada la utilidad de la ficha. Sin embargo, la elecc ión de este instrume nt o de trabajo debe ser
moderada por diferentes factores, en parti cul ar por el tipo de docum entación utilizado, el
volumen de la doc umen tac ión q ue deb e consulta rse , el tratamiento qu e se le de be aplicar a esta
documentación o las posibilidade s reales de recu perar la informa ción consignad a para un a u ot ra
investigación .

El conjunto de consideraciones que permi ten pre cisar el ángulo de acerca­


miento, la respuesta factible y abierta, junto con los medios prácticos y operativos,
se denomina posicionamiento frente al problema. Este posicionamiento frente al

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problema le permite al lector percibir la serie de elecciones en qu e reposa la inv es­
tigación efectuada y los límites qu e se le asign an. En un trabajo extenso, el inves­
tigador expone, de ordina rio en la introdu cción , su estrategia de investigación de
man era detallada y presenta su posicionamiento frent e al problema.
La manera en que se formula el problema evoluciona de form a constante du ­
rante el de sarr ollo de la investigació n. Las lecturas, la reflexión y las discusion es
co n los colegas enr iquecen esta man era de formular el problema qu e, en algunos
casos extremos, incluso puede ca mbiar en el momento de la redacción . Med iante
sus lecturas, seleccionadas y organizadas en función de su estrategia de inve stiga­
ción (ver el recuadro an te rior), el investigador mantiene un diálogo constante
con su pregunta inicial, qu e reformula y precisa de man era cad a vez más adecua­
da, que transforma y hace más compleja, y qu e incluso puede eliminar en un mo­
mento determinado par a reemplazarla por otra. Dicho en poca s palabras, lee en
filigran a con un a finalidad , unos interrogantes y unos obj etivos precisos, y ada pta
su problemát ica, sus hipót esis y su met odología a su corpus documen tal, aunque sus
interrogantes y objetivos permanecen abiertos en todo momento, fren te a hechos
que él desc on ocía o no podía adivinar. En estas condiciones, puede de cirse que la
investigación es un proce so infinito pautado por avances y retrocesos en relación
con los logros. De la elección inicial de un tema, el inve st igador pasa a la interro ­
gación y al trat amiento minucioso de los hech os, luego procede a la reconstitución
parci al de su objeto. Validada o invalidada por ot ras inve stigaciones, esta reconsti­
tuci ón parcial se torna cada vez más compleja, sin que por ello el proceso sea
necesariamente line al o acumulativo .
Al mismo tiempo qu e culmina sus elecciones y perfecciona su estrategia de
investigación, el estudiante profundiza en el conocimiento de su tem a medi ante
un plan de lecturas. Si el estudio reposa sobre la co nsulta de fuentes primarias, en
este mom ento el estudioso pro cede al análisis minucioso de ellas, a partir de una
metodología que él mismo ha est ablecido. Este análisis le permite efectuar comp a­
raciones, pract icar cortes, hacer consta taciones, llegar a un a recon stitu ción parcial
o complej a de la realid ad qu e estudia; en pocas palabr as, le permite construir un a
interpretación. Es evidente que este análisis no se reali za en un vacío de reflexio­
nes, sino que depende de los interrogantes del investigador y de los objetivos que
ha planteado en su proyecto. Durante este ejercicio de aná lisis más o men os pro ­
fundo , la hipót esis inicial se refuerza o se modifica, se mati za o se enr iquec e. A
part ir de ese momento puede ser formulada de una manera mucho más segur a.
Al mismo tiempo que consulta, estudia y an aliza de man era minuciosa su docu­
mentación, el investigador completa y perfeccion a su bibliografía. A sí, de modo
gradua l, van to mando forma en su int eligen cia los puntos de argumentación y las
cad enas argumentativas. Comienzan a emerger ciertas maneras de agrupar los datos
y la información . De mod o simultá neo con sus lecturas, el investigador empieza a
imaginar un a posible estruc turación de las diferentes partes de su trabajo y estable ­
ce un plan provisional de exposición de los resultados de su investigación.

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Tercera etapa: la elaboración de un plan de exposición de los resultados de la
investigación con la finalidad de brindar una respuesta a la pregunta inicial
La pregunta central y la estrat egia de investigación orientan y guían el proceso
que adopta el investigador frente al problema qu e estudia. De la misma manera,
sopor tan la estructura de su demostración cua ndo elabor a el plan de exposición de
los resultados de su inve stigación (o plan de red acción del trabajo), al momento de
concluir su esfuerzo de refle xión, su plan de lectura y sus operaciones de análisis.
La demostración es un ejercicio ordena do de argumen tación que enlaza la in ­
formación y las explicaci on es en un a estr uc tura lógica y razon ada. Constituye el
principio de construcción de la interpretación. Por su parte , el plan aporta claridad
y co he rencia suplemen ta rias al ejercicio de la demostración y permite que el inves­
tigador se comunique de manera más espontánea con sus lec tores.
A med ida que el investigador ava nza en su intento de demostración (y por esta
vía en la construcción de su interpretación) puede adela n tar a gusto lecturas co m­
plementarias destinad as a pul ir y perfe ccionar su argumen tación; además y gracias
a ellas podrá agregar ejemplos o identificar detalles faltan tes. Debe tenerse en cuenta
que estas lecturas complementarias pueden hacerse en el momento de la red acción
del trabajo. De hecho, nunca es dem asiado tarde para enriquecer la demostr ación
con nuevos elementos, siempre y cua ndo éstos no se aparten de la argumentación
central.

Cuarta etapa: la comunicación final de los resultados


Una vez que haya organizado el plan (es decir, la estru ctura razonada conforme
a la cual se exponen los resultados de la investigación), el estudiante se halla listo
para escribir el texto, cuya cu alidad primordial debe ser la claridad; un texto en que
se busque la concisión y que sea red actad o en un a lengua correcta; un texto pre­
sentado según normas técnicas, de mod o que el lector se sien ta cómodo consultán­
dolo.
En estas condiciones, puede decirse que el procedimiento típico de reali zación
de un informe de investigación ha concluido. En el esquema siguien te se recapitula
este procedimiento en su pro gresión.

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2. Procedimiento para realizar un trabajo de investigación

Primer momento: la delimitación de un tema

D efinición ini cial y tentativa de un tema de in vestigación


La elecci ón del tema depende de los focos de in terés, de la cultura persona l y de los
int erro gan tes del investigador.

Lecturas pr eliminares
Estas lec turas permi ten situar el tem a en un contexto in telectual e h istor iográfico más
amp lio ; además, permiten conocer las investigaciones que se han realizado en est e terren o
(enciclopedias, diccionarios, manua les de colección de importancia reco nocida, obras de
síntesis, sitios int erne t).

Reconocimiento general del corpus documental


U na vez que el investigador ha iden tificado sus fuente s documentales, debe ade lantar un
recon ocimien to general que le permita eva luar de manera inte ligente el pote nc ial
informativo de las mismas; si no tiene a mano las fuentes documen tales, debe buscarlas,
siempre con refere ncia al tem a q ue ha definido de manera tent a tiva. Nótese qu e la
investigació n de fuent es y la definición de un tema form an parte de un proce so de
adecuación recíp roca que se funda en la preocupación por el rigo r intelect ual.

D efinición co rroborada de un tema de investigación


De obje to de est udio, el tema se conv ierte en un problema específico que de be resolverse.

Título pr eliminar
El títu lo pre limina r es una declar ación ge ne ral de intenciones de una inve stigación ; oper a
como pun to de referencia y de inspiración .

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Segundo momento: la estrategia de investigaci ón, el posicionamiento frente
al pr oblema, el estudio crítico y el aná lisis de la documentaci ón
Le cturas sist emáticas
Co n es tas lectur as el joven investigador busca documentarse de la manera más
exha ustiva posible (obras especializad as, artíc ulos de pe riódicos, sitios Internet).
Reconocimiento pormenorizado del corpus de fuentes
El invest igado r asimila el cont enido de sus fuen tes con la fina lida d de explota rlas
en relación direct a con los objetivos qu e le ha asignado a su investigación.
Problemática
Co nsiste en plan tearle un conjun to de pregunt as al tem a seleccionado, en aclarar
la perspectiva de estudio, y en elegir el áng ulo de acercamiento adec uado.
Título signifi cativo
El problema y el conju nt o de preguntas asociadas con él se articul an median te
un a fras e escla recedo ra . (El tí tul o pued e ser modific ado cua nt as veces sea
necesa rio ; opera com o pun to de refere ncia, de faro ; es la in spiración de un
programa de inves tigación, de lectura y de demostración).
Hipótesis inicial
Es la respu esta intuitiva que se consi de ra factible y abierta al probl em a planteado;
define un progra ma de inves tigación y de lectu ras; le impr ime al proye cto un a
orien tación de conj unto .
Metodología
Es el conjun to de los medios concret os y operati vos que se despliegan pa ra verificar
la hipótesis o para exp lota r el corpus doc umental, en función de los objetivos de la
inves tigación; ade más, permite identificar con claridad los pro blemas cuya solució n
se busca en el curso de la inve stigación.
Formalización del po sici onamiento frente al problema
Se trata de la presentación y de la justificación de la estrategia de inves tigación
por la qu e se ha optado : pro blema, hipóte sis, me todología (equ ivale a la redacción
de la introdu cción en su primera versión).
Elaboración de un pl an provisionalSe es tab lece un programa ope rativo de
inves tigación y de lec tura est rec ha me n te relacion ad o con los objetivos de la
inves tigació n (carta de navegación ).Estu dio pormenori zad o y análisis del corpus
do cumental
Se estudia la doc umen tac ión en funció n de los objetivos de la inves tigación y
seg ún u n p roce d imi e nto d e term in ad o (metodo log ía ). Se pr oc ed e a la
ide ntificación sistemát ica y a la clas ificación d e la info rmación pe rti nen te
co n ten ida en el corpus docu me n tal de base; se exp lo ta la doc ume n tació n
complementaria; se int en ta relaciona r los elemen tos de información con la finalidad
de reconstituir una realidad ; se establecen consta taciones gene rales; se confronta n
estas co nst a t aci o n es co n la hi pó t es is inic ia l, la c ua l es o bje t o de u n
enr iquecimiento continuo y por ello toma una forma cada vez más sólida.

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Tercer momento: elaboración de un plan de redacción

Elaboración de una estrategia de exposición de los resultados de la investigación a


partir de un plan pormenorizado
Se presenta y se justifica la respuesta aportada al asunto planteado; se ana lizan de manera
lógica y razonada los elementos de la demostración; se clasifican los dife rentes tipos de
argumen tos utilizados; se distingu e entre ideas principales e ideas secu nda rias (tener un
obj e tivo en la cabeza con siste en hacer progresar los argumentos en un a sola direcció n).

Lecturas complementarias
Estas lectur as permiten introducir una preci sión , mati zar una argumenta ción, agregar un
ejemplo .

Cuarto momento: la comunicación final de los resultados

Redacción del trabajo en una primera versión


Se identifi can y se relacionan los pun tos de la argume ntación y se const ruyen las cade nas
argumenta tivas; se ubican los elemen tos pertin e ntes de la documentación en relación con
la estrategia de demo stración (con una idea en la cabeza, se trata de inform ar y de
convence r al lector) .

Redacción del trabajo en forma definitiva


Deben respet arse las convenciones de uso para la transmisión de los conocimiento s; hacer
uso sistemát ico de los diccionarios; buscar la claridad de la expresión (la consigna consiste
en int eresar, incluso en seducir al lector) .

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Capítulo 11

Cómo delimitar un tema de investigación

Se considera que un trabajo de investigación comporta en lo esencial tres eta­


pas, a saber: recuperación de la documentación, organización lógica de la informa­
ción recuperada y redacción de un texto de contenido sólido y forma agradable.
En realidad, estas etapas se hallan precedidas por dos operaciones intelectuales
básicas en la prosecución de una investigación: la delimitación de un tema preciso
y que pueda ser objeto de una investigación concreta, así como la determinación
de una estrategia de investigación, que también se denomina «posicionamiento
frente al problema».
En este capítulo se propone un procedimiento simple para delimitar un tema
de investigación (sección 1). Este procedimiento se descompone en dos momen­
tos, a saber: una etapa tentativa de interrogación y de documentación preliminar
(sección 2), y una etapa de razonamiento ordenado e informado (sección 3). En
dos cuadros se esquematizan los criterios aquí expuestos.

1. Precisiones y recomendaciones para delimitar un tema de investigación

La definición del tema es una etapa importante en la realización de un trabajo


de investigación. Sería ingenuo pensar que esta operación se agota en la elección
de un título. Definir un tema consiste más bien en concentrarse en un ejercicio
sistemático de interrogación. Se trata de transformar un tema de estudio o una idea
de investigación en un problema que es necesario resolver. De alguna manera, el
desafío consiste en imprimirle forma a la imaginación y a las intuiciones persona­
les, en convertir la curiosidad intelectual en algo dinámico.
Definir un tema de investigación es un ejercicio complejo para el cual no exis­
te receta milagrosa. Aquí se propone un procedimiento en dos momentos, a saber:
una etapa de interrogación tentativa y de documentación preliminar, necesa­
ria para la maduración del tema, y
una etapa de razonamiento ordenado e informado, indispensable para lograr
un posicionamiento claro frente al problema.
Ahora se verán las cosas más de cerca.

2. La etapa de la interrogación tentativa y de documentación preliminar

La etapa de interrogación tentativa y de documentación preliminar marca el


acercamiento inicial a un tema de estudio. Corresponde al momento cuando las

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impresiones subjetivas y desorganizadas que por fuerza de necesidad tienen los
investigadores frente a sus temas iniciales, se transforman en conjuntos de ideas
bastante precisas y claro está, relativamente bien documentadas. En algunos casos,
estas ideas corresponden a orientaciones concretas de investigación. El camino
por el cual se efectúa esta transformación puede ser reconstituido de la manera que
aparece indicada en el recuadro de la página 192.

Partir de las inquietudes personales frente a un tema general


Las inquietudes iniciales del investigador guían en un comienzo el procedi­
miento mediante el cual define un tema de investigación. Aún más, lo incitan a
poner el acento sobre tal aspecto o tal dimensión del tema inicial, a seguir una
pista para escudriñarla. En algunos casos, le permiten experimentar simpatía e in­
cluso atracción apasionada por su tema. Estas inquietudes personales expresan la
subje tividad del investigador, que es inherente a todo trabajo intelectual. Sería
erróneo reprimirlas con el pretexto de la inexperiencia. Los jóvenes investigadores
tienen ventajas sobre los investigadores más experimentados, porque suelen no
hallarse movidos por ideas fijas y porque son capaces de ver el mundo, es decir que
pueden abordar con ojos nuevos sus objetos de estudio.
Cualquiera que sea su tema inicial, el investigador siempre tiene para abordar­
lo, profundizarlo y analizarlo un cierto acervo de intuiciones, de concepciones
previas, de ideas generales (a veces un poco confusas). Estas intuiciones, concep­
ciones e ideas no son fruto del azar, sino que dependen en algunas ocasiones del
itinerario intelectual del investigador (lo que ha escrito hasta ese momento), de
sus focos de interés, de sus interrogaciones existenciales, de sus posiciones políti­
cas, del estado de avance de los conocimientos acerca del tema que le interesa, de
la influencia que tienen sobre él otros investigadores. Antes de definir con preci­
sión su tema inicial, el investigador ya cuenta con un razonamiento lógico, deduc­
tivo y subjetivo sobre el mismo. Sin embargo, se trata de un razonamiento incom­
pleto y abierto, en el sentido que todavía no ha sido esclarecido por un corpus
documental amplio y sólido. Sin embargo, definir un tema de investigación sobre
la base de un razonamiento semejante arriesgaría al investigador a incursionar en
un callejón sin salida. En efecto, este razonamiento puede comenzar a volverse
objeto de una investigación concreta en la medida en que es validado y fecundado
por un conjunto de datos de diferente naturaleza (empíricos , teóricos,
metodológicos). En estas condiciones, se torna indispensable que el investigador
documente su tema inicial.

Documentarse sobre el tema inicial


Esta operación documental (cuya realización puede verse facilitada por la ela­
boración de un plan de conceptos -ver capítulo 2-) es indispensable por tres razo­
nes, a saber:

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porque permite obtener un máxim o de información, de detalles y de precisio ­
nes sobre un tema;
po rque permite descubrir ciertas aproxi mac iones o perspecti vas a partir de las
cuales los investigad ores han abordado el tema;
porque perm ite captar varios aspectos o d imensiones de este tema , es decir
percib irlo en toda su complejidad.
N o es neces ario que esta documentación sea exhaustiva. Bast a que incluya
un a o dos obras de sín tesis, artíc ulos procedentes de enciclopedias y dicci on arios
especializ ados, un a obr a de car ácter historiográfico que le permita establecer un
balance de conocim ien tos sobre un tema o un ca mpo de inve stigac ión y un o o dos
sitios de Internet. Se debe recordar que el objetivo aquí no co nsiste en acumular
conocimi entos. Con est a operación documental se busca más bien el siguiente
objetivo:

Formular ciertas preguntas preliminares aunque susceptibles de ser investigadas


y que conduzcan a la elaboración de una perspectiva de acercamiento al tema
propuesto
Defin ir un tema de investigación no se reduce, en mod o alguno, a en contrar
un título. Co nsiste en plantear un problema, en formular una pregunta princi­
pal , en construir un campo de investigación, en función de un a serie de intuicio­
nes iniciales.
Plantear un pro blema consiste en elegir un a manera de aborda r un tema de
investigación , en adop ta r y delimitar un a perspecti va a partir de la cual uno pueda
acercarse , examina r y comprender un tema de estudio. Esta delimitación puede
fund amentarse en ca tegorías tradici on ales de espacio y tiempo, por ejemplo "La
Revoluci ón tranquila en Q uebec , 1960-196 6". En realidad , el espacio y el tiemp o
no son categorías iniciales o de referencia obligatoria para la delimitación de un
tem a de investigación . Un tem a puede ser definid o en relación co n un problema
teórico explícito (por ejemplo: "C risis del gobierno duplessista y extensión de la
intervención estat al") o a un método particular (por ejempl o: "El crecimien to del
gasto públic o en Q uebec durante los años 1960: verifica ción econo m étrica de un
mod elo completo de gob ierno"; "An álisis del discurso de la intelectu alidad
quebequ en se acerca del episodio de la Revolución tranquila") . .
De hecho, definir un tema de inv estigación equivale a constru ir intelectual­
mente un objeto de estudio, a partir de un conjunto de preguntas qu e poseen un a
cierta un idad o cohesión emp írica, teórica o met odológica. Sin embargo , esta cons­
trucción es progresiva. En esta s condiciones, de un conjunto de preguntas prelimi­
na res, se pasa a in te rroga n tes de crecien te precisión qu e brindan acceso a dimen ­
siones cad a vez más complejas del objet o construido.
El objeti vo de este ejercicio de cu est ionamiento prelimi nar consiste en llegar a
la formulación de orientaciones co ncre tas de investigació n .

191
Formular orientaciones concretas de in vestigación
Estas cuestiones preliminares se fun dan :
en el acervo de info rmación del inv estigado r (es decir, e n la documentación
qu e ha consultado y asimil ado, yen el tr abajo de reconocimiento gene ral de las
fue n tes q ue ha adelan tado);
en sus motivaciones per sonales (es d ecir, lo qu e él de sea investigar, a pesar de
todo lo que even tua lmen te habría por investigar) ; y sobre las primeras compro­
baciones de ind icios, de elementos d e compre ns ión y de info rmaciones q ue ha
acopiado d e maner a implícita leyendo y tomando nota de las obr as.
A sí, las pre guntas prelimina res le pe rmiten al in vestigador ide ntificar cie rtas
orientaciones a partir d e las c ua les puede apre he nde r y exa mina r co n rigor c re­
ciente su tema d e investigación . En este sentido pu ede 'decirse que sólo sabe q uie n
es capaz de formular las pre gu ntas pertinente s l . Como es evid ente, est as or ienta­
cio nes puede n revel arse co mo no susce p tibles de un a inves tigación co nc reta, in­
útiles e incluso conducentes a ca llejo nes sin salid a. Por est a razón, el in vestigador
debe replantearlas y co nfro n ta rlas sin cesar, estable cie ndo un a relación dialéc tica
con la n ueva información co n que se enriq uece cada vez su corpus de co no cimientos.
En el cu ad ro siguiente se resume lo esencial de las últimas afirmaciones q ue se
han exp uesto.
Etapa inicial orien tada a la definición de un tema de investigación
Ideas Tema inicial
co nfusas Int uicio nes diversas
y Elementos de razonamien to lógico y deduc tivo
deso rdenadas Co ncepcione s previas
Ideas ge ne rales
Conocimientos d ispe rsos , más o men os precisos
Filtro de las ¿Cu ál es el aspecto del te ma general
mot ivaciones que más me interesa?
personales ¿Q ué cau tiva más mi simpatía?
Eta pa de lecturas pre liminares
(obr as de síntesis, enciclo ped ias, diccion arios especializad os. obras de histori ogr afía,
Filtro de la un o o dos sitios Int e rnet)
documen tación Reco nocimiento general del corpus de fue ntes (si es del caso)
Refinamient o, eliminación de intuicion es, con cepcion es e ideas iniciales
Ideas más precisas
Filt ro del Formulación de preguntas preliminares y de car áct er oper ativ o
pe nsamien to Inicio de la con strucción de un objeto de estud io
informad o que es al mismo tiempo un problem a qu e debe resol ve rse
Pen samien to Determinación de orientacio nes
ord ena do y concretas de investigación
fun dam entad o
Fo rmulació n de un títu lo sugere nte

1. El dicho de q ue "seu l posséde le savoir q ui formu le bien les que stions" es q uizá int radu cible
al españ ol com o tal [N . del T.J .

192
3. Etapa de razonamiento ordenado e informado

Cuand o el inve stigador agot a la etap a de inte rrogació n tentativa y documen­


tación preliminar qu eda en disposición de formular ciertas ideas bastan te precisas
sobre la man era de acercarse a su tema inicial. De esta manera logra imprimirle a su
investigación ciertas orie n taciones concretas y susceptibles de ser investigada s. El
tema de investigación sobre el cual le gustaría trabaja r se precisa. Más aú n, sólo
entonces puede decirse que el inves tigador ha emprendido seriamente la construc ­
ción de su objeto de estu dio.
Sin emba rgo, debe tenerse en cuenta que la información que ha recolect ado y
las not as que ha tomado no han sido objeto todav ía de un a orga nizació n sistem á­
tica en el marco de un texto coherente. Aunque es indudable que aho ra la re­
flexión es mucho más ordena da que al principio y, sobre todo, que se fun da en un
conjunto de datos verificados, no es men os cierto que todavía no permite un a
formalización defini tiva. Ésta se construye mediante un razonamiento ordenado e
informado. Este razonamiento represen ta la manera más fecunda de reorganizar
todos los eleme n tos de la información y de la reflexión que el investigador tiene en
su ca beza, y ello en funció n de un objetivo orientado a precisar, esclarece r y justi­
ficar su tema de investigación.
Como es natural, cada investigad or tiene una manera bastan te personal de
conducir este razona miento. Sin embargo , muchos inves tigadores siguen lo que se
ha convenido en den ominar un razonamiento por con traste, de manera implícita
o explícita . Esta man era de proceder consiste en definir y situar un tema o un
problema en relación con lo que otros inve stigadore s han hecho y en relación con
el estado de ava nce de los co noci mien tos en un campo de estudios. En estas con­
dic iones, cua tro interrogantes estructuran el razonamiento:
¿C uál es el tema inic ial", ¿qué probl emas sugiere?
¿Cuál es el aporte de otros investigadores al estudio de ese tema? (zqué proble ­
mas específicos han sido abordados o estu diados hasta aho ra?)
¿Cómo se pueden hacer avanzar los conocimientos relacionados con este tema?
(zcuáles son los nuevos problemas por definir, las nuevas preguntas por respon­
de r?)
¿Qué razones justifican el interés y la import ancia de mi con tribución? ({ Dón­
de rad ica el interés del problema qu e me interesa estudiar?)
Este procedimi ento intelectual se describe en los párrafos siguientes. Se ord ena
en cua tro etapas (véase el cuadro siguiente).

Fonnular un titulo preliminar


El títul o per mite precisar un subtema en el ma rco de un tema más amplio. A
través de reformulaciones sucesivas se vuelve indicati vo de un tema circunscrito y
pensado.
El título articula en una frase escla re cedora el problema y el conjunto de
preguntas asociadas . Un títul o marca una etapa en el proceso de definición de un

193
tema de in vestigaci ón. Divide las fase s de asim ilaci ón y de profundización de un
problema o de un asunto po r parte del investigador. El título puede re formularse
varias veces a medida que se precisa la reflexión del investigador. Sin embar go , en
tod os los casos, es el hil o co nd ucto r de una intención, de un proyecto en co ns truc­
ción . El título d ebe o perar co mo un faro en la noc he . Por es ta ra zón es preferible,
cuando se in icia el proceso d e definición de un tema de in vestigación , utilizar un
título largo cuyas palabras sugie ra n de inmediato las intenciones del proyecto. Este
t ítulo preliminar se acor tará a medida qu e el inves tiga do r asimile y domine su pro ­
yecto. Al final de una inve stigación, el título podrá tomar un a forma más sofistic ada ,
más abs tracta, m ás imagin ativa, si el caso lo re q uiere. A con tin uación se brindan
algun os ejemplos de títulos:
- "Prácticas de autosubsistencia y con sumo de mercancías generadas por la pro­
ducción cap ita lista en los sec tores rura les de Quebec a me diados del siglo
XVII" ;
- "La impor tancia de la autopro ducc ión y de la comp ra de bien es manufactura ­
dos en la vida cotidiana de los hogares rur ales de Q uebe c a med iados del siglo
XIX";
- "El habitante y el mercado : un estu dio de las prácticas de consumo en los
sec tores rurales de Quebec a mediados del siglo XIX " ;
- "El ciclo de la reproducción natural del ha bitante de Qu ebec a media dos del
siglo XIX";
- "Acabar con el mito del habitante recluid o y autárquico: una imagen dinámic a
del espacio rural de Qu ebec a mediados del siglo XIX" .

Determinar el estado de avance de los conocim ientos relativos al tema inicial


Aquí se tr ata de establecer la contribución que los in vestigadores h an apor tado
al estud io de un te ma: los principales aspec tos que h an sido abor da dos, las pist as
qu e h an sido abiertas, las av enidas que qued an por explora r, e tc .
De h echo, importa precisar el campo de investigación en el cua l se sitúa el
inves tigador y de in fo rmar al lector el esta do de av an ce de los tr ab ajos en este
ca m po, insistiendo en los puntos fuertes y circunscribiend o las lagunas de los estu­
d ios ex istentes. En este mome n to el in ves tigador prepar a el terreno e n qu e se po ­
d rá dis ti ng ui r su investigación en el conjun to de los tr ab ajos de o tros in vestigado ­
res qu e lab or an o han labor ad o en este ca m po.
A continuaci ón se citan algu n as fra ses co ns agradas por el uso y qu e son indica­
tivas de la intención:
H asta aquí los investigadores han abo rdado este tema de estudio de ta l y tal
mane ra. H an resalt ado los problemas siguientes; se han inte resado en partic ular
en íos siguientes aspectos . Han utilizado talo cua l procedimiento metodológico;
han optado por tal o cual problema, han privilegiad o este o aquel aspec to, etc.

194
Precisar la manera de interrogar el tema inicial: descubrir gradualmente el tema
Aquí el investigador presenta de la form a más clara posible el conjunto de
interrogantes relativ os a su tem a inici al. Este conjunto de in terrogan tes define su
propi a perspectiva de acercamien to al tema; en otras palabras, le permite descubrir
en un primer momento un tema de investigación. Este tema se presenta bajo la
form a de un problema que debe ser resuelto. Llevad o más lejos, este conjunto de
interrogantes permite delimitar y precisar aún más el tema de investigación . El
objetivo consiste en resalt ar la especificidad y por qué no la originalidad del pro­
yecto considerado. -
Las siguientes frases consagradas por el uso permiten captar el sen tido de lo que
aq uí se propone:
C re o que in terrogando de esta man era el tema ini cial llegaré a plantear un a
nueva maner a, o al menos una man era difer ente de circunscribirlo. Llegaré a
descubrir el tem a siguien te:

Etapa final orientada a la definición de un tema de investigación

Etapa fin al orie n tada a la definición de un tema de investigación


Formulación de un título sugestivo
(ind ica tivo de la ex istencia de un tem a)

Precisiones sobre el ca mpo de la inve stigación, el terreno de la búsqu eda, el debat e


historio gráfico, me todológico y teórico en el cual se sitúa (o se presen ta) el tema in icial

Determinaci ón de un cierto n úmero de problem as de estudi os qu e ha venido planteando el tem a


inicial
Resaltar el apo rte d e o tros inves tigadores al estudio de l tem a inicial
Estado del arte

Esclar ecimiento de LI n conjun to de preguntas pe rson alizadas, informadas y unificad as


Formalizaci ón de una perspectiva de acercamiento al tema inicial

Definición y justificación de un te ma de in vestigación que se presenta bajo la form a de un


problema que es necesario resolver

Justificar la pertinencia del conjunto de preguntas relativas al tema inicial y el


interés por el tema elegido
Ahora se tr ata de que el investigado r esclare zca las razones que lo mue ven a
interrogar su tema tal y conforme ha decidido hacerlo y no de otra manera. De la
misma forma, para él se trata de justificar el interés del tema que ha elegido. Así
por ejemplo:
¿Qu é justifica este conjunto de preguntas a la luz de preocupaciones precisa s, de
información inédita, de nuevos conceptos opera tivos, de un a met od ología parti­
cula rmente fecund a, etc. ? El tema que he circunscrito tras este ejercicio de in te ­

195
rrogaci ón múltiple es ca utivan te porqu e hasta aquí nadie se había inte resado en
este tema, porque n unca se había abordado este tem a desde este áng ulo teórico,
empírico , etc.
Mediant e estas operaciones intelectu ales el inves tigador circunscribe un tema
de invest igación de un a manera que nada tiene que ver con el proceder titu ­
beante del improvisado r. Selecciona de manera justificada, sus opcion es siempre
son susceptibles de investigación conc reta, entiende el fundamento de sus op­
ciones en sus límit es y alca nces. De esta man era puede decirse qu e tod as las
condiciones co nc urre n para que adopte un posicionamiento esclarecido frent e
al probl em a. Parte del razona mien to orde na do e informado al qu e aca ba de con­
sagrarse, pero va más allá presen tando con claridad otros elementos que orien­
tan de modo decisiv o el ava nce de un a inve stigación. La introducción es el lugar
por excelen cia para forma lizar el posicion amiento frente al problema, co mo se
verá en el próximo capítulo.

196
Capítulo 12

Como diseñar una estrategia de investigación

Antes de emprender una investigación, es primordial proveerse de una estrate­


gia de investigación. El asunto puede parecer una simpleza. Sin embargo, lcuántos
estudiantes víctimas del afán comienzan a trabajar sin saber lo que buscan, sin
saber cómo encontrar lo que buscan, sin tener una idea más o menos definida de
los problemas que deberán afrontar y sin saber por qué avanzan en un terreno
determinado? Al proceder de esta manera imitan a un piloto de carreras que con­
fiado en llevarse la victoria con la mano en alto, considera superfluo darle una
vuelta preliminar a la pista para tomar nota de los obstáculos del recorrido; tampo­
ca se ejercita en el análisis de los efectos del viento, ni establece un punto de
referencia ficticio para fijar el sitio donde comenzará el pique final. ¿Quién aposta­
ría por la victoria de un corredor semejante?
La elaboración de una estrategia de investigacióri supone un conjunto de decí­
siones de carácter operativo que orientan de manera decisiva el desarrollo de una
investigación y la hacen avanzar hacia un objetivo prioritario. El posicionamiento
frente al problema es el elemento central de una estrategia de investigación. Se
trata de un ejercicio analítico y justificado de presentación de un proyecto, me­
diante el cual se consagra la suficiencia intelectual de un investigador en la defini­
ción de su cometido. El posicionamiento frente al problema se expone de ordina­
rio en la introducción de un trabajo de investigación.
El objetivo de este capítulo consiste en establecer la importancia de la estrate­
gia de investigación y del posicionamiento frente al problema en el curso de la
realización de un trabajo investigativo. El propósito que aquí se expone se divide
en dos partes, a saber: por un lado, una breve presentación de lo que se entiende
por estrategia de investigación y por posicionamiento frente a un problema (sec­
ción 1), y por otro, una descripción de los componentes que se movilizan de ordi­
nario en el diseño de una estrategia de investigación (sección 2). La perspectiva
que aquí se expone se ilustra con un ejemplo (sección 3).

1. La estrategia de investigación y el posicionamiento frente al problema

El diseño de una estrategia de investigación es una de las etapas cruciales en la


realización de un trabajo de investigación. Permite que el autor domine su provee­
to y oriente el proceso investigativo hacia la culminación de sus etapas finales .
Durante esta etapa, el investigador precisa sus ambiciones, formula con claridad el
asunto que le interesa, determina sus objetivos principales y secundarios, plantea
su tema en relación con el estado del arte en su campo, le fija unos límites a su

197
proyecto, proce de a las definiciones conceptuales de rigor, delimita el espacio acep­
tab le de su argum entación e indica las precau cion es que debe tomar a la ho ra de
saca r las conclusiones.
Por un a parte, el posicionamiento frente al problema consiste en una argumen­
tación analític a. En el curso de la elaboración de esta argumen tación el investiga­
dor tr an sforma su objeto de estudio en un problema que es necesario resolver. A l
mismo tiempo, ex plica y legitima su proyec to en relación con otros trabajos ya
rea lizados o simp lemente posibles. Por otra parte, se trata de una argumen tación
informada med iante la cual el investigad or define y justifica su man era de aproxi­
marse a su prob lema intelectual, propone un a respuesta parcia lmente in tuitiva a su
preg un ta inic ial (hip ótesis), y describe el conjunto de medios que se pro pone des­
plegar para responder a esta pregun ta , para verificar su hipótesis y para construir su
demostr ación (metodología).

2. El diseño de una estrategia de investigación

El diseño de un a estra tegia de invest igación es un ejerc icio intelectual que


exige del investigado r una gran coherencia en la formalización de sus intenciones.
Integra de ordina rio cerca de ocho compon en tes principales, a sabe r: un pro­
blema bien de fin ido; un proyecto de estudio delimitado en relación con los traba­
jos existe ntes ; un objetivo preciso de investigación ; un cues tion ario fecu ndo, es­
clarecedor y estimula n te; un a hipó tesis suscep tible de ser investi gad a; un a
metodología; un diagnóstico lúcido de los límit es de la investigación, y un anuncio
de la etapas de l plan de la demostración.
A contin uac ión se precisarán estos componentes un o por uno. Como se ha
dicho, la estrategia de investigación y el posicion amien to frente al prob lema se
presenta n en la introdu cción de un trabaj o invest igat ivo. A título de ejemplo y
para facilitar la asimilación de las ind icaciones exp uestas, al final de este capí tulo se
reprodu ce la introducción del .libro de Louise D ech ene, Habitants et marchands de
Montréalau XVII e siecle [Habitantes y mercaderes de Montreal en el siglo XVII] (Mon treal,
Boréal, 1988 [1974], 532 p., il., co l. "Boréal cornpact", n° 5.

Un problema bien definido


Ante todo, el diseño de un a estrategia de investigación eq uivale a fijar el punto
de partida de la empresa intelectual vista en co njun to . En la práctica, el investiga­
dor debe estab lecer de man era clara la pregunta general que lo motiva; al mismo
tiempo, debe definir el problema in te lectual qu e lo inspira. Sobre tod o, el diseño
de un a estrategia de investigación consiste en mostrar cómo un tema de investiga­
ción es también un problema que requi ere solución . De la misma manera, consiste
en definir el campo de l debate científico en el cual se quiere situar la investigación
empírica, que a par tir de este momento se er ige como un med io para profundizar,
renovar y estimular el debate intelectual.

198
As í por ejemplo, el tema del libro de Lou ise De chene gira alrededo r de los
habitantes y los merc aderes de Montreal en el siglo XVII. El problema subyacen te
que interesa a la historiadora es "la form ación de un a sociedad coloni al que emergió
como conse c uencia combinada del traslado de una población euro pea sometida a
la influencia del despl azamiento, la tradición y la nueva experiencia en América".
Se trat a de un problema teórico cuyo alcance trasciende los límit es de la ciudad de
Montreal.
De esta manera, tod a la investig ación de la autora se hall a inspir ada en un a
dialéctica entre un objeto de estudio que deb e profundizarse (los habitantes y los
mer caderes de Montreal en el siglo XVII) y un problema intelec tual qu e debe ana ­
lizarse (la adaptación de pobl aciones a un nu evo espacio geográfico que las limit a
hasta cierto punto, y la formación de un a socieda d colonial).

Un proyecto definido en relación con los trabajos existentes


Elaborar un a estr at egia de investigació n co nsiste en tomar co nciencia de lo
que se está haciendo en relación con lo que otros investigadores ya han hecho.
Supone un cierto conocimiento de la producción científica qu e se ha generado
alrededo r de un objeto de estudio determinado. De la misma man era, implica un a
consulta más o menos aten ta de los trabajos de algunos autores. Así, de manera
directa o indirect a, el investigado r apr ende a con ocer su propi o tem a, logra sit uarlo
en relación co n los escritos de otros inve stigadores y establece la origina lidad o el
aporte complemen tario de su proyecto. Por este camino se logra responder los si­
guientes interrogantes: ¿Q ué han hecho otros investigadores en este campo? ¿Qué
puedo hac er yo - o qu é debe hacerse aho ra-? ¿Cómo puedo con mi proyecto con­
tribuir al avance del co nocimien to o al enriquecimiento de un debate ? C uando se
responden estos interrogantes, se justifica un tem a y se aclara un proyect o de cara
al lector.
En la introducción de Louise Dechene este ejercicio de contextualización y de
justificación se encue ntra en seguida de la definición del problem a, e incluye tre s
elemen tos claves: .
- "Problema de mud anza y ada ptación , al que la historiografía canadiense- que
suele volar dem asiado alt o- no le ha reserv ado tod a la atención que merece".
"Para ar tic ular esta imagen co n la de los habitantes [. . .]".
" [. .. ] es necesario reconstruir, etapa por etapa [... ]".

Un objetivo definido de investigación


A l mom ento de elaborar su estrategia de investig ación, el investigador debe
enu nciar de manera clara cuál es, por encima de todos los objetivos qu e persigue,
aquél que busca en primer luga r, aquél que le imprime sentido a todo s los dem ás; en
s ma , aquél al que tod os los demás deben subordinarse.
Loui e Dechene se prop on e com o objetivo principal la con sideración de la
soci dad canadiense como una realidad dinámica y mu ltiforme. Por esta razón

199
plantea la hipótesis de que esta sociedad se aparta del modelo francés de Antiguo
Régimen.

Un cuestionamiento fecundo, esclarecedor y estimulante


Elaborar un a estra tegia de investigación consiste en interrogar un objeto de
estudio medi ante un cuestiona rio, esto es, con ayuda de un co njun to de preguntas
qu e presentan un a cierta un idad teórica o empírica, o que tienen fund amento en
un a metodología particular. La elaboración del cuestionario, qu e debe hacerse en
estrecha relación con un reconocimiento y un a crítica de las fuentes (manera de
saber lo que esas fuentes revel an en efecto) , determina el ángulo de aproximación
al tema. Además, fij a la perspectiva en que se ubica éste. Por último, establece los
aspec tos que privilegia el investigador y sobre los cu ales realizará su trabajo. Este
ejercicio de cuestiona mien to corresponde a la elaboración de 1problema, tal como
se la conoce de ordina rio.
En la introducción de Louise Dechene se privilegia un cuestion arniento que se
funda en las lagun as e insuficiencias de la historiografía en relación co n la sociedad
can adiense del siglo XVII. Este cuestiona mien to encuen tra su unid ad en el objetivo
qu e persigue la auto ra, el cual co nsiste en recon stru ir esta sociedad a partir de un a
perspecti va en la que se privilegia el protagon ismo del colon o y de la socied ad
local, junto con el aná lisis de las limit aciones relativas que impon e el espacio geo­
grá fico de asentamiento. Tamb ién encuentra su unidad en el procedimiento
metodológico de sarrollado por la red de inve stigadores en el seno de la cual se
formó la historiadora. Esta red se propu so explot ar el potencial informativ o de
documentos seriados, privilegiand o el estudio de fenóm en os macroscópicos (mo­
vimientos poblacion ales, estr at ificación social, condiciones de la producción eco­
nómica y del comercio, uni verso de las repre sentaciones mentales).

Una hipótesis susceptible de ser investigada


A l elaborar su estrategia de investigación , el est udioso prop on e un a hipót esis
para resolver el interrogan te qu e inspira su labor. Una hip ót esis co nsiste simple­
mente en un a respuesta prob able, plausible o posible a una interr ogación inici al.
En su formula ción básica, al comi enzo del trabajo intelectual, la hipótesis impuls a
y orien ta la inve stigación. A lo largo de modific aciones y redefinicion es sucesivas,
le descubre al investigador vetas qu e debe excavar y direcciones qu e debe -seguir,
En su versión más aca bada, la hipótesis es el sillar sobre el cua l se despliega un a
estrategia de demostr ac ión . Mientras más se prolon gue ei trabajo, más aspectos se
aborda rán en la investigación y mayor será el número de hipótesi.s formuladas. Por
otra parte, aunqu e una hipótesis puede afirmarse y conducir a una interpretación
concluyente, tambi én puede reve stir un carácter parci al, provision al o incluso
exp loratorio. En tod o caso, el investigador está obligado a hacer explícita su hipó­
tesis, a fij arle un os límites y unos grados de pertinencia a las respuestas qu e propo ­

200
neoN unca debe olvidarse que una h ipótesis jamás debe operar como un par de
an teo jeras qu e le impidan al inv estigador ver la realidad en su comp lejidad y mati­
ces. H asta el fina l de la inves tigación, la hipótesis debe ser co nsidera da co mo un
medio heurístico y jamás co mo un axioma.
Lou ise Dech ene pro pone un a h ipótesis implícita en la introd ucció n de su obra.
En efecto, consid era que la sociedad can adie nse del siglo XVII se ap arta del mod elo
francés de A ntiguo Régimen, a pesar de qu e ciertas funciones y prácticas y de q ue
ciertos círculo s de influencia se asemejaban a los que operaban en la me trópoli. La
auto ra también plan tea la hipótesis de qu e Montreal co nstituye un microcosmos
de la sociedad ca n adie nse de la época.

Una metodolo gía

Elab or ar una estrategia de investigaci ón también supone qu e el investig ador


sabe preve r, recon oce r y resolver, hast a donde las co ndicio nes se lo permitan , los
princip ales obst áculos qu e p uede n pr esen tarse durante el desarrollo de la inves­
tigación (obstác ulos asociados po r ejemplo co n la formació n de un corpus docu ­
mental vá lido y cre íble, co n la definición de conceptos y de n ociones, con los
límites impl ícitos de un mét od o de análisis). En co ncreto, el in vest igador debe
ser ca paz de responder a los siguientes interrogantes que él mismo se plan te a:
¿Q ué med ios, qué es tr ategia debo util izar para verificar la h ipótesis en unciada al
co mienz o de mi in vestig ación? ¿C uá l es el me jor m edio para h acer ava nzar el
debate en este ca mpo pr eciso de la inv estigación cien tífica ? ¿Cómo supe rar los
problemas concretos qu e plan tea el est udio de mi tema? D e esta maner a define
su me to do logía.
Este ejercicio de defin ición metodológica es el aspecto mejor elabora do en la
introdu cción de Lou ise Dech en e. La autora enfatiza tres puntos, a saber:
una presen tac ión del pro cedim iento qu e considera adecuado p ara reconstituir
la socie dad ca nadiense del siglo XVII, tal como ella se lo propone , es decir, en
funci ón de sus objetivos como inv estigad ora;
un a justificació n de la selec ción de Mo ntrea l como unidad socioeconómica
representativa de la socied ad cana diense del siglo XVII, unidad que es lo bast an­
te significa tiva co mo pa ra per mitir un aná lisis de am biciones más amplias;
un a argumentación sobre la naturaleza, riqueza y límit es de las fuentes utili­
zadas.

20 1
3. La formalización de una estrategia de investigación y de un
posicionamiento frente a un problema: un ejemplo!

Problema En la base de es te estu di o se plante a el pro blema de la formac ión de un a soc iedad colo ni al q ue
intelectual eme rgió como co n sec ue ncia com bin ada del tr asla do de una pobla c ió n eu rop e a sometid a a la
inicial in flue nc ia del desplazami ento, la tr adición y la nu ev a experie n ci a en América . Se tra ta de un
pro ble ma de muda n za y adap ta c ión, al que la historiografía c an ad ie nse -q ue suele vo lar dema­
siado a lto-- no le ha reservado toda la ate nc ión q ue mer ece, co ncen tra da co mo h a est ad o en los
D istanciamiento proy ec tos impe ria les , e n las rival id ades m e tropo lita nas y en las dec isiones admin istrativas.
crítico con la Q uie nes se han inclin ado por el estudi o de la soci ed ad de régim en francé s ha n privile giad o la
historiografía o bservación de esa brev e tregua entre dos guerras que es el siglo XVIII , peri odo d ura n te el cua l los
existente pa rti c u larismos co loniales se d efinieron casi por comp leto. Los acon tecim ientos pol ít icos y
militar es junto co n los gran d es pe rsonaj es protagonizan la esce na durante e l peri od o d e ges ta­
ción precede nte; a llí los colo nos ape nas a pa recen, pi ntados con los ras gos de c azad or es de los
Superación del bosques que las a u to ridades se esforzab an en vano por sedentar izar, Para articular esta im agen
corpus de co n la de lo s h abitantes que cien años m ás ta rde defe n d ieron de l invasor e l pa ís q ue habían
estudios logrado orga niza r - resíst íen do pa lmo a pa lmo de trás de sus gra njas-, es n ecesari o reconstruir,
disponibles: e ta pa por e ta pa, la e volu ción de una soc ieda d qu e dejó huellas d iferentes a las impr esiones de un
enunciado puñado de admin istradores , d e me moriali stas d esentendid os de lo cotidia n o, d e viaj ero s a la
inicial del caza de lo pintoresco, fuentes que han sido reeditadas hasta el cansa ncio , según las preoc upacio­
proyecto nes de m úl tipl es au tores .

El itin e ra rio del a ná lisis d eb e integrar un es tu d io de la in migrac ión y de lo s di fere nt es espacios


e n q ue se prod ujo el des pla za m ie nto ; e n segu ida , se jus ti fic a u na indagació n de las categorías
so cio -pro fesion a les qu e eme rgiero n e n el contex to colonial, del mo n to d e los ingresos y de los
Explicación y géne ros de vid a. ¿A caso proce d er de esta ma n era ga rantiza que se co no zcan las nu ev as realida­
justificacíón del d es oc u ltas bajo las etiqu etas an tiguas, e n otras palabras, el fun d am ento de es ta es tructu ra social
procedimiento dotad a d e carac te rís ticas espe cíficas? D escribir no es sufi c ie nte. En e fecto, si u n an álisis más
elegido; pro fundo co nfirm a que la sociedad can adiense se a pa rta del mod elo francés de ant iguo régi men,
principales ha bría que pr oceder a expli car esta situac ió n . La prime ra inv est igación consiste e n acl ar ar los
etapas del proc esos de produ cció n y de in te rc am bio e n la co lon ia, así co mo las rel aciones en tre estos dos
proyecto sec to res , pa ra llegar a descubrir el verdadero lugar que ocu pa n sus age ntes. De la mism a man era ,
est a in vest igac ión con sid er ar á los vínculos extraeco n órnicos, de rivados co n frecu e n c ia de un
mo do de pro du cción extranj ero, implantado, y qu e se integró de modo gradu al en la orga n iza­
ción loca!.

Conversión del El inv es tigador no se h all a frente a un reto fácil, su m ido e n t re la econo mía , la geografía, e l
problema universo mental d e los in migrantes, las pautas qu e les fueron im puestas y la respu esta col ec tiv a
intelectual en en sus manifest aciones más duraderas, los complejos circui to s de influenc ias y el des arroll o
objetivo y en pr ecipitado , pro pio del tiempo cor to en A mérica. Ca p tar est a rea lidad diná mic a y m ul ti fo rme
objeto de es un proye ct o am bic ioso, que yo no hubier a podi do cu lm inar e n la esca la d e la Nueva Francia .
estudio A pesar de se r poco numer osos , los colonos se hall aba n di sper sos, ta nt o como [as fuent es que
permiten estudia rlos. Por es ta razón , el tr abajo tomó la forma d e u na monografía so bre la isla de
Montreal. Un es tud io loc al se torna sig n ifica tivo cuand o logr a ide nt ificar en este territor io los
atributos pr inc ipa les de una reg ión más am plia. M ontreal res ponde a es te req uer imiento por ser
un es pac io de co n flue nc ia. El co me rc io de pieles es e l prime r ingredi ente e n la c reación de est e
Justificación ase ntamiento in terior, au nque la ag ricu ltu ra se desarro llab a allí de modo paralelo, en con d icio ­
nes bastantes sim ilares a las de l resto de la co lo n ia. Así se perfila un buen punto de observaci ón
par a estud iar los vínculos e n tr e la ci udad mercantil y los cam pos. Se tr a ta sin dud a de una
peque ña unidad de cin co mil habita ntes em pad ron ados en 1720, y q ue sin e mba rgo representa ­
ban un a q uin ta parte e n e l co n ju nto d e la pobl ación c a nad ie nse. En es tas co nd ic io nes, la
mues tr a adqu ie re una im po rt ancia rela tiva . En este espa c io bien de fin ido se v ue lve po sible
recoger una doc u me n tac ión lo bastante sustan c ia l co mo para es tud ia r con pro fu n d idad un
problema que tr asciende en a mplia medida los lími tes de aq ue l espac io.

1. Lo uise Deche ne, Habitants et marchands de Montréal au XVII' siecle, Montre a l, Bo ré al, 1988
[1974], S3 2 p. , iI. , col. "Boré al co rn pa c t" , N º S, p. 7-11.

202
Esclarecimiento Es pre ciso recordar q ue no ex isten es tadís ticas par a el conju n to de la co lo nia, co n excepción
del de los censos irr egulare s y pa rcos en infor mació n , sob re todo los rel ativos al siglo xvu, No
procedimiento ex iste info rmación algu na so bre los movimientos migra tor ios, ni sobre el vo lu me n del come r­
metodológico cio an tes de 172 9 , n i sobre la ocupación efec tiva de las tie rra s, ni sob re los rend imientos
ag ríco las; tampoco datos catastrales ni de ca pitac ión , ni me rc uriales, ni registros de tala. La
co rresponde ncia ge ne ra l, q ue es el eq uiva lente de los fondos de los intende nt es e n las prov in­
cias fra ncesas, es m uy incompleta pa ra las prime ras décadas y e n todo caso de u na po breza
Ejercicio de pro ve rb ial sobr e los det alle s de la vida mat erial. Po r el co n tr ario, las fuentes cuan tita tivas,
critica de ent re ot ras, son bastan te n umerosas para el te rrito rio bien ad min istrado de la isla de Montreal :
[uentes listas de in migrantes, va rios censos y regist ros de cotizac ión, los arc hivos de l Tri bu n al del
Go be rna do r y la co rrespon de ncia de los señores. Tam bién pu de efectuar un some ro an álisis de
los regist ros par ro qu iales, co n el q ue qu ise estab lece r la relaci ón en t re los parc ialme n te
co noc idos comportamie n tos dem ogr áficos y los fund am en to s de la exis tencia. El uso de la
inform ación so bre los movimientos migr at ori os es co mpl icado , en razón del vo lumen de tal es
movim ien tos. Por o t ra pa rte, hu b iera sido inútil q ue re r pr eceder a los dem ógrafos de la
Uni versidad de Montreal en la e mp resa de reco ns titu ir la totalida d de la población ca nadien­
se , labo r q ue ini ciaron hace varios años.

Recogí los ma te ria les para la presen te obra en las minut as no taria les sobre todo . Logré
reconstitui r la natu ra leza y la evol ució n de l sector com e rc ial, conside rando de maner a siste­
má tica todos los co n tratos de las socie dades , las obligaciones, los com promisos y los inv ent ario s
de los comercian tes. De la misma ma ne ra, una vez q ue han sido seriados, los ac tivos re laci o­
nados con la agric u ltu ra, los pagos de composició n (acensements), las ven tas de tierras, los
arrendam ien tos rur ales, em padronamientos, proy ect an un a n ueva claridad sob re la vida de los
ca mpos . En los arc hi vos no ta riales ta m bién encontré tes timon ios sobre los gru pos y las
relac io nes soc iales, as í co mo sobre la o rgan izac ión familiar. Tu ve q ue man ipul ar miles de
regist ros, y aunq ue co n frec uenc ia los resu ltados no es tuv iero n a la al tu ra de mis expectativas,
esta masa de documentos co n trac tua les siempre bri nda ele mentos de explicació n cu ando se la
yux tapone co n o tras fuentes.

Delimiración del Falta explicar los restantes límit es del estudio. La fronter a cro no lógica se impone de mod o
estudio na tu ral. Se trat a de la histori a de la implan tac ión de una organ ización económica, de la form a­
ció n de una sociedad, proceso que culminó en el prime r cuarto del siglo xvu. Co n ello en tiendo
que concluyó la fase ini cial de adaptació n, de tr ansformacion es rápi das, tr as unos com ienzos
ten tativos y aná rquicos , hasta la organ izació n de un as estructuras. No es qu e la col on ia ha ya
cesa do des de ent on ces de evolucio na r, sino que el ritmo se es ta bilizó, cie rtos rasgos de carácter
d urade ro se volvieron una adq uisició n .

Este tr ab ajo no pretende ser un es tu d io exh au sti vo de los pro ble mas q ue surgen en Ca nadá
d uran te es tos tr es cuartos d e siglo. Au nqu e es indud able q ue la histo ria política de Montrea l
está ligad a de manera ín tim a con los destinos del imperio francés, deb o precisar que no abor do
esta d imensión . O tros lo han hech o an tes que yo, y lo han hec ho bien; les agradezco e l
Justificación de haberme brindado las claves par a co mp re nde r la tr am a de los aco ntec imie n tos . Tampoco se
los límites del encuen tra n aquí reflexi on es sobre los fact or es que han imp edido un crecimiento par alelo al de
estudio los estableci mien tos ingleses. Las razo nes se hallan en o tra pa rte, a sabe r: en las decisiones qu e
cond ujeron a un a ubicació n desafortunad a , y en la Fra nc ia de Luis XIV, q ue no se ca racte riza
po r ser ex po rt adora de hombre s. S6 10 me importa co nside ra r la vida ec onóm ica tal co mo fue
y no como hubier a pod ido ser en o tro s lugar es y ci rcunstancias. Au nq ue el pun to de obse rva­
ció n es claro, la obs erva c ió n mism a esc ap a e n parte a mis in vest igaciones, puesto q ue los
prin cipales víncu los entre Fra ncia y Cana dá se in terrumpen en Quebec. En es te sentido, me
pa rece q ue habría que co menzar por estab lece r las articulac iones int er iores, pues to qu e en un a
perspec ti va de la rga d ur ac ió n no son las co mpa ñías met ropolita nas las qu e cue n ta n, sino la
o rgan ización local la que eng end ra una sociedad nueva . Tampoco me ha pa recido de ut ilidad
reto ma r los asp ec tos ge n er ales de las instituciones c iviles, milita res y reli giosas. Sólo me he
detenido en la considerac ión de aq uel lo q ue toca de ce rca la vida de las com un idades de
Mo nrrea ], oc upándo me apenas de lo conocido y priv ilegia ndo lo menos co nocido, a sabe r, las
se ño rías, las fami lias y las parroqu ias.

203
En resum idas cue n tas, esta obra reúne vari as investigaci on es que co nve rgen en un mismo
pun to . Ca da una de ellas ha sido ade lan tada con el mayor rigor posible, aunque del con junto de
inter rogantes planteados sólo algunos recibe n un a respuesta concluyente . Por lo dem ás, cuando
el caso se prese nta , planteo hipótesis y adelan to interpre tac iones, sin disimular n unca las
debilid ades de las demostraciones. ¿Acaso no es así com o la historia proced e y presta sus
servicios? El trabajo hab rá sido útil si mis insu ficiencias tien e n por resul tado cond ucir a ot ros
inv estigadores por estas mismos send as/o

Valorar con lucidez los límites de un estudio


Al momento de diseñar una estrategia de investigación, el estudiante debe ser
conciente de sus opciones. Así podrá, de cara al lector, fijarle unos límites a su
proyecto. Procediendo de este modo demostrará su capacidad para discernir el
alcance efectivo de su análisis y conclusiones. Llegado el momento, sabrá recono ­
cer que ciertos aspectos de sus análisis no son más que una exploración, que el
valor de sus conclusiones es apenas hipotético, que su argumentación tiene el al­
cance de una sugerencia. Sólo en los tres últimos párrafo s de su introducción Louise
Dechene le revela esta intención al lector.

La exposición de las etapas del plan de demostración


Por último, elaborar una estrategia de investigación supone que el estudiante
conoce los pormenores de las etapas de su proyecto. Significa que es capaz de
prever los aspectos principales de la evolución de sus intenciones (plan de demos­
tración y de argumentación). Indica que sabe lo que es necesario hacer, lo que
debe documentar y cómo proceder para alcanzar los objetivos que se ha propuesto.
Múltiples sorpresas pueden producirse durante el desarrollo de un a investigación.
En repetidas ocasiones, las opciones iniciales requerirán ajustes, incluso cambios.
Sin embargo, un investigador que carece de una visión de conjunto de un proyec­
to, renuncia a considerarlo como un todo, le niega la posibilidad de tener un futu ­
ro ...
Aunque en su introducción Louise De chene no insiste sobre el plan de argu­
mentación y de demostración que sigue, en el parágrafo que comienza con la frase
"el itinerario del análisis debe integrar .. ." anuncia con brevedad las etapas que
desarrolla en su plan de trabajo.
La formalización de una estrategia de investigación y de un posicionamiento
frente a un problema constituye una etapa importante en el proceso de realización
en un trabajo de investigación. Una vez concluida esta operación, el investigador
puede pasar a otra etapa del proceso, a saber: la compilación definitiva y el análisis
minucioso de su corpus documental.

2. Los agrad ecimien to s que apa recen al fin al de la int roducc ión no se han rep rodu cid o.

204
Capítulo 13

Cómo exponer los resultados de una investigación


en función de un objetivo definido: el plan de trabajo

Tráte se de un ejercicio de descripci ón o de un ejercicio de demostración, el


trabaj o de investigación es un todo organizad o. La razón es simple. El investigador
debe ordenar de manera inteli gente y lógica las etapas de su razonamiento, de su
argumentación y de sus pruebas, de manera que incite sin cesar al lector a realizar
un esfuerzo de inteligenci a. La aplicación de este procedimiento dep ende de un
objetivo que consiste en establecer la juste za de la hipóte sis planteada en el origen.
De la misma manera, el procedimiento dep ende de una finalid ad implícita me­
diante la cual se busca persuadir al lector.
La mejor manera de desplegar este procedimiento consiste en elaborar un plan.
En cierto mod o, este plan es un a maqueta, un medio que permite verificar a priori
la coherencia de un a estrategi a de dem ostra ción . Por otra parte, el plan es tambi én
la columna vertebral, la estructura sobre la que desc ansa un texto. Cu ando falta el
plan, la estructura no será más que un agregado de párrafos, frases y palabras desar­
ticulados y sin perspectiva. De ahí la importancia del plan en el desarrollo de una
investigación.
En este ca pítulo se propone un método para elaborar un plan de trabajo . Una
vez se defin a en qué consiste este ejercicio intelectual (sección 1), se formul arán
algunas recomendaciones que el investigador debería seguir al momento de elabo ­
rar un plan (sección 2). El objetivo culminará con el estudio didáctico de un ejem­
plo (sección 3) .

1. Organizar de manera lógica las ideas: la importancia del plan

En qué consiste un plan de trabajo


El plan de trab ajo es una et apa capital durante la realización de un trab ajo de
investigación . Es el mom ento en que la reflexión y la recuperación documental
funcion an y se organizan en forma equilibrada, ordenada, progresiva y acumulativa.
La elaboración de un plan de trab ajo es un ejercicio de articulación del pensa­
miento. Por parte del investigador, supone dominio y asimilación de su tem a de
estudio. De la misma manera, consiste en un trab ajo de gestión de las ideas, de
clasificación de los diversos tipos de argumentos, de reagrupamiento de los ele ­
mentos de inform ación en función de un objetivo definido. Elaborar un plan
consi ste en poner a punto una estrategia, en organizar los materiales disponibles
con miras a alcanzar un objetivo.

205
Funciones de ciertos planes de trabajo l
Durante la elaboración de un plan detallado de trabajo, el investigador se pro-
pone dos grandes objetivos:
en primer lugar, planificar un a estrategia de demostración hast a en los menores
detalles, lo que significa:
• organizar de manera lógica el encadenamiento de los diferentes argumentos ;
• desarrollar la demostración de manera progresiva;
• matizar y ponderar las afirmacion es, armonizándolas con los diferentes ele­
mentos de la argumentación.
Enseguida, presentar al lector las afirm aciones de la manera más coheren te
posible, lo que significa:
• evitar las repeticiones y las redundancias;
• evitar los choques violentos y la acumulación confusa de ideas;
• asegurarse de que los diferentes elementos del razonamiento se disponen de
manera gradual.
En ambos casos, el plan de trabajo sirve para que la investigación, el an álisis y
la demostración avancen en una dirección precisa. De hecho, durante el trabajo
de redacción, el plan se revela mu y útil par a los investigadores, por tres razones
principales:
El plan de trabajo le indica al investigador "por dónde debe comenzarse", por­
que le permite est ablecer un orden en la sucesión de las ideas expuestas. De
este modo, se mitiga la consabida angustia de algunos investigadores ante la
página en blanco.
En la medida en que las ideas se integran a partir de ahora en un plan progre­
sivo, no corren el riego de ser olvidadas o deformadas en un a argumentación
demasiado rápida o mal estructurada. De esta manera, la redacción gana en
coherencia y claridad.
El peligro de repetirse disminuye de modo considerable, gracias al esfuerzo de
organización y síntesis. De la misma manera, las transiciones y los encadena­
mientos se facilitan , porque la relación entre las ideas que se refuerzan unas
con otras ha sido establecida de antemano.

2. Cómo elaborar un plan de trabajo detallado


Tres grandes etapas marcan el procedimiento de elaboración de un plan: en
primer lugar, un trabajo de ordenamiento de la documentación recuperada ; ense ­

1. Debe not arse que no resulta inútil elaborar el plan de trabajo antes de finalizar la recupera ­
ción de la doc ument ació n. En esta et apa de la inves tigació n , el plan debe operar a mod o de ca rta de
navegación, de br újula, de mecanismo de orien tació n y art ic ulació n del proyect o. En este se ntido no
se debe ser dem asiado estr icto. De hech o, el plan pued e tom ar la forma de un esbozo que pued e
precisarse de mane ra continu a. A med ida que el investigado r domina su proyecto y asimila su
doc umentación, el plan se convierte en un pilar sobre el cual se cons tr uye la o bra. De un escena rio
prelim inar de desa rrollo se tran sform a en un plan det allado de con strucción .

206
guida, un trabajo de poda; por último, una etapa de gestión. Ahora se verán las
cosas con más detalle.

Primera etapa: el ordenamiento de la documentación


Antes de emprender la elaboración de un plan detallado de trabajo, el investí­
gador ya tiene en la cabeza un cierto número de ideas, de argumentos, de elemen­
tos de información y de ejemplos que se propone movilizar para alcanzar un obje­
tivo. El objetivo consiste en responder a una pregunta inicial, en demostrar la
justeza de unos objetivos, intentando por todos los medios informar, persuadir,
interesar y seducir al lector. Estas ideas, argumentos, elementos de información y
ejemplos constituyen la materia prima que ahora se debe ordenar.
Durante el desarrollo de la primera etapa de un plan de trabajo, el investigador
reúne, agrupa con inteligencia, ordena y clasifica los diversos elementos de infor­
mac íón que se propone incluir en la estrategia de demostración que ha concebido.
Este trabajo de formalización es todavía rudimentario, se trata de algo así como de
la prefiguración de la estructura de un rompecabezas. En desarrollo de esta etapa,
se enuncian los títulos de las secciones y se precisan las ideas principales que se
desarrollarán en cada una de las secciones y subsecciones. De modo previo, se
vierten los elementos de información en fichas o en un cuaderno electrónico,
clasificándolos de manera preliminar, es decir reuniéndolos alrededor de una idea
central. Luego se clasifica la documentación. Por último, se definen las transicio­
nes y los encadenamientos entre secciones y subsecciones,

Segunda etapa: la poda


En la segunda etapa se busca identificar y conservar en el plan detallado de
trabajo sólo las ideas que se juzguen esenciales para la realización del objetivo
central del plan de trabajo. Este objetivo central permite determinar la unidad
del conjunto en desarrollo. En estas condiciones, el investigador no debe dudar
en suprimir cualquier idea, argumento, información o ejemplo que represente una
digresión en relación con la unidad de conjunto de su objetivo central. En efecto,
la coherencia del texto es uno de los principios fundamentales del ejercicio de
redacción.

Tercera etapa: la disposición


En la tercera etapa se busca escribir las ideas, los argumentos, los elementos de
información, los ejemplos y los datos de toda índole en el marco de un razona­
miento lógico, progresivo y acumulativo. En suma, se trata de construir un texto
a partir de elementos dispersos que carecen de unidad inmanente. Por tal razón
esta unidad debe ser construida. Como puede verse, el plan de trabajo desempeña
un papel determinante en esta operación de construcción.

207
El ord enamien to de los hech os, de las ideas y de los argum entos obedece a
ciert as reglas consagrad as por el uso. A pesar de no ser universales ni formales,
estas reglas cumplen un a fun ción fund amental en el equilibrio de un texto.
De esta manera, result a por completo oport uno proceder al ord en amiento de
los hechos, de las ideas y de los argumentos de modo que se valoricen uno s con
otros. Esta man era de proceder implica que el inves tigador ide nti fique los pasajes
cru ciales de su argumentación y oriente su estr at egia de modo que gan en cad a vez
en importa ncia.
La idea que el investigado r se propone desarr ollar suele aparece r formulada al
com ienzo, como encabezamiento de párrafo, de sección o de capít ulo. Esta idea
puede apoyarse en argume ntos de orden lógico. En este caso, la finalidad es teóri­
ca en esencia , pues la argum entación se construye sobre sí misma. Esta idea tam­
bién puede apoyarse en argumentos de carácter empírico. En este caso el argu­
men to se funda por lo esen cial en el examen de los hech os. Co mo es evide nte, el
investigador puede construir su objetivo utilizando de manera simultánea estos dos
tipos de argumentos. Los ejemplos que sirven para apun talar un a estr ategia suelen
ir enseguida de la en unciación de la idea y de la organización de los argumentos.
La idea princ ipal preced e a la ide a o ideas secundarias. Es el eje alrededor del
cu al giran los enunciado s complementarios, cuya finalid ad consiste en apuntalar,
explicitar y reforzar la idea prin cipal. El argumen to principal suele preceder el
argumento o argumentos secundarios. Por último, ha de tenerse en cuenta que el
ejem plo más convincente y flagrante debe aparece r en primer lugar. Sin embargo,
ciert os investigadores reservan a veces para la últim a parte de su texto la expos i­
ción de su argumen to más fuert e, más curioso, más original o más paradójico, en la
med ida en que suponen qu e el lec tor recu erda y reaccion a con mayor espontane i­
dad ante aquello q ue ha impac tado su ate nción de man era más reciente. Todo
dep ende de la estrategia de seducción que adopte el investigador. Esta pued e ser
con struid a alrededo r de un a provocación contin ua al lector, de un razonamien to
implacable do tado de una lógica demoledo ra, de una argumentación fundamenta­
da con hechos, y así suce sivamente.
Sea como fuere, hay un principio esencial que no debe olvidarse . De hech o, el
valor de las ideas no sólo depende de su pertinencia sino , an tes qu e n ada, de su
ord en amiento. Una idea rode ada de un ambiente argumentativo pobre pierde
fuerza y limita el alcance del objetivo desarrollado por el inves tigado r.

3. Un ejemplo de plan de trabajo

En las páginas siguientes se le propone al lector un ejempl o de plan de tr abajo


det allado. Este plan va seguido de un texto elaborado conforme al mismo plan .
Para facilitar la asimilación del método descrito en este capítul o se han estable­
cido, en la margen del plan , los elementos cen tra les de la estr ategia de redacción
adoptada por el investigador. Estos elemen tos son por lo principal: estructuració n y
desarrollo de la argumentación; designación y ord enamiento de las ideas principa­
les en relaci ón con las ideas secunda rias, y de las proposiciones princip ales en rela­

20S
ci ón con las proposiciones complementarias, así como el recurso a diferentes ca te ­
gorías de argumentos.
Es evidente que este ejemplo no puede tomarse como un modelo uni versal.
Sin emb argo, se espera que con tribuya al entendimiento de cómo se construye un
plan de trabajo y qu é utilid ad comporta. Por o tra par te, permite percib ir la estr e­
cha relación que existe entre el plan y la elab oración definitiva del texto.
Redactado hac e unos veinte añ os' , el texto utili zado a manera de ejemplo tie­
ne un a con strucción muy elaborad a y fácilmen te ana lizable.

El plan de trabajo

Título del texto Itinerario de un debate: afirmación, apogeo y declive del concepto de modo de
producc í én'

Introducción
Identificación de un En la actu a lida d, se pone en d uda el concepto de mo do de prod ucción co mo
problema inicial herr amie n ta par a en tende r la organizació n eco nómica y socia l de las sociedades
africa nas. ¿Por q ué!

Pone r en evide ncia las razon es extracientífi cas del declive de los problemas asoci ados
Objetivos del texto con los modos de prod ucció n; reco nstr uir la hi st oria de las condic io ne s de
con solidaci ón , apogeo y declive de estos prob lemas en co njunto.

Una de las razones q ue exp lica n el declive de l concepto de modo de prod ucci ó n se
Hipótesis relaciona con el descubrimien to de los límites inh erentes a este concepto cuand o se lo
aplica para reconst ruir la realidad. Una segunda razón resulta de l uso abus ivo que los
inves tigado res le ha n d ado a este concepto. Existe n o tras razon es asoci ada s co n la
evolución de la coyu nt u ra político-intelectual en la Francia de la déc ada de 1980,
cuando se ret iraron del debate algunos de los princ ipales teó ricos que habían alimentado
e l prob lema de los modos de producción, y con el reorden arniento de las relacio nes de
fue rza qu e se desplegab a n en el ámbito universitario pa risino, así co mo con el
engo losina mien to de los investigadores jóvenes por el universo tra nq uilizado r de lo
fáctico.

2. [ocelyn Létourneau, " L' It iné ra tre d 'u n déba t : atfirm a tio n , apogée e t dé c lin du conce pt de
mode de prod uct ion'' , Revue canadienne des études c[iicaines] Canadian journal of African Studies, v. 19 ,
nºl , 1985,p. 141 - 147.
3. En ben eficio de los lec tores m ás jóv e nes deb e p rec isa rse qu e d ura nte la dé c ad a de 1960 y
so b re tod o d ura n te la d e 19 70 , e l «modo de prod ucción» fue uno de los conce p to s centrales para
cons iderar y represe ntarse la organizaci ón y el devenir de las sociedades hu ma nas. Lue go es te con­
cep to fue am pliame n te aba ndonad o. A mediad os de la dé cada de 1980 , es d e cir en e l mo mento de
la red acció n del a rtícu lo , par ecí a in teresa n te de te ne rse a co nsidera r las razones q ue explicaban e l
a pogeo y declive d el conce pto de modo de prod ucció n como instru me nto de compren si ón y aná lisis
de la e vol ución hi stóric a d e las soc iedades. En la medid a en q ue e n el me rc ado de las idea s tod os los
co nceptos co noce n flu ct uaciones, a l pu nto de q ue a veces so n ex pulsados del de bate u ni ver sitari o y
soc ia l, el m ism o eje rcici o po dría ser lle vad o a c abo en re lac ión con o tros co nc eptos qu e están hoy en
día a la mo d a y que d e aqu í a algú n ti em po pasa rán co n toda pr o ba bilid ad al limbo d e la cienci a o d e
la política .

209
Metodología Reco nst ru ir e l itinerar io de un deb at e inte lect ua l, de staca ndo sus momentos
culminantes y sus principales inflexiones, asociándolo de manera amplia con la dinámica
polític a e intelectu al que pau ta el rit mo de sus evolucio nes .
Poner el acento en el deba te tal y confo rme se produjo en Francia, puesto que fue justo
allí donde se desplegaron sus aspectos principa les.

Naturaleza y límites Ejercicio exploratorio; conjunt o de hipó tesis abier tas; percepci ón modelada por la
del texto posición que yo ocupaba durante la década de 1970, esto es, la de un joven investigador
int eresado de manera marginal en África, con sumidor de ideas n uevas, para quie n la
antropología económica representaba un movi mien to intelectu al esti mula nte en
relac ión con los prob lemas que yo trabajaba entonces.

1. La décad a de 1960: el redescubrimiento del conc epto de modo de producción


Titulo de sección
1.1 La coyuntura inte lectu al característica de la Franc ia de finales de la década de
I ª idea principal
1950 era propic ia para una ampliac ión de los int erroga ntes q ue planteaba el
pro blema de la transició n al capit a lismo y el de las sociedades precapit alista s.
Argumentos de
el impa cto del proceso de desesta linización ;
carácter
el adveni miento de las co lon ias al rango de Estados ind epe ndie ntes;
demostrativo
la publicación de un texto fundamenta l de C laude Meillassoux,

1.2 Durante la décad a de 1960, la reflexión sobre las soc iedades precapitalisras se
2ª idea principal hacía principa lmente en tres direccio nes:
el Ce ntro de Estud ios e Inv est igaciones Marxistas (CERMA) y e l debate
Argumentos de sobre el modo de produ cción asiát ico;
carácter el impacto de los trabaj os de C laude Meillassoux ;
demostrativo e l advenimie nto de nuevas figur as en el campo de la antropología económica
marxista (Georges Dupr é, Pierre-Ph ilippe Rey, Ca therine Coquerv-Vidrovitch,
Emmanuel Terray, Sarnir A min).

3ª idea principal 1.3 El ocaso de la década de 1960 se carac terizó por un contexto político-inte lectual
propicio a la difusió n de los pro blemas teóri cos y de los prin cipales conceptos
de la ant ropología económica marxis ta:
un sabe r que respon diera a las aspi rac ione s de los jó ve nes;
A rgumentos de la ex istencia de diversos movimientos socia les carac ter izado s po r u n
carácter de nominad or comú n, a saber: el cuestiona mie nto del "idealismo científico
demostrativo burgu és y de l imperialismo ».
El desar rollo de la antropología económica ma rxista forma parte de un movimien to
Balance parcial político e in telec tua l más amp lio.

Titulo de sección 2. La dé cada de 19 70: ap ogeo de los es tudios rel acionad os co n el modo de
pro ducción

2.1 El comienzo de esta década estuvo marc ado por la efervescencia de los deba tes
I ª idea In-inci pal teóricos. La reflexión de los inve stigado res giró alrededor de un cierto número
de conceptos : modos de producción , art iculación de los modos de producción,
explotación , relación de dependencia y au to ridad, clases sociales, Estado,
revolu ción social. La antropo logía económica marxis ta de semp eñó un papel
de prime ra línea en la prod ucc ión de conceptos no rma tivos a part ir de los
cual es fue conside rada la real idad de las sociedades africanas.

210
2g idea principal 2.2 Cond icio nes extrac ie nt íficas qu e hic iero n posible la difus ió n de los prin cipales
concep tos de la a n tro pol ogía e co nó mica marxist a :
Argumentos de el brillo in te rn aci o nal de sus prin c ipales voceros;
cará cter las respu est as a las e xpe ctati vas y a las in te rrogacio nes plan tea das por los
demostra tivo invest igadores jóv e nes;
concep to s y un p robl e ma de aqu el tiempo: pensar el cambio y transfor ma r el
mund o.

3g idea principal 2.3 El imp ac to de los trabajos de la antro po logía eco nóm ica ma rx ista en el mu ndo
científico :
jemplos de carácter - e n Gran Bretaña ; e n Canad á ; e n los Est ados Unidos .
ilustrativo
2.4 La evolu ció n de la ant ropo logía eco nómica mar xista e n la segunda mitad de la
4g idea principal décad a de 1970:
los efectos de la cri sis gene ra l de l ma rxism o y el cuest io namiento de los
A rgumenros de
par adigm as a lth usse ria nos;
carácter.
los de safíos plan teados por las in vestigac iones e mp íricas;
demostra tivo
el re to rn o a un de ba te elegante entre uni ver sit arios.
En la d écad a de 19 70 se produ ce e l apogeo de! debate so bre los modos de
Balance parcial
p rodu cc ió n , tal y co mo fue llevad o a ca bo e n lo p rinci pal po r la a ntrop ol ogí a
econó mi ca ma rxista. S in e m ba rgo , ya e xistían a lgu nas co nd ic iones q ue
deter mina ban la pé rd ida al me nos pa rc ial de la vi ta lid ad e inte nsid ad de este
debate.

T ítulo de la sección 3. El declive d e la problemática d e lo s m odos de producción

1g idea principal La cri sis de la antro pol ogía eco nó m ica marx ist a y el decliv e del proble ma de
los mo dos de p rodu cció n : las causas ex t racientíficas:
Argumentos de - e l d ebilitami ento de la coy untura po lítico -in telec tua l;
carácter - el re tiro de c ie rt os teó ricos imp ortan te s;
demostrativo las re lac io nes d e fue rza en el seno del medio un ive rsitario ;
el rede sc ub rim ie nto de l univer so tranquili zador de lo e mpírico y de lo
fácti co .

2g ideaprincipal La sofoc ación del de ba te científico :

Argumentos de la ba na lizac ión y em pob recimien to d e los p rinc ipales conceptos d e la


carácter antropo logía ec onómica mar xista;
demos trativo la te ndencia a la inte rpre tac ión ded uc tiva y a la ti po logí a.

Balanceparcial E l d e ba te sob re lo s mo dos d e pro d ucc ió n se agotó y n o p ud o s eg u ir


rep resenta ndo u n lu gar de estím ulo in telectua l pa ra mu cho s in vestigadores,
pues carecí a de fuer za in trínseca par a co n tin uar de sa rro llá ndose por sí mismo ,
así co mo de l apoyo de u n movim ie nto social más a m plio.

Conclusión :

¿A caso el d eb at e sobre el c on cep to de modo de pr oducción puede rena cer ?


Sin tetiza r y re tomar con o tr as pa lab ras los ba lan ces de las secciones.
Los est ud io s fund ados e n e l conce pto de modo de pro du cción.

211
Para que resur jan, los estudios basad os so bre e l concepto de modo de producción
debe rán ser est imul ados por un nuevo movimiento intelectual. En efecto , el
conocimiento progresa porque se alimen ta de pro blemas e hip ót esis formu lados
por inv estigadores que reciben el estímulo de un contex to social impregnado
por el an he lo de ca mb io y novedad.

El text o definiti vo

Definición de un El itiner ario de un deb at e: co n so lida ció n, a pogeo y declive del concepto de m od o
problema inicial de pr oducción.
[Du ran te los últ imos añ os, la crí t ica di rigida a los est udios adelant ados sobre el modo
de producción se ha vuelto más frecuente e inco ndicional. Desde hace poco tiempo,
est a crítica ha tendido incluso a expresarse en forma de genera lizacio nes provocadoras.
Varias razo nes explica n la ac tua l pérdida de interés de los inv est igadores hacia el
prob lema de los modos de pro du cción.] [La más in mediata y evid ente se relacion a
sin duda co n el descubrimie nto de los lím ites inhe rentes al co ncepto de modo de
producció n como herram ien ta para reconstit uir e l movimiento his tórico y la
organización social en su com plejidad. Sin em bargo , esta no es la única razón . Pod ría
Hipótesis pe nsarse incluso qu e ésta no fue la razó n más importante. Son justo otras razones las
qu e yo qu isiera expo ner en las páginas siguien tes ] .
[El o bjet ivo q ue se per sigue en es te art íc ulo consiste en reco nstru ir el it ine rar io
sinu oso de un de bat e ap asiona nte y apa sionado, yen apre he n der la amp lia di nám ica
bjetivo del texto y polírico-in te lec tual que ha pau tado su evolución . Por lo demás, este texto se inte resa
metodologia en el debate tal y co mo se desa rrolló en Francia, lo que no significa que las discusiones
emlJleada sob re el co n ce pto de modo de prod ucció n no se hay an dad o alle nde el He xágo no;
nu me rosas pub licaciones así lo prue ban . Sin e mbargo, en la med ida en q ue las
disc usiones fuera de Fran cia tu vieron por lo ge ne ra l un ca rác te r más disemin ad o ,
resu lta n po r lo mismo más difíciles de ap rehe nder, más resisten tes a una interpretación
Na turaleza y límites un itaria. En estas co ndi ciones, es imposible dar cuenta de ellas en. estas p áginas.] [Por
de la investigación últi mo, este texto es an te todo un ejercicio de exploració n . Presenta un conjunto de
hi pót esis muy abi ertas que una investigació n más profund a per mitiría matizar y
profundizar y, en ciertos casos, qu izá , refu ta r. M i percepció n del de bat e so bre el
co ncepto de mod o de producció n es tribut ari a en amplia med ida de la posición q ue
yo ocupaba en la segunda mitad de la década de 1970. Entonces yo era un joven.
investigador interesado de manera marginal en.África, co nsumidor de ideas nov edosas,
pa ra qu ien la antropología eco nó mica rep rese nta ba un.movimie nto int elec tu al muy
estimu lante en razón.de los problemas que gcneró. ]

1. La décad a de 19 60: el redescubrimiento del co ncepto de modo de producción


1ª idea principal
[A fina les de la déca da de 1950, la coy untura político-intelectual predo min ant e en
Francia era muy propicia pa ra una ampliació n.de los in ter rogantes sob re el prob lema
ge ne ral de la t ra nsic i ón a l capi ta lismo y sobre o tro prob lema, más especí fico, co mo era
el de la naturaleza particular de las sociedades preca pita listas.] [Si n.embargo, en. los
albore s de la d écada de 1960 , el impacto generado po r el proceso de desestalinizacíón
1<' Argumento
co menzaba a hacerse sen tir en el sen o de los me dios int electu ales relacionados co n el
Partido Co mu n ista Francés (PCF).] [D urant e el mismo per iodo, el ad veni mie nt o
gra dua l de las col o nias al rango de Est ados inde pendien tes ge neró un. vivo in ter és en
todos los estratos de la soc ieda d fra ncesa , por la din ám ica econó mica y po lít ica
origina l de sociedades que hasta ento nces habían sido analizad as a través de l prisma de
lo exó tic o, del tradi cio nal ismo y del re tard o co rnparativ o .] [Por últi mo , justo en.

212
1960, ap ar eció e n Cahicrsd'étudcsafricaines, un brev e art íc ulo de Cla ude M eillassoux,
investigad or de it ine ra rio intelectual no só lo un ive rsitar io quie n, in fluid o por e l
3" argumento ma te rialismo his tórico y los t rab ajos de la es cu e la sus ta n tiv ista a me ricana , desea ba
sepa ra rse del marco con strict ivo q ue caract erizaba tod avía en aqu ella épo ca la reflex ión
d e m uc ho s a u tor es so bre e l evol ucionism o h istó rico inspi rad o e n e l mar x is mo .]

2º idea pincipal [En el curso de la d éc ad a de 1960 , los estudios so bre las so cied ades pr ecapitalist as
africa nas se a dela n ta ba n co n t res o rientacio nes di feren tes .]
[La prime ra , a limentada po r a lguno s investigado res m uy próxi mos a l PCF, m uy activa
en el seno de l Centro de Estu di os e In vest igaci ones Marxistas (C ERMA) , giraba
1" puma del alrede do r de un deb a te teórico en lo ese nc ial, c uyos aspec tos más des tacados co nsistían
desarrollo e n ve rifica r la utilidad del co nc e pto de «mod o de prod ucció n asiá tico". para en te nde r
la re alidad de las socied ades prec ap ítal ist as, e n tre e llas las africa nas, co nfro nta ndo
es te co ncep to co n e l est ad o d el co noc imie n to de las soc ied ad es no me rca nt iles y
ex te nd iendo, medi an te el concepto de modo de prod ucc ió n, el materia lism o histó rico
a un campo de estu d io hasta en ton ces explorado por e l funcio na lismo , el estruc turalismo
y las grandes corrien tes de la antropología eco nó mica anglosajo na, a saber: el formalismo
y e l susta n tiv ismo . En es te deb ate, q ue a lca nzó u n v igo r indisc u t ible ha c ia 1966­
19 6 7, se implicaron de mane ra ac tiv a mu chos h isto riad or es de Europa d el Este . La
reflex ió n sobr e el «modo de prod ucción asiá tico" co noció lue go un decli ve ma n ifiesto,
al me nos en la prod ucci ón ant ropológica fra ncesa, por que resul tó incapaz de renovarse
con es tud ios de ca m po , y porqu e se e nga rzó a men udo e n ge ne ra lid ad es est ériles.]
2do puma del [A medi ad os de la década de 1960 , los tr a bajos d e C laude M e illasso ux co me nzaron a
desarrollo eje rcer una in flue nci a co nside ra ble en e l se no de la a n t rop ol ogía eco nómica. Se
t ra ta ba d e la seg u nda o rientac ión hacia la c ua l se d irigía e n Fran c ia la refle xión so bre
[as socieda des precapita listas. Con Meíllassoux, [a in vestigació n sobre estas soc ieda des
cobró fuerza nueva. Tribu ta rio de la sociología d el de sarrollo d iná m ico de sa rroll ad a
po r G eo rge s Ba landie r y Pícrre M er c ier e inspirado e n los esc ritos de Ka rl Marx, el
proyecto de M e illassou x er a a mbic ioso . El a u to r t rata ba d e co ns trui r un mode lo
socio eco nómico de las comun idades autárq uicas, ela bora nd o u na teor ía de l de sa rro llo
e conó m ico a p lic a ble a los pa íses su bd esarroll ad os y afi na ndo un m é to d o de
in vestigación funda do más en la co nsid erac ión d e un con ju n to d e problem as q ue en la
espec ializació n d isciplinaria. La importancia de C lau de Me illasso ux en la ant ropo logía
ec onó mica francesa se mide por la propia am bic ió n de este pro yecto de investigació n
que buscaba co lo n izar un ter reno n uevo a la luz de pro blemas or igina les; de sarro lland o
nuevas pe rspectivas in ve st igativa s y vinc u la ndo las práct icas pro fesiona les co n las
prácticas po lít icas. Aunque discutibles en a lgu nos puntos, los t ra bajos de Me illasso ux
rep res e n ta ron pa ra mu c hos jóvenes ant ropó logo s fra nc eses un fu nd a mento mu y
pe rt in e nte para e mp re nd er e l es tud io d e las soc iedades preca pit alist as.]
[E n efecto, u n cie rt o nú me ro de jóve nes inves tigadores esbo za ron un p rovec to
a m bic io so de forj ar nu evos conce ptos normativos para es tu d ia r las soc ied ad es
3" puma del
precapital ístas a fricanas, estim ulados po r los tra bajos teóri cos d e este pionero , d eseando
desarrollo
profund izar y ve rificar sus h ipó tesis en el ma rco de es t ud ios d e ca m po , e influe nc iad os
de manera pro fu nd a po r la lectura de las o bras d e Marx e n e l canon a lthusse riano .
Est a es la ter cera d irecc ión que tomó, e n Franc ia , la refl ex ió n sobre las so cieda des
preca piralistas africanas d urante la dé cada de 1960.J [ju sto después de su perman encia
1" ejemplo
e n el C o ngo, Ge o rges Dupré y Pierre -Ph ilipp e Re y de sar ro llaron e l co ncep to d e
modo de prod ucc ió n fu nd ado e n el lin aje, ju n to co n el de la «articul ació n de los
mod os de p rod uc c i ón- i] [Du ra nte el mism o peri od o, e n 1969, pa ra se r más prec isos,
2do ejemplo Ca therín Ccq uerv-Vid rovitc h, form uló un n ue vo co nce pto no rma t ivo ; el de «modo
de prod ucci ó n afri can o" , de ce pcionada a nt e la in su ficiencia de l concep to de m od o de

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3" ejemplo produ cción asiá tico pa ra entende r de mane ra adec ua da la real idad específica de las
soc ied ades afric an as.] [De la misma man era , también en 1969 , luego de una est adía
e n Co sta de Marfil , Emrna nu el Terray, muy influe nciado por Louise Al rhu sser, propuso
un marco general para la relectu ra materialista de las llamadas sociedades primiti vas .
E l pi vote de est a lec tur a es el concep to de modo de producción y el de fo rmación
soci al. ] [Por últ imo, hac ia la mism a é po ca, influido por la escuela de pe nde n tisra
4'" ejemplo lat inoamericana, Samir Amín int egró dos de los pr incipa les proble mas que se afirmaban
e n el se no de los medios intelec t uales progre sist as, a sabe r: aque lla de los mod os de
producción y aquella de l desarrollo de sigua l y dependien te. ]
[La déca da de 1960 se clausu ra e n Fra ncia con una coyunt ura po lít ico-inte lect ua l
3g idea principal fav orable a la difusión de los prob lemas teó ric os y de los principales co ncep to s de la
antropología económica mar xist a , y ell o por do s razones pr incipa les] [Po r un a pa rte ,
los investigadores imp licados e n esta cor rie nte de pe nsam iento se rehusaban a dejarse
e ncerrar en los procedimientos empiristas. Su ambició n consistía más bie n en abr ir
/" argumento
pistas, en plan tea r in terrogantes, en construi r n ue vos conce ptos y en re no va r el
debate . En pocas palabras, se proponían prod uci r un sa ber nuevo. Sin embargo, en
e l con te xto po lític o socia l del ocas o de la década de 1960 en Fra ncia este sa be r
2Jo argumenro renovado y rein ve ntado co rrespondía con las aspiracio nes intelec tuales de nume rosos
jóvenes invest igad o res. Par a est os últ imos, los conceptos y los proble ma s de la
an tro pología eco nó mica marxista son seduc to res po rq ue ofrecen n ue vas vías que
ampl ían los ho rizon tes de la investigació n y brind an respuestas, no só lo en lo rel ati vo
a las sociedades precapiralis tas africanas, sino por lo toca n te al mov imiento histórico
de larga duraci ón de! capi tal isrno.] [Po r otra parte, a unq ue la antropología ec on óm ica
Balance parcial mar xist a es taba a la mod a a finales de la dé cada de 1960 , ella no era sólo una corriente
de pensam ie nto a la cual ad her ía un cierto núme ro de investigado res. La antro pología
ec o nóm ica marxista se transform ó en un movimiento in te lec tual (y de ahí, en cie rtos
aspectos, e n una moda intelect ual) que operaba y actuaba de manera simultá nea e n el
terreno universit ari o y en el sociopolítico.] [A fina les de la déc ada de 1960, la
antrop olog ía eco nómi ca marxista se asoció co n un a rma de contesta ción co n tra el
«ide alismo bu rgu és» y contr a e l impe rialismo , n ad a rnenos.]

'" idea principal 2. La d écada de 1970 : a pogeo d e los es tu dios so b re el m odo de pro ducción.

[A princip ios de la década de 19 70 la an tro po logía econó mica ma rxista se co nsolid ó


cada vez má s producie ndo co nce ptos no rm a tivos gracias a los cua les se e mpre ndió el
/" argumento estudio de las form aci ones sociales africa nas . Si ha sta en tonces la refle xión se había
fund a mentado en trabajos de ca mpo todavía recientes, hacia los añ os 19 72 -19 73 se
2Jo argumento in ició un deba te que tendió a encerrarse cada vez má s en teo rías circulares yen la
dialéc tica de los conceptos.] [En efecto, los co nce ptos, en par tic ula r los de modo de
3" argumento
producción y art iculac ión de los mod os de producción, se constituyeron con frecuencia
en el punto de partida y en el punto de llegada de los aná lisis.] [El sistema de
conceptos descubierto por Ma rx (zaca so A lthusser no lo recordó en una Adv ertencia
célebre?) «a bre ni más ni menos el continente de la historia al conocimient o cíenrífíco-]
/" ejemplo
[D uran te este per íodo, los antropólogos ma rxistas se oc uparon en el esta blecim iento
de las consec uencias te óricas de sus escri tos anterio res.] [D e est a manera , Píerre ­
Phi lippe Rey desemboc ó en el co ncep to de «ex p lota ció n» para caracte rizar las
2JQ ejemplo re laci ones de depe nde ncia y autoridad operantes en el se no de las so ciedades q ue
investigó] . [Po r su parte , Cl aude Mei llassou x produj o un conju n to de tex tos d o nde
se ocupó de esquemati zar el modo de funcio namiento de las sociedades de au t árqu icas.]
[Por último, Emma n ue l Ter ray se inte rrogó sobre el proceso de surgim ie nto del

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3" ejemplo Est ad o e n e l se no de las soc iedades prec apita lista s y so bre la naturaleza de las clases
sociales que en él se reprod uce n .)

[A medi ados de la déc ada de 1970, la ant ropología económica m arx ista incr em entó
2~ idea principal de ma nera conside rab le su a udi encia, infl ue ncia y credib ilid ad en el p lan o
íntern ac íon al.] [Mu ch os de sus princip ales voceros fueron invitados por uni versidades
extranj eras. O tros , int eg rantes de com ités edi tor iales de revist as in fluven tes, eran
responsabl es de cole ccion es de obr as o pu blica ban de modo regular en las páginas de l
periódico Le Monde. Por último, mu cho s de ellos vieron sus o bras traducidas al
inglés. Esto s so n alg unos ind icado res "de ca pital de poder y pre st igio cíentífíco » para
1" argumento retomar una ex presió n de Pierre Bourdieu .] [Tod avía hay más. Par a numerosos
jóvenes inv esti gad or es (inte resad os en la an tropología y en Á frica so lo de ma nera
indirect a) Rey, Terray vMeillassoux enca rn aban la novedad y el cam bio, la cap acidad
de cu esti on ar y la cr ítica suti l. U na espec ie de apa ream ien to sim bólico, cu ando no
po lítico, par ecía es ta blece rse ent re los problemas de la an tro po logía eco nómica, sus
a u tores, el siste ma conce p t ua l so bre el cua l se apoya ba n , po r un a parte , y e ]
cuestionamiento de un o rden político ins titu ciona l existent e (al q ue era usu al llam ar
2do argumento «burgués) , por otra parte .] [Adem ás, un Guy Lecle rc o un [e an Copans, qu e
tr at ab an de es tablecer en sus obras los vín culos en tre la antrop ología aplicada y la
dom in ación impe ria lista, ac e ntua ro n a ún más el imp acto de los tr ab ajos de la
an tro pología econó mica mar xist a q ue , co mo se sabe , se sitúan de mane ra resuelt a en
la perspectiv a de un a denuncia del o rden neocolo nial.] [A med iados de los años 1970
el campo de estu d io y las preocupac io nes generales de la antropología econó mica no
3" argumento se limitaban a Á frica , ni a las sociedad es precap ita listas, ni a la crític a de la an tro pología
fun cion alist a y estruc tura lista , sino q ue eran de o tro o rde n y se relacionab an co n la
puest a a pu nto de pro blemas un iver sa les, con la prod ucció n de una n uev a ciencia
social y con la construcción de una soc iedad difer ente, en los países de l Tercer Mu ndo
en parti cular. En este co nt exto gen er al , q ue tr asciende en am plia medida el mer o
aspecto metod ológico y científico de los co nceptos, tie nde n a co nsolida rse los estud ios
º
1 idea fundamental adela ntado s so bre el modo de producci ón. ]
del texto [El impac to científico de los trabajos de la ant ropo logía econó mica ma rx ista y de sus
principale s problemas se dejó sentir en primer lugar] en [Gran Bretaña, gra cias a la
au die ncia q ue le reser varo n vari as revistas (Economy and Society, The [oum alo!
Peasant Studies, Th e Journal of Contemporary A sia, New Left Rewiev, Critique of
3º idea principal An thropology y gracias también a los ensayos muy discutidos (y d iscutibles) de Barry
Hindess y Pa ul Q. Hirst] [En C ana dá, [os tra bajos de la antropo logía ec on ó mica
marxist a fue ro n cit ados con amplitu d . Las obras de Maurice G od elier, Rey, Terray,
Meillassou x y Cop ans (para cit ar sólo los a utores más conocidos) a par ec iero n de
man er a sistemática en las bibliografías de los c ursos univ e rsita rios.] [En los Esta dos
Unidos, los pro blemas de [a antrop ología ec on ó mica mar xist a pene traron de modo
1" ejemplo
más lento los ámbi to s de la inv esti gación. El formalismo y el substan t ivisrno
ilustrativo
per manecieron dominante s en ampli a medid a com o corrientes teóric as y metodológicas.
Sin embargo, muchos investigador es influyentes -Marshall Sahlíns, Eric Wolfy Sigmund
Diarn on d, por ejemplo-le reser varon un a gran at en ción a los trab ajos prod uc idos por
esta corrien te de pe nsa mien to . Los escritos de Ka t h leen G o ugh , qu e vinie ron a
sumarse a los de [ean Copans, tuvi eron además la ventaja de llevar el debate al ámbito
2d" ejemplo in co modo de la po lític a . Por últ imo, la aparición de tres peri ód icos ded icados a la
d ifusió n del mar xismo (Dialectical A nthropology, The lnsurgent Sociologist, Ufahamu)
produjo el e fecto de catalízar nume rosos esfuer zos aislados y din anuzar, en los Estad os
Unidos, el debate so bre los mo dos de producción y la dependencia ec o nó m ica del
Terc er Mu ndo .)

215
3" ejemplo [H ast a e l fin al de la décad a d e 19 70 , los es tu d ios adelan tados so bre e l modo de
producción co n tinu aron desarrollánd ose co n v igor, a unqu e come nza ro n a sufr ir la
4g idea principal cri sis ge nera l del marx ismo o, pa ra se r m ás pr eci sos, la c risis d e los par ad igmas
a lthusse rianos .] [De mo do gra dual, es tas in vestigaciones tendier on a regene rarse a
pa rti r de nu e vos trabaj os d e ca mpo . El deba te no fue só lo teórico , si no q ue se
a lime n tó de es tu dios em píricos en vo lu me n cons id e rab le. Esta situaci ó n in fluyó de
ma nera dec isiva sob re el in terés reserv ado a l prob le ma de los modos de prod ucció n
tal y co mo se había desarrollado h ast a e n tonces . En efe cto , es tas inves tigacion es
e mpír icas ge ne raro n en muchos casos el c uestion am ien to de hipótesis, de conclusio nes
y de c ier tas formulaciones tem pran as a las q ue habían llegado los pioneros d e la
¡ cv argumento
an tro po logía eco nó m ica mar x ista en África, e n la primera mi tad de la década de
19 70 . A la larga, estas in vestigacio nes empíricas demos traron lo inade cuado de los
c o nc e p t os normativos y la ambigüedad de los m étodos de sa rro llad o s po r la
an tropología econó mica marxist a . De la m isma ma ne ra, estas inves tigacio nes tu vie ron
po r co nsec uenc ia sus trae rle a los paradi gm as a lth usse ria nos e l as un to de los modos de
2"0 argumento p roducción .] [D e mod o par ad ój ico, e n vez de ay uda r a dinamizar e l debate so bre los
mod os de producció n, las n urn ero sísirnas invest igaciones e mpíricas de finale s de la
d écada de 19 70 contri bu ye ron a hacerlo resba lar en un a in fin id ad de ma tices ,
cons iderac iones de caso y su tilezas que no genera ro n ningún esfuer zo teó rico nu evo.
3" argumento A par tir de e n to n ce s, las con di cio n es q ueda ro n definidas para q ue los co nce p tos
desarr oll ados por la antropologí a económ ica mar xista fueran utili zados pa ra des igna r
realidades dive rsas en extremo; incapaces de contin ua r evolucionan do en su contenido,
perdieron su capacid ad a na lítica y se conv irtie ron en me ro s ins trumentos de
clasific ac ión . Las razo nes se juntaron h asta tra nsfor mar un de ba te ag ud o y apasionado
en un a disc usión bien edu cad a e ntre un ive rsita rios, care n te por e llo de tod a vítalídad.]

3. El decl ive de la problemátic a de los m odos de producci ón


2g idea fundamental
del texto [A comi enzos de la década de 1980 la ant rop ología econó m ica ma rxista se h a llaba en
crisis . La reflex ión teórica de sus pensado res más brillan tes parecía h a be rse agotado .
¿Cómo exp lica r esta crisis y este ago ta mie nto? Varios factores entran aq uí e n ju ego.
C uatro salta n a los ojos, a saber: 1) el debilitamiento de la coyuntura pol ítico inte lec tua l
q ue h abía favorecido el desar rollo y la ráp ida difusió n, en ciertos medios, de l prob lema
de los modos de pro d ucc ión, desp ués de mediados de la dé c ad a de 1970.
¡ g idea principal
2) la de saparición y el retiro de algun os de los más br illa n tes pe nsadores de la co rr ien te
a ltu sse ria na (y se sabe bien hast a q ué punto la reflex ión so bre los modos de producc ión
se n ut rió de la lectura de las obras de Mar x e n el ca no n a ltusse ria no):
3) la co n figuració n de rel acio nes d e fue rza e n e l se no del medi o uni ve rsita rio parisino
y la dificu ltad de los caciques de la antropo logía económica marx ista para posicionarse
en e l seno de la in vest igaci ón instituc ional fra ncesa ;
A rgumentos
4) la movilizació n general de los inves t igadores , e n particular de los más jóve nes ,
hacia el un iverso tranquilizador de lo fác tico (reificación y fetichización de l em pirismo)] .
[D e hec ho, a med iados de la déc ada d e 1980, e l c uestio n a m ie n to de la pertinencia de
Explicaci6n de los los es tud ios ad ela n tados sobre el modo de prod ucció n no esta ba asociado só lo con la
argumentos: ¡g idea validez te órica y me to do lóg ica de l concepto .] [Este cu estiona rniento tie n e también
su o rige n en la e mergenc ia d e una coy u ntu ra po lítica e n la c ual p re do m inaba n las
co rrien tes conservadoras y util ita rist as, asf como e n la cr isis de un mod o histó ricam ente
da tado de co ns tr ucción del sa be r (primacía de l sabe r teóri co sobre e l emp írico) y e n
la dificu lta d pa ra lo s a nt ro pó logos ma rxistas par a im pon er su sis te ma no rma tivo de
pensa miento ( o s u h ege mo n ía concep tua l) a los estudios y prob lemas empíricos,

216
el n(~O· ¡hlio eca

2ª idea pla n te ad os y de sarr ollados po r los jóv enes in vesti gad ores má s pro rne tedo res.] [El
co nce p to de mod o de produ cción y los proble mas de rivados logr a ron sin du d a c re ar
una audiencia e n los med ios u n iver sit a rios por qu e es timu laron de ma ner a form idabl e
la refle x ión sobre las sociedades pre capitalist as. De la misma manera, se beneficiaro n
de una d ifus ió n bast ante a mpl ia en cie rt os me di os ligad os a la inv est igació n, po rq ue
estuv iero n asoc iados a un vasto movi mie nto intelectual que enca rnaba, en su disc urso
ye n sus prácticas, la c ritica y una voluntad de carnbio.] [S in e mbargo, a mediados de
la déca d a d e 19 80 , tales d isc ur sos y tales pr ácticas goza ba n de una aceptación
3ª idea decreciente. Ca re nte de en e rgía pa ra renovar se y rem odela rse por suceso res deseosos
de reconstr uir e n clave teórica el problema de los modos de producción , e l de ba te
iniciado y co nd ucido durante u n tiem po por la a n tro po logía econó mica ma rxista se
d iluyó y es ta lló bajo lo s fuegos a limentados po r la cr itica e mpi rista y se ence rró y
comenzó a dar vue lcas en las redes uni ve rsitarias.] [El co ncepto de modo de prod ucc ión
y los pro blemas deri vados cau tivan poco ahor a, porq ue só lo sirve n para alim e ntar un
co nj unto de in vestigacio nes bie n ade la n ta das, im pec ables d esde e l p u nto de vista
met od ol ógico, y ad he rida s a las particula rid ades de lo s ca so s. S in e mba rgo , e n la
prác tica no hay más huellas de de bat es te óri cos, ni renovac ión de conce p to s, n i
2ª idea principal prod ucci ón d e un sab e r nu evo.]
[Es ev iden te qu e si la coy un tura pol ít ico -intelectual pred ominan te en la Franc ia de
hoy", si la su misió n de las pr ob le máticas de la antro pología eco nómica ma rxis ta a los
pa rad igmas del empi rismo y elel ecl ect icismo ayuda n a e n te nde r la des a fecci ó n de los
1" argumento in vesti gado res haci a los estud ios ade lan tados so bre el mo do d e prod ucc ió n, es to s
as pec tos sin em ba rgo no pueden co nside rar se como los únicos fact ores explicati vos.]
[La razón principa l y más in mediata debe ser busc ad a en aq ue llo q ue Georges Dupré
y Emman uel Terray ide nt ifican como la red ucción, el empobrec imie nt o y la canalización
de lo s proble mas asoc iados co n los modos de prod ucc ión .] [Du ra nte la década de
1970, var ios trabajo s sobre es te probl e ma habían enco n trado en principio su resultado
e n el disc urso d edu cti vo , es dec ir en la exp licitaci ón de conc lusiones ya co ntenidas e n
una ser ie de axiomas planteados a pri ori, aunque el princi pal desafio q ue co n fron ta ba
2d, argumento a muchos investigadores había sido e l d e rec o nstituir un mo do de pro d ucció n para
ens eg uid a in tegrarlo en u na tipo logía pre cisa . El inte rés de est e ejerc ic io se es fu mó
c ua n do se percibiero n lo s limites de este procedi m ie n to , s u dud o sa ca lidad
me to do lóg ica y su impac to exe n to de sign ificació n en el terreno po lítico.]
Prosecución de las
ideas fundamentales 4. ¿A c aso el d ebate sobre el concepto d e m od o d e produc ci ón puede renacer
del texto algún día?

[A pe sar de c ie rtas in novaciones inte resa ntes, e l esta do de l d e bat e so bre e l conce pto
de mod o de produ cción prese nta tod os los sin to mas del esta ncamiento, en la med ida
A rgumentación
e n qu e a pe nas e vol uciona e n su asp ect o teórico. Como mo v im iento intelectual, lo
abierta que fue la an tropo logía eco nóm ica ma rxista d ura nte la década de 1970 llegó sin d uda
a sus limites. Y, en los limites de este movimien to intelec tu a l, e l conce pto de mo do de
producción conoció tambié n los suyos, sin duda alguna.] [Par a volv er a ser de ac tua lidad ,
para vo lve r a se r ta n es tim ula ntes com o lo fuer o n d u rante los a ños 1970, los est ud ios
1" argumen
adelan ta do s sob re el mo do de pro d ucción no debe rá n co ntenta rse co n to ma r la forma
de análisis estrec hos. Aunq ue ya ha ce d iez año s q ue tal es es tud ios sigue n es ta vía e n
los países anglosaj ones, n o por e llo el prob lema de los modos de prod ucci ón ha dej ado
de ser conside rad o, por m uc hos, co mo inú til y supe rado. Par a revital izarse, los estu d ios

4. El lector debe recor d a r qu e el prese nte tex to fue escrito y publicad o e n 1985.

217
adelantados so bre e l mod o de pro d ucción deb erán ser estimu lad os por u n nue vo
mo vimi ento inte lectual .] [S i la compre nsió n d e las soc ieda d es med iante sistemas
2Ju argum ento co nc eptua les se na revel ado sie mpre como un procedimiento insuficiente e incomple to
en to do caso , los estud ios empíricos por su lado no ha n dese m bocado sino rara ve z en
un a ren ovació n de los mod os de percepció n social , es decir, en un ren acimie n to de las
im ágen es mediante las c ua les las sociedade s so n repre sentad as. ] [D e hech o , e l
co nocim ie n to progre sa porque se alimenta de los prob lemas y de las hip ótesis que
pr oducen investigadores in spirados po r un co n tex to soc ia l ca rga do de vo lu n tad de
3'" argum ento ca mb io y de seo d e novedad . Como tal es, los a ná lisis empíricos pr ovocan pocos
deb ates importantes . En la mayo ría de los casos , no na cen sin o es te riliza r y plan tea r
las co n d ic io n es para qu e nuevos deba tes n azc an e n otras par tes, alime n tados por
nu ev os ac to res y nuevas situa cio n es. La es pe ra nza de un renacimiento del debate
so bre e l concepto de mo do de producció n re side precisamente en la po sibilidad de
co lon iza r ca mpos que n o n os so n farnílíares.]

218
Capítulo 14

Saber comunicar el pensamiento por escrito

A lgunos creen que la ca lidad de un trabajo de investigación se mide en primer


lugar por la riqu eza de la argumentación, la cred ibilidad de los ejemplos moviliza­
dos a mod o de prueba , la origina lidad de los objetivos, lo exh austivo de las obras
citadas en la bibliografía. Según este pun to de vista, la calidad de un a investiga­
ción dep en dería de la "solidez" del text o y de la am plitud de la documentación
recu perada duran te la preparación del mismo.
En realidad , se tra ta ape nas de un aspecto para eva luar la calidad de un trabajo
de investigación. Existen otros ta n import antes como el an ter ior. La claridad de la
argume ntación, la lógica del razonam ien to, la belleza de la exp resió n escrita y la
capacidad para mantener el int erés del lect or, rep resen ta n cu atro eleme ntos que
tien en un a incide ncia determinan te en la calidad final de un trabajo de inv estiga­
ción . El inve stiga dor más talentoso se arriesga a permanecer to da su vida en la
sombra si no sabe comunicar sus con ocim ien tos de forma qu e ca utive la at en ción
de sus colegas y seduz ca a la nu trida comunid ad de los científicos.
El objetivo de este capít ulo co nsiste en indicar algunos principios, sugerir cier­
tas reglas y comunicar algunos secretos que perm iten adel antar con éxito la comu­
nicación final del conocimie n to, que es un a fase estratégica en la realización de un
trabajo de inves tigac ión .
El dominio de esta fase se co ncreta en tres planos, a saber: la organización
lógica de las ide as, la est ructuració n equil ibrada del texto y la capacidad para con­
vencer y seducir al lector. En el capítulo precedente se estableció el papel protagónico
del plan de trabajo en el ordena mien to lógico del razon amiento y la argumen ta­
ción. A hora se insisti rá sobre los otros dos aspectos previos a la presentació n de un
texto de ca lidad.

1. Estructurar el texto de forma equilibrada


La multiplicación de los medios de comunicación elec trónicos no ha generado
ni muc ho menos la desaparición del texto co mo soporte funda mental de transmi­
sión del saber y del conoci mien to. La capacidad de algunos can didatos para exp re­
sarse bien por escrito, para organiza r las ideas y com unica r de manera clara y sucin­
ta el pen samiento con stitu ye un factor de terminan te de éxito y pro moc ión no sólo
en los reci n tos académicos, sino en los organismos públicos y en el ámbito de los
negocios. Co mo es evide n te, el arte de com un icarse por escrito no se apre nde
como se apre nde un a regla de ortog rafía, ni se ense ña como se enseña un a asigna­
tura. Se trata de un modo de expresión que se puede mejo rar, pulir y enriquecer
med iante un ejercicio co ntin uado, respet an do siempre ciertos princip ios básicos,

219
siendo consciente de las propias limitaciones y leyendo mucho para enriquecer el
vocabulario y mejorar el estilo.
Como se ha visto en el capítulo precedente, el plan de trabajo desempeña un
papel protag ónico en la estructuración coherente y equilibrada de un te xt o. Sin
embargo, el investigador preocupado por la calidad de su producción debe trabajar
en otro plano, menos espectacular y con gran frecu encia considerado como secun­
dario. Consiste en dominar el manejo de los elementos básicos de un texto, a
saber: la oración, el párrafo, la puntuación y la redacción de los títulos de las secciones
y subsecciones. Este aspecto primario de la comunicación por escrito es sin embargo
determinante . Ahora se examinará más de cerca el conjunto de estos elementos.

La oración y el párrafo son el núcleo de la producción del texto


Un texto es en primer lugar una sucesión de or aciones, de párrafos y de seccio­
ne s org anizada de manera coherente. En cierto sentido, la puntuación desempeña
el papel de gendarme en esta sucesión, puesto qu e pauta el flujo del conte nido,
guía al lector a través de los meandros del pensamiento del autor, marca las bifurca­
ciones, reglamenta las pausas, establece una progresión en el de sarrollo de la argu­
mentación, entre otros aspectos.
No existen recetas mila grosas para redactar un buen texto. Sin embargo, el
respeto de ciertos principios elementales permite transmitir una idea con la expec­
tativa de establecer un máximo de comunicación entre el autor y el lector. A con­
tinuación se exponen est os principios.
Una idea, una oración
La or ación es el soporte y el lugar de enunciación de una idea. Una idea
compleja pu ede descomponerse en varios segmentos y dar lugar a varias oraciones.
Además, varias oraciones pueden gene rar el desarrollo y la profundización de una
misma idea principal. En este ca so las oraciones se agrupan en forma de párrafo.
Siempre se debe tener pre sente un principio básico, a saber: el investigador
principiante tendrá el más vivo interés en enunciar una ide a y sólo un a en cada
oración. Para desarrollar y profundizar una idea es preferible construir vari as ora­
ciones coordinadas un as con otras de la manera más simple posible, y unidas por
un hilo co nd ucto r.
La utilidad de las construcciones sintácticas simples
Una oración se puede construir de varias maneras. La variedad de las construc­
ciones puede generar creaciones literarias interesantes. Sin emba rgo, la varied ad
de las cons tr uccio nes sintácticas no genera por necesidad un a mayor coherencia
del texto. Por ello nunca se debe olvidar que un trabajo científico o un informe de
investigación exigen del redactor la bú squeda de un nivel máximo de coherencia
y claridad, puesto que obligan al lector a un esfuerzo continuo de comprensión.
Por esta razón, la or ación simple, compuesta de sujeto , verbo y complemen to, es
preferible a toda otra co ns tru cción sintáctica para expresar un a idea compleja.

220
¡Claridad y simplicidad siempre van de la mano! El man ejo de la constru cción
sint áct ica elemental, por una parte, y el manej o de un modo de estructuración cohe­
rente de las frases simples, por otra, pueden -llegado el caso- conducir a la experi­
mentación de construcciones sin tác ticas más co mplejas. Sin embargo, siempre se
debe aconsejar al joven investigador no aventurarse en experimentos de creación
literaria an tes de dominar los principios elemen tales de la constru cción sintáctica.
Preconizar una estructura lógica de redacción
Las ideas suelen en lazarse un as con otras. De ahí qu e cada ora ción suela inscri­
birse en un a est ructura lógica de red acción . Ca da nu eva oración debe an uncia rse
en la oración an teceden te y anunciar a su vez la oración siguiente. Una oración
que no ha sido an uncia da en la an te rior no prefigura la subsiguien te; de la misma
manera, un a frase qu e no se inscribe en una estructura lógica y progresiva de redac­
ción, dispersa en gran medida el pen samiento, rompe el ritmo de la argumentación
y desvía al lector.
A continuación se ilustra con un ejemplo el caso de un a estructura lógica de
reda cción:
Está claro q ue las motivaciones para optar por la memoria no co nsiste n en redu cir
el pasad o al silenc io. El pro blema consiste más bien en tr atar de amas ar co n el
pasado un ca pital qu e permit a construir un futuro, teniendo en cuenta las sit ua­
cio nes que definen la vida de los co nte mporá neos . C ua ndo falta esta búsqu eda
de valor es positivos, el presente perman ece de manera inexora ble en la sombra de
un pasad o que secr eta su memoria funesta . Existen mem orias qu e reducen a sus
h ered eros a la impo ten cia , me morias que vampirizan el fut uro, memorias qu e
consume n el ardor y las amb iciones de los co ntemporáneos. Sin emba rgo, en nin­
gún caso el pasad o puede ser un factor qu e destruya u oscur ezca el futuro de los
descendientes. Una casa no se organi za en función de los objetos hered ados. Es
mejor que alguien situado en un nuevo cont ex to reimprima sen tido para perpe­
tu ar la presencia del ayer en la con strucción del ma ña na. Lo mismo sucede cuan­
do se hereda la casa completa. Si esta casa no se renueva, pron to se convierte en
un ataúd para sus habitan tes. Por falta de renovación, el tiem po se apode ra de su
co nstrucción y la desintegra. Se pro duce en tonces una degrada ción cre cien te e
insoportable. Ren ovar no significa traiciona r el pasado; significa más bien actua­
lizar lo antig uo en func ión de los desafíos y apre mios del presente ; es lo que ga­
rantiza que lo viejo perdure . Los afanes del ahora debe n determina r los usos de lo
antiguo. Co mo es fácil entender, lo an tiguo muere para siempre si no se lo recupe­
ra en el prese n te , lo que es sin dud a deplorab le. Sin pasado , el presente se trans­
forma inva riab leme n te en ausencia . Sin em bargo, cu ando el pasado invade por
ente ro el presen te genera una espiral de repeticiones viciosas. Ilustr es pensadores
lo han repetido ad nauseam : existe un arte de heredar que consiste en ac tualizar
lo que ha sido tran smitid o co n la fina lida d de q ue se co nse rve . Só lo en es tas
cond iciones la herencia se conviert e en factor de libertad l.

1. [ ocelyn Létou rnea u, "Se so uvenir d 'o ú l'on s'en va: l'histo ire et la mémo ire com me
reconnaissan ce et dístanc e", en Passer a['avenir: bisioire, mémoire, iáetuu édans le Québec d'auiourd'hui,
Montréal, Boréal, 2004 [2000], p. 29.

221
De la oración al párrafo
El párrafo es un conjunto de varias oraciones qu e se con struyen y enlazan
mediante la enunciación y desarrollo de una idea principal. El párrafo es funda­
mental en la estructuración de un texto, puesto que est ablece coherencia, orien ta ­
ción, ritmo y unidad en la progres ión de la argumentación. El párrafo ideal se halla
in tegrado por tres part es, a saber:
• un en cabezam ien to en que la idea principal se formula de man era clara y con­
cisa;
• un cuerpo en que la idea princ ipal se desarrolla de ma nera lógica y acum ulativa;
ciertas conjuncio nes ad verb iales (en primer lugar, luego, por últ imo, etc.) pautan
esta progresión;
• un final en que se efectúa algo así como un bal ance sumario que permite re­
situa r la argumentación en relación con el desar rollo del discur so en su conj un­
to y aseg ura el paso a otra red argume n ta tiva.
En el ejemplo siguien te se ilustran estos aspectos de manera pertin en te .
Encabezamiento
[A partir de 1946, se inaugura en Q uebec un período de prosperidad econ ómica
de párrafo
incompa rab le en amplitud y regularidad co n los qu e allí se co noc ieron en tre
For mulación de la 1900 y 1944 . Sin emba rgo, cuando se abo rda el tema de manera tan general, se
idea principal pierd en de vista var ios aspectos analíticos . De he cho, cuando se est udian en
detalle las condiciones mat eriales de existen cia de los trabajadores asalariados,
se pued e ver que esta imagen de prosperidad general debe matiza rse en muchos
Cuerpo aspectos. ] [Ent re 194 6 y 1959, los sa larios nomi na les y el ingreso per cap it a
l ªidea aumen taron en Q uebec. No obs tante , la d iferencia de ingresos en tre un
trabajador de Quebeé y un o de Ontario, co n empleo idént ico, todavía seguía
sien do importante al finalizar este periodo.] [Por lo dem ás, aún en Quebec, los
2ª idea ingresos provenien tes del trabajo que percibían los asalariados de sexo masculino
y orige n franc ófono eran muy infer iores a la med ia gene ral de los ingresos de
trabajo que recibían los asalariados de otros orígenes ét nicos. ] [En tercer lugar,
3ªidea a comi en zos de la décad a de 1960, la proporción de los indi vid uos y de las
familias con ingresos insuficientes era tod avía alta en la provincia , en part icular
en las regiones alejadas de los gra ndes ce nt ros.] [Por último , la repartición de
4ª idea los ingresos en Q ue bec seguía siendo muy des igua l y discri minator ia, en
partic ular para las mujeres, los trabaja dores agrícolas y los obreros que laboraban
en los sectores blan dos de la ind ustria q uebequense.] [En suma y según los
Final del párrafo ind icadores considerados, la prosperida d que pareció caracterizar a Quebec
Balance resumido bajo la administración de Duplessis' fue sin duda vivida de mane ra muy diferente
por las diversas ca tegorías socia les"]

2. Maur ice Le Noblet Duplessis (1890-1959), abogado y político, Primer Ministro de Quebe c
(1936-1939) y (1944-1959) . Duran te su primera administración se aproba ron dos leyes de envergadura:
la del crédito agrícola y In de electrificación rural. Durante su segunda administración se creó el
Ministerio de Bienestar /Social y de la Juve ntud. Algunos pretenden que las raíces de la Revolución
Tranq uila de los años 1960, en Quebec, durante la cual la mayoría francófona abandonó su herencia
religiosa y colonial, tuvo su origen en el descon tento general que produjo su gobierno. (http://agora.gc.ca/
mot.ns flDossierslMaur ice Duplessis y llttp:((fr.wikipedia.o rg/wikilMaurice Duplessis). [N. del T ].
3. [ocelyn Létourneau, ''A.ccumulation, régulation et sécurité du revenu au Qu ébec au début des
années 1960", tesis doctoral, Q uebec, Universidad de Laval, Departamento de Historia, 1985, p. 409.

222
Articular las ideas principal es par a imprimirle una sensación de co n ti nu ida d al discurso
Palab ras de en lace" Efecto de enlace buscad o
y
también
. aún más
adem ás
igualmente Contribuyen a reforzar las ideas preceden tes
de la misma manera
apa rte de ello
en efec to
paralelamen te
pero
aunque
ahora bien
a pesar de
sin emba rgo
no obstan te Produce contras te o inflexión en relación
empero con las ideas precedentes
más bien
por otra parte
por otro lado
en cambio
de conformidad con
en consecu encia
de donde
de este modo Suma to tal o conclusión
es por ello que
por esta s razones
en suma
en resumen

El encadenamiento de los párrafos


En la oración la idea cobr a forma . El párr afo es un conjun to de varias oraciones
enlazadas por el hilo conduc tor de un a idea principal. A su vez, los párra fos se
encadenan de man era lógica para formar un a subsecció n o, en un sentido todavía
más amplio, un a sección. Subsección y secció n suelen ser el lugar de en unciación
y demostración de un elemen to fundamen tal de la hipótesis planteada en la in,
traducción de un trabajo de envergadura. De est e modo resulta que el hilo con­
ductor de un conjunto de párr afos que integran un a subsecció n o una sección es
uno de los ele men tos de la hipót esis q ue el auto r seleccio na para profund izar.
De la misma man era qu e una oración se integra en una estruct ura lógica pro ­
gresiva y acum ulativ a de reflexión, el párrafo tiene un lugar preciso en el desarrollo

4. Mots de raccordement en el original [N. del T] .

223
general de la demostr ación. De lo contrario, se rompe el ritmo de la argumen ta­
ción. Sin embargo, un o de los objet ivos fundamentales que se busca con la escritu­
ra científica es justamente la continuidad del discur so. En efecto, el texto de be dar
la impresión de "fluidez", es decir debe desarr ollarse sin rupturas, desperdicios, ni
digresion es. Se pueden utilizar diversos sec retos para brindar esta impresión de
continuidad . De esta man era, la prim era o la últim a oración de un párr afo pueden
servir de puentes con el párrafo precedente o el subsiguien te. Algunas palabr as de
enlace o alguna s expresion es de cópul as pueden ace ntuar la impresi ón de co n ti­
nuidad de un texto. Por ejemplo; "Pero eso no es todo", "Vayamos más lejos". De
hech o, las posibilidades son muy numerosas, como puede verse en el cuadro prece­
dente. Sólo debe record arse que un texto científico es un a co nstrucción por eta­
pas, ninguna de las cuales se pueden saltar, a riesgo de echar a pique la argum enta­
ción y, además, que cada inflexión importa n te de la argumen tac ión suele dar lugar
a un a nu eva subsecc ión o secc ión .

Secciones y subsecciones: los momentos cruciales de la demostración


Un texto eq uilibrado está compuesto por secciones y subsecc iones bien desig­
nadas e n los títul os. Ca da una de estas secc iones co rres ponde a un a parte de l plan
de trabajo qu e el autor ha preparado al comienzo. De algún mod o, en los títulos se
condensa la idea prin cipal desarrollada en los diez o veinte párrafos qu e suelen
in tegrar un a sección . De la misma man era, le permiten al lect or situar el co nj un to
de párra fos en relación con los momen tos precedentes y subsiguien tes de la demos­
trac ión. Por último, representan para el autor puntos de referen cia útiles que orien­
tan su proceso de reflexión y escritura.
En un texto largo, los títulos de las secciones y de las subsecciones son las
seña les mediante las cuales se pauta el desarrollo de una demostr ación , los corre ­
dores donde se efec túan las bifurcacion es funda me ntales de un discurso, los n udos
donde se ope ran los pasajes de un pun to a o tro de la argumentación. La elecció n
de las palabr as que comp onen el título de una secció n o de una subsecció n debe
ser minuciosa en extremo. En efecto, en los títulos se deb e indicar el objetivo
propuesto . En ellos se resume la susta nc ia, el arq uetipo.
Puestos unos al iado de los otros, estos títulos y subtítulos co nstituyen la colum­
na vertebr al de un text o; se asimilan a los soport es sobre los que se sostienen los
músculos (puntos de argumen tación) y la carne (elemen tos de información ).

La puntuación: el pulso del texto


Sin una pun tuac ión adec uada el text o se torn a ilegible. Se con vierte en un
de rroche de palabras desprovistas de ca rácter y fuerza que se atro pellan un as con
ot ras. En este caso, no son más qu e pensamiento en unc iado que no ha sido objeto
de formalización , un fon do no comunicable, un co n te nido no tran smisible. La

5. Expressions de cadrage en el original [N. de l T].

224
pun tu ación le imprime significad o al texto, le brinda personalidad. Le insufla vida
a lo qu e sin ella sería una hemorragia de pa labras.

Ejemplo de puntuación deficiente

En febrero de 194 9 cerca de 5.000 trabajadore s desencadenaron un a huelga, en las


dos ci udades mineras de Asbestos y The tfo rd M ines sit uadas, aproximada ment e a
100 kilóme tros al sudeste , de Montrea l. En la me moria co lec tiva de los habitantes
de Q uebec nut rida en buena med ida po r la memo ria cie n tífica , este aco n teci­
mien to fue co nsiderado, como el primer lance de una auténtica reb elió n de la base
de la soc ieda d contra la cumbre. La his tor iografía y la soc iografía, en particular las
de las décadas de 1960 y 1970 sue len presenta r aq uel movimiento como un episo ­
d io du rante el cual la colectividad q uebeq uense , se jugó y definió su futuro hacia
el progreso, y ab andonó a sus figuras trad icio nales. De manera gen er al el recuerdo
qu e se conservó de la h uelga fue el de un movi miento unánime por par te de los
trabajado res, y el de un a acción tri unfa l, por parte de la clase obrera. ¿Pero cuá l fue
la significació n q ue tuvo es ta hu elga para aq ue llos y aq ue llas q ue la lleva ron a
cabo, y que , pagaro n el pre cio en forma de ta ntos desgarramien tos; dicho de otra
ma ner a la representación hab itu al de la hu elga del am ianto coincide co n la de los
tr ab ajadores, que vivie ro n el conflicto en lo co tid iano, como un ep isod io que no
era necesari amente la surna to ria exac ta de los desafíos plan tea dos por un a socie­
dad que todavía estaba po r construir.

Ejemplo de puntuaci ón correcta

En febrero de 194 9 cerca de 5 .000 tr abajadores desencadenaron un a hu elga en las


dos ciu dad es mineras de Asbestos y T hetford Mines, situadas aproximadamente a
100 kilómetros al sudes te de Mon treal. En la memoria colec tiva de los ha bitantes
de Q uebec, nu t rida en bue n a med id a por la me moria cie ntífica , este aco n teci ­
miento fue considerado como el primer lance de una auténtica rebelión de la base
de la sociedad contra la cumbre. La histo riografía y la sociografía, en particular las
de las décadas de 1960 y 1970, suelen present ar aq uel movimiento como un episo ­
dio duran te el cu al la colectividad quebequ ense se ju gó y defin ió su fut uro ha cia
el prog reso, y aband onó a sus figuras trad icion ales. D e manera general, el recuerdo
q ue se co nse rvó de la h uelga fue el de un movimiento uná nime po r pa rte de los
trab ajadores , y el de una acc ión triu nfa l por parte de la clase obrera . ¿Pe ro cuá l fue
la significación q ue tu vo est a h ue lga para aq ue llos y aque llas que la lleva ron a
cab o, y que pag aron el precio en forma de tan tos des garramientos? Dic ho de ot ra
ma nera, la represen tación h abit ual que se da de la h ue lga del amianto co incide
con la de los trabajador es, q ue viviero n el conflicto en lo co tidiano, como un epi ­
sodi o que no era necesariamente la suma roria exac ta de los desafíos planteados por
un a sociedad qu e to davía est aba por constru ir,"

Pun tuar un texto no solo sign ifica pon er aquí un a coma, allá un punto . Se tra ta
m ás bien de orga nizar el texto busca ndo un máximo de se ntido y efecto sobre el
22S
lector. La puntuación es un sistema co mp lejo de sign os que tiene por efecto reg la­
me n tar el flujo de las pa labras, marcar las pa usas, establecer las divisiones, definir
cie rtas relaciones sintácticas . Para la co ns tr ucció n de una oración, la pun tu ación
es tan necesaria co mo las pa lab ras . Ahí rad ica su importancia.
Todos conocemos los signos de puntuación: el punto, el pun to y com a, los dos
puntos, los puntos suspe ns ivos, los signos de in terrogación, los signos de exclama­
ció n , la coma, el guió n , los corchetes, los paréntesis y las comillas. La principal
dificultad consiste en utilizarlos de mod o adecuado y oport u no. Un sign o de pun­
tuación mal puesto traiciona el sen tido de una oración, des na tura liza una idea e
in te rrumpe una argume n tac ión. Utilizados de ma ne ra co rrecta, co n tr ibuye n al dis­
curso, pone n e n evidencia un a idea, acentúan o minimizan un elemen to de infor­
mación. La punt uación hace habl a r al texto, pauta el to no de l discurso, ac elera o
retarda el tempo de una discu sión, establece las relaciones en tre los diferentes pun ­
tos de argumentación. La puntuación es el pulso del text o.
Los dos ejempl os precedentes permiten percibir, por una pa rte, la ambigüed ad
e incoh erenc ia de un texto mal puntuad o, y, por otra parte, la cla rid ad y el efecto
de co n tin uida d de este mismo te xt o provisto de una puntu ación ade cua da.
Sin embargo, la redacció n de un bue n tex to no resul ta só lo ni muc ho menos
del dominio de los principios elementales d e la comunicación esc rita; hay que ir
to davía más lejos. El ob jetivo preciso de la prese n te sección consiste en condu cir­
nos allí.

2. Redactar para co n ve n ce r y seducir

La fase de la red acción sue le asociarse con una dosis mayor o me nor de angus­
tia por parte del investigado r. Si éste procede a partir de un plan d e trabajo, su
ang ustia desaparece en gran medi da, puesto qu e él sabe cómo va a de sarrollar su
arg umen tació n. D e la misma man er a, sabe co mo efec tu ar las trans iciones en su
demostración.
Sin embargo, queda por resolver el asun to de la escritura del texto. Al gu nos
multiplican las ve rsiones preliminares t ra tando de mej or ar y profund izar cada vez
más en los objetivos , co n te n ido y for ma. Existe un métod o más racional , qu izá más
rápido, que co nsiste en red actar un tex to en dos tiemp os:
• en pr imer lugar, redacta r par a con ven cer al lector ;
• enseguida, re toma r el texto para sedu ci r al lector, es decir, para cautivar su
interés de man era sostenida.
En ambos casos, el au tor debe propone rse la claridad como objetivo fund a­
me n tal. En el recu ad ro siguiente ap arecen cie rtos secretos para lograrla.
A hora se examinará más de ce rca el método sugerido.

6. [ocelyn Lérourneau , "La greve de l'amian te entre ses m érnoires et I'h ísto íre", Joumal of ¡he
Oral History of Canada [D alho usie University, Nou velle- Écosse], n" 11, 1991 , p. 8 .

226
Redactar para convencer al lector
La redacción preliminar es la fase en que el in ve stigad or se interesa principal ­
mente por la calidad de los argumentos que moviliza, las pruebas que esgrime , la
información qu e o rga n iza. Es la etapa en qu e se esfuerza por ser co nv in cen te , or­
denando de la manera más inteligente posible su documentación; es el momento
en que lo invade la pr eocupación por vol ver indiscutible la parte informativa de su
te xto ; es también el momento en que bu sca o rga n izar sus reflexiones, sus ide as y su
documentación en fun ción de una estrategia de demostración. De alguna manera
todo este proceso se ase meja a l escena rio de una ju st a intelectual con el lector.
Esta redacción preliminar n o implica por fuerza el mej oramiento de la forma
del te xto. Sin emba rgo, contrario a lo que ocurr e con el método de las version es
sucesivas, implica un trabajo lab orioso de poda y organización del contenido de un
te xto.

Objetivo: la claridad

Redactar un texto perfectamente comprensible para el lect or es una ope ración más
delicada de lo qu e parec e. No deb e olvida rse que vivimos en una época en que la
comunicación oral ocupa un lugar importante. Sin embargo, con dem asiada fre­
cuencia se tiende a olvida r que lengua escrita y lengua habl ada son dos formas de
expresión diferentes.
En efecto, no se puede escribir como se habla . El gesto, la mirada, la entonación y
el contexto de conjunto contribuyen a la int eligenci a del discurso del locutor en la
comunicación oral. Este último tiene la posibilidad de verificar de inmedia to el
efect o de sus palabr as y de reformular lo que su int erlocu tor no parece haber en­
tendido según se deja ver en el frunc ido de su ceño. En el escr ito se produc e un
texto de una vez por todas. En este caso, el texto es el únic o intermediario entre el
emisor y el recept or. Éste perm ane ce como el único sustrato que puede interrogarse
a propósito de aseveraciones qu e algun as veces adolecen de incoherencia.
Como es obvio, no se pretende que la expre sión oral deba ser descuidada, se trat a
más bien de subrayar hasta qu é punto la claridad es la cualidad princ ipal de un
buen texto . Para alcanzar esta calidad es necesario en primer lugar dominar un
tem a. Ello implica considerar la import anci a de cad a una de las eta pas del trabajo
intelectual que van de la definición del tem a hasta la organizaci ón del material
colectado, en el marco de un plan de trabajo coherente. En ningún caso la escritu ­
ra puede llen ar los vacíos de las etapas pre cedentes. El adecuado de sarrollo de
ca da una de estas etapas es lo que permite , en última in stancia, que el joven
inve stigador pueda co nce ntrarse en la ca lidad de la lengua, respetand o las co n­
venciones que la regulan.
Estas convenciones tien en nombres propios, a saber : gramática , ortografía, sintax is,
vocabulario y puntuación. Se trata de un código complej o que el joven inve stiga­
dor debe adoptar para comunicarse con eficacia mediante un texto. Mientras más
se respete tal código, mayor es la probabilidad de que el pen samiento sea aprehe n­

227
dido por lo que es. A la inver sa, el lector deb e interpretar y adivi na r cua ndo la
forma traiciona el sen tido . En estas condiciones, queda sin en te nder la ide a enun­
ci ada .
. C iertos sec re tos con firmad os en múlt iple s ocasiones con tribuye n a gara n tizar la
clarid ad de un tex to:
• pra cti car una serie de lecturas y relecturas en las que el obje tivo consiste en
observar un sólo aspecto, a saber: las co nvenci on es lingüísticas;
• dej ar decan ta r la edición prelimina r, lo q ue genera distan cia en relación con el
pen sami ento propio y permite coloca rse en la posición de quien leer á el text o
por primer a vez.
D arle el texto a un colega de confi anza par a que lo lea. Éste puede, con frec uencia
mejor qu e el prop io auto r, desen trañ ar las incohe renc ias de la argume n tac ión , los
errore s de estilo, las digresiones , en tre o tros aspec tos.
Leer el texto en voz alta. Algunas falta s, en particul ar las de sin taxis, se detecta n
con mayor fac ilida d median te la escucha .

Redactar para seducir al lector


La segunda etapa es el mom ento en qu e el investigador se interesa principal­
mente en la comunicación de su pensamiento. Entonces equilibra y perfec cion a
su texto en función de una estrategia de seducción inte lectua l del lect or. Momento
en que el investigad or se preo cup a por la exactitud de sus formul aciones, la belleza
de su estilo, la precisión de sus términos, la artic ulación funcion al de sus oraciones ,
el desarr ollo lógico de su texto, la concisión y clarid ad de su escritura. Momento en
que se torna indispensable el recurso a un a gramática ya diccionarios especializ a­
dos. En el recu adro de la página 229 se brindan algunos títulos muy pertinentes
para este propósito .
Con su texto, el investigador debe brindar la impresión de que domina su
tema con la misma suficiencia con que lo formuló. El empleo de un estilo vigoro ­
so y seguro, la sutileza para expresar los matices, el apoya rse en un a documenta­
ción rica y abundan te y la capacidad para desplegar el vocabulario especializado de
algunas disciplinas son exigencias de un ideal dign o de ser alcanzado. El investiga­
dor tambi én debe dar la impre sión de qu e ha obtenido placer adelantando la in­
vestigación que ahora entrega al público. Se trata de un a manera eficaz de suscitar
la simpatía del lect or hacia su trabajo.
En tod o caso, el investigador que red acta un texto deb e mantener presentes
ciertas pautas que le ayudará n a comunicar mejor su pensam iento y por ende a
ca utivar el in te rés del lector. A continu ación se enumeran diez de ellas:

228
l . Emplear la palabr a adec uad a para expresar una buena idea.
2. Utilizar los términos precisos que eviten dudas de sen tido; en algunos casos,
definir las nociones y los co nce ptos que se utilizan en el te xto.
3. U tilizar un voc abul ario simple, más fácil de man ejar qu e un a terminología ela­
bor ad a cuyos matices semán ticos se hall an a menudo fuera de nuestro alcance.
4. Variar las formulaciones sin tác tica s y estil ísticas para evitar las repet iciones
molestas y la monotonía del texto.
S. Prefer ir el modo activo al pasivo, porque aligera el texto y facilita la comunica ­
ción del pensamiento.
6. Evit ar la prolifer ación de adjetivos califica tivos, adverbios y pronombres relati­
vos en un a mism a o ració n, por qu e la tornan pesad a y a veces confunden y
comprometen la continuidad del discurso.
7. Trat ar de asoci ar la argumen ta ción abstracta con la argume ntación empírica,
con la finalid ad de que se valoricen y refu ercen m utu am ente.
8. Coloc ar las palabra s en la oración de modo que la idea se destaque, un to no se
impon ga, los argumen tos cobren contraste, etc.
9. Elimin ar sin vacilacion es toda pa labra o segmen to de oración inútil a la com­
pren sión de la idea ex presa da . Evit ar la ve rborrea, de la qu e nunca es tá n exen­
tos los espe cialistas, incl uso los más consagrados .
10. Prep ar ar un a versión preliminar del texto antes de co rregirlo.

Dominar el arte de la expresión escrita:


aprender a conocer los "verdaderos amigos"?

Poner por escrito los resultados de la investigación y la reflexión se convierte en un


autén tico plac er cua ndo las palabras dejan de ser en em igas par a volverse có mpli­
ces . Aunque el arte de escr ibir, a la manera de los mejore s escrito res, no se halla al
alcance de tod os, el domin io de las té cnicas de ex presión escrita sí puede adquirirse
mediante la práctica regul ar.
Dominar las diferentes convenciones de un a len gua con siste, ante tod o, en saber
manejar, cada vez más y mejor, los ins tru me ntos de tr abajo: los diccionarios y las
gramáticas. Es indudable q ue estos volúmene s pesados y áridos no se leen de pasta
a pasta, pu es no est án con cebidos para leer se como si fueran un a novela. Sin em ­
bar go, se deben manej ar con eficac ia para dominar el ejercicio de la esc ritura.
Existen varios tipos de diccionarios y gramá ticas , entre los cu ales son indis pensa­
bles los siguien tes:

7. El tex to de este recuadro fue adapt ado por el pro feso r C leóbu lo Sab ogal Cá rdenas , jefe de
la Oficina de Divul gación de la A cademia Co lombiana de la Len gua.

229
El diccionario de lengua
Se recomie nda provee rse de u n diccio na rio d e lengua (diccio nario lin güístico o
diccionari o genera l definitorio) , por eje mplo, el Diccionario de la lengua española, de
la Real Acade mia Espa ñola", oficia l en todos los países de habl a h ispana , o, en su
d efecto, d e un o no académ ico, co mo el Gran diccionario de la lengua española
(Laro usse) , el Diccionario Salamanca de la lengua española o Lema. Diccionario de la
lengua española, entre otros. As imismo, exist en importantes y va liosos lexicones
des criptivos o de uso q ue , co mo su nombre lo dice, co ntiene n los voc ablos más
usuales de un idioma en una épo ca determinada (estén ace p tados o no por la Real
Academia) , po r ejemplo, el Diccionario de uso del español, de María Moliner, cuya
segunda edición es de 1998; el Gran diccionario de uso del español actual, publicado
por la Socied ad G eneral Española de Librería en el 200 1; Clave. Diccionario de uso
del español actual;9 el Diccionario de uso del español de América y España 1o; y el Diccio­
nario Planeta de la lengua española usual. Todos ellos presentan las acepciones pro ­
pia s y figur ad as de las pa lab ras y su uso corr iente en el idio ma . A lgunos incluyen
cuadros de conjugación, dan sinó nimos y parónimos o suministran info rmació n gra­
mat ical y etimo lógica .
Recientemen te , la Real Acade mia Española, co n e l ánimo de ace rca r más a los
hispanohabl antes al vocabulario , ha lanzad o dos lexicones muy se nci llos, co n pala­
bras y locu ciones típicas del léxico actu al: el Diccionario del estudiante (2005) y el
Diccionario esencial de la lengua española (2006). Ambas obras están enr iq uecid as
con ejemplos y orientaciones grama ticales o léxicas.
En otro plano está n los dicciona rios enciclopédicos, "propios de países latinos como
Francia, It alia, Portugal y España", u donde se mezclan un diccionari o de lengua y
otro de materias o cosas" . El más amplio de ellos en nu estro idio ma , y el más grande
del mundo, es la Enciclopedia universal ilustrada europeo-americana, "más conocida
popularmente por Enciclopedia Espasa", 13 pero cuyo nom bre de enciclopedia "no pa­
rece muy adec uado, pues se tra ta sin ningún géne ro de du d as de un diccionario
enc íclop édíco'l " ; ac tua lmen te (200 7) tiene 117 vo lúmenes. Cabe me nc iona r tam ­
bién la Nueva enciclopedia Larousse, publica da por la editorial Planeta, q ue , "pese a
su título , [es] un diccionario enciclopédico" 15.

8. Se puede co nsu lta r en la página de la Acad emia: www.rae .es


9. Se puede consu lta r en lu tp.z/clave .Iibrosvivos.net
10. D ispon ible para su consulta en www.diccionar ios.com
llo José Mart ínez de Sousa , Diccionario de lexicografía práctica, 'Barce lona , Bibliog., 1995, p.
178.
12. Cfr. José Martín ez de Sousa , Diccionario de bibliología y ciencias afines, 2ª ed ., Madrid,
Fundación Germán Sánc hez Ruipérez/ Pirá mide , 1993, p. Zó l ,
13. Diccionario de lexicografía práctica, p. 137.
14. Ibíd., p. 138.
15. José Mar tínez de So usa , Manual de estilo de la lengua española, 2ª ed., Gij ón, Trea, 2003 ,
p. 330.

23 0
La gramática
Una gramá tica suele ser un manual donde aparece n las reglas que regulan el em­
pleo de los diferentes tipos de vocablos. Allí es tá n descritas todas y ca da una de las
partes del discurso, expresión consagrada que desi gna las voces según su n aturale ­
za: sustan tivo, verbo, adjetivo, preposici ón, entre otras. Allí también se ex pon en
los princip ios de concordancia, " según el papel que los términos c umple n en la
oración: suje to , complemento, atributo, e tc. A simismo, se aprende qué cl ase de
pal ab ras no var ían nunca y có mo la índole y la función de otras influyen sobre la
concordancia.
La gra má tica ofici al de nuestro idioma ha sido la de la Real A cademia Española.
Una nueva edición de ella fue presentada y aprobada en e! XIII Congreso de Aca­
demias de la Lengu a Española , e! cual se verificó en Med ellín del 21 al 24 de marz o
de 2007.

El diccionario de dificultades
El diccionario de dificultades facilita y completa el uso de la gramática. Las regla s
y las palabras que plantean mayores inconvenientes ap arecen clasificadas por or­
den alfabético (de ah í el apelativo de diccionario), lo qu e simplifica su consulta.
Varios lexicones de este tipo se han escrito. En la actualidad, el más import ante es
e! Diccionario panhispánico de dudas, de la Re al Academia Española y la As ociación
de A cademias de la Lengu a Española, publicado en octubre de 2005. Antes que
éste saliera a lu z, el más útil, completo y conocido er a e! Diccionario de dudas y
dificultades de la lengua española, del ac adé mico español Manu el Seco Reymund o,
muchas veces editado y reimpreso por la editorial Espasa 17. Mención esp ecial me ­
rece el Diccionario de usos y dudas del español actual, de Jo sé Mar tínez de Sousa,
cuya tercer a y última ed ición es de! año 2001, publicado por la editorial Sp es .

El diccionario de anglicismos
De sd e final es d el siglo XIX, el elemento inglés es el que más ha influido en la
lengua española, pues a ntes lo fue el franc és: ''Ayer imp eró el galicismo . Hoy con­
templamos el reinado del anglicismo"18. Por eso, hoy más que nunca debemos estar
atentos para evitar el em pleo in n ec esa rio de voce s extranjeras, pues "en lo que se

16. Desde la Antigüed ad se le daba much a importan cia a este tem a, por eso el filósofo latino
Séneca sost uvo: "Decir lo que sentimos, sentir lo que decimos, concordar las palabras con la mente".
y en Colombia, don Marco Fidel Suárez, uno de los tres grandes filólogos de este país, afirmó: "En
ningún otro departamento del lenguaje son tantas y tan caprichosas las variedades del uso".
17. Un a nueva edición resum ida y actualizada de est a obra se publicó en e1 200S: Guía práctica
del español actual; Diccionario breve de dudas y dificultades, donde Manuel Seco es coautor junto con
Elen a Hernánd ez.
18. Ricardo J. Alfara, Diccionario de anglicismos, Madrid, Gr edas, 1964, p. 7.

23 1
habla y se escribe , por desconocimiento de lo propio se mend iga tanto a lenguas
extrañas, que se hace apa recer la nu estra co mo una zarra pastrosa n utrida sólo por
lo que o t ras le dan"!", sin olvidar, claro está, qu e "el tér mino ext ran jero ha de
ace ptarse cuand o no hay más remedio, pe ro n unca cuando en castellano pod emos
hallar equivalentes castizos'?",
El más representativo de este tipo de lexicones es el Diccionario de anglicismos, del
panameño Rica rdo ]. A lfare, editado por Gred as, del qu e se co nocieron tre s edi ­
cio nes, la última salió en 1986 . Once años m ás tarde (1997) , esta misma edi torial
sacó a la luz el Nu evo diccionario de anglicismos, cuyos autores son Félix Rodríguez
González y Antonio Lillo Buades. Un buen complemento de est os do s vocabula rios
es el Diccionario de palabras y frases extranjeras , de Arturo del H oyo, cuya tercera y
más reci en te edic ión es de l año 200 2.

IPreccuci ón!

De be tenerse en cuen ta q ue la integración de dicciona rios y gra máticas a los pro­


gramas corrientes de procesam iento de texto no eximen al autor de un escrito de
una revisión lingüística metódica y sistemá tica de su obra. Esto se explica , al me­
nos, de dos maneras. Po r una pa rte, la inteligencia peculiar de los escritos de scon ­
cierta con fre cuencia las lógicas o rtográficas y gramatica les de los progra mas de
procesamiento de texto, ha sta el punto de que muchos "errores" son ignorados o
identificados de mane ra inadecuada por los programas electrónicos, incl usive los
má s sofistic ados. Por otra, la experiencia demuestra q ue los prog ramas elec trónic os
no se hallan exen tos de er rores y olvidos. Vale la pena con trolar siempre el trabajo
mecánico de la máquina , pues "los cri terios de corrección gramatical que contem­
plan los co rrectores gramatica les no incluyen todas las espe cificaciones real izadas
por la gram áticas nor mativ as, por lo que pasan por alto err ores o, por el con trario,
subray an como err óneas estructuras que no lo son'? '.

19. Roberto Resrrepo, Apuntaciones idiomáticas y correcciones de lenguaje, 2ª ed., Bogot á, Im­
prenta N acional, 1955 , p. 9.
20. Humbe rto Toscano, Hablemos del lenguaje, Nueva York, [osh ua Powers, Inc ., 1965 , p. 21.
21. Estrella Mon tol ío (coo rd), Manual práctico de escritura académica, Barcelona, A riel, 2000 , v.
11I , p. 185 .

23 2
Apéndice 1

Cómo presentar referencias bibliográficas

El lect or con oce la importan cia de un a referen cia bibliográfica prec isa y com ­
pleta, aunque sólo sea para identificar ult eriormente la publicac ión citada por un
autor. Por desgracia, el investigador lo olvida con frecuencia o se muestra negligen­
te a este respecto. En este apéndice se propone un método para presentar referen­
cias bibliográficas, que incluye las referencias a los documentos jurídicos y a los
documentos electrónicos. En este método se asocia la precisión con la concisión y
el sentido práctico.
En materia de presentación de referencias bibliográfic as no existe un a maner a
únic a que goce de aceptación universal. De he cho y cad a vez con mayor frecuen­
cia, los investigadores utilizan sistemas abreviados que reducen de forma conside­
rable la infor mac ión bibliográfica qu e acompaña la mención de un documento.
Este modo de proceder co n tribuye a complicar los prob lemas de la comunicación
científica y aumenta, a veces de manera muy significativ a, el tiemp o necesario par a
reubicar las referencias en los ca tá logos de las grandes bibliotecas o en Internet.
En este apéndice se propone un sistema razonado de presentac ión de referen­
cias bibliográfic as. Nos inspira el deseo de sensi bilizar al joven inve stigador acerca
de la necesidad de asimilar un código de co nducta en materia de comunicación
científica. En el sistema propuesto se ap rovechan las ven tajas de los modelos de
presentación existentes; además, se incluyen aportes qu e han sido objeto de con­
senso durante los últimos años. Con el sistema suge rid o no se pr etende la
exhaustividad, sólo se trata de prever los casos más frecuentes qu e debe enca rar el
investigador principiante':

1. C inco obras no s han ay udad o a ela bo ra r las re fe re n cias bibliográfica s que apa rece n en las
pá ginas sigu ien tes , incluye n do las de los docume n tos elect ró nicos: Be noit Bernier, Guide de présentation
d'un travail de recherche, S illery, Pr esses d e l'Uni versit é d u Q uébec,1979 [19 73]; Te rry Co ok eL al.,
Références aux documents d'arcluoes, Otawa, Arc hives p ub liques du Cariada, 1983 ; Ka te L. Tura bian,
A Manual for \X!riLers of Term Papers: T heses and Dissen auoos, Sª ed., Chicago , U n iversity o f C h icago
P ress, 198 7 [19 3 7]; [ ea n -G uy Víolette, ba jo la d ír de, Guide pour la rédaetion et la présentation des
mémoires er theses, l a ve rsió n , Q ue bec, U n iver sité La val , D épa rt em e n t d 'h ísto ire, 198 7; Rosair e Ca ron,
"C o rnrnent cit e r un do c umen t éle c t ro ni q ue ?", Universi té Lava l, Biblio t h éque, site de la Bibl io t h éq ue
de l'U niversité Laval, [en ligne], www .bibl.ulaval. ca/doelec!citedoce.html (p ágin a consultada el 27
de marzo de 2005) [N . del T ]: Aq uí se han respe tado los criterios del profesor Lé to u rn e au y la
bib liografía por é l br in dada . El lec to r inter esado en b ibli ogr afía correspo n di e nte par a el mundo hispa­
n o pu ed e co nsu ltar, entre otras obras, Reglas de catalogación angloamericanas I pre paradas ba jo la
d irecc ión del [ o int S tee ring Co rnm ittee for Re vision of AAC R u n co m ité d e American Library
A ssoc ícuon .. . [ez al].. . [trad ucción y re visió n gene ra l Ma rga rita A maya de H e redi a , 2ª ed. rev. en
2002, actua lizaci ón 2003 ], Bogotá: Rojas Eber hard Ed itor es, 2004, XX, 702 p. en paginac ión variada, íl.

233
1. Los libros

La autoría

Un autor2
Amaya, José Antonio. Mutis, apóstol de Linneo: historia de la botánica en el virreinato de Nu eva
Granada, 1760-1 783, Bogot á, Instituto Col ombi ano de Antropol o gí a e Hist ori a
(IC A N H) , 2005, 2 V., il. , cuad ro s, bi bliog,

Dos autores
H ob sbawm, Eric ]., y M arc Weitzmann . 1968, Magnum en el mundo /Textos EricJ . Hobsbawm,
Marc Weitzmann , Barcelona, Lunwer g [1998], 271 p., il.

Tres autores
Lorenzi, [ean-Herv é, Olivier Pastré y Joell e Toled an o. La crise du xX" siécle, París, Economica ,
1980,387 p., c ua d ros , gráfs., di agr.

Más de tres autores


Weitzm ann, Kurt, et al. The lean, tr ad . d el it al iano , N ew York, Knopf, 198 2 [ed. it al. , 1981],
41 9 p., pl., ín d ice .

Autor corporativo3
Universidad Nacion al de Colombia, D e pa rta m en to de Plane ación. Quimbaya: plande ordena­
miento, Bogotá , Universid ad N acio n al de Colombia , [197?], 123 h., il. , cu adros, gráfs.,
m apas, planos .

Por ot ra part e, la profesora Margarita Amaya de Here dia, de la U niversidad Nac ional de Colombia,
revisó la tradu cción del prese nte apénd ice. Ad emás, Alej and ra Orozco, de Patr imoni o Fílmico Co ­
lombi ano, Clara Lucy Valenzuela Gó mez, de la Biblioteca Ce ntr al de la Unive rsidad Nacional,
Ca rolina Vanegas Carrasco, de la Cur ad uría del Museo Nacional de Colombia, Jaime Du art e Castro,
del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, Yezid Alejand ro Pérez Jerez, de la Universidad Naciona l
de Co lombia y Maur icio Tovar González colaboraron en la identificación de los ejemplos de este
a pénd ice .
2. Todas las referencias bibliográficas qu e apa recen en est e apéndice citadas a modo de
ejemplos se presentan en forma compl eta. En la referencia se inclu yen las car act erísticas externas y
físicas de una obr a: número de páginas, ilustr aciones, mapas, planos, entre otras. Estas ca racterísticas
suelen indicarse de modo abreviado. Los significados de las abrevia turas de uso común en las referen­
cias son los siguientes: p. (página-s) , t. (tom o) , v. (volumen), bibliog. (bibliografía), co l. (colección) ,
facsim., facsimis. (facsímile, -es) , diagr., diagrs. (diagrama , -s) , il. (ilustración, -s), foIl. (folleto), fase.
(fascículo), grabo (grabado, -s), apend. (apénd ice) , a nexo(anexo) , ca p. (capítul o) , ms. (manu scrito ),
mss. (manu scritos), litogr, (litografía). Las ant er iores abreviaturas y sus significados se han tom ado de
Reglas de catalogación angloamericanas, ed . cit., Apéndice B-l.
3. Si el no mbre procede de inst anci as de un organismo (servicio, dirección, oficina , entre
otras) , es necesario citar en orden jerárquico las unidades per tinentes.

234
Entidad gubemamental4
C olombia, Depar tamento N acional de Plan eación, Di visión de Inversión Ext ranj er a. A Bu­
sinessGuide for Foreign Investment in Colombia, San tafé de Bogotá, Departamento N aci o ­
nal de Planeaci ón, 199 2, 167 p ., il.

Entidades sin nombre


Gloria, arte y humor:en [os« María Espinosa elabanderado de Nariño, Bogotá, Banco C afetero, ca.
196 8 ,116 p., il.

El título

Títul o
Braudel, Fernand. El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe n, tr ad. del
francés de M ari o Monteforte Toledo, Wencesl ao Roces y Vicente Simón , 2ª ed., 1ª reimp .,
México , Fondo de Cultura Económic a, 1980, 2 v., il., índices, co l. Sección de Obras de
Historia.

Título y subtítulo5
Obregón Torres , D ian a. Batallas con tra la lepra: Estado, medicina y ciencia en Colombia, Medellín
[Colo mbi a] , Banco de la República / Fondo Editorial Universid ad EAFIT, 2002, 422 p .,
[12] p. de lám.

Título escrito en una lengua extranjera más o menos conocida de los lectotes"
Volb ach, Wolfgang Fritz . Elfenbeinarbeitender Spdtantike und des frühen Mittelalters [M arfile s de
fina les de la An tigüe da d y de la Alta Ed ad Media], 3ª ed . re v. y corr., Magunci a, Philipp
von Zabern, 1976 [191 6], 154 p ., 1 h., 116 h . de lám.

4. Existe otr a forma de describir los docu mentos de ent idades gubernamentales, que puede
ser acep tada. En este caso, se designa como autor a la persona que ha preparado la monografía. El
organismo se convierte entonces en editor de la obra. Ejemplo: Morin , And ré. D épenses et rémunération
dans les aámin istratums publiques: évolwion et importance relative [Gast os y remu neración en la admi­
nist ración pública] (Q uebec, O ntario, Canadá, 1969-1979), Que bec, Conseil du trésor, Burea u de la
recherche sur la rémunéra tion, 1982, 73 p., rabl., ano
5. El uso consagrado aconseja trans cribir y subrayar el subtítulo de un a publicación. Para
marcar la separa ción entre el título y el subtítulo se recomiend a el uso de los dos puntos. Mediante los
dos punto s se indica que el subtítulo aclara, específica o desarrolla el títul o. A lo largo de un trabajo
se debe adoptar la misma manera de indicar la relación entre el título y el subtítu lo.
6. La regla básica relacionad a con los títulos en lengua española, francesa e italiana es la
siguiente: después de la primera palabr a del títul o sólo se usa mayúscula para los nombres propios. En
lengua inglesa se escribe con mayúscula la primera letra de todas las palabras, salvo los artíc ulos, las
preposiciones y las conjunciones. En alemán, se escribe con mayúscula la primera letr a de todos los
susta ntivos, incluidos los sustantivos co munes. En todos los casos la primera palabra de un títul o se
escribe con mayúscula inicial.

235
Título paralelo
Sa n Pío A ladrén, María Pilar (scientific editor) . Mutis y la RealExpedición Botánicadel Nuevo
Reyno de Granada/1'vfutis and theRoyal Botanical Expeditionof the Nuevo Reyno de Granada,
Bogotá (Colombia), Villega s/ Barcelona, Lun we rg, 1992 , 2 v., il.

Título de un tomo de una obra de un mismo autor


Kolakowski, Lesze k. Las principalescorrientesdel marxismo, t. 2: La edad de oro, tra d. de l po laco
de Jorge Vigil, 2ª ed., Ma drid, A lianza, 1985 [1978], 542 p .

Título de un tomo de una obra de diferentes autores


Bod y-Gendro t, Sophie, et al. De la Primera Guerra Mundial a nuestros días, t . 5 de Historia de la
vida privada, bajo la di rección de Philippe Aries y Georges D uby ; traducción del fra ncé s
de José Luis Checa Cremades, Madrid, Tauru s, 1989,634 p., il., bibliog., índice .

Ac tas de un coloquio
Fiestas y liturgia: actas del coloquio celebrado en la Casa de Velásquez / Fétes et liturgie : actes du
colloque tenu alaCasadeVelásquez (Madrid, 12-14 de diciembre de 1985), M adr id, Casa de
Velásq uez / U niversidad Complute nse, 1988,312 p., u., bibliog., col. Casa de Velásquez, 4.
A m aya, José Antonio, y O iga Re st repo Forero (coords. de la ed. ) . Ciencia y representación:
dispositivos en laconstrucción, la circulación y lavalidacióndelconocimientocientífico / II Colo­
quio sobre Ciencia , Tecnología y Cultura (Bogotá, 1995) , Sa ntafé de Bogotá, Universi­
dad Nac ional de Colombia, 1999 , 452 p.

Catálogo de una exposición


Exposición el regreso de Hu mboldt (200 1, Qui to). El regreso de Humboldt, ca tálogo de la
expos ición e n el M useo de la Ciudad de Quito, junio -agos to de 2001 , Quito, M useo de la
C iudad de Q uito, 2001, 207 p., il., bib liog.

Participaciones div ersas en la preparación de una obra

Director, editor, compilador, coordinador, entreotras


Rodríguez, Pablo (coord.). La familia en Iberoamérica: 1550-1 980, Bogotá, Conven io A nd rés
Bello / Universídad Externado de Colombia, 200 4, 526, [40 ] p. de láms., il., bíbliogs., col.
Confl uencias.

Traducción
Léro urn eau , Joce lvn. La caja de herramientas del joven investigador: guía de iniciación al trabajo
intelectual, tra d . de l fran cés por José Anton io Amaya, Medell ín, La C arre ta, 2007 , 260 p.,
il., col. Ariad n a.

236
Dirección de un número monográfico de una publicación seriada
Lécournea u, [ oc elyn, y Bog umil ]e wsiewic ki (bajo la d irecc ión de) . "Po litiqu e de la m émoire ",
Politique et sociétés, v. 22, Nº 2, n úm ero monográfico, 2003, 101 p.

Prólogo, prefacio, introducción, entreotros


Abascal,] uan M anuel. La ciudad hispano-romana: privilegio y poder, pról ogo de ] ulio Caro Baraja,
Logro ño (España), C ole gio Oficial de Apa rej adores y A. T de la Rioja, 1989, 254 p., il.,
bib liog., índices, col. Ibercaja Rioja, 3 .

Características de la edición

N ueva edición
Lét ourneau, [ocelyn. Le coffre aoutils dHchercheur débwant : guide d'initiation au travail intellectuel,
nueva ed. rev., aum . y puesta al día, Mo ntreal , Bor éal, 2006, 259 p., il, recuad ros , esque mas ,
bib liog .

neimpresión por lamisma editorial


Bloch , M ar c Léo pold Benjam ín. Apologie pour l'histoire ou métier d'historien, París, A rm a n d
Co llin, 195 2 [1949], 110 p., co l. Cahiers des annales.

Reimpresiónporotra editorial
G ó mez H oyos, Rafael. La revolucióngranadina de 181 0: ideariode una generación y de una época,
178 1- 1821 , Bogotá, Te mis, 1962 , re impresió n, Bogo tá, Institu to Colombia no de Cu ltura
Hispánica, 1982, 2 V., bibliog.

Dirección bibliográfica

Varios lugares de edición 7


Baxandall , M ich ael. Pauerns oi Intention: On the Historical Explanation oi Pictures, Londres/
New H aven, Yale University Pr ess, 1985, 148 p., pl., índice .

7. Si el nombre de un lugar de edición es ambiguo, al punto de crear riesgo de confusió n ent re


dos ciudades, es preferi ble agregar, después del nombre de la ciudad, el nombre del país, de la
provincia o del Estado donde se en cuent ra la ciudad . Esta aclaración se hace de modo abrev iado y va
entre paréntesis. Ejemplos: Ca rnbrigde (Ma ss.) : Ca mbrigde (R. U.). Si el lugar es poco conocido, es
mejor precisarlo. Cuando el lugar de edición aparece escrito en una lengua extra njera, debe trad ucirse
al español. Así, se escribe "Quebec" en lugar de "Québec", "Montreal" en lugar de "Montr éal",
"Florencia" en lugar de "Firenze''. Por último, si el lugar de edición no aparece en la publicación, se
escribirá "s.l.", q ue quiere dec ir "sin lugar".

23 7
Dos editores8
Silva, Ren án . Los ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808: genealogía de una comunidad de
interpretación, Bogotá, Banco de la República / Medellín, Fondo Edit orial Uni ver sidad
EAFIT, 2002, 674 p., bibliog., índ ice.

Edición escalonada en el tiempo9


Ricoeur, Paul. 1emps et i écu , París, Seuil, 1983-1985, 3 L, col. "I'ord re ph ilosophique ",

Casos particulares

Monografía o tesis
Mejía, Sergio Andrés. "La Historia eclesiástica y civil de José Manu el Groot (1800-1878)" , tesis
de maestría, Bogotá, Universidad N acion al de Colombia, Depart amento de Historia,
2004, 285 h., bibliog.

Reseña
Pérez Zapat a, Sa nt iago. Reseña de la obra de David Bushnell, Ensayos de historia polftica de
Colombia, siglos XIX y xx, Medell ín, La Carre ta, 2006, 195 p., Historia)' Sociedad (Medel1ín ,
Co lombia), N º 12, noviembre de 2006, p. 353-362.

2. Artículos

Artículo de publicación seriada lO

Am aya, José Antonio. "Cues tionamíen tos in ternos e impu gn acion es desde el flan co militar
a la Expedi ción Botán ica", Anuario colombiano de historia social y de la cultura (Bogotá) , N º
3 1, 2004,p. 75-118.

Volumen, número, mes, año

Restre po Forero, O iga. "En busca del orden: ciencia y pod er en Co lombia", Asclepio (Ma­
drid) , 1998, v. 50, Nº 2, p. 33- 75.

8. Es preferibl e red ucir el nombre de la editorial a su más simple expres ión, a condición de que
este cr ite rio no genere problemas de identificación. No se conservarán las expres iones de carácter
come rcia l ta les como "& Cía", "S. A .", "Ltda .". De la misma man era, se pueden suprimir expresio nes
como "Edito res", "Ediciones", etc. Si la mención de la ed ito rial no apa rece, se escribirá "s.n.", que
significa "sin nom bre" .
9. Cua ndo se trat a de una publi cación de más de dos volúmenes o tomos, se indica la fecha
de l primer volumen (o to mo) y la del últim o.
10. Cuando en un títul o figuran comill as, se transcriben. Sin emb argo, cuando las comillas van
al comienzo o al final de l títul o, no se emplean dobles com illas.

238
Artículo de periódico 11
Restrepo, Gab riel. "Un mundial Co lombia que no fue (1986) y ot ro que puede ser (2018)" , El
Tiempo (Bogotá), 23 de julio de 2006, p. 15.

Artículo en una obra colectiva


Amaya, José Antonio. "Mutis y la historia natural españo la, primera parte : 1749 -1760", en
Sa n Pío Aladr én, Marí a Pilar (ed.). Mutis y la Real Expedición Botánica del Nuevo Reyno de
Granada, Bogot á (Colombia) , Villegasl Barcel ona, Lunwerg, 2 v., 992 , v. 1, p. 90 -119.

Artículo reimpreso, compilación


Braudel, Fernand. "Histoire et sciences soc iales. La Longue dur ée" , Annales E. S. e , NQ4,
oc tubre- diciembre de 1958 , Débats et Comba ts, p. 725-753, reprodu cido en Braudel,
Fernand, Écrits sur l'hiswire, París, Flammarion, 1969, p. 41- 83.

Artículo de una enciclopedia, de un diccionario


C ha ussina nd-Noga ret, Guy. "Histoire des élites'', Enciclopéedia Universalis, París, Enciclopsedia
Un iversalis, co rpus 11, 1994, p. 495-497 .

Parte de una obra

Ari as de G reiff, Jorge. "Hi storia de la astr onomía en Colombia", en Colciencias, Historia
social de lacienciaen Colombia, t. 2: Matemáticas, astronomía y geología, Bogotá, Co lcienc ias,
1993, p. 173-269.

3. Otros documentos

Grupo de tamb oras y cantadora s de Arenal er al. Los olvidados . Resistenciacultural en Colombia.
Universidad Autónom a de Bucaraman ga (UNAB), Centro de Documentación, Mu seo
Nacional de Colombia, CD-043, 5 y 6 de junio de 200 3, 1 CD, 1 cuadernillo (fotografías
en b y n , 8 p.) .

11. En la referencia comple ta de un ar tículo de una publicaci ón seriada se suele mencionar el


nombre de la publicación seriada, seguido de! nom bre de la ciudad en tre par ént esis. Sin embargo, e!
nombre de la ciud ad se puede omitir si es suficientemente con ocido por los lec tores. No se lo indica
si figura en e! nombre del diario (ejemplo: New York Times) . Si el nom bre de la ciud ad se presta a
co nfusión con el de o tra ciuda d, o es muy poco co noc ido, es mejor incluir el nombre del Estado, la
provincia o el país (ejempl o: El Imparcial (Son ora, México).
12. La descripción incluye los siguientes elemen tos: nombre de! au tor, título compl eto, men cio­
nes especia les (si figuran en la fuente)' co mpañía disquera, número de iden tificación del disco,
fech a (si figura en la fuente), descripción física.

239
Película l3

Osorio Gómez, Ja ime . Confesión a Laura. Pelíc ula cin ematográfica . M elies Producciones.
Co lombia, 1990 . C opia en exhibición con so n ido óptico (CEX -OPT) : 9/9 C (7.516-4
pies, 1 h 23 min o30 seg.) ; 35 mm. : SAF, C L, Sd . ; Estad o: 4 / DC73-519 17-5 191 8-51 924­
51 925 -5192 1-SW5-4-A /Copia de consulta en Vide o (VHS) : 1 (90 min.): 1/2 Pulg. : C l
(NTSC), Sd . ; Est ado: 1 / CV77 -026941.SF5 -2.
Acevedo Vall a rino, Art ur o . Bajo el cielo antioqueño. C in ta cine matográfica. C omp añía
Filmadora de Mede llín, Fundación Cinema teca Colombiana, Medellín , 1925 . Fu nda­
ción Pat rimonio Fílmic o Colomb ian o, Sop or te SA F, 63 rollo s, 14 ci n ta s magnétic as,
2h ., 15 min ., 15 seg., pelí c ula sile nte, blanco y ne gro , form ato de 35 mm!",

Película conservada en videocasete 15

O sor io Gómez, Jai me. Confesión a Laura. Pel íc ula cinema tográfica . M elies Producciones.
C olo mbia, 199 0 . Copia de consulta en Video (VH S): 1/3 (90 min.) : 1/2 Pulg. : C l (NTSC ),
Sd .; Estado: I /CV77 -026941.SF5 -2 .
Triana , Jorge A lí. Tiempo de morir. Grab ac ión en video , Colombia . M inisterio de C ultu ra .
Dirección de Cinematografía, Fund ación Patrimonio Fílmico C olombia no , Pro írnágenes
en movimiento, 200 1, 1 case te : 9 1 min , so n ido , color, VH S I6 .

Serie documental para televisión 17

Señales devida. Bogotá en la mira 11. Magnético . Dir ección: Ma dy Sa rnper. Bogot á. M inister io
de C ultura . D irección de Com unic acione s. 1994 . C opia de Consu lta en OVO: 111 (29
mino 52 seg.) : C l (NTSC) , Sd. ; Estado: I / C V77 -0 26941 -SF5-2.

Mapa de un atlas

Colombia , In stituto Ge ográfico "Agustí n Cod azzi''. "Departamento del Ca uca" , [1: 1.100
00 0 ] 1 mapa , 3 1,5 x 44,5, en : In stituto Geográfico "Agustín C odazzi", Atlas de Colombia,
2ª ed ., Bogotá, Instit uto Geográfico Ag ustín Codazzi, 19 69 , p. 142.

13. La descripción incluye los siguientes elementos : nombre del autor, título, soport e, créditos
(si figuran en la fuent e) , el O los productores, el lugar de producción, el año de producción, la entidad
responsable de la producción, la descripción física.
14. Tomado de Instructivo para Inventario de Bienes Culturales Muebles. Grupo Documental,
Subgrupo Audiovisual, Bogotá, Ministerio de Cultura, Dirección de patrimonio, 2005, anexo 2.
15. Se describe igual que una película.
16. Tomado de Ministerio de Cultura. Dirección de Cinematografía, La Maleta: películas co­
lombianas n. (l5 videos), Colombia, Ministerio de Cultura, Dirección de Cinematografía, 2001 Cen­
tro de Documentación del Museo Nacional de Colombia, reg. AA-061. [Comunicación de Carolina
Vanegas Carrasco, Bogotá, 2007-03-19].
17. Si la emisión pertenece a una serie, el titulo de esta emisión se asimila a un subtítulo.

240
Fotografía aérea l B
Colombia, Instituto Geográfico Agus tín Codazzi. Nº 00 1: Boyacá, Cundinamarca, fotografía
aérea tomada co n cámara mét rica RC30 , 1: 40.000 (escala aproximada) , Nº C-2800,
Bogotá, Inst itu to Ge ográfico A gustín Co dazzi, 2007.

Mapa digital
Co lomb ia. Insti tu to Geográfico Agus tín Codazzi . Plancha 151 -1D4C (Giba, Santander), 1: 2
000 (Mapa topográfico con precisión de 0.5 mm a la esca la de l mapa, en for mato digital
e impreso), Bogotá, Instituto Geo gráfico Ag ustín Co dazzi, 2006.

4. Documentos de archivo "?

Documento de archivo 2o
Arch ivo General de la Nación - Colombia . Sección Col onia, Fondo Milicias y Marin a,
Legajo 39 , {a lias 39 1 - 447. Félix Verguido , subte nie n te de Milicias de Panamá, casado en
C ádíz. orden que se le dio para que regresara a dicha ciudad a atender a sus obligacio nes
ma tr imon iales, olvidada s por unos amores culpables en Pan amá, 1786.

Documento de archivo en rnícrojílme:"


[Colo mbia]. Fondo Restrepo, {onda 1, v. 18, {alias 187-296, Arc hivo Ge neral de la Nac ión ­
Colombia, Sección República, Fondo Restrepo, rollo 10, {onda 1, v. 18, {alias 187-296,
Ca rtas de un ame ricano sobre las ven tajas de los gobie rnos rep ublicanos federativos,
1826.

18. En e l ejempl o que aparece e n la segunda edición franc esa de la present e guía (Comm unauté
urbaine de Québec , Se rvice de l'a m én agern e n t du te rritoire, Nº 7, phot ograp hie aé rierine, [1 ; 50
000), Nº CUQ92 -01, Qu ébec, 1992) se siguen las normas qu e se ofrecen en Comment citer des
docurnents cartographiqu es, Bib liothe que de l' U n ive rs t í t é La va l (www.bibl. u laval.c a/ad e le /
cart obibl. hat ml) [N. de l T] .
19. Est a secci ón se fund amenta en ampli a medid a en el documento pub licado por el Archivo
de l Canad á, "Références aux documents d'archives" (Ottawa, 1983), preparado bajo la dir ección de
Terry Co ok. Sin embargo, se ha n in t roducido ciert as mod ificaci on es a los mod elos propuestos en la
publicac ión del Ar chivo del Canadá.
20. La referencia bibliográfica de un documen to de archi vo co mprende dos grandes secciones,
a sabe r: la loca lización y la de scripción de l documento. Este cr iterio se aplic a en todos los casos. Los
elem entos que deben menci on arse son los siguientes: a rchivo, nombre del fondo , n úmero to pográfico
del fondo , legajo, folios, descripción de l doc umento . Tamb ién es necesario te ner en cuenta que en la
descripción de un docu mento de arc hivo el títu lo se reproduce de manera textual. Este último puede
ser trascrito en cur siva o subr ayado , si el documento ha sido publicado, o en tre com illas, si se trata de
un docu mento inéd ito . No se deben destacar los tít ulos da dos por el investigador y q ue no corre spon ­
den co n los títu los oficia les.
21. Si se utiliza una copia de un documento de archivo que se con serv a en otr o archivo, la
referenc ia debe ser la de l archivo donde se con serva e l o rigina l, seguida de l número top ográfico y del
n úmero de bobina del do c umento repro d ucido.

241
Documento sonoro 22

Fundación Pa trim onio Fílmico Co lo mbiano . 1. Entrev ista a H ernando Salcedo Silv a. 2.
Entrevist a a Hernando Martíne z Pardo. s.f. Casete a ud io : 1/1 (30 min.) : l/4 pul g; Veloci­
dad : 2.4 / DS0015 -049975 -SF 3-5 -C.
Ce n tro de documentación del Mu seo N acional de Colombia, G ra bacion es e n VHS de los
evento s realizados en el Museo Nacional de Colombia, 1, PNUD -AA-020- Cas.1, Taller
"Misión y visió n del Museo N acional de Colombia " rea lizado en la Casa del Parque de El
Chic ó. Gr abado en formato Hi -8, disponible para consulta o adquisición e n formato
VH S, 27 de octubre de 1999, 6 h.

Ítem cartográfico manuscrito23

Moreno y Escand ón, [Fr ancisco] Antonio. "Descripció n geográfica que compre nde la visita
practicad a por el señor doc tor Antonio M oreno y . . . [blanco] . . . fiscal del crime n de la
Real Audiencia de Santafé de Bogotá, a co ns ec ue n cia de la Re al C éd ula fec ha a tre s de
ago sto de 1774. Leb antado y delineado en Santafé de Bogotá a 26 de marzo de 1781 por
Francisco Ja vie r [C aro]", 1: 90 0 .000, 26 de marzo de 1781, 75 cm x 35 cm , Archivo
General de la Nación, Bogotá, Biblioteca, Nº 111.
Cort és, Santiago. C ar ta geog ráfica de Cundinam arca , [1: 405.000), Bogotá, ca. 191 0, 1 ma pa:
a tinta iluminado, 71 ,4 c m x 6 1 c m. Mu seo Nacional de Colo mbia, á rea d e documentos
históri cos, sub área ca rtografías , registro 5831.

Ítem cartográfico impreso 24

Arrowsmith , J. British NorthAmerica, [1: 9504000], Lond res, J. Arrowsmith, 15 de febrero de


1832, 1 mapa: iluminado a mano, 49 cm x 64 cm, seg ún el cat álogo de la colección
ª
nacional de mapas y planos, 1 versió n, Archivo Público del C anad á, C olección na cio ­
nal de mapas y planos, NMC 9799 .

22. La referencia incl uye la ubica ció n de l documento (arc hivo, nom bre del fond o, número de
entrada, n úmero topográfico y número de conservación, si est a información figura en la fuente), la
desc ripción de l documento, la fech a de grabación o de difu sión , la duración de la grabació n.
23. La descripción incluye: nombre del autor, títul o, edic ión o versión (si figur an en la fuente) ,
esca la, fecha de prepa ración del mapa, soporte y n úmero de un idades, las resta ntes ca rac terísticas
físicas tale s co mo dimensiones, serie (si esta info rmación figura en la fuente) I ubicació n . Los corche ­
tes ([]) se usan para ind icar que ha sido imposibl e iden tificar co n ce rteza un e le mento de la descrip ­
ción. Nót ese qu e el título de un ítem ca rtog ráfico manu scrito siempre se transcrib e entre comillas. Por
últ imo, la ubica ción y la descrip ción van invertidas.
24. La descripción incluye los elem entos siguientes: nomb re del autor, título, edici ón o versión
(si figura en la fuente), esca la, lugar de publicación, nombre del edit or, fech a de publicación , sopo rte
y n úmero de unida des, otras ca racte rísticas físicas, las dim ensio nes, la serie (si figur a en la fue nte ), la
ubicación. Es necesario tener cuenta que el títul o de un ítem cartográfico impreso sie mpre va subra­
yado. Por último, en caso de que un ítem ca rtográfico tenga vari as versiones, esta información se debe
agregar al final de la de scri pción del ítem.

242
Plano arquitectónico z5
E. Ruiz F. "Hospital N acional de Puerto Berrío (Antioquia, Colombia), escala 1: 20 Detalles
de las Fund acion es", agosto de 1944, 1 plan o: 85 cm x 60 cm, Archivo General de la
Na ción , Co lombia, Fond o Invía s, distrito Antioquia, Plano 1, Proyect o Hospit al N a­
cional de Puerto Berrío, Carpeta 1.
Proyect o de restaur ación int egral del edificio (1989- 2001 ). Fach ada poste rior, cort e O-O'
(General Ala norte y Rotond a) y corte A -A: (Aud itor io), 1:50 [1987] , 1 plano: 100 x 55
cm, Centro de Documentación del Museo N acional de Colombia, Plan oteca, referencia
PL001- G6-C6 .

Fotografía de un archivo público 26


"Gu adalup e Sa lcedo con retrato de su padr e", Casa nare, Co lombia, 1995, fot ografía de Jorge
Mario M únera, Copia en gela tina sobre papel de fibra, 39,8 cm x 30 cm, Museo N acional
de Colombia, registro 5364 . Al rever so, en la parte inferior, manuscrito: "Gu adalupe
Sa lcedo con retrat o de su padr e / 1995 / JM. M únera". Dere chos reservados de autor.

Fotografía de un archivo privado


"Juan de la Cruz Varela", ca. 1958, fotografía de Nereo L ópez, copia en gelat ina sobre papel :
25,2 x 20,4 cm, Archivo de Juan de Dios Vareta, Bogot á. Der echos reservados de autor.

5. Referencia de objetos."
Referencia de una fotografía que se conserva en un museo 28
Peregrino Rivera Arc e. Recuerdos de campaña, 1900, lápiz compuesto sobre papel: 16,5 x 10,3
x 0,8 cm, Bogotá, Mu seo N acional de Colombia, reg. 3355 (fot o: Bogot á, Museo N acio ­
nal de Co lombia) .

25. La descripci ón incl uye los siguie ntes elementos: nombre del auto r, título, ed ición o versión,
escala, lugar de publicación, nombre del ed ito r, fech a de publicación, soporte, n úmero de unidades,
otra s ca racterísticas físicas, las dimensiones , la serie (si figura en la fuent e) , la ubicación. Debe tenerse
en cue nta q ue el títu lo de un plano impreso siempre va subrayado . Por último, en el caso de que un
plano tenga varias versiones, se debe agregar esta información al final de la descripción del ítem.
26. La información que debe aparecer en la descripción bibliográfica co rrespond ient e es la
siguiente: tít ulo del ítem , lugar, fech a, nom bre del fot ógrafo, tipo de foto grafía , dimension es (alto y
anc ho), nombre del fondo o de la colección, número de entrada , se rie, n úmero del ítem, inscripcio­
nes (si figuran en la fuente), las restr iccion es relativas a la reprodu cción y al uso (por ejemplo la
mención de los derechos de autor) , otras not as (si figur an en la fuente) . Debe tenerse en c uenta qu e
el título dado por el fot ógrafo va entre comillas. N o de ben destacarse los títulos no oficiales.
27. Est a secc ión ret orna casi integralm ente las especificac iones que apa rece n en la obra reali za­
da bajo la dir ección de [ean-Guy Violette, Guide POUT la rédaction et la présentation des mémoires et
theses, l ere ver si ón, Qu ébec, Université Laval, D éparternen t d 'h ísto íre , 1987 . Las referencias de la
presente traducción fueron prep aradas por Ca rolina Vanegas Ca rrasco , de la C ura d uría del Mu seo
Na cion al de Co lombia, Bogot á, D. C.
28. La descripción co rrespond ien te incluye los siguientes elemen tos: nombre del autor (si apa­
rece en la fuent e) , titu lo de la obra (o tem a de la obra) , fech a de la obr a (o la datación corr espondien ­

243
Referencia de una fotografía de una pintura tomada de una obra

R. Coope r. El autor en el traje de viaje del país, 1825 , grab ad o en cobre: 22 x 14 cm , Bogot á,
Mus eo N acional de Colombia (foto tom ada de Charles Stuart Coch rane. Journal of a
residence and travels in Colombia during the years of 1823 and 1824, 18 25, Londres, H enr y
Colburn , ed ., 1825) .

Referencia de una fotografía de una pintura atribuida a un autor

José María Espinosa Pr ieto (atrib uido) . Simón Bolívar, ca. 1830, óle o sobre tela: 113 x 67 cm,
Bogotá, Mu seo N acional de Colom bia, reg. 34 6 (foto : Bogo tá, Mu seo N acional de Co­
lombi a) .

Referencia de una fotografía de una escultura

Feliza Burszryn , Sin título, 197 0, Ensamb laje en hierro: 139 x 180 x 93 cm, Bogotá, M useo
Naciona l de Co lombi a, reg. 3574 (foto : Juan Cam ilo Segura , Bogotá, M useo N acional de
Colo mbia) .

Referencia de una fotografía de un objeto

A nón imo. Silla de ejecutivo quemada, procedente del Palacio de Justicia [Bogot á], fabri cac ión
indus tria l (madera y cu ero) : 47,8 x 74,5 x 61 ,5 cm, Bogotá, M useo Naciona l de Co lom ­
bia, reg. 38 55 (foto: Bogotá, Mu seo Nac ional de Colomb ia).

Referencia de una fotografía de una construcción arquitectónica 29

Anónimo. Edificio Pedro A. López, Ca. 1930, Fotografía en blanco y negro, Soc ieda d de M ejo­
ras y Ornato (fotografía tomada de Martha Segura, Itinerario delMuseo N acional de Colom­
bia 1823-1994. Historia de las sedes. Tomo 11. Bogotá: Institu to Co lombiano de C ultura,
M useo Nacional de Co lom bia, 1993) .

te), lugar do nde. la obra fue realizada y se conse rva todavía, o lugar de don de proviene, el soporte,
dim en siones, lugar do nde se co nse rva (si la obra no se conserva in situ), co n la colección co rrespo n­
diente de un mu seo (si se puede obte ne r esta inform ación) y el número de inventario (si se pued e
brindar esta información) , fuen te de la fotog rafía, núm ero del nega tivo (si se puede obtener est a
infor mación) . Si la fotografía es de l auto r, se escribe (fotografía: a utor) . Si la fot ografía ha sido
ofrecid a por un a institución , se indica la ciudad y e l nombre de la insti tución. C uando una fotografía
es tom ada de una pub licación se refe ren cia de la siguient e manera : (fotografía to mada de Weitzman
et al., The lcon , New York, Kn opf, 1982 [198 1], p. 186) .
29. La descripción suele com prender el nom bre del arq uitecto (si se pued e brindar est a infor­
mac ión) , el nom bre de la co nstr ucción arqu itect óni ca (o su funci ón) , la ci udad do nde el edificio se
encuent ra ub icado, la fech a (o la da tació n) , la vista pa rticula r qu e figura en la fotografía o la parte
del edificio q ue ha sido fot ografiad a, la fuen te de la fotografía. Debe notarse que est os eleme n tos
pueden ordena rse de vari as ma neras, dep en diendo de los element os de de scripción conocid os y
disponibles, y de lo q ue se qui ere de stacar.

244
6. Los documentos jurídicos"

Constitución política

Colo mb ia. Cons t ituc ión política 199 1, Gaceta Constitucional (Bogo tá), N º 114, 7 de julio de
1991, p. 3,29.

Proyecto de reforma constitucional

C o lo mbia . Const itución po lític a 199 1, Proyecto de ac to legisla tivo 1 de 2002 [incluye:
régime n de los pa rtidos, estruc t ura del Estado , fun ciona mie nto del Cong reso, régim en
e lec toral], Senad o, Gaceta del Congreso (Bogotá) , N º 303, 29 de ju lio de 2002, p. 1,7 .

Debate de un proyecto de reforma constitucional

Colom bia . Cong reso de la República. Com isión Primer a. Primer de bate [de lo que fue apro­
ba do como A cto Legisla tivo 1 de 2003 ], Gaceta del Congreso (Bogo tá), Nº 406, 1 de
oc tubre de 2002 , p . 1,13.

Acto legislativo

Colombia. Co ng reso de la Repú blica . A cto Legislativo 1 de 2003, Diario Oficial (Bogotá), N º
45237, 3 de juli o de 2003, p. lA.

Decreto

C o lo mbia . Minist er io del Interior y de Ju st ici a, D ecr eto 2000 de 2003 por el c ua l se co nvo ­
ca a u n refe ren cia co nstituc io n a l, Diario Oficial (Bogotá), N º 45251 , 17 de julio de
2003, p. l .

Ley

C o lo mbia . Congreso de la República, Ley 1110 de 2006 apro ba toria del Pr esupu esto para
2007, Diario Oficial (Bogotá), N º 46494 , 27 de diciem bre de 2006, p. 1,30.

30. Para refer enciar docume nt os jurídicos de ma nera co mpleta y detallada, el profesor
Létourneau recomienda: Didier Luelles, Guidedes références pour la t édaaum iusuuquc, 6ª ed., Montreal,
Th émis, 2000, "u na obra de reconocid a au toridad en la mat eria". Además, para refere nciar normas
jurídicas publicadas en soporte electrónico, recomienda a Denis Le May, Comment citer un docurnent
él éct ro n iq ue, [en línea], www.bibl.ulaval.cairessidroi t/b uto nS.html# 4.6.3 (página consul tada el 3
de abril de 2005) . Para est ablecer un mét odo de referencia de docum entos jur ídicos del área
hispanoparl ante se hu biera requerido la colaboración de investigadores de los Estados del área, lo que
sobre pasaría los límites del presente trabajo. Por esta razón nos hemos conformado con brindar algu­
nos ejemplos relacionados con Co lombia [N. del T].

245
7. Los documentos electr ónicos"

Sitio Web

Biblioteca N acional de Francia. Sitio de la Biblioteca N acional de Francia , [en línea],


www.bnf.fr (página con sultada el 12 de mar zo de 2007).

Catálogo de biblioteca

Uni ver sidad Libre de Berlín. Bibliot eca . Opac: catálogo de la bibli ote ca , [en líne a],
www.opac. fu-berlin.de

CD-ROM3 2
Landry, Tristan. "Des personnages de co nte aux héros qui incarnent les valeurs de la société
na tionale: les folkloristes et le conte national au XIX' siecle" [De los personajes de cuen to
a los héroes que enc arnan los valores de la sociedad naci onal], Séminaire virtuel en sciences
sociales, 2003-2004, Mémoires historiques d'i ci et d'ailleurs:regardscroisés, [Memorias h istó­
ricas de aquí y allá: mirada s cruzad as] {CO-ROM], Quebec, Agencia Universitaria para la
Franc ofonía / Cá tedra de investigación del Ca na dá en historia comparada de la memoria
/ Escu ela de Altos Estudios en Ciencias Sociales, 2004, 1 CO-RO M [VCO].

Artículo electrónico [en línea]


Fisher, John. "The Royalist Regime in the Viceroya lty of Peru, 1820-1824", Journal of Latín
Am erícan Studies, [en línea], v. 32. Nº. 1, entrega sobre el área andina, febrero 2000, p. 55­
84, http://1inks.j st or.org/sici?sici=0022 -216X%28 200002%293 2%3A 1%3 C55 %
3ATRRITV%3E2.0.CO%3B2-0 (página con sultada el 16 de mar zo de 2007).

Dirección electrónica [CD-ROM]


"José C elestino Mutis." Mícrosoft® Encarta® 2006 [OVO] . Micro sof t Corpor ation,
2005 .

31. Preparada por Tristan Land ry, est a sección se inspira en el documento prod ucido por Rosaire
Ca ron, "Comment citet un document éiecuotuque!" Un iversidad de Laval, Bibliot eca, sitio de la Biblio­
teca de la Un iversidad de Lava l, [en línea], www.bibl.ulaval.c a/doelec/citedoce .html (pagina con ­
sultada el 27 de marzo de 2000) . Nó tese q ue la man era de c ita r un do cumento electrónico sigue una
lógica gen eral probada, med iante la cua l se trata de facilitarle al lector qu e enc uentre la fuente
consultada. La referencia bibliográfica de be ser tan clara como sea posible: la identificación del autor
debe ser correcta ; el titulo del docu mento debe dest acarse; la dirección electrón ica de be ser com ple­
ta, oja lá tran scrita en un a línea. Por últ imo, se men cion ará de man era expresa la fech a (dd, mm y aa),
en q ue co nsultó del sitio, la pag ina Web o el d ocumento elect róni co (un co rreo electrónico por
ejemplo).
32. En un documento HTML, si el nombre del autor no aparece indicado en la dirección
electrónica , puede ser inscr ito en el doc umento fuente. Se visualiza este últ imo, pid iendo al procesador
"Mostr ar la fuente".

246
Base de datos [en línea]
Colombia. Departamento Nacional de Estadística (DAN E) . Censos de población y vivienda
1993 , 1985, 1973 y 1964, [en línea], http: //www.d ane.gov.co/index.php?option=
com content&task= section&id= 16&Itemid=39 (página consultada el 16 de marzo
de 2007) .

Base de datos [CD-ROM]


Drapeau, Marielle, y Richard M ailhot. SST Plu s (Folio Bound VIEWS, versión 3 .l a), [CD­
ROM], Farnharn, Publications CCH/FM, 1995, noviembre, N º 2-175.

Mensaje de un grupo virtual


Landry, Tristan. "Les repr ésentations sociales du folklore a l'heure éléctro niq ue" , Gtoupe de
recherche sur l'ethnologie européenne, [en línea], 3 de marzo de 2004, dirección de correo
electrónico: recherchefolklore @y ahoogroups.ca

Boletines informativos electrónicos [e-newsletter]


Balkan Crisis Repon, Nº 509, (2004,30 de julio), [correo electrónico A. A. Anonvmov], [en
línea], dirección por correo electrónico: info @iwpr.net

Correo electrónico
Amaya, José Antonio. Lanzamiento dellibro (2007, 16 de marzo) [correo electrónico a Andrea
G arc ía, Jairo Enrique Hern ández, YezidAlej andro P érez, José Ricardo Pulido, Juan Gabriel
Ramírez Bolívar, Diego Varila ], [en línea], dirección de correo electrónico:
jaamaya@unal.edu .co

Entrada de blog
Bonilla, Heraclío. "Independence and the coloni al question" [en línea], http://historia
economic a.wordpress.com!independence -and - the -colonial-q ues tion!

Procesador de palabra
Digi tal Publi shing English : pourune maftrisse parfaite du vocabulaire : versi ón 4 (Windows 95,
[procesador de palabra] (2001), en ven ta en digitalpublishing.ubi soft.fr

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