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La gran mayoría de personas tiene una herida de la infancia. Esta o estas heridas
pueden terminar dirigiendo tu comportamiento sin que te des cuenta. Sentir esta
herida es doloroso, pero no ser consciente de que está presente en tu vida, o bien,
querer tapar sin sanar, a la larga, lo es más. En función de tus heridas atraes hacia ti
ciertos comportamientos o actitudes por parte de otros.
Existe un factor que hace que creas que no sufres ninguna herida, y este es el ego. A
parte de hacerte creer que no tienes ninguna herida de la infancia, está convencido de
que si las niegas te harán menos daño. Entonces, haces todo lo posible para ignorar las
heridas y sobre todo para no sentirlas.
El ego, para evitar que sientas el sufrimiento creado por una herida, te incita a ponerte
una máscara cada vez que esta herida se activa. El objetivo que tiene es protegerte, pero,
sin embargo, está impidiendo que sane la herida.
El ego busca constantemente paralizar el progreso de las cosas, rechaza el cambio sea
como sea y tiene como especialidad el sufrimiento. De todos modos:
Miedo a la injusticia