Está en la página 1de 1

El ego y la injusticia

La gran mayoría de personas tiene una herida de la infancia. Esta o estas heridas
pueden terminar dirigiendo tu comportamiento sin que te des cuenta. Sentir esta
herida es doloroso, pero no ser consciente de que está presente en tu vida, o bien,
querer tapar sin sanar, a la larga, lo es más. En función de tus heridas atraes hacia ti
ciertos comportamientos o actitudes por parte de otros.

Existe un factor que hace que creas que no sufres ninguna herida, y este es el ego. A
parte de hacerte creer que no tienes ninguna herida de la infancia, está convencido de
que si las niegas te harán menos daño. Entonces, haces todo lo posible para ignorar las
heridas y sobre todo para no sentirlas.

El ego, para evitar que sientas el sufrimiento creado por una herida, te incita a ponerte
una máscara cada vez que esta herida se activa. El objetivo que tiene es protegerte, pero,
sin embargo, está impidiendo que sane la herida.

El ego busca constantemente paralizar el progreso de las cosas, rechaza el cambio sea
como sea y tiene como especialidad el sufrimiento. De todos modos:

Es siempre nuestra percepción o nuestra interpretación de los hechos lo que


causa nuestro sufrimiento, no lo que otra persona sea o haga.

Miedo a la injusticia

• Tienes miedo de perder el control y de parecer imperfecto/a a los ojos de los


demás.
• Quieres mostrarte vivo/a y dinámico/a, aunque estés agotado/a.
• Raramente admites que tienes un problema, inmediatamente añades que “no es
para tanto”, que te las apañas bien solo/a o bien, contarás cómo solucionaste el
problema por ti mismo/a.
• Eres un/a gran optimista y siempre quieres parecer positivo/a. Te controlas para
parecer perfecto/a y para corresponder al ideal que te has fijado o al que crees que
los demás tienen de ti.
• Muestras muy de vez en cuando tus sentimientos porque no sabes gestionar tu gran
sensibilidad.
• Antes de darte un capricho, debes merecerlo por haber hecho un buen trabajo. A
menudo, te sobre esfuerzas al querer mejorar tu rendimiento y no respetas tus
límites.
• Todo debe ser justo, estar justificado y ser justificable.
• Cuando te sorprenden con las manos en la masa, te justificas inmediatamente. Para
ello puedes mentir y, por temor a que los demás se den cuenta, preparas por
adelantado tus justificaciones.

También podría gustarte