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Taller #1: Atención y procesos neuropsicológicos

Daniel Diaz Acuña

Psic. Oscar Armando Erazo Santander

Procesos psicológicos II

Universidad Santiago de Cali

Facultad de salud - Psicología

Santiago de Cali - Febrero, 2023


Taller - Procesos psicológicos II

1. Explique que es la atención, desde una concepción neuropsicológica.

2. Nombre y explique, la estructura supramodal de la atención.

3. Nombre y describa las bases neurológicas de la atención. Definala según el tipo de

atención (selectiva, orientación o sostenida).

4. Explique que es la negligencia atencional, su origen neuropsicológico y describa su

sintomatología.

5. Siguiendo los parámetros del DSM-5, nombre la sintomatología del TDAH, explique su

origen neuropsicológico y sus características cognitivas.

6. Nombre y describa un modelo de intervención para el TDAH (sea cuidadoso al nombrar y

describir, el nombre de la estrategia, la estrategia (pasos de intervención), descripción

conceptual de la estrategia y validez de la estrategia).


Desarrollo

1. ¿Qué es la atención? De acuerdo a una concepción neuropsicológica

A lo largo de la historia se han visto múltiples definiciones acerca de lo qué es la atención,

sin embargo, antes de hablar de un autor en específico deberíamos mencionar primero que

nada una de las definiciones que dio paso a diferentes concepciones de ésta. Realizada por

William James a finales del siglo XIX, nos específica:

“La atención es la toma de posesión de la mente, en forma clara y vívida, de uno de lo que

parecen varios simultáneamente posibles objetos o trenes de pensamiento. Focalización,

concentración de la conciencia son su esencia. Implica la retirada de algunas cosas con el

fin de hacer frente eficazmente a las demás, y es una condición que tiene un verdadero

opuesto en el estado mental de despiste, confusión y aturdimiento” (pp. 403-404).

De acuerdo a sus palabras, la atención es aquel proceso cognitivo que da paso a la

consciencia, es decir, al conocimiento de uno mismo y de su entorno, permitiendo de esta

manera abordar distintos estímulos en fin de lo que requiera cumplir en el momento la

persona para lograr su objetivo.

En el campo académico han surgido varias definiciones de lo qué es la atención o lo que

podría ser, dependiendo el punto de vista. No obstante, los más destacados por su

participación, nombramiento y citación son los modelos de Mirsky y Duncan, así como el de

Posner y Petersen.

De acuerdo a Posner y Petersen, definen la atención como un proceso integrado por redes y

estructuras neuroanatómicas que trabajan conjuntamente para mantener los focos de

concentración de estímulos, estas redes se organizan por estructuras corticales y subcorticales

operando y siendo funcionales entre sí.


2. La estructura supramodal de la atención, modelo de Posner y Petersen

Acorde a estos dos autores, la atención se puede dividir en tres procesos diferentes, pero que

debido a su complejidad neuroanatómica no trabajan por separado. La estructura supramodal

hace referencia a redes neuronales que desempeñan tareas independientes de acuerdo a la

modalidad de los estímulos, estímulos relacionados principalmente al ambiente, como lo

visual, auditivo, táctil, etcétera. Es por ello que, se pueden identificar tres funciones

relacionadas a la atención: red de alerta, red de orientación, red de atención ejecutiva.

- Red de alerta, también conocida como red de vigilancia, es aquella encargada de

lograr y sostener el estado de alerta por un tiempo prolongado, permitiendo la

activación de los sistemas internos durante el día de manera consciente.

- Red de orientación, nos permite enfocar los sistemas sensoriales hacía la dirección de

estímulos o eventos en el entorno que nos rodea, principalmente se observa esta red

en el sistema visual mediante algo que sobresale o genera potenciales de acción más

fuertes que otros estímulos.

- Red de atención ejecutiva, encargada de regular y dirigir los distintos estímulos en un

espacio que tienen como fin distraernos para perder el foco atencional, en otras

palabras, es la encargada de inhibir estímulos y conductas distractoras, con el fin de

regular nuestra conducta y cognición a fines prácticos.

3. Bases neurológicas de la atención, modelo de Posner y Petersen

Red de orientación: Está conformada por la corteza parietal, el surco precentral de la corteza

frontal, el colículo superior y el tálamo. La integración de diferentes estructuras encefálicas

da como resultado procesos que derivan en zonas específicas, pero sabemos que la

integración sensorial hace referencia a procesos neurológicos en conjunto, debido a esto,

podemos mencionar que la participación entre la corteza parietal y frontal en dadas


circunstancias realizan una gestión de señales autómaticas y la utilización voluntaria de

símbolos relevantes en la atención visoespacial, lo que se traduce en focos de atención hacía

estímulos relevantes o con grandes potenciales de acción. Además, el colículo superior o

también llamado Tectum, se ha visto relacionado con los distintos cambios respecto a la

atención, lo que podemos considerar como la selectividad de estímulos relevantes. Por

último, respecto al tálamo, se menciona su núcleo pulvinar que participa en el acoplamiento

de la atención, en palabras coloquiales, el enfoque o desenfoque del estado de atención.

Red de vigilancia: Se encuentra conformada por estructuras encefálicas tales como la corteza

frontal y parietal derechas, campo ocular frontal, sistema reticular activador, el tálamo, área

de unión temporoparietal, el sistema límbico y los ganglios basales.

Red de atención ejecutiva: Compuesta por la corteza cingulada anterior, el área motora

suplementaria, la corteza orbitofrontal, la corteza prefrontal dorsolateral, secciones de los

ganglios basales y del tálamo.


4. Negligencia atencional

La negligencia atencional o también conocida como Heminegligencia, hace referencia a la

imposibilidad para atender, captar, detectar y orientar estímulos provenientes de un lado

determinado del cuerpo. Principalmente se utiliza el prefijo “Hemi” para hablar de

hemisferios cerebrales, debido a que una lesión en un hemisferio provocará el déficit de

estructuración atencional en el lado opuesto del cuerpo, llegando en ocasiones a comportarse

la persona como si no existiera uno de sus lados del cuerpo.

La heminegligencia puede manifestarse a través del comportamiento, por ejemplo, afeitarse o

maquillarse un lado de la cara, no encontrar cubiertos de un lado de la mesa, golpearse con

puertas o muebles de la casa, etcétera.

Origen neuropsicológico: Dicha patología se origina principalmente por accidentes

cerebrovasculares, golpes o lesiones que involucran al lóbulo parietal en su lado derecho,

aunque en ocasiones se presenta en el lado izquierdo. Sin embargo, las afectaciones en el

lóbulo parietal derecho indican un mal funcionamiento a nivel viso-espacial, explicando

parcialmente la falta de información que no es capaz de analizar el cerebro por su ausencia

misma.

En la heminegligencia se produce una pérdida en la codificación de la información sensorial,

produciendo vacíos en el cerebro, especialmente al neocórtex, y cuando situamos el origen en

el lóbulo parietal se obtiene que este es el responsable de contener el esquema corporal y

medir la percepción espacial, por lo que la persona en cuestión no detectará información

proveniente del hemicuerpo contralesional, aunque esto no significa una ceguera, pues el ojo

sigue captando estímulos, pero la relevancia de estos se pierde.


Sintomatología:

Algunos de los síntomas típicos del síndrome de la negligencia atencional o heminegligencia

son los siguientes:

- Incapacidad para detectar hechos que ocurren en una de las mitades del campo visual.

- Problemas para advertir sonidos leves que son captados principalmente por el oído del

hemicuerpo que queda afectado.

- Incapacidad para dibujar una de las mitades de una escena o figura.

- Problemas para vestirse, afeitarse o mantener la higiene personal.

- Desorganización en las cadenas de acciones que emprenden.

- Desorientación frecuente, al no saber cómo se ha llegado a los sitios, o no

reconocerlos.

- Los problemas de memoria son habituales.

5. Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH)

Criterios diagnósticos:

A. Patrón persistente de inatención y/o hiperactividad-impulsividad que interfiere con el

funcionamiento o el desarrollo, que se caracteriza por (1) y/o (2):

1. Inatención: Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante al menos 6

meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta directamente las

actividades sociales y académicas/laborales:

Nota: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío,

hostilidad o fracaso en la comprensión de tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y

adultos (17 y más años de edad), se requiere un mínimo de cinco síntomas.


a. Con frecuencia falla en prestar la debida atención a detalles o por descuido se cometen

errores en las tareas escolares, en el trabajo o durante otras actividades (p. ej., se

pasan por alto o se pierden detalles, el trabajo no se lleva a cabo con precisión).

b. Con frecuencia tiene dificultades para mantener la atención en tareas o actividades

recreativas (p. ej., tiene dificultad para mantener la atención en clases, conversaciones o la

lectura prolongada).

c. Con frecuencia parece no escuchar cuando se le habla directamente (p. ej., parece tener la

mente en otras cosas, incluso en ausencia de cualquier distracción aparente).

d. Con frecuencia no sigue las instrucciones y no termina

las tareas escolares, los quehaceres o los deberes laborales (p. ej., inicia tareas pero se distrae

rápidamente y se evade con facilidad).

e. Con frecuencia tiene dificultad para organizar tareas y actividades (p. ej., dificultad para

gestionar tareas secuenciales; dificultad para poner los materiales y pertenencias en orden;

descuido y desorganización en el trabajo; mala gestión del tiempo; no cumple los plazos).

f. Con frecuencia evita, le disgusta o se muestra poco entusiasta en iniciar tareas que

requieren un esfuerzo mental sostenido (p. ej., tareas escolares o quehaceres domésticos; en

adolescentes mayores y adultos, preparación de informes, completar formularios, revisar

artículos largos).

g. Con frecuencia pierde cosas necesarias para tareas o actividades (p. ej., materiales

escolares, lápices, libros, instrumentos, billetero, llaves, papeles del trabajo, gafas, móvil).

h. Con frecuencia se distrae con facilidad por estímulos externos (para adolescentes mayores

y adultos, puede incluir pensamientos no relacionados).


i. Con frecuencia olvida las actividades cotidianas (p. ej., hacer las tareas, hacer las

diligencias; en adolescentes mayores y adultos, devolver las llamadas, pagar las facturas,

acudir a las citas).

2. Hiperactividad e impulsividad: Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido

durante al menos 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que

afecta directamente a las actividades sociales y académicas/laborales:

Nota: Los síntomas no son sólo una manifestación del comportamiento de oposición, desafío,

hostilidad o fracaso para comprender tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y

adultos (a partir de 17 años de edad), se requiere un mínimo de cinco síntomas.

a. Con frecuencia juguetea con o golpea las manos o los pies o se retuerce en el asiento.

b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (p. ej.,

se levanta en la clase, en la oficina o en otro lugar de trabajo, o en otras situaciones que

requieren mantenerse en su lugar).

c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (Nota: En

adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto.)

d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades

recreativas.

e. Con frecuencia está “ocupado,” actuando como si “lo impulsará un motor” (p. ej., es

incapaz de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado, como en

restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le resulta difícil

seguirlos).

f. Con frecuencia habla excesivamente.


g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta

(p. ej., termina las frases de otros; no respeta el turno de conversación).

h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (p. ej., mientras espera en una cola).

i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (p. ej., se mete en las conversaciones,

juegos o actividades; puede empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o recibir

permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen otros).

B. Algunos síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos estaban presentes antes de los 12

años.

C. Varios síntomas de inatención o hiperactivo-impulsivos están presentes en dos o más

contextos (p. ej., en casa, en la escuela o en el trabajo; con los amigos o parientes; en otras

actividades).

D. Existen pruebas claras de que los síntomas interfieren con el funcionamiento social,

académico o laboral, o reducen la calidad de los mismos.

E. Los síntomas no se producen exclusivamente durante el curso de la esquizofrenia o de otro

trastorno psicótico y no se explican mejor por otro trastorno mental (p. ej., trastorno del

estado de ánimo, trastorno de ansiedad, trastorno disociativo, trastorno de personalidad,

intoxicación o abstinencia de sustancias).

Origen neuropsicológico

El Trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) tiene un origen estimado por

factores genéticos y factores ambientales. Respecto al primero, la estadística nos muestra que

la posibilidad de heredar el trastorno es de entre un 70-80%.


Además, trae consigo alteraciones genéticas y de estructuras neuroanatómicas que producen

un mal funcionamiento, tales como la corteza prefrontal (CPF) con sus conexiones con el

estriado y el cerebelo, lo que identifica una desregulación de los sistemas dopaminérgicos y

noradrenérgicos, los cuales son un blanco para el tratamiento farmacológico. A su vez, se han

visto alteraciones en circuitos de procesamiento como el de recompensa, en los que participa

el estriado ventral y la amígdala.

Características cognitivas

Cuando se habla de TDAH es necesario comprender las características cognitivas que se ven

afectadas, por ejemplo, las Funciones ejecutivas, que son aquellas capacidades que nos

permiten completar tareas de manera eficaz y creativa y llevar a cabo conductas que son

socialmente aceptadas; la Memoria operativa, que nos permite actualizar y mantener

información durante un breve período de tiempo. Además, se hace necesario contemplar las

teorías que ahondan sobre el TDAH, como la teoría de las redes atencionales.

Como se explicó anteriormente, las FE se vuelven muy importantes para comprender los

procesos cognitivos que se ven alterados, en estudios neuropsicológicos se ha podido

observar una relación entre el TDAH y la falta de control inhibitorio y el control ejecutivo, en

los que los individuos deben de inhibir conductas y pensamientos, es decir, autorregular el

comportamiento, con el fin de completar tareas de manera exitosa, así como utilizar la

información adquirida previamente haciendo uso de la memoria de trabajo y la atención.


6. Descripción y nombramiento de modelo de intervención para el TDAH

Mejora de la atención en niños y niñas con TDAH tras una

intervención física deportiva dirigida

Muñoz-Suazo, Dolores, et al. 2019.

Cuadernos de Psicología del Deporte, vol. 19, 3, 37-46

Intervención:

El presente estudio realizó un trabajo de investigación con población de TDAH en edad

escolar, habiendo dos grupos comparativos, uno de 15 estudiantes que es el de la muestra y

otro de 11 estudiantes siendo el grupo de control. La intervención se basó en sesiones de

ejercicio/actividad física con una duración de seis semanas, en las que se realizaban dos

sesiones semanales con una intensidad aeróbica media-alta en el patio del colegio, estas

sesiones fueron supervisadas por un especialista en actividad física y deporte.

La realización de las actividades aeróbicas iniciaban con 10 minutos de calentamiento inicial,

seguido de 30 minutos de juegos aeróbicos, para retomar el aire con 5 minutos de

estiramientos y relajación muscular.

Se aplicó la “Escala de Borg de Esfuerzo Subjetivo Percibido” en el que se permite evaluar

una relación entre el desempeño físico realizado o niveles de intensidad de los participantes y

lo que ellos creen que hacen en relación a la actividad física verdaderamente hecha.

Obteniendo resultados de la frecuencia cardiaca y la prueba subjetiva para hallar una

correlación positiva de la activación fisiológica del organismo.

Además, para evaluar aspectos cognitivos referentes al TDAH se aplicaron las Escalas de

Magallanes de Atención Visual (EMAV 1 y 2; García y Magaz, 2011), que permiten


identificar la calidad de la atención, la atención sostenida y la impulsividad. En estas escalas,

la tarea a realizar es buscar e identificar figuras idénticas al modelo presentado con

anterioridad a los niños.

De tal manera, vemos que en el EMAV-1, la escala inicial que es para niños de entre 5 y 8

años, se presentan 720 figuras posibles, de las cuales 140 son idénticas al modelo presentado,

estableciéndose un tiempo máximo para la realización de la tarea de 6 minutos. En cambio,

en el EMAV-2, para niños mayores de 9 años, son 1.820 las figuras presentadas, 340 idénticas

al modelo, y el tiempo máximo para completar la tarea es de 12 minutos.

Resultados
Conclusiones

La actividad física trae consigo mejoras significativas en áreas de la salud, reduciendo la

posibilidad de enfermedades cardiacas, accidentes cerebrovasculares, diabetes tipo II, cáncer

de colon y cáncer de mama, pero enfocando los resultados al estudio y a las ciencias

neurocognitivas, se ha demostrado que el ejercicio aeróbico tiene la capacidad de generar la

estimulación de la proteína BDNF, un neurotransmisor encargado de la neuroplasticidad

sináptica, mejorando consigo elementos cognitivos que repercuten en las capacidades de

aprendizaje y habilidades sociales.

Además, la actividad física ha mostrado resultados positivos frente a la mejoría de la atención

en los niños y niñas con TDAH; se contempla a su vez la posibilidad de la intervención

deportiva en el ámbito escolar como un tratamiento complementario frente al farmacológico

de personas con TDAH, siendo prudente y oportuno el aumentar las horas de actividad física
en el colegio contando con la supervisión de profesionales del deporte que puedan dirigir los

entrenamientos y brindar un acompañamiento para obtener resultados de una evolución

clínica de pacientes con TDAH.

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