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Atención sostenida:

Prestar atención implica tener la habilidad de focalizar el esfuerzo mental en determinados estímulos, y al mismo
tiempo, excluir otros.

La atención es un fenómeno complejo, presente en todas nuestras actividades, de carácter polifacético que engloba
los procesos por los cuales el organismo utiliza las estrategias metódicas para identificar la información del entorno y
los distribuye adecuadamente para llevar a cabo de forma óptima tareas específicas.

Existen dos dimensiones básicas de atención en función del carácter intensivo o selectivo de ésta (Davies, Jones y
Taylor, 1984, Parasuraman y Davies, 1984) y que dan lugar a diferentes tipos de atención: la dimensión selectiva que
son las dos modalidades de atención selectiva o focalizada y la atención dividida; Y, la dimensión intensiva: la
atención sostenida o vigilancia.

Otros conceptos de atención:

Posner (1995) señala tres conceptos fundamentales de la atención:

1. La atención no procesa información; se limita a hacer posible o a inhibir ese procesamiento. La atención
puede diferenciarse anatómicamente de los sistemas de procesamiento de la información.
2. La atención se sustenta en redes anatómicas, no pertenece a una zona específica del cerebro ni es un
producto global del mismo.
Las áreas cerebrales implicadas en la atención no tienen la misma función, sino que funciones diferentes
están sustentadas por áreas diferentes. No se trata de una función unitaria. Esto es muy importante ya que
permite diferenciar el sistema de procesamiento atencional del sistema de procesamiento perceptivo, u
otros, lo que es muy relevante desde el punto de vista evaluativo.
La atención, por lo tanto, presenta dos funciones principales: mantener el estado de alerta (VIGILANCIA) y
seleccionar la información a la que se van a dedicar los recursos (MONITORIZACIÓN Y CONTROL).
Selecciona los mecanismos y la información que van a ser manipulados.
3. El sistema atencional presenta una capacidad limitada, de ahí que necesite seleccionar el tipo de
información relevante.

Regiones de atención:
Específicamente, se ha observado que las regiones frontales (incluyendo la corteza cingulada anterior) participan en
el control ejecutivo y la detección de estímulos, mientras que las regiones frontales derecha y parietales bilaterales
están involucradas en el mantenimiento de la atención de una manera sostenida. El tálamo y la formación reticular
forman una vía secundaria que contribuye a la realización de tareas a través del control de la activación cortical.

Sistemas atencionales:

Posner distingue tres sistemas atencionales:

• Sistema reticular ascendente: Encargado de tareas de tonicidad, regulación de los estados de vigilia y del
estado autonómico para el funcionamiento. Sus núcleos principales se encuentran en el tronco cerebral,
aunque sus redes se extienden por las vías ascendentes a lo largo de todo el cerebro. Su neurotransmisor
principal es la norepinefrina (NE). Las principales entradas de NE del locus coeruleus son el área parietal, el
núcleo pulvinar del tálamo y los colículos, es decir, las áreas que forman la red atencional posterior.

• Sistema atencional posterior: Esta red está relacionado con la orientación viso-espacial de la atención, por lo
que también se le ha llamado red de orientación. El término orientación hace referencia al alineamiento
manifiesto (de los órganos sensoriales) o encubierto (de la atención) con una fuente de información
sensorial o con un contenido de la memoria. La orientación puede ser exógena o responder a elementos
internos.

• Sistema atencional anterior: Lleva a cabo funciones de selección y discriminación estimular y detección del
error. La actividad de los sistemas no es independiente en sí, sino que depende de las demandas
atencionales de la tarea.

Atención sostenida:

La atención sostenida se define como la capacidad de mantener un estado de supervisión adecuada a ciertos
eventos o estímulos durante largos períodos. Numerosos estudios de neuroimagen centrados en el estudio de las
bases cerebrales de la atención sostenida han localizado éstas, principalmente, en las cortezas prefrontal y parietal
superior.

Podemos agregar también…

La atención sostenida se define como la capacidad para mantener el foco atencional en una actividad o estímulo
durante un largo periodo de tiempo. Es decir, es lo que nos permite centrarnos en una actividad durante el tiempo
necesario para llevarla a cabo, incluso a pesar de la presencia de distracciones.
Suele dividirse en vigilancia (detectar la aparición de un estímulo) y en concentración (fijar la atención en un
estímulo o actividad).
Esta habilidad cognitiva es muy importante puesto que nos permite ser eficientes en nuestro día a día.
Afortunadamente, la práctica y el entrenamiento cognitivo puede mejorar nuestra atención sostenida, y como
consecuencia, la capacidad para centrarnos en un estímulo o actividad durante un periodo extenso de tiempo.

No es raro que de vez en cuando nos resulte difícil mantener la atención mucho tiempo en una actividad monótona,
o que nos distraigamos con algún estímulo llamativo, pero esto no significa que tengamos un problema. De hecho, si
apareciese alguna alteración importante de la atención sostenida, nos resultaría imposible llevar a cabo con
normalidad la mayoría de las actividades de nuestro día a día. Un déficit en la atención sostenida va a conllevar fatiga
e ineficiencia en cualquier actividad.

Cuando hablamos de “prestar atención”, normalmente nos referimos a esta atención sostenida.

La falta de esta atención sostenida se suele deber a varias causas principales: el desinteres sobre el asunto tratado
(“esta asignatura me aburre”), nuestro estado emocional (“es que estoy un poco depre”), la persistencia de otro
estímulo que nos interesa más (“¿Has visto eso?”)…

Pero hay otro motivo también muy frecuente y que muchas veces ignoramos: el tiempo. La atención es un recurso
cognitivo limitado. El ser humano sólo puede prestar atención durante cierto periodo de tiempo antes de
distraernos. La mayoría de los adultos no somos capaces de prestar una atención continuada durante más de 40
minutos.

Este tiempo limitado de atención queda perfectamente claro en la “curva de atención”, una representación gráfica
de cómo nuestra atención sostenida varía en el tiempo. Esta curva se inicia en un punto muy alto, disminuye a
medida que el mensaje continua y vuelve a ascender hacia el final del mensaje.

¿Y qué influencia tiene sobre el aprendizaje?

Tiene una influencia enorme.

Por ello, es importante hacer descansos entre clases y después de una hora de estudio continuado. También es el
motivo por el que resulta aconsejable hacer un resumen final en una presentación, para aprovechar el último
repunte de atención del espectador, y sobre todo, es el motivo por el que una formación debe ser clara, concisa y
concreta.

Trastornos:

La atención sostenida suele presentar algún grado de deterioro en una gran cantidad de trastornos. Esto puede venir
dado por problemas en la atención sostenida como tal, o a dificultades en alguno de los sub-procesos atencionales
de los que depende.

Una alteración en atención sostenida nos impediría mantener nuestra atención sobre el estímulo prioritario,
permitiendo que cualquier distracción nos despiste.

Quizás el Trastorno de Déficit de Atención con y sin Hiperactividad (TDAH y TDA, respectivamente) sea el trastorno
más representativo que implica con dificultades de atención sostenida.
También se dan problemas de atención sostenida en trastornos como la dislexia, la esquizofrenia, la enfermedad de
Alzheimer o demencias en general. Es muy común que aparezca un déficit en la atención sostenida en las personas
con daño cerebral, ya sea por ictus o por traumatismo craneoencefálico (TCE).

Los tipos o clases de atención más conocidos son:

1. Atención interna: capacidad para prestar atención a los propios procesos mentales u otros aspectos
interoceptivos.
2. Atención externa: atención captada por los estímulos externos y procedentes del entorno.
3. Atención abierta: se acompaña de respuestas motoras que apoyan y facilitan el acto de atender, por
ejemplo, orientar la cabeza hacia el estímulo que queremos atender.
4. Atención encubierta: permite atender a los estímulos sin la apariencia de que se esté llevando a cabo el
acto.
5. Atención selectiva o atención focalizada: capacidad para seleccionar y centrar la atención en un solo
estímulo descartando otros irrelevantes que pueden interferir en el proceso.
6. Atención dividida: capacidad de focalizar la atención en dos o más tareas al mismo tiempo. Por ejemplo,
conducir y escuchar música al mismo tiempo.
7. Atención sostenida: capacidad para mantener en el tiempo la atención y responder adecuadamente.
8. Atención visual: capacidad de atender a los estímulos que se presentan en nuestro campo de visión. Se
encuentra relacionada con aspectos espaciales.
9. Atención auditiva: capacidad de atender a los estímulos percibidos a través del oído. Se relaciona con
parámetros temporales.

Existen múltiples factores determinantes que pueden afectar al funcionamiento de la atención y pueden definir a
qué estímulo se va a dirigir la atención:

- Factores externos: proceden del entorno y favorecen o dificultan la concentración sobre los estímulos
relevantes. Algunos son:
1. Intensidad: cuanto más intenso es un estímulo (potencia del estímulo) más probabilidad existe de que le
prestemos atención.
2. Tamaño: a mayor tamaño del estímulo más recursos atencionales atrapa.
3. Movimiento: estímulos en movimiento captan más la atención que los que permanecen estáticos.
4. Novedad: estímulos más novedosos o raros atraen en mayor medida nuestra atención.
5. Cambio: si aparece un estímulo diferente que rompe con la dinámica, nuestra atención se dirigirá al
nuevo estímulo.
6. Color: los estímulos que presentan color son más llamativos que aquellos que presentan tonos blancos y
negros.
7. Contraste: aquellos estímulos que por su contraste destaquen entre un conjunto llamaran más nuestra
atención.
8. Carga emocional: tanto los estímulos positivos como negativos atraen la atención en mayor medida que
los neutros.
- Factores internos: proceden del propio individuo y por tanto dependen de cada persona. Algunos son:
1. Intereses: nos concentramos más sobre aquellos estímulos que son de nuestro interés.
2. Emoción: los estímulos que provocan emociones de mayor intensidad atraen en mayor medida nuestra
atención. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, los estados de ánimo positivos contribuyen a focalizar
los recursos atencionales, pero los estados emocionales negativos dificultan la concentración.
3. Esfuerzo requerido por la tarea: las personas realizan una evaluación previa del esfuerzo que requiere la
realización de la tarea y dependiendo del mismo atraerá en mayor o menor medida su atención.
4. Estado orgánico: depende del estado físico en el que se encuentre la persona, de forma que estados de
cansancio, malestar, fiebre, etc. dificultarán la movilización de la atención. Si, por el contrario, la persona
presenta estados relacionados con la supervivencia como, por ejemplo, sed o hambre, aquellos estímulos
relacionados con la saciación de estas necesidades atraerán en mayor medida los recursos atencionales.
5. Curso del pensamiento: cuando el pensamiento sigue un curso determinado, basado en unas ideas
concretas, la aparición de algún estímulo relacionado con ellas captará nuestra atención.

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