MECANISMOS DE PARTICIPACIÓN CIUDADANA Y LA TRANSFORMACIÓN
DEL ESTADO
YEIMY ESPERANZA GONZALEZ CRUZ
FSCC FACULTAD DE SOCIEDAD, CULTURA Y CREATIVIDAD, POLITECNICO
GRANCOLOMBIANO
DERECHO
GABRIEL JAIME DEREIX
Noviembre de 2022 Mecanismos de participación ciudadana y la transformación del estado
Cuando hablamos de mecanismos de participación ciudadana se hace necesario
remitirnos al contexto histórico y la revolución democrática dada en los siglos XIX y XX en Colombia. La inconformidad institucional y poca representación del pensamiento y deseo ciudadano en las decisiones político administrativas del estado, el surgimiento de movimientos revolucionarios bélicos y político económicos contrarios a los partidos tradicionales de la época, que tenían inmerso al pueblo en conflictos, donde la violencia era el marcador decisivo en la toma de las decisiones gubernamentales, dieron paso al inicio de una pugna por obtener una transformación del estado que permitiera no solo el desarraigo de unos pocos en el poder sino también la posibilidad de que el pueblo fuese escuchado y tenido en cuenta en la transformación real del estado. El poder dado al estado por la constitución de 1886 no permitía una clara y activa participación ciudadana en el ejercicio político administrativo del estado pues su función democrática era relegada solo a la responsabilidad de la elección de sus gobernantes y no a la observancia y control de las actuaciones realizadas por estos en el ejercicio de su función pública. Con la transformación del estado de derecho en un estado social de derecho, el constituyente de 1991 logró posibilitar al ciudadano a participar de forma más activa en el proceso gubernamental y dar al mismo la función supervisaría de las actuaciones de quienes han sido elegidos para dirigir los destinos de nuestro país. Aparecen con estos cambios de la estructura político-administrativa términos como democracia participativa que posibilita a los ciudadanos la apropiación de las instituciones públicas desde su construcción e institucionalización y democracia representativa que brindan no solo a las mayorías la posibilidad de una participación activa en el estado y su destino con la elección de sus representantes sino de igual forma la posibilidad de ser elegidos. Todos estos cambios obtenidos por el constituyente darían paso a una trasformación real del estado donde el ciudadano se convierte en un sujeto activo en el destino de la nación permitiéndosele realizar vigilancia y control a las instituciones públicas y buscando el beneficio común de la sociedad logrando de igual forma, que los servicios públicos a las personas que lo necesiten sean brindados de forma incluyente, general y sin importar cual sea su representación en la esfera política y enmarcados principalmente en los principios rectores de la administración publica ya establecidos dentro de la ley y que se convierten en los principales pilares sobre los que se deben sustentar el actuar de los funcionarios públicos, quienes a su vez cumplan con la expectativa de la ciudadanía brindando respuestas oportunas y soluciones efectivas a la problemática social. El control administrativo no deberá estar solo sujeto al cumplimiento de sus funciones, dado que será de suma importancia que las necesidades identificadas o expresadas por la ciudadanía sean tenidas en cuenta en las medidas que el estado tome para solventarlas. La gestión pública se debe establecer dentro de criterios político- económico de forma organizada e institucionalizarse de forma tal que brinde soluciones a corto y largo plazo lo que implica para ello la generación de un plan de gestión acorde a las necesidades planteadas, que incluya temas relevantes para la sociedad en términos no solo políticos sino también económicos y productivos, además de permitir identificar la manera en que estos van a ser desarrollados dentro de la gestión y poder así evaluar las dificultades que estos presuponen buscando establecer las soluciones que permitan la ejecución de los mismos. Con los anteriores preceptos llegamos a la posibilidad que se le brinda a la ciudadanía de ejercer ese control político-económico del estado, sus recursos y de como se invierten mediante diferentes mecanismos de participación ciudadana en asuntos que afectan a todos, los cuales deberán ser no solo permitidos por el gobierno, sino que es este mismo el responsable y garante de incentivar la participación ciudadana mediante la implementación de herramientas político- administrativas. El control social de la función pública y con esta el destino de los recursos económicos del país en la realidad se ve afectada por el actuar de unos pocos que solo buscan el bien particular y/o personal y no el bien común, desestabilizando la figura institucional y la percepción que el ciudadano tiene de las instituciones que se encargan de administrar dichos recursos. Procesos como la rendición de cuentas buscan lograr que situaciones como la anterior no se presenten o que en una alta medida sean identificadas, para ello la constitución política de 1991 brinda los complementos necesarios para que este control sea ejercido por la ciudadanía a través de los mecanismos de participación ciudadana legislativamente diseñados para esto. Actualmente el ordenamiento jurídico contempla diferentes mecanismos a disposición de la ciudadanía para ejercer este control social de la gestión pública y contenidos en la ley 134 de 1994, ley 489 de 1998, ley 850 de 2003, ley 1474 de 2011, ley 1757 de 2014 entre otras y que desarrollan, reglamentan y posibilitan la participación activa y democrática de la ciudadanía, le permiten a esta ultima ser escuchada y tenida en cuenta en las decisiones estatales. Ahora bien, dentro de todo lo anteriormente expuesto cabe también, indagarse sobre si los mecanismos de participación ciudadanas y la transformación del estado social de derecho que trajo consigo la constitución política de 1991, han sido herramientas suficientes para lograr que el estado atienda los llamamientos de los ciudadanos, en relación a las necesidades de los mismos, a la correcta destinación de los recursos públicos y al buen desempeño no solo de sus instituciones sino también de quienes las dirigen o hacen parte de ellas. Desde mi postura personal creo que aunque tenemos como ciudadanos herramientas suficientes y en su concepción eficaces, que nos permitirían ejercer un adecuado y oportuno control sobre el estado, como ciudadanos omitimos hacer uso de estas. Podríamos suponer que como lo expresa la carta magna, el gobierno nacional realiza los esfuerzos requeridos para normatizar estos mecanismos de participación ciudadana, pero que a su vez falla en la educación que debería brindar a la ciudadanía en el buen uso de estos y en el correcto ejercicio de la participación democrática. Estas situaciones se ven reflejadas en el poco interés de la ciudadanía al momento de la elección de sus representantes, en la poca exigencia de formación democrática y legal de quienes llegar a ejercer la gobernanza de las diferentes instituciones creadas para dirigir los destinos del país, en el uso irracional y desmedido de acciones antidemocráticas para lograr ser escuchados o para demostrar el inconformismo por las decisiones tomadas por quienes unos pocos eligen. Considero que la educación democrática debiera ser pilar de todas las instituciones educativas en sus diferentes niveles, que esta educación sea parte importante de la formación de los futuros ciudadanos y que implante en ellos el amor por su país, el inconformismo con las malas actuaciones y el ideal de luchar por el país justo, diverso, prospero, incluyente y en paz que todos queremos y que esperamos dejar a nuestros hijos bajo premisas democráticas y haciendo uso de las herramientas que el estado brinda para esto. No considero que hacer uso de las vías de hecho para exigir derechos fracturados o para mostrar el inconformismo de la ciudadanía con el estado, basado en el irrespeto a las instituciones o el desconocimiento de los derechos de los demás sea el camino para lograr un cambio verdadero y sobre todo duradero. No conseguiremos reformar el estado cuando estamos atentando contra el mismo, cuando no hacemos uso adecuado de las herramientas jurídicas que el estado brinda y menos cuando omitimos conocerlas, como ciudadanos no solo somos objeto de derecho, estos traen consigo también obligaciones que relegamos a nuestra conveniencia y que determinamos según nuestro criterio cuando cumplir y cuando no. Un buen gobierno no requiere solo ser cumplidor de sus obligaciones y brindar a sus coterráneos garantías de vida digna, requiere que estos ciudadanos también se interesen por cumplir con sus obligaciones de manera acertada y temporalmente adecuada. Bibliografía Dereix G, Roncancio A, Terreros F, (2022). Veedurías ciudadanas en Colombia, cap 1 Historia de la participación ciudadana: conceptualización de los modelos de participación. Editorial DIKE.