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Se debe conducir este proceso este proceso hacia un análisis cualitativo del
gobierno para el ciudadano lo que lleva hacia las siguientes premisas:
-El propio quehacer de los hombres y las instituciones públicas ante contextos
locales, nacionales e internacionales, no solo en términos estructurales sino
también en términos funcionales y operacionales.
Entre los cada vez más numerosos sectores conscientes de las poblaciones,
existe el imperativo por tener una mayor participación en las políticas públicas y
gubernamentales; se aprecia un rechazo hacia la política neoliberal y la
globalización, demandan cambios que a las mayorías favorezcan y no solo a
sectores reducidos de la sociedad. Los Estados-nación abren mayores espacios
de participación ciudadana, pero esto aun no es suficiente, porque las bases
estructurales en las que se asienta el sistema, tiene la misma contradicción
económica fundamental: la producción es socializada pero la apropiación de la
riqueza es privada, contradicción que en un contexto globalizado, se vuelve más
compleja-ya que enmarca sin duda el hecho de que el sistema Estado-sociedad
democrático debe dar atención a las expectativas de igualdad de oportunidades
políticas y económicas de la ciudadanía.
Ahora es necesario construir una nueva visión de las instituciones, donde las
decisiones de diseño, ejecución y evaluación de políticas públicas se lleven a cabo
en beneficio de una permanente Reforma del Estado.
Varias de las reformas sugeridas por los distintos sectores público y privado se
orientan a fortalecer la democracia: ampliar los derechos individuales y grupales
de los ciudadanos, garantizar el pluralismo étnico, asegurar la rendición de
cuentas de todas las autoridades y mejorar la procuración y la impartición de
justicia; se trata de fundar regímenes democráticos y modernos que aseguren al
mismo tiempo el pluralismo representativo y la gobernabilidad, pero también el
equilibrio entre eficiencia y transparencia.
La sociedad debe de tener el tipo de gobierno que mejor pueda responder a sus
necesidades y anhelos y garantizar sus libertades, esto es válido para todas las
instituciones, incluyendo a los partidos políticos, cuya fuerza y legitimidad derivan
de los ciudadanos que deciden unirse para luchar por ciertos valores comunes.
-La evolución social, económica y los cambios demográficos conducen hacia una
nueva compleja red de funciones-servicios que la sociedad espera del Estado, en
tanto el ciudadano exige mayores espacios en el campo de las decisiones y las
acciones gubernamentales.
Una gestión pública que no es autocritica y no mira hacia su interior contribuye
que las instituciones continúen satisfaciendo necesidades y demandas
inexistentes para una población que aspira a construir mejores niveles de
bienestar social y prosperidad.
En este sentido los esfuerzos por estabilizar las poblaciones aún son insuficientes.
Entre los retos de la gestión pública para nuestros países destacan el acceso al
crédito, la asistencia técnica, la inversión en capital humano, las medidas para
aumentar la productividad y las políticas públicas de combate a la marginalidad y
la desigualdad.
Debemos fortalecer nuestro sector público a fin de que cumpla sus funciones
originales que son garantizar la integridad a sus ciudadanos y sus bienes, educar,
crear infraestructura, conducir las políticas monetarias y fiscal, propiciar las
relaciones exteriores, la defensa y la justicia, así como facilitar la producción,
promover el ahorro y atender a los recursos humanos.