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Aspectos generales de la evaluación del niño

Motivo de consulta

Los niños no buscan una evaluación psicológica de manera voluntaria, sino que son los

padres quienes los llevan, ya sea por conductas percibidas como anómalas o por recomendación

de autoridades escolares. Las consultas más comunes están relacionadas con dificultades en el

aprendizaje o en el ámbito escolar, a menudo atribuidas a las expectativas de los padres hacia

sus hijos. Algunos padres buscan respaldo del profesional en sus percepciones sobre la actitud

de sus hijos o desean que este asuma la responsabilidad, liberándolos de ciertas obligaciones.

También se busca orientación por problemas conductuales, a veces etiquetados como

comportamientos berrinchudos. Se presentan otros casos en los que los padres interpretan

características normales en el desarrollo del niño como síntomas patológicos, debido al

desconocimiento sobre los hitos del desarrollo. Algunos buscan la opinión de un profesional como

segunda opción, esperando una respuesta más favorable.

Independientemente del motivo de consulta, el profesional debe establecer un objetivo

para el proceso, considerando el propósito y a quién se dirige el diagnóstico. Luego, realiza la

evaluación correspondiente para determinar el diagnóstico y si el tratamiento es necesario para el

niño o no, e incluso, en algunos casos, si son sus cuidadores quienes requieren de tratamiento.

Es esencial abordar cada caso de manera individualizada, ya que lo que funciona para un

paciente puede no ser efectivo para otro.

Aspectos generales de las técnicas psicológicas empleadas en la evaluación del

niño

Es esencial emplear diversas técnicas y herramientas en la evaluación para lograr una

visión integral. Se prioriza un enfoque psicodinámico que busca evaluar cómo se estructura el

niño y cómo utiliza sus capacidades intelectuales. El profesional debe tener un dominio adecuado

en la aplicación e interpretación de instrumentos, así como un profundo conocimiento de las

teorías que las fundamentan, ya sean psicométricas o proyectivas. Siendo la psicométricas


aquellas con una estructura más rígidas basándose en teorías estadísticas y ubicando al paciente

en un grupo, mientras que las proyectivas al carecer de esa estructura permite que las personas

expresen características individuales.

Después de aplicar diversas técnicas y recopilar suficiente información relevante, el

psicólogo evalúa la situación del niño e integra los hallazgos para lograr una comprensión

objetiva. Se destaca la importancia de no obviar las contradicciones, sino comprenderlas para

obtener una comprensión completa y facilitar un diagnóstico e informe precisos.

En cuanto al informe, se enfatiza la necesidad de que sea claro, completo y objetivo para

que sea comprensible y pueda servir como base para la creación de un plan de intervención

beneficioso para el niño.

Transferencia y contratransferencia

La transferencia es un proceso común en la terapia, especialmente complejo en niños

debido a la dinámica triangular que involucra a los padres. Esta se define como una asociación

incorrecta o falsa conexión del paciente hacia el terapeuta, implicando sentimientos,

pensamientos, emociones y/o expectativas. De forma paralela, surge la contratransferencia,

donde estas características están presentes, pero provienen del terapeuta hacia el paciente.

En el trabajo con niños, la contratransferencia puede manifestarse cuando el terapeuta se

identifica con el niño, recuerda su propia infancia o reflexiona sobre el deseo de haber recibido un

trato similar. Es crucial que el terapeuta examine cuidadosamente sus motivaciones conscientes

e inconscientes para mantener la objetividad y evitar interferencias en el proceso terapéutico.

Aspectos generales de la entrevista

La entrevista es una herramienta esencial para el psicólogo, no solo para comprender al

paciente, sino también para proporcionarle al mismo una comprensión más profunda de sí mismo.

Se distinguen diferentes niveles en la entrevista, ya sea para investigación, diagnóstico

clínico o tratamiento, por lo que se debe definir su propósito para lograr los objetivos deseados.
En la práctica, existen entrevistas abiertas, cerradas e incluso se mencionan las

semiabiertas. La entrevista abierta, al no tener una estructura rígida como la cerrada, permite la

expresión más libre del paciente, facilitando la obtención de mayor información y de forma más

detallada. Por esta razón, se considera que las entrevistas abierta y semiabierta son las más

apropiadas en la psicología clínica.

Aspectos generales de la evaluación del niño

Recordando que el principal objetivo es lograr la comprensión del paciente, la entrevista

representa un elemento fundamental. Esta no solo facilita la comprensión del psicólogo y facilita

la propia comprensión del paciente, sino que además fomenta la introspección del mismo,

permitiéndole abordar situaciones que estaban presentes de manera inconsciente y no se habían

considerado.

En la evaluación, es esencial definir el inicio de los síntomas y a qué atribuye el paciente

su malestar. Asimismo se le debe explicar al paciente el procedimiento, instrumentos que se van

a utilizar, la duración y cantidad aproximada de sesiones, así como establecer algunas normas.

Desde la primera sesión, el profesional debe tomar anotaciones y crear un reporte para

facilitar la planificación de las próximas sesiones. Adicionalmente, el profesional deberá

considerar tanto el lenguaje verbal como no verbal del niño.

Algo que siempre se debe tener en cuenta, es que la entrevista y el procedimiento en

general se deben adecuar a los objetivos que se busca alcanzar y a las necesidades del niño,

padres o institución involucrada.

Entrevista con el niño

La entrevista con un niño presenta notables diferencias en comparación con una

entrevista a un adulto. Como se mencionó anteriormente, el niño se encuentra en una situación

triangular, lo que hace necesario entrevistar no solo al niño, sino también a sus padres.

Otro aspecto a tener en cuenta es el tiempo. En este caso, la entrevista debe ser más

breve que con un adulto y no debe seguir una estructura fija, ya que puede variar según la edad
maduracional del niño y su nivel de desarrollo. En situaciones donde el niño no ha desarrollado

completamente el lenguaje o no lo expresa de manera clara, es necesario recurrir a otras

herramientas, como el juego y el dibujo, para que el niño pueda comunicarse y expresarse.

También es importante señalar que existen ocasiones en las que el niño percibe

situaciones que los padres no consideran como problemas, pero que afectan al niño y deben ser

consideradas en el proceso.

Algunos otros aspectos a tomar en consideración en la entrevista con niños son: con

quién duerme el niño, su comportamiento en presencia y ausencia de sus padres, cómo es su

relación con ellos, la interacción entre los padres, la manera en que se presentan en el

consultorio, la dinámica familiar, los antecedentes familiares (tanto personales como de sus

padres), el desarrollo de la problemática y la respuesta que la familia ha dado ante esta situación.

Es fundamental asegurarse de que, aunque la prioridad sea el bienestar del niño, los

padres no se sientan juzgados ni culpables. En su lugar, el psicólogo debe demostrar

comprensión y ejemplificar casos similares para que los padres comprendan que su hijo y ellos no

están solos al enfrentar esa situación.

Proceso de la entrevista

Durante la entrevista psicológica con niños, es esencial evitar patrones rígidos y es importante

adaptarse a las condiciones específicas de cada niño. Colocarse a la altura del niño, tanto de

forma física como en aspectos de lenguaje y comportamiento, facilita su expresión.

Es importante que el profesional observe el comportamiento del niño, si es posible, desde

el momento en que se encuentra en espera hasta el instante en que ingresa al consultorio. Debe

observar cómo se relaciona con sus padres, cómo se separa de ellos, analizar la manera en que

se relaciona con el terapeuta y la forma en que utiliza el espacio, empleando la observación como

técnica o herramienta clínica.

El psicólogo debe establecer normas, transmitiendo al niño el mensaje que existen reglas

que deben seguirse, pero al mismo tiempo, se le otorga suficiente libertad para expresarse y
comportarse de manera auténtica. Además, desde la perspectiva psicoanalítica es esencial que,

dentro de los límites establecidos, el psicólogo pueda tocar al niño y viceversa. Es necesario

también llevar un registro de las conductas del niño durante la aplicación de las diversas técnicas,

teniendo en cuenta tanto su lenguaje verbal como no verbal.

En el proceso de entrevista con niños, se incluyen algunas técnicas fundamentales, que

son el dibujo y el juego, así como actividades con plastilina y títeres. El juego es una herramienta

o método terapéutico natural del niño, que le permite expresar su inconsciente a través de él. El

juego resulta especialmente útil en situaciones donde la comunicación por parte del niño no fluye

con facilidad, ya que, a través del juego, los niños logran expresarse de manera más sencilla y

cómoda. Por otro lado, el dibujo se trata de un método representativo que brinda al niño la

posibilidad de ser auténtico, personificar objetos, construir historias a partir de sus dibujos y, en

muchas ocasiones, expresar de esta manera sus miedos y preocupaciones.

Es crucial que el psicólogo demuestre al niño aceptación y flexibilidad, ya que el niño

suele llegar con etiquetas, rechazo o prejuicios. La meta es transmitir seguridad y confianza para

que el niño reconozca que recibirá apoyo y que su bienestar es la prioridad. Para lograrlo, es

necesario que los padres también participen activamente en el proceso.

Uso de otras técnicas de la entrevista

Se hace referencia a la historia clínica, la cual es necesaria para establecer un diagnóstico

nosológico, situando los síntomas del paciente dentro de una categoría diagnóstica, utilizando en

este caso el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-5 como

herramienta de apoyo. Esta técnica resulta fundamental, especialmente cuando se trata de un

paciente que necesita tratamiento con psicofármacos.

Otra técnica son las listas de verificación, las cuales resultan útiles para sistematizar la

información mediante una serie de síntomas, contabilizando aquellos que presenta el paciente.

Se debe enfatizar que el uso de las listas de verificación debe complementarse con otros

instrumentos.
Entre otras técnicas se encuentra la perspectiva del desarrollo que se centra en los

factores biológicos y ambientales que afectan el desarrollo del niño; y la perspectiva del desarrollo

normativa que evalúa si el desarrollo del niño se ajusta al de su grupo normativo, teniendo en

cuenta la edad y el género.

También se encuentra la perspectiva conductual, enfocándose en los pensamientos,

sentimientos y emociones específicas asociadas a una conducta, así como en la duración,

frecuencia e intensidad de las conductas. También evalúa la respuesta de los padres ante las

mismas.

Por último, está la orientación humanista fenomenológica, que se centra en la manera en

que el niño se percibe a sí mismo y a sus conductas, es decir, en el autoconcepto, además de

considerar la valoración que realiza sobre las consecuencias de sus acciones. Esta perspectiva

también incluye las formas en que se ha intentado resolver la problemática.

Se ha destacado la importancia de emplear diversas técnicas durante una evaluación, y

Sattler enumera algunas ventajas de hacerlo. Estas incluyen la capacidad para determinar las

fortalezas y debilidades del paciente, identificar las condiciones que obstaculizan el desarrollo de

habilidades, comprender la etiología de los síntomas y su influencia en el funcionamiento del

paciente, así como el impacto de la problemática en él; evaluar los factores de protección y de

riesgo a los que está expuesto el paciente, así como los cambios que experimentan todas las

personas involucradas en el proceso. Además, permite proporcionar información y una guía útil

para una intervención más apropiada y beneficiosa para el niño.

Entrevista con el niño en casos especiales

El proceso debe ser no solo flexible, sino también sistemático, especialmente en

situaciones que involucren problemas neurológicos o psicológicos. En este sentido, se deben

tener en cuenta otros casos especiales, como enfermedades crónicas y eventos traumáticos,

tales como el duelo, maltrato y abuso sexual.


En muchas ocasiones, no se cree que el niño sea capaz de comprender la importancia de

los sucesos que atraviesa, lo cual constituye un error, ya que se les tiende a dejar de lado,

ignorando sus pensamientos, sentimientos y emociones. Ante una pérdida, es adecuado ser

honestos con el niño acerca de la situación, teniendo en cuenta su interpretación de la muerte, la

cual varía en las distintas etapas del desarrollo. Es crucial que el niño pueda participar en el

proceso para evitar que atraviese el sufrimiento sin contar con el apoyo adecuado.

En casos de maltrato o abuso sexual, lo más apropiado es abordar al niño de manera

directa y abierta, pero también comprensiva, facilitando así que pueda expresar los hechos. El

juego vuelve a desempeñar un papel importante en estas situaciones, dado que puede ser difícil

para el niño exteriorizar rápidamente un suceso que desearía olvidar. Además, es esencial

realizar un diagnóstico diferencial, ya que el niño podría manifestar síntomas de estrés

postraumático o disociación de la personalidad. En estos casos el terapeuta debe tener cuidado y

dar especial atención a la contratransferencia que se puede presentar, ya que se convierte en un

factor importante en estas circunstancias que pueden generar reacciones negativas.

Resulta importante tener en cuenta aspectos como el estado del niño antes de la crisis o

la vivencia traumática, cómo afronta estas situaciones, su capacidad de afrontamiento y cómo

interpreta el niño esta situación.

En estos casos especiales, se requiere de más herramientas. Si bien se ha destacado la

importancia del juego, además de este, se pueden utilizar cuentos que permitan al niño expresar

el hecho traumático, ya sea a través de dibujos, recortes, fotografías u otras actividades que el

niño elija y que le faciliten la expresión. Es por esto que el manejo de diversas técnicas y la

flexibilidad al trabajar con niños resultan indispensables.


Bibliografía

Esquivel, F., Heredia, M. C., & Gómez-Maqueo, E. L. (2017). Aspectos generales de la evaluación

del niño. In Psicodiagnóstico clínico del niño (4ta ed., pp. 1-28). Vanessa Berenice Torres

Rodríguez.

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