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POESÍA, PROSA Y TEATRO DESDE LOS AÑOS 50

A partir de 1950 la dictadura franquista consigue legitimarse fuera de nuestras


fronteras gracias a diversos factores como la integración de España por parte de
Estados Unidos en el bloque anticomunista, los planes de desarrollo económicos, el
auge del turismo o la llegda de divisas de los españoles emigrados.
Esto coincidió con una intensificación de la oposición al régimen en nuestro país
desde muchos ámbitos distintos. Esto propició que, tras la muerte de Franco en
1975 se intentase avanzar en la restauración de la democracia.
Veremos de qué manera esta situación política, económica y social se reflejó en los
tres grandes géneros literarios:

● La poesía de los años 50 (Blas de Otero, Gabriel Celaya)

La mayor parte de los poetas “desarraigados” dieron el paso hasta la poesía social,
que consideran que el poeta debe mostrar la realidad del país, denunciar los
problemas de la nación y apoyar a los más desfavorecidos de la sociedad. La
poesía es entendida como un instrumento para cambiar el mundo: “la poesía es
un arma cargada de futuro”.

Como tema general se identifica la preocupación por España desde una


perspectiva política. Se abandona la expresión de los problemas íntimos o
existenciales; ahora lo importante es denunciar las injusticias y mostrar solidaridad
con los problemas de los demás, especialmente con los pobres y desfavorecidos.

El poeta intenta que sus textos sean comprensibles para el mayor número posible
de lectores, por tanto, emplea un lenguaje claro, funcional, con un tono coloquial.
Las metáforas, las imágenes, los recursos estilísticos, en general, se siguen
empleando pero sin que dificulten la comprensión del texto.

● La prosa desde los años 50 (Camilo José Cela, La colmena, Miguel


Delibes, El camino, Rafael Sánchez Ferlosio, El Jarama).
Aparece la novela social que refleja la miseria moral y material de la posguerra. Se
caracteriza por plasmar la vida cotidiana de forma objetiva llevando a cabo, de
esta manera, una crítica social. Como estos autores buscaban ser comprendidos
por el mayor número de personas empleaban un lenguaje sencillo. Finalmente, en
lugar de centrarse en un único personaje el protagonista de la obra será colectivo.
Esto significa que cada obra tendrá varios personajes principales.

En la década de los sesenta surgirá la novela experimental que introduce alguna


innovación como el reflejo del pensamiento de los personajes utilizando el estilo
indirecto libre o el monólogo interior. También apostarán por el desorden
cronológico de la historia, es decir, esta no tendrá que seguir un orden temporal
lineal. Destacan las obras Cinco horas con Mario (Miguel Delibes) y Tiempo de
silencio (Luis Martín Santos).

● El teatro de los años 50 (Antonio Buero Vallejo, Historia de una


escalera).

Surgen dos formas de entender y de renovar el teatro. Por un lado el teatro


existencial que aborda la temática de la justicia social y la falta de libertad. Los
diálogos de estas obras son realistas y son utilizados para perfilar la personalidad
de los protagonistas así como su clase social. Por otro lado está el teatro cómico
que plantea situaciones disparatadas a partir de diálogos sin lógica aparente.
Destaca la obra Tres sombreros de copa de Miguel Mihura.

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