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Carta a un Ministro de Educación

La carta que hoy reproduzco, con autorización de su autora, fue escrita en la ciudad de
Copiapó el 23 de diciembre de 2004.

Han transcurrido 8 años con tres meses desde su despacho, y la situación que describe en
ella su autora, no solo no ha variado en lo absoluto sino que se ha hecho crónica.

Sin embargo, la gente del MINEDUC sí cree que ha cambiado o cambiará porque se han
escrito documentos que señalan nuevas orientaciones curriculares para el sistema escolar
básico, según se lee hoy lunes 25 de marzo de 2013, en la sección Opinión, página 2, de El
Mercurio de Santiago en el artículo Nuevo curriculum para enseñanza básica de Loreto
Fontaine, funcionaria de ese ministerio.

Este fenómeno de decir que lo que está mal está bien, lo he definido como la parálisis
paradigmática de la gente asociada al MINEDUC. Condición que no tiene arreglo
mientras no cambie la manera de pensar de los “gana panes” de esa repartición, sujetos,
todos, de un fenómeno de autopoiesis que les permite reproducirse indefinidamente sin
mayor cambio.

La carta que leerán está dirigida al ex ministro Bitar Chacras, el ideólogo del crédito con
aval del estado que permitió defraudar, legalmente, las arcas del Estado y empobrecer a
muchas familias de escasos recursos cuyos hijos obtuvieron ese crédito para ingresar a la
educación superior.

Un alto porcentaje de ellos lo hizo sin poseer las competencias cognitivas, la


responsabilidad y la perseverancia requeridas para permanecer en ella sin desertar, como
ocurrió con la mayoría de los alumnos que obtuvieron dicho crédito.

Deserción que significó un costo millonario para el Estado, por su condición de aval, y un
fácil incremento de las utilidades de la banca privada. Claro está que la ampliación
“artificial” del número de alumnos matriculados en educación superior – gracias a ese
crédito - mejoró las estadísticas del país a ese respecto y contribuyó al ingreso de Chile a
la OCDE, potenciando a su vez, la protesta social relacionada con el alto costo de la
educación superior chilena que explota con fuerza en 2011.

La carta al ministro de educación de la época


.

“Señor

Sergio Bitar Ch.

Ministro de Educación

Santiago.

Distinguido Señor:

Una vez más ha llegado el momento de analizar los resultados de la prueba de selección a
la universidades chilenas, ahora P.S.U, y una vez más se constata la brecha que existe
entre los colegios particulares y los municipales, siendo, otra vez, una de las excepciones el
Instituto Nacional. Lo que personalmente me extraña es que no se analice el por qué ese
colegio municipalizado escapa de la generalidad, ¿será porque es un colegio de alta
exigencia académica?, ¿será porque se le permite seleccionar a sus alumnos?, ¿será
porque el alumno que no rinde obtiene bajas calificaciones y tal vez queda repitiendo
curso sabiendo que para ser promovido tiene que ganarse ese derecho?

No puedo ser tan simplista como para pensar que la única solución al problema es
mantener una alta exigencia porque este es un problema demasiado complejo, pero lo que
no me cabe la menor duda es que mientras les estemos dando a los alumnos todas las
facilidades para ser promovidos con el menor esfuerzo, no lograremos disminuir esa
distancia que tanto nos amarga, como tampoco vamos a lograr obtener un lugar más
decoroso en las evaluaciones internacionales a las que nos sometamos.

La ley del menor esfuerzo va con nuestra idiosincrasia y resulta que nuestros alumnos son
promovidos hasta con 2 notas deficientes, sin importar el subsector al que pertenezcan; es
una realidad que muchos de ellos se declaran incapaz de rendir en alguna asignatura
(subsector) y simplemente “la botan”, es decir entregan sus pruebas casi en blanco; en
esos casos al profesor se le pide que sea capaz de revertir la situación, lo que muchas veces
se logra en la forma pero no en el fondo recurriendo a trabajos grupales u otros.

A los profesores se les pide que sean instructores, educadores, orientadores, psicólogos,
guardianes, detectives, conocedores no sólo de la disciplina que le toca enseñar sino de la
mejor manera de que los jóvenes reciban una educación sexual, que conozcan las reglas
del tránsito, etc., etc., etc., el profesor debe tener ojos en la espalda para saber qué hacen
sus alumnos mientras escribe en el pizarrón, debe atender a un alumno en particular y a
la vez estar atento a lo que hacen los restantes, porque pobre de él si ocurre un incidente
grave en su presencia y pobre de él si no estaba presente cuando el mismo incidente se
presenta; debe adivinar si el alumno que pide permiso para ir al baño realmente necesita
ir o si es un pretexto para ...,debe saber si los alumnos andan con armas o drogas pero no
tiene la facultad de revisar sus mochilas porque atenta contra su dignidad.

El profesor dejó de ser, hace mucho tiempo, la autoridad que fue; los consejos de
profesores son sólo informativos o consultivos, los directores tampoco tienen mayor
autoridad; a los jóvenes todo se les disculpa, todo se les justifica; cuando alguno es
sancionado, por lo general el director del colegio recibe la orden de echar pie atrás y los
jóvenes saben y manejan estas situaciones; existe una gran difusión de los derechos de los
niños y jóvenes, pero desde el Ministerio de Educación poco o nada se escucha sobre sus
deberes, se fomentan la flojera, el incumplimiento de las normas, las faltas de respeto, la
desubicación, justificándola “porque son jóvenes”, más aún, algunas “autoridades” se
jactan públicamente de haber sido rebeldes, entonces ¿cómo se pretende mejorar?.

Me parece que nadie puede discutir que hoy más que nunca se invierte dinero en
educación, y sin embargo no se ven mejores resultados; a mi modesto entender hay
muchas cosas que debieran cambiar, entre ellas que los objetivos de 1º a 6º básico sean, en
matemática, el dominio de las cuatro operaciones básicas y sus aplicaciones, con los
Naturales, Enteros y Racionales, fomentando el razonamiento lógico (no es posible que no
entiendan que el todo es mayor que cada una de sus partes, por ejemplo); en lenguaje, la
lectura comprensiva, la escritura con buena ortografía, caligrafía y redacción; y en los
demás subsectores, la comprensión del medio o de procesos históricos o geografía pero
siempre insistiendo en los objetivos de lenguaje; pienso que 7º y 8º debieran volver a
manos de profesores de enseñanza media al menos en parte, permaneciendo los contenidos
más relevantes y que sean la base para un buen desempeño en media, fomentando por
sobretodo la responsabilidad en el cumplimiento de sus deberes, sin descuidar por
supuesto los valores propios de la formación integral del ser humano. No se obtiene una
mejor formación porque el listado de contenidos es mayor sino porque lo básico, lo
elemental, lo logran internalizar y comprender.

Estoy consciente que debemos mostrar resultados estadísticos para justificar dineros
(¿extranjeros?) que se invierten en la educación en nuestro país, pero es un hecho que los
resultados “estadísticos” no tienen un fundamento real, de modo que me pregunto ¿no es
posible obtener nuestra independencia económica en lo educacional?, ¿no podemos
“farrearnos” el presupuesto de uno, dos o tres años y aguantar un alto porcentaje de
repitencia, en todos los grados que sea necesario de modo que el alumno entienda que
para pasar de curso tiene que estudiar y aprender por lo menos lo básico?; mientras exista
la fuerte presión sobre los profesores de disminuir, a como dé lugar, los índices de
repitencia, es difícil conseguir calidad junto a cantidad.

Imagino que Ud. está al tanto que a los alumnos se les está dando, al menos, una segunda
oportunidad (a veces más) cuando obtienen nota deficiente, ¿eso contribuye a mejorar la
calidad?, me parece que no, ¿se le puede recriminar a un ingeniero si se le viene abajo una
obra si toda su vida tuvo segundas oportunidades cuando fracasó?

Señor Ministro, soy una profesora por vocación con 37 años de servicio y me duele ver
cómo cada vez más vamos disminuyendo las exigencias y, a pesar de ello, disminuye el
rendimiento. La presente se la envío con el mayor de los respetos esperando tener algún
indicio que ha llegado a sus manos.

Lo saluda muy atentamente,

Olga Orchard Harmer

Profesora de Estado en Matemática y Física”

Por supuesto, esta carta nunca tuvo acuse de recibo y, menos, una respuesta.

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