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de peces. 48 Una vez que esta se llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentados, colocan
los peces buenos en canastos y, en cambio, arrojan fuera los malos. 49 Así ocurrirá en el fin del
mundo: vendrán los ángeles, separarán a los malos de entre los justos 50 y los arrojarán al horno
de fuego, donde habrá llanto y desesperación».
51 «¿Comprendieron todo esto?». Le respondieron: «Sí». 52 Entonces Jesús les dijo: «Por eso,
todo maestro de la Ley que se ha convertido en discípulo del Reino de los cielos se parece al
dueño de una casa que saca de su tesoro cosas nuevas y antiguas».
.
Lectura
Hoy leemos las tres últimas parábolas de esta sección del capítulo 13. Las dos
primeras tienen una misma estructura y un mismo mensaje. La tercera se emparenta
con la del trigo y la cizaña y tiene una breve aplicación o explicación alegórica.
Acerca de la parábola del tesoro podemos comenzar diciendo que existen varios
relatos paralelos extrabíblicos que dan cuenta de la costumbre, común en aquella
época, de esconder tesoros enterrándolos en un campo. Y también del sorprendente
cambio de fortuna del campesino o trabajador que lo descubre y compra el campo
porque, según la ley de entonces, el tesoro pertenece al dueño del campo.
Por su parte, la parábola de la perla compara el Reino de los cielos a un mercader
o comerciante que busca perlas finas y al encontrar una de gran valor vende todo y la
compra.
Entre ambas parábolas hay diferencias puesto en la primera el reino se compara
con el tesoro escondido que se descubre por casualidad mientras que en la segunda
el Reino de Dios se compara con el comerciante que está buscando perlas.
Ahora bien, en ambas parábolas el acento está puesto en la acción de vender todo
lo que se tiene para poder comprar lo muy valioso que se encontró: el tesoro y la perla.
Entonces, tanto el tesoro como la perla fina pasan a ser lo más importante y valioso al
punto de estar dispuestos a vender todo con tal de poseerlo. Parece claro, en el
contexto del evangelio de Mateo, que se trata de una invitación a renunciar a todo para
poseer el Reino de los cielos; y a hacerlo con entusiasmo y alegría porque realmente
vale la pena. Pero también es claro que esta renuncia sólo se puede dar si primero se
ha encontrado el Reino de Dios y se lo ha sabido valorar.
También ambas parábolas resaltan la rápida toma de decisiones para aprovechar
la oportunidad que se presenta. No hay lugar para las vacilaciones y delaciones; es
preciso tomar ya una decisión; arriesgarse a venderlo todo para poder conseguir lo
mejor, lo deseado y muy buscado (para el comerciante de perlas); o lo encontrado de
repente pero que se aprecia como una valiosa oportunidad que no se puede dejar
pasar (como el caso del campesino). En el contexto del evangelio de Mateo, es una
invitación a una pronta decisión por el seguimiento de Jesús, que está anunciando y
haciendo presente la llegada del Reino de Dios.
En la última parábola el Reino de los cielos se compara con una «red de pesca»,
que en aquella época tenían entre 250 y 400 metros de largo y 2 metros de ancho;
con elementos de peso en un lado para que se hunda; mientras que arriba corcho o
madera ligera para que se mantenga a flote. Eran manejadas por uno o más botes, de
modo que atrapaban toda clases de peces que luego eran llevados a tierra para
seleccionarlos; tal como narra esta parábola. La misma es luego interpretada en clave
escatológica al ser aplicada al “fin del mundo” (vv. 49-50). Su mensaje es semejante
al de la parábola del trigo y la cizaña, con cuya explicación alegórica comparte
vocabulario, señalando que en este mundo buenos y malos están juntos por la
paciencia de Dios; y sólo en el juicio final se dará la separación de los mismos de
modo que sólo los buenos heredarán el Reino de los cielos.
La sección de las parábolas cierra con un breve diálogo entre Jesús y sus
discípulos (v. 51) que termina con una breve parábola en sentido bíblico; propiamente
una comparación (v. 52). El punto de comparación aquí es “todo escriba que ha
llegado a ser discípulo del reino de los cielos”; dónde la palabra clave para
identificarlos es “escriba o letrado”. Al parecer, no habría que entender esta expresión
o título en sentido técnico como en caso del grupo judío de los “escribas” (2,4; 5,20;
7,29…); sino como una referencia a quienes se dedican dentro de la nueva comunidad
a interpretar las Escrituras (cf. 23,34 donde se habla de “profetas, sabios y escribas”
cristianos). Pues bien, teniendo en cuenta el contexto de todo el evangelio de Mateo,
que es un evangelio de síntesis, se trataría de una exaltación de los que intentan
mantener la correlación entre el Antiguo Testamento y la novedad de Jesús; como
tantas veces hace el mismo evangelista con sus citas de cumplimiento.
Meditación
Oración
Contemplación
Acción
“Jesús es un tesoro escondido, un bien inestimable que pocas almas saben encontrar
porque está escondido y el mundo ama lo que brilla», (Santa Teresita del Niño Jesús).