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Hermosillo, mesa redonda, martes 9 abril 2019

VIVIR EL CIELO AQUÍ Y AHORA


Pauline Lodder

Introducción
Cuando hablamos de vivir el cielo aquí y ahora, de hecho, hablamos del Reino de
los Cielos… o, dicho de otra manera: vivir el Reino de Dios aquí y ahora.
El Evangelista Mateo, prefiere utilizar el término “Reino de los Cielos” en vez de
“Reino de Dios”, porque escribió para judíos, quienes prefieren evitar el uso directo
de la palabra Dios.

I. CONSIDERACIONES GENERALES
1. Un Reino en vez de un Rey
En el Antiguo Testamento no aparece casi el termino Reino de los Cielos o Reino de
Dios. Lo que aparece más bien es la visión de Dios como Rey.
Jesús no habla de Dios como rey, prefiere hablar de Dios como Padre, como Papá.
Pero afirma que este Padre tiene un Reino (Padre Nuestro…, Venga a nosotros tu
Reino).
Jesús introduce cambios teológicos muy interesantes:

En vez de hablar de Dios como Rey o de la espera mesiánica como la llegada de un


Rey liberador, Jesús centra su predicación en hablar de la llegada del Reino: … está
llegando el reino de los cielos… 1

2. El Reino de Dios es un don


En tiempos de Jesús se practicaba el sacrificio de animales en el templo y muchos
ritos, para complacer a Dios. Y en el templo hay mesas de cambio de monedas,
para obtener la moneda del templo para comprar tórtolas, cabritos, para sacrificar.
Jesús vuelca las mesas, no porque esté contra el dinero, o contra el comercio. Lo
que quiere decir es que no hay comercio posible con Dios.
La práctica del sacrificio de animales para obtener favores de Dios es obsoleta.
Nuestro Dios no quiere sacrificios (profeta Miqueas2). Jesús muestra con su vida que
la realidad es todo lo contrario: Nuestro Dios es un Dios que da todo,
gratuitamente, a la humanidad. Nuestro Dios es todo don.

1
Mt 4,17; Lc 10,11
2
Mi 6,8
1
Hermosillo, mesa redonda, martes 9 abril 2019

Y Jesús habla del Reino de Dios como un don que ya está presente y al mismo
tiempo está por llegar. El Reino de Dios no viene de forma espectacular, ni se puede
decir “Miradlo aquí o allí”. Sin embargo, el Reino de Dios ya está entre vosotros 3.
Parece ser que el Reino de Dios no es una intervención puntual; se trata más bien
de una acción continuada en cada instante, que sigue también en nuestra era…

3. Reino de los Cielos implica un “si” a Dios


La petición “Venga a nosotros tu reino” esta seguido por “hágase tu voluntad aquí en
la tierra como en el cielo”. Cuando pronuncio esta frase del Padre Nuestro no lo
siento como un deseo o como una petición. Me recuerda más bien a María de
Nazaret, cuando el ángel le anuncia de parte de Dios, que concebirá y dará luz a un
hijo. Ella responde: - que se haga según tu palabra / Que me suceda según dices4
Me recuerda a Jesús en Getsemaní, cuando postrado con su rostro en tierra,
sintiendo una tristeza de muerte, ora: - Padre, si es posible, que se separe de mi esta
copa. Pero no se haga mi voluntad, sino la tuya5./ pero que no sea como yo quiero,
sino como quieres tú
El proyecto de Dios para la humanidad, lo que Dios sueña para nosotros, se llama
Reino de Dios (o Reino de los Cielos). Dios no se impone nunca, Dios respeta
nuestra libertad, espera nuestra adhesión. Para entrar en el Reino de Dios, es
necesario decir un “si” a Dios, libremente. Hace falta un compromiso; hace falta
que mi voluntad coincida con la voluntad de Dios, hace falta que “seamos una sola
voluntad”.
El Reino de Dios es como un regalo; Dios lo da todo, gratuitamente. Pero cuando
recibimos un regalo, podemos no abrirlo, guardarlo en un armario… O abrirlo, pero
no usarlo nunca... Lo importante no solo es tener las manos abiertas para recibir este
regalo, sino también abrirlo, es decir, vivirlo…

4. El mundo de arriba se acabó; entrar en la profundidad de lo real


Cuando usamos el termino Reino de los Cielos, parece una realidad lejana: Dios está
en el Cielo (Padre Nuestro, que estas en el cielo, …) y nosotros estamos en la tierra.
Sin embargo, Jesús predica que el Reino de los Cielos está cerca 6/llegando
El jesuita belga Roger Lenaers, describe esta cercanía de manera muy gráfica Su
libro “Otro cristianismo es posible”7 tiene un capítulo que se intitula: “El mundo de
arriba se acabó!” Defiende que no hay dos mundos, uno de arriba y otro de abajo;
dice que Dios está en la profundidad de lo real.

3
Lc 17,21
4
Lc 1,38
5
Mt 26, 39
6
Mt 4,17
7
Roger Lenaers , Otro cristianismo es posible, Editorial Abya Yala, Quito, Ecuador, 2008
2
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Dios siempre es más grande que todas nuestras palabras, Dios es inabarcable. Pero
la visión del padre Lenaers me parece muy interesante. El cielo y la tierra no son
realidades lejanas, separadas. Es posible vivir el cielo en la tierra, pero eso implica
estar disponible a entrar en la profundidad de lo real.

Después de estas consideraciones generales, vamos a ver que ha dicho Jesús sobre el
Reino de los Cielos. Era el centro de su predicación.
Jesús ha hablado mucho sobre el Reino de los Cielos. Le gustaba usar parábolas: unas
narraciones breves, ancladas en la experiencia de la gente, para abrirles a nuevos
horizontes, para mostrar que el Reino de los Cielos ya estaba surgiendo, para darles
esperanza…
También después de su muerte, las Escrituras indican que Jesús Resucitado conversó
durante 40 días del Reino de los Cielos8.
Jesús es verbo encarnado: sus palabras se realizan, se transforman en actos. También
todo lo que Jesús hace muestra como es el Reino de su Padre. En el Reino de los Cielos,
las palabras y los actos tienen que coincidir, tiene que haber coherencia.
Comentaré brevemente 3 parábolas del Reino, pero está claro que es una minúscula parte,
hay muchísima materia y se podría hablar horas.

II. 3 PARÁBOLAS DEL REINO

1. Sembrar semillas de mostaza


El reino de los cielos se parece a una semilla de mostaza que un hombre toma y
siembra en su campo. Es más pequeña que las demás semillas; pero, cuando crece
es más alta que otras hortalizas; se hace un árbol, vienen las aves del cielo y anidan
en sus ramas9.
Me pregunto si vivir el reino de los cielos implica
- tener confianza en lo pequeño, dejarse de grandezas…
- tener esperanza en el crecimiento de lo sembrado…
- ¿Lo importante en el Reino no es tener una cosecha, sino que crezcan árboles que
sirven para que los pájaros pueden hacer sus nidos?

Pero las parábolas nunca tienen una sola interpretación, no son simples analogías:
su significado queda siempre abierto.
Lo que me sorprende más es que parece ser que la planta de mostaza en la época
de Jesús estaba considerada como una mala hierba, invasora… 10 !No se sembraba!
¿Jesús nos invita a sembrar lo que nadie siembra?

8
Hch 1,3
9
Mt 13,31
10
Jérôme W. Berryman, Jugar junto a Dios, pg. 115, 2002, Editor versión española, Jaime Case
3
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2. ¿Vender todo por una perla?


El reino de los cielos se parece a un comerciante de perlas finas: al descubrir que
era de gran valor, va, vende todas sus posesiones y la compra 11.
¡Qué decisión más impresionante, la del comerciante de perlas!
En el reino de los cielos hay que saber tomar decisiones…
¿Y quizás también saber desapropiarse?

3. Levadura y libertad
Sucede con el reino de los cielos lo que con la levadura que una mujer toma y mete
en tres medidas de harina, hasta que todo fermenta… 12
El pan sin levadura ocupa un lugar importante en la tradición judía: recuerda
la salida de la esclavitud en Egipto; no tuvieron tiempo de esperar que el pan se
levantase… Cada vez que se come matsah, pan plano, recuerdan que Dios les
liberó. También podemos considerar que las hostias que se usan en las misas
católicas son pan de libertad.
Los judíos consideran la levadura como algo podrido, impuro. Antes de celebrar la
pascua hay que verificar que no haya levadura en la casa.

Entonces es bastante curioso que Jesús cuenta una parábola comparando el Reino
de los Cielos con una mujer que mezcla levadura con harina. ¿Es una provocación?
Yo pienso que el pan plano es signo de nuestra liberación. Pero una vez que Dios
nos ha liberado, ¿Qué hacemos con nuestras vidas?
Quizás la levadura representa esta substancia que hay que mezclar con nuestra
libertad. Se trata de saber ¿qué voy a hacer con mi libertad… matar, conquistar,
acumular…? ¿qué substancia introduzco en mi libertad para que mi libertad se
transforme en fiesta, en Reino de Dios?

III. EPILOGO

1. Nos mueve la realidad


Quiero acabar con una cosa muy importante, muy profunda, que queremos vivir en
la Colegiata Nuestra Señora del Cielo:
Y me gustaría expresarlo con una poesía atribuida a Miguel de Guevara, un fraile
agustino, mexicano, poeta y filólogo, del siglo XVI
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido

11
Mt 13,45-46
12
MT13,33
4
Hermosillo, mesa redonda, martes 9 abril 2019

para dejar por eso de ofenderte.

¡Tú me mueves, Señor! Muéveme el verte


clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera


que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera,


pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Cuando decimos que queremos vivir el cielo aquí y ahora, no es que lo vemos todo
de color rosa, y evitamos todo sufrimiento…
De hecho, cuando se pensó en construir un edificio para la Colegiata se dijo que al
interior de la casa tenía que haber un friso que mostrara la iniquidad del mal. Tener
presente todo el mal que hay en el mundo.
Y por fuera, un friso que representara la creación, el Reino de Dios.
No nos mueve el cielo prometido, no nos mueve un ideal, no nos mueve recuperar
un paraíso perdido: nos mueve la realidad…
Nos mueve la muerte de personas inocentes, nos mueve la violencia, nos mueve la
injusticia, nos mueve el dolor que hay en el mundo, nos mueve las heridas de la
gente…
Queremos abrirnos a los dones de Dios, al don de su Reino, para transformar el
mundo…
Sabemos que lo que podemos hacer es una gota de agua en el océano, un granito
de arena en el desierto… pero solo empezando a vivir el Reino se puede invitar a
otros…

2. Hacer don de sí mismo


Cuando he hablado antes que nuestro Dios no quiere sacrificios, hay una excepción:
Para Jesús, el único posible sacrificio es el don de uno mismo.
Pienso que lo que queremos vivir en profundidad en la Colegiata Nuestra Señora del
Cielo, lo que es vivir un auténtico cielo, lo que es vivir el Reino de los Cielos aquí y
ahora, es: cuando un grupo de personas desean hacer don de sí mismo, para amar…
Esto es lo que pretendemos vivir en la Colegiata Nuestra Señora del Cielo.

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