Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
La ajenidad se materializa en el hecho de que el resultado del trabajo o, por la utilidad
patrimonial de la prestación de servicios se asigna desde su origen al empleador, en la medida
en que a través de tal relación contractual el empleado pone su fuerza de trabajo a disposición
del empleador y, el resultado de su esfuerzo pertenece al empleador.
Su presencia da lugar a la exclusión del ámbito aplicativo de la legislación laboral en muchas
situaciones propias de la prestación de servicios de trabajadores autónomos, es decir, aquellas
prestaciones de servicios efectuadas por cuenta propia “excepto en aquellos aspectos que por
precepto legal se disponga expresamente” (disposición final 1ª ET).
La doctrina ha elaborado diversas tesis para explicar el alcance de la ajenidad en la prestación
de servicios:
1. G. Bayón Chacón: ajenidad en los riesgos. Refleja el vínculo que se establece
entre trabajador y empleador. Se trata de una relación obligacional que implica una
situación de irrelevancia para el trabajador de los riesgos o venturas del resultado
de su actividad laboral.
Tres son las características esenciales derivadas de la ajenidad:
El Estatuto del Trabajo Autónomo constituye una novedad en nuestro panorama jurídico, original
por la ausencia de antecedentes dentro de nuestro ordenamiento nacional, y mediante el que se
procede a fijar un marco que recoge una regulación dirigida desde el punto de vista subjetivo al
conjunto de aquellos que trabajan de forma autónoma y desde el punto de vista objetivo,
pretende establecer el régimen jurídico de carácter general de estos profesionales. La
denominación de “ESTATUTO” tiene como referente ir dirigido a atender la posición jurídica de
profesionales que se integran en el mercado de trabajo con ciertos elementos o rasgos comunes,
mientras
pretende proporcionarles un régimen de protección en el desenvolvimiento de su actividad.
El Estatuto del Trabajo Autónomo presenta dos fronteras en su ámbito de aplicación:
a. Se enfrenta con la legislación mercantil y administrativa que fija el régimen jurídico de la
pequeña y mediana empresa en sus diversas formas societarias. La norma mantiene a
todos los efectos el elemento caracterizador de la subordinación que ha marcado la
separación entre ambos, sin ampliar el espacio jurídico y social del trabajo autónomo
en detrimento del ámbito de aplicación de la legislación laboral, y tampoco extender las
instituciones propias y exclusivas del trabajo subordinado al ámbito del trabajo
autónomo.
b. Se dirige a regular la relación de personas físicas que ejecutan personalmente una
actividad profesional en un negocio del que son titulares. Es concebido para regular y
atender la situación personal en lo profesional del titular del negocio.
En cuanto al contenido sustantivo del régimen jurídico de derechos y deberes del conjunto de
autónomos, el Estatuto pretende incorporar una regulación genérica y global de su situación
profesional, incluyendo cuatro grandes bloques: régimen profesional de la contratación desde la
perspectiva individual, vertiente colectiva de defensa de sus intereses profesionales, Régimen
especial de la Seguridad Social y promoción del empleo autónomo.
2.3. TRADE: Trabajadores Autónomos Económicamente Dependientes
Falta dependencia funcional (ellos mismo son la empresa ya que toman las
decisiones) y falta a veces ajenidad.
administrador-trabajador es también accionista de la sociedad, la jurisprudencia ha
aceptado la compatibilidad entre la relación laboral y la societaria, debiendo prevalecer el
requisito de ajenidad cuando el administrador societario no es titular del 50% de las
acciones.
3) Trabajos familiares (art. 1.3.e ET). En este caso, se considera que la prestación de
servicios carece del presupuesto de ajenidad, puesto que la utilidad patrimonial del
trabajo realizado se lleva a cabo en beneficio del conjunto del grupo familiar, a pesar de
que los beneficios formalmente se dirijan a uno de los miembros de la familia, el titular del
negocio, puesto que se considera que la unidad familiar posee un valor económico
unitario. El ET utiliza una técnica de presunciones, de modo que la convivencia con el
empresario (en sentido económico) y un determinado grado de parentesco (cónyuge,
descendientes, ascendientes, y demás parientes por consanguinidad o afinidad hasta el
segundo grado inclusive, y por adopción) determinan una presunción iuris tantum de
exclusión del ámbito de aplicación del ET. La ausencia de uno de los dos elementos
anteriores provoca una presunción iuris tantum de inclusión. Si se trata de una pareja de
hecho no entra en juego la presunción de exclusión, ni cuando el empresario es una
persona jurídica. Se contempla que los trabajadores autónomos podrán contratar
laboralmente a hijos menores de 30 años que convivan con él.
4) Operadores mercantiles (art. 1.3.f ET). La actuación de aquellos que ejercen como
intermediarios mercantiles tradicionalmente se ha visto rodeada de rasgos de trabajo
organizado de forma autónoma por el trabajador. La Ley toma como referencia básica el
criterio de la ajenidad en los riesgos: allí donde el intermediario responda del buen fin de
la operación se excluye del ET, en caso contrario, es decir, de no responder del buen fin,
se le dará tratamiento de relación laboral de carácter especial (art. 2.1.f ET).
Caso singular es el del contrato de agencia, por el que una persona se obliga frente a otra de
manera estable o continuada a cambio de una remuneración, a promover actos u operaciones de
comercio por cuenta ajena, o a promoverlos y concluirlos por cuenta y en nombre ajenos, sin
asumir el riesgo y ventura de tales operaciones.
No se consideran agentes los representantes y viajantes de comercio dependientes ni las
personas vinculadas por una relación laboral, común o especial, con el empresario por cuya
cuenta actúan, presumiéndose que existe dependencia cuando quien se dedique a promover
actos u operaciones de comercio por cuenta ajena o a promoverlos y concluirlos por cuenta y
nombre ajenos, no pueda organizar su actividad profesional ni el tiempo dedicado a la misma con
sus propios criterios.
5) Transportistas de mercancías (art. 1.3.g ET). Se excluyen aquellos transportistas que
desarrollan su actividad con mayor autonomía, pero están incluidos aquellos que
efectúan su trabajo por cuenta ajena y en régimen de subordinación. Actualmente, se
identifica al transportista autónomo con quien sea titular del medio de transporte utilizado,
así como su valor económico, atendiendo a la necesidad de poseer el título administrativo
de transportista para poder conducirlo.
Cuando se dan las condiciones previstas legalmente, se produce una exclusión automática del
ámbito de aplicación del ET, sin perjuicio de que la jurisprudencia pueda valorar en otros
supuestos que no concurren los requisitos para su aplicación.
6) Trabajos gratuitos (art. 1.3.d ET). En los casos de trabajos realizados a título de
amistad, benevolencia o buena vecindad no concurre el elemento de
Falta retribución, la
finalidad es la ayuda mutua
retribución, puesto que la causa de realización del servicio al tercero no es obtener una
contraprestación de valor económico por ello. En la práctica, se analiza el tipo de relación
establecida entre las partes y, en qué medida, el trabajo se efectúa a título gratuito.
7) En cuanto a las exclusiones constitutivas, el caso de los funcionarios públicos es el
único en el que, concurriendo todos los requisitos conceptuales del ámbito de aplicación
del ET (concurren las notas de voluntariedad, ajenidad, dependencia y retribución), por
designio del modelo constitucional los excluye del ámbito de aplicación del ET y los
remite a una regulación específica (art. 35.1 CE), estableciendo expresamente que
deberá elaborarse el Estatuto de los funcionarios públicos (art. 103.3 CE), precepto al que
se ha dado cumplimiento mediante la elaboración del Estatuto Básico del Empleado
Público. Esta exclusión constitutiva se encuentra presente en todos los sistemas jurídicos
de la Europa continental, aunque con distinta intensidad en cada uno de los países de la
Unión Europea.
Históricamente han existido numerosas argumentaciones doctrinales acerca de las
singularidades jurídicas del empleo público, y esas tesis pueden resumirse en tres:
1) El funcionario público actúa como elemento de personificación de la soberanía estatal,
siendo los ciudadanos de los que se vale el Estado para ejercer su “imperium” sobre la
sociedad civil. Estos deben recibir un tratamiento diferenciado de aquellos otros
asalariados que no ejercen poderes públicos ni actúan en defensa de los intereses
públicos.
2) El Estado, que actúa como parte empleadora, debe intervenir ocupando una posición de
supremacía, propia de las normas administrativas, que le exigen relacionarse con todos
los ciudadanos, incluidos el personal a su servicio, a través de relaciones de desigualdad
formal, incompatibles con el establecimiento de un vínculo contractual de libertad de
consentimiento y libertad de pacto.
3) Como no existe actividad productiva ni económica de por medio, ni finalidad de lucro, no
es concebible la presencia de una contraposición de intereses entre las dos partes de la
relación de servicios.
El resultado será la configuración de una relación que surge de un acto formal de nombramiento,
no contractual, basada en la idea de supremacía especial de la Administración Pública sobre la
persona del funcionario con fijación unilateral de las condiciones de trabajo. Además, para
asegurar la independencia del cuerpo de funcionarios, se consolida una protección de la
estabilidad y la permanencia del funcionario, acompañado de normas estrictas del procedimiento
de selección del personal, de promoción profesional, así como de determinación de las
condiciones de trabajo que supriman cualquier rasgo de discrecionalidad.
El desarrollo del Estado Social ha supuesto un incremento del personal que presta servicios para
la Administración Pública, al tiempo que en dicho empleo se comprenden actividades
profesionales de todo tipo. Esta expansión del empleo público, lleva a que un gran número de
este personal no ejercita ninguna potestad de soberanía estatal.
En ocasiones, el servicio prestado por una empresa sometida a régimen de Derecho Privado es
tan trascendente para la colectividad como lo puede ser un servicio público. Determinados
servicios pueden resultar tan esenciales para la comunidad como cualquier otro gestionado por
la Administración. A la inversa, se podría hablar
Personal excluido funcionarios de
razones de la exclusión: cualquier admon: con plaza en
Sistema de acceso propiedad, interinos, prácticas
Principios de jerarquía y eficacia que deben regir el Resto del personal de la admon que
funcionamiento de la Adms no sean laborales: contratados en
Inamovilidad y sujeción especial régimen administrativo, personal
CE: art 103 eventual
de actividades o funciones dentro de la organización de la Administración que solo se ven
implicados intereses privados.
El fuerte incremento del empleo en el sector servicios provoca menores diferencias entre el
trabajo en una empresa privada de servicios y el correspondiente a la Administración Pública.
Se producirá una intensa sindicalización de los funcionarios públicos, incluso con la penetración
en el ámbito de la Administración Pública de las organizaciones sindicales que tienen su origen
en el sector privado de la economía.
Desde el instante en que la exclusión afecta exclusivamente a los funcionarios públicos y el resto
del personal con régimen estatutario o administrativo, pero no el personal contratado laboral, que
se contratará para unos puestos concretos. Estos puestos concretos, se remite a las leyes
específicas, pero en ausencia de estas, la legislación administrativa relaciona los supuestos
lícitos de contratación laboral, entre los que se encuentran los siguientes puestos o actividades:
temporales o de carácter periódico y discontinuo; propios de oficios como los de vigilancia,
custodia, portero y otros análogos; de carácter instrumental correspondientes a las áreas de
mantenimiento y conservación de edificios, equipos e instalaciones, artes gráficas, encuestas,
protección civil y comunicación social; puestos en áreas de expresión artística, servicios sociales
y protección de menores; actividades que requieran conocimientos técnicos especializados
cuando no existan Cuerpos o Escalas de Funcionarios específicos para ello; trabajo en el
extranjero con funciones administrativas de trámite y colaboración y auxiliares que comporten
manejo de máquinas, archivo y similares; y funciones auxiliares de carácter instrumental y apoyo
administrativo.
Cuando se trata de personal laboral se le aplica con carácter general la legislación laboral, en
ocasiones también se establecen especialidades que provocan una cierta convergencia con el
régimen jurídico del resto de empleados públicos sometidos a legislación administrativa.
Diversos preceptos del Estatuto Básico del Empleado Público son de aplicación
indistintamente a los funcionarios públicos y a los contratados laborales.
La exclusión de los funcionarios públicos de la aplicación del ET no es una exclusión total, pues
otras normas o reglas laborales sí le son directamente aplicables. Los principios de política social
y los derechos constitucionales vinculados al trabajo como prestación de servicios dependiente y
por cuenta ajena también se aplica a los funcionarios sometidos al Derecho Administrativo. Tanto
a los trabajadores como a los funcionarios van dirigidas las reglas recogidas en el texto
constitucional en materia de protección de derechos como la libertad de elección de profesión u
oficio, la promoción a través del trabajo, la percepción de una remuneración suficiente (art. 35.1
CE), la formación y readaptación profesional, la seguridad e higiene en el trabajo, garantía de un
descanso necesario mediante la limitación de la jornada y vacaciones periódicas retribuidas (art.
40 CE), y en general, el ejercicio de los derechos fundamentales en el momento del
cumplimiento de sus obligaciones laborales.
La Administración como organización debe permanecer sometida a los principios de
funcionamiento propios del Derecho Administrativo, que le impiden someterse plenamente a
reglas contractuales y actuar con discrecionalidad y flexibilidad en la adopción de decisiones
propia de una institución privada. Dentro de la función pública, existen cuerpos que desarrollan
funciones con responsabilidad de ejercicio de poderes de soberanía estatal, como
personificación del propio Estado y su labor se corresponde con el ejercicio y defensa del interés
público.
La indemnización por despido será de 12 días por año trabajado, con un máximo de 6
mensualidades.
3) Penados en instituciones penitenciarias. La Constitución reconoce a los penados en
prisión el derecho a un trabajo remunerado y a los beneficios correspondientes de la
Seguridad Social (art. 25.2 CE), reforzando el derecho al trabajo de todos los
ciudadanos (art. 35.1 CE).
Se regula en el RD 782/2011. El artículo 2 del mismo recoge que el empleador será el organismo
autónomo “trabajo y prestaciones penitenciarias” u organismo equivalente. Estas actividades se
llevaran a cabo en talleres productivos de los establecimientos penitenciarios, además, la
manera de acceso a dicho puesto se regula en el art.3 RD.
El TC comporta un deber directo de los poderes públicos para poner los medios necesarios para
que los penados puedan realizar un trabajo productivo. Cabe reseñar la prohibición de los
trabajos forzados (art. 25.1 CE), debido al requisito de la voluntariedad en la contratación laboral,
de modo que no puede establecerse ninguna forma de compulsión directa o indirecta a la
realización de este tipo de trabajos. El motivo de estos trabajos es propiciar la reinserción social
de los penados en prisión, de modo que le proporcione los elementos de empleabilidad y
formación profesional necesarios para poder reintegrarse con normalidad a la vida social a su
salida de prisión.
4) Deportistas profesionales. Regulado en RD 1006/1985. Se aplica a quienes en virtud
de una relación de carácter regular, se dediquen voluntariamente a la práctica del
deporte por cuenta y dentro del ámbito de organización y dirección de un club o entidad
deportiva a cambio de una retribución. Existen algunas especialidades: carácter
temporal del contrato (art.6), posibilidad de cesión temporal del deportista a otro club
(art.11), el contenido de las obligaciones de las partes (art.7) como especial diligencia
en función de sus condiciones físicas y técnicas o reconocimiento de la libertad de
expresión sobre temas relacionados con su profesión. El requisito es que se trate de
una actividad deportiva profesionalizada, que excluye la actividad amateur incluso
cuando se percibe exclusivamente una compensación por los gastos realizados o
cuando el vínculo es para la participación en espectáculos puntuales. Se trata de un
trabajo que requiere un esfuerzo acentuado y una fuerte disciplina de cumplimiento
para lograr los mejores resultados. La naturaleza de la actividad determina que sea un
contrato temporal, pues el interés del club deportivo por la continuidad depende de la
capacidad de mantenimiento de un alto rendimiento por parte del deportista profesional.
Se produce un reforzamiento intenso de los poderes de dirección y de mando del club-
empleador, aceptando cierto tipo de pautas en la vida privada del deportista que
puedan tener repercusión en su rendimiento deportivo.
Estas fuentes tienen una vigencia temporal limitada, ya que son fuentes donde se intensifica
el carácter temporal de las normas. Hay ciertas normas laborales que nacen con vigencia
temporal predeterminada, tal como ocurre con la práctica totalidad de los convenios colectivos.
Se aprecia como disposiciones formalmente aprobadas con vigencia indefinida experimentan un
permanente proceso de reformas y retoques, así, el ET ha sufrido unas 40 reformas parciales, lo
cual acentúa los dilemas de aplicación de la norma laboral en el tiempo.
Respecto a la orientación protectora del trabajador, las reglas de protección jurídica del
trabajador tienen repercusiones sobre la configuración de las normas laborales. El precepto de
arranque para el estudio del sistema de fuentes en el ámbito de las relaciones laborales se
encuentra en el artículo 3 ET. Se trata de un precepto imperfecto, insuficiente y con notables
carencias técnicas, que obliga a completarlo con otras disposiciones. Complemento necesario
tanto de la lista de fuentes de la relación laboral recogida en dicho precepto, como de los
principios de solución de la concurrencia de normas para una perfecta interpretación y aplicación
del ordenamiento jurídico.
LEGISLACIÓN ESTATAL
LA CONSTITUCIÓN.
La CE es la fuente de las fuentes, la disposición básica sobre las fuentes del Derecho. Lo que
hizo la CE en 1978 ha sido regular el Estado de las autonomías, es decir, delimitó la estructura
del Estado en CCAA. Así, los artículos 148 y 149 CE delimitan las competencias del Estado y de
las CCAA.
El artículo 149.1.7º CE establece que el Estado tiene competencia exclusiva sobre la legislación
laboral y en el artículo 149.1.17 establece que tiene competencia exclusiva sobre la SS.
Hay un programa normativo de derecho del trabajo que incluye una cláusula del Estado Social
(artículo 1). Dentro de los DDFF de la CE, que tiene una especial protección, encontramos el
derecho de libertad sindical y el derecho de huelga (artículo 28 CE).También se reconocen en la
CE otros derechos laborales y sociales pero ya no tienen el carácter de fundamentales, como el
derecho a la negociación colectiva y el derecho a la adopción de medidas de conflicto colectivo
(artículo 37 CE). Los convenios colectivos son una fuente propia y exclusiva del derecho del
trabajo. Otro derecho es adoptar medidas de conflicto colectivo, es decir, adoptar medidas que
afectan a un convenio concreto. El artículo 35 CE establece una serie de derechos relativos al
derecho del trabajo como la libre dirección de la profesión u oficio, el derecho al trabajo. Por su
parte, el artículo 38 CE recoge el derecho de libre empresa.
La mayoría de los DDFF de la Sección 1ª del Cap II del Título I también se ven afectados por las
relaciones laborales, por ejemplo, la integridad física y moral (artículo 15), la libertad ideológica
y religiosa (artículo 16), libertad de expresión (artículo 20), el derecho a comunicar
informaciones veraces (artículo 20), derecho a la propia imagen y a la intimidad personal
(artículo 18) y a la igualdad de trato (artículo 14).
El Cap III del Título I de la CE también recoge una serie de principios rectores de la política,
económica y social. El artículo 40.1 CE establece una política orientada al pleno empleo, en el
artículo 40.2 CE se ordena a los poderes públicos una formación y readaptación profesional y
velarán por la seguridad e higiene en el trabajo, el descanso necesario y las vacaciones
periódicas y retribuidas. Se establece también el régimen público de la SS (artículo 41 CE), el
derecho a la protección de la salud (artículo 43) y las pensiones para la suficiencia económica
en la tercera edad (artículo 50).
Los textos básicos laborales son Reales Decretos Legislativos, por ejemplo, el RD-Lex
2/2015:ET.
En la legislación laboral hay 2 peculiaridades, una de ellas es que dicha legislación exige como
trámite previo un dictamen del CES (Consejo Económico y Social), que es preceptivo pero no
vinculante, y también la concertación social (artículo 131 CE). Por tanto, el legislativo tiene 2
opciones, puede aprobar legislación laboral unilateralmente, pero esto puede dar lugar a
conflictos; y otra opción es adoptar un acuerdo entre el legislativo y los trabajadores y a partir del
mismo se crea la ley. Esto se conoce como concertación social. Sin embargo, al Gobierno y al
Parlamento les resulta más fácil dictar normas unilateralmente que acudir a la concertación
social. La concertación social es un procedimiento previo a la elaboración de las leyes en
materia social y laboral, se trata de un procedimiento de consulta con las organizaciones
sindicales y empresariales más representativas.
En cuanto a las leyes orgánicas, regulan el derecho fundamental de libertad sindical (artículo
28 CE) y en este sentido existe la LO 11/1985 de Libertad Sindical. Sólo existen 2 materias
laborales que han de ser reguladas exclusivamente por medio de ley orgánica: la libertad
sindical y el derecho de huelga, por tener éstas el carácter de derecho fundamental y libertad
pública.
Actualmente, sólo la libertad sindical se encuentra regulada por Ley Orgánica, ya que el derecho
de huelga sigue regulándose por medio de una norma preconstitucional, por el RD 17/1977, de
Relaciones de Trabajo. Por lo que se refiere al resto de los DDFF y libertades públicas, los
denominados de carácter inespecífico, por no referirse concretamente a materias laborales pero
sí se plasman en lo que afecta a lo laboral, el TC establece que la reserva de ley solo afecta a
su desarrollo directo, puesto que la reserva se debe interpretar restrictivamente. De este modo,
se permite que las consecuencias laborales sobre estos DDFF puedan verificarse por medio de
ley ordinaria y que lleguen a recogerse en el propio ET: derecho a la intimidad, libertad de
expresión, derecho de reunión en la empresa, etc.
Respecto a la ley ordinaria, se puede decir que ésta es jerárquicamente inferior a la CE,
aunque superior a los reglamentos y al convenio colectivo (artículos 9.3 y 97 CE / artículo 85
ET). El legislador es libre para regular cualquier materia laboral ya que no hay materias
reservadas para el reglamento ni para el convenio colectivo, el único tope que podrán
encontrarse será la CE, especialmente el artículo 37.1, que habla del derecho a la negociación
colectiva.
La reserva de ley ordinaria puede producirse por canales diversos y la mayor parte de ellas
reforman los textos básicos:
● La expresa reserva contemplada en el texto constitucional, como ocurre con el propio ET:
derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, igualdad salarial por razón de
sexo (artículo 35 CE), derecho a la negociación colectiva (artículo 37.1CE), adopción de
medidas de conflicto colectivo (artículo 37.2 CE) y, finalmente, el principio de legalidad en
la regulación de la potestad sancionadora de la Administración que afecta también a las
sanciones administrativas laborales e impone la necesidad de una regulación autónoma
mediante la ley de infracciones y sanciones en el orden social.
● La atracción por parte del parlamento de su genérica capacidad normativa por vía de ley,
que le lleva a regular ciertas materias.
En cuanto a la delegación legislativa al Gobierno (normas con rango de ley), es decir, lo que
respecta a las facultades gubernamentales de aprobación de normas con rango formal de ley,
se aplican las reglas comunes para todo el ordenamiento jurídico. Actualmente, se utilizan las
normas con rango de ley como instrumento de política de empleo, que determina un uso cada
vez más extendido del Decreto-Ley, hasta el punto de que muchas de las últimas reformas del
ET se han producido a través de estas disposiciones. En ocasiones, esta práctica se ha
considerado abusiva puesto que en ciertos casos no llega a concurrir las razones de urgencia
exigidas constitucionalmente y así lo advierte el TC.
El Gobierno también ha tenido que acudir en diversas ocasiones al uso del texto refundido como
mecanismo para otorgar seguridad jurídica a normas que han sido fruto de reiteradas reformas
parciales con el paso del tiempo, como por ejemplo, el ET, la Ley de Infracciones y Sanciones
en el Orden Social, la Ley General de Seguridad Social. El TC ha reclamado la capacidad de
entrar en el control de los posibles análisis de regulación.
Por último, cabe tener en cuenta la concertación social en el procedimiento legislativo, puesto
que en cuanto al procedimiento de elaboración de leyes laborales se someten a las reglas
comunes, pero con una singularidad, los anteproyectos de leyes laborales, el Gobierno debe
consultar preceptivamente el parecer del Consejo Económico y Social (CES), formado por
representantes del Estado, de los empresarios y por los sindicatos, para dar participación a los
agentes sociales en la elaboración de leyes laborales. Aunque no es obligatorio, también suele
pedirse para los reglamentos.
En nuestro vigente sistema de relaciones laboral es una práctica muy extendida y consolidada
que el Gobierno, con carácter previo a la elaboración de las leyes en materia laboral y social,
proceda a la apertura de un procedimiento de concertación social o de consulta con las
organizaciones sindicales y empresariales más representativas. Hecho que determina una
generalizada voluntad política de lograr el respaldo de los interlocutores sociales al diseño de las
políticas laborales y sociales del Gobierno. La propia ley impone al Gobierno un procedimiento
de consulta previa a los interlocutores por parte del Consejo de Ministros y, en caso de lograrse
políticamente un acuerdo de estas características en sede de concertación laboral, en muchas
ocasiones el Gobierno la formaliza aprobando el correspondiente Real Decreto-Ley.
REGLAMENTOS
El artículo 3.2 ET establece que “las disposiciones reglamentarias se aplicarán con sujeción
estricta al principio de jerarquía normativa”, limitándose a desarrollar los preceptos legales y sin
poder establecer condiciones de trabajo distintas a las previstas en las leyes a desarrollar.
Respecto al Derecho del Trabajo, en sentido estricto, “el Estado tiene competencia exclusiva
sobre la legislación laboral, sin perjuicio de su ejecución por lo órganos de las CCAA” (artículo
149.1.7º CE).
Se prevé un régimen particular en materia de derechos laborales de los extranjeros, en los que
el Estado tiene competencia exclusiva en materia de nacionalidad, inmigración, emigración,
extranjería y derecho de asilo (artículo 148.1.2ªCE), en los que asume tanto la competencia
legislativa como su ejecución, aunque algunos Estatutos de Autonomía atribuyen a la
Administración autonómica las autorizaciones iniciales de trabajo a extranjeros.
En cuanto a la interpretación del término legislación, se interpreta que este abarca tanto a las
leyes en sentido estricto como a los Reglamentos laborales. A las CCAA les corresponden tan
sólo las competencias ejecutivas, sólo pueden legislar en lo que afecta a su capacidad de
autoorganización administrativa interna, pero sus competencias de ejecución no abarcan la
potestad reglamentaria.
1º Rige la preferencia de elección por las partes de la ley aplicable, con la limitación de que ello
no podrá provocar que al trabajador se le prive de la protección que derivaría de la aplicación de
la ley aplicable conforme a los siguientes criterios:
● En defecto de acuerdo entre las partes, se aplica la ley del país con el que el contrato
presente mayores vínculos.
● A falta de poder precisar dichos vínculos, el contrato se regirá por la ley del país en el cual
el trabajador realice su trabajo habitualmente.
● En defecto de todo lo anterior, se aplicará la ley de donde esté situado el establecimiento
a través de cual haya sido contratado el trabajador.
Las reglas particulares se aplican a aquellos supuestos en los que el trabajador ha sido
contratado y destinado a ejecutar sus servicios con carácter permanente en un determinado
Estado Miembro de la UE, cuando resulta desplazado para prestar servicios con carácter
temporal en el territorio de otro Estado Miembro. Cualquiera que sea la legislación aplicable al
contrato de trabajo quedan garantizadas las condiciones de trabajo temporalmente, cuando
menos en las materias más importantes, como las relativas a la jornada, salario, igualdad de
trato, trabajo de menores, prevención de riesgos laborales, libre sindicación, reunión y huelga.
La legislación laboral española será de aplicación al trabajo que presten los trabajadores
españoles contratados en España al servicio de empresa españolas en el extranjero, sin
perjuicio de las normas de orden público aplicables en el lugar de trabajo. Dichos trabajadores
tendrán, al menos, los derechos económicos que les corresponderían de trabajar en territorio
español (artículo 1.4 ET).
NORMAS COLECTIVAS
l convenio colectivo: concepto, eficacia y tipología
E
Los convenios colectivos pueden definirse como los acuerdos libremente adoptados entre los
representantes colectivos de los trabajadores y los empresarios para regular las condiciones
laborales de cumplimiento del contrato de trabajo y el resto de reglas de funcionamiento del
sistema de relaciones laborales.
El convenio colectivo es el producto de un contrato que surge en la esfera del derecho privado y
el ordenamiento le otorga un tratamiento jurídico reforzado, empezando porque la propia CE le
otorga “fuerza vinculante” (artículo 37.1 CE), de forma que, salvo que se estipule expresamente
lo contrario, sus cláusulas se consideran imperativas, sin capacidad de ser contradichas por el
contrato de trabajo.
A partir del ET, los convenios colectivos tendrán un tratamiento jurídico similar o equivalente al
de una norma jurídica, que le atribuye a sus cláusulas normativas el régimen propio de cualquier
disposición estatal de carácter general, en particular, la primacía frente al contrato de trabajo, y
tendrá eficacia como tal a partir de su publicación en el Boletín Oficial correspondiente (artículo
90.3 ET). Destaca también el principio iura novit curia que exime a quien lo alega de demostrar
su existencia y vigencia ante los Tribunales de Justicia, así como la capacidad de ser recurridas
las sentencias contrarias a los convenios colectivos por infracción del ordenamiento jurídico y la
sancionabilidad administrativa de las infracciones de las cláusulas normativas de los convenios
colectivos.
Cabe referirse también a que gozarán de eficacia aquellos convenios colectivos que ocupen un
espacio no regulado primero, pues aquellos que ocupan el espacio normativo posteriormente no
gozarán de eficacia, aunque su ámbito normativo sea menor.
En cuanto a la tipología, una vez definido el concepto de convenio colectivo, cabe distinguir
entre los convenios estatutarios y los convenios extraestatutarios (posible pregunta de
examen) Los convenios estatutarios son aquellos convenios negociados conforme a los
requisitos formales y sustanciales exigidos por el Título III del ET (artículos 82 a 92),
legitimación, procedimiento oficial son el paradigma del sistema de negociación colectiva.
Gozan de eficacia general o erga omnes, por lo que vinculan a todos los trabajadores y
empresarios incluidos dentro de su ámbito de aplicación, con independencia de la situación
afiliativa sindical o empresarial de éstos (artículo 82.3 ET). Así, el convenio no sólo se aplica a
los trabajadores afiliados a los sindicatos que han pactado el convenio y a las empresas
afiliadas a las asociaciones empresariales firmantes del convenio, sino que se aplica a todos los
trabajadores y empresarios objetivamente por el ámbito de aplicación del convenio.
El texto constitucional se dirige a la propia ley ordinaria para que ésta regule el régimen de
desarrollo de la negociación colectiva, lo que se lleva a cabo por medio del Título III ET (artículo
37.1 ET). Por tanto, para que los convenios ostenten eficacia vinculante deben cumplir todas las
condiciones del Título III ET, convirtiéndose en convenios estatutarios.
En el otro extremo se encuentran los convenios colectivos extraestatutarios que son aquellos
que si bien tienen la configuración externa requerida para tener la condición de tales, no llegan a
cumplir los requisitos subjetivos o de procedimiento estrictamente exigidos por el Título III ET.
Estos convenios son lícitos como contratación atípica, en cuanto que no contravienen el
ordenamiento jurídico.
A diferencia de los convenios colectivos estatutarios no tienen eficacia erga omnes, pues tienen
eficacia de contrato, es decir, solamente vinculan a los trabajadores y empresarios afiliados a las
organizaciones sindicales y empresariales firmantes del convenio. Por tanto, tienen eficacia
vinculante pero simple, puesto que tienen eficacia contractual pero no normativa, son fuente de
las relaciones laborales a las que se aplican, pero no fuente del derecho del trabajo. Además,
tienen eficacia limitada, pues sólo vinculan a los trabajadores y empresarios vinculados a las
organizaciones sindicales y empresariales firmantes.
En las relaciones entre la ley y los convenios colectivos estatutarios destacan 3 principios:
- Principio de suplementariedad normativa o concurrencia no conflictiva
● Principio de jerarquía normativa → El convenio no puede contravenir normas de derecho
necesario/imperativo.
● Principio de complementariedad → Normalmente el convenio regula aspectos no
regulados por la ley o bien mejora la regulación legal, por ejemplo, el salario mínimo
interprofesional (SMI).
● Principio de suplementariedad → En ocasiones, la Ley cede la iniciativa reguladora al
convenio y la norma legal sólo se aplica en defecto de norma colectiva, un ejemplo de ello
es el periodo de prueba (artículo 14 ET), es decir, la propia ley remite al convenio colectivo.
egislación supraestatal
L
En cuanto a las fuentes internacionales en el derecho del trabajo y de la SS se puede hacer una
clasificación entre:
Los derechos sociales van encaminados a asegurar el estado de bienestar, mientras que los
derechos políticos son los que se podrían denominar “grandes derechos”, por ejemplo, el
derecho de libertad de expresión. Los derechos laborales están a medio camino entre los
derechos sociales y los derechos civiles y políticos.
En materia laboral, resalta por su importancia la labor desarrollada por la OIT a través de la
aprobación de Convenios y Recomendaciones. La Organización Internacional del Trabajo fue
creada por el Tratado de Versalles en 1919, en el seno de la Sociedad de Naciones. En 1946 se
integra en el seno de Naciones Unidas como la primera agencia especializada de la ONU en
materia laboral y social. Forman parte de la OIT como Estados Miembros los que a su vez
forman parte de Naciones Unidas. Actualmente cuenta con 181 EEMM.
● el trabajo no es mercancía;
● la libertad de expresión y de asociación es esencial para el progreso constante;
● la pobreza, en cualquier lugar, constituye un peligro por la prosperidad de todos;
● la lucha contra la necesidad debe perseguirse con incesante energía dentro de cada
nación y mediante un esfuerzo continuo y concertado.
La OIT consigue mejores condiciones gracias a que asume la labor de elaborar normas
internacionales de trabajo a través de sus Convenios (+ garantista) Internacionales (vinculantes
si se publican BOE) y Recomendaciones (no vinculantes).
Hasta hoy, la OIT ha aprobado un total de 189 Convenios y 201 Recomendaciones sobre
diversas materias: política de empleo, contratación laboral, condiciones de trabajo, prevención
de riesgos laborales…
Actualmente, la OIT pone el acento en lo que denomina “trabajo decente” y que se puede
sintetizar en 4 objetivos estratégicos:
Mientras que dentro del derecho derivado nos encontramos con reglamentos y directivas. Los
reglamentos se reducen a 3 materias exclusivas: libre circulación de trabajadores, SS de
trabajadores migrantes y Fondo Social Europeo.
Mientras que el resto está dominado por las Directivas comunitarias, que están dirigidas a la
armonización de las legislaciones nacionales.
OTRAS FUENTES
La costumbre
La costumbre en una fuente del Derecho (artículo 1 Cciv) y se trata de una norma no escrita
nacida de una práctica reiterada y uniforme que desemboca en una convicción colectiva de
obligatoriedad. Cuando regula una determinada condición tiene carácter vinculante. Los
requisitos son que se ha de aplicar en defecto de ley aplicable, necesita probarse y no puede ser
contraria a la ley, moral y orden público.
La costumbre laboral está recogida como fuente del derecho del trabajo en el artículo 3.4 ET y
posee una inocencia muy marginal en lo laboral debido a la generalización de la normativa
estatal y por la expansión de contenidos de la negociación colectiva. Se trata de una conducta
de reiteración en el disfrute de condiciones de trabajo que acaba desembocando en una
convicción colectiva de obligatoriedad.
Las normas distintivas de los usos y costumbres profesionales (artículo 3.1.d ET) es su carácter
dispositivo, pues las partes pueden decidir libremente no aplicarlas, hecho que le resta más
importancia.
El TS (sala cuarta/de lo social) está sujeto a la legislación ordinaria, y crea jurisprudencia
mediante los mecanismos de casación para la unificación de la doctrina.
Por último, el TEDH está sujeto a Convenio Europeo de derechos humanos de 1950.
Los restantes órganos judiciales (TSJ, AP, AN) no general jurisprudencia, sino que crean
doctrina judicial. Por ejemplo, la doctrina del TSJ vincula a los tribunales de esa CCAA.
Los principios generales del derecho del trabajo son 4 y operan en un ámbito diferente cada uno
de ellos, algunos orientan al juez, otros a legislador.
Es difícil aplicar este principio cuando la norma no establece expresamente qué se está fijando
como condición mínima y cuando la regulación tiene carácter cualitativo y es discutible si el
cambio en una u otra dirección mejora o empeora los intereses de los trabajadores.
Actualmente, este principio está en decadencia porque a lo largo de las últimas crisis
económicas y hasta la actualidad, el convenio colectivo no es sólo un instrumento para mejorar
las condiciones del trabajador, pues también sirve para favorecer la productividad.
En cuanto a los sujetos a los que se dirige dicho principio son los jueces.
Este principio es residual pues actúa cuando no concurren los otros criterios de solución de
conflictos: suplementariedad, complementariedad, supletoriedad, modernidad, jerarquía, criterios
del artículo 84 ET (tienen que faltar todos para que se aplique).
Tiene especial relevancia cuando existen varios convenios colectivos aplicables, se trata de
escoger entre 2 normas a nivel global, es decir, si concurren 2 convenios se analizarán en su
conjunto.
Tiene un carácter residual, pues sólo se aplica en defecto de los criterios interpretativos
ordinarios: literal, histórico y sistemático. Además, sólo se aplica para interpretar leyes o
convenios colectivos, no contratos.
Por tanto, si los principios interpretativos del derecho en general no sirven para resolver sobre la
interpretación aplicable, se recurrirá a este principio que establecerá que será aplicable la
interpretación más favorable para el trabajador.
El contrato de trabajo cuenta con ciertas peculiaridades respecto a otros tipos de contratos
porque está muy delimitado por la ley. Así, el contrato de trabajo se caracteriza por ser un:
Los elementos del contrato son la causa, el objeto y el consentimiento de las partes. La causa
del contrato es el fin objetivo e inmediato que persiguen las partes al contratar y es distinta para
el empresario y trabajador, pues para el empresario la causa es la obtención de los frutos o
utilidad de la actividad del trabajador, mientras que para el empresario es la obtención de la
remuneración correspondiente al servicio que realiza. El objeto del contrato es el servicio en
particular que se va a prestar para el empresario y la contraprestación específica que el
trabajador va a percibir. El ET no dice prácticamente nada sobre el objeto de trabajo, pero el
artículo 1271 CC establece que el objeto del contrato debe ser lícito, posible y determinado. Las
partes del contrato deben prestar su consentimiento de forma libre, puesto que la voluntariedad
es un elemento indispensable, si el consentimiento se presta por error, dolo o violencia el
contrato estará viciado de nulidad. Para que el dolo adolezca de nulidad al contrato, este debe
ser grave.
El primer requerimiento inexcusable es que se trate de una persona física y que sea quien
efectúe personal y directamente la prestación laboral a la que se obliga, sin posibilidad de
delegación o sustitución contractual en su ejecución. Así lo recoge el artículo 1 del ET (concepto
de trabajador).
Además, como requisito general, la persona que va a suscribir el contrato de trabajo debe
tener capacidad jurídica (capacidad de ejercer derechos y asumir obligaciones) y capacidad de
obrar (capacidad para operar en el tráfico jurídico) conforme a las normas del Derecho Civil.
El Derecho Laboral añade unos requisitos especiales, de modo que el ET añade 2 requisitos
para poder firmar un contrato de trabajo por parte del trabajador que se refieren a la edad y a la
nacionalidad. Para poder suscribir un contrato de trabajo deben tenerse como mínimo 16 años
(artículo 6 ET).
Sin embargo, por debajo de los 16 años hay una situación excepcional en la que pueden
prestarse servicios y que se regula en el artículo 6.4 ET, según el cual, los menores de 16 años
pueden desarrollar una actividad laboral para intervenir en espectáculos públicos, pero dicha
intervención deberá contar con una autorización de la autoridad laboral correspondiente, que
tendrá que examinar si esa actividad puede afectar a su normal desarrollo físico, psicológico
moral o educativo. Además, el permiso ha de otorgarse por escrito y para cada uno de los actos
o espectáculos en los que tenga que participar el menor.
• Capacidad plena
Tienen capacidad plena para suscribir un contrato de trabajo quienes tengan plena capacidad de
obrar conforme al CC (artículo 7.a) ET). Por tanto, tendrán capacidad plena los menores de edad
no incapacitados. Además, según el artículo 7.b) ET, también tienen capacidad plena los
menores de 18 años y mayores de 16 años emancipados conforme a las reglas de
emancipación del CC (matrimonio, concesión de tutores o por concesión judicial).
• Capacidad limitada
Las personas con edad comprendida entre los 16 y los 18 años no emancipados necesitan el
consentimiento de padre, tutores o instituciones que los tengan a su cargo para suscribir un
contrato de trabajo. Se trata de un requisito poco estricto porque la ley admite el consentimiento
expresa o tácito.
Cuando el trabajador es menor de edad se aplican normas específicas, pues existe una
normativa laboral aplicable a los trabajadores menores de edad que no son aplicables para los
mayores de edad. No es más que la normativa laboral ordinaria pero con algunas matizaciones
en función a la duración de la jornada de trabajo y en relación a los trabajos peligrosos. Algunas
de estas reglas son:
La nacionalidad es otro supuesto de capacidad limitada, pues el artículo 7.c) ET establece que
los extranjeros pueden suscribir un contrato de trabajo siempre que cumplan los requisitos que
se establezcan en la materia específica. A efectos jurídicos, no son extranjeros aquellos que
ostenten la nacionalidad española y aquellos cuya nacionalidad corresponde a uno de los
Estados Miembros de la UE, en aras del cumplimiento del principio de libre circulación de
trabajadores (artículo 45 TFUE). Tampoco se considerarán como extranjeros a los trabajadores
que provengan del Espacio Económico Europeo (Noruega, Islandia y Liechtenstein).
Respecto de los nacionales de otros Estados que sí se reputan como extranjeros a efectos
laborales, los requisitos para suscribir un contrato de trabajo están recogidos en la LO 4/2000,
de 11 de enero, sobre Derechos y Libertades de los Extranjeros en España. Así, cuando la
estancia de un extranjero supera cierto límite, éstos deberán tener un permiso de residencia en
territorio español y, si además pretenden prestar servicios laborales, será necesario un permiso
de trabajo. En muchas ocasiones, ambos se solicitan y otorgan conjuntamente y se vinculan al
tiempo que se va a estar en España con el tipo de trabajo que se va a realizar. La eficacia del
permiso de trabajo se condiciona al alta de la SS. Existen 2 modalidades: por cuenta propia o
ajena.
En cuanto a la concesión del permiso de trabajo, el Estado tiene bastante margen de actuación
puesto que utiliza como criterio la situación nacional de empleo, estudiando un catálogo de difícil
cobertura e insuficiencia de demandantes de empleo. La autorización inicial se limita a un
determinado territorio y tipo de actividad, además suelen tener una duración limitada, de modo
que para continuar trabajando el extranjero debe solicitar una prórroga o un nuevo permiso de
trabajo. En las renovaciones suelen desaparecer las limitaciones antes citadas (territorio y tipo
de actividad).
En cuanto a las responsabilidades del empresario, por ejemplo, en caso de un accidente laboral,
el trabajador extranjero en situación irregular tendrá el derecho a las prestaciones
correspondientes de la SS pero el empresario deberá abonar a la SS el total de las cuantías.
Con este tipo de medidas se pretende que el trabajador obtenga los derechos adquiridos con la
prestación que ha realizado.
El empresario
Al hablar del empresario desde el punto de vista laboral, se hace referencia al empresario como
simple empleador, es decir, que suscriba un contrato de trabajo con un trabajador asalariado.
Aquel que se reputa como empresario en Derecho Laboral, en algunas ocasiones no se reputará
como empresario a efectos del Derecho Mercantil.
Dicho precepto establece que las ETT (Empresas de Trabajo Temporal) también pueden
considerarse empresarios.
Además, exista una excepción en la que un ente sin personalidad jurídica, las comunidades de
bienes (copropietarios) pueden ser empresarios / empleador. Así, si se contratan trabajadores, la
parte que actuará como empleador será la propia comunidad de bienes.
Las notas que han de concurrir en el empleador son:
En cuanto a la excepción de que las comunidades de bienes pueden ser empleadores, habrá de
acudir al concepto recogido en el artículo 392 CC, pues es un concepto propio del Derecho Civil
y no tiene personalidad jurídica. Las consecuencias de la consideración de la comunidad de
bienes como empresario son:
• Se demanda a la comunidad de bienes
• La comunidad de bienes tiene capacidad procesal como tal
• La responsabilidad recae sobre los comuneros
Es importante hacer referencia a los grupos de empresas, que se trata de una noción
económica, ya que en la práctica por razones de conveniencia las empresas se articulan en
forma de grupos. Se trata de que varias empresas (sociedades mercantiles) con entidad jurídica
propia actúan de forma conjunta en el mercado con una dirección económica unitaria, una
actuación empresarial coordinada y conjunta. Un ejemplo es el grupo Inditex. Para cada línea
productiva cuenta con empresas independientes pero que gozan de una dirección coordinada.
Desde el punto de vista jurídico cada empresa tiene personalidad jurídica propia y son
independientes, pues cada una es empleador respecto de sus trabajadores. El problema es la
disolución de la realidad económica y la forma jurídica, pues el ordenamiento jurídico no ve a un
grupo de empresas, sino a distintas empresas. En el ordenamiento laboral los grupos de
empresas no tienen un tratamiento unitario de la figura. El ET hace referencias aisladas en
cuanto a los despidos colectivos, los derechos de información y consulta, desplazamientos
transnacionales, el encadenamiento de trabajos temporales. De este modo, se pueden
desencadenar distintos problemas, por ejemplo, la empresa para la que un sujeto es trabajador
asalariado debe unos salarios por entrar en concurso, aunque el resto de empresas del grupo
vayan bien, la empresa a la que pertenece el trabajador es la única responsable de satisfacer lo
adeudado.
La jurisprudencia es quien ha dado solución al problema, caso por caso, y en esa casuística se
distinguen 2 bloques de problemas:
• Las responsabilidades laborales de la empresa frente a sus trabajadores. Como regla
general, cada empresa responde por sus propios trabajadores, pero excepcionalmente se
imputa responsabilidad solidaria a las empresas del grupo y se considera como un único
empresario en cuanto al pago de salarios, por ejemplo. Sin embargo, dicha excepción
sólo es posible cuando aparecen los grupos de empresas patológicos, que se definen
como un grupo de empresas en los que el capital de las distintas empresas está en unas
mismas manos (mismos socios) y se crea dicho grupo para evitar ciertas normas fiscales,
laborales, etc
Nulidad total
Cuando concurre una ausencia total de los requisitos de consentimiento, objeto y causa. Por
ejemplo, un contrato celebrado con un menor de 16 años, con error o dolo relevantes, con objeto
ilícito o simulación absoluta. El contrato nulo no produce efectos (ex tunc), excepto los contratos
de tracto sucesivo, pues colocaría en una situación de precariedad al trabajador durante el
tiempo de la prestación laboral. Así, aunque se produzca la nulidad del contrato el trabajador
tendrá derecho a los salarios devengados (sino sería enriquecimiento injusto)(artículo 9.2 ET) y
lo será de aplicación la normativa sobre accidentes de trabajo y enfermedad profesional.
Nulidad parcial
Cuando la nulidad afecta a una parte del contrato que no es esencial rige el principio favor
negotti (artículo 9.1 ET) o principio de conservación del negocio jurídico que permite que el
contrato se mantenga en vigor y sólo se elimine la cláusula afectada por la nulidad, un ejemplo
serían las cláusulas abusivas, como imponer una jornada laboral de 50h semanales cuando el
máximo legal es de 40h semanales. Por tanto, se eliminaría dicha cláusula y se sustituiría por el
máximo legal, sin que este hecho afectase al resto del contrato.
Por tanto, cuando se verifique la nulidad parcial del contrato, se produce, si es necesario, la
sustitución de las cláusulas ilegales por el mínimo legal establecido en la ley o en el Convenio
Colectivo.
Sin embargo, el ET ha admitido excepciones (artículo 8.2 ET) a la libertad de forma por tratarse
de contratos más precarios y las leyes pueden exigir la forma escrita en determinados contratos,
llegando en algunos casos a que el contrato deba realizarse de forma escrita y modelo oficial
(actualmente 4 modelos oficiales frente a los 42 anteriores). Además, las partes pueden exigirse
mutuamente que el contrato se suscriba de forma escrita convirtiéndose ésta en la forma
obligatoria.
Actualmente existen tantas excepciones al principio de libertad de forma que la regla general ha
dejado de ser tal, puesto que en la mayoría de ocasiones deberá formalizarse por escrito.
El artículo 8.2 ET recoge un listado de dicha excepción (contratos de aprendizaje, tiempo parcial,
fijos-discontinuos) junto con otras normas. En el caso de querer introducir determinadas
cláusulas o pactos en el contrato de trabajo, algunas de ellas deberán establecerse por escrito
aunque el contrato sea oral, como ocurre con el periodo de prueba o el pacto de horas
complementarias en el contrato a tiempo parcial.
Respecto a la presunción del contrato de trabajo, el artículo 8.1 ET establece una presunción
iuris tantum para evitar fraudes de modo que se presumirá existente entre todo el que presta un
servicio por cuenta ajena dentro del ámbito de organización y dirección de otro y el que lo recibe
a cambio de una retribución a aquél una relación laboral. No existe contrato por escrito pero se
presume su existencia. Se pretende con ello proteger de las inseguridades jurídicas de los
contratos orales a los trabajadores.
Por último, en cuanto a la copia básica y el derecho de información del trabajador, el artículo
8.3 ET establece que el empresario una vez que suscriba un contrato de trabajo que deba
celebrarse por escrito tendrá que remitir a los representantes de los trabajadores de la empresa
una copia básica del contrato de trabajo (sin datos personales). La finalidad es de control de la
legalidad vigente, si el empresario cumple las condiciones laborales, los pactos... Se trata de una
obligación de siglo de los repr esentantes de los trabajadores.
El empresario cuenta con un plazo de 10 días desde la notificación del contrato, que a su vez
deberá remitir a la Oficina Pública de Empleo.
Por su parte, el artículo 8.5 ET desarrollado por RD 1659/1958, de 24 de julio y que tiene como
origen la transposición de la Directiva 91/533/CEE, del Consejo, de 14 de octubre, habla del
derecho de información de los trabajadores respecto de las condiciones de su contrato de
trabajo. Dicho precepto obliga al empresario que ha suscrito un contrato de trabajo de forma oral
a remitir por escrito al trabajador, en el plazo de 2 meses desde el inicio de la relación laboral,
una copia de las condiciones, derechos y deberes del trabajador respecto del contrato de
trabajo.
Dicha norma sólo se aplica a los contratos superiores a 4 semanas de duración.
PERIODO DE PRUEBA
El periodo de prueba está regulado en el artículo 14 ET y se trata de un pacto accesorio,
puesto que depende de las partes, se puede hacer o no.
El periodo de prueba constituye una fase inicial del contrato de trabajo una vez comenzado,
destinado a que el empresario pueda constatar si el trabajador seleccionado reúne las
condiciones profesionales idóneas para el servicio y la utilidad patrimonial que se espera de él.
En cuanto al régimen del contrato durante el periodo de prueba, se aplican todas las normas del
contrato, por ejemplo, computa a efectos de antigüedad, salvo las normas relativas a la extinción
del contrato, pues hay libre desistimiento de ambas partes. Por tanto, se mantienen las mismas
reglas excepto las relacionadas con la extinción de la relación laboral.
Así, el efecto principal del pacto es la plena libertad empresarial de extinguir unilateralmente el
contrato de trabajo mientras dure el periodo de prueba. Durante el periodo de prueba la
resolución contractual podrá producirse a instancia de cualquiera de las partes, pero esta
facultad de desistimiento la ostenta el trabajador durante toda la vigencia del contrato, por lo que
ese beneficio se añade a favor del empleador. Sólo existirá beneficio para el trabajador en un
supuesto excepcional, cuando el trabajador, a través de un pacto de permanencia, se haya
comprometido a mantener su relación de vinculación a la empresa durante un cierto tiempo
(artículo 21.4 ET), pues durante el periodo de prueba se habilita al trabajador para resolver el
contrato sin incumplir su pacto de permanencia.
Sin embargo, cabe una excepción, la resolución en ningún caso puede comportar lesión a los
DDFF o tratamiento discriminatorio. Por encima de la libertad de desistimiento prevista en la
legislación ordinaria se sitúa la tutela constitucional de los DDFF y libertades públicas, cuya
lesión conduce a la declaración de nulidad de la decisión extintiva y así lo ha precisado el TC en
reiteradas ocasiones.
El periodo de prueba puede celebrarse respecto de cualquier tipo de contrato de trabajo, con
independencia de la modalidad a la que se acoja, siendo viable igualmente su inclusión en los
contratos de trabajo celebrados por la Administración Pública como empleadora, siendo
reconocida la facultad resolutoria de la Administración Pública por el propio TC.
El pacto debe celebrarse de forma expresa y por escrito, siendo esto último un requisito ad
solemnitatem de validez del pacto, pues su ausencia determina la inexistencia de dicha cláusula.
En el caso de los discapacitados contratados como relación laboral especial en centros
especiales de empleo, se exige además que el periodo de adaptación o prueba se determine por
el equipo multiprofesional que los tutela.
Se prohíbe expresamente un 2º pacto de prueba cuando el trabajador ya hubiere estado
vinculado con anterioridad a la empresa. Sin embargo, se admite cuando en el 1º contrato el
periodo de prueba no transcurrió completamente por causa imputable al trabajador, que desistió
el contrato antes de tiempo.
Por último, en cuanto a la duración del periodo de prueba será la que disponga el convenio
colectivo y subsidiariamente se atenderán a distintas reglas legales (ET).
La 1ª regla fija como topes máximos:
Por tanto, estas limitaciones fijadas en el ET tienen carácter supletorio para el convenio
colectivo, ya que se pueden incrementar o reducir mediante estos, a excepción de las
limitaciones establecidas para las empresas de menos de 25 trabajadores, pues se entiende
que es una regla imperativa.
Esta libertad del convenio colectivo no es absoluta, puesto que puede darse un abuso que
conduzca a la ilegalidad del convenio que lo establezca. La cláusula contractual podrá fijar la
duración del periodo de prueba respetando los límites establecidos en el convenio colectivo y, en
su defecto, la normativa estatal.
Existe una 2ª regla que indica que los contratos contemplados en el artículo 15 ET de menos de
hasta 6 meses de duración, el periodo de prueba no será superior a 1 mes.
El ET no vincula a los negociadores del convenio colectivo. El único límite que tiene un límite es
la proporcionalidad en función de la finalidad que persiga.
Con carácter general, la duración del periodo de prueba se computa en los tiempos de efectiva
ejecución del contrato y, por consiguiente, en principio, todas las situaciones de suspensión de la
relación laboral provocan la interrupción del tiempo de prueba, que continúa su cómputo a la
reincorporación del trabajador. Sin embargo, legalmente se establece que en supuestos de
incapacidad temporal (IT), riesgos embarazo, lactancia, maternidad, paternidad, adopción o
acogimiento, sólo se suspenderá el cómputo cuando así lo acuerden las partes (pacto
individual).
TEMA 4
INTERMEDIACIÓN, EMPLEO, FOMENTO DEL EMPLEO Y RELACIONES TRIANGULARES
DE TRABAJO
Las actuaciones que componen la política de empleo son de muchos tipos diferentes, pues
encontramos políticas de tipo fiscal, regulación de la formación profesional, bonificaciones o
descuentos en las cuotas de la Seguridad Social (para incentivar la contratación por parte de los
empleadores) o contratos de fomento del empleo (en 2013 se publica un RD que incluye nuevos
contratos para fomentar el empleo de gente joven, se verá en el tema 5).
Los actores que desarrollan la política de empleo son la Unión Europea, el Estado y las
Comunidades Autónomas.
• Primeramente debemos centrarnos en la Unión Europea puesto que desde 1998 tiene
competencia para coordinar las políticas de empleo de los países miembros. Esta
competencia no autoriza la elaboración de normas por parte de la UE en materia de
empleo. La competencia se lleva a cabo a través de un mecanismo periódico en el que
participan las administraciones y estados europeos, mediante las que las instituciones
elaboran unas directrices de orientación en materia de política de empleo y le conceden
un plazo a los estados para ajustarse a esas directrices.
INTERMEDIACIÓN
Uno de los problemas que encuentran los trabajadores es conocer las ofertas de empleo. Las
oficinas de empleo son las encargadas de conectar a trabajadores y empresarios. Aquí, la Ley
de Empleo regula esta materia, mediante la intermediación o colocación. La colocación se lleva
a cabo mediante actividades que se desarrollan a fin de que una persona demandante de
empleo acceda a un puesto de trabajo. Para conseguir que los demandantes de empleo
conozcan las ofertas es necesario que una entidad canalice las ofertas y demandas, y de ello se
encargarán los Servicios Públicos de empleo, las agencias de colocación y las empresas de
trabajo temporal.
Durante décadas, los servicios de intermediación en el empleo eran ofrecidos únicamente por
los servicios públicos de empleo. Este monopolio tuvo lugar porque cuando comienza a
proliferar el empleo obrero también surgen las agencias de colocación de estos obreros, en las
que los trabajadores tenían que pagar unas tasas para conseguir colocación. La OIT, como
estas agencias eran abusivas, elaboraron un convenio en el que se establecen medidas para
evitar abusos, estas medidas se llevan a cabo mediante dos modelos:
• el modelo de monopolización de los servicios de empleo por el Estado que prohibía las
empresas públicas de colocación,
• el modelo de reglamentación en el que se permitían las agencias privadas de colocación
pero reguladas fuertemente por los poderes públicos.
Las funciones asumidas por los servicios públicos de empleo son las siguientes:
• Desarrollan una labor informativa que propicia el encuentro entre oferta y demanda de
empleo. Complementando la labor informativa, los servicios públicos de empleo asesoran
a los trabajadores acerca de la forma más efectiva de desarrollar una búsqueda activa de
empleo, llevando a cabo un perfil individualizado con necesidades y expectativas de los
desempleados, al tiempo que diseñan un itinerario individualizado y personalizado de
empleo.
• Llevan a cabo una labor estadística sobre el funcionamiento y evolución del mercado de
trabajo.
El Servicio Público Estatal de Empleo se encarga de la gestión de las prestaciones por
desempleo de la Seguridad Social, materia no transferida a las Comunidades Autónomas.
También tiene competencia exclusiva en materia de contratación de inmigrantes que se
encuentren en su país de origen.
Respecto del régimen jurídico de la colocación, con carácter general a las empresas se les
obliga a una “comunicación” al servicio de empleo de las contrataciones laborales efectuadas,
así como sus prórrogas. Esta comunicación tiene valor de notificación que se puede producir
por cualquier procedimiento de transmisión de información fehaciente. También se exige la
entrega al organismo público de la copia básica del contrato (art. 8.3 ET) en el plazo de 10 días
hábiles desde la celebración del contrato. El incumplimiento de este deber de comunicación se
considera infracción leve a efectos de una posible sanción administrativa (art. 14.1 LISOS). En
algunos supuestos no se requiere el deber de comunicación respecto de relaciones laborales
especiales, como el servicio doméstico y el personal de alta dirección.
Existen supuestos especiales en los que se acentúan las obliga ciones frente al servicio de
empleo: Discapacitados en Centros Especiales de Empleo es obligatorio solicitar con carácter
previo al servicio los trabajadores que se pretenden contratar, y las Sociedades Anónimas de
Gestión de Estibadores Portuarios.
AGENCIAS DE COLOCACIÓN
Dentro de las agencias de colocación podemos distinguir las agencias de colocación que tienen
suscrito un convenio con los servicios públicos de empleo y aquellas que no tienen suscrito
ningún convenio de colaboración.
En los casos en los que no se tiene convenio, las agencias tienen la obligación de suministrar
información de los contratos que se concluyan, tener sistemas informáticos compatibles y
ejecutar planes formativos y de fomento del empleo. Lo que se pretende es que, a pesar de que
no se haya suscrito convenio alguno, exista una estrecha relación entre las agencias de
colocación y los servicios públicos de empleo.
Las funciones de las agencias de colocación son muy parecidas a las de los servicios públicos
de empleo:
Las agencias de colocación están sujetas a una serie de requisitos en cuanto a su funcionamiento,
estos requisitos son:
❖ El titular de la agencia puede ser una persona física o jurídica, pero es necesario contar
con una autorización administrativa previa. Si el Servicio Público de empleo no contesta en
un determinado plazo el silencio administrativo es negativo.
❖ Están sometidos a la colaboración con los servicios públicos de empleo.
❖ Deben cumplir los principios de igualdad, no discriminación e intimidad en cuanto a los
datos proporcionados por los trabajadores.
❖ No pueden cobrar por sus servicios a los trabajadores.
Las agencias de colocación privadas se pueden distinguir de aquellas que lleven a cabo
actividades de selección de personal, aquellas encargadas de la recolocación de personal
afectado por despidos colectivos o disolución de una empresa (la empresa puede estar obligada a
proporcionar un plan de recolocación de los trabajadores).
FOMENTO DE EMPLEO
La oferta de empleo, o conjunto de puestos de trabajo que los empleadores o empresarios están
dispuestos a cubrir o mantener en un momento determinado, procede de 2 fuentes principales:
En una posición marginal dentro de las fuentes de creación de empleo, hay que considerar el
denominado “empleo comunitario” o “empleo de interés social”. La intervención de los poderes
públicos en este lado de la oferta de empleo puede consistir en la creación o subvención de
puestos de trabajo de carácter temporal para la atención de necesidades sociales más o menos
ocasionales, no atendidas por la iniciativa privada ni cubiertas de manera permanente por el
sector público. Junto a esta forma de acción pública en la oferta de empleo cabe otra de carácter
indirecto, consistente en estimular a la iniciativa privada a la generación de puestos de trabajo.
La expresión fomento del empleo se suele utilizar en un sentido muy amplio, que comprende
todas estas intervenciones del lado de la oferta. En una acepción más restringida se llama
fomento del empleo al conjunto de medidas de los poderes públicos que tienen un propósito de
incentivar o estimular la generación o el mantenimiento del empleo por parte de la iniciativa
económica privada, excluyendo la creación directa de empleo por los poderes públicos.
Atendiendo al criterio de los destinatarios, las medidas de fomento del empleo pueden ser de
alcance general o de alcance limitado. Las primeras son las que van dirigidas al conjunto de la
población activa comprendiendo dentro de ellas las encaminadas al fomento del llamado
autoempleo o trabajo por cuenta propia. Las medidas de fomento del empleo de alcance limitado
son las destinadas singularmente a grupos determinados de trabajadores con problemas
particulares de empleo. Estas últimas medidas suponen por hipótesis una diferencia de trato de
los grupos de trabajadores elegidos respecto de los demás. Se trata de seleccionar colectivos a
los que se asignan ventajas particulares, mediante una acción positiva o discriminación
favorable. De ahí que el precepto legal que contiene la regulación general de la materia figure en
el artículo 17 ET, cuya rúbrica es “no discriminación en las relaciones laborales”.
La anterior clasificación de medidas de fomento del empleo según los sujetos destinatarios es
seguramente la principal desde el punto de vista de la política de empleo. Pero junto a ella debe
tenerse en cuenta, desde una perspectiva jurídica, la clasificación que atiende al tipo de
estímulo o resorte utilizado para motivar a los empleadores a la creación o conservación de
puestos de trabajo. El más habitual es el estímulo o incentivo de carácter económico-financiero.
Dentro de las medidas de fomento del empleo de esta clase se encuentran modalidades
diversas, como la bonificación o exención en cotizaciones sociales, la bonificación o exención en
impuestos o tributos, la subvención a determinadas modalidades de contratos de trabajo, la
formación profesional gratuita, y la asistencia técnica en materia laboral. A ellas se ha unido la
reducción del coste salarial en determinados programas de fomento del empleo por contratación
de desempleados que compatibilizan la prestación de desempleo con el trabajo.
Pero el fomento del empleo puede consistir también en medidas de carácter normativo o
institucional. La más importante de ellas es seguramente la atribución a los empresarios de la
facultad de recurrir en determinadas circunstancias del mercado de trabajo a ciertas
modalidades ventajosas de contratación para el fomento del empleo. Dentro de estas medidas
institucionales de fomento del empleo hay que contar las de reserva o preferencia de colocación
en favor de determinados grupos de trabajadores, expresamente mencionadas en el artículo
17.3 ET.
SUBVENCIONES Y BONIFICACIONES
Una de las medidas más utilizadas para el fomento del empleo son las exenciones y
bonificaciones, que consisten en hacer una rebaja en las cotizaciones sociales que debe hacer
el empresario, o hacer una rebaja en determinados impuestos para que el empleador se decida
a contratar determinado tipo de trabajadores.
También encontramos unas medidas de fomento del empleo menos utilizadas como son las
subvenciones directas para los empleadores que contraten cierto tipo de trabajadores,
asistencia técnica gratuita o formación profesional gratuita.
Las medidas de fomento del empleo siempre son selectivas, no por contratar cualquier tipo de
trabajador el empresario va a disfrutar de las medidas de fomento del empleo. En la Ley 43/2006
recoge la mayoría de las exenciones y bonificaciones existentes, y se hace un elenco de los
trabajadores que se beneficiarán de las medidas, serán grupos de trabajadores que tienen más
dificultades para acceder al empleo: trabajadores discapacitados, trabajadoras que pretendan
acceder a un empleo en sectores masculinizados, personas en situación prolongada de
desempleo (más de 6 meses inscritos en las oficinas públicas de empleo), jóvenes menores de
determinada edad, personas mayores de 45 años, etc.
LA DESCENTRALIZACIÓN PRODUCTIVA
La descentralización productiva se presenta como una forma de organización de la producción,
en virtud de la cual una empresa, la “empresa principal”, decide realizar directamente a través
de sus medios materiales y personales ciertas fases o actividades para alcanzar el bien o
servicio final producido, optando en su lugar por desplazarlas a otras empresas o personas
individuales, denominadas “empresas auxiliares”. El producto o servicio finalmente elaborado
aparece para el consumidor como un bloque unitario, pero esconde una pluralidad de empresas.
Las formas habituales a través de las que se manifiesta la descentralización productiva con
repercusión en lo laboral son las siguientes: contratas y subcontratas de obras y servicios,
subrogación contractual por transmisión de empresa o centro de trabajo, cesión ilícita de
trabajadores, grupos de empresa, empresas de trabajo temporal, franquicias, teletrabajo,
contratación de trabajadores autónomos, etc.
Los procesos de descentralización productiva tienen una incidencia directa sobre el desarrollo
del sistema de relaciones laborales en los más variados aspectos, tanto individuales como
colectivos. El efecto principal es el incremento de las pequeñas y medianas empresas, en
algunos casos extremadamente reducidas. Desde la perspectiva de las grandes empresas se
presenta una reducción de sus dimensiones, relativas a sus niveles de empleo asalariados.
Desde la perspectiva de las empresas auxiliares, como regla general tienden a caracterizarse
por sus reducidas dimensiones que les permiten responder a las nuevas exigencias de
flexibilidad.
CONTRATAS Y SUBCONTRATAS
En la legislación laboral se establece un amplio sistema de responsabilidades, incluso de
deberes a la empresa principal respecto de los trabajadores de las empresas que trabajan para
la misma. Estas responsabilidades dependen del tipo de vínculo que exista entre las empresas
diferenciando tres tipos de relaciones, de menor a mayor intensidad:
❖ Relaciones de coordinación de las empresas por prestación de servicios en los mismos
locales, que no llegan a estar relacionadas directamente por vínculos de contratas o
subcontratas entre ellos.
❖ Empresas vinculadas a través de contratas y subcontratas de obras y servicios, pero no
pertenecientes a la propia actividad.
❖ Empresas vinculadas a través de contratas y subcontratas pertenecientes a la propia
actividad principal.
Noción general de contrata. La contrata y subcontrata se refiere a un negocio jurídico entre la
empresa principal y la empresa auxiliar. Al referirse a contratos tanto de obras como de servicios
admite, en principio, todo tipo de contratos, siendo indiferente la naturaleza del empresario
principal y si concurre o no ánimo de lucro. Resulta imprescindible que el objeto del contrato sea
la realización de obras o prestación de servicios excluyéndose situaciones como la
compraventa. Encadenamiento de contratas. Aparece cuando la empresa principal que
contrata una parcela de la actividad productiva con una empresa auxiliar, mientras ésta, a su
vez, subcontrata con una segunda auxiliar una parcela de lo contratado y así sucesivamente.
Esto se sitúa en el ámbito estricto de la libertad de empresa, sin admitirse duda sobre su licitud
por la legislación laboral.
No obstante, los riesgos para los trabajadores respecto al efectivo disfrute de sus derechos
laborales se pueden acentuar en ciertas ocasiones de procesos descentralizadores en cadena
que no buscan la eficiencia sino una reducción de garantías no justificada. Por ello, en algunos
casos, la normativa llega a prohibir que las contratas en cadena superen una determinada
intensidad.
Ha sido voluntad del legislador que no todas las actividades contratadas se integren dentro de la
propia actividad queriéndose excluir del ámbito de la responsabilidad la realización de ciertas
obras o servicios que la empresa principal que no coinciden con el núcleo central de su ciclo
productivo. De este modo, se diferenciaría entre las actividades que contribuyan directamente a
la elaboración del producto o servicio finalmente ofrecido por la empresa principal y las otras que
tengan un carácter más marginal o externo al objeto de esta empresa.
Formarán parte de la propia actividad las operaciones o labores que corresponden al ciclo
productivo de la empresa principal, en concreto, las inherentes a la producción de bienes y
servicios específicos.
RESPONSABILIDAD SALARIAL
La empresa principal, cuando se trate de contratas y subcontratas de la propia actividad, asume
una responsabilidad solidaria durante el año siguiente a la finalización del encargo de las
deudas salariales contraídas por las empresas auxiliares respecto de sus trabajadores (art. 42.2
ET).
Las obligaciones laborales por las que responde el empresario son exclusivamente las de
naturaleza salarial. La empresa principal responde las deudas salariales, pero no de las
extrasalariales. Estas últimas son las cantidades percibidas por el trabajador en concepto de
indemnizaciones o suplidos por los gastos realizados como consecuencia de su actividad
laboral, las prestaciones e indemnizaciones de la Seguridad Social y las indemnizaciones por
traslados, suspensiones o despidos (art. 26.2 ET).
Esta responsabilidad salarial de la empresa principal, tiene unos límites desde un punto de vista
cuantitativo:
COTIZACIONES Y PRESTACIONES DE SS
Cuando la contrata se refiera a la propia actividad se impone a la empresa principal una
responsabilidad solidaria durante los tres años siguientes a la terminación de su encargo de las
obligaciones referidas a la Seguridad Social contraídas por los contratistas y subcontratistas
durante el período de vigencia de la contrata (art. 42.2 ET). El empresario principal responderá
por los siguientes conceptos generados durante la duración de la contrata:
Las empresas principales, tanto de las contratas de la propia actividad como de aquellas en las
que la actividad se preste de forma continuada en su centro de trabajo, se les impone la
obligación de comprobar con carácter previo al inicio de la actividad contratada o subcontratada
la afiliación y alta en la Seguridad Social de los trabajadores de la empresa auxiliar. En caso de
incumplir esta obligación de comprobación, la conducta se tipifica como infracción
administrativa, siendo susceptible de infracción administrativa.
RESPONSABILIDADES TRIBUTARIAS
La normativa fiscal impone al empresario principal la condición de responsable subsidiario
respecto de las empresas contratistas y subcontratistas correspondientes a su actividad
económica principal, en relación a las obligaciones relativas a tributos que deban repercutirse o
cantidades que deban retenerse a trabajadores en la parte correspondiente a las obras o
servicios objeto de la contratación o subcontratación.
DERECHOS INFORMATIVOS
Los trabajadores del contratista o subcontratistas deberán ser informados por escrito por su
empresario de la identidad de la empresa principal para la que estén prestando servicios en
cada momento. La información deberá facilitarse antes del inicio de la respectiva prestación de
servicios e incluirá el nombre o razón social del empresario principal, su domicilio social y su
número de identificación fiscal. También deberá informar de la identidad de la empresa principal
a la Tesorería General de la Seguridad Social, para que los receptores de la información puedan
hacer valer sus créditos frente a la empresa principal. El incumplimiento de estos deberes se
califica como infracción administrativa grave, susceptible de sancionarse por la autoridad laboral.
Con carácter general todas las empresas deberán informar trimestralmente a los representantes
legales de los trabajadores acerca de sus actuaciones futuras en materia de externalización
productiva (art. 64.2.c ET).
Además, cuando la empresa principal externalice actividades a una empresa auxiliar deberá
informar a los representantes legales de sus trabajadores, antes del inicio de la ejecución de la
contrata, sobre (art. 42.4 ET):
En ciertos casos, las pequeñas dimensiones de las empresas contratistas impiden que existan
representaciones legales de los trabajadores, por no superar el umbral mínimo de empleados
exigido. Para estos casos, la norma contempla la posibilidad de que los trabajadores de las
empresas contratistas y subcontratistas se dirijan a los representantes de los trabajadores de la
empresa principal para formularles cuestiones relativas a las condiciones de ejecución de la
actividad laboral (art. 42.6 ET).
Para el caso de contratas y subcontratas que compartan de forma continuada el mismo centro
de trabajo se contempla la posibilidad de que los representantes de los trabajadores de la
empresa principal y los de los contratistas y subcontratistas puedan reunirse a efectos de
coordinación entre ellos, y en relación con las condiciones de ejecución de la actividad
laboral, haciendo uso de locales sindicales habilitados por el titular del centro de trabajo en el
establecimiento que compartan (art. 42.7 ET).
Los problemas se plantean a la hora de enfrentarse con supuestos como la contrata de obras y
servicios que se suele utilizar como mecanismo encubridor de auténticas cesiones de mano de
obra. Se entiende que se incurre en la cesión ilegal de trabajadores cuando se produzca alguna
de las siguientes circunstancias (son independientes):
❖ Que el objeto de los contratos de servicios entre las empresas se limite a una puesta en
disposición de los trabajadores de la empresa cedente a la empresa cesionaria.
❖ Que la empresa cedente carezca de una actividad o de una organización propia y
estable.
❖ Que la empresa cedente no cuente con los medios necesarios para el desarrollo de su
actividad.
❖ Que la empresa cedente no ejerza las funciones inherentes a su condición de
empresario.
Para la jurisprudencia la cesión ilegal supone varios negocios jurídicos coordinados:
• Acuerdo entre los dos empresarios, el real y el formal, para que el segundo proporcione
al primero trabajadores que serán utilizados por quien no asume jurídicamente la
posición de empresario.
• Contrato de trabajo simulado entre el empresario formal y el trabajador.
• Contrato efectivo de trabajo entre el trabajador y el empresario real, pero disimulado por
el contrato de trabajo formal.
La empresa limita su actividad al suministro de la mano de obra a la otra empresa que utiliza
como si fuera propia, de manera que la cesión puede aparecer no solo entre una empresa
ficticia y una real, sino también entre empresas reales que no actúan como tales en el desarrollo
de la contrata. Tampoco se va a entrar a valorar la intencionalidad de la cesión de trabajadores,
sin tener que demostrar daño ni intencionalidad de actuar fraudulentamente.
La jurisprudencia trata como caso singular las cesiones de trabajadores entre empresas
integradas en un grupo, pues las estima como lícitas puesto que considera que no concurre
voluntad de dañar los intereses del trabajador afectado, aunque aplica por analogía el art. 43
ET. Este precepto no puede aplicarse íntegramente debido a que determinadas prescripciones
están establecidas en cuanto a actuaciones ilícitas y estas no se consideran como tales.
Además, como mayor garantía se interpreta que la retribución a recibir por el trabajador sea la
correspondiente al convenio colectivo que rige en la empresa cesionaria. Tanto cedente como
cesionaria están sometidos a la obligación de cotizar. Como se trata de una conducta ilegal no
existe ningún mecanismo de exoneración o reducción de la intensidad de las responsabilidades
impuestas.
Se califica como infracción muy grave “la cesión de trabajadores en los términos prohibidos por
la legislación vigente” (art. 8.2 LISOS), llegando en algunos casos a tipificarse como delito.
En cuanto a los derechos de los trabajadores sometidos a cesión ilegal, tienen el derecho a
adquirir la condición de fijos, a su elección en la empresa cedente o cesionaria (art. 43.3 ET),
pero solo podrá ejercitarse cuando la empresa cedente tuviere entidad real y solamente si la
relación laboral sigue vigente.
Tras adquirirse la fijeza, los derechos y obligaciones del trabajador serán los correspondientes a
las condiciones ordinarias de los trabajadores que presten servicios en el mismo o equivalente
puesto de trabajo, y la antigüedad se computará desde el inicio de la cesión ilegal (art. 43.3 ET).
En el caso de cesiones con objetivo defraudatorio, la relación laboral desplegará todos sus
efectos, incluido el retributivo desde el inicio de la prestación de servicios.
EMPRESAS DE TRABAJO TEMPORAL
Se entiende por Empresa de Trabajo Temporal (ETT) “aquella cuya actividad consiste en poner a
disposición de otra empresa usuaria, con carácter temporal, trabajadores por ella contratados”,
pero solamente se permite al as ETT debidamente autorizadas. El trabajador celebra con la ETT
un contrato de trabajo, y ésta formalmente será el empleador. A su vez, la ETT celebra un contrato
mercantil con la empresa usuaria (EU), denominado contrato de puesta a disposición, por medio
del que se cede al trabajador contratado: “El contrato de puesta a disposición es el celebrado
entre la ETT y la empresa usuaria teniendo por objeto la cesión del trabajador para prestar
servicios en la empresa usuaria, a cuyo poder queda sometido el trabajador” (art. 6.1 LETT). Su
régimen jurídico se somete a la ley laboral que regula las ETT. Entre la EU y el trabajador cedido
se desarrolla una relación jurídica de facto, no media contrato entre ellos pero se vinculan por un
contrato precedente. El contrato de trabajo se formaliza entre la ETT y el trabajador que va a ser
cedido, pero la prestación material de servicios se produce para la empresa usuaria, lo que
supondrá la diversificación de las facultades y obligaciones inherentes a la condición de
empleador entre las dos empresas.
Desde el año 2010 las ETT pueden tener carácter lucrativo.
• La ETT deberá organizar de forma total o parcial sus actividades preventivas con
recursos propios.
• La ETT deberá tener constituido un comité de seguridad y salud en el trabajo.
El trabajador deberá poseer las aptitudes y formaciones requerida para el desempeño del
puesto de trabajo, siendo acreditadas por la ETT.
De este modo, los servicios de la ETT son la alternativa a la contratación temporal directa por
parte de la empresa usuaria por necesidades coyunturales de mano de obra (contrato de trabajo
para obra o servicio determinado, contratos de trabajo eventuales, contratos de trabajo de
interinidad), y también se permite para los contratos para la formación y el aprendizaje.
El contrato de trabajo celebrado entre la ETT y el trabajador para prestar servicios en empresas
usuarias podrá concertarse por tiempo indefinido o por duración determinada coincidente con el
contrato de puesta a disposición (art. 10.1 LETT).
Sin embargo, la ETT también podrá celebrar con el trabajador un contrato de trabajo para la
cobertura de varios contratos de puesta a disposición sucesivos con empresas usuarias
diferentes, siempre que dichos contratos estén plenamente determinados en el momento de la
firma del contrato de trabajo (art. 10.3 LETT).
OTROS LÍMITES
Se establece una prohibición de cobro al trabajador de cualquier cantidad por parte de la ETT en
concepto de gasto de selección, formación o contratación, y el trabajador podrá reclamar
judicialmente la devolución de las cantidades pagadas indebidamente (art. 12.2 LETT).
Se declara nula la cláusula del contrato de puesta a disposición que prohíba la contratación del
trabajador por la empresa usuaria a la finalización del contrato de puesta a disposición. Si a la
finalización del plazo de puesta a disposición el trabajador continúa prestando servicios para la
empresa usuaria, se le considerará vinculado a ella por un contrato indefinido.
Ante todo, se exige la previa obtención de autorización administrativa a las empresas que
pretendan realizar esta actividad de cesión legal de trabajadores. La solicitud de la autorización
se convierte en el instrumento técnico que permite para proceder a constatar que las ETT
cumplen los requisitos de transparencia y solvencia impuestos legalmente para desarrollar
esta actividad de mediación entre la empresa usuaria y trabajadores.
La concesión de la autorización corresponde a las Comunidades Autónomas, salvo que la
actuación desborde el territorio de una Comunidad Autónoma, en cuyo caso la concederá el
Ministerio de Empleo y Seguridad Social. La autoridad que conceda la autorización, deberá
llevar dicha autorización a un Registro de Empresas de Trabajo Temporal donde se inscriben las
empresas autorizadas.
La duración de la autorización es temporal, por un año y prorrogable por dos períodos sucesivos
de la misma duración. Si la ETT ha realizado su actividad durante 3 años, la autorización se
concederá indefinidamente, y expirará cuando cese la actividad durante un año ininterrumpido.
• Garantía financiera. Las ETT deberán constituir una garantía financiera a disposición de
la autoridad administrativa que conceda la autorización cuya cuantía debe ser igual a 25
veces el salario mínimo interprofesional. Para obtener las autorizaciones administrativas
subsiguientes esa garantía debe alcanzar un importe igual al 10% de la masa salarial del
ejercicio económico anterior.
• Ausencia de sanciones. La ETT no puede haber sido sancionada con suspensión de la
actividad en 2 o más ocasiones. La Ley prevé la sanción consistente en la suspensión de
actividades para los casos de reincidencia en la comisión de infracciones muy graves. Si
la sanción consiste en la suspensión de actividades durante un año, y pasado este la
ETT desea reanudar su actividad deberá volver a solicitar la autorización administrativa.
❖ Identificación de la empresa.
❖ Nombre de quienes ostenten cargos de dirección o sean miembros de los órganos de
administración de las empresas que revistan la forma jurídica de sociedad.
❖ Domicilio de la ETT.
❖ Ámbito profesional y geográfico de actuación de la ETT.
❖ Número de autorización administrativa.
❖ Vigencia de la autorización.
❖ Suspensión o cese de actividades.
❖ Garantía financiera, expresando su importe y la forma en la que ha quedado constituida.
Se presume que las ETT están obligadas a proporcionar a la autoridad laboral todos los datos
precisos para una correcta actualización de los que constan en el Registro. El incumplimiento de
este deber de información se tipifica como infracción administrativa grave, siendo muy grave que
la ETT incurra en falsedad documental u ocultación de información.
La ETT deberá remitir a la autoridad laboral que haya concedido la autorización administrativa
una relación de los contratos de puesta a disposición celebrados (art. 5.1 LETT).
El interés de la ETT por ofrecer un servicio completo y satisfactorio a la EU con la que contrata
lleva implícito asegurarle la sustitución inmediata de aquellos trabajadores con los que no esté
conforme o considere que no le proporcionan los servicios que ellos pretenden.
ESPECIALIDADES DE LAS RELACIONES COLECTIVAS DE TRABAJO
A efectos sindicales, la regla general es que los trabajadores cedidos se relacionan con la ETT,
pero se recogen algunas importantes excepciones.
Estas representaciones tampoco podrán erigirse frente a la empresa usuaria, sin que se acepte
que la EU es empleador a efectos colectivos de los trabajadores que le son cedidos. Ahora bien,
esta situación puede provocar un vacío representativo, por ello el legislador procede a arbitrar
una serie de fórmulas singulares:
SUCESIÓN DE EMPRESA
En cualquier contrato puede producirse la novación subjetiva del mismo. En el contrato de
trabajo también es posible la novación subjetiva, pero solamente si afecta a la figura del
empresario, el trabajador deberá ser siempre el mismo. La sucesión de empresa se refiere a
negocios jurídicos a través de los que varía la figura del empresario.
• En primer lugar, hay que tener en cuenta cual es el objeto de la transmisión, según dicho
artículo no es necesaria que se dé la transmisión del conjunto de la empresa, también
permite la transmisión de un centro de trabajo o una unidad productiva autónoma. Esta
unidad productiva autónoma es un conjunto de medios materiales y/o humanos que
están organizados de una determinada forma que permite al adquiriente explotarla
inmediatamente tras la transmisión. No se aplicaría el art. 44 ET si lo que se vende es un
local, es decir, unos elementos materiales que no están dotados de una organización
productiva.
• En segundo lugar, cabe decir que la sucesión de empresas se refiere a una serie de
negocios jurídicos de transmisión, que podrán ser actos inter vivos o mortis causa. Entre
los actos inter vivos el negocio jurídico el más significativo es la compraventa, pero
también podemos encontrar arrendamiento, escisión, transmisión mediante subasta,
absorciones por otra empresa mayor, liquidación de la empresa con traspaso de bienes a
otros empresarios, etc., por lo tanto, lo importante es que varíe la titularidad de la
explotación. En cuanto a los actos mortis causa, solo pueden darse cuando el empresario
es una persona física, y los herederos decidirán si continuar con la explotación o no de la
unidad productiva. En el caso de que decidan continuar con la explotación de la empresa
se aplicará el art. 44 ET.
Por lo tanto, como no es una causa de extinción de contratos de trabajo, el nuevo empresario
quedará subrogado en el mismo lugar que el empresario anterior respecto de las obligaciones
laborales y de Seguridad Social que éste hubiere contraído con los trabajadores de la empresa.
Si bien la sucesión de empresa no es causa por sí sola de la extinción de los contratos, tras la
transmisión el nuevo empresario puede extinguir la relación laboral en base a las causas
reconocidas en el propio Estatuto de los Trabajadores.
CONTRATOS INDEFINIDOS
Un contrato por tiempo indefinido es aquel que se caracteriza por la inexistencia de una cláusula
específica de fijación de término o condición resolutoria de la relación laboral, con lo cual la
duración que va tener la relación resulta indeterminada. Esto no significa que no pueda
extinguirse pues en el artículo 49 ET se recogen las causa de extinción del contrato, por
ejemplo por mutuo acuerdo, jubilación, en caso de muerte del empresario si los sucesores no
continúan con la empresa, los despidos con causa justa.
La regulación del contrato indefinido no lo encontramos en ningún artículo concreto sino que
todo el ET se refiere a las relaciones laborales por tiempo indefinido pues pretende que sea la
regla general.
En cuanto a la forma del contrato por tiempo indefinido rige el principio de la libertad de forma,
el empresario debe comunicar a la oficina pública de empleo, la suscripción del contrato
indefinido.
Su característica principal es que en este tipo de contrato no está fijado un momento concreto
de finalización. Al contrario que otros contratos, como los temporales, los de formación o los de
prácticas, los cuales tienen un tiempo máximo de duración en el tiempo, el contrato indefinido
sigue teniendo efectos hasta que la empresa o el trabajador lo rompen.
Este contrato debería ser el habitual y más extendido, ya que el resto de tipos de contratos
deben ser sólo para circunstancias específicas. A diferencia de otros contratos, no existen
requisitos específicos para la empresa o para el trabajador, ni para el puesto a cubrir y las
prestaciones a realizar. A los trabajadores que tienen este tipo de contrato, muchas veces se les
denomina también como “fijos”.
Aún así hay que decir que el contrato indefinido puede ser a jornada completa, parcial o fijo
discontinuo.
En el caso del fin de este contrato, hay que mencionar que para el trabajador, la ventaja de ser
indefinido deriva en el derecho a una mayor indemnización en caso de despido. A diferencia de
los contratos temporales, el trabajador indefinido puede recibir solo dos tipos de
indemnizaciones:
En el caso de que sea el trabajador el que decide poner fin al contrato, estaríamos hablando de
una baja voluntaria, lo que implica perder su derecho a indemnización y limitaciones a la hora
de acceder a las prestaciones por desempleo.
Los contratos indefinidos pueden en algunos casos ser beneficiarios de incentivos a la
contratación, cuando se cumplan los requisitos que en cada caso se exijan por la normativa de
aplicación, dependiendo de las características de la empresa, del trabajador y, en su caso, de la
jornada.
Su formalización puede ser verbal o escrita. En el caso de relación laboral indefinida, deberán
constar por escrito: las acogidas al programa de fomento del empleo, cuando así lo exija una
disposición legal y, en todo caso, los contratos a tiempo parcial, fijos-discontinuos y de relevo,
los de los trabajadores que trabajen a distancia y los contratados en España al servicio de
empresas españolas en el extranjero.
Además de contrato indefinido ordinario podemos suscribir algunos tipos específicos de contrato
indefinido, como por ejemplo: contrato indefinido de personas con discapacidad; contrato
indefinido de apoyo a los emprendedores; contrato indefinido para nuevos proyectos de
emprendimiento joven; contrato indefinido a tiempo parcial con vinculación formativa; contrato
indefinido de trabajo en grupo; entre otros.
Este contrato tiene ser que por tiempo indefinido, puede ser a jornada completa o tiempo
parcial, y el periodo de prueba será de 1 AÑO. Esto último quiere decir que durante el primer
año, el empleador podrá rescindir el contrato sin necesidad de justificar la causa y sin abono de
indemnización por despido.
Las ventajas que puede tener la empresa al llevar a cabo este tipo de contrato son:
● Los incentivos fiscales: hay una deducción de 3.000 euros en la cuota íntegra del impuesto
de sociedades si se contrata a un menor de 30 años. También existe una deducciones
específicas en dicha cuota si se contrata a un trabajador que estuviera cobrando el paro,
al igual que las deducciones para la contratación de personas sin empleo.
Los emprendedores que contraten a un trabajador en paro, con independencia de su edad,
podrán deducirse fiscalmente el menor de estos importes: el equivalente al el 50% de la
prestación por desempleo que viniera cobrando el trabajador durante 1 año, o el 50% de la que
tuviera pendiente de recibir.
El trabajador podrá voluntariamente percibir, junto con su sueldo, el 25% de la prestación por
desempleo durante el mismo periodo.
Para fomentar la contratación de parados de larga duración: bonificación de hasta 4.500 euros a
la contratación indefinida de desempleados de larga duración mayores de 45 años
(desempleados al menos 12 meses de los 18 anteriores).
• Ser trabajador por cuenta propia o autónomos menores de 30 años, sin asalariados que
contraten por primera vez, a partir del 24 de febrero de 2013
• Deberá mantener en el empleo al trabajador contratado, al menos, 18 meses desde la
fecha de inicio de la relación laboral, salvo que el contrato se extinga por causa no
imputable al empresario o por resolución durante el periodo de prueba. En caso de
incumplimiento de esta obligación se deberá proceder al reintegro de los incentivos
Si se diera alguna de las causas anteriores se podrá celebrar un nuevo contrato, si bien el
periodo total de aplicación de la reducción no podrá exceder, en conjunto, de 12 meses.
En el caso de que la contratación de un trabajador pudiera dar lugar simultáneamente a la
aplicación de otras bonificaciones o reducciones en las cuotas de SS, sólo podrá aplicarse una
de ellas, correspondiendo la opción al beneficiario en el momento de formalizar el alta del
trabajador en la SS.
Los incentivos para este contrato son la reducción de la cuota empresarial a la SS del 100%
durante 12 meses siguientes a la contratación.
Por otro lado, los requisitos que tiene que tener el trabajador son:
• Personas con edad igual o superior a 45 años y que cumpla los siguientes requisitos:
1. Ser desempleado, inscrito ininterrumpidamente en la oficina de empleo al menos 12
MESES durante los 18 anteriores a la contratación
2. Que resulten beneficiarios del programa de recualificación profesional de las personas
que agoten su protección por desempleo
Los requisitos de los trabajadores son que tiene que ser un joven desempleado inscrito en la
Oficina de Empleo, menor de 30 años o menor de 35 años si tiene reconocido un grado de
discapacidad igual o superior al 33%.
• Empresas, incluido los trabajadores autónomos, que tengan una plantilla igual o inferior
a nueve trabajadores.
• No haber optado, en los seis meses anteriores a la celebración del contrato, decisiones
extintivas improcedentes. La limitación afectara únicamente a las extinciones producidas
con posterioridad a la entrada en vigor de este Real Decreto-Ley para la cobertura de
aquellos puestos de trabajo del mismo grupo profesional que los afectados por la
extinción y para el mismo centro o centros de trabajo.
• No haber celebrado con anterioridad otro contrato con estas características, salvo que el
contrato se extinguiese por causa no imputable al empresario o por resolución durante el
periodo de prueba.
Los contratos fijos periódicos y fijos discontinuos son muy característicos del sector agrícola, por
ejemplo: yo elaboro vino y solo necesito a los jornaleros que recogen la uva en el periodo de
recogida de la uva. En este caso contrato a estas personas durante 2 o 3 meses y el contrato
idóneo para este trabajo es el fijo discontinuo. Otro ejemplo sería el caso de que tenga un hotel
en una zona turística en temporada estival y yo cierro el hotel desde noviembre hasta marzo y
todo el personal solo lo necesito en una temporada del año y para poder ajustar la contratación
a estas particularidades del ciclo productivo utilizo el contrato fijo periódico. Los sectores
proclives a este tipo de contrato son el sector agrícola, el sector hostelero…
Aquí se puede destacar que en el ámbito escolar el TC ha vetado este tipo de contrato para los
profesores. Sin embargo para otros servicios relacionados con el ámbito escolar, como
trabajadores de los servicios de comedor, o del transporte escolar sí que se ha permitido los
contratos fijos periódicos. Realmente no se da una suspensión del contrato sino que es una
interrupción de la relación laboral (el contrato no se extingue sino que está hibernando) y se
volverá a reanudar en el momento en el que haga falta. También es importante que estos
trabajadores pueden cobrar prestación por desempleo si han cotizado el tiempo suficiente, y
también pueden trabajar en cualquier otra cosa.
Hay dos tipos de contrato el contrato fijo periódico y el contrato fijo discontinuo, la diferencia
está en el momento en el que se reanuda el trabajo una vez que el trabajado ha sido
interrumpido.
El contrato fijo discontinuo tiene una regulación expresa dentro del ET, fundamentalmente el
artículo 15.8 regula el derecho de reincorporación al trabajo. Este artículo nos dice que el
empresario tiene la obligación de llamar a los trabajadores fijos discontinuos; si el trabajador no
es llamado de forma injustificada, esa falta de llamamiento equivale a un despido improcedente
si es injustificado. Si al trabajador se le llama pero no acude, esto equivale a una dimisión tácita
del trabajador y da lugar a la extinción del contrato y el empresario ya no tiene que llamarlo más
en futuras campañas. El deber de campaña es llamar a los trabajadores en determinado orden,
y se ordena en función de lo que establezca el convenio colectivo, muchos de ellos establecen
el criterio de antigüedad. Si no se ha seguido el orden, el trabajador puede accionar por despido
improcedente.
CONTRATOS FORMATIVOS Y EN PRÁCTICAS
Tales contratos tienen como finalidad principal la puesta en práctica de conocimientos
previamente adquiridos o el aprendizaje de un oficio, aunque también suelen cumplir otras
funciones secundarias como la inserción laboral de jóvenes y desempleados, o la selección de
personal por parte de las empresas. Se rigen por el artículo 11 ET.
En cuanto a los requisitos del trabajador y características del contrato: este contrato puede
celebrarse como regla general por personas mayores de 16 años y menores de 25 años,
aunque este tope sube hasta 30 años en tanto la tasa de desempleo no baje del 15% y no juega
para discapacitados ni en algunos otros supuestos especiales. No pueden celebrarlo, para la
misma empresa y ocupación, quienes hayan superado su duración máxima mediante uno o
varios contratos, ni se puede celebrar para ocupar un puesto de trabajo desempeñado con
anterioridad por un tiempo superior a 12 MESES en la misma empresa y por la misma persona.
Este contrato se extingue por expiración del tiempo convenido, siempre que haya denuncia de
alguna de las partes; si falta denuncia, y hay continuidad en la prestación de servicios, el
contrato se prorroga automáticamente hasta la duración máxima permitida o, transcurrida ésta,
se hace indefinido, salvo prueba en contrario que acredite la naturaleza temporal del contrato. Si
el trabajador se incorpora a la empresa sin solución de continuidad, por ésta o por otras vías,
con contrato indefinido o temporal, no podrá pactarse un nuevo periodo de prueba y el tiempo
del contrato de formación se computa a efectos de antigüedad.
En cuanto al trabajo efectivo y formación teórica: en estos contratos, formación y aprendizaje, el
empresario asume 2 obligaciones principales: la de proporcionar trabajo efectivo y la de facilitar
formación teórica. El tiempo de trabajo efectivo no puede superar el 75% (primer año) o el 85%
(segundo y sucesivos años) de la jornada ordinaria de trabajo en el ámbito correspondiente, con
el fin de facilitar la formación teórica del trabajador. El trabajo debe estar siempre relacionado
con el perfil profesional de la formación teórica, y debe realizarse, para garantizar la
coordinación entre una y otra actividad, bajo la supervisión de un tutor, que puede ser el
empresario o una persona en la que éste delegue.
La formación teórica es requisito esencial del contrato para la formación y el aprendizaje, hasta
el punto de que su completa ausencia afecta a la naturaleza del contrato, que en tales
condiciones se convertiría en contrato ordinario e indefinido. Debe ocupar un porcentaje mínimo
del tiempo del contrato en relación con la jornada ordinaria de trabajo (25% en el primer año y el
15% en el segundo y tercero), aunque debe tener en todo caso una duración suficiente para la
obtención del título, el certificado o la cualificación profesional previstos en el anexo del
contrato. Dicha formación puede distribuirse de manera flexible a lo largo del tiempo de vigencia
del contrato, de modo que puede alterarse diariamente con el trabajo presencial, telemática o
mixta, y puede ser impartida por empresa centros educativos oficiales, centros acreditados o
directamente por la propia empresa, siempre que posea los recursos necesarios de
infraestructura y personal y que cuente con las autorizaciones pertinentes.
La actividad de formación teórica forma parte del sistema de formación profesional dual, y debe
encaminarse a la obtención de un título de formación profesional de grado medio o superior o
de un certificado de profesionalidad, acreditaciones que el trabajador podrá solicitar a las
Administraciones competentes,y que le eximen de cursar dicha formación en los
correspondientes módulos de formación reglada. Tradicionalmente, en los casos en que no
exista título o certificado de profesionalidad, la formación teórica puede corresponderse con
alguna de las especialidades formativas descritas en los correspondientes ficheros de los
servicios públicos de empleo. Las faltas de puntualidad o asistencia aquí, se califican como
faltas laborales.
• Contrato en prácticas
Es aquel en virtud del cual un trabajador con titulación reciente se obliga, a cambio de
retribución, a prestar servicios adecuados al nivel de estudios cursados que le faciliten, al
mismo tiempo, la práctica de sus conocimientos académicos. Causa específica de este contrato
es la aplicación en el trabajo de una formación previamente adquirida, para dar firmeza y
sentido práctico a los conocimientos que ya se poseen. Son requisitos esenciales del mismo la
posesión de titulación suficiente por parte del trabajador, una adecuada correspondencia entre
la titulación y las características del puesto de trabajo o el contenido de la prestación de
servicios, y la ausencia de conocimientos prácticos por parte del trabajador en la tarea
encomendada.
En cuanto a los requisitos de titulación reciente: son títulos válidos para la celebración del
contrato en prácticas los universitario con título de grado o máster o en su caso doctorado, los
de formación profesional de grado medio o superior, los títulos oficialmente reconocidos como
equivalentes y los certificados de profesionalidad emitidos conforme a la LO 5/2002, siempre
que habiliten para el ejercicio profesional; puede utilizarse a tales efectos, el certificado con
profesionalidad obtenido mediante contrato para la formación celebrado con anterioridad en la
misma empresa. Valen los títulos expedidos por centros extranjeros o por centros privados,
siempre que tengan equivalencia con los anteriores por la duración y contenido de los estudios,
y que estén sujetos a homologación, convalidación o control oficial.
La falta de título suficiente no anula el contrato pero supone la nulidad de la cláusula que lo
califica de contrato en prácticas, con la consiguiente conversión en contrato ordinario de
carácter indefinido; no sólo porque se considera fraude a la ley, sino también por la regla de
nulidad parcial del artículo 9.1 ET. El puesto de trabajo asignado al trabajador debe permitir una
práctica profesional adecuada al nivel de estudios o formación; la adscripción del trabajador a
un puesto no adecuado a la finalidad del contrato puede ser infracción administrativa grave al
amparo del artículo 7.2 LIS. Los convenios colectivos sectoriales pueden determinar los puestos
de trabajo, grupos, niveles o categorías profesionales objeto de este contrato.
Este contrato se ha de celebrar en todo caso dentro de un plazo razonable tras la terminación de
los estudios, para evitar la obsolescencia de los mismos. Como regla general ese plazo es de 5
años, pero se amplía a 7 para discapacitados, y no se aplica a la contratación de menores de 30
años hasta que la tasa de desempleo se sitúe por debajo del 15%. Al celebrar el contrato el
trabajador deberá entregar certificación del título o de la terminación de los estudios. Cuando los
estudios se hubieran celebrado en el extranjero, el cómputo se efectuará desde que el título sea
apto para el ejercicio profesional en España, tras la convalidación en su caso.
En cuanto a la forma y contenido, habrá de realizarse por escrito y en modelo oficial, con reseña
expresa de la titulación del trabajador, la duración del contrato y los puestos de trabajo que se
van a desempeñar. La falta de forma escrita conlleva la conversión del contrato en indefinido,
salvo que se hubieran pactado trabajos de naturaleza temporal.
El contrato puede pactarse a tiempo pleno o parcial, en cuyo caso habrá de ajustarse a las
normas específicas sobre trabajo a tiempo parcial. Las partes pueden pactar un periodo de
prueba que, salvo que por convenio colectivo se diga otra cosa, no podrá ser superior a 1 MES
o 2 MESES según el nivel de los estudios. También pueden incluir un pacto de permanencia,
siempre que no sea abusivo atendiendo a la duración del contrato y al contenido de la
especialización.
Por otro lado, respecto a la duración y extinción de este contrato. La duración no puede ser
inferior a 6 MESES ni exceder de 2 AÑOS. Dentro de esos límites los convenios colectivos de
ámbito sectorial pueden determinar la duración del contrato, atendiendo a las características del
sector y el tipo de prácticas; lo cual significa que pueden fijar directamente su duración o
establecer límites mínimo y máximo, siempre dentro de aquellos tramos legales.
Si se hubiera concertado por tiempo inferior al máximo legal, las partes pueden acordar hasta 2
prórrogas, salvo que por convenio colectivo se disponga otro régimen, que en ningún caso
podrá sobrepasar la duración máxima. Las causas de suspensión no interrumpen el cómputo de
la duración del contrato, salvo pacto en contrario. La duración máxima de 2 AÑOS se configura
legalmente como tiempo máximo de prácticas en una misma empresa o por una misma
titulación; con distinta titulación caben distintos contrato en prácticas, bien hasta el tope conjunto
de 2 años en la misma empresa, bien hasta 2 años cada contrato si se celebran en distintas
empresas. El empresario puede solicitar a la oficina de empleo certificación en la que conste el
tiempo que el trabajador estuvo contratado con anterioridad.
Por otro lado, el contrato se extingue por expiración del tiempo convenido, salvo que falte
denuncia de las partes o que llegado el término el trabajador continúe prestando servicios. En
tales casos, el contrato se prorroga hasta la duración máxima posible o, cumplida ésta, se hace
indefinido, salvo que se acredite la naturaleza temporal de la prestación. Producida la
conversión en contrato indefinido, por una u otra vía, no podrá concertarse un nuevo periodo de
prueba y la duración de las prácticas será computable a efectos de antigüedad en la empresa.
Es un contrato sometido a término incierto, de modo que la fijación de una fecha de conclusión
sólo tendría un efecto meramente indicativo u orientativo. Legalmente se establece un tope
máximo insuperable a la duración de este contrato: 3 años ampliable hasta 12 meses más por
medio de pacto en convenio colectivo sectorial.
Termina el contrato con la conclusión de la obra o servicio contratado o con el transcurso del
periodo máximo legal o convencionalmente permitido. Aquí, en la conclusión del contrato, el
trabajador tendrá derecho a percibir una indemnización, equivalente a 12 días de salario por
año de antigüedad que llevase prestando servicios en la empresa. La continuidad del trabajador
en la empresa tras la superación de aquel periodo temporal entraña su conversión en fijo y la
obligación empresarial de facilitarle un documento justificativo a tales efectos; el trabajador
también podrá solicitar al correspondiente servicio público de empleo un certificado de los
contratos temporales celebrados para acreditar su condición de fijo.
CONTRATO EVENTUAL
Se encuentra regulado en el art. 15.1.b) ET y corresponde celebrar el contrato eventual "cuando
las circunstancias del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos así lo exigieran,
aun tratándose de la actividad normal de la empresa".
Este contrato puede utilizarse para trabajos especiales o excepcionales como para trabajos que
experimentan un incremento ocasional o coyuntural, o que tengan carácter estacional, salvo que
se reiteren por ciclos o temporadas, en cuyo caso habrán de ser realizados mediante el contrato
fijo de carácter discontinuo. Por convenio colectivo se puede precisar el objeto de este contrato,
así como fijar criterios generales relativos a la adecuada relación entre el número de contratos
eventuales y la plantilla total de la empresa.
En todo caso, se trata de un contrato a término o plazo, que se distingue del contrato para obra
o servicio determinado tanto por esa acotación temporal inicial como por su objeto. En principio,
puede pactarse hasta 6 meses, que han de comprenderse en todo caso dentro de un periodo de
12 meses desde que se produzca aquella razón o se produzca causa habilitante. Este segundo
plazo actúa como límite total y absoluto tanto para la duración del contrato como para la
celebración de nuevos contratos con base en esas mismas circunstancias, con el mismo o con
distinto trabajador. Pero por convenio colectivo de ámbito sectorial estatal o por convenio
colectivo sectorial de ámbito inferior puede modificarse tanto la duración máxima del contrato
como el periodo de referencia, atendiendo al carácter estacional de la actividad en que dichas
circunstancias se puedan producir. Si el contrato se concierta por un plazo inferior a la
duración máxima legal o convencionalmente establecida, podrá prorrogarse por una sola vez
por acuerdo de las partes, sin sobrepasar esa duración máxima.
Debe celebrarse por escrito si la duración pactada supera las cuatro semanas, de modo que en
caso contrario se presume celebrado por tiempo indefinido (art. 8.2 ET).
Respecto a la extinción, es un contrato sujeto a término, y una vez que llega a plazo se termina
pero se necesita previa denuncia (aviso de que el contrato se va a extinguir). Si hemos pactado
un contrato eventual de 3 meses y no hay denuncia previa y sigo prestando servicios el contrato
se entiende prorrogado al máximo legal; si llegado el fin tampoco se denuncia, el contrato se
convierte en indefinido.
Como excepción a la exigencia de causa objetiva, hasta que la tasa de desempleo se sitúe por
debajo del 15% se permite su uso para la realización de cualquier tipo de trabajo cuando tenga
por objeto la contratación de jóvenes desempleados menores de 30 años que carezcan de
experiencia laboral previa o que no hayan trabajado con anterioridad más de 3 meses. En estos
casos, el contrato habrá de tener una duración de 3 a 6 meses (ampliables a 12 meses por
convenio colectivo, y con posibilidad de prórroga dentro de esos límites), y podrá ser a tiempo
completo o tiempo parcial.
El contrato temporal del primer empleo joven (es una modalidad de contrato eventual sin causa,
el único requisito es que la empresa contrate a un trabajador menor de 30 años, desempleado).
El contrato tiene un mínimo de 3 meses o máximo de 6, aunque el convenio colectivo puede
modificar la duración pero esta no puede ser superior a 12 meses. Si al final esta persona que
se contrata se vuelve indefinida, el empresario tiene derecho a unas bonificaciones.
CONTRATO DE INTERINIDAD
Se celebra para sustituir a trabajadores con derecho a reserva del puesto de trabajo. Tiene por
objeto cubrir vacantes de carácter transitorio, debidas a bajas o ausencias temporales de
trabajadores que conservan el derecho a la reincorporación en virtud de norma, convenio
colectivo o acuerdo individual. Su destino más usual es la cobertura de bajas por excedencias,
por enfermedad o por alguna otra causa de suspensión del contrato; también se admite para
sustituir a trabajadores en periodo de vacaciones y para cubrir el tiempo vacante por reducción
de jornada al amparo del artículo 37.4 y 5 ET.
La duración de este tipo de contrato coincide con la ausencia del trabajador sustituido, siempre
que se mantenga la reserva del puesto de trabajo. Por ello, se extingue no sólo en caso de
reincorporación del trabajador sustituido, sino también por vencimiento del plazo establecido
legal o convencionalmente para ello, aunque la reincorporación no se produzca.
Este contrato también puede tener por objeto la ocupación transitoria de vacantes pendientes
de cobertura definitiva por un proceso de selección o promoción interna, tanto en el sector
público como en el sector privado, siempre que se identifique el puesto correspondiente. En
este caso, su duración no puede exceder de 3 meses, salvo en la Administración pública, donde
puede excederse por el tiempo que se requiera para la conclusión del proceso de selección o
promoción, conforme a la normativa específica de ese sector. El transcurso de estos plazos sin
que se cubra la vacante determina la facultad de la empresa de dar por terminada la relación
con el interino.
En cuanto al régimen común de los contratos temporales hay que decir que estos 3
contratos han de celebrarse por escrito, con excepción del contrato eventual cuya duración no
sea superior a 4 semanas. El incumplimiento de esta regla conlleva su conversión en
indefinidos y a tiempo completo, a no ser que se acredite la naturaleza temporal de los trabajos,
y puede acarrear sanciones administrativas. En el contrato se deberá hacer referencia a la
modalidad contractual, la duración, la circunstancia que determina su temporalidad y el trabajo
que se ha de desarrollar, exigencias que tratan de garantizar que el contrato tenga por objeto un
trabajo de naturaleza temporal; la ausencia de esas indicaciones, o el hecho de que el
trabajador sea ocupado en tareas distintas de las pactadas, puede afectar a la validez de la
cláusula de temporalidad.
Los contratos para obra o servicio determinado y por circunstancias de la producción podrán
celebrarse a tiempo completo o a tiempo parcial; sin embargo, el contrato de interinidad se
deberá celebrar siempre a tiempo completo, salvo cuando se sustituya a un trabajador
contratado a tiempo parcial, o cuando se cubra temporalmente una vacante configurada a
tiempo parcial, o cuando se sustituya a trabajadores que gocen de reducción en el tiempo de
trabajo al amparo de los artículos 37.5 y 6 y 48.4 ET. En todos ellos puede pactarse periodo
de prueba, de acuerdo con el artículo 14 ET. La concurrencia de alguna de las causas de
suspensión o excedencia previstas en los artículos 45 y 46 ET no comporta la ampliación de
su tiempo de vigencia, salvo pacto en contrario.
Los trabajadores temporales tienen los mismos derechos que los trabajadores con contrato
indefinido, a menos que se justifique un trato diferente por razones objetivas. Cuando su
naturaleza así lo permita, los derechos se atribuyen de manera proporcional y en función del
tiempo trabajado. Tienen derecho a que su tiempo de trabajo compute a efectos de antigüedad,
con los mismos criterios que para el trabajador ordinario. El empresario tiene la obligación de
informar a los trabajadores temporales sobre la existencia de vacantes, para que puedan
acceder a un puesto permanente; los convenios colectivos pueden prever medios para
transmitir esa información, establecer criterios y compromisos para la conversión de contratos
temporales en indefinidos, e incluir medidas que faciliten el acceso efectivo de estos
trabajadores a los programas de formación profesional continua.
REGLAS GENERALES APLICABLES A TODOS LOS CONTRATOS TEMPORALES
(creo que es esto)
Existe una exigencia de concertación por escrito de todos los contratos temporales, excepto los
eventuales a tiempo completo de duración de menos de 4 semanas (artículo 8.2 ET). Si no se
hace los contratos temporales por escrito se presume iuris tantum que son por tiempo indefinido
y a jornada completa y es una infracción administrativa grave. Tiene que establecerse la causa,
la duración y la modalidad contractual.
Hay un deber de información al trabajador de las vacantes de puestos fijos que se puedan
producir en la empresa. Así lo establece el artículo 15.7 ET "El empresario deberá informar a los
trabajadores de la empresa con contratos de duración determinada o temporales, incluidos los
contratos formativos, sobre la existencia de puestos de trabajo vacantes, a fin de garantizarles
las mismas oportunidades de acceder a puestos permanentes que los demás trabajadores. Esta
información podrá facilitarse mediante un anuncio público en un lugar adecuado de la empresa
o centro de trabajo, o mediante otros medios previstos en la negociación colectiva, que
aseguren la transmisión de la información". Se tipifica como infracción administrativa leve el
incumplimiento de tal deber (artículo 6.5 LISOS).
El contrato se entiende celebrado por tiempo indefinido y jornada completa salvo prueba en
contrario: por incumplimiento de forma escrita obligatoria, por falta de contenido obligatorio y por
falta de alta en la SS.
Por falta de causa se entiende que hay un fraude de ley (artículo 15.3. ET) por lo tanto el
contrato también se presume celebrado por tiempo indefinido y a jornada completa.
Todo ello da lugar a las infracciones administrativas correspondientes.
Hay dos maneras mediante las cuales se produce el desincentivo de la contratación temporal:
En cuanto al encadenamiento de los contratos temporales podemos decir que estos contratos
son una contratación temporal causal por lo que siempre necesita que haya una causa que lo
justifique. Un mismo puesto de trabajo puede estar cubierto por distintos trabajadores
temporales si hay causa pero hay un límite el cual está recogido en el artículo 15.5 ET.
Cuando un mismo trabajador tiene dos o más contratos temporales de igual o distinta
modalidad, en el mismo o distinto puesto de trabajo, con la misma empresa o grupo de
empresas, contratado directamente o a través de ETT, durante más de 24 meses en un período
de 30, de forma continuada o discontinua se convierte en trabajador indefinido.
Esta regla no se aplica a los contratos de interinidad.
CONTRATO DE RELEVO
El contrato de relevo tiene por finalidad promover el reparto del empleo generacional, por la vía
de la sustitución paulatina de un trabajador próximo a la edad de jubilación por otro que
presuntamente se incorpora al mercado de trabajo.
• edad mínima de 61 años (a partir de 2013 se va elevando progresivamente hasta los 63,
y con la posibilidad de que en algún caso sea de 60)
• antigüedad mínima en la empresa de 6 años
• reducción de la jornada de trabajo entre un 25% y un 50% (aunque puede llegar al 75%
en ciertos casos)
• acreditación de un periodo previo de cotización a la SS de al menos 33 años (sin tener
en cuenta la parte proporcional de las pagas extras, y con alguna excepción para
discapacitados)
Condición añadida en este primer supuesto es que el tiempo de trabajo liberado tras esa
reducción se utilice para contratar a un nuevo trabajador en desempleo o para hacer un nuevo
contrato a un trabajador que prestaba servicios a la empresa con duración determinada. La
nueva contratación da lugar al contrato de relevo, que tiene algunas especialidades. Como
regla general, el contrato de relevo puede celebrarse a jornada completa o a tiempo parcial,
aunque en este caso la jornada habrá de ser como mínimo equivalente a la reducción
experimentada por el trabajador sustituido. El horario del trabajador relevista podrá ser
simultáneo o complementario respecto del trabajador sustituido.
Este contrato puede ser de duración indefinida o de duración determinada. De optarse por la
segunda posibilidad, deberá pactarse por el tiempo que reste hasta el cumplimiento de la edad
de jubilación por parte del trabajador sustituido (o por ese tiempo más 2 años si la reducción de
jornada alcanza el 75%), con la precisión de que al cumplimiento de aquella edad puede
prorrogarse el contrato por periodos anuales, por acuerdo de las partes. El puesto de trabajo del
relevista podrá ser el mismo del sustituido o uno similar, en el sentido de que tendrá que existir
correspondencia cuantitativa entre las bases de cotización de uno y otro. Los convenios
colectivos pueden establecer medidas para pulsar la celebración de contratos de relevo.
Respecto al relevista, éste tiene que cumplir una serie de requisitos (Art. 12.7.a) ET). Tiene que
ser un desempleado o un trabajador temporal en la empresa. La duración del contrato del
relevista podrá ser indefinida o igual al tiempo que falte al trabajador sustituido para alcanzar la
edad ordinaria de jubilación (art. 12.7.b) ET).
Si el contrato de relevo se hace después de que el jubilado parcial llegue a la edad ordinaria de
jubilación, es decir, el voluntario, la única diferencia que tienen es respecto a la duración, pues
podrá ser indefinido o anual. El contrato se prorrogará automáticamente por períodos anuales y
se extinguirá al finalizar el período correspondiente al año en que se produzca la jubilación del
JP. Respecto de la jornada y el horario el art. 12.7.c) ET. dispone que "El contrato de relevo
podrá celebrarse a jornada completa o a tiempo parcial. En todo caso la duración de la jornada
deberá ser, como mínimo, igual a la reducción de jornada acordada para el trabajador
sustituido".
El contrato de relevo ha de celebrarse por escrito (art. 8.2 ET), en modelo oficial en el que
deberá constar el nombre, edad y circunstancias profesionales del trabajador sustituido y las
características del puesto de trabajo que vaya a desempeñar el trabajador relevista.
Finaliza cuando el jubilado parcial se jubila si no hay prórrogas o cuando concluyen los plazos
de prórroga.
Por otro lado, respecto a los 2 incentivos para el empleo juvenil vinculados a la contratación
son:
• El contrato temporal del primer empleo joven (es una modalidad de contrato eventual sin
causa, el único requisito es que la empresa contrate a un trabajador menor de 30 años,
desempleado). El contrato tiene un mínimo de 3 meses o máximo de 6, aunque el
convenio colectivo puede modificar la duración pero esta no puede ser superior a 12
meses. Si al final esta persona que se contrata se vuelve indefinida el empresario tiene
derecho a unas bonificaciones.
• El contrato a tiempo parcial con vinculación formativa: este contrato se puede
suscribir siempre que el trabajador sea un menor de 30 años, desempleado, que no
tenga experiencia laboral o con experiencia laboral inferior a 3 meses, que no tenga
formación, o bien que proceda de otro sector de actividad. Puede ser indefinido o
temporal.
• Lo importante en este contrato es la vinculación formativa, es decir, el trabajador va a
tener acceso a alguna formación, aunque si el trabajador tiene un certificado de que ha
tenido una formación de al menos 90 horas de un curso oficial no hace falta que el
empresario le de formación. El curso ofrecido por el empresario no tiene por qué tener
relación con las funciones a desempeñar por el trabajador.
El contrato a tiempo parcial puede concertarse así desde el inicio, pero también también puede
proceder de la novación de un contrato anterior a tiempo completo, para la que se necesita por
definición una manifestación de voluntad conjunta de las partes; la ley excluye expresamente la
posibilidad de que tal reducción sea impuesta unilateralmente por el empresario, ni siquiera a
través del procedimiento de modificación de condiciones de trabajo previsto en el artículo 41 ET.
En todo caso, el empresario debe informar a sus trabajadores sobre la existencia de puestos
vacantes a tiempo parcial o a tiempo completo, para que puedan solicitar el paso a una u otra
situación; el trabajador que pacte pasar a tiempo parcial goza de preferencia para retornar a
puestos de trabajo a tiempo completo. Los convenios colectivos pueden regular y concretar
todos estos derechos y deberes, así como establecer los procedimientos oportunos.
Este contrato puede concertarse por tiempo indefinido o por duración determinada, aunque no
puede adoptar la modalidad de contrato de interinidad, salvo que tenga por objeto la sustitución
de un trabajador a tiempo parcial. Es posible la celebración de contratos en prácticas a tiempo
parcial, pero no cabe esa posibilidad en el contrato para la formación y el aprendizaje; tan sólo
se admite el contrato a tiempo parcial con vinculación formativa, de duración indefinida o
determinada, con jóvenes menores de 30 años con nula o muy escasa experiencia laboral. Se
debe celebrar por escrito, haciendo constar el número de horas ordinarias de trabajo y su
distribución, según lo previsto en convenio colectivo. De no observarse esas reglas, el contrato
se entenderá celebrado a tiempo completo, salvo que se acredite el carácter parcial de los
servicios.
La oferta empresarial de horas complementarias se admite en los contratos a tiempo parcial que
tengan carácter indefinido y que entrañen una jornada ordinaria no inferior a 10 horas
semanales en cómputo anual. La oferta puede alcanzar hasta un límite del 15% de la jornada
ordinaria, ampliable al 30% por convenio colectivo. Estas horas no computan para la aplicación
de aquellos otros límites, y su realización es voluntaria, de modo que la negativa del trabajador
no constituye falta sancionable.
La jornada del trabajador a tiempo parcial se computará día a día y se totalizará mensualmente,
periodicidad con la que se informará al trabajador, junto con el recibo de salarios.
TRABAJO A DISTANCIA
Aunque habitualmente se realiza en las instalaciones de la empresa, o en el lugar que decide el
empresario, el trabajo asalariado también puede llevarse a cabo en el domicilio del trabajador o
en el lugar libremente elegido por éste. Esta forma de trabajo ha sido tradicional en ciertos
sectores de actividad en los que la elaboración del producto final no requiere grandes medios
de producción, y ha cobrado nuevo impulso con la generalización de los medios informáticos y
telemáticos de comunicación, que han permitido extenderla a otros sectores y que han dado
lugar a la moderna denominación de teletrabajo. La legislación española se refiere a estas
modalidades de trabajo con el nombre de trabajo a distancia.
Según el artículo 13 ET, tiene la consideración de trabajo a distancia aquel en que la actividad
laboral se realice de manera preponderante en el domicilio del trabajador o en el lugar
libremente elegido por éste, de modo alternativo a su desarrollo presencial en el centro de
trabajo de la empresa. Cabe que sea la única forma de prestar servicios para la empresa o que,
en cambio, se compatibilice con el trabajo en las instalaciones empresariales, siempre que la
prestación a distancia sea preponderante; debe tratarse de una actividad susceptible de
desarrollo de forma presencial para la misma empresa, seguramente para remarcar sus notas
de ajenidad y dependencia.
El trabajo a distancia debe ser siempre fruto de un acuerdo entre las partes, y no puede ser
impuesto por el empresario; debe acordarse por escrito, ya sea en el mismo momento de
celebrarse el contrato, ya sea en un momento posterior. El empresario tiene la obligación de
entregar copia básica del contrato a los representantes de los trabajadores, y tiene también el
deber de informar a los trabajadores a distancia sobre la existencia en la empresa de puestos
de trabajo vacantes de carácter presencial, con el fin de que puedas cambiar de régimen de
trabajo si así lo desean.
El trabajador a distancia tiene los mismos derechos que los que prestan sus servicios en el
centro de trabajo de la empresa, salvo aquellos que sean inherentes a la realización de la
prestación laboral en el mismo de manera presencial. Tiene derecho a la retribución que
corresponda a su grupo profesional y funciones, así como a la formación continua con vistas a
su promoción profesional; se le reconoce específicamente el derecho a una adecuada
protección de la seguridad y salud en el trabajo, conforme a la legislación reguladora de esa
materia, y se le atribuyen expresamente derechos de representación colectiva, a cuyo efecto
deberá estar adscrito a un centro de trabajo concreto de la empresa. No existen previsiones
legales específicas sobre la jornada de estos trabajadores, aunque se presupone que son
aplicables los límites ordinarios, así como los tiempos mínimos de descanso.
TEMA 6
DEBERES DEL TRABAJADOR
❖ El primero de ellos es la voluntad de las partes expresada bien en el momento inicial del contrato
bien en el curso de la relación de trabajo.
❖ El segundo es el poder de dirección del empresario, que comprende la facultad de especificar el
trabajo de dirección del empresario, que comprende la facultad de especificar el trabajo pactado y las
facultades (limitadas) de movilidad funcional y de modificación sustancial de la función laboral.
En todo caso, un tráfico contractual en masa como el que tiene lugar en el mercado de trabajo requiere una
estandarización de las tareas o cometidos laborales típicos que demandan los empleadores y ofrecen los
trabajadores. Éste es el objeto perseguido por la clasificación profesional, que facilita la determinación
cualitativa de la prestación de trabajo.
Los convenios colectivos, con regulación más detallada y extensa los de ámbito de empresa, suelen
contener reglas específicas sobre los rendimientos exigibles al trabajador en su puesto de trabajo, reglas
conectadas con los sistemas de remuneración por resultado. La remisión a los “usos y costumbres” que en
último término y en defecto de normas y órdenes empresariales contiene el art. 20.2 ET no es de
importancia menor. En la medida en que no existan reglas concretas, la diligencia vendrá determinada por lo
que es habitual: la comparación entre la diligencia de un trabajador en concreto y lo que se entiende como
diligencia normal en ese puesto de trabajo o función puede ser determinante a la hora de valorar la efectiva
realización de la obligación laboral.
Téngase en cuenta, además, que “en el cumplimiento por el trabajador de sus deberes y obligaciones
laborales” el empresario debe tener en cuenta “la capacidad real de los trabajadores disminuidos” (art. 20.3
ET), consideración especial que se predica con carácter general pero que afecta de manera particular en la
valoración del deber de diligencia.
OBEDIENCIA Y DESOBEDIENCIA LEGÍTIMA
De acuerdo con el artículo 5.c) ET, cumplir las órdenes e instrucciones del empresario es uno de los
deberes básicos de los trabajadores. Reiterando la misma idea, el artículo 20.2 ET establece que el
trabajador debe al empresario la colaboración en el trabajo que marquen las órdenes o instrucciones
adoptadas por aquél. El deber de obediencia, consecuencia directa de la nota de subordinación o
dependencia del trabajador, es el reverso del poder de dirección del empresario. Deber de obediencia no
significa sin embargo ni sometimiento total a la voluntad de otra persona ni sumisión a una autoridad
arbitraria o ilimitada. Es oportuno recordar ahora las limitaciones del poder directivo empresarial, que
constituyen también otros tantos límites del deber de obediencia del trabajador. Es claro que el deber queda
referido al cumplimiento de la prestación laboral: la conexión aparece de forma meridiana en el artículo 20.1
y 2 ET, que se refiere al “trabajo convenido” y a la “obligación de trabajar”; su extensión a la conducta
extralaboral del trabajador sólo puede admitirse limitadamente, en la medida en que ésta pueda afectar al
cumplimiento de la prestación del trabajo. El debido sometimiento del trabajador a las órdenes del
empresario lo es cuando éstas se inscriban en "el ejercicio regular de sus facultades de dirección”, lo que
excluye las ilegales o abusivas. Por último, los derechos del trabajador configuran otros tantos límites que
evitan la exagerada extensión del deber de obediencia; basta mencionar ahora el derecho a la igualdad y
prohibición de discriminación, el derecho al respeto la dignidad personal y a la intimidad, el derecho al
respeto a la dignidad personal y a la intimidad, el derecho al respecto de la libertad ideológica y religiosa;
así como las normas sobre el contenido de la prestación, los tiempos de trabajo y las condiciones de
seguridad en el trabajo.
El alcance del deber de obediencia en el modo de ejecución del contrato de trabajo adquiere un perfil
especialmente problemático cuando empresario y trabajador discrepan sobre si una orden sobre la conducta
de este último se encuentra amparada por el ejercicio regular del poder de dirección atribuido al primero. En
ocasiones la jurisprudencia ha mantenido que no existe desobediencia injustificada por el incumplimiento de
determinadas órdenes injustas o arbitrarias del empresario; se trata de las órdenes “ilegales”, o de las que
afecten a “derechos irrenunciables”, o las que supongan vejación o abuso, o aquellas cuya ejecución
implique “riesgo grave” para la salud, “y otras análogas que razonablemente justifiquen la negativa a
obedecer”. Pero tales supuestos se consideran excepcionales; es reiterada la doctrina de que, por regla
general, el trabajador debe obedecer primero y reclamar después, al no poderse erigir en definidor de sus
propios derechos y obligaciones.
LA NO CONCURRENCIA
Es aquel acuerdo contractual al que llegan empresa y trabajador, por el cual el segundo no puede, una vez
cese en la empresa, trabajar en ámbito empresarial que coincida sustancialmente con el de su empresa
primera.
Se trata de un pacto que normalmente es lícito, si bien suele tener algunos límites legales, como por
ejemplo, un plazo temporal máximo.
En general, y dada su finalidad, el pacto entra en vigor inmediatamente después de la extinción del contrato
de trabajo.
La finalidad principal del pacto de no concurrencia es evitar el flujo de información confidencial que se
produciría si el empleado pasase a trabajador en la competencia directa de la compañía. Por tanto, el
pacto tiene mucho que ver con los conocimientos adquiridos en el puesto y la confidencialidad.
Por este motivo, es habitual encontrar este tipo de acuerdo en los contratos de altos directivos, y no tanto en
el de empleador ordinarios.
La celebración de un contrato de trabajo no impide, en principio, que el trabajador realice otras actividades
por cuenta propia o, incluso, prestaciones laborales para otros empleadores. El derecho al trabajo y a la libre
elección de profesión u oficio son derechos consagrados en el artículo 35.1 de la CE, y recogidos a nivel
legal en el artículo 4.1.a ET. Amparando estos derechos la libertad del trabajador para pluriemplearse.
Ahora bien, este principio general posee dos importantes excepciones:
Elemento esencial del concepto de la concurrencia prohibida por la Ley –concepto que ésta no da- es
desde luego la realización de una actividad coincidente con la de la empresa para la que se trabaja.
Parece también que esa actividad perjudique al empresario y que se realice utilizando medios irregulares
desde el punto de vista de la competencia industrial o mercantil: este último elemento permite defender que
la concurrencia que la ley prohíbe es la que se puede calificar propiamente como “competencia desleal”,
esto es, la que es contraria al juego limpio y honesto en el tráfico económico.
Para evitar esta competencia se puede firmar el pacto de no competencia postcontractutal, que
estudiaremos en el siguiente apartado, para asegurarse el empresario que el trabajador no competirá con él
en su misma actividad una vez extinguida la relación de trabajo.
Pacto de exclusividad → El empresario puede exigir que se trabaje en exclusiva para su empresa pero,
deberá conllevar una compensación adecuada. El trabajador podrá rescindir el pacto si lo comunica por
escrito al empresario con un preaviso de 30 días y lógicamente conllevará la pérdida de la compensación
económica u otros derechos vinculados a la plena dedicación.
Pacto de permanencia → Se podrá acordar expresamente una permanencia del trabajador cuando haya
recibido una especialización profesional con cargo al empresario para poner en marcha proyectos
determinados, o realizar un trabajo específico y lo que se pretende con él, es que no haya un
enriquecimiento injusto del trabajador cuando ha sido formado con cargo a la empresa y decide rescindir su
contrato antes de que dicha inversión empresarial haya sido amortizada. Su duración no puede ser superior
a dos años y en caso de incumplimiento, el trabajador deberá indemnizar por los daños y perjuicios
causados al empresario cuyo importe podrá fijarse también en el pacto aunque la jurisprudencia entiende
que tendrá que ascender a los gastos originados para esa formación recibida
El pacto nace y produce sus efectos sólo si los sujetos quieren, pero una vez nacido se le aplica la
regulación legal, en la que se tienen en cuenta los intereses en juego y se protegen os que se consideran
prioritarios, es decir, los sujetos pueden añadir o no ese pacto al contrato, pero si lo hacen quedan
sometidos a lo que la ley ha dispuesto para él.
Se destacan cuatro pactos típicos: el período de prueba, pacto de plena dedicación, pacto de no
competencia poscontractual y pacto de permanencia en la empresa:
Pacto de plena dedicación: la prestación de servicios a un empleador mediante contrato de trabajo no
impone al trabajador, en principio, ninguna obligación de exclusividad. La libertad de trabajo ampara la
posibilidad de que el trabajador preste servicios, con contratos de trabajo simultáneos, a varios
empleadores; siempre que la realización práctica de las respectivas prestaciones laborales no las haga
interferirse entre sí provocando el incumplimiento de alguna o de algunas de ellas. Encontramos 2
excepciones:
• La primera es la de la coincidencia de prestaciones laborales para varios empresarios “cuando se
estime concurrencia desleal”, lo que supone el trabajo para otro empresario que compite con el primero, con
perjuicios efectivos para éste.
• La segunda es el acuerdo de plena dedicación: no se dan en este caso los presupuestos de la
concurrencia desleal, pero el pacto nace y se justifica por la conveniencia para el empresario de que el
trabajador no preste servicios a otros.
Pacto de permanencia en la empresa: el trabajador puede rescindir a su voluntad la relación laboral en
ejercicio de su libertad de trabajo garantizada por la ley. Esta libertad, sin embargo, puede quedar limitada
en alguna ocasión, como es el caso regulado en el art. 21.4 ET, cuando “haya recibido una especialización
profesional con cargo al empresario para poner en marcha proyectos determinados o realizar un trabajo
específico”, protegiéndose entonces el interés del empresario en conseguir la permanencia del trabajador en
la empresa y no quedar perjudicado por la decisión de este último de extinguir su relación laboral.
El acuerdo además “se formalizará siempre por escrito” y “no será de duración superior a dos años”: en este
caso es admisible cualquier duración inferior a la máxima, de acuerdo con las conveniencias de los
contratantes. El período debe computarse desde el momento en que el trabajador haya recibido la
cualificación profesional.
Una peculiaridad importante del pacto de permanencia es la de que el trabajador conserva su libertad de
trabajo, aunque deba pagar un precio por ello: “si el trabajador abandona el trabajo antes de plazo, el
empresario, tendrá derecho a una indemnización de daños y perjuicios”. Indemnización que tendrá en
cuenta el coste de la especialización recibida a cargo del empresario, el tiempo que falte hasta la
terminación del plazo acordado y los perjuicios que pudieran causarse sobre el proyecto empresarial para el
que se recibió la especialización; de no lograrse acuerdo sobre su cuantía, deberá fijarse por los tribunales
de trabajo.
Pacto de no competencia postcontractual: el art. 21.1. ET prohíbe a trabajador la prestación laboral para
diversos empresarios “cuando se estime concurrencia desleal”, prohibición de carácter general que opera
sin necesidad de pacto expreso. A parte, empresario y trabajador pueden realizar el denominado pacto de
no competencia, regulado en el art. 21.2 ET “para después de extinguido el contrato de trabajo”. Mediante
el pacto de no competencia, por contraste, el empleador se asegura de que el trabajador no competirá con
él en su misma actividad una vez extinguida la relación de trabajo, así por ejemplo, en caso de extinción de
tal relación por la vía del artículo 51 ET o el caso de pre-jubilación del trabajador, en el que además se ha
considerado lícita la prohibición del trabajo por cuenta ajena y también por cuenta propia.
Es importante fijarse en el límite de duración del pacto impuesto por la ley: “dos años para los técnicos” y
“seis meses para los demás trabajadores”: duración que puede ser menor, si las partes así lo acuerdan,
pero nunca superior, al tratarse de una norma de derecho necesario, protectora de los intereses del
trabajador, en este caso protectora de su libertad de trabajo y de su derecho al trabajo.
La ley por otra parte, condiciona la validez del pacto a la concurrencia de dos requisitos:
• Primero, que “el empresario tenga un efectivo interés industrial o comercial en ello”, lógicamente por
que la actividad profesional del trabajador que se trata de impedir coincide con la actividad del empresario;
interés que deberá ser probado por este último.
• El segundo requisito es “que se satisfaga al trabajador una compensación económica adecuada”,
compensación que, tampoco aquí, será la que de común acuerdo fijen los interesados.
•
Periodo de prueba: es una relación en la que las condiciones personales de los sujetos pueden llegar a
tener una importancia fundamental para su continuidad y mejor desarrollo. De ahí surge la conveniencia de
que trabajador y empleador prueben o ensayen en la práctica si esa relación responde o no exactamente
a sus expectativas, si satisface o no sus respectivos intereses. El momento de proceder a esa prueba es el
inicial de la relación; realizada la prueba por los interesados, la relación se prolonga si les conviene o se
extingue en caso contrario. El régimen jurídico especial del periodo de prueba se encuentra regulado en el
14 ET. La forma y duración del pacto, así como sus efectos jurídicos, son los aspectos fundamentales del
mismo.
El artículo 14 ET exige que el pacto se haga por escrito; trabajador y empresario son libres de concertar o
no la prueba, pero si quieren hacerlo deben respetar esta exigencia de forma escrita. La finalidad de la
prueba es la de permitir a las partes su conocimiento mutuo y la experimentación práctica de la relación, se
entiende la norma que sanciona con la nulidad del pacto cuando el trabajador haya ya desempeñado las
mismas funciones con anterioridad en la empresa, bajo cualquier modalidad de contratación. Así pues, el
periodo de prueba es lícito en la fase inicial de la relación de trabajo.
Durante el transcurso del periodo de prueba la relación ha nacido ya; no se trata de un estadio previo al
vínculo obligacional sino propiamente de la misma relación laboral en una etapa o periodo inicial. El 14.2 ET
dice que durante el periodo de prueba, el trabajador tendrá los derechos y obligaciones correspondientes al
puesto de trabajo que desempeñe, como si fuera de plantilla.
La regulación de la duración es uno de los aspectos más problemáticos, al no coincidir en éste los intereses
de uno y de otro sujeto de la relación, normalmente el trabajador tenderá a que el periodo de prueba sea
lo más corto posible, con objeto de conseguir rápidamente la estabilidad de la relación jurídica, mientras que
el empresario tenderá a prolongarlo para hacer más efectiva la prueba antes de que la relación se consolide.
La duración del periodo de prueba no podrá exceder de 6 meses para los técnicos titulados, ni de 2 meses
para los demás trabajadores.
TEMA 7
LA RETRIBUCIÓN
CONCEPTO
El artículo 26.1 ET ordena que se considerará salario la totalidad de las percepciones económicas de los
trabajadores, en dinero o en especie, por la prestación profesional de los servicios laborales por cuenta
ajena, ya retribuyan el trabajo efectivo, cualquiera que sea la forma de remuneración, o los periodos de
descanso computables como de trabajo. De esta descripción merecen destacarse 3 elementos o rasgos
característicos:
Reviste en este carácter en 2 sentidos. Por una parte, es salario todo lo que recibe el trabajador del
empresario por la prestación profesional de sus servicios, al margen de su presentación o denominación
formal, de su compensación o de su procedimiento o periodo de cálculo. Por otra parte, es salario tanto lo
que percibe el trabajador por el tiempo de trabajo efectivo como lo que se le abona por los tiempos de
descanso computables como de trabajo: descanso semanal, festivos, tiempo de vacaciones.
El salario se concibe más bien como contraprestación genérica y global de la obligación de prestar servicios
asumida por el trabajador en virtud del contrato de trabajo. Esta misma dimensión global explica que a
veces, se califique como salario lo que percibe el trabajador durante tiempos de no trabajo o de interrupción
del trabajo, como ocurre en los permisos retribuidos. También se puede añadir que la jurisprudencia ha
extraído una presunción iuris tantum según la cual todo lo que recibe el trabajador de su empresario a
cambio de su trabajo constituye salario, salvo que se demuestre otra cosa o legalmente se disponga algo
distinto.
Salario tan sólo puede ser la contraprestación a cargo del empresario por la prestación profesional de los
servicios laborales por cuenta ajena, con la que guarda un indisoluble nexo de causalidad. El trabajador
puede y suele percibir a lo largo de su estancia en la empresa otras cantidades que no alcanzan la
condición de salario por no ser retribución del trabajo, sino más bien compensación por alguna otra
circunstancia. En este sentido, sólo es salario lo que recibe el trabajador de la empresa, y no es salario
aquello que reciba o pudiera recibir con cargo a otros sujetos o de otras fuentes patrimoniales. No son
salario las prestaciones que el empresario pudiera pagar al trabajador por cuenta de la SS, ni tampoco las
propinas (cantidades entregadas por un tercero que recibe los servicios prestados por el trabajador,
características sobre todo de algunas actividades.
Las percepciones a las que se refiere el artículo 26.1 ET pueden ser en dinero o en especie, siendo las
segundas las consistentes en un bien distinto del dinero, ya para uso o consumo directo por el trabajador o
su familia, ya para su transmisión a otros mediante un precio. Por su parte, el ordenamiento laboral
contempla todavía con desconfianza el pago en especie, susceptible de generar abusos, como sucedió en
épocas pasadas. Por ello dispone que en ningún caso el salario en especie podrá superar el 30% de las
percepciones salariales del trabajador y que tal tipo de salario no puede dar lugar a una minoración de la
cuantía íntegra del SMI, reglas que forman parte del artículo 26.1 ET y que son aplicables también a todas
las relaciones laborales de carácter especial, incluida la de empleador de hogar.
Las percepciones en especie pueden revestir a su vez muy variadas formas y modalidades. El alojamiento y
la manutención son sus excepciones más tradicionales, pero también puede consistir en la proporción de
automóvil, en el suministro de energía, teléfono u otros medios electrónicos, en viajes o vacaciones, etc.
En cuanto retribuyan el trabajo será salario, pero sí su razón de ser es otra perderán ese carácter.
CLASES DE SALARIOS
El artículo 26.1 ET dice que el salario puede ser en dinero o en especie:
❖ Dinero → en moneda de curso legal, aunque se admiten fórmulas representativas del dinero como
es el caso de la transferencia bancaria.
❖ Especie → entrega de bienes o servicios no dinerarios pero susceptibles de valoración económica.
Tiene un límite que es hasta el 30% del valor total del salario (incluidos empleados del hogar; antes era
45%).
Las modalidades son: alojamiento, manutención, seguros, vacaciones, acciones, vehículo, vivienda, etc. Lo
importante es que tengan causa remuneratoria porque si la tienen sabemos que es salario, sino la tienen no
(también cotizan a la Seguridad Social y se abona IRPF).
Respecto a la igualdad salarial entre hombres y mujeres, el artículo 28 ET dice que el empresario está
obligado a pagar por la prestación de un trabajo de igual valor la misma retribución, satisfecha directa o
indirectamente, y cualquiera que sea la naturaleza de la misma, salarial o extrasalarial, sin que pueda
producirse discriminación alguna por razón de sexo en ninguno de los elementos o condiciones de aquélla.
El mencionado artículo se refiere formalmente a actos o decisiones del empresario, pero la obligación de
trato igual y no discriminatorio en materia salarial alcanza también a los preceptos reglamentarios, las
cláusulas de convenios colectivos y los pactos individuales. El precepto impide desde luego toda
discriminación, no sólo directa sino también la que se lleve a cabo, por ejemplo, a través de procedimientos
o métodos de evaluación de tareas o de clasificación profesional. Aún más: exige igualdad de salario por
trabajo de igual valor, y que el valor de los trabajos se determine mediante métodos de evaluación objetiva.
Es una regla que se aplica a todos los elementos o ingredientes del salario, y que en la actualidad afecta
asimismo a los conceptos extrasalariales.
Si tenemos en cuenta el artículo 17 ET, aquí se entenderán nulos y sin efecto los preceptos reglamentarios,
las cláusulas de los convenios colectivos, los pactos unilaterales y las decisiones individuales del
empresario que den lugar a situaciones de discriminación directa o indirecta por razón de edad o
discapacidad o de discriminación directa o indirecta por razón de sexo, origen, incluido el racial o étnico,
estado civil, condición social, religión o convicciones, ideas políticas, orientación o condición sexual,
adhesión o no a sindicatos y a sus acuerdos, vínculos de parentesco con personas pertenecientes o
relacionadas con la empresa y lengua dentro del Estado español. Como puede apreciarse, se impone en
este caso, una regla de no discriminación que impide que se establezcan diferencias de trato en materia
salarial por alguno de los motivos que se citan (con la consecuencia de su nulidad radical y la pérdida de
sus efectos).
❖ Directa → Se pueden dividir en abiertas y en ocultas. En el artículo 6.1 de la LOI se dice que se
considera discriminación directa por razón de sexo la situación en que se encuentra una persona
que sea, haya sido o pudiera ser tratada, en atención a su sexo, de manera menos favorable que
otra en situación comparable. La discriminación directa que puede ser de forma abierta si nos
encontrásemos con una tabla salarial que dijese salario base de limpiadores 1000€, salario base de
limpiadora 900€. Este tipo de discriminación directa es prácticamente inexistente. Es “intencional” y
está basada en el sexo, incluso las categorías de trabajadores son definidas en masculino y
femenino. La discriminación directa y oculta es la segregación no querida de los trabajadores en
categorías diferentes pues responden a trabajos diferentes, aunque probablemente tendrán el
mismo o equivalente valor. En ocasiones también aparecen definidas en masculino o femenino,
aunque van siendo las que menos. Para la valoración de cada categoría es importante aplicar
criterios neutros. Puede ser que en la tabla salarial haya trabajos diferentes ocupados
mayoritariamente por un sexo más que por otro y vemos que en los hombres se paga más y en las
mujeres menos, si las categorías tienen el mismo valor deberían pagar a estos lo mismo.
❖ Indirecta → El art.6.2 de la LOI dice que se considera discriminación indirecta por razón de sexo la
situación en que una disposición, criterio o práctica aparentemente neutros pone a personas de un
sexo en desventaja particular con respecto a personas del otro, salvo que dicha disposición, criterio
o práctica puedan justificarse objetivamente en atención a una finalidad legítima y que los medios
para alcanzar dicha finalidad sean necesarios y adecuados.
PRESUNCIÓN DE SALARIO
Se presume que todo lo entregado o lo prometido por el empresario al trabajador salvo prueba en contrario
se presume constitutivo de salario. Esto es lo que se conoce como vis atractiva del salario.
Teniendo en cuenta el artículo 26 ET, en ningún caso el salario en especie podrá superar el treinta por
ciento de las percepciones salariales del trabajador, ni dar lugar a la minoración de la cuantía íntegra en
dinero del salario mínimo interprofesional.
Por otra parte, no tendrán la consideración de salario las cantidades percibidas por el trabajador en
concepto de indemnizaciones o suplidos por los gastos realizados como consecuencia de su actividad
laboral, las prestaciones e indemnizaciones de la Seguridad Social y las indemnizaciones correspondientes
a traslados, suspensiones o despidos.
En el supuesto de las indemnizaciones o suplidos, el empresario compensa en metálico al trabajador por los
gastos que éste ha debido realizar en la prestación de su trabajo. Así ocurre con las dietas. También tienen
carácter indemnizatorio el “plus de transporte” y el “plus de distancia”, compensaciones de gastos de
desplazamiento al trabajo, y del “plus de vestuario”, compensaciones por la conservación del uniforme de
trabajo. Por la misma razón se excluyen del concepto de salario las cantidades abonadas como quebranto
de moneda.
Por su parte, en las prestaciones e indemnizaciones de la SS, el deudor no es el empresario sino las
entidades gestoras de la SS, sobre las que recae la obligación de pago de las cantidades fijadas por la ley
para cubrir determinadas contingencias. El hecho de que aparezca el empresario como pagador material
de tales prestaciones no debe hacer pensar en su naturaleza salarial, pues estas cantidades no retribuyen
un trabajo prestado y son objeto de descuento al abonar las cuotas de SS. Tampoco tienen naturaleza
salarial las mejoras voluntarias de las prestaciones de SS ni, las prestaciones de previsión social
complementaria a cargo del empresario o de fondos constituidos a tal efecto en la empresa, como los
planes de pensiones.
ESTRUCTURA SALARIAL
Según el artículo 26.3 ET, mediante la negociación colectiva o el contrato individual se determinará la
estructura del salario, esto es, la composición y ordenación de sus elementos. Ante todo se diferencia entre
lo que se denomina el salario base y los complementos salariales, así lo establece el artículo 26.3 ET que
dice que “deberá contener el salario base, como retribución fijada por unidad de tiempo o de obra, y, en su
caso, complementos salariales fijados en función de circunstancias relativas a las condiciones personales
del trabajador, al trabajo realizado o a la situación y resultados de la empresa”.
La cuantía del salario base suele variar en función del grupo o nivel profesional, y suele estar especificada
en las tablas salariales de los convenios colectivos.
La noción de salario base no coincide con la de salario mínimo: la primera se refiere a la estructura que
adopta el salario, mientras que la segunda se refiere a la cuantía que debe alcanzar el salario (mediante la
suma de todos sus componentes).
Unidad de tiempo → se toma como referencia la duración de la jornada de trabajo a efectos de cuantificar el
salario, fijándose una retribución por hora, día, mes, etc.
Unidad de obra → se toma en consideración el resultado del trabajo efectuado por el trabajador, de modo
que se fija un precio al trabajo por cada unidad de producto o servicio prestado por el trabajador.
Tienen naturaleza de complementos salariales las cantidades que se adicionan al salario base por la
concurrencia en la relación de trabajo, o en la concreta prestación de servicios, de circunstancias
específicas que merecen una retribución separada o adicional. El artículo 26.3 ET deja en manos de la
negociación colectiva y del contrato de trabajo el establecimiento y la denominación concreta de estos
posibles complementos, pero impone al mismo tiempo una clasificación general en la que formalmente
deberán quedar adscritos. El precepto se refiere a 3 grupos de complementos:
Se establece como principio general la plena libertad para las partes en la fijación de los tipos de
complementos salariales que van a regir en la empresa, su cuantía, la forma de determinarla, así como su
carácter consolidable o no. Este carácter consiste en que el trabajador pueda mantener el correspondiente
complemento a pesar de que se produzcan cambios en sus funciones, y, en particular, en la asignación de
puesto de trabajo, por el contrario, cuando estos cambios determinen la pérdida del devengo del
complemento, se entenderá que no son consolidables. A estos efectos, la Ley se remite a lo que estime la
negociación colectiva o el pacto en el contrato de trabajo. Si no se establece nada al respecto, no tendrán
carácter consolidable los complementos vinculados al puesto de trabajo o a la situación o resultados de la
empresa (art. 26.3 ET).
❖ Es la cantidad que todo trabajador debe recibir, como mínimo, por un trabajo a tiempo completo.
❖ Es aquel fijado por el poder público como sueldo de la contratación por debajo del cual es ilícito
contratar.
❖ El primero de ellos es que entraña un mandato de retribución mínima, lo cual debe entenderse en 2
sentidos: como retribución que como mínimo debe percibir el trabajador a cambio de su trabajo, y
como montante económico que se corresponde con un nivel de subsistencia aceptable, por debajo
del cual no sería posible cubrir las necesidades elementales o básicas del trabajador o, en su caso,
las de su familia.
De acuerdo con el artículo 27 ET, el SMI es fijado por el Gobierno anualmente y previa consulta con las
organizaciones sindicales y asociaciones empresariales más representativas; la consulta previa es
obligatoria. La correspondiente decisión del Gobierno se plasma en un reglamento con forma de real decreto
que suele mantener todos los años la misma estructura, con variaciones sólo cuantitativas.
Para la fijación de esa cifra anual el Gobierno deberá tener en cuenta una serie de datos que el propio
precepto relaciona: índice de precios al consumo, productividad media nacional, incremento de la
participación del trabajo en la renta nacional y coyuntura económica general. La utilización por la ley de la
expresión “tener en cuenta” descarta una relación directa y automática entre dichos índices y la cifra en
cuestión, concediéndose por tanto al Gobierno un apreciable margen de discrecionalidad en esa operación.
Las normas reguladoras del SMI para cada año vienen distinguiendo entre una cantidad diaria (21,84 euros
para 2016) y una cantidad mensual (655,20 euros para 2016), según se tenga un tipo u otro de salario, y
añaden una cantidad anual a los únicos efectos de compensación y absorción, resultante de sumar a la
cuantía mensual anterior los complementos de rigor (9.172,80 euros para 2016). Establecen también
aquellas normas reglas especiales para trabajadores eventuales y temporeros cuyos servicios no excedan
de 120 días y para trabajadores del hogar familiar que trabajen por horas. Todas estas cuantías mínimas
han de abonarse necesariamente en dinero, y no pueden reducirse mediante el pago de salario en especie.
La cuantía del SMI se entiende referida a la jornada legal de trabajo, sin incluir en el caso del salario diario la
parte proporcional de domingos y festivos, de modo que si se realiza jornada inferior se percibe a prorrata. A
las cuantías reglamentarias de salario mínimo habrán de añadirse las cantidades correspondientes a los
conceptos o complementos salariales a que el trabajador pueda tener derecho por concurrencia de la causa
propia de cada uno de ellos: antigüedad, pagas extraordinarias, primas, etc.
Además, la revisión del SMI no afectará a la estructura ni a la cuantía de los salarios profesionales cuando
éstos, en su conjunto y cómputo anual, fueran superiores a aquél, de modo que el incremento anual de la
cifra del salario mínimo no provoca el de los niveles superiores fijados por convenio colectivo o por contrato,
salvo pacto en contrario, y que sólo los salarios que queden por debajo deberán ser incrementados hasta
igualarlo.
ABSORCIÓN Y COMPENSACIÓN
La absorción y compensación pretende que no se dé un incremento salarial debido a cualquier alteración
retributiva que se produzca como consecuencia de la entrada en vigor de cualquier norma nueva, de modo
que quien viene percibiendo una retribución superior a la prevista en la nueva norma no verá alterado su
salario: “operará la compensación y absorción cuando los salarios realmente abonados, en su conjunto y
cómputo anual, sean más favorables para los trabajadores que los fijados en el orden normativo o
convencional de referencia” (art. 26.5 ET). Ello quiere decir que si la cifra resultante de una subida salarial
sigue estando por debajo de la que realmente percibe el trabajador, ésta no se modifica, mientras que si, por
el contrario, la subida salarial de referencia sobrepasa la cuantía del salario que realmente se percibe, éste
debe sustituirse por el nuevo salario, en lo que sea necesario para compensar la diferencia.
El ejemplo típico de la absorción se produce cuando el Gobierno aprueba el incremento del SMI, pues el
incremento se absorbe para la generalidad de los trabajadores y sólo se aplica a aquellos trabajadores que
estaban percibiendo en su conjunto retribuciones inferiores a las recogidas en la nueva cuantía del salario
mínimo.
GRATIFICACIONES EXTRAORDINARIAS
Se han originado con la finalidad de proporcionar al trabajador un incremento de su retribución en momentos
en que sus gastos pueden aumentar. Dos son los momentos de liquidación de dichas gratificaciones, las
cuales están previstas por el artículo 31 ET, una con ocasión de las fiestas de Navidad y otra en el mes que
se fije por convenio colectivo o por acuerdo entre el empresario y los representantes de los trabajadores,
permitiendo no obstante su prorrateo en las 12 mensualidades. Esa cuantía suele situarse en torno a los 30
días de salario. Muchos convenios colectivos añaden a las 2 fijadas como mínimo por la ley otras
gratificaciones en distintos meses del año, de forma que los trabajadores afectados llegan a recibir 16, 18 o
más pagas efectivas a lo largo del año.
Estas gratificaciones extraordinarias se consideran salario, aunque no salario base. A pesar de que se
perciban en junio y en diciembre, la paga extra se devenga día a día, con esto se quiere decir que si a mí
me despiden en mayo en la liquidación me tienen que pagar la paga proporcional de la paga extra de junio y
de diciembre. El devengo puede ser semestral o anual.
Estas gratificaciones extraordinarias son obligatorias para el empresario y un derecho para el trabajador.
PAGO DEL SALARIO
El abono del salario debe realizarse periódicamente, de modo que se prevén cumplimientos parciales de la
correspondiente obligación retributiva. Rige el denominado principio de “postnumeración”, conforme el cual
el empleador abona al trabajador el salario correspondiente a un trabajo ya realizado, el empleado ejecuta
previamente su prestación de servicios y posteriormente una vez realizado éste el empleador le abona el
salario.
Además, a efectos del pago material de la retribución se establece la existencia de períodos de cadencia, a
fijar por las partes, si bien en ningún caso este puede ser superior al mes: “La liquidación y el pago del
salario se harán puntual y documentalmente en la fecha y lugar convenidos o conforme a los usos y
costumbres. El período de tiempo a que se refiere el abono de las retribuciones periódicas y regulares no
podrá exceder de un mes” (art. 29.1 ET).
En el salario a comisión, se establece una regla diversa, sustituyendo el tope máximo mensual por la
posibilidad del pago anual, aclarando que esa anualidad en el pago funciona como regla dispositiva y
supletoria. En ningún caso sería admisible una periodicidad en el pago superior al año.
Para los representantes de comercio sometidos a relación laboral especial rigen reglas particulares: la
empresa liquidará y pagará al trabajador las comisiones en el plazo de 1 mes, que podrá ampliarse hasta 3
meses, mediante pacto expreso.
Para los trabajadores fijos discontinuos se otorga el régimen propio de un trabajador eventual, para
reconocerle el derecho a percibir cuantas cantidades tenga pendientes de cobro a la finalización de cada
período de actividad como si el contrato se hubiera extinguido (art. 29.1 ET): recibirá cada final de
temporada una liquidación completa de cantidades adeudadas, que afectan sobre todo a las pagas
extraordinarias, partes proporcionales de las vacaciones no disfrutadas y cualesquiera otras cantidades de
vencimiento periódico superior al mes.
La cuantía de cada trabajador así como de las cantidades que integran el salario base y los complementos
se remite a lo determinado en el convenio colectivo o en el contrato de trabajo. Pero se establecen ciertos
principios generales que condicionan la determinación del salario:
En cuanto al momento del pago del salario, la ley remite por completo a lo pactado entre las partes o
conforme a los usos y costumbres (artículo 29.1 ET). El mismo artículo puntualiza que el periodo de tiempo
a que se refiere el abono de las retribuciones periódicas y regulares no podrá exceder de 1 mes; la comisión
puede abonarse al finalizar el año, según el 29.2 ET.
El incumplimiento por parte del empresario de esta obligación de pago puntual lleva aparejada una
consecuencia económica (cual es la del pago de un interés por demora), que se añade a la cantidad debida
por salario. Ese interés será del 10% de lo adeudado.
El trabajador frente a los retrasos continuados en el abono del salario pactado, podrá reaccionar solicitando
la resolución del contrato de trabajo, en este caso se califican como infracción administrativa muy grave. Por
otra parte, el trabajador puede solicitar anticipos a cuenta de trabajo futuro, y puede ser beneficiario de
préstamos a cargo de la empresa, distintos del anticipo tanto en su configuración como en su problemática.
En cuanto al lugar del pago, es evitar que el trabajador tenga que realizar un desplazamiento excesivo y
costoso en tiempo y/o dinero para recibir su retribución, refiriéndose sobre todo a aquellas empresas cuyos
centros de trabajo se encuentran alejados de las unidades donde se realizan las liquidaciones salariales. EL
lugar del pago se hará en el lugar convenido o conforme a los usos y costumbres, aunque lo normal es que
el trabajador reciba su salario en el mismo lugar donde presta su trabajo. La posibilidad de realizar el pago
del salario a través de transferencia bancaria elimina el problema de determinación de un lugar físico
concreto para efectuarlo.
En cuanto al medio de pago, el artículo 29.4 ET ordena que el salario podrá efectuarlo el empresario en
moneda de curso legal o mediante talón u otra modalidad de pago similar a través de entidades de crédito.
Cuando el salario se abona mediante talón bancario el efecto liberatorio de la deuda salarial sólo se
produce en el momento de realización efectiva de ese medio de pago.
MORA Y ANTICIPOS
El artículo 29.3 ET establece que el interés por mora en el pago del salario será el 10% de lo adeudado.
Mientras que el artículo 29.1 ET dice que el trabajador y, con su autorización, sus representantes legales,
tendrán derecho a percibir, sin que llegue el día señalado para el pago, anticipos a cuenta del trabajo y
realizado.
Cualquier petición de adelanto de cantidades correspondiente a trabajos todavía no realizados deja de
constituir un derecho del trabajador, tendría la condición de préstamo del empleador al trabajador y depende
de la voluntad discrecional del empleador, pero puede convertirse en obligatorio donde venga previsto en
convenio colectivo.
DOCUMENTACIÓN
Como justificante del pago se exige la entrega al trabajador de un recibo individual y justificativo del pago del
salario, en el que se han de contener con la debida claridad y separación las diferentes percepciones del
trabajador, así como las deducciones que legalmente procedan (art. 29.1 ET).
El recibo de salarios se ajustará al modelo que apruebe el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, salvo
que por convenio colectivo o, en su defecto, por acuerdo entre la empresa y los representantes de los
trabajadores, se establezca otro modelo que contenga con la debida claridad y separación las diferentes
percepciones del trabajador, así como las deducciones que legalmente procedan (art. 29.1 ET). Lo más
relevante es fijar unas reglas sencillas, salvaguardar el principio de seguridad jurídica y una información
completa al trabajador. Se trata de un documento personal, respecto del que el trabajador tiene derecho a
la consiguiente reserva.
La entrega material del recibo de salarios puede venir acompañada del requerimiento de la firma del
trabajador, que solo constituye un reconocimiento formal del trabajador de haber percibido las cantidades
que se reflejan en el documento escrito. En el caso de que el pago se efectúe por medio de transferencia
bancaria se considera que la transferencia misma y el ingreso efectivo sustituyen a la firma de la nómina
por el trabajador.
Los incumplimientos pueden ser objeto de acta de infracción por la Inspección de Trabajo con propuesta de
sanción, se califica como infracción:
❖ Leve: la entrega puntualmente al trabajador del recibo de salarios o no utilizar el modelo de recibo
de salarios aplicable, oficial o pactado
❖ Grave: no consignar en el recibo de salarios las cantidades realmente abonadas al trabajador
El FGS da cobertura a la generalidad de los trabajadores asalariados, de empresas públicas o privadas, con
relación laboral común o con relación laboral especial. De forma expresa quedan amparados por el FGS los
deportistas profesionales y las personas que intervienen en operaciones mercantiles por cuenta de otro, el
personal de alta dirección y los discapacitados en centros especiales de empleo; también los trabajadores
con contrato para la formación y el aprendizaje.
La protección del FGS se dispensará a los créditos impagados de los trabajadores que ejerzan o hayan
ejercido habitualmente su trabajo en España cuando pertenezcan a una empresa con actividad al menos en
2 EEMM de la UE, uno de los cuales sea España, si concurren determinadas circunstancias. Se prevé la
solicitud de información y de colaboración por parte del Fondo a la institución de garantía del otro Estado
miembro en el que se tramita el procedimiento; y, en su caso, la obligación de la institución española de
proporcionar una y otra a la institución de garantía del otro Estado miembro en el que los trabajadores
hayan ejercido o ejerzan habitualmente su trabajo.
El FGS desempeña varias funciones:
Hasta la entrada en vigor de la Ley 22/2013, el FGS asumía asimismo una responsabilidad directa, aunque
parcial, en el pago de ciertas indemnizaciones por despido.
El FGS, ante la insolvencia o concurso del empresario, abonará las indemnizaciones reconocidas en
sentencia, auto, acto de conciliación judicial o resolución administrativa a favor de los trabajadores por
causa de despido o extinción de los contratos, así como las indemnizaciones por extinción de contratos
temporales o de duración determinada en los casos que legalmente proceda.
En principio el FGS cubra el límite máximo de una anualidad, sin que el salario diario, base del cálculo,
pueda exceder del doble del SMI, incluyendo la parte proporcional de las pagas extraordinarias, pero esta
regla general cuenta con 2 precisiones:
❖ Por un lado, el importe de la indemnización para los casos de despido o extinción de los contratos
conforme al artículo 50 ET, se calculará sobre la base de 30 días por año de servicio, con el mismo
límite máximo de una anualidad
❖ Por otro, las indemnizaciones se calcularán sobre la base de 20 días de salario por año de servicio
en caso de concurso, con independencia pues de la cuantía que se pudiera pactar en el
procedimiento concursal.
El FGS también puede actuar en los casos de extinción de los contratos de trabajo por fuerza mayor,
hipótesis en la que la autoridad laboral podrá acordar que la totalidad o una parte de la indemnización que
corresponda a los trabajadores afectados por la extinción de sus contratos sea satisfecha por el FGS, sin
perjuicio del derecho de éste a resarcirse del empresario. Se trata de una responsabilidad que no requiere
previa declaración de insolvencia y que depende, tanto en su funcionamiento como en su alcance
cuantitativo, de la decisión de la autoridad laboral competente. La cuantía cubierta por el FGS en estos
casos también tiene el límite general del artículo 33.2 ET.
Por otro lado también hay que mencionar que el FGS goza de capacidad procesal para la tutela de sus
derechos e intereses legítimos, con la condición de demandante o de cualquier otra que proceda. En
particular, tiene la facultad de comparecer en todos aquellos procedimientos judiciales, arbitrales o
concursales de los que pueda derivarse su responsabilidad, en los que podrá hacer las pertinentes
alegaciones y podrá ejercitar cuantas acciones y recursos sean procedentes. También debe ser llamado el
FGS en los supuestos de declaración de los trámites de pago a los acreedores de la empresa. La citación al
Fondo en todos esos casos es condición necesaria para la asunción de las responsabilidades que
legalmente le corresponden.
Una vez abonadas las cantidades de las que responde, el FGS se subrogará obligatoriamente en los
derechos y acciones de los trabajadores, conservando el carácter de créditos privilegiados que les confiere
el artículo 32 de esta Ley o, en caso de concurso, su misma clasificación. Esta subrogación constituye un
mandato legal, por tratarse de un asunto de interés público, aunque para ciertos casos se prevé la
posibilidad de excepcionarla o de no aplicarla si se dan determinadas condiciones. La subrogación permite
al FGS situarse en la posición de los trabajadores afectados como titulares del correspondiente derecho de
crédito frente a la empresa, y le confiere la posibilidad de ejercitar las acciones pertinentes contra la
empresa con vistas a la recuperación de las cantidades abonadas, incluso en el plano procesal y, si fuera el
caso, en fase de ejecución.
El FGS se rige por un Consejo Rector formado por representantes de la Administración laboral del Estado
y de las organizaciones sindicales y empresariales más representativas. A nivel provincial cuenta con las
unidades administrativas periféricas del Fondo, con funciones de instrucción de expedientes y de
información, y con comisiones de seguimiento, estas últimas con representación de la Administración y de
las organizaciones empresariales y sindicales más representativas.
Además, este se financia con las aportaciones obligatorias de todas aquellas personas en las que concurra
la condición de empleador o empresario según el artículo 1.2 ET; la aportación consiste en un porcentaje
fijado por el Gobierno sobre los salarios reales abonados a los trabajadores, que se especifica en las
normas que cada año regulan la cotización a la SS, de cuya recaudación forma parte. Para el 2016 rige un
tipo del 0,20% sobre la base de cotización por accidentes de trabajo y enfermedades profesionales.
❖ Créditos salariales de los últimos 30 días de trabajo, pero hay un límite que es hasta el doble del
SMI
❖ Resto de los créditos salariales respecto de los objetos elaborados por los trabajadores mientras
estén en posesión del empresario. Aquí no hay ningún límite.
❖ Otros créditos salariales – e indemnizaciones por despido- frente a cualquier otro crédito salvo que
tenga garantía real, que son preferentes, pero hay un límite que es el triple del SMI vigente.
El plazo de reclamación es de un año desde que surge la deuda (momento en que debió percibirse el
salario).
INEMBARGABILIDAD
Como una de las manifestaciones de que el SMI constituye el mínimo de suficiencia de ingresos
económicos de un trabajador, se garantiza que su cuantía va destinada a satisfacer las necesidades de
consumo inmediato del trabajador. Esto se manifiesta en la consideración como inembargable de la parte
del salario del trabajador equivalente al SMI (art. 27.2 ET). De este modo, en cualquier procedimiento
judicial o administrativo de ejecución de bienes de un trabajador, no es posible el embargo de esas
cantidades.
Las cantidades que superen el SMI se declaran parcialmente inembargables, y estos se embargarán
conforme a la siguiente escala:
• Primera cuantía adicional hasta el importe del doble del SMI, el 30%.
• Para la cuantía adicional hasta el importe equivalente a un tercer SMI, el 50%.
• Para la cuantía adicional hasta el importe equivalente a un cuarto SMI, el 60%.
• Para la cuantía adicional hasta el importe equivalente a un quinto SMI, el 75%.
• Para cualquier cantidad que exceda de las anteriores cuantías, el 90%.
Si el ejecutado es beneficiario de más de una percepción, se acumularán todas ellas para deducir una sola
vez la parte inembargable. En atención a las cargas familiares del ejecutado, el tribunal podrá aplicar una
rebaja entre un 10% y un 15% en los porcentajes anteriores. Si los salarios, sueldos, pensiones o
retribuciones estuvieron gravados con descuentos permanentes o transitorios de carácter público, la
cantidad líquida que percibiera el ejecutado, deducidos éstos, será la que sirva de tipo para regular el
embargo.
Además, se establece una protección de inembargabilidad salarial específica para el caso de las
ejecuciones judiciales de deudas hipotecarias. Para el caso de que el precio obtenido por la venta de la
vivienda habitual hipotecada sea insuficiente para cubrir el crédito garantizado, en la ejecución forzosa
posterior, la cantidad inembargable establecida conforme a las escalas anteriores se incrementará en un
50% y además en otro 30% del SMI por cada miembro del núcleo familiar que no disponga de ingresos
propios. Se entiende por núcleo familiar el cónyuge o pareja de hecho, los ascendientes y descendientes
de primer grado.
TEMA 8
LA PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES Y OTROS DEBERES DEL EMPRESARIO
Se entiende como riesgo laboral la posibilidad de que un trabajador sufra un determinado daño derivado del
trabajo, considerándose daños derivados del trabajo las enfermedades, patologías o lesiones sufridas
consecuencia del trabajo.
La capacidad de neutralización puede ser de muy diversa entidad, al tiempo que depende de factores como
la evolución tecnológica de la sociedad en la que vivamos y del uso que de la misma se efectúe en la
actividad laboral. Depende mucho del desarrollo económico y de la repercusión que ello tenga sobre la
calidad de vida y de trabajo de los ciudadanos.
La advertencia de que la no adopción de las debidas medidas en el terreno preventivo pueden provocar la
imposición de sanciones o le van a suponer soportar elevados costes económicos de reparación o de
compensación económica, sirven de revulsivo para no bajar la guardia, para preocuparse personalmente por
la adopción de cuantas medidas sean posibles en el terreno de lo preventivo.
NORMATIVA
El derecho a la seguridad y salud en el trabajo se caracteriza por ser exponente por excelencia de la
naturaleza tuitiva del derecho del trabajo. De este modo, la legislación tiende en su conjunto a situarse en el
terreno del orden público laboral considerándose sus disposiciones como mínimos imperativos. Lo cual no
impide que se vayan añadiendo otra serie de técnicas legislativas que vayan dirigidas a lograr idénticos
efectos.
❖ Normas constitucionales: se recoge un principio general de atribución a los poderes públicos del
cometido de velar por la seguridad y la salud en el trabajo (art. 40.2 CE), donde resalta su ubicación
sistemática dentro de los principios rectores de la política social y económica. No obstante, toda la
normativa en esta materia entronca directamente con el derecho a la vida y a la integridad física del
trabajador.
❖ Derecho de la UE: a partir de la década de los años ochenta surge la iniciativa de las instituciones
de la entonces Comunidad Europea, que impone estándares mínimos de conducta para ciertas actividades
industriales y para el conjunto de mercado de trabajo. Las primeras acciones del ámbito europeo van muy
focalizadas hacia las actividades industriales y hacia la utilización en ellas de productos de elevada
toxicidad. A partir de finales de los años ochenta destaca por su importancia una Directiva General relativa a
la aplicación de medidas para promover la mejora de la seguridad y de la salud de los trabajadores en el
trabajo, que regula los principios comunes de esta materia, y a la que le han seguido un amplio número de
Directivas específicas que han desarrollado desde múltiples aspectos concretas medidas de actuación
frente a concretos riesgos. Se trata de disposiciones adoptadas con la forma de directivas que requieren de
la intermediación de la normativa nacional, que ha de proceder a transponer cada una de las Directivas por
medio de un acto legislativo.
❖ Leyes: la ley ordinaria sistematiza y ordena la normativa básica, sin desmerecer de otras
disposiciones complementarias, especializadas por razón de la materia, dignas de ser tomadas en
consideración: Ley General de Seguridad Social, Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social,
Estatuto de los Trabajadores, Ley de Empresas de Trabajo Temporal, Ley de subcontratación en el sector
de la construcción. En la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales se regulan
los principios generales de la prevención, el marco básico de deberes empresariales, el desarrollo de la
participación de los trabajadores, así como el conjunto de instancias administrativas llamadas a intervenir en
la materia.
❖ Reglamentos: el reglamento cumple un papel tradicional de norma ejecutiva, de desarrollo en el
aspecto técnico de las disposiciones establecidas vía Ley. El número de reglamentos es bien elevado y
establecen concreciones que tienen un alcance relevante en lo que se refiere al alcance de las obligaciones
y deberes del empresario. Destaca el RD 39/1997, de 17 de enero, por el que se aprueba el reglamento de
los servicios de prevención (RSP).
En general la legislación laboral relativa a la prevención de riesgos laborales tiene carácter preventivo frente
al carácter reparador de la anterior, ya que se insiste en prevenir mediante la imposición de obligaciones
antes que reparar los daños, aunque por supuesto que si se produce un daño es necesario repararlos y para
ello tenemos un sistema de responsabilidades. Dicho cuadro de responsabilidades está desarrollado
desde la Ley de Accidentes de Trabajo del año 1900.
También los representantes de los trabajadores pueden acordar la paralización de las actividades cuando
concurra una situación de riesgo grave e inminente. Éstos tampoco podrán sufrir ningún perjuicio por su
decisión salvo que actuaran de mala fe o con negligencia grave.
SERVICIO DE PREVENCIÓN
Los servicios de prevención están regulados en la LPRL y en el Real Decreto 39/1997, de 17 de enero, por
el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención.
El empresario debe implantar "servicios de prevención" que pueden revestir diversas modalidades, en
función de las características de las empresas (especialmente, de su dimensión) y de los riesgos inherentes
al trabajo (art. 30 y 31 LPRL y art. 10 a 22 RSP).
Modalidades:
La prevención de riesgos actúa como uno de los ámbitos en los que se desenvuelve la típica labora de
control por parte de los representantes de los trabajadores del cumplimiento de la legislación laboral, por lo
que se refiere a los deberes del empleador.
Se pretende involucrar a los representantes en la búsqueda de las medidas más útiles en orden a la
seguridad, hacerlos partícipes en alguna medida de la necesidad de transmitir entre los trabajadores la
necesidad de extender la cultura de la prevención y lograr la colaboración de los representantes en ese
objetivo de incremento de la seguridad en el trabajo.
Se crea la figura del Delegado de Prevención, que es designado por y de entre los representantes
estatutarios (art. 35 LRPL); aunque se autoriza a los convenios colectivos para establecer otro sistema de
designación de los Delegados. Las competencias de los Delegados de Prevención abarcan las siguientes
materias:
❖ colaborar con la dirección de la empresa en la mejora de la acción preventiva;
❖ ser consultados por el empresario, con carácter previo a su ejecución, acerca de las decisiones
sobre planificación y organización del trabajo en la empresa y la introducción de nuevas tecnologías, la
organización y desarrollo de las actividades de protección de la salud y prevención, la designación de los
trabajadores encargados de la prevención y de las medidas de emergencia, los procedimientos de
información a los trabajadores y documentación de la materia de prevención, la organización de la formación
de prevención;
La ley contempla también la existencia del Comité de Seguridad y Salud, como el órgano colegiado de
participación, mixto de representación paritario de trabajadores y empresa, destinado a la consulta regular
y periódica de las actuaciones de la empresa en esta materia. Se constituye en todas las empresas o
centros de trabajo que cuenten con 50 o más trabajadores. También cuando existen multitud de centros de
trabajo de pequeñas dimensiones que no alcanzan los cincuenta trabajadores, pero si sumados
conjuntamente.
Está formado por los Delegados de Prevención y por representantes del empresario en número igual. Sus
competencias son:
RESPONSABILIDADES
Estas responsabilidades son de muy diverso carácter, según la naturaleza del incumplimiento, de su
entidad, de la voluntariedad o culpabilidad, así como el daño causado (art. 42 LPRL).
l
Hay cuatro clases de responsabilidades: civil, penal, administrativa y en materia de Seguridad Social. E
elemento común a todas ellas es el incumplimiento de la normativa de seguridad y salud en el
trabajo.
Responsabilidad civil
El sujeto sobre el que recae la presente responsabilidad en la mayoría de las ocasiones será el empleador.
El juez ostenta un amplio margen de discrecionalidad aunque la jurisprudencia ha establecido una serie de
criterios generales para la ponderación de la cuantía al objeto de evitar la arbitrariedad judicial. Estos
criterios generales consisten en que la indemnización debe ir encaminada a lograr la íntegra
compensación por los daños y perjuicios sufrido; debe producirse una proporcionalidad entre el daño sufrido
y la reparación, de modo que no se produzca un enriquecimiento injusto por parte de la víctima; la fijación de
la cuantía debe hacerse teniendo en cuenta la naturaleza de los hechos, el grado de culpabilidad, la
dependencia económica y las sumas ya percibidas por otras vías; no puede efectuarse un cálculo conjunto y
global de los daños causados, sino que debe realizarse una valoración vertebrada y singularizada de cada
uno de los daños soportados.
Este tipo de responsabilidad tiene una finalidad mixta, ya que al mismo tiempo tiene finalidad represiva,
disuasoria y sancionadora, al castigar al empleador mediante el recargo por prestaciones, pero también
reparadora del daño causado al trabajador.
Las prestaciones de SS causadas por accidente de trabajo y enfermedad profesional se aumentarán, según
la gravedad de la falta, de un 30% a un 50%, si tales hechos se hubieran producido por infracción de las
medidas de seguridad e higiene en el trabajo.
Destaca el recargo por prestaciones, el cual es independiente y compatible con las responsabilidades de
todo orden que pudieran generar los hechos correspondientes, de tipo civil, penal o administrativo, dado que
consiste en un incremento de las prestaciones económicas de Seguridad Social cuando el accidente de
trabajo o enfermedad profesional es consecuencia de un incumplimiento de la normativa sobre prevención
de riesgos laborales.
Tal recargo tiene fines preventivos, sancionadores y de compensación de los daños y perjuicios causados,
por su parte, la responsabilidad del abono del recargo recae directamente sobre el empresario infractor, y no
puede ser objeto de seguro alguno, siendo nulo de pleno derecho cualquier pacto o contrato que se realice
para cubrir, compensar o transmitir esta responsabilidad. Su cuantía concreta depende de la gravedad de la
falta, y puede ser reconsiderada en vía de recurso. Tiene la naturaleza de las prestaciones de SS y sigue el
mismo régimen jurídico, por lo que debe satisfacerse desde la fecha del hecho causante, desde la que debe
calcularse el capital coste de la pensión correspondiente.
Responsabilidad administrativa
Se consideran infracciones administrativas los incumplimientos, por acción u omisión, de las normas legales,
reglamentarias y cláusulas normativas de los convenios colectivos en materia de seguridad y salud laboral,
siempre que estén tipificados a estos efectos.
Tal responsabilidad puede afectar a los empresarios así como a las entidades que actúen como servicios de
prevención, a las empresas auditoras y formativas en dicha materia, a los promotores y propietarios de
obra, y a los trabajadores por cuenta propia.
Estas infracciones se clasifican en leves, graves y muy graves, según su entidad y sus consecuencias, y se
sancionan por la autoridad laboral competente con multa o, en caso de excepcional gravedad, con
suspensión de actividades o cierre del centro de trabajo; también pueden ir acompañadas de limitaciones o
prohibiciones de contratar con la Administración, o de otras sanciones accesorias.
La infracción prescribe al año si es leve, a los 3 años si es grave, y a los 5 años si es muy grave, desde la
fecha de la misma.
Responsabilidad penal
Para las conductas de mayor gravedad, cabe que se incurra en actos tipificados como delitos, de los que
deriven responsabilidades penales. Tiene una finalidad represiva, disuasoria y sancionadora. Este tipo de
responsabilidad se regula en los artículo 316 y 317 CP.
En el primero de ellos se tipifica como “delito de riesgo” la conducta de quienes con infracción de las normas
de prevención de riesgos laborales y estando legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para
que los trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, de
forma que pongan así en peligro grave su vida, salud o integridad física. En este caso, la pena es la de
privación de libertad de 6 meses a 3 años y multa de 6 a 12 meses.
En el segundo, se contempla la hipótesis de que tales hechos se cometan por “imprudencia grave”. Aquí la
pena es inferior en grado.
Pueden imponerse asimismo sanciones accesorias, como la inhabilitación para contratar con entidades del
sector público, la suspensión de actividades o el cierre de la empresa.
Tanto en la responsabilidad administrativa como en la penal rigen los principios de legalidad y tipicidad, y en
su caso culpabilidad, y entre ellas juega el principio non bis in idem, que, en caso de concurrencia, obliga a
depurar en primer término las posibles responsabilidades penales.
Corresponde a cada trabajador velar por su propia seguridad y salud en el trabajo y por la de aquellas otras
personas a las que pueda afectar su actividad profesional, a causa de sus actos y omisiones en el trabajo,
de conformidad con su formación y las instrucciones del empresario. En particular, tal como establece el art.
29 LPRL, deberán:
● Usar adecuadamente, de acuerdo con su naturaleza y los riesgos previsibles, las máquinas,
aparatos, herramientas, sustancias peligrosas, equipos de transporte y, en general, cualesquiera otros
medios con los que desarrollen su actividad;
● Utilizar correctamente los medios y equipos de protección facilitados por el empresario, de acuerdo
con las instrucciones recibidas de éste;
● Informar de inmediato a su superior jerárquico directo, y a los trabajadores designados para realizar
actividades de protección y de prevención o, en su caso, al servicio de prevención, un riesgo para la
seguridad y la salud de los trabajadores;
● Cooperar con el empresario para que éste pueda garantizar unas condiciones de trabajo que sean
seguras.
La consecuencia principal derivada del incumplimiento por el trabajador de su deber de seguridad será el
que se puede activar el poder disciplinario del empleador, en términos tales que ejerciendo las facultades
que le reconoce la legislación laboral (art. 58 ET), podrá imponer las correspondientes sanciones, incluido el
despido disciplinario, bien sea por desobediencia o bien por transgresión de la buena fe contractual (art.
29.3 LPRL).
En términos generales, los derechos de dignidad e intimidad tratan de preservar la esfera espiritual, afectiva
y privada de la persona, confiriéndole la capacidad de autodeterminación consciente y responsable de la
propia vida y adicionalmente una especie de derecho de control sobre sus opciones vitales, sus relaciones
afectivas o sus datos personales.
Referido ya al ámbito de la relación laboral, el art. 4.2. e) ET reconoce el derecho del trabajador "al respeto
de su intimidad y a la consideración debida a su dignidad" q ue no tiene desarrollo legal propiamente dicho,
pero que cuenta con múltiples alusiones a lo largo de la legislación laboral. Aunque formalmente afecta a
todos los sujetos presentes en el medio laboral, vincula sobre todo al empresario, al que impone importantes
límites o salvedades en el ejercicio de sus facultades de organización, dirección y control del trabajo.
A la protección de la dignidad e intimidad del trabajador pueden conectarse, por otra parte, alguno de los
derechos constitucionales que no cuentan con mención específica dentro de la legislación laboral (derecho
al honor y a la propia imagen; libertad ideológica y religiosa; protección de datos personales; secreto de las
comunicaciones y limitación de los controles empresariales), así como el derecho a la protección frente al
acoso en el trabajo, contemplado en alguna de sus manifestaciones en el art. 4.2.e) ET.
En todo caso no existe definición de dignidad ni de intimidad sino que hay que acudir a lo establecido por la
jurisprudencia.
EL ACOSO POR RAZÓN DE SEXO Y EL ACOSO SEXUAL. ACOSO MORAL (cronog. y apuntes, libro no)
Según el art. 4.2.e) ET, el derecho a la intimidad y a la consideración debida a la dignidad comprende
también "la protección frente al acoso por razón de origen racial o étnico, religión o convicciones,
discapacidad, edad u orientación sexual, y frente al acoso sexual y al acoso por razón de sexo".
El acoso es una conducta patológica consistente en hostigar o asediar a una persona con propósito de
maltrato, vejación o exclusión; quien acosa busca la creación de un ambiente o entorno intimidatorio,
humillante u ofensivo para la víctima, bien para que ésta acepte algo que no desea, bien para que desista
de algo que pretende. Ese objetivo se persigue unas veces mediante actos insistentes de hostigamiento, y
otras veces mediante la persecución o el asedio constante. En las relaciones de trabajo las prácticas de
acoso pueden surgir con relativa facultad, por varias razones: el carácter duradero o continuado de la
relación, la habitual asimetría o desigualdad de poder entre las partes del contrato, o la convivencia
prolongada en grupos de trabajo jerarquizados y de composición heterogénea.
Es una causa de despido disciplinario si es realizado por el trabajador (art. 54 ET),si lo ejerce el empresario,
sin perjuicio de la demanda del trabajador, incluso podría solicitar la extinción contractual (art. 50 ET), y
constituye una infracción muy grave (art. 8.3 LISOS).
El derecho a la igualdad y no discriminación prohíbe la diferencia por alguna de las causas que por
declaración legal o jurisprudencial se consideran discriminatorias. Los art. 4.2.c) y 17.1 ET se refieren a la
edad, discapacidad, el sexo, el origen (étnico o racial), el estado civil, la religión o convicciones, las ideas
políticas, la orientación sexual, la adhesión o no a un sindicato, los vínculos de parentesco con
trabajadores de la empresa, la lengua dentro del Estado español, y la condición social. A ellas habrá que
agregar las que se deriven del art. 14 CE que añade el nacimiento, la opinión y cualquier otra condición o
circunstancia personal o social, o de otras normas en la materia, las que tengan que ver con el ejercicio de
derechos fundamentales y libertades públicas, y las que vaya identificando a estos efectos la jurisprudencia.
Por su parte, el principio de igualdad impide las diferencias de trato basadas en cualquiera de esos factores
de discriminación, tanto si se trata de discriminación directa o indirecta. No prohíbe sin embargo aquellas
diferencias que se deban a razones objetivas y justificadas.
El destinatario principal de este derecho en la relación de trabajo es el empresario, dado que de él procede
la mayor parte de los actos o decisiones que pueden afectar a quien trabaja e incluso a quien busca un
empleo.
Las medidas contrarias al derecho de igualdad y no discriminación son nulas de pleno derecho (art. 17.1
ET). También lo son las decisiones empresariales que supongan trato desfavorable, adverso o negativo
como respuesta a reclamaciones, quejas, denuncias, demandas o recursos destinados a impedir la
discriminación o a exigir el cumplimiento efectivo del principio de igualdad. Todos estos actos pueden
constituir una infracción administrativa muy grave y pueden motivar el ejercicio por parte del trabajador de
los pertinentes procedimientos de tutela judicial: el especial de tutela de derechos fundamentales del que
puede resultar condena a indemnización de daños y perjuicios, y el ordinario para la resolución del contrato
de trabajo, también indemnizada. Por otra parte, es importante la distinción entre trato diferente, trato
desigual y trato discriminatorio:
• Trato diferente: no atenta contra el principio de igualdad. La diferencia tendrá que ser ajustada a
los criterios de pertinencia y proporcionalidad atendiendo a las causas diferenciadoras y a los fines
pretendidos.
• Trato desigual: tratamiento diferenciado pero no justificado. Por lo tanto vulnera el principio de
igualdad, aunque no sea discriminatorio.
• Trato discriminatorio: tratamiento diferenciado por causas que las leyes no permiten tal
diferenciación por tratarse de diferencias discriminatorias.
Las discriminaciones directas pueden ser abiertas (no las vamos a encontrar), sería por ejemplo si en un
convenio colectivo encontrásemos un salario base distinto para un mecánico y una mecánica.
Prácticamente inexistentes, "intencional", y basada en el sexo. Incluso las categorías de trabajadores son
definidas en masculino y femenino.
La discriminación directa y oculta consiste en la segregación "no querida" de los trabajadores en categorías
diferentes (que a la postre resultan masculinizadas y feminizadas), pues responden a trabajos diferentes,
aunque probablemente tendrán el mismo o equivalente valor. En ocasiones también aparecen definidas en
masculino o femenino, aunque van siendo las menos. Para la valoración de cada categoría es importante
aplicar criterios neutros.
Se considera discriminación indirecta por razón de sexo la situación en que una disposición,
criterio o práctica aparentemente neutros pone en situación de desventaja a personas de un sexo frente al
otro sexo, salvo que esté justificado.
Requieren análisis más rigurosos. El sexo ya no constituye una causa de la discriminación. La
discriminación es el resultado de una serie de prácticas y criterios de valoración del trabajo que
sistemáticamente repercuten de manera negativa en colectivos más feminizadas de trabajadores
(trabajadores temporales y trabajadores a tiempo parcial).
OCUPACIÓN EFECTIVA
El derecho a la ocupación efectiva, reconocido en el art. 4.2.a) ET entronca con la dignidad de la persona.
También influye en el bagaje profesional del trabajador y en su promoción laboral y social, razón por la cual
se reconoce con especial énfasis a trabajadores cuya aptitud y valoración profesional depende directamente
de una ocupación efectiva, como los artistas y los deportistas profesionales o en aquellos contratos o fases
del contrato que tienen fines de práctica, como los contratos en prácticas y para la formación, y el período
de prueba.
La ocupación efectiva no tiene asignado contenido específico en la legislación laboral. Genera para el
empresario todas aquellas obligaciones de hacer y no hacer que sean necesarias para su satisfacción:
adscripción del trabajador a puesto concreto, dirección efectiva del trabajo, proporción de la información, los
útiles y los medios necesarios para la prestación de servicios, y eliminación de eventuales obstáculos o
impedimentos para su realización efectiva, también ampara el acceso a puestos de trabajo en la
Administración pública con arreglo a los correspondientes concursos.
El presupuesto básico para la promoción profesional es la formación o capacitación del trabajador, pues
condiciona sus posibilidades de ascenso y carrera profesional, como da a entender el art. 4.2.b) ET. Pero
la formación profesional también se proyecta sobre otros aspectos de la vida laboral: primero, en el
momento de acceso al mercado de trabajo, donde actúa como uno de los factores de cualificación y de
valoración de la aptitud profesional del trabajador, después, en el transcurso de la consolidación del trabajo,
de ascenso dentro de la empresa o de mejora profesional.
TEMA 9
TIEMPO DE TRABAJO
La regulación del tiempo de la prestación parte de la fijación de un límite legal y/o convencional
que no puede ser superado: de ahí la calificación de máxima que se asigna a la jornada así
establecida.
Vista la regulación en conjunto, cabe hablar de varias jornadas máximas, que se establecen en
función de diversos factores:
❖ Edad
❖ Horario nocturno
❖ Unidades de cómputo del tiempo de trabajo
❖ Pertenencia a ciertas profesiones o ramas de actividad
Por otra parte, la duración del tiempo de trabajo se puede reducir en determinados supuestos:
❖ bien en interés del trabajador para conciliar la obligación de trabajo con intereses
personales o familiares del trabajador de especial relevancia,
❖ bien en interés del empleador para facilitar el ajuste temporal del empleo en la empresa en
determinadas circunstancias económicas o empresariales.
El sentido contrario, la jornada ordinaria se puede ampliar a veces, dentro de ciertos límites,
mediante las horas extraordinarias. En cualquier caso, la determinación del tiempo máximo de
trabajo presupone un momento inicial y uno final de cómputo del mismo.
Por último, la ley del ET, va a fijar topes máximos de jornada y topes mínimos de descanso. A fin
de cuentas la regulación del ET del tiempo de trabajo, tiene como fin asegurarse de que la
cantidad de trabajo comprometido no sea dañino para la salud. Así como la finalidad de limitar la
jornada para que al trabajador también le quede tiempo para su ocio y sus obligaciones familiares.
JORNADA MÁXIMA
El artículo 34.1 ET establece que la duración de la jornada de trabajo será la pactada en los
convenios colectivos o contratos de trabajo señalando a continuación que la duración máxima de
la jornada ordinaria de trabajo será de 40 horas semanales de trabajo efectivo de promedio en
cómputo anual. Por su parte, el artículo 34.3 ET ordena que, el número de horas ordinarias de
trabajo efectivo no podrá ser superior a 9 diarias.
El contrato puede establecer una duración anual y diaria menor, pero en ningún caso mayor. Los
convenios y los acuerdos colectivos deben respetar también el máximo anual, pero pueden
ordenar una distribución del tiempo de trabajo en la que se rebase algún día el límite de 9 horas.
La duración máxima legal del tiempo de trabajo de 40 horas semanales es un tope o cifra límite
que ha de resultar de promedio en cómputo anual (artículo 34.1 ET). Se puede trabajar una
semana más de 40 horas y otra menos horas, siempre que el promedio a lo largo del año no
supere aquel máximo de 40.
El artículo 34.2 ET permite que mediante convenio colectivo o, por acuerdo entre la empresa y los
representantes de los trabajador, se proceda a la distribución irregular a lo largo del año de las
horas semanales, respetando en todo caso, los períodos mínimos legales de descanso diario y
semanal.
El artículo 34.3 ET dispone que por convenio colectivo o, acuerdo entre la empresa y los
representantes de los trabajadores, se puede establecer otra distribución del tiempo de trabajo
diario, con respeto en todo caso del tiempo de descanso entre jornadas.
Este último tiempo de descanso es el establecido en el artículo 34.3 ET: entre el final de una
jornada y el comienzo de la siguiente mediarán, como mínimo, 12 horas.
Para los trabajadores menores de 18 años, se añade una limitación especial en el 34.3 ET, que es
la prohibición de realizar más de 8 horas diarias de trabajo efectivo, incluido el tiempo de
formación. En el caso de que trabajasen para varios empresarios, el cómputo deberá tener en
cuenta las horas realizadas con cada uno de ellos. En fin, el artículo 36.1 ET establece una
jornada máxima de trabajo y una prohibición de horas extraordinarias para los trabajadores
nocturnos.
Esta regla pretende de forma implícita, excluir del tiempo de trabajo los períodos de
desplazamiento desde el domicilio al puesto de trabajo y viceversa.
JORNADAS ESPECIALES
Su objetivo es hacer compatibles las necesidades específicas de determinados sectores y
actividades con el respeto del derecho de los trabajadores al descanso y a la limitación de la
jornada laboral, de forma que se llegue a una ordenación más flexible de aquél y de ésta.
Sus normas, que unas veces amplían y otras veces limitan la duración de la jornada máxima
ordinaria, se aplican, a las relaciones laborales reguladas por el ET, con exclusión de las
relaciones laborables de carácter especial, en las que se estará a lo dispuesto en su normativa
específica.
Las limitaciones de jornada se fijan para ciertas actividades en las cuales la prolongación de la
jornada puede repercutir negativamente sobre la salud de los trabajadores. Las actividades
señaladas son las siguientes:
HORAS EXTRAORDINARIAS
Las horas extras son voluntarias, y se entiende por las mismas como aquellas horas de trabajo
que se realicen sobre la duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo, es decir, el tiempo de
trabajo que exceda de las horas ordinarias de la semana.
Tres son las excepciones relevantes a la regla anterior, en las que se convierten en obligatorias
las horas extraordinarias:
❖ Las horas por fuerza mayor sí son obligatorias para el trabajador. Éstas son las horas de
exceso destinadas a prevenir o reparar siniestros y otros daños extraordinarios y urgentes (art.
35.3 ET), y hay que diferenciarlas de las estructurales, que se destinan a cubrir necesidades
extraordinarias internas de la empresa.
❖ Las comprometidas expresamente como obligatorias a través de convenio colectivo.
❖ Las comprometidas expresamente como obligatorias a través de contrato de trabajo.
Salvo casos concretos, la negativa del trabajador a efectuar el trabajo extraordinario declarado
obligatorio en convenio o pactado en contrato justificaría la sanción disciplinaria por parte del
empresario. Tanto las horas extraordinarias pactadas en convenio como en contrato no deberán
exceder de los límites legales.
Respecto a su compensación, el art. 35 nos dice que como mínimo deben pagarse en la misma
cuantía que las horas ordinarias de trabajo, o también puede ser superior a la ordinaria. Pero la
ley permite la solución alternativa de compensar la retribución añadida por tiempo de descanso
remunerado: mediante convenio colectivo o contrato individual, se optará entre abonar las horas
extraordinarias en la cuantía que se fije, o compensarlas por tiempos equivalentes de descanso
retribuido.
Si mediante pacto colectivo o individual se elige el primer término de la opción, el trabajador recibe
el salario correspondiente a ese tiempo extraordinario trabajado incrementado en su caso en la
cuantía pactada; si por el contrario, se opta por la compensación en tiempo libre, el trabajador
tiene derecho a quedar liberado de su obligación de trabajo en jornadas posteriores por un tiempo
equivalente al trabajado como extraordinario.
A falta de opción expresa, se entenderá que las horas extraordinarias realizadas deberán ser
compensadas mediante descanso dentro de los 4 meses siguientes a su realización, pero si el
convenio colectivo si regula este tema y si opta por establecer descansos compensatorios, el
mismo podrá establecer el período de referencia que quiera. Sólo si el convenio no dijera nada
respecto al período de compensación habría que aplicar este periodo de 4 meses.
Una última cuestión importante es cuantas horas extraordinarias puede realizar el trabajador, en
cuanto a ello el art. 35.2 ET nos dice que no puede hacer más de 80h extras al año, pero en este
tope no computan las horas extras de fuerza mayor, y tampoco computan las horas extras que se
hayan compensado con descansos en los 4 meses siguientes a su realización. POR EJEMPLO: Si
tengo un contrato temporal de 3 meses, ese tope de 80h anuales se calcula proporcionalmente a
los meses que yo vaya a trabajar
en la empresa.
• El horario de trabajo
• El calendario laboral
• Las diferencias entre la jornada continuada y la partida
• Las particularidades del horario flexible o del horario variable
• Las normas especiales del horario nocturno y de los turnos de trabajo
Según dispone el artículo 34.6 ET, anualmente se elaborará por la empresa el calendario laboral.
Su aprobación corresponde al empresario pero los representantes de los trabajadores tienen
derecho de consulta y de informe previo. Se trata de un documento en el que figuran normalmente
para cada año no sólo los días de trabajo, los días de descanso, las fiestas y otros posibles días
de libranza, sino también el número de horas de trabajo ordinario que corresponde a cada uno de
los días laborales.
El calendario laboral suele presentar alguna complejidad en empresas de elevada plantilla, que
cuenten con 2 o más centros de trabajo, y donde coexistan regímenes de trabajo y descanso
diferentes para distintos grupos de trabajadores. A efectos de conseguir su mejor conocimiento
por parte de los trabajadores, debe exponerse en un lugar visible de cada centro de trabajo.
El horario de trabajo, entendido como determinación del momento inicial y final del tiempo de
trabajo a lo largo de una unidad temporal de referencia puede ser fijado dentro del calendario
laboral. Pero, en principio, el empresario no está obligado a incluirlo en este último. Téngase en
cuenta, que el ET no contiene una regulación general y completa del horario; probablemente por
la dificultad de establecer un régimen común del mismo con pretensión de servir para cualquier
actividad y empresa. Los convenios colectivos suelen regular de manera precisa este aspecto de
la ordenación del tiempo de trabajo, que depende en buena medida de la actividad productiva a
que se dedique la empresa, y que, puede ser común para todos los trabajadores o diferente según
grupos o categorías laborales. El artículo 41 ET incluye entre las modificaciones sustanciales de
las condiciones de trabajo que el empresario puede acordar la modificación del horario, sometida
a un específico procedimiento.
La llamada jornada continuada es aquel horario en el que la prestación laboral diaria se realiza
ininterrumpidamente, mientras que la jornada partida es aquella en la que el tiempo de trabajo
diario se divide en 2 fracciones, con una interrupción entre ellas que normalmente corresponde a
la hora del almuerzo.
El artículo 34.4 ET se refiere a la primera modalidad al establecer que siempre que la duración de
la jornada diaria continuada exceda de 6 horas, deberá establecerse un periodo de descanso
durante la misma de duración no inferior a 15 minutos. Calificado por la norma como periodo de
descanso, la regla general es que este tiempo no cuenta para el cómputo de la jornada de trabajo;
pero el mismo precepto recuerda que el convenio colectivo o el contrato de trabajo pueden
considerarlo como tiempo de trabajo efectivo.
A los 2 tipos mencionados de jornada continuada y partida, la negociación colectiva ha añadido el
de jornada intensiva, que es, al mismo tiempo, continuada y más reducida que la trabajada el
resto del año. Para los trabajadores menores de 18 años, la pausa o descanso dentro de la
jornada continuada, tendrá una duración mínima de 30 minutos.
Implantado un horario flexible, el trabajador debe estar presente en su puesto de trabajo en
determinadas horas, pudiendo completar el resto de ellas en el momento de su elección. Así, a
diferencia de la aplicación de un horario rígido, éstos pueden adaptar parcialmente el inicio o el
final de su jornada, o la distribución de sus horas de trabajo, según sus conveniencias personales,
familiares o sociales.
En determinadas ramas y actividades productivas no es posible prever con una mínima precisión
el tiempo en que la empresa va a necesitar la prestación de trabajo de una parte mayor o menor
de los trabajadores a su servicio. Para estos supuestos los convenios colectivos pueden
establecer un régimen de trabajo por llamada en horario variable, en el que el trabajador se
compromete en el contrato de trabajo a prestar sus servicios, previa llamada con una antelación
mínima.
El artículo 34.2 ET establece una norma de horario variable en el 10 por 100 de la jornada anual.
El preaviso mínimo de la distribución irregular es de 5 días.
Trabajo nocturno
El artículo 36.1 ET lo define como el realizado entre las 10 de la noche y las 6 de la mañana; para
que el trabajador se considere nocturno no es necesario que realice su jornada completamente en
ese periodo: sólo exige que aquél realice normalmente en período nocturno una parte no inferior a
3 horas de su jornada diaria de trabajo o que se prevea que puede realizar en tal período una
parte no inferior a 1/3 de su jornada de trabajo anual; distinción que refleja la doble posibilidad de
cómputo de la jornada de trabajo, bien por días o bien por años.
La ley añade algunas limitaciones importantes al tiempo de trabajo del trabajador nocturno:
❖ En primer lugar, la de que éste no podrá realizar una jornada que exceda de 8 horas
diarias de promedio, en un periodo de referencia de 15 días
❖ En segundo lugar, estos mismos trabajadores no podrán realizar horas extraordinarias
Sin embargo, el RJE permite la superación de la jornada de 8 horas, y la ampliación del indicado
periodo de referencia de 15 días en los casos de ampliaciones de jornadas reguladas en la propia
norma reglamentaria; y, en el trabajo a turnos, en caso de irregularidades en el relevo por causas
no imputables a la empresa.
La ley añade que estos trabajadores deberán gozar en todo momento de un nivel de protección en
materia de salud y seguridad adaptado a la naturaleza de su trabajo,y equivalentes a los de los
restantes trabajadores de la empresa. La mayor dureza del trabajo realizado de noche justifica la
obligación del empresario de garantizar a estos trabajadores la disposición de una evaluación
gratuita de su salud antes de ser afectados a un trabajo nocturno y luego a intervalos regulares en
los términos que se establezcan en la normativa específica en la materia. Si al trabajador se le
reconocen problemas de salud ligados al hecho de su trabajo nocturno, tiene derecho a ser
destinado a un puesto de trabajo diurno que exista en la empresa y para el que sea
profesionalmente apto; cambio de puesto de trabajo que deberá someterse a las normas de
movilidad funcional del artículo 39 ET o de modificación sustancial de condiciones del artículo 41,
según la naturaleza del cambio.
Efecto especial es también el retributivo: el artículo 36.2 ET, prescribe que este trabajo tendrá una
retribución específica que se determinará en la negociación colectiva, especificidad que
lógicamente parece exigir una retribución superior en alguna medida a la fijada para el trabajo
diurno. Con la salvedad de que el salario se haya establecido atendiendo a que el trabajo sea
nocturno por su propia naturaleza o se haya acordado la compensación de este trabajo por
descansos: es claro que en el primer caso la nocturnidad se ha fijado ya directamente al
establecer el salario de ese trabajo, y en el segundo la compensación no se hace mediante el
salario superior sino mediante el descanso correspondiente.
Turnos de trabajo
Define el artículo 36.3 ET el trabajo a turnos como toda forma de organización del trabajo en
equipo según la cual los trabajadores ocupan sucesivamente los mismos puestos de trabajo,
según un cierto ritmo, continuo o discontinuo, implicando para el trabajador la necesidad de
prestar sus servicios en horas diferentes en un periodo determinado de días o de semanas.
Para aquellos casos en los que la actividad de la empresa se desarrolla a lo largo de todos los
días de la semana (incluidos domingos y festivos), ella artículo 36.3 ET permite 2 formas distintas
de organizar y cubrir los turnos de trabajo:
1. Descanso semanal
Se encuentra en el artículo 37.1 ET. Prescribe el derecho del trabajador a un descanso mínimo
semanal, acumulable por periodos de hasta 14 días, de día y medio ininterrumpido que,
comprenderá la tarde del sábado o, la mañana del lunes y el día completo del domingo. El mismo
artículo 37.1 ordena además una duración superior para los trabajadores menores de 18 años: 2
días ininterrumpidos a la semana, se entiende que con el mismo carácter de mínimo y con idéntica
posibilidad de acumulación por periodos de 14 días.
El carácter de mínimo del descanso semanal implica su posible ampliación o mejora por convenio
o contrato. Su carácter de descanso ininterrumpido, impide su fraccionamiento. Y los márgenes
temporales de disposición atribuyen al descanso semanal una apreciable flexibilidad.
El descanso semanal debe entenderse retribuido; no lo dice expresamente el artículo 37.1 ET,
aunque se desprende de la definición de salario contenida en el artículo 26.1, comprensiva de la
retribución de los periodos de descanso computables como de trabajo. El segundo párrafo del
artículo 37.1 ET faculta al Gobierno para fijar ampliaciones, reducciones y regímenes de descanso
alternativos para actividades concretas.
Fiestas laborales
Son días en los que tampoco se trabaja; a ellas se refiere el artículo 37.2 ET, especificando en
cuanto a su número que no podrán exceder de 14 al año, de las cuales 2 serán locales. Tales
fiestas se relacionan en 4 grupos:
A las 12 fiestas nacionales reseñadas hay que añadir 2 que tienen carácter local, esto es, aquellas
que por tradición le sean propias en cada municipio, que serán determinadas por la autoridad
laboral competente a propuesta del Pleno del Ayuntamiento correspondiente. Estas 2 fiestas
locales, completan la cifra de 14 anuales a que se refiere el artículo 37.2 ET
La relación de fiestas se acompaña con las siguientes normas incluidas en el mismo artículo 37.2:
❖ a) El Gobierno queda facultado para trasladar a los lunes las fiestas que tengan lugar entre
semana, excepto las del 1 de enero, 1 de mayo, 12 de octubre y 25 de diciembre
❖ b) Cuando alguna de las fiestas coincida en domingo, el descanso correspondiente se
disfrutará el lunes inmediatamente posterior
❖ c) Las comunidades autónomas, podrán señalar aquellas fiestas que por tradición les sean
propias, sustituyendo para ello las de ámbito nacional que se determinen reglamentariamente y,
las que se trasladen a lunes
❖ d) también podrán hacer uso de la facultad de traslado a lunes que se reconoce al
Gobierno
❖ e) si alguna comunidad autónoma no pudiera establecer una de sus fiestas tradicionales
por no coincidir con domingo un suficiente número de fiestas nacionales, podrá añadir una fiesta
más, al máximo de 14
Las fiestas laborables son, como el día y medio de descanso semanal, retribuidas: así lo dispone
expresamente el artículo 37.2 ET. Cuando excepcionalmente y por razones técnicas u
organizativas no se pueda disfrutar la fiesta, se deberá abonar al trabajador el importe de las
horas trabajadas incrementando en un 75 por 100 como mínimo, salvo descanso compensatorio.
Vacaciones anuales
• Contenido mínimo
• Duración y devengo
El carácter anual de las vacaciones del trabajador ha de entenderse como el devengo acumulativo
del tiempo de vacaciones a lo largo del año natural, convertido así en la referencia del periodo
vacacional completo. En el año de ingreso, la permanencia en la empresa por tiempo inferior da
lugar normalmente a una libranza por vacaciones proporcional al tiempo trabajado. Disponible a
final de año o a comienzos del año siguiente.
Los problemas más frecuentes con los que ha tenido que tratar la jurisprudencia se refieren a los
efectos que sobre la duración efectiva del descanso puede tener el hecho de la no prestación del
trabajo durante todo el año al que corresponde.
El trabajador recibe durante las vacaciones una retribución, que es salario en sentido estricto,
aunque no se corresponda inmediatamente con una prestación laboral que no se realiza en este
caso.
El artículo 38.1 ET prohíbe que el descanso efectivo sea sustituido por una compensación
económica, norma cuya finalidad no es otra que el disfrute efectivo del periodo de descanso. Tan
sólo en el caso de que la relación de trabajo se haya extinguido antes de que el trabajador
hubiera disfrutado del descanso es posible tal compensación.
Mayores problemas puede plantear la fecha de efectivo disfrute de las vacaciones: al conflicto de
intereses entre trabajador y empleador cabe que se añada el de los trabajadores entre sí,
especialmente cuando la gran mayoría de éstos coinciden en querer hacerlo en un periodo muy
concreto de la época estival, lo que no siempre es conveniente para la continuidad de la actividad
empresarial.
El artículo 38.2 ET deja la fijación al acuerdo entre trabajador y empleador, pero también es
verdad que el Convenio colectivo establece una serie de pautas o criterios para ordenar o ayudar
a tomar esas decisiones. En caso de desacuerdo, la ley de jurisdicción social regula un
procedimiento judicial especial y urgente para determinar las fechas de las vacaciones, que tendrá
lugar en unos pocos días y cuyo objeto es la determinación de la fecha del comienzo de las
vacaciones.
En todo caso, nos dice el artículo 38.2 ET que el trabajador tiene derecho a conocer la fecha de
disfrute de sus vacaciones con 2 meses de antelación.
Otra cuestión importante que regula este artículo 38.3 ET es la coincidencia del periodo de
vacaciones con la suspensión de maternidad o bien por una incapacidad temporal. En ambos
casos se tiene derecho a disfrutar de las vacaciones una vez que se produzca la reincorporación.
Hay un límite, que afecta a la incapacidad temporal, y es que no pueden haber transcurrido más
de 18 meses desde el final del año en que se han originado las vacaciones.
Por otra parte, el propio 38.2 ET, contempla el supuesto de fraccionar las vacaciones, que se da
cada vez con mayor frecuencia en la práctica, al referirse en singular y en plural al periodo o
periodos de su disfrute; ciertamente, si se habla de periodos de disfrute es porque se considera
que es lícito, respetando el mínimo de 2 semanas seguidas del Convenio OIT 132, fraccionar la
duración total en 2 o más periodos.
El artículo 38.3.1º ET dispone que cuando el periodo de vacaciones coincida en el tiempo con una
incapacidad temporal derivada del embarazo, el parto, o la lactancia natural o con el periodo de
suspensión del contrato de trabajo, se tendrá derecho a disfrutar las vacaciones en fecha distinta
a la de la incapacidad temporal o a la de disfrute del permiso que por aplicación de dicho precepto
le correspondiera, al finalizar el periodo de suspensión, aunque haya terminado el año natural al
que corresponden.
El artículo 38.3.2º ET, aplica la misma regla de disfrute de las vacaciones en fechas distintas a las
inicialmente previstas para el supuesto de incapacidad temporal por contingencias distintas a las
señaladas en el párrafo anterior, es decir, accidente y la enfermedad. El nuevo periodo vacacional
se fijará en principio durante el año natural a que correspondan, y si ello no es posible total o
parcialmente una vez finalice la incapacidad siempre que no hayan transcurrido más de 18 meses
a partir del final del año en que se hayan originado.
El supuesto de incapacidad laboral coincidente con las vacaciones tiene algunas semejanzas,
respecto de los descansos o permisos relativos al embarazo, la maternidad y la paternidad.
Mientras estas últimas situaciones suelen ser particularmente exigentes en esfuerzo y dedicación,
la incapacidad temporal no parece siempre incompatible con las finalidades de descanso y ocio
del instituto de las vacaciones anuales. Sobre esta base la jurisprudencia ordinaria sostuvo que el
empresario, no estaba obligado a reconocer al trabajador con el que ya acordó un periodo de
vacaciones la concesión de otro periodo diferente cuando el inicial coincidió total o parcialmente
con días de incapacidad temporal.
Si el derecho a vacaciones no se puede ejercitar por causa de enfermedad que se prolonga hasta
finalizar la relación laboral, habrá de abonarse compensación económica en concepto de
vacaciones anuales retribuidas no disfrutadas, cuando el trabajador se haya encontrado en
situación de baja por enfermedad durante la totalidad o parte del periodo de devengo de las
vacaciones anuales y/o del periodo de prórroga.
La jurisprudencia española reconoce por vacaciones no disfrutadas una compensación económica
de 49 días a un trabajador en situación de larga enfermedad durante 2 años seguidos.
PERMISOS
El artículo 37.3 ET prevé una serie de tales interrupciones, calificadas como permisos en el título
del precepto; expresión que procede del origen de la institución y que no conviene exactamente
a su régimen jurídico actual, en el que el tiempo de liberación de la obligación de trabajar se
concibe como derecho del trabajador, no como concesión graciable del empresario.
Los casos previstos en este artículo son los siguientes:
• La inundación
• El terremoto
• El incendio
• El acto de autoridad
Este último, por asimilación, y otros semejantes; que son diferentes del caso fortuito, éste con
origen en la esfera de riesgo propio de la empresa y sometido a la regla del artículo 30 ET.
Si la causa de la interrupción es imputable al empresario, se mantiene como regla general el
derecho al salario sin prestación del trabajo; en cambio, cuando la interrupción se produce por
causa no imputable a aquél, deben trabajarse las horas perdidas para mantener el derecho al
salario.
• parto,
• adopción,
• guarda con fines de adopción o
• acogimiento múltiple
Quien ejerza tal derecho podrá sustituirlo por una reducción de su jornada en media hora con la
misma finalidad o acumularlo en jornadas completas en los términos previstos en la negociación
colectiva o en el acuerdo a que se llegue con el empresario respetando, en su caso, lo establecido
en aquélla.
Es un derecho individual de los trabajadores, hombres o mujeres, pero sólo podrá ser ejercido por
uno de los progenitores en caso de que ambos trabajen.
Un segundo supuesto resulta del derecho a la ausencia del trabajo de 1 hora y a la reducción
de la jornada de 2 horas por nacimiento de hijos prematuros o que deban permanecer
hospitalizados a continuación del parto.
Tercer supuesto referido a quien por razones de guarda legal tenga a su cuidado directo
algún menor de 12 años o a una persona con discapacidad física, psíquica o sensorial, que
no desempeñe una actividad retribuida; también a quien precise encargarse del cuidado directo
de un familiar hasta el segundo grado de consanguinidad o afinidad, que por razones de edad,
accidente o enfermedad no pueda cuidarse de sí mismo y que no desempeñe actividad
retribuida. La norma permite en ambos casos un margen apreciable de flexibilidad en la reducción
de la jornada: entre, al menos, 1/8 y un máximo de la mitad de esta última. Dos precisiones
importantes añade la norma: que la reducción conlleva la disminución proporcional del salario y
que, para el caso de que dos o más trabajadores de la misma empresa generasen este derecho
por razón del mismo sujeto causante, el empresario podrá limitar su ejercicio simultáneo por
razones justificadas de funcionamiento de la empresa.
La reducción del tiempo de trabajo por cuidado directo de menor gravemente enfermo ha de
afectar al menos a la mitad de la duración de la jornada; pero cabe acumular en jornadas
completas la reducción fundada en esta causa, en las condiciones que se establezcan en
convenio colectivo.
La reducción por atención continuada a menores gravemente enfermos comporta la disminución
proporcional del salario y una posible restricción de su alcance, fundada en causas empresariales
justificadas, si dos trabajadores de la misma empresa la solicitan por el mismo sujeto causante.
La reducción por atención continuada a menores gravemente enfermos comporta la disminución
proporcional del salario y una posible restricción de su alcance, fundada en causas empresariales
justificadas, si dos trabajadores de la misma empresa la solicitan por el mismo sujeto causante.
Un último supuesto de reducción del tiempo de trabajo por causas atinentes a la persona del
trabajador es el previsto en el artículo 37.8 ET: la trabajadora víctima de la violencia de género
y los trabajadores con la condición de víctimas del terrorismo tendrán derecho, a la reducción
de la jornada de trabajo con disminución proporcional del salario o a la reordenación del tiempo de
trabajo, a través de la adaptación del horario, de la aplicación del horario flexible o de otras formas
de ordenación del tiempo de trabajo que se utilicen en la empresa.
TEMA 10
EL PODER DE DIRECCIÓN DEL EMPRESARIO Y EL IUS VARIANDI
Por lo que al trabajador en concreto se refiere, el poder de dirección nace por el contrato de trabajo suscrito
entre ambos sujetos; ello quiere decir que el trabajador, entra en una esfera sometida a un poder de
dirección cuyo titular es la persona para la que se trabaja. No es él mismo el facultado para decidir cómo
debe realizarla, qué medios va a utilizar para ello ni qué resultados debe conseguir: todas estas decisiones
pertenecen al ámbito de las facultades directivas del empresario, que ordena y dirige el contenido de la
prestación laboral.
No todos los trabajadores quedan sometidos en la misma medida o con la misma intensidad a este poder
directivo empresarial. En cualquier caso, el poder directivo del empresario se mantiene, respecto de toda
prestación laboral asalariada.
Próximo a este poder disciplinario puede identificarse un poder de policía en la empresa, del que existen
manifestaciones concretas en la normativa laboral: tal es el caso de la realización de registros sobre la
persona del trabajador, en sus taquillas y efectos particulares, cuando sean necesarios para la protección
del patrimonio empresarial y del de los demás trabajadores de la empresa; y también de la facultad de cierre
del centro de trabajo en los casos de notorio peligro de violencia o de daños, ocupación ilegal del centro de
trabajo y otros comportamientos colectivos irregulares de los trabajadores. En algunos casos, normas no
laborales atribuyen implícitamente al empresario un deber de policía para conseguir su correcto
cumplimiento: es el supuesto de la prohibición de fumar en centros de trabajo, establecimientos y
dependencias.
En otros supuestos, el empresario puede modificar el contenido pactado de la prestación laboral:
A esta facultad empresarial se le suele denominar ius variandi, si bien para algún sector doctrinal, en una
acepción más restringida, tal expresión comprende sólo la movilidad funcional del artículo 39 ET.
Debe decirse por último, que al empresario corresponden también facultades de disposición sobre la cuantía
y la composición de la plantilla de trabajadores de la empresa; facultades que se manifiestan especialmente
en el momento de la selección del trabajador para su consiguiente contratación.
Y que igualmente se manifiestan en el momento del despido del trabajador, sea el de tipo colectivo por
causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, el fundado en causas objetivas o el
disciplinario.
Todas estas facultades son ejercidas por el propio empresario si éste es persona física y la organización
empresarial no supera una cierta dimensión; lo son por otras personas que actúan por delegación de aquél
en las empresas de mayor dimensión; necesariamente es así cuando el empresario es persona jurídica,
que no puede actuar en Derecho más que a través de personas físicas.
El poder directivo encuentra en su ejercicio, por otra parte, los límites impuestos por el obligado respeto a
los derechos del trabajador, tanto los derechos básicos o fundamentales del trabajador en cuanto tal, como
los derechos específicos reconocidos en la relación de trabajo, como los derechos del trabajador en cuanto
persona que han de ser tenidos en cuenta en el contrato de trabajo, como, entre otros, el respeto a su
dignidad, a su intimidad y a su libertad ideológica y religiosa.
El poder de dirección se ha de ejercer dentro de los límites que señalan las normas sobre realización de la
prestación laboral, referidos tanto a su contenido como a su duración en el tiempo, como a las condiciones
de seguridad que protegen la integridad física, la salud y la vida del trabajador y a otras circunstancias. La
extralimitación del poder empresarial más allá de lo que estas normas imponen o prohíben da lugar a la
aparición de órdenes calificables como ilegales o abusivas; sobre ellas es cuestión fundamental la de saber
si el trabajador está obligado a cumplirlas o puede, por el contrario, desobedecerlas legítimamente.
Una jurisprudencia consolidada ha establecido que el trabajador debe obedecer primero y reclamar
después, si así lo cree conveniente; pero el trabajador puede negarse a cumplir tales órdenes irregulares,
sin incurrir en desobediencia, cuando el empresario actúe con manifiesta arbitrariedad y abuso de derecho.
La negociación colectiva ha supuesto el que muchas materias que en otro tiempo pudieron corresponder a
la unilateral decisión del empresario, son hoy acordadas por éste y los representantes de los trabajadores.
Debe mencionarse también el supuesto próximo del sometimiento de determinadas decisiones
empresariales a un periodo de consultas con los representantes de los trabajadores, que puede conllevar un
proceso de negociación y acuerdo.
Grupos profesionales
La ley define el grupo profesional como un conjunto de tareas, funciones, especialidades profesionales o
responsabilidades asignadas al trabajador integradas unitariamente a las aptitudes profesionales,
titulaciones y contenido general de la prestación. La clasificación de las actividades laborales en grupos
profesionales corresponde a la negociación colectiva, que, cuenta con amplios márgenes de determinación.
Los grupos profesionales más frecuentes en los convenios colectivos son los de los técnicos, los
administrativos, los subalternos y los obreros. La referencia a los grupos profesionales se encuentra,
además de en el artículo 22 ET, en otras disposiciones legales; por ejemplo, el artículo 39.2 ET fija el grupo
profesional como límite para la movilidad funcional del trabajador dentro de la empresa.
Una exigencia general del sistema de clasificación se refiere a que en su regulación no se vulnere el
principio de igualdad por razón de sexo. El artículo 22.3 ET ordena a este respecto que la definición de los
grupos profesionales se ajustará a criterios y sistemas encaminados a garantizar la ausencia de
discriminación directa e indirecta entre mujeres y hombres.
Ahora bien, la invariabilidad de la función asignada de acuerdo con el grupo profesional no es absoluta. En
determinadas circunstancias debidamente justificadas, el empresario puede asignar al trabajador funciones
no correspondientes a su grupo: es el caso de la movilidad funcional, regulada en el artículo 39 ET; y es el
caso también de la modificación sustancial de la función laboral, por tiempo limitado prevista en el artículo
39.2 ET.
Otra variable importante de la regulación es lógicamente que el cambio de función se produzca por decisión
unilateral del empresario o por acuerdo entre empresario y trabajador.
Además de la limitación anterior, la ley exige otro requisito de carácter más general: que la movilidad se
lleve a cabo con respeto a la dignidad del trabajador. Por otra parte, el artículo 39.3 ET prevé la hipótesis de
que el cambio en el contenido del trabajo asignado pueda acarrear algún problema de aptitud o de
inadaptación del trabajador movilizado, saliendo al paso de una posible decisión del empresario de extinguir
por esta causa la relación de trabajo.
La movilidad funcional dentro del grupo profesional puede traer consigo consecuencias económicas o
retributivas, si la nueva función tiene atribuido un salario distinto al de la anterior. El artículo 39.3 ET
establece que el trabajador tiene derecho en este supuesto a la retribución correspondiente a las funciones
que efectivamente realice. Teniendo en cuenta que la movilidad de la que ahora se habla es la efectuada
dentro del grupo profesional, lo habitual será que las retribuciones de las distintas funciones sean muy
próximas.
Norma común para ambos supuestos de movilidad es que existan razones técnicas u organizativas en
interés de la empresa que la justifiquen. La formulación de esta causa es parcialmente coincidente con la
utilizada para justificar otras decisiones empresariales en materia de empleo, como las de movilidad
geográfica, o de modificación sustancial de las condiciones de trabajo o de despido colectivo.
El precepto impone un importante límite temporal a la decisión de movilidad, al ordenar que la encomienda
de funciones superiores o inferiores sólo será lícita por el tiempo imprescindible. Rige también la prohibición
derivada de la anterior de que el empresario invoque en estos supuestos como causas de despido objetivo
la ineptitud sobrevenida o la falta de adaptación al nuevo puesto.
Por lo que a los efectos retributivos se refiere, el trabajador conserva la remuneración de las funciones de
origen en el caso de encomienda de funciones inferiores con excepción de los complementos de puesto de
trabajo que están ligados a este último sin incorporarse al estatus personal del trabajador. Por el contrario, si
el cambio lo ha sido a funciones superiores, es de aplicación la norma general sobre el derecho del
trabajador a la retribución correspondiente a las funciones que efectivamente realice.
Para el supuesto de realización de funciones superiores a la del grupo, el trabajador podrá reclamar el
ascenso o la cobertura de la vacante correspondiente a las funciones realizadas por él; lo primero, si a ello
no obsta lo dispuesto en convenio colectivo; lo segundo, conforme a las reglas en materia de ascensos
aplicables en la empresa.
Para estos supuestos de movilidad funcional de mayor intensidad y/o de no acreditación de las causas
empresariales, las facultades empresariales de decisión se encuentren más limitadas. Estos cambios de
función pueden ser llevados a cabo en primer lugar por acuerdo de las partes de modificación de la
clasificación inicialmente pactada. Conviene recordar que tal acuerdo no debe suponer abuso de derecho
por parte del empresario. Si el cambio de función no se alcanza por esta vía, el empresario podrá procurar el
mismo resultado cuando está habilitado para ello por convenio colectivo, o siguiendo los pasos previstos en
el citado artículo 41 ET para las modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo.
MOVILIDAD GEOGRÁFICA
La movilidad geográfica podría adscribirse al régimen de la modificación sustancial de condiciones de
trabajo pero cuenta con régimen específico.
Se trata de un ámbito en el que tradicionalmente ha regido la prioridad de permanencia de los
representantes de los trabajadores, que se puede ampliar a otros grupos de trabajadores mediante
convenio colectivo o acuerdo en periodo de consultas. La movilidad geográfica ofrece además la
particularidad de que puede tener alcance trasnacional, con los problemas específicos que ello puede
generar.
Obviamente, los traslados tienen mayor impacto en la vida del trabajador, por lo que las condiciones que se
imponen al empresario son más rigurosas y exigentes.
Los desplazamientos cuya duración exceda de 12 meses, por una sola vez o por la suma de tramos más
pequeños dentro de un periodo de 3 años, tendrán el tratamiento de los traslados. Por supuesto, los
cambios de lugar de trabajo que desde el principio se planifiquen con una duración superior a 12 meses,
deben ser tratados como traslados, pero los cambios que inicialmente tengan una duración menor se
tratarán en principio como desplazamientos, y sólo cuando lleguen a sumar ese periodo temporal de
referencia habrán de ser reajustados en su régimen jurídico.
Empresas con centros móviles o itinerantes son claramente las que se dedican a tendidos eléctricos, a la
construcción de vías férreas o a determinados espectáculos públicos.
Requisito de causalidad
El artículo 40 ET requiere la existencia de razones económicas, técnicas, organizativas o de producción
para que el empresario pueda proceder a traslados o desplazamientos de sus trabajadores, en los términos
que ya vimos con anterioridad para la modificación sustancial de condiciones de trabajo, se consideran
causas de ese tipo las que estén relacionadas con la competitividad, la productividad o la organización
técnica o del trabajo en la empresa. De modo más específico, también se considera que concurren esas
razones cuando la movilidad geográfica tiene por objeto atender contrataciones referidas a la actividad
empresarial. Encajan aquí todos aquellos casos en los que la necesidad de desplazar a trabajadores o bien
forma parte de la organización habitual del trabajo en la empresa, o bien se debe a encargos concretos
procedentes de clientes o usuarios de sus servicios.
● Traslados
Es un tipo de movilidad geográfica que se caracteriza no sólo por la nota general de entrañar cambio de
residencia, sino también por su duración definitiva o muy prolongada en el tiempo, con el consiguiente
efecto en la vida y en la organización personal y familiar del trabajador. Por ello, se exigen al empresario en
estos casos unas condiciones de forma y procedimiento especialmente rigurosas. De hecho, el artículo 40
ET distingue también entre traslados individuales y traslados colectivos a la hora de precisar esos requisitos.
Para unos y otros el artículo 40.1 ET habla formalmente de cambios a un centro de trabajo distinto de la
misma empresa.
Traslado individual
Es el que afecta a un solo trabajador o a pocos trabajadores en comparación con el volumen de la plantilla
de la empresa.
El empresario debe notificar su decisión al trabajador y a sus representantes legales con una antelación
mínima de 30 días a la fecha de efectividad del traslado. Se trata de una compensación del empresario que
no requiere forma especial pero que ha de ser conocida por el trabajador para que produzca efectos y ha de
contener una indicación suficiente acerca de su causa y la fecha de sus efectos, como garantía para el
afectado. Si el trabajador acepta la decisión empresarial tienen derecho a una compensación por los gastos
propios y de su familia, ocasionados por el traslado. Si su cónyuge fuese trabajador de la misma empresa
tendrá derecho al traslado a la misma localidad, si hubiera puesto de trabajo.
La notificación del traslado también permite al trabajador 2 opciones:
• Puede inclinarse por la rescisión directa de su contrato, que le da derecho a una indemnización de
20 días de salario por año de servicio y un máximo de 12 mensualidades,y que ha de efectuarse dentro del
plazo que ya vimos con ocasión de la modificación sustancial de condiciones de trabajos
• Puede proceder a la impugnación de la orden empresarial ante la jurisdicción social, que deberá
efectuarse en el plazo de 20 días hábiles.
A resueltas de esa acción judicial, el juez declarará justificada o injustificada la decisión empresarial, con la
correspondiente orden de reposición del trabajador en su caso, o la declarará nula su concurre fraude de
ley, con los únicos efectos de reposición del trabajador.
El traslado que se realice sin observar las exigencias del artículo 40 ET y produzca menoscabo de la
dignidad del trabajador puede fundar una demanda de extinción del contrato de trabajo con mayor
indemnización.
Traslados colectivos
Es el que afecta a la totalidad del centro de trabajo, siempre que éste ocupe a más de 5 trabajadores y el
que afecta al menos, dentro de un periodo de 90 días, al número de trabajadores señalado por los umbrales
que ya conocemos: 10 en empresas de menos de 100 trabajadores, el 10 por 100 en empresas que ocupen
entre 100 y 300, y 30 en las que ocupen más de 300: si el empresario decide unilateralmente traslados en
períodos sucesivos de 90 días en número inferior a los umbrales señalados, sin que concurran causas
nuevas que justifiquen tal actuación, se considerarán efectuados en fraude de ley y serán declarados nulos
y sin efecto.
El procedimiento de traslado colectivo es más complejo, pues el empresario debe abrir un periodo de
consultas con los representantes legales de los trabajadores, de una duración no superior a 15 días, en el
que se deben tratar las causas motivadoras de la decisión empresarial y la posibilidad de evitar o reducir sus
efectos, así como sobre las medidas necesarias para atenuar sus consecuencias para los trabajadores
afectados. También aquí las partes deben negociar de buena fe, con vistas a la consecución de un
acuerdo, que en todo caso requiere la conformidad de la mayoría de los miembros del comité o comités de
empresa, de los delegados de personal, o de representaciones sindicales, si las hubiere, que, en su
conjunto, representen a la mayoría de aquéllos. Conseguido acuerdo, el empresario habrá de actuar
conforme al mismo. En otro caso, el empresario puede actuar como en los traslados individuales, con la
pertinente notificación del traslado y las mismas opciones para los trabajadores afectados, con la
posibilidad añadida de poner en marcha el proceso de conflicto colectivo en los término que ya vimos para la
modificación sustancial de condiciones de trabajo.
Dentro de los traslados hay 3 supuestos especiales:
● Desplazamientos
La regulación de los desplazamientos temporales es bastante más sencilla, entre otras razones porque el
cambio de puesto de trabajo tiene aquí menor intensidad en sus efectos sobre el trabajador y su familia. Por
lo pronto, no se distingue ahora entre desplazamientos individuales y colectivos, por lo que las reglas son
comunes al margen del número de trabajadores afectados. Principalmente se dispone que si el
desplazamiento es de duración superior a 3 meses el trabajador afectado debe ser informado con una
antelación suficiente a la fecha de su efectividad, que no podrá ser inferior a 5 días laborales.
Aceptado el desplazamiento, el empresario debe abonar al trabajador los gastos y las dietas. En
desplazamientos de duración superior a 3 meses el trabajador tiene derecho a un permiso de 4 días
laborales en su domicilio de origen por cada 3 meses de desplazamiento, sin computar como tales los de
viaje, cuyos gastos correrán a cargo del empresario. De cualquier modo, el trabajador afectado también
puede impugnar ante la jurisdicción social la decisión empresarial de desplazamiento en los mismos
términos que la de traslado y con consecuencias equivalentes.
El derecho al cobro de dietas se genera sólo en caso de desplazamiento temporal, cuando el cambio de
lugar de trabajo se hace con idea de que el trabajador vuelva al cabo de algún tiempo a su antiguo centro,
sin que se produzca un cambio de residencia habitual.
Pero también cabe plantearse si pueden ser introducidos unilateralmente por las partes del contrato de
trabajo. El trabajador tiene prácticamente vedada esta posibilidad, por la nota de subordinación en el
contrato de trabajo, aunque el ejercicio de algunos de los derechos que legal o convencionalmente se le
reconocen puede entrañar modificaciones en las condiciones de trabajo.
El empresario, puede introducir cambios en la prestación u organización del trabajo, ya sea al amparo de
sus poderes ordinarios de organización y dirección del trabajo, ya sea al amparo de las facultades que
específicamente le confiere el artículo 41 ET, que son más amplias que las anteriores en cuanto le permiten
modificar aspectos esenciales de la relación laboral, el empresario debe cumplir determinadas exigencias de
fondo y de procedimiento, aunque más intensas y minuciosas. El artículo 40 ET establece reglas similares
para los cambios de lugar de trabajo con cambio de residencia.
● Concepto y clases
El artículo 41 ET se ocupa específicamente de las modificaciones sustanciales de condiciones de trabajo.
Así pues, no se ocupa de toda modificación posible, sino únicamente de aquellas que, adoptadas o
propuestas por el empresario de modo unilateral, afectan a las condiciones de trabajo y tienen carácter
sustancial. Cualquier otra modificación que pretenda efectuar el empresario unilateralmente queda fuera del
radio de acción de ese precepto, de modo que para valorar si puede o no llevarla a cabo habrá que atender
a otros pasajes legales y, al poder de organización y dirección del trabajo que el artículo 20 ET le concede,
del que se deduce que el empleador puede introducir todos aquellos cambios que no sean sustanciales o
que no afecten a las condiciones comprendidas en el artículo 41 ET.
En esta lista están desde luego las condiciones de trabajo de mayor importancia en el marco de la relación
de trabajo. No es una lista exhaustiva sino abierta, puesto que el mismo precepto advierte que tendrán la
consideración de modificaciones sustanciales las que afecten a esas materias entre otras.
La fórmula utilizada por el artículo 41.1 ET merece algunas precisiones adicionales:
Modificación individual
El procedimiento para introducir modificaciones individuales es sencillo. Basta que la decisión empresarial
se notifique al trabajador afectado y a los representantes legales en la empresa con una antelación mínima
de 15 días a la fecha de su efectividad. Dicha notificación puede hacerse por todos aquellos medios que
sean aptos para que el destinatario tenga conocimiento fehaciente de esa decisión empresarial, así como de
la causa y fecha de efectos de la misma. La decisión del empresario es efectiva por si misma, sin necesidad
de aceptación ni de intervención de ningún otro tipo por parte del trabajador afectado o de dichos
representantes.
El trabajador que se muestre disconforme con la decisión empresarial, tiene 2 opciones ante esa decisión:
El incumplimiento de la orden judicial de reposición del trabajador, por ser injustificada o nula la decisión
empresarial, puede justificar la demanda de extinción del contrato al amparo del artículo 50 ET.
Modificación colectiva
La modificación sustancial de condiciones de trabajo de carácter colectivo deberá ir precedida de un periodo
de consultas con los representantes de los trabajadores. La consulta debe desarrollarse en una comisión
negociadora formada por la representación empresarial y la representación laboral, cada una de ellas con
un máximo de 13 miembros, y que es única para decidir en el conjunto de la empresa o, en su caso, en el
centro de trabajo o el conjunto de los centros de trabajo afectados por el procedimiento. La intervención en
esa comisión, corresponde en principio a las secciones sindicales, siempre que éstas existan y así lo
acuerden, y siempre que tengan la representación mayoritaria entre los comités de empresa o entre los
delegados de personal de los centros de trabajo afectados.
Durante tal periodo, se deberá debatir acerca de las causas aducidas por la empresa, de la posibilidad de
evitar o reducir sus efectos y de las medidas necesarias para atenuar sus consecuencias para los
trabajadores afectados, e incluso se deberá negociar de buena fe, con vistas a la consecución de un
acuerdo. Más allá de un mero intercambio de información y de pareceres sobre el problema, se busca un
pacto en sentido propio. Las partes podrán sustituir en cualquier momento el de consultas por
procedimientos de mediación y arbitraje.
De alcanzarse acuerdo en el periodo de consultas, se presume la concurrencia de las causas exigidas por
el artículo 41.1 ET, aunque cabe impugnación por fraude, dolo, coacción o abuso de derecho. Si no hubiese
acuerdo, el empresario podrá operar unilateralmente como en las modificaciones individuales: deberá
notificar su decisión a los trabajadores, en las condiciones que ya conocemos. En todo caso, el trabajador
afectado podrá ejercer sus facultades de rescisión de la relación laboral o de impugnación judicial. La
modificación colectiva también puede ser impugnada a través del proceso de conflicto colectivo.
El acuerdo que eventualmente se hubiera alcanzado entre empresario y representantes de los trabajadores
podría ser asimismo impugnado por esa vía procesal de alcance colectivo.
CONCEPTO
La suspensión del contrato de trabajo entraña una paralización temporal y no definitiva en los efectos del
contrato de trabajo. Como dice expresamente el artículo 45.2 ET, la suspensión exonera de las obligaciones
recíprocas de trabajar y remunerar el trabajo. No significa el cese de la totalidad de las obligaciones propias
del contrato de trabajo, pues se mantiene el vínculo entre las partes, aun cuando sea una situación singular.
Ambas partes siguen sujetas a sus respectivas obligaciones de buena fe, y el trabajador debe seguir
observando sus deberes de no competencia desleal.
Efecto esencial de la suspensión del contrato de trabajo es la reserva del correspondiente puesto de trabajo,
por lo que al cesar la causa que le dio origen “el trabajador tendrá derecho a la reincorporación al puesto de
trabajo reservado”. Esta regla se matiza no obstante para los casos de suspensión que deriven directamente
de un pacto entre las partes, para los que la ley se remite “a lo pactado”. Parece que en tales casos, los
interesados podrán acordar tanto la reserva como la pérdida del puesto.
Hay que distinguir dos tipos de suspensiones: unas en las que el trabajador mantiene un derecho de reserva
de puesto de trabajo, mientras que en otras ocasiones solo se le reconoce al trabajador un derecho
preferente al reingreso.
El mismo artículo 45 ET incluye entre las causas de suspensión el “mutuo acuerdo de las partes” y “las
consignadas válidamente en el contrato”.
Las causas de suspensión se dividen respecto a si son en interés del trabajador o de la empresa.
En interés del trabajador:
El artículo 45.1.c ET contempla la “incapacidad temporal” como situación provocada por enfermedad o
accidente que impide al trabajador prestar servicios durante un tiempo, esto es, de forma transitoria y
perecedera. Tal situación puede mantenerse como regla general hasta 365 días, prorrogables por otros 180
días si se presume posibilidad de curación y alta médica dentro de dicho plazo, o, si la incapacidad
responde a “periodos de observación” por posible enfermedad profesional, hasta 6 meses prorrogables por
otros 6 si el estudio y diagnóstico de la misma lo requiere.
Distinta es en principio la situación de incapacidad permanente, que constituye en cambio causa de
extinción del contrato de trabajo, pero con el matiz de que si tal contingencia procede de una previa
incapacidad temporal y a juicio del órgano competente fuera previsible una revisión por mejoría que
permitiera al interesado su reincorporación laboral, “subsistirá” la suspensión y la reserva del puesto de
trabajo por un periodo de 2 años.
• Maternidad
Su finalidad principal es disponer de un periodo de tiempo para atender al cuidado del hijo recién nacido y
proteger la salud de la madre que ha dado a luz.
En la actualidad tiene en principio una duración de 16 semanas, ampliables tanto en caso de parto múltiple
(2 semanas más por cada hijo a partir del segundo) como en algunas otras circunstancias: 2 semanas en
caso de discapacidad del hijo, y hasta 13 semanas en caso de parto prematuro u hospitalización del
neonato por más de 7 días.
Ese periodo ha de disfrutarse de manera ininterrumpida, antes o después del parto a opción de la
interesada, pero con la salvedad de que al menos 6 semanas sean inmediatamente posteriores al parto. En
caso de parto prematuro u hospitalización del neonato, el periodo de suspensión puede computarse desde
el alta hospitalaria.
El descanso puede disfrutarse en régimen de jornada completa o a tiempo parcial, salvo las 6 semanas
posteriores al parto que hay que disfrutarlas a tiempo completo obligatoriamente. En caso de querer hacer
uso del permiso a tiempo parcial hay que acordarlo con el empresario. En este último caso, el contrato
estaría suspendido sólo respecto a la mitad de la jornada que el empresario no tendría que retribuir, la parte
suspendida sería retribuida por la SS.
Titular de este derecho es la madre trabajadora, pero desde hace tiempo se prevé la posibilidad de que lo
comparta el padre cuando también sea trabajador, bien es cierto que en determinadas condiciones. Las
posibilidades son:
❖ Como regla general, la madre, al iniciar el periodo de descanso, puede optar por traspasar al padre
una parte determinada e ininterrumpida del periodo de descanso posterior al parto, para su disfrute
simultáneo o sucesivo con el suyo, aun cuando en el momento previsto para su reincorporación al trabajo la
madre se encuentre en incapacidad temporal
❖ Si la madre fallece, realizara o no un trabajo, el padre podrá hacer uso de la totalidad del periodo o
de la parte que resta, sin que se descuente lo que hubiera podido disfrutar la madre antes del parto
Si el hijo fallece o incluso no llega a nacer porque hay un aborto pero ya con un estado de embarazo
avanzado, la mujer tiene el derecho a disfrutar del permiso de maternidad de 16 semanas.
Los padres que acogen o adoptan a un niño tienen también derecho a una suspensión por dicha causa de
16 semanas de duración y se comienza a computar a partir del momento de la resolución administrativa o
judicial de adopción o acogimiento, aunque en casos de adopción internacional pueden comenzar a
disfrutarse incluso con 4 semanas antes de esa resolución. El titular del permiso de adopción es los dos
progenitores por igual, pero tendrán que establecer cómo lo van a disfrutar, pues solo hay permiso de 16
semanas de cuales son titulares los dos. Podrán disfrutarlo de forma simultánea o sucesiva, siempre con
períodos ininterrumpidos. En los casos de disfrute simultáneo, la suma de los periodos de descanso no
podrá exceder de lo estipulado con carácter general.
Obviamente, esa opción solo cabe en caso de que ambos trabajen. El permiso de adopción está cubierto
por prestaciones de SS. En el supuesto de discapacidad del menor acogido, la suspensión del contrato
tendrá una duración adicional de 2 semanas.
• Paternidad
La suspensión por paternidad está regulado en el 48.7 ET, que la prevé asimismo para los casos de
nacimiento de hijo, adopción o guarda con fines de adopción o acogimiento.
Tiene una duración de 13 días, a los que se suman 2 días más por cada hijo a partir del segundo, todo ello,
añadido a los dos días que por nacimiento de hijo concede el artículo 37.3 b ET.
En el caso de parto, la suspensión corresponde en exclusiva al otro progenitor, y en los casos de adopción o
acogimiento corresponde sólo a uno de los progenitores, a elección de los interesados, a sabiendas de que
quien disfrutara de forma íntegra del descanso de maternidad no puede acogerse al de paternidad. El
derecho habrá de ejercerse desde la finalización del permiso por nacimiento de hijo hasta que finalice el
periodo de suspensión por maternidad, aunque también se puede inmediatamente después de acabado
éste. La suspensión del contrato por esta causa puede afectar a toda o a parte de la jornada, aunque esta
segunda opción requiere que al menos se alcance el 50% de la jornada y que exista acuerdo previo entre
trabajador y empresario.
El artículo 45.1 ET recoge dos causas de suspensión que tan sólo pueden afectar a la mujer trabajadora. La
primera de ellas es la suspensión por riesgo durante el embarazo, prevista en el 45.1.d y regulada por el
artículo 48.5 ET. Esta suspensión finaliza el día en que se inicie la suspensión del contrato por maternidad
biológica o cuando desaparezca la imposibilidad de la trabajadora de reincorporarse a su puesto anterior o a
otro compatible con su estado.
La segunda es la suspensión por riesgo durante la lactancia natural, prevista y regulada por esos mismos
preceptos laborales. Corresponde cuando no sea posible evitar el riesgo a través de una adaptación de las
condiciones o el tiempo de trabajo y tampoco sea viable la movilidad de puesto de trabajo, y finaliza el día
en que el lactante cumpla 9 meses o cuando desaparezca la imposibilidad de la trabajadora de
reincorporarse a su puesto anterior o a otro compatible con su estado.
El artículo 26 LPRL dice que cuando se detecte un riesgo para el embarazo o la lactancia:
• Violencia de género
La suspensión del contrato de trabajo de la trabajadora víctima de violencia de género está prevista en el
45.1.n ET y se regula en el 48.6 ET.
La suspensión depende en este caso de la decisión de la trabajadora que se vea obligada a abandonar su
puesto de trabajo como consecuencia de esa circunstancia, y tiene una duración inicial máxima de 6 meses,
con la salvedad expresa de que el juez podrá prorrogar dicha suspensión por períodos de 3 meses, con un
máximo de 18 meses.
Durante todo ese tiempo se puede acceder a prestaciones de desempleo.
Tres causas de las causas de suspensión del contrato de trabajo previstas en el artículo 45.1 ET
contemplan la hipótesis de que el trabajador se encuentre afectado por deberes públicos o asuma cargos de
esta naturaleza.
La primera de ellas se refiere al cumplimiento del servicio militar, o de la prestación social sustitutoria y está
prevista en el 45.1.e ET, que implícitamente remite a la legislación vigente en esa materia. Según el 48.3
ET, el trabajador deberá reincorporarse a la empresa en el plazo máximo de 30 días naturales desde la
cesación del servicio.
El ejercicio de cargo público representativo está previsto en el 45.1.f ET. Se alude aquí al acceso del
trabajador, por los procedimientos pertinentes, a un cargo de carácter político cuyo ejercicio es incompatible
con la continuidad de la prestación de trabajo, bajo el presupuesto pues de que para su desempeño no son
suficientes los permisos previstos en el 37.3.d ET. También se exige que el trabajador se reincorpore en el
plazo máximo de 30 días a partir de su cese en el cargo de que se trate.
Una tercera causa es la excedencia forzosa prevista en el 45.1.k ET. Ésta nació para dar cobijo al trabajador
que pasaba a ejercer un cargo público representativo, lo cual aconseja preguntarse por sus diferencias con
la causa anterior.
• Privación de libertad
La privación de libertad del trabajador actúa como causa de suspensión mientras no exista sentencia
condenatoria, con el fin de mantener la expectativa del trabajador de volver a la empresa en caso de
absolución o sobreseimiento de la correspondiente causa penal. Una vez firma la eventual sentencia
condenatoria, la privación de libertad puede justificar el despido disciplinario. Por supuesto, no tiene estos
efectos una pena distinta de la de privación de libertad, por ejemplo la de multa.
En estos dos casos, el trabajador queda privado temporalmente de su trabajo a raíz de actos ilícitos, aunque
de distinto tenor y envergadura.
En interés de la empresa:
1. Que los efectos de dichas causas sean tan intensos en la prestación de servicios como para
aconsejar razonablemente su paralización
2. Que su incidencia sea temporal o transitoria, no definitiva
Todas estas causas, puede justificar también una reducción temporal de jornada. El procedimiento aplicable
a la suspensión por causas económicas es muy similar al previsto para los despidos colectivos, aunque en
estos casos se desarrolla de forma más abreviada, y no genera derecho de indemnización para los
trabajadores afectados por la medida.
Tras la finalización del periodo de consultas, si el empresario decide la suspensión de los contratos de
trabajo habrá de notificarla a los trabajadores afectados y a la autoridad laboral dentro de los 15 días
siguientes a la última reunión; de no hacerlo en dicho plazo, se entiende caducado el procedimiento. El
posible acuerdo que se alcanzaría durante el periodo de consultas entraña la presunción de existencias de
la causa justificativa de la suspensión, de modo que sólo se admitirá impugnación por otros motivos, como
concurrencia de fraude, dolo, coacción o abuso de derecho, o fines de obtención indebida de prestaciones
de desempleo.
A diferencia del despido, este procedimiento es aplicable con independencia del número de trabajadores
afectados, tal vez porque para acceder a la situación legal de desempleo y devengar las correspondientes
prestaciones es aconsejable un mínimo seguimiento por parte de las autoridades laborales competentes.
Los trabajadores que serían objeto de esta medida son los que diga el empresario, pues tiene libertad de
elección, puede ser toda la plantilla o parte de ella. El único límite es que los criterios de selección no
pueden ser discriminatorios y que los representantes de los trabajadores son los últimos en soportar la
suspensión, pero no tienen esta garantía respecto de la reducción de jornada
• Fuerza mayor
Para proceder a la suspensión de los contratos por fuerza mayor, el empresario debe seguir el
procedimiento previsto para la extinción por esa misma causa, aunque en este caso los trámites son más
abreviados y los trabajadores no devengan indemnización. La decisión empresarial podrá ser impugnada
por las vías jurisdiccionales anteriormente citadas.
• Suspensión disciplinaria de empleo y sueldo
Se trata de una medida disciplinaria que el empleador puede adoptar conforme a la potestad que le
reconoce el artículo 58.1ET, que remite básicamente a los convenios colectivos para la tipificación y
regulación de este tipo de medidas. La duración de la suspensión por este motivo depende desde luego de
la gravedad de la infracción cometida, y suele oscilar entre unos pocos días y varios meses.
El reconocimiento del derecho del trabajador a ausentarse del trabajo a efectos de adherirse a una
convocatoria de huelga se articula desde el punto de vista contractual como una suspensión del contrato
que exime al trabajador de prestar servicios e interrumpe el deber retributivo del empleador. Cuando se
produce una participación activa en huelga ilegal, el contrato no quedaría suspendido e incluso el
empresario podría despedirlo disciplinariamente, por faltas de asistencia injustificadas, lo que impide
considerar que estos trabajadores se encuentren en situación de suspensión del contrato de trabajo.
El cierre patronal supone negarle el acceso al puesto de trabajo al conjunto de los empleados de la empresa
y, con ello, provocar la suspensión de la relación laboral en tanto perdure la situación de anormalidad que
justifique el cierre. El cierre de los centros de trabajo se limitará al tiempo indispensable para asegurar la
reanudación de la actividad de la empresa, o para la remoción de las causas que lo motivaron, debiendo en
todo caso reanudarse la actividad cuando fuera requerido a tales fines por la autoridad laboral.
EXCEDENCIAS LABORALES
La excedencia también supone una paralización de las obligaciones de trabajar y abonar el salario. Como la
suspensión, la excedencia debe diferenciarse tanto la extinción del contrato, que acarrea la pérdida
definitiva de sus efectos, como de otras posibles interrupciones, como la que es típica de los contratos de
trabajo de carácter fijo discontinuo o las que se deben al disfrute de permisos o a fines de descanso. La
excedencia es una figura de mayor complejidad que la suspensión, ante todo porque legalmente se
distingue entre:
1. Excedencia forzosa, que expresamente se incluye entre las causas de suspensión, y tiene efectos
propios de ésta
2. Excedencia voluntaria, que tiene efectos distintos, y que sólo genera un derecho expectante para el
trabajador respecto de su empleo
Mediante disposición legal se puede añadir otro tipo de excedencia, como ha hecho la propia ley para el
cuidado de hijos o familiares, para el ejercicio de funciones sindicales, o para supuestos de incompatibilidad
en el sector público.
TEMA 12
EXTINCIÓN DEL CONTRATO
CONCEPTO DE DESPIDO
Se entiende la extinción del contrato de trabajo por decisión o voluntad unilateral del empresario. En nuestro
sistema esa decisión tan sólo puede adoptarse cuando concurre una causa justificada, cuya ausencia
entraña consecuencias negativas para el empresario. De ahí que el despido sea causal y no libre, sin
perjuicio de que de modo excepcional se admitan supuestos de despido sin acreditación de causa, como
periodo de prueba.
La acción de despido es la que permite dar virtualidad a la exigencia de justa causa. A través de ella el juez
ha de constatar si concurre o no motivo justificado en la extinción, para declarar la validez o no del despido.
De todas formas, la ruptura del contrato sigue estando en buena medida en manos del empresario:
Cuando comunica o preavisa el despido, el empresario está obligado a presentar al trabajador una
propuesta de liquidación de las cantidades adeudadas para que el interesado pueda realizar las
comprobaciones oportunas. Esta obligación trata de evitar abusos e incumplimientos con ocasión del
finiquito o saldo de cuentas.
Dimisión
Puede definirse como facultad del trabajador de resolver libre y voluntariamente el contrato de trabajo, sin
necesidad de alegar causa. La legislación vigente prevé la dimisión como un derecho de carácter general,
propio de todo contrato, que se aplica indistintamente a contrato temporales e indefinidos. La facultad de
dimisión puede tropezar con alguna limitación cuando se han asumido compromisos ciertos de estancia en
la empresa; el derecho a rescindir el contrato de trabajo no es cuestionable en ningún caso, ni el
ordenamiento jurídico lo somete a condición alguna.
Entre las causas de extinción del contrato de trabajo de los deportistas profesionales, no se prevé la
dimisión; de tal modo que la ruptura del contrato sin causa justificada genera derecho a indemnización en
favor del club.
Los requisitos son el preaviso y la declaración de voluntad, ambas se encuentran en el artículo 49.1.d) ET,
el cual exige que se efectúe mediante el preaviso que señalen los convenios colectivos o la costumbre del
lugar, y este puede fijarse también en contrato o pacto individual.
Esta exigencia tiene por objeto que el empresario pueda sustituir adecuadamente al trabajador dimisionario,
y de ella se deduce que la dimisión se configura como declaración de voluntad de carácter recepticio, pues
para que produzca plenos efectos, y suponga la extinción del contrato de trabajo, es necesario que sea
conocida por el otro contratante, mediante signos escritos o verbales, o de manera tácita, mediante hechos
concluyentes que hagan ver la decisión de poner fin al contrato. Para que la dimisión sea válida y efectiva
debe tratarse en todo caso de una decisión del trabajador libre y consciente, mediante consentimiento no
viciado.
El preaviso no es condición ineludible para la extinción del contrato, pero su omisión puede generar derecho
a indemnización de daños y perjuicios en favor de la parte afectada, si se acreditan perjuicios;
indemnización que no tiene su causa en la ruptura del contrato sino en el carácter sorpresivo de la extinción,
y cuya exigencia y cuantía se regirán por las reglas de los artículos 1101 y ss CC. El solo hecho de la
dimisión del trabajador no genera derecho a indemnización para ninguna de las partes, salvo pacto o
previsión en contrario.
Por último, dentro de la dimisión encontramos una limitación, la cual habla del pacto de permanencia en la
empresa (artículo 21.4 ET), a través de dicho pacto, si el trabajador abandona, deberá abonar al empresario
los perjuicios causados.
Los traslados (artículo 40.1 ET): El trabajador tiene derecho a desistir de la relación laboral percibiendo
indemnización de 20 d/salario por año de servicio, con un tope de 12 mensualidades (traslado individual y
colectivo).
Hay que tener en cuenta que concede al trabajador una indemnización de cuantía tasada, que impide
solicitar una compensación adicional al amparo de las reglas civiles.
Se trata de una EXTINCIÓN JUDICIAL del contrato de trabajo a petición del trabajador.
FUNDAMENTO: conducta empresarial que perjudica al trabajador.
Las causas que permiten esta vía de extinción se encuentran en el artículo 50 ET:
Modificación sustancial de las condiciones de trabajo: son las que afectan a las materias mencionadas en el
41 ET, a las que ha de sumarse el traslado. Estos preceptos permiten al trabajador rescindir directamente su
contrato con derecho de indemnización de 20 días salario/año servicio, con un máximo de 9 o 12
mensualidades; pero el 50 ET le habilita también para solicitar al juez la extinción, con una indemnización
superior, cuando la decisión afecta a bienes o derechos básicos como la formación profesional, la dignidad
(cuando se causa mayor perjuicio al trabajador) y cualquier otro perjuicio notable.
Falta de pago o retraso en el pago del salario (artículo 50.1.b) ET): Requisitos:
❖ Conducta continuada y persistente. Es decir, que no sea un solo retraso (para estos supuestos el
trabajador tiene derecho al recargo de mora, art. 29.3 ET)
❖ Que no se refiera a deudas controvertidas
❖ Que afecte a conceptos salariales (se exceptúan los extrasalariales: dietas, indemnizaciones, pago
de IT, etc.)
Otros (causa genérica): el artículo 50.1.c) ET añade como causa genérica de resolución cualquier otro
incumplimiento grave de sus obligaciones contractuales por parte del empresario, salvo los supuestos de
fuerza mayor. Habrá de tratarse en todo caso de un incumplimiento contractual, con independencia de que
afecte a los bienes personales o profesionales del trabajador;
- Grave, que cause tales perjuicios al trabajador que haya razonablemente imposible la continuidad
de la relación del trabajo
- Culpable, imputable de alguna forma al empresario, lo que deja fuera los incumplimientos debidos a
causas de fuerza mayor.
Como regla general, se exige que la relación laboral esté viva en el momento de ejercicio de la acción
judicial y que mientras tanto el trabajador siga prestando sus servicios en la empresa, salvo que concurra
alguna circunstancia especial (riesgo para la salud o la vida, grave perjuicio patrimonial, etc).
Una vez la sentencia judicial sea firme, produce la extinción del contrato.
En cuanto al plazo de prescripción, será de 1 año, teniendo en cuenta el artículo 59.1 ET. Por otra parte,
respecto a la indemnización:
❖ Igual a la del DESPIDO IMPROCEDENTE (33 días de salario por año de servicio, con tope de 24
mensualidades)
❖ El juez puede añadir otra indemnización por daños y perjuicios si se han lesionado derechos
fundamentales)
Genera derecho a solicitar prestaciones por desempleo.
Abandono
Otra cosa diferente a la dimisión es el abandono del puesto de trabajo, el cual consiste en que el
trabajador no acude al trabajo sin previo aviso y no vuelve a aparecer por la empresa. En este caso el
abandono del puesto de trabajo funciona como causa extintiva pero el empresario puede pedir una
indemnización por daños y perjuicios porque no es una manera correcta de extinguir el contrato.
En el art.50.1 ET se contemplan cuatro causas, por las cuales el trabajador puede solicitar ante el juez la
extinción de su contrato:
❖ Que se haya procedido a una modificación sustancial de las modificaciones de trabajo incumpliendo
el art.41 ET y esa modificación afecta a la dignidad del trabajador.
❖ La falta de pago o retrasos continuados en el pago del salario. Aquí encontramos 2 conductas: el
incumplimiento absoluto de la obligación de abonar el salario y su cumplimiento extemporáneo,
representado por retrasos continuados en su pago.
❖ Cualquier otro incumplimiento grave de las obligaciones empresariales: puede referirse a sus
obligaciones pactadas en el contrato.
❖ Una última causa es la negativa del empresario a reintegrarme con mis antiguas condiciones de
trabajo cuando una sentencia judicial haya declarado injustificadas las modificaciones de las condiciones de
trabajo o una medida de movilidad geográfica.
Lo más interesante de este artículo 50 ET está regulado en su apartado dos que dice que en este caso se
extingue el contrato pero además el trabajador tendrá derecho a una indemnización idéntica a la del despido
improcedente que es de 33 días de salario por cada año de servicio con un tope de 24 mensualidades
(Art.56 ET).
En casos de dimisión o abandono no tiene derecho a prestación por desempleo ya que estas se da cuando
se extingue el contrato de trabajo por causas ajenas a la voluntad del trabajador.
Mutuo acuerdo
Según el artículo 49.1.a) ET el contrato de trabajo puede extinguirse por mutuo acuerdo de las partes. Se
trata de un mutuo acuerdo resolutorio, que habría que llamarse mutuo disenso, puesto que expresa la
ruptura entre las partes y su voluntad de dar por terminado la relación laboral; es un acuerdo liberatorio,
cuyo fin es poner término a una relación ya iniciada. La extinción se produce por la conjunción de ambas
voluntades, normalmente a propuesta de una parte aceptada por la otra. Esta forma de extinción no produce
mayores efectos, pero las partes pueden pactar, por ejemplo, una indemnización en favor del trabajador.
El acuerdo mutuo de extinción del contrato de trabajo suele reflejarse en un documento firmado por las
partes con el que también se liquidan las cuentas u obligaciones pendientes.
Para que tenga efectos extintivos y liberatorios este finiquito debe manifestar de forma clara y expresa la
voluntad de poner fin al contrato, y debe ser fruto de un consentimiento libre y sin vicios. El trabajador puede
solicitar la presencia de un representante legal en el momento de firmar el recibo de finiquito, más que nada
como medida de precaución y garantía.
• Directa, mediante la inclusión de una fecha o la determinación exacta de la duración del contrato
• Indirecta, mediante la remisión a la duración de la obra o servicio objeto del contrato
También hay que decir que es precisa denuncia de las partes, y que además de hacerse por escrito o a
través de otros medios que permitan ser conocidas por la otra parte, deberá expresarse con un preaviso de
15 días cuando el contrato sea de duración superior a 1 año. El incumplimiento del preaviso no impide la
extinción del contrato, aunque puede originar indemnización de daños y perjuicios. La falta de denuncia
conduce, como regla general, al carácter indefinido del contrato, pero en los contratos de trabajo de
duración determinada que tienen establecido un plazo máximo de duración, la falta de denuncia tan sólo
supone su prórroga automática hasta la duración máxima legalmente establecida; cumplido ese periodo, o
realizada la obra o servicio, la falta de denuncia implica ya la prórroga automática por tiempo indefinido. Por
otra parte, si el que denuncia es el empleador, habrá de acompañar una propuesta de liquidación de
cantidades adeudadas (art. 49.2 ET). Salvo en los contratos formativos y de interinidad, el trabajador
tiene derecho a indemnización, en cuyo caso será 12 días/salario por año de servicio.
El artículo 49.1.g) ET establece que el contrato de trabajo se extinguirá por muerte, jubilación o
incapacidad del empresario, o por extinción de la personalidad jurídica contratante. Las 3 primeras
causas se refieren al empresario persona física; la última, al empresario persona jurídica y ha de seguir el
régimen del despido colectivo.
La jubilación del empresario entraña la extinción del contrato cuando supone no sólo la cesación en el
trabajo a causa de la edad, sino también el cierre del negocio.
En cualquiera de los casos, la extinción sólo puede producirse si no hay continuación o sucesión en la
empresa o en el negocio que regentaba el anterior empleador. Para que se produzca la extinción es
necesaria, por otra parte, una declaración fehaciente de esos hechos, aunque no necesariamente ha de
esperarse a la finalización del expediente de incapacidad o jubilación. La decisión de jubilación debe ir
seguida del cese de la actividad y de la comunicación de extinción de los contratos de trabajo, aunque para
ello el empleador cuenta con un plazo prudencial, que no puede ser tan prolongado como para que
desaparezca la relación de causalidad entre uno y otro acto. La extinción del contrato de trabajo por muerte,
jubilación o incapacidad del empresario conlleva una indemnización equivalente a un mes de salario.
El empresario tiene unas obligaciones, la cual es entregar al trabajador documentación necesaria, entre ella,
la propuesta de liquidación de cantidades adeudadas. Destacan:
Al no ser jurídicamente posible su sustitución dentro del mismo contrato, la muerte del trabajador produce
automáticamente la extinción de la correspondiente relación laboral. No genera esta causa derecho a
compensación específica, salvo pacto en contrario, aunque los herederos podrán reclamar las partidas
pendientes de cobro. Solo se abona los salarios devengados y no percibidos. En la relación laboral especial
de deportistas profesionales se reconoce derecho a indemnización a favor de familiares. No opera esta
causa cuando con anterioridad el trabajador ya había sido objeto de despido.
La incapacidad permanente del trabajador es causa directa de extinción del contrato, en sus grados de
total, absoluta o gran invalidez. Esta causa de extinción no da derecho a indemnización, salvo previsión en
contrato o convenio colectivo. Aunque la ley no lo especifique, la jurisprudencia entiende que para que se
produzca la extinción del contrato es necesaria una resolución administrativa firme de los órganos
correspondientes de la seguridad social que declare la incapacidad, así como denuncia del contrato por
alguna de las partes. Con todo, conviene distinguir entre 2 situaciones posibles:
No supone extinción del contrato de trabajo, sino tan sólo suspensión, la incapacidad permanente que a
juicio del órgano de calificaciones vaya a ser presumiblemente objeto de revisión por mejoría y permita la
reincorporación al puesto de trabajo.
Por otra parte, no es causa de extinción la incapacidad temporal, la cual solamente da lugar a la suspensión
del contrato de trabajo, según el artículo 45 ET.
En sus grados ABSOLUTA y GRAN INVALIDEZ, no parece que haga falta denuncia. Sí, en cambio en la
TOTAL, pues es posible que el trabajador siga prestando servicios en la empresa en otro puesto de trabajo,
previo acuerdo de las partes.
Por último, la jubilación de los trabajadores asalariados es de carácter voluntario, de modo que el trabajador
no puede ser obligado a cesar en el trabajo por el mero cumplimiento de una determinada edad: la jubilación
es un derecho que puede ejercitar cuando cumpla los requisitos exigidos por la ley, entre ellos la edad
establecida a tal efecto en el sistema de seguridad social. Como regla general, esa edad es de 67 años, sin
perjuicio de que por razones diversas sea posible acceder a la jubilación a edades inferiores, como ocurre
con la jubilación anticipada. No se produce la extinción del contrato de trabajo cuando:
❖ La jubilación es parcial,
❖ Ni cuando el trabajador se acoge a las posibilidades legales de compatibilizar pensión y trabajo
La jubilación no genera derecho a indemnización a cargo del empresario, aunque puede pactarse en el
propio contrato o en convenio colectivo.
DEFINICIONES DE INCAPACIDAD:
Es la extinción del contrato de trabajo por voluntad unilateral del empresario, el trabajador por lo tanto pierde
su puesto de trabajo sin haberlo deseado. La extinción involuntaria es el requisito necesario para la
prestación por desempleo, por lo que el ordenamiento laboral prevé para el trabajador esta prestación
cuando se da el despido. También otro requisito es la cotización.
En nuestro sistema jurídico el despido no es libre, aunque hay algunos aspectos que matizan esta
afirmación. Esto significa que necesitamos una causa para el despido, y atendiendo a esa causa (las
causas aparecen recogidas en el ET) podemos distinguir entre varios tipos de despido.
DESPIDO DISCIPLINARIO
El despido disciplinario se encuentra regulado en los artículos 54 a 56 ET. Es una consecuencia, como ya
dijimos, del poder sancionador del empresario, pues se trata de la sanción más grave que puede imponer el
empresario al trabajador en virtud de este poder. En este caso, debe operar el principio de proporcionalidad,
por lo que se requiere un incumplimiento muy grave para acudir a esta sanción.
Se necesita un incumplimiento de las obligaciones laborales del trabajador, y además ese incumplimiento
tiene que ser grave, culpable(conducta negligente, posible evitación de la conducta lesiva por parte del
trabajador) y referido a las cuestiones relacionadas con su contrato de trabajo.
La gravedad del incumplimiento puede venir dada por su intensidad (Ej: insultos, sustraer dinero de la caja)
o por su reiteración (Ej: llegar muchos días tarde).
El hecho de que el incumplimiento tenga que ser contractual, crea situaciones problemáticas. (Ej: Una alta
directiva de una empresa catalana publica en Twitter, distintos tweets insultando a políticos, ¿se puede
despedir o no?
La empresa aludía el perjuicio de su reputación ya que se identificaba a la alta directiva con la empresa, y
despide a la trabajadora porque vulnera la buena fe contractual).
El apartado 2do del artículo 51 ET nos dice que se considerarán incumplimientos contractuales las causas
recogidas en el artículo 54 ET; son las siguientes:
❖ Las faltas repetidas e injustificadas de asistencia o puntualidad al trabajo. Las faltas de puntualidad
pueden ser irse antes o llegar tarde. El precepto exige que sean repetidas e injustificadas, por lo que es muy
importante la reiteración para verificar este supuesto. El ET no dice nada sobre la cantidad de días
necesarios para poner la sanción de despido disciplinario, pero el convenio colectivo puede establecerlo.
Si las circunstancias son justificadas, no se puede aplicar este despido.
❖ Las ofensas verbales o físicas al empresario, a los trabajadores de la empresa, o familiares que
convivan con ellos. Ofensas verbales pueden ser consideradas insultos, amenazas, chantajes, etc, pero
deben ser suficientemente graves para apreciarse el despido disciplinario. Las ofensas verbales no deben
ser consideradas de manera estricta. No necesariamente han de ser verbales, pueden ser por escrito,
fotografías etc.
Las ofensas físicas también son defendidas, puesto que el empresario debe salvaguardar la integridad física
del trabajador. Las víctimas pueden ser el empresario, los demás trabajadores (ya que siguiendo la
prevención de riesgos laborales, el empresario debe proteger a los trabajadores), los clientes (siguiendo los
criterios del TS), y por último, también los familiares, siempre que conviva con ellos.
❖ Acoso por razón de origen, racial, acoso sexual, laboral (mobbing) etc. El empresario, como ya
dijimos, tiene que proteger la integridad física y psíquica de los trabajadores, por lo que debe protegerlos
contra estas circunstancias, sino puede recaer en una indemnización por daños y perjuicios, responsabilidad
etc..
Además de la carta, hay otros supuestos en los que se suman exigencias formales.
❏ Si el trabajador está afiliado a un sindicato, y el empresario conoce esa afiliación, entonces tiene
que dar audiencia previa a los delegados sindicales antes de proceder al despido disciplinario. (Art. 55.1
ET)
❏ Si el despido va a afectar a un representante de los trabajadores, entonces es necesario abrir un
expediente contradictorio (intercambio de puntos de vista), siguiendo el artículo 55.1 ET, en el que
participen la persona que va a ser despedida y los miembros de la representación.
A veces, en la práctica, se rompen las relaciones laborales pero se incumplen totalmente los requisitos de
forma. Se produce lo que los tribunales denominan despido tácito. Existen una serie de actos que hacen que
el trabajador piense que lo han despedido.
En estos casos, lo difícil es determinar si ya ha concluido el plazo de caducidad para presentar la acción por
despido. En este sentido la jurisprudencia dice que el plazo empezará a computar desde el momento en el
que haya indicios razonables del despido disciplinario.
El despido tácito siempre será declarado improcedente.
El artículo 55.2 ET nos habla de la subsanación del despido. Este artículo se refiere al supuesto de que el
empresario haya enviado la carta de despido, pero haya omitido algún requisito de forma. Si el empresario
advierte que se han incumplido algunas de estas formalidades, y que por lo tanto será declarado
improcedente el despido, el ET da la posibilidad de que el empresario pueda realizar un nuevo despido. Si el
empresario rectifica, está efectuando un nuevo despido a efectos de cómputo. Para realizar ese nuevo
despido, el empresario tiene como plazo 20 días a contar desde el primer despido a no ser que el trabajador
hay impugnado ese despido, porque en cuyo caso el despido se declarará improcedente. La consecuencia
principal de esto, es que en el caso de haber un segundo despido, se deben pagar los salarios del periodo
entre el primer y el segundo despido.
A partir del momento en el que recibes la carta de despido tienes dos opciones:
❏ Impugnar el despido: el trabajador tiene una acción, que es el derecho a impugnar el despido ante la
jurisdicción social (art 59.3). EL plazo de caducidad de esta acción es de 20 días hábiles, se excluyen los
sábados, domingos y festivos del lugar del órgano jurisdiccional.
❏ No impugnar.
El artículo 135 de la LEC, nos da la posibilidad de presentar la acción de despido hasta las 15:00 horas del
día siguiente una vez concurridos esos 20 días (imp). El artículo 63 de la LJS, no dice que antes de
presentar la demanda ante la jurisdicción social es preciso hacer un trámite administrativo previo que se
trata de presentar una papeleta de conciliación ante el SMAC (el cuál no va a concertar una cita entre el
empresario y el trabajador) Si no llegamos a un acuerdo, nos dará un certificado con el que podemos acudir
a los juzgados.
Cuando presentamos la papeleta, el plazo de caducidad de 20 días queda suspendido, que se vuelve a
reanudar cuando la administración extiende el certificado de intento de conciliación.
1. Que se declare el despido procedente: todo se ha realizado conforme a la Ley, existía causa y se
cumplen los requisitos de forma. Se convalida la decisión empresarial. El despido ha sido válido. (Art. 55.7
ET)
2. Que se declare el despido improcedente: el juez nos dice que el despido es improcedente cuando se
incumplen los requisitos de causa o de forma (por ejemplo, el despido se realiza de forma oral). También
puede ser que haya causa pero esta no tenga la suficiente gravedad, no hay proporcionalidad. En ese caso,
la sentencia declara improcedente el despido y :
❖ o se deberá indemnizar por 33 días de salario por año trabajado con un tope de 24 mensualidades
prorrateándose por meses los períodos inferiores a un año. Esta indemnización puede ser mejorada por
convenio colectivo.
Esta indemnización es establecida por la ley del 2012. Para las personas que hayan empezado su relación
laboral antes del 12 de febrero 2012 se aplicará la indemnización anterior (45 días por año con un tope de
42 meses) al periodo que hayan trabajado antes de esta fecha y la indemnización actual al periodo
posterior. El tope a esta regla es que la suma de ambas cuantías no puede superar 720 días de salario. Si
los 720 días los alcanzamos con la regla vieja nos quedaríamos ahí.
El empresario tiene 5 días para decidir qué hace. Si en esos 5 días no dice nada, se entiende que opta por
la readmisión del trabajador.
Si la persona que se despide es un representante legal o sindical, esa opción corresponde al representante.
Hay un supuesto específico cuando el despido es declarado improcedente por defecto de forma. En estos
casos el art
110.4 de la ley de jurisdicción social nos permite llevar a cabo un nuevo despido una vez haya dictado la
sentencia el despido improcedente.
En este caso se puede readmitir al trabajador pagándole los salarios de tramitación, volviéndolo a despedir
tras esto. Tiene un plazo de 7 días desde la notificación de la sentencia.
3. Que se declare el despido nulo: Art 55.5 nos indica cuales son las razones por las que un despido puede
ser calificado como nulo. Serán declarados nulos los despidos discriminatorios, todos aquellos que tengan
detrás alguna de las causas que menciona el art 14 de la CE y el 17 del estatuto de los trabajadores.
También será declarado nulo el despido que se lleve a cabo vulnerando derechos fundamentales y
libertades públicas.
También se declaran nulos los despidos que puedan estar vulnerando derechos de maternidad y paternidad
y derechos de conciliación familiar.
Art 55.5 a, b y c.
a) El de los trabajadores durante los periodos de suspensión del contrato de trabajo por maternidad,
adopción, guarda con fines de adopción, acogimiento, paternidad, riesgo durante el embarazo o riesgo
durante la lactancia natural a que se refieren los artículos 45.1.d) y e) o por enfermedades causadas por
embarazo, parto o lactancia natural, o el notificado en una fecha tal que el plazo de preaviso concedido
finalice dentro de dichos periodos.
b) El de las trabajadoras embarazadas, desde la fecha de inicio del embarazo hasta el comienzo del
periodo de suspensión a que se refiere la letra a); el de los trabajadores que hayan solicitado uno de los
permisos a los que se refieren los artículos 37.4, 5 y 6, o estén disfrutando de ellos, o hayan solicitado o
estén disfrutando la excedencia prevista en el artículo 46.3; y el de las trabajadoras víctimas de violencia de
género por el ejercicio de los derechos de reducción o reordenación de su tiempo de trabajo, de movilidad
geográfica, de cambio de centro de trabajo o de suspensión de la relación laboral en los términos y
condiciones reconocidos en esta ley.
c) El de los trabajadores después de haberse reintegrado al trabajo al finalizar los periodos de
suspensión del contrato por maternidad, adopción, delegación de guarda, acogimiento, o paternidad a que
se refiere el artículo 45.1.d), siempre que no hubieran transcurrido más de nueve meses desde la fecha de
nacimiento, adopción, delegación de guarda o acogimiento del hijo o del menor.
El despido será declarado nulo siempre que no se pueda probar que existe una causa legal para proceder a
él.
En todos estos casos el tratamiento de la prueba está sometido a una regla especial. El trabajador que
impuga el despido tiene que aportar al juicio un indicio, no se le exige prueba plena. Basta con que se
presente una prueba indiciaria, una vez presentada esta la carga de la prueba recae sobre el empresario
que deberá probar que la causa de despido fue otra ajena a la vulneración de derechos fundamentales o a
la discriminación.
Si la sentencia declara el despido nulo, el empresario deberá readmitir al trabajador en su mismo puesto de
trabajo con las mismas condiciones debiendo pagar los salarios de tramitación desde el momento que se
efectuó el despido hasta el momento de la sentencia.
Además el trabajador puede añadir a su acción de demanda de despido una indemnización por daños y
perjuicios. Estos daños y perjuicios se deberán probar en el juicio.
El empresario está obligado a pagar salarios de tramitación en dos supuestos: en el despido improcedente y
en el despido nulo. Si la sentencia que califica el despido como nulo o improcedente se dicta transcurridos
más de 90 días hábiles desde que se presenta la demanda, el empresario puede reclamar al Estado el
reembolso de parte de los salarios de tramitación. Tiene derecho a reclamar la parte que exceda de los 90
días hábiles. Art 56.5 del ET. Esta reclamación se realiza a través de un proceso judicial especial.
DESPIDO OBJETIVO
Esta modalidad de despido se encuentra regulada en el art 52 del ET. Este artículo enumera las causas
objetivas por las que se puede proceder al despido. Las causas son variadas pero en todas se encuentra
una imposibilidad externa de continuar con la relación laboral por causas objetivas.
❖ La primera causa sería la ineptitud del trabajador conocida o sobrevenida con posterioridad a
su incorporación a la empresa. La no aptitud del trabajador puede consistir en que el trabajador no tiene la
titulación requerida, un permiso de trabajo etc. En otras ocasiones la aptitud se refiere a las condiciones
personales, que el trabajador tenga la habilidad necesaria para llevar a cabo el trabajo. La ineptitud significa
que se han perdido estas facultades. Tendríamos despido objetivo si los casos no se pueden encauzar por
otras vías (incapacidad permanente, jubilación etc.).
La ineptitud tiene que ser sobrevenida o conocida con posterioridad, si el empresario lo sabía al tiempo de
contratarlo no puede despedirlo por esta razón.
El art 39.3 dice que no podrá invocarse como causa de despido la ineptitud indefinida cuando esta se derive
de una movilidad funcional.
Art 39.3 ET estaría prohibido el despido por movilidad funcional bajo este precepto.
❖ Causas ETOP. Estas causas nos permiten llevar a cabo un despido objetivo y también un despido
colectivo. Esto dependerá del número de trabajadores afectados por el despido. El art 51 contiene los
umbrales númericos, si se alcanzan estos tenemos que tramitar el despido colectivo obligatoriamente. Si no
alcanzamos estos umbrales podemos despedir por despido objetivo. La diferencia entre despido objetivo y
colectivo es muy importante, el procedimiento es mucho más sencillo en el despido objetivo.
No todas las faltas pueden computar a estos efectos. No pueden computar faltas que se respalden en el
ejercicio de derechos fundamentales, por ejemplo.
No se computarán como faltas de asistencia, a los efectos del párrafo anterior, las ausencias debidas a
huelga legal por el tiempo de duración de la misma, el ejercicio de actividades de representación legal de los
trabajadores, accidente de trabajo, maternidad, riesgo durante el embarazo y la lactancia, enfermedades
causadas por embarazo, parto o lactancia, paternidad, licencias y vacaciones, enfermedad o accidente no
laboral cuando la baja haya sido acordada por los servicios sanitarios oficiales y tenga una duración de más
de veinte días consecutivos, ni las motivadas por la situación física o psicológica derivada de violencia de
género, acreditada por los servicios sociales de atención o servicios de Salud, según proceda. Tampoco se
computarán las ausencias que obedezcan a un tratamiento médico de cáncer o enfermedad grave.
Básicamente las faltas que computan serían las IT por contingencias comunes de duración inferior a 20 días
consecutivos o como máximo de 20 consecutivos.
La razón de esto esque estas faltas suponen una grave carga para el empresario. En principio los 3
primeros días de la IT el trabajador no tendría derecho a la prestación pero muchos convenios establecen
este derecho a cargo del empresario. La SS no empieza a pagar la prestación hasta el 16º día, por lo tanto
el empresario tiene que pagar obligatoriamente desde el 4º hasta el 15º día. Lo que supone una gran gasto
si esto es reiterativo.
Cómputo de las faltas. Por faltas de asistencia al trabajo, aun justificadas pero intermitentes, que alcancen el
veinte por ciento de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos siempre que el total de faltas de
asistencia en los doce meses anteriores alcance el cinco por ciento de las jornadas hábiles, o el veinticinco
por ciento en cuatro meses discontinuos dentro de un periodo de doce meses.
Requisitos formales:
Carta de despido. Es necesaria una comunicación por escrito al trabajador. En la carta tiene que constar la
fecha y la causa del despido. Art 53. {Aunque haya la diferencia de la causa, en términos generales el
contenido será el mismo que para el despido disciplinario, invocación de los hechos y referencia en su caso
al art 52.}
Dentro de la carta debe figurar la fecha del despido. El despido objetivo estipula un plazo de preaviso que
debe de ser al menos de 15 días respecto de la fecha de extinción del contrato. Durante estos 15 días el
trabajador tiene derecho a una licencia de 6 horas semanales sin pérdida de la retribución con la finalidad de
buscar empleo art 53.2.
Normalmente con la carta de despido se nos da el finiquito que se hará efectivo en el momento del despido.
Al entregar la carta al trabajador habría que entregar una copia a los representantes de los trabajadores.
Esto está vinculado al derecho de información de los representantes.
El despido objetivo es un despido indemnizado. Esta indemnización debe ser puesta a disposición del
trabajador en el momento en el que se le entrega la carta de despido salvo que el despido objetivo se haya
llevado a cabo por causas económicas. En este caso el empresario puede dar la indemnización en una
fecha posterior, como máximo debe abonarse cuando se extinga el contrato de trabajo. La indemnización es
de 20 días de salario por año de servicio con un tope de 12 mensualidades prorrateándose por meses los
períodos inferiores a un año.
El trabajador puede impugnar el despido. Para ello tiene una acción de caducidad de 20 días hábiles art
59.3 ET. Los 20 días hábiles se empiezan a contar desde el día en el que se hace efectivo el despido pero
se puede interponer desde el momento en el que se entrega la carta de despido.
Si impugnamos el despido, hemos pasado por el SMC y hemos interpuesto la demanda, tendremos una
sentencia que tiene tres posibles fallos:
❖ Despido procedente. El despido será declarado procedente cuando se hayan cumplido todos los
requisitos de forma y todos los requisitos causales.
❏ Cuando no se haya podido acreditar la concurrencia de alguna causas del art 52.
❏ Cuando no se hayan cumplido los requisitos formales (no me lo han comunicado por escrito, la carta
no indica la fecha, la carta no contiene la causa de despido).
❏ Por defecto de forma cuando no se haya puesto a disposición del trabajador la indemnización con la
carta de despido.
❏ Cuando hay un error inexcusable en el cálculo de la indemnización. La jurisprudencia distingue
entre error excusable e inexcusable, el error excusable no conlleva la improcedencia del despido.
El incumplimiento del plazo de preaviso no es causa de improcedencia. El despido sería procedente pero en
este caso el trabajador puede reclamar el pago del salario de los días de preaviso que se hayan incumplido.
Si el despido es declarado improcedente. Las consecuencias serían iguales que para el despido
disciplinario, el empresario puede pagar la indemnización o readmitir al trabajador. En el caso de que el
empresario opte por la extinción este pagaría la diferencia entre la indemnización pagada por despido
objetivo procedente y la indemnización por despido procedente, se compensan las cantidades.
El empresario tiene 5 días para decidir qué hace. Si en esos 5 días no dice nada, se entiende que opta por
la readmisión del trabajador.
Si la persona que se despide es un representante legal o sindical, esa opción corresponde al representante.
❖ Despido nulo. Art 55.5. Son causas de vulneración de ddff, libertades públicas, derechos de
maternidad, paternidad y conciliación familiar. Además el despido objetivo será nulo cuando se realice en
fraude de ley para evitar la aplicación de la normativa de despidos colectivos. La sentencia que declare el
despido nulo establecerá la readmisión y el pago de los gastos de tramitación. Esto se compensará con la
indemnización por despido objetivo que deberá devolverse en su caso.
DESPIDO COLECTIVO
Directiva sobre la tramitación de los despidos colectivos 98/59 de 28 de junio de 2009. Ha habido diversas
cuestiones prejudiciales respecto de este tema.
Las causas para el despido colectivo serían las causas ETOP. Las causas ETOP tendrán que ser más
intensas y fundadas. El art 51 describe con más detalle lo que debemos entender por causas ETOP.
Se entiende que concurren causas económicas cuando de los resultados de la empresa se desprenda una
situación económica negativa, en casos tales como la existencia de pérdidas actuales o previstas, o la
disminución persistente de su nivel de ingresos ordinarios o ventas. En todo caso, se entenderá que la
disminución es persistente si durante tres trimestres consecutivos el nivel de ingresos ordinarios o ventas de
cada trimestre es inferior al registrado en el mismo trimestre del año anterior.
Se entiende que concurren causas técnicas cuando se produzcan cambios, entre otros, en el ámbito de los
medios o instrumentos de producción; causas organizativas cuando se produzcan cambios, entre otros, en
el ámbito de los sistemas y métodos de trabajo del personal o en el modo de organizar la producción y
causas productivas cuando se produzcan cambios, entre otros, en la demanda de los productos o servicios
que la empresa pretende colocar en el mercado.
La jurisprudencia también exige que haya correlación entre la causa ETOP y el despido.
Se entenderá como despido colectivo la extinción de los contratos de trabajo que afecten a la totalidad de la
plantilla de la empresa, siempre que el número de trabajadores afectados sea superior a cinco.
El 51.1 nos indica los umbrales por los que se puede proceder al despido colectivo:
1. A efectos de lo dispuesto en esta ley se entenderá por despido colectivo la extinción de contratos de
trabajo fundada en causas económicas, técnicas, organizativas o de producción cuando, en un periodo de
noventa días, la extinción afecte al menos a:
❏ El diez por ciento del número de trabajadores de la empresa en aquellas que ocupen entre cien y
trescientos trabajadores.
Hay que añadir el supuesto de la sentencia de 13 de mayo de 2015. Habrá que proceder a un despido
colectivo cuando se alcancen los umbrales mencionados en un único centro de trabajo que emplee
habitualmente a más de 20 trabajadores. Estos umbrales no se aplican a la empresa se aplican al centro de
trabajo.
❏ Habría que computar todos los trabajadores tanto indefinidos como temporales.
❏ Habría que computar a los trabajadores a los cuales se les extingue el contrato de trabajo por
causas que no le sean inherentes a su persona distintos a los previstos en el art 49.1.c) siempre que
el número de afectados sea al menos 5.
❏ También hay que computar los despidos objetivos que se puedan hacer por una causa ETOP.
❏ También habría que computar los despidos objetivos por falta de consignación presupuestaria art
52.e).
abría que computar los despidos que hayan sido declarados improcedentes o nulos.
❏ También h
❏ Habría que computar las extinciones de trabajo de mutuo acuerdo o bajas incentivadas.
❏ y las extinciones del contrato por la vía del art 50.1 a) que se refiere a las modificaciones
sustanciales del contrato.
❏ Cuando, con objeto de eludir las previsiones contenidas en el apartado siguiente, la empresa
realice traslados en períodos sucesivos de noventa días en número inferior a los umbrales allí
señalados, sin que concurran causas nuevas que justifiquen tal actuación, dichos nuevos traslados
se considerarán efectuados en fraude de ley y serán declarados nulos y sin efecto.
TEMA 14
LIBERTAD SINDICAL Y DERECHOS DE ASOCIACIÓN EMPRESARIAL
Se les atribuye a las organizaciones sindicales una capacidad representativa erga omnes, de actuación
pública en defensa y tutela de los intereses del conjunto de los trabajadores, con independencia del dato
afiliativo. El TC establece que la función de los sindicatos no consiste únicamente en representar a sus
miembros a través de esquemas de apoderamiento y de la representación del derecho privado, sino que se
le otorga la función de defender los intereses de los trabajadores, legitimado para ejercer aquellos derechos
que sean de necesario ejercicio colectivo.
La Constitución eleva la libertad sindical al rango máximo entre los derechos e intereses jurídicos
constitucionalizados. El art. 28.1 CE se desarrolla a través de una Ley Orgánica. Se trata de un derecho
integrado por un conjunto de facultades jurídicas diversas en su confección y diferente en su naturaleza. Se
integran derechos que presentan una titularidad individual por el hecho de que quienes lo ejercen y
disfrutan son los ciudadanos, y también derechos que presentan una titularidad colectiva ejercida por las
organizaciones sindicales.
En todo caso, el art. 1.2 LOLS establece que se consideran trabajadores aquellos que tengan una relación
laboral pero también aquellos que tengan una relación de carácter administrativa o estatutaria con la
Administración Pública. De esto, quedan excluidos de la titularidad individual de la libertad sindical aquellos
que estén fuera del mercado de trabajo.
Quedan al margen de la libertad sindical los empleadores, no podrán incorporarse a la estricta libertad
sindical, que vincula a los trabajadores. También se excluyen los trabajadores autónomos, puesto que el TC
considera que el ejercicio de la actividad sindical supone la existencia de otra parte, el empleador, frente a la
que se ejercitan una serie de derechos como el de huelga, que no podría ejercer una asociación de
trabajadores autónomos.
Los trabajadores autónomos podrán constituir sus propias asociaciones de defensa de los intereses
profesionales al amparo del derecho de asociación general (art. 20 LETA). No obstante, se admiten
particularidades que permiten estrechar lazos entre los trabajadores autónomos y los sindicatos:
❖ Se admite la posibilidad de que los autónomos que no tengan trabajadores a su servicio podrán
afiliarse a organizaciones sindicales constituidas.
❖ Las asociaciones profesionales constituidas por los autónomos podrán establecer los vínculos que
consideren oportunos con organizaciones sindicales.
❖ No se impide que los trabajadores autónomos puedan proceder a las asociaciones de empresarios
en la medida en que son titulares de una actividad empresarial.
❖ En primer lugar, para que exista una asociación empresarial, en sentido estricto, es necesario que
asocie empresarios con trabajadores dependientes de ellos.
❖ En segundo lugar, los empresarios en su condición de empleadores deben asociarse con la
finalidad primordial de defender sus intereses económicos y sociales.
❖ En tercer lugar, para calificar una organización empresarial como asociación empresarial de las
referidas en el art. 7 CE, es el relativo a los medios utilizados para la consecución de los objetivos
consistentes en la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales que les son propios.
Como asociaciones de derecho privado que son, encuentran su fundamento constitucional igualmente en el
derecho de asociación general (art. 22 CE). El desarrollo legislativo ordinario de su constitución y
funcionamiento se regula en la Ley 19/1977 de asociación sindical, desarrollada por el RD 872/1977.
En cuanto a la constitución y procedimiento de adquisición de personalidad jurídica, su régimen se asimila
notablemente al correspondiente al de las asociaciones sindicales:
En cuanto a los mecanismos de financiación de las organizaciones empresariales, suelen ser de dos tipos:
ingresos recibidos de sus empresas afiliadas y subvenciones públicas recibidas por el Estado.
❖ Derecho a fundar sindicatos sin autorización previa, así como el derecho a suspenderlo o a
extinguirlos por procedimientos democráticos.
❖ El derecho del trabajador a afiliarse al sindicato de su elección con la condición de observar los
estatutos del mismo o a separarse del que estuviese afiliado, no pudiendo nadie ser obligado a
afiliarse a un sindicato.
❖ El derecho de los afiliados a elegir libremente a sus representantes.
❖ El derecho a la actividad sindical.
También cabe destacar la existencia de un contenido adicional del derecho de libertad sindical dentro del
que se distingue:
❏ Las fuentes son la propia ley orgánica y otras normas legales o reglamentarias así como convenios
colectivos.
❏ Promoción del hecho sindical y de ciertas organizaciones particularmente representativas.
❏ Criterios de representatividad y medición de la misma.
La norma arranca por establecer que cualquier trabajador o sindicato que considere lesionados los derechos
de libertad sindical podrá recabar la tutela del derecho ante la jurisdicción competente (art. 13 LOLS). Se
declaran expresamente como lesivos:
Para que se materialice la lesión lo decisivo es que la conducta alegada sea idónea para lesionar los
intereses sindicales legalmente protegidos.
En lo que se refiere a los sujetos que pueden causar la lesión, esta puede provenir del empleador,
asociación patronal, administraciones públicas o cualquier otra persona, entidad o corporación pública o
privada (art. 13 LOLS). La diversidad de conductas perseguibles y de sujetos activos da lugar a diversos
procedimientos judiciales:
❏ Penal, si la conducta está tipificada como delito o falta (art. 315 CP).
❏ Contencioso-administrativo, para las violaciones cometidas por las Administraciones Públicas.
❏ Social, si las lesiones provienen del empleador, sindicato o cualquier otro sujeto privado.
Por lo que refiere a los sujetos pasivos de la lesión, se menciona expresamente tanto al trabajador
individualmente considerado como al sindicato, pudiéndose producir una lesión que afecta a uno de ellos o
ambos simultáneamente.
En el caso particular de que el presunto lesionado sea un trabajador individual, junto a la legitimación activa
de éste, la Ley dispone que el sindicato al que pertenece el trabajador, así como cualquier sindicato más
representativo, podrá personarse como coadyuvante en el proceso incoado por el trabajador (art. 14 LOLS).
El Ministerio Fiscal siempre será parte en estos procesos.
Por lo que se refiere al proceso, en el mismo escrito de interposición de la demanda, el actor podrá
solicitar la suspensión de los efectos del acto impugnado, cuando se trate de presuntas lesiones que
impidan la participación de candidatos en el proceso electoral o el ejercicio de la función representativa o
sindical. El órgano judicial resolverá en el acto mediante auto dictado de viva voz adoptado en su caso las
medidas oportunas para reparar la situación.
Dicha indemnización será compatible con la indemnización que pudiera corresponder al trabajador en virtud
del Estatuto de los Trabajadores por los actos de ilicitud ordinaria de la modificación o extinción del contrato
de trabajo. En el caso de que la conducta sea considerada delictiva, la condena consistirá en penas de
prisión de 6 meses a 3 años y multa de 6 a 12 meses (art. 315 CP).
Una vez registrados los estatutos sindicales, la oficina pública dispondrá en el plazo de 10 días, la
publicidad del depósito o el requerimiento a sus promotores por una sola vez para que en el plazo de otros
10 días como máximo, subsanen los defectos observados.
Transcurridos los 10 días, la oficina pública dispondrá la publicidad o rechazará el depósito mediante
resolución exclusivamente fundada en la carencia de alguno de los requisitos mínimos mencionados.
La oficina pública dará publicidad al depósito en el tablón de anuncios de la misma, en el Boletín Oficial del
Estado, Autonómico o Provincial, indicando la denominación, en ámbito territorial y funcional, la
identificación de los promotores y firmantes del acta de constitución del sindicato.
En cuanto a la capacidad y personalidad jurídica: la adquisición de personalidad jurídica atribuye a cualquier
sindicato la capacidad de obrar general de cualquier tipo de asociación de derecho privado. En lo que se
refiere a las responsabilidades jurídicas, los sindicatos constituidos responderán por los actos o acuerdos
adoptados por sus órganos estatutarios en la esfera de sus respectivas competencias. Esta responsabilidad
en ningún caso podrá alcanzar al embargo de las cuotas sindicales.
El sindicato no responderá por actos individuales de sus afiliados, salvo aquellos que se produzcan en el
ejercicio regular de las funciones representativas o se pruebe que dichos afiliados actuaban por cuenta del
sindicato (art. 5 LOLS).
Los sindicatos pueden buscar las vías de financiación lícitas que estimen oportunas, comenzando con la
fijación del deber de los afiliados de colaborar en el sostenimiento económico de la organización por la vía
del abono de la cuota sindical que fijen los órganos estatutarios. Los mismos pueden recibir del conjunto de
los trabajadores, estén o no afiliados, determinadas cantidades que se conocen como cláusulas de canon
sindical. La norma exige que cada trabajador manifieste su voluntad de manera expresa de soportar dicha
detracción.
Las organizaciones sindicales reciben un apoyo económico indirecto a través del crédito horario concedido a
los representantes de los trabajadores, conforme al que los representantes pueden ausentarse de la
empresa, interrumpiendo la prestación de servicios durante la jornada laboral sin sufrir por ello reducción
retributiva alguna.
Finalmente, por diversas vías las asociaciones sindicales reciben financiación de los poderes públicos. Para
concluir, las asociaciones sindicales asumen cierto tipo de tareas de gestión de servicios públicos por
delegación de los poderes públicos, tareas que requieren ser financiadas para su correcto funcionamiento.
REPRESENTATIVIDAD SINDICAL.
A pesar de que constitucional y legalmente se reconoce la libertad de constitución de organizaciones
sindicales también es cierto que se observa una fuerte tendencia a la concentración de la implantación y
representatividad de las organizaciones en unas pocas asociaciones sindicales.
El legislador debe moverse dentro de un equilibrio entre el respeto al contenido esencial del derecho de
libertad sindical que debe corresponder a todos los sindicatos sin distinción, y la promoción de la actividad
sindical y la mayor efectividad de la concentración sindical en unos pocos sindicatos particularmente
representativos.
❏ Está eligiendo unos candidatos individualizados para que formen parte del órgano de representación
interno del conjunto de los trabajadores de la empresa al designar a los miembros del comité de
empresa y delegados de personal.
❏ Esa papeleta depositada viene avalada por un concreto sindicato, de modo que el trabajador con su
voto a la misma también está procediendo a respaldar a tal sindicato y con ello a otorgarle un
determinado grado de representatividad sindical.
A partir del criterio de los resultados electorales se establecen dos métodos para atribuir la mayor
representatividad sindical:
❖ Representatividad real, que consiste en computar el número total de representantes obtenidos por
cada sindicato, reconociendo la condición de más representativos a aquellos que superen un
determinado porcentaje total que funciona como umbral de representatividad. El umbral, como regla
general, se cifra en el 10% de representantes en el ámbito correspondiente, sin perjuicio de otras
cifras para casos específicos.
❖ Representatividad por irradiación, consistente en conceder la condición de representativas
aquellas asociaciones que, a pesar de no alcanzar directamente el porcentaje de representatividad
requerido, se encuentran afiliadas, federadas o confederadas a una organización sindical que goza
de la condición de más representativa.
ACCIÓN SINDICAL
Los trabajadores afiliados a un sindicato podrán, en el ámbito de la empresa o centro de trabajo:
Sin perjuicio de lo que establezca mediante convenio colectivo, las secciones sindicales de los sindicatos
más representativos y de los que tengan representación en los comités de empresa o cuenten con
delegados de personal, tendrán los siguientes derechos:
Aquellos que ostenten cargos electivos a nivel provincial, autonómico o estatal, en las organizaciones
sindicales más representativas, tendrán derecho a:
❖ El disfrute de los permisos no retribuidos necesarios para el desarrollo de las funciones sindicales
propias de su cargo.
❖ La excedencia forzosa, o a la situación equivalente en el ámbito de la función pública, con derecho a
reserva del puesto de trabajo y al cómputo de antigüedad.
❖ La asistencia y el acceso a los centros de trabajo para participar en actividades propias de su
sindicato sin interrumpir el desarrollo normal del proceso productivo.
En las empresas o, en su caso, en los centros de trabajo que ocupen a más de 250 trabajadores, cualquiera
que sea la clase de su contrato, las secciones sindicales que puedan constituirse por los trabajadores
afiliados a los sindicatos con presencia en los comités de empresa o en los órganos de representación que
se establezcan en las Administraciones públicas estarán representadas, a todos los efectos, por delegados
sindicales elegidos por y entre sus afiliados en la empresa o centro de trabajo.
A falta de acuerdo específico al respecto, el número de delegados sindicales por cada sección sindical de
los sindicatos que hayan obtenido el 10% de los votos en la elección al comité de empresa o al órgano de
representación en las Administraciones Públicas se determinará según la siguiente escala:
Las secciones sindicales de aquellos sindicatos que no hayan obtenido el 10% de los votos estarán
representadas por un solo delegado sindical.
Los delegados sindicales, en el supuesto de que no formen parte del comité de empresa, tendrán las
mismas garantías que las establecidas legalmente para los miembros de los comités de empresa o de los
órganos de representación que se establezcan en las Administraciones Públicas, así como los siguientes
derechos:
❖ Tener acceso a la misma información y documentación que la empresa ponga a disposición del
comité de empresa, estando obligados a guardar sigilo profesional.
❖ Asistir a las reuniones de los comités de empresa y de los órganos internos de la empresa en
materia de seguridad e higiene con voz pero sin voto.
❖ Ser oídos por la empresa previamente a la adopción de medidas de carácter colectivo que afecten a
los trabajadores en general, y a los afiliados a su sindicato en particular y, especialmente en los
despidos y sanciones de éstos últimos.
MAYOR REPRESENTATIVIDAD Y SUFICIENTE REPRESENTATIVIDAD
A tenor de los criterios de determinación de la representatividad sindical, la Ley procede a distinguir cuatro
grados diversos que se pueden resumir del siguiente modo:
Sindicatos más representativos a nivel estatal. Gozan de esta condición los que acrediten en dicho
ámbito estatal la obtención de, al menos, el 10% del total de delegados de personal, de los miembros de los
comités de empresa y de los correspondientes órganos de representación de los empleados de las
Administraciones Públicas.
Se otorga este grado por la vía de la irradiación a los sindicatos o entes sindicales afiliados, federados o
confederados a una organización sindical de ámbito estatal que tenga la consideración de más
representativa por el método precedente de la representatividad real (art. 6.2 LOLS).
Actualmente, tan sólo dos sindicatos ostentan en nuestro país este nivel: Comisiones Obreras
(CCOO) y la Unión General de Trabajadores (UGT).
Sindicatos más representativos a nivel autonómico. Se les reconoce este grado a los sindicatos de este
nivel territorial autonómico, los sindicatos que acrediten al menos el 15% de los delegados de los miembros
de comités de empresa y de los correspondientes órganos de representación de los empleados de las
Administraciones Públicas, siempre que cuenten con un mínimo de 1.500 representantes y no estén
federados o confederados con organizaciones sindicales de ámbito estatal.
Se otorga este grado por la vía de la irradiación a los sindicatos o entes sindicales afiliados, federados o
confederados a una organización sindical de ámbito autonómico que tenga la consideración de más
representativo por el método de representatividad real (art. 7.1 LOLS).
Actualmente se le reconoce este nivel de representatividad a dos sindicatos del País Vasco, uno en
Navarra (ELA – STV – LAB) y otro en Galicia (CIGA).
Sindicatos representativos en un ámbito específico. Este tercer nivel reconoce a aquellos sindicatos
que, no gozan condición de más representativos conforme a lo anterior, pero en un ámbito territorial y
funcional específico, el 10% o más de delegados de personal y miembros de comités de empresa y de los
correspondientes órganos de las Administraciones Públicas (art. 7.2 LOLS).
El ámbito específico en el que se puede efectuar la comprobación puede ser territorial, sectorial,
profesional, empresarial, centro de trabajo, etc. En el ámbito en que logre demostrar superar el 10%
de representatividad gozará de la misma, pero de forma más limitada a los que le corresponde a las
organizaciones más repressentativas.
Sindicatos minoritarios. Estos serían el resto de las asociaciones sindicales, que no logran superar los
umbrales de representatividad ni logran la representatividad mediante irradiación.
Por lo que se refiere a los sindicatos más representativos a nivel estatal y autonómico, se les
reconoce como facultad exclusiva la correspondiente a ostentar la representación institucional ante las
Administraciones Públicas u otras entidades y organismos de carácter estatal o autonómico que la tenga
prevista (art. 6.3.a LOLS). El tipo de órganos en los que se contempla esta participación institucional es de
lo más variado: los de carácter general, social, laboral, económicos y de gestión de diferentes servicios
públicos.
Por vía de la participación institucional, la normativa en ocasiones reconoce a las organizaciones sindicales
el derecho a ser consultadas con carácter previo a la adopción de cierto tipo de decisiones por parte de las
Administraciones Públicas, quedando restringida legalmente a los sindicatos más representativos a nivel
estatal y autonómico, con exclusión de los restantes sindicatos: proceso previo de elaboración de
disposiciones de carácter general, diseño de las subvenciones, desgravaciones y otras medidas de fomento
del empleo, incremento del SMI, fijación del régimen de jornadas especiales, etc.
Para los tres primeros niveles de representatividad, se les reconocen las siguientes facultades:
❖ Legitimación para formar parte de las comisiones negociadoras de los convenios colectivos
estatutarios.
❖ Participar con voz y voto tanto en los procesos de consulta como de negociación colectiva en las
Administraciones Públicas.
❖ Promover las elecciones a representantes de los trabajadores en la empresa y centros de trabajo, a
través de la convocatoria electoral para designar a los delegados de personal, comités de empresa
y órganos correspondientes en las Administraciones Públicas.
❖ Designar a los árbitros que han de resolver las discrepancias en materia de elecciones a
representantes de los trabajadores.
Se les reconoce a los sindicatos minoritarios las facultades de acción sindical e instrumentos que son
atribuibles a los tres primeros sindicatos, la jurisprudencia constitucional ha interpretado que por tratarse de
derechos cuantificables y por tanto disfrutables con distinta intensidad, deben atribuirse a los sindicatos en
función del porcentaje de representatividad.
Sin tener en cuenta el porcentaje de representatividad, por tratarse de derechos cualitativos no divisibles en
su ejercicio, se reconocen las siguientes facultades a la totalidad de los sindicales:
• Derecho a la negociación colectiva de carácter extraestatutario.
• Ejercicio de derecho a huelga.
• Planteamiento de conflictos judiciales individuales y colectivos.
• Presentación de candidaturas para la elección de los representantes de los trabajadores en la
empresa y centro de trabajo.
REPRESENTATIVIDAD EMPRESARIAL
En cuanto a la representatividad empresarial, el ordenamiento jurídico laboral reconoce a todas las
asociaciones empresariales una posición de igualdad en lo que se refiere al proceso de constitución y
reconocimiento de su personalidad jurídica, pero no va a reconocer a todas el mismo nivel de actividad.
La técnica utilizada para proceder a la selección y especial consideración de determinadas asociaciones
empresariales ha sido la de la representatividad. El régimen jurídico de la representatividad se extrae de los
arts. 83.2 y 3, 87.4 y de la disposición adicional 6ª ET. Conforme a esta disposición adicional, tendrán la
calidad de asociaciones empresariales más representativas las que:
❖ Cuenten con el 10% o más de las empresas y trabajadores del ámbito estatal.
❖ Las asociaciones empresariales de la Comunidad Autónoma que cuenten en ésta con un mínimo
del 15% de los empresarios y trabajadores. No estarán comprendidas en este supuesto las
asociaciones empresariales que estén integradas en federaciones o confederaciones de ámbito
estatal.
Conforme a lo dispuesto en el art. 83.2 y 3 ET, estas asociaciones empresariales tienen reconocida
capacidad para:
Las asociaciones empresariales a nivel de Comunidad Autónoma están legitimadas para negociar convenios
colectivos de ámbito estatal (art. 87.4 ET).
TEMA 15
LA PARTICIPACIÓN DE LOS TRABAJADORES Y LA ACCIÓN SINDICAL EN LA EMPRESA
REPRESENTACIÓN UNITARIA
El primer y principal canal de representación de los trabajadores en la empresa está formado por los comités
de empresa y delegados de personal. Estos órganos representativos reciben distintas denominaciones. Se
les llama a veces representantes electos porque son elegidos por el conjunto de los trabajadores de la
empresa distribuidos en distintos colegios; pero también los delegados sindicales en la empresa del artículo
10 LOLS son representantes electos. Se les llama con frecuencia representantes unitarios, y éste es
seguramente el nombre preferible.
En fin, el ET los suele denominar representantes legales en atención a que, en un primer momento, el
segundo canal de representación fue implantado en las empresas no por la legislación sino por la
negociación colectiva. A partir de la LOLS, la ambigua denominación representantes legales sería también
aplicable a las secciones sindicales y a los delegados sindicales contemplados y regulados en dicha Ley.
La regulación del Título II ET sobre los comités de empresa y los delegados de personal comprende 4
aspectos fundamentales:
La constitución del comité intercentros sólo podrá pactarse por convenio colectivo, y tendrá un máximo de 3
miembros que serán designados de entre los componentes de los distintos comités de centro; además, en
su composición se guardará la proporcionalidad de los sindicato, según los resultados electorales
considerados globalmente, norma que parecería excluir a los vocales de los comités elegidos en
candidaturas no sindicales, lo que no se ajusta al principio de representación proporcional.
En los convenios colectivos de empresas de una cierta dimensión es frecuente encontrar este tipo de
normas de creación y de atribución de funciones al comité intercentros, que permite coordinar la actividad de
los comités de centro, superando así los inconvenientes de una representación parcelada.
En segundo lugar, el artículo 63.3 ET precisa que estos comités no podrán arrogarse otras funciones que las
que expresamente se les conceda en el convenio colectivo en que se acuerde su creación; la jurisprudencia
ha declarado que el comité intercentros representa a la totalidad de los trabajadores de la empresa, por lo
que le corresponde la legitimación en la negociación colectiva en este ámbito, salvo que se pruebe lo
contrario.
Aun cuando esta representación no tiene carácter sindical, los sindicatos pueden y suelen estar presentes
en varios momentos del proceso electoral, como la promoción de la elección, la presentación de
candidaturas y la valoración de los resultados electorales para la atribución de los distintos grados de
representatividad a las organizaciones sindicales.
Son electores todos los trabajadores de la empresa o centro de trabajo mayores de 16 años y con una
antigüedad en la empresa de, al menos, 1 mes (69.2 ET): la edad mínima coincide con la de adquisición de
la capacidad para contratar como trabajador, mientras que el requisito de la antigüedad en la empresa se
justifica por el exigencia de un mínimo arraigo en ésta y de conocimiento de los candidatos a la elección.
Son elegibles o titulares del derecho de sufragio pasivo los trabajadores que tengan 18 años cumplidos y
una antigüedad de, al menos, 6 meses. El mismo precepto permite que por convenio colectivo se pacte para
este último requisito un plazo inferior, con el límite mínimo de 3 meses de antigüedad, en algunas
actividades por razones de movilidad personal, por lo que hay que entender seguramente razones de
mayor rotación, en la contratación y permanencia de los trabajadores, característico de algunos sectores
productivos.
Cumplidos los requisitos legales mencionados, los trabajadores extranjeros son electores y elegibles, sin
distinción alguna respecto de los españoles. Lo mismo debe decirse de los trabajadores fijos discontinuos y
de los contratados por tiempo determinado, de los que ya ha quedado dicho que están representados por
delegados y comités igual que los trabajadores fijos de plantilla.
Pueden realizar este acto de apertura del proceso electoral las organizaciones sindicales más
representativas, las que cuenten con un mínimo de un 10% de representantes en la empresa o los
trabajadores del centro de trabajo por acuerdo mayoritario; el incumplimiento de determinados requisitos
formales exigidos por la ley a este acto determinará la falta de validez del correspondiente proceso electoral.
Aquí dentro se distingue entre:
En la elección de los miembros del comité de empresa el censo electoral se distribuye en 2 colegios, uno
por los técnicos y administrativos y otro por los trabajadores especialistas y no cualificados; un tercero
puede añadirse por convenio colectivo y en función de la composición profesional del sector de actividad
productiva o de la empresa. Se procura con esta norma una representación proporcional en el comité a los
distintos grupos profesionales, con intereses probablemente diferenciados, al menos en parte.
Se constituye una mesa por cada colegio de 250 trabajadores electores o fracción. Corresponde a cada una
vigilar todo el proceso electoral, presidir la votación, realizar el escrutinio, levantar el acta correspondiente y
resolver cualquier reclamación que se presente; se añaden otras competencias en relación con el censo y el
acto de votación.
Sobre la presentación de candidaturas, se reconoce facultad para presentar candidaturas a los sindicatos de
trabajadores legalmente constituidos, a las coaliciones formadas por 2 o más de ellos que deberán tener
una denominación concreta y a grupos de trabajadores en número equivalente al menos a 3 veces el
número de puestos a cubrir. Los resultados globales de los dos primeros tipos de candidaturas, sirven para
la atribución de los distintos grados de representatividad sindical. A diferencia de lo que sucede en las
elecciones políticas, la ley no exige una participación equilibrada de hombres y mujeres en las candidaturas
de los comités de empresa y delegados de personal.
Estas listas cerradas, diferentes para cada colegio electoral, deberán contener, como mínimo, tantos
nombres como puestos a cubrir y en ellas deberán figurar las siglas del sindicato o grupo de trabajadores
que la presenten; la renuncia, anterior a la votación, de algún candidato no afectará al proceso electoral ni a
la validez de la candidatura siempre y cuando la lista afectada permanezca con un número de candidatos, al
menos, del 60% de los puestos a cubrir. El defecto puede ser subsanado antes de la proclamación,
debiéndose considerar violación de la libertad sindical una solución negativa.
El acto de votación se efectuará en el centro o lugar de trabajo y durante la jornada laboral, teniendo en
cuenta las normas que regulen el voto por correo (75.1), normas que contiene el artículo 10 RER. El
recuento de votos se realizará inmediatamente después de la celebración de la votación y públicamente
mediante la lectura por el Presidente en voz alta de las papeletas (75.3). En la atribución de los puestos de
representación hay que empezar mencionando que la diferencia que se acaba de exponer entre los
procedimientos de votación para delegados de personal y para comités de empresa explica el distinto
sistema de atribución de los puestos de representación que establece el ET. En el caso de elección de
delegados de personal, resultarán elegidos los candidatos que obtengan el mayor número de votos. En caso
de empate, resultará elegido el trabajador de mayor antigüedad en la empresa. En el caso de elección del
comité de empresa, mediante el sistema de representación proporcional se atribuirá a cada lista el número
de puestos que le corresponda, de conformidad con el cociente que resulte de dividir el número de votos
válidos por el de puestos a cubrir. Si hubiere puesto o puestos sobrantes, se atribuirán a la lista o listas que
tengan un mayor resto de votos; dentro de cada lista resultarán elegidos los candidatos por el orden en que
figuren en la candidatura. Este sistema proporcional se corrige en parte al ser eliminadas algunas
candidaturas: “no tendrán derecho a la atribución de representantes en el comité de empresa aquellas listas
que no hayan obtenido como mínimo el 5% de los votos por cada colegio”.
Por último, el artículo 76 ET regula un procedimiento arbitral para las reclamaciones en materia electoral. Se
encuentran legitimados para realizar la impugnación todos los que tengan interés legítimo, incluida la
empresa cuando en ella concurra dicho interés. Son impugnables las decisiones y actuaciones de la mesa
electoral en las que se haya podido apreciar vicios graves que pudieran afectar a las garantías del proceso
electoral y que alteren su resultado, falta de capacidad o legitimidad de los candidatos elegidos,
discordancia entre el acta y el desarrollo del proceso electoral o falta de correlación entre el número de
trabajadores que figuran en el acta de elecciones y el número de representantes elegidos. Requisito
indispensable para realizar la impugnación es haber reclamado dentro del día laborable siguiente el acta
que se impugna.
❖ Mandato representativo
Este mandato es de representación de intereses, esto es, no queda sometido a órdenes o instrucciones
concretas de los representados. Su duración es de 4 años. Al cumplirse el plazo, el mandato no se extingue
automáticamente; con la finalidad de evitar un vacío en la representación, la ley dispone que los
representantes se mantendrán en funciones en el ejercicio de sus competencias y de sus garantías hasta
tanto no se hubiesen promovido y celebrado nuevas elecciones; prórroga sine die q uizás criticable, aun
teniendo en cuenta su finalidad: en un caso extremo, si no se promueven y celebran nuevas elecciones, los
representantes gozarían de un mandato ilimitado en el tiempo.
el
La ley prevé la existencia de vacantes por cualquier causa; algunas causas de terminación ante tempus d
mandato pueden imaginarse fácilmente (fallecimiento, dimisión, etc). En todos los supuestos son aplicables
para la cobertura de las vacantes las siguientes reglas del propio artículo 67.3 ET: se cubrirá
automáticamente por el trabajador siguiente en la lista a que pertenezca el sustituido cuando se trate de
vacante producida en el comité de empresa; mientras que, si se trata de un delegado de personal, se
cubrirá automáticamente por el trabajador que hubiese obtenido en la votación un número de votos
inmediatamente inferior al último de los elegidos.
En todo caso, el representante que así inicia su función lo será por el tiempo que reste del mandato, no por
un periodo normal de 4 años.
Si los puestos vacantes no han podido ser cubiertos por este procedimiento automático podrán promoverse
elecciones parciales; también en este caso debe entenderse que el mandato de los representantes así
elegidos termina en la misma fecha que el de los ya existentes.
Delegados de personal y vocales del comité pueden ser revocados durante su mandato, por asamblea de
trabajadores convocada al efecto a instancia de un tercio, como mínimo, de los electores; la revocación
deberá ser decidida por mayoría absoluta de éstos, mediante sufragio personal, libre, directo y secreto, y
puede afectar a la totalidad de los titulares y suplentes, lo que abre paso a una nueva elección en la
empresa o centro de trabajo.
Trimestralmente tiene derecho el comité a ser informado sobre una serie de materias: evolución general del
sector económico a que pertenece la empresa, situación económica de esta última y evolución de sus
actividades, también la producción y las ventas, la previsión de celebración de nuevos contratos, etc.
Finalmente, con la periodicidad que proceda en cada caso, tiene derecho el órgano representativo a conocer
el balance, la cuenta de resultados, la memoria y demás documentos que se dan a conocer a los socios; los
modelos de contrato de trabajo escrito que se utilicen en la empresa y los documentos relativos a la
terminación de la relación laboral; todas las sanciones impuestas por faltas muy graves y la copia básica de
los contratos, sus prórrogas y sus denuncias.
Algunos otros preceptos legales añaden obligaciones de información sobre otras decisiones empresariales:
el artículo 39 ET establece el deber de comunicación del empresario a los representantes en los casos de
movilidad funcional para realización de funciones no correspondientes al grupo profesional; el artículo 40.1
ET establece ese mismo deber en los casos de traslado del trabajador; el artículo 9 LETT obliga a la
empresa usuaria de trabajadores cedidos por ETT a informar a los representantes sobre los contratos de
puesta a disposición celebrados y sobre los motivos de su contratación; el artículo 12.2 LETA contiene el
mismo deber de comunicación de relaciones contractuales respecto de los contratos de actividad de los
trabajadores autónomos económicamente dependientes. En fin, al menos anualmente, según el 64.3 ET, el
comité de empresa tiene derecho a ser informado sobre la aplicación en los centros de trabajo del derecho
de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, así como del plan de igualdad establecido en
la empresa, si lo hubiere.
Regla general, destinada a hacer efectivo el objetivo del deber de información del empresario, es la
formulada por el 64.6 ET: la información se deberá facilitar en un momento, de una manera y con un
contenido apropiados, que permitan a los representantes proceder a su examen adecuado y preparar, en su
caso, la consulta y el informe.
Además el CE tendrá derecho a recibir “copia básica de los contratos y la notificación de las prórrogas y
denuncias en los 10 días siguientes a que tuvieron lugar” (también mencionado en el art. 8.3 ET).
➢ Derechos de consulta o información activa (artículo 64.5 ET)
El 64.1 ET entiende por consulta el intercambio de opiniones y la apertura de un diálogo entre el empresario
y el comité de empresa sobre una cuestión determinada, incluyendo, en su caso, la emisión de informe
previo por parte del mismo. La obligación de consulta del empresario consiste en escuchar la opinión de
los representantes, sin que ésta sea vinculante, aunque de hecho tal opinión pueda tener influencia sobre la
decisión empresarial.
El artículo 64.5 ET relaciona las materias sobre las cuales el comité tendrá derecho a ser informado y
consultado: situación y estructura del empleo en la empresa o centro de trabajo, su evolución probable,
incluyendo la consulta cuando se prevean cambios al respecto, medidas preventivas, decisiones de la
empresa que pudieran provocar cambios relevantes en cuanto a la organización del trabajo y a los contratos
de trabajo en la empresa, etc.
El mismo precepto atribuye al órgano representativo el derecho a emitir informe previo a la ejecución por
parte del empresario de las decisiones adoptadas por éste sobre reestructuraciones de plantilla y ceses
totales o parciales, definitivos o temporales, de aquélla; reducciones de jornada; traslado total o parcial de
instalaciones; planes de formación profesional en la empresa; etc.
A efectos de conseguir su eficacia real, puntualiza el artículo 64.6 ET las condiciones a que debe someterse
tal consulta: en un momento y con un contenido apropiado, en el nivel de dirección y representación
correspondiente de la empresa. Tales condiciones deben permitir a los representantes, sobre la base de la
información recibida, reunirse con el empresario, obtener una respuesta justificada a su eventual informe y
poder contrastar sus puntos de vista u opiniones con objeto, en su caso, de poder llegar a un acuerdo sobre
las cuestiones indicadas, todo ello sin perjuicio de las facultades que se reconocen al empresario al respecto
en relación con cada una de dichas cuestiones. Se añade que en todo caso la consulta deberá permitir que
el criterio del comité pueda ser conocido por el empresario a la hora de adoptar o de ejecutar las decisiones.
A efectos del cumplimiento por parte de los representantes de su labor de consulta, se especifica en el
artículo 64.6 ET que los informes deberán elaborarse en el plazo máximo de 15 días desde que hayan sido
solicitados y remitidas las informaciones correspondientes.
➢ Otras funciones (artículo 64.7 ET): vigilancia y control; colaboración con la empresa.
Varias competencias contiene el artículo 64.7 ET, a sumar a las anteriores. Un primer grupo comprende la
labor de vigilancia del cumplimiento por parte del empresario de las normas y disposiciones sociales. La
vigilancia se extiende al conjunto de las normas vigentes en materia laboral, de SS y de empleo, a los
pactos, condiciones y usos de empresa en vigor, y a la aplicación del principio de igualdad de trato y de
oportunidades entre mujeres y hombres.
Se añaden en el mismo apartado 7 del artículo 64 ET las competencias de participación como se determine
por convenio colectivo, en la gestión de obras sociales establecidas en la empresa en beneficio de los
trabajadores o de sus familiares, y la de colaboración con la dirección de la empresa para conseguir el
establecimiento de cuantas medidas procuren el mantenimiento y el incremento de la productividad, así
como la sostenibilidad ambiental, si así está pactado en los convenios colectivos.
Cerrando la relación de competencias del 64.7, la ley establece la facultad de los representantes de
informar a sus representantes en todos los temas y cuestiones señalados en este artículo en cuanto directa
o indirectamente tengan o puedan tener repercusión en las relaciones laborales. Mediante su ejercicio se
permite al conjunto de los trabajadores del centro o empresa conocer el contenido de la información recibida
del empresario, de las consultas evacuadas, de los acuerdos concluidos y, en definitiva, del conjunto de la
actividad de los representantes.
Respecto a los medios: establece el ET para los comités de empresa y delegados de personal varios
medios concretos, inscribibles dentro de este primer grupo de las facilidades para el ejercicio de la
representación del personal en la empresa: crédito de horas; local para actividades; tablón de anuncios; y,
un reconocimiento específico derecho de libertad de expresión y comunicación de los representantes en lo
concerniente a la esfera de representación.
Crédito de horas
Reconoce el 68.e ET el derecho a disponer de un crédito de horas mensuales retribuidas a cada uno de los
miembros del comité de empresa o delegados de personal en cada centro de trabajo, para el ejercicio de
sus funciones de representación: ello supone que el representante queda exonerado en parte de su
obligación de trabajo como trabajador para dedicarse a cumplir las tareas propias de su condición de
representante. Tiendo en cuenta que la existencia de dedicación a tales tareas aumenta normalmente a
medida que es más elevado el número de trabajadores del centro, el precepto establece una escala que,
partiendo de 15 horas mensuales (centros o empresas de hasta 100 trabajadores), llega a 40 (centro o
empresas de 751 o más trabajadores). La dedicación del trabajador durante ese tiempo a las funciones de
representación no puede perjudicarle económicamente: de ahí que el precepto puntualice que las horas son
retribuidas, lo que quiere decir que el trabajador conserva íntegro el derecho a la retribución. El artículo 68
ET en su último inciso, dispone que “podrá pactarse en convenio colectivo la acumulación de horas de los
distintos miembros del comité de empresa y, en su caso, de los delegados de personal, en uno o varios de
sus componentes, sin rebasar el máximo total, pudiendo quedar relevado o relevados del trabajo, sin
perjuicio de su remuneración”.
En la empresa o centro de trabajo se pondrá también a disposición de los representantes uno o varios
tablones de anuncios (81 ET), medio destinado a asegurar la comunicación de aquellos con sus
representantes, que es distinto del de la misma naturaleza establecido para determinadas secciones
sindicales por el 8.2.a LOLS.
Libertad de expresión
De acuerdo con el 68.d ET los representantes de los trabajadores tienen derecho a expresar con libertad
sus opiniones en las materias concernientes a la esfera de su representación, pudiendo publicar y distribuir
las publicaciones de interés laboral o social, comunicándolo a la empresa. Derechos de expresión y de
comunicación que comprenden la libertad de crítica y de opiniones contrarias a la empresa, pero que al
mismo tiempo encuentran límites que no pueden ser rebasados, como son los del descrédito y los del
perjuicio a los intereses de la empresa.
Por último, una importante limitación a la actividad de los miembros del comité de empresa, de éste en su
conjunto y de los expertos que en su caso le asistan introduce el artículo 65.2 ET mediante la exigencia del
deber de sigilo, que el artículo 62.2 ET extiende a los delegados de personal.
Desde el punto de vista material, tal deber de aplica a aquella información que, en legítimo y objetivo interés
de la empresa o del centro de trabajo, les haya sido expresamente comunicada con carácter reservado; a lo
que se añade que ningún tipo de documento entregado por la empresa al comité podrá ser utilizado fuera
del estricto ámbito de aquélla ni para fines distintos de los que motivaron su entrega.
Desde el punto de vista temporal, el deber de sigilo llega más allá de la estricta duración del mandato
representativo, al subsistir incluso tras su expiración e independientemente del lugar en que los
representantes se encuentren.
Las cuestiones litigiosas surgidas en la aplicación del deber de sigilo se tramitarán ante los órganos de la
jurisdicción social conforme a la modalidad procesal de conflictos colectivos. Estas cuestiones litigiosas
pueden consistir:
❏ de un lado, en la impugnación por parte de los representantes de los trabajadores de las decisiones
empresariales bien de excluir la comunicación de datos por considerarlos secretos, bien de atribuir
carácter reservado a determinadas informaciones
❏ de otro lado, a la denuncia por parte del empresario de posibles incumplimientos del deber de sigilo
exigible a los representantes y a los expertos que les asistan
REPRESENTACIÓN SINDICAL
En principio, los sindicatos pueden desarrollar la actividad sindical en las empresas y centros de trabajo de
acuerdo con sus propios criterios y estrategias.
Pero el Título IV LOLS ha establecido un marco legal para la representación sindical en la empresa que
atribuye a la misma una serie de facilidades y garantías, según su implantación o representatividad en la
unidad de producción. Las instituciones de representación sindical prevista en la citada ley son la sección
sindical de empresa (artículo 8 LOLS) y el delegado sindical (artículo 10 LOLS).
La sección sindical agrupa a todos los trabajadores de la empresa afiliados a un determinado sindicato; por
tanto, pueden existir en cada empresa tantas secciones como grupos de trabajadores afiliados a uno u otro
sindicato. Por su parte, el delegado sindical es reconocido solamente en las empresas de ciertas
dimensiones y para los sindicatos que tengan presencia en el comité de empresa. Es claro que los
sindicatos pueden designar o elegir delegados sindicales en cualesquiera unidades de producción, pero
sólo pueden aplicarse a estos representantes las facilidades y garantías del artículo 10 LOLS cuando se
amoldan a las previsiones de este precepto legal.
Téngase en cuenta que los derechos de los representantes sindicales se reconocen en la ley sin perjuicio de
lo que se establezca mediante convenio colectivo para las secciones sindicales y a salvo de lo que se
pudiera establecer por convenio colectivo para los delegados sindicales; lo cual debe entenderse en el
sentido de una posible superación de las ventajas legales por parte de la norma paccionada pero con
respeto en cualquier caso del mínimo legal, que se considera derecho necesario.
Órganos:
Las funciones de representación o de otro tipo que las secciones sindicales desarrollan se refieren, en
principio, no a la titularidad de los trabajadores del centro o empresa, sino exclusivamente a los afiliados al
sindicato a que la sección pertenece. Además, es necesario tener en cuenta que, a las funciones de
representación frente al empresario, la sección añade las de enlace y coordinación con la asociación
sindical de la que es parte: la sección asegura el mantenimiento de la relación con los afiliados en el propio
lugar de trabajo y realiza una actividad de aproximación a otros trabajadores no afiliados pero que pueden
llegar a serlo, logrando así la expansión y consolidación de la implantación sindical.
Con carácter exclusivo, las secciones sindicales de los sindicatos más representativos y de los sindicatos
que tengan representación en los comités de empresa ven reconocidos otros 3 derechos por el 8.2 LOLS.
❖ Delegado sindical
La figura del delegado sindical representa a la sección sindical a todos los efectos, asumiendo las funciones
de animación y coordinación de la sección y de conexión de ésta con el sindicato. Pero, como ya se ha
señalado, la designación del delegado sindical no alcanza a la totalidad de las secciones sindicales que
puedan constituirse. La LOLS exige la concurrencia de 2 requisitos:
En cuanto a la designación y número, para hacerse acreedor a las ventajas y atribuciones legales que
exponemos en el apartado siguiente, el delegado sindical ha de ser elegido por y entre los afiliados en la
empresa o en el centro de trabajo (10.1 LOLS); legitimación por elección que no conculca, como era de
esperar, ningún precepto constitucional.
En principio, el delegado es único por cada sección; no obstante, teniendo en cuenta que las tareas propias
del cargo pueden incrementarse a medida que es más elevado el número de trabajadores del centro, el
artículo 10.2 LOLS establece que bien por acuerdo, bien a través de la negociación colectiva, se podrá
ampliar el número de delegados establecidos en la escala a la que hace referencia este apartado. Para el
caso de que ese acuerdo no exista, la ley reconoce a los sindicatos que hayan obtenido el 10% de los
votos en la elección al Comité de Empresa el derecho de contar con mayor número de delegados, según
la escala establecida en el mismo artículo, que va desde 2 delegados (centro de trabajo de 750 a 2000
trabajadores) a 4 (centro con más de 5000 trabajadores); en el cómputo de los referidos votos deben
excluirse los nulos.
En cuanto a las funciones y garantías se regulan en el artículo 10.3 LOLS. Aquí la ley reconoce al delegado
sindical determinados derechos instrumentales para el ejercicio de su función. El 10.3 LOLS puntualiza que
tales derechos se reconocen a los delegados en el supuesto de que no formen parte del comité de empresa
como miembro electo en una lista sindical de candidatos.
En caso de que el trabajador ocupe solamente el cargo de delegado sindical se le reconocen 3 derechos:
❏ tener acceso a la misma información y documentación que la empresa ponga a disposición del
comité de empresa, extendiéndose a su actividad la misma exigencia de sigilo profesional que a
los miembros de la representación unitaria,
❏ asistir a las reuniones de los comités de empresa y de los órganos internos de la empresa en
materia de seguridad e higiene con voz pero sin voto,
❏ ser oídos por la empresa previamente a la adopción de medidas de carácter colectivo que afecten
a los trabajadores en general y sanciones de estos últimos.
En cuanto al comité de empresa europeo de régimen especial: la dirección central de la empresa o grupo,
por iniciativa propia o a petición de un mínimo de 100 trabajadores o de sus representantes, está obligada
a abrir una negociación con los representantes de los trabajadores para la constitución de un comité de
empresa europeo; el acuerdo deberá regular el ámbito del órgano representativo, su composición y
atribuciones, y el régimen de las reuniones.
Alternativamente, el acuerdo podrá establecer uno o más procedimientos de información y consulta de los
trabajadores sobre aquellas cuestiones transnacionales que puedan afectar considerablemente a sus
intereses.
El artículo 28 LIEC establece un sistema de protección de los representantes de los trabajadores que
negocien el acuerdo con la dirección central, sean miembros del comité de empresa europeo o participen en
el procedimiento alternativo de información y consulta. La protección consiste en la aplicación del 68 ET
sobre garantías, en la concesión de permisos retribuidos necesarios para las reuniones con la dirección
central, y en la asignación de un crédito horario anual de 60 horas retribuidas, adicional al que les
corresponde por su condición de representantes nacionales. A los representantes de los trabajadores les
alcanza el deber de confidencialidad con respecto a la información recibida de la empresa o grupo que les
haya sido comunicada con tal carácter.
TEMA 16
NEGOCIACIÓN COLECTIVA, SUJETOS NEGOCIADORES Y ÁMBITO PERSONAL, FUNCIONAL,
TERRITORIAL Y TEMPORAL
El legislador exige que los negociadores cumplan ciertos requisitos, que se plasman en la superación de
ciertos niveles de representatividad. Por este fundamento, se trata de requisitos impuestos imperativamente
como normas de orden público laboral.
Encontramos dos tipos diferentes de requisitos subjetivos que se contienen en la norma:
Legitimación inicial. Determina a qué sujetos se les reconoce la facultad de designar representantes para
formar parte de la comisión negociadora y, por tanto, poder actuar como protagonistas directos, con voz y
voto, del proceso negocial.
Este derecho se configura como un derecho subjetivo a formar parte de la Comisión Negociadora, que
incluye el derecho a no ser rechazado si se pretende esa participación, de modo que el mencionado
derecho queda suficientemente garantizado cuando se acredite que todos los interesados han tenido
conocimiento de la negociación.
Legitimación plena. Establece los requisitos para que la comisión negociadora se entienda válidamente
constituida. Se parte de que quien ostenta la legitimidad inicial, aunque pueda formar parte de la comisión
negociadora, por su grado de representatividad puede que no se baste por sí sola para integrar uno de los
bancos, de modo que deba compartirlo con otros sujetos que también ostentan esa legitimación inicial.
Mayoría de aprobación del convenio. El funcionamiento interno de la comisión negociadora corresponde
fijarlo a sus propios integrantes. Las partes en el curso de la negociación pueden alcanzar acuerdos
parciales, que inicialmente no gozan de eficacia jurídica.
En todo caso, se exige que la aprobación final del convenio se efectúe con el acuerdo mayoritario de cada
uno de los bancos que integran la comisión negociadora del convenio. Una vez constituida esta, comienza la
negociación, en cuyo curso pueden producirse acuerdos y desacuerdos internos en cada uno de los bancos,
por lo que la Ley exige determinadas mayorías de apoyo en cada uno de los bancos al efecto de pactar
finalmente el correspondiente convenio colectivo.
CONCURRENCIA DE CONVENIOS
En primer lugar, la ley establece reglas específicas en materia de concurrencia convencional que tienen
carácter supletorio. Estas reglas garantizan la eficacia vinculante de lo negociado y su inalterabilidad frente
a la irrupción como novedosa de otra unidad negocial: un convenio colectivo, durante su vigencia, no puede
ser afectado por lo dispuesto en convenios de ámbito distinto.
En segundo lugar, la regla no rige cuando se trata de concurrencia de convenios sectoriales y convenios de
empresa, pues en tal caso se otorga preferencia aplicativa al convenio de empresa, pero es una preferencia
parcial pues se extiende sólo a una concreta relación de materias.
En tercer lugar, se contemplan reglas de solución de la concurrencia entre convenios sectoriales estatales y
de CCAA, para contemplar la preferencia aplicativa de estos últimos respecto de los estatales, pero con
ciertas excepciones para una relación de materias: se considerarán materias no negociables en el ámbito de
una CCAA el período de prueba, las modalidades de contratación, la clasificación profesional, la jornada
máxima anual de trabajo, régimen disciplinario, normas mínimas en materia de prevención de riesgos
laborales y movilidad geográfica.
En algunas ocasiones también se aprecia como la Ley se remite a negociación colectiva para que regule
ciertas materias, pero haciéndolo no respecto de cualquier tipo de convenio colectivo, sino exclusivamente
respecto de un concreto nivel o ámbito negocial.
Por último, conviene advertir que todas las reglas precedentes de resolución de las situaciones de
concurrencia refieren a supuestos de coincidencia aplicativa de dos convenios colectivos estatutarios y, por
tanto, no son aplicables cuando nos enfrentamos a un convenio extraestatutarios.
DURACIÓN Y SUCESIÓN DE CONVENIOS
Existe una libertad de negociar la duración por los sujetos, pudiendo eventualmente pactarse distintos
períodos de vigencia para cada materia o grupo homogéneo de materias dentro del mismo convenio.
Las partes deciden la fecha concreta de su entrada en vigor, con independencia de cuál haya sido la fecha
de su firma, registro y publicación.
A la llegada del término inicial del convenio o la proximidad de la misma es obligado que se produzca la
denuncia del convenio, siendo contenido imprescindible del propio convenio la fijación de la forma y
condiciones de efectuarla, así como el plazo de preaviso para dicha denuncia. Salvo pacto en contrario, el
plazo mínimo para la denuncia de los convenios colectivos será de 3 meses antes de finalidad su vigencia.
Cuando no se produce la denuncia, una vez finalizado el período de duración ordinaria del convenio fijado
por las partes, éste no pierde su vigencia, pues el convenio se prorrogará de año en año. La prórroga
significa la continuidad aplicativa a todos los efectos del contenido del convenio en su totalidad, tanto por lo
que respecta a la parte normativa como a la obligacional.
La regulación legal del proceso de negociación colectiva se concentra sobre todo en el momento inicial de
comienzo de las deliberaciones, fijando las reglas descritas sobre la legitimación negocial, y en el momento
final de formalización del convenio colectivo, por medio del establecimiento de los requisitos de forma,
registro y publicación del convenio, así como lo relativo al control de su legalidad.
Entre el inicio y el fin queda un amplio espacio sin apenas normas, en cuanto que ese es el momento de
plena autonomía negocial, que se somete a la libre opción de las partes sociales. No obstante, se
establecen algunas reglas dirigidas a evitar la aparición de obstáculos paralizantes de la negociación.
Se arranca por la propuesta de una de las partes a la otra de inicio de la negociación por la vía de
reclamarle la constitución de la comisión negociadora: la representación de los trabajadores o de los
empresarios que promueva la negociación, lo comunicará a la otra parte, expresando detalladamente en la
comunicación, que deberá hacerse por escrito, la legitimación que ostenta, los ámbitos del convenio y las
materias objeto de negociación. De esta comunicación se enviará copia, a efectos de registro, a la autoridad
laboral correspondiente en función del ámbito territorial del convenio. En el plazo máximo de 1 mes a partir
de la recepción de la comunicación, se procederá a constituir la comisión negociadora. La parte receptora
de la comunicación deberá responder a la propuesta de negociación y ambas partes establecerán un
calendario o plan de negociación, debiéndose iniciar ésta en un plazo máximo de 15 días a contar desde la
constitución de la comisión negociadora.
Puede existir una negativa a negociar, que pueden justificarse en 4 supuestos: causa legal establecida,
causa convencionalmente establecida, cuando se trata de constituir una nueva unidad o ámbito de
negociación hasta el presente no existente o, cuando se trate de negociar anticipadamente la sustitución de
un convenio que aún no ha vencido en su vigencia ordinaria.
La negociación entre las partes debe realizarse con buena fe, lo que permite valorar más incisivamente la
intencionalidad que esconde una determinada conducta o actitud de cualquiera de los sujetos negociadores.
La validez y eficacia jurídica de los convenios está condicionada a su formalización por escrito, bajo sanción
de nulidad. Dicha formalidad garantiza y facilita su conocimiento, y con ello la seguridad jurídica. Firmado el
texto del convenio, se exige su registro, depósito y publicación a efectos de dar publicidad a lo negociado y
facilitar su control.
CONTROL DE LEGALIDAD DEL CONVENIO COLECTIVO
La ley asigna a los Tribunales de Justicia el control de la legalidad de lo pactado en el convenio, y caben dos
formas de efectuar el control de legalidad de un convenio colectivo por parte de los órganos judiciales:
inaplicación e impugnación.
La inaplicación supone una vía indirecta de efectuar el control y la impugnación, pero supone una vía directa
de realizar el control de legalidad del convenio. La impugnación se puede interponer cuando el demandante
alegue que el convenio incumpla la legalidad vigente o lesiona gravemente el interés de terceros.
ADHESIÓN Y EXTENSIÓN
La adhesión es un acuerdo colectivo, en virtud del cual las partes legitimadas para negociar en una
concreta unidad negocial deciden sustituir la tarea de elaboración y consenso del convenio colectivo, por la
aceptación de un convenio colectivo ya elaborado en su totalidad para otro ámbito, que sea también de
aplicación donde ellos ostentan legitimación para aprobar otro diverso. Determinan el contenido del
convenio que pretenden estipular por remisión al de otro vigente para ámbito diverso.
Pueden celebrar este acuerdo las mismas partes legitimadas para negociar un convenio colectivo propio.
Para que pueda llevarse a cabo es necesario que la nulidad de negociación no esté afectada por ningún
convenio, aplicándose al efecto también las reglas generales sobre concurrencia entre convenios y, en
particular, las que prohíben la afectación de un convenio colectivo durante su vigencia.
La adhesión no impide la inaplicación de aquellas cláusulas que exijan una amoldación al nuevo ámbito de
vigencia territorial del convenio. Se exige acuerdo formal de adhesión entre las partes, comunicándolo a la
autoridad laboral a efectos de registro y publicación en el Boletín Oficial correspondiente.
En el caso de los actos de extensión, se tratan de procedimientos que se contemplan como supuestos
excepcionales, dado que rompe la lógica de que los convenios son el resultado del acuerdo entre las partes
y su aplicación lo es para el ámbito para el que los negociadores gozan de representación. Para que se
produzca la extensión, la ley exige que se produzca una situación de ausencia de partes legitimadas para
negociar un convenio colectivo.
El expediente se inicia siempre a instancia de parte. Son partes legitimadas para solicitar la extensión los
sindicatos y las asociaciones empresariales que se encuentren legitimados para promover la negociación en
el ámbito sectorial correspondiente.
La extensión la acuerda la autoridad laboral en función del ámbito en el que se percibe la falta de cobertura,
con independencia del ámbito del convenio a extender: si no supera el territorio de una CCAA, le
corresponderá a la Administración autonómica, en caso contrario, al Ministerio de Trabajo.
La extensión adquiere eficacia erga omnes en el sector extendido. La resolución deberá precisar de manera
expresa si se aplica la totalidad o parte del convenio extendido, con especial mención de las cláusulas
obligacionales.
La norma laboral concede un amplio espacio de contenido al convenio, y otorga a los negociadores la
libertad para seleccionar las materias que estimen oportuno negociar y cuáles son. Al convenio colectivo no
se le fuerza para que incorpore un contenido mínimo, aunque sí existen unos contenidos típicos: salario,
jornada, clasificación profesional, poder disciplinario del empleador, prevención de riesgos laborales,
protección social, etc.
El legislador fija contenidos para los que obliga a negociar a las partes, pero siempre con la aclaración de
que ello no obliga a que al final se pacte sobre esa materia, pues las partes después de negociar esos
contenidos pueden llegar al consenso de que es mejor no incorporar cláusula alguna sobre estos temas, o
deseando pactar sobre la materia en cuestión no logran ponerse de acuerdo en su contenido.
Cuando la ley introduce el deber de negociar, lo hace siempre respetando la “libertad de las partes para
determinar el contenido de los convenios colectivos” (art. 85.1 ET). En otras ocasiones la propia ley
contempla la regulación alternativa para el caso de que quienes firman el convenio no respondan al
mandato legal, con lo que la propia norma estatal está reduciendo la intensidad de la obligación
convencional de negociar esta materia.
Legalmente se utiliza la expresión “contenido mínimo” para referirse a las cláusulas que deben figurar en
cualquier convenio, pero en la mayoría de las ocasiones se refiere a cláusulas formales pero que no aluden
a contenidos materiales.
❏ La determinación de las partes que lo conciertan. Se trata de un requisito formal para dejar
constancia de aquellos que formaron parte de la comisión negociadora del convenio.
❏ Ámbito personal, funcional, territorial y temporal. La delimitación es relevante porque de ella
depende la fijación de los destinatarios de las cláusulas convencionales.
❏ Por ámbito personal, se entiende el grupo de trabajadores del ámbito de aplicación del convenio,
se incluirán todos los trabajadores sin exclusiones.
❏ Por ámbito funcional, se concreta el tipo de empresas que se incluyen dentro del ámbito de
aplicación, se debe concretar el tipo de actividad productiva, elaboración de bienes o prestación de
servicios, constituye una clave para la definición de la correspondiente unidad negocial.
❏ Por ámbito territorial, se perfila la extensión geografía de aplicación del convenio.
❏ Por ámbito temporal, la norma se refiere a la necesidad de que el convenio colectivo precise su
período de vigencia, fijando con precisión la fecha de entrada en vigor y la correspondiente
conclusión.
La vigencia del convenio no decae por el mero transcurso del tiempo estipulado, sino que es necesaria la
denuncia expresa del mismo. Se exige el que el propio convenio refleje dentro de un contenido el
procedimiento a través del que se producirá la denuncia, y también los siguientes extremos:
❖ Tiempos de la negociación siguiente. El convenio debe incorporar los plazos de inicio, desarrollo
y terminación de renovación del que se pacta. Se exige que el convenio prevea el plazo máximo
para el inicio de la negociación de un nuevo convenio una vez denunciado el anterior, así como el
plazo máximo para la negociación de un nuevo convenio.
❖ Comisión paritaria del convenio. Una vez celebrado el convenio, la aplicación de lo pactado
puede no ser automática, sino requerir la intervención directa con mayor o menor alcance de los
propios sujetos que lo negociaron. La Ley obliga a institucionalizar los contactos entre las partes a lo
largo de toda la vigencia del convenio colectivo, imposición que lo materializa por vía de exigir estas
comisiones.
La regulación sobre la materia distingue entre dos categorías de cláusulas dentro del convenio,
denominando a unas de contenido normativo y a otras obligacional:
❏ Cuando se acuerde por la autoridad laboral la extinción de un convenio colectivo, podrá decidir que
ciertas partes del convenio no resulten aplicables “con especial consideración de las cláusulas
obligaciones” .
❏ Sólo las acciones u omisiones de los empresarios contrarias a las cláusulas normativas de los
convenios colectivos son consideradas infracciones laborales a efectos de su correspondiente
sanción administrativa.
❏ Determinadas sentencias tan sólo pueden impugnarse para examinar las infracciones de “normas
sustantivas” o por infracción de las “normas del ordenamiento jurídico”, expresiones que excluyen la
impugnación por vulneración de las cláusulas obligacionales.
El problema aparece donde no se produce coincidencia entre el elemento subjetivo y el sustancial. Cuando
hay concurrencia de ambos elementos no habrá discusión. La duda surge cuando se trata de cláusulas que
desde el punto de vista sustantivo, aluden a aspectos colectivos pero que desde el punto de vista subjetivo
tiene como destinatarios a sujetos diversos de los físicamente integrantes de la comisión negociadora.
Cuando desde el punto de vista subjetivo los destinatarios son los propios negociadores, pero desde el
punto de vista sustantivo la materia objeto de regulación es relativa al contrato de trabajo, por ejemplo: un
régimen de limitación de la realización de las horas extraordinarias, por la vía de establecer una serie de
facultades de control de quienes negociaron el convenio colectivo.
Se debe atender a las especialidades de aquellas cláusulas que se separan de las que corresponden
típicamente a un contrato de mera eficiencia obligacional. La parte obligacional no guarda mayores
diferencias con cualquier otro contrato privado, otorgándosele una eficacia asimilada a la de una norma
jurídica a esta otra parte del convenio. De los dos criterios habrá que dar preponderancia al criterio
subjetivo, olvidando el otro.
Las cláusulas que precisan una eficacia jurídica específica son aquellas que se dirigen a sujetos distintos de
los que forman parte de la comisión negociadora, siendo ésta la parte normativa del convenio,
independientemente de la materia individual o colectivo objeto de tratamiento por las mencionadas
cláusulas.
En cuanto a los sujetos que asumen estas tareas de interpretación destacan, en primer lugar las Comisiones
Paritarias de los Convenios Colectivos. La Comisión Paritaria se integra y designa por los representantes de
los trabajadores y empresarios que han negociado el correspondiente convenio colectivo, asume los
cometidos típicos de administración del convenio en su fase aplicativa.
Legalmente se le atribuye la competencia de interpretación y aplicación de los convenios colectivos, y su
intervención es un trámite obligatorio previo a la vía judicial. Las resoluciones de la comisión sobre
interpretación o aplicación del convenio tendrán la misma eficacia jurídica y tramitación que los convenios
colectivos, con valor vinculante. A los Tribunales de Justicia les corresponde asumir competencias
interpretativas del convenio cuando la Comisión Paritaria no logre un acuerdo sobre la interpretación.
Se contempla la necesidad de que los convenios colectivos atribuyan a las comisiones paritarias el
sometimiento de las discrepancias producidas en su seno a los sistemas no judiciales de solución de
conflictos establecidos mediante acuerdos estatales o autonómicos.
El convenio deberá establecer los procedimientos y plazos de actuación de la comisión paritaria para
garantizar la rapidez y efectividad de la misma y la salvaguarda de los derechos afectados.
Por descuelgue de condiciones de trabajo se entiende el procedimiento a través del que se permite que una
empresa por motivos justificados inaplique las condiciones de trabajo establecidas en el convenio colectivo
que le sea de aplicación, modificando de manera sustancial las condiciones de trabajo pactadas ahora
colectivamente. Se trata de un mecanismo que se presenta como excepción a la fuerza vinculante de los
convenios colectivos. Su finalidad es facilitar la reestructuración empresarial con vistas a superar una
situación de dificultad económica en la empresa o de necesidad de adaptación de la empresa a los cambios
técnicos, organizativos o productivos sobrevenidos.
Cuando se trata de proceder a una modificación por inaplicación de lo pactado en convenio colectivo
estatutario el mecanismo es complejo.
En cuanto al objeto del descuelgue, puede afectar tanto a los convenios sectoriales como a los de
empresa. El primero constituye un descuelgue por tratarse de una concreta empresa que procede a
inaplicar un convenio de sector en cuyo ámbito de aplicación se encuentra incluida inicialmente la empresa.
El segundo constituye un mecanismo de auto- descuelgue puesto que la empresa procede a inaplicar un
convenio de la misma empresa que inicialmente lo ha pactado.
El procedimiento de inaplicación puede afectar a una relación cerrada de materias que se enumeran:
jornada de trabajo; horario y distribución del tiempo de trabajo; régimen de trabajo a turnos; sistema de
remuneración y cuantía salarial; sistema de trabajo y rendimiento; funciones, cuando excedan de los límites
que se establecen legalmente para la movilidad funcional; y, mejoras voluntarias de las prestaciones de la
Seguridad Social.
Respecto de las causas justificativas, la inaplicación procede cuando concurran causas económicas,
técnicas, organizativas o productivas:
❖ Causas económicas. Se producen cuando de los resultados de la empresa se desprenda una
situación económica negativa, en casos tales como la existencia de pérdidas actuales o previstas, o
la disminución persistente de su nivel de ingresos o ventas. La disminución es persistente si se
produce durante dos trimestres consecutivos en el nivel de ingresos ordinarios o ventas de cada
trimestre es inferior al registrado en el mismo trimestre del año anterior.
❖ Causas técnicas. Aparecen cuando se produzcan cambios, entre otros, en el ámbito de los medios
o instrumentos de producción.
❖ Causas organizativas. Aparecen cuando se produzcan cambios, entre otros, en el ámbito de los
sistemas y métodos de trabajo del personal o en el modo de organizar la producción.
❖ Causas productivas. Aparecen cuando se produzcan cambios, entre otros, en la demanda de los
productos o servicios que la empresa pretende colocar en el mercado.
En todo caso, la clave se encuentra en el requisito de procedimiento que determina cuando se puede
proceder a inaplicar lo pactado en convenio colectivo. A estos efectos de la norma se prevén 4 fases:
Cada una de las fases se pone en marcha por iniciativa de una de las partes, que en la práctica siempre
será la representación empresarial, en la medida en que es la interesada en que se verifique la inaplicación
del convenio colectivo y se atienda a las situaciones de dificultad determinantes de la propuesta empresarial
de descuelgue. Se produce una diferencia cualitativa entre las tres primeras fases y la última:
❖ Las tres primeras fases se configuran sobre la premisa de que la inaplicación sólo se puede
materializar si existe acuerdo directo o indirecto entre la dirección de la empresa y los
representantes de los trabajadores, sea internamente, a través de la comisión del convenio, porque
las partes alcanzan un acuerdo de avenencia en una mediación o, porque voluntariamente, a través
del correspondiente compromiso expreso, acuerdan someterse a un procedimiento arbitral.
Cada una de las fases se pone en marcha por iniciativa de una de las partes, que en la práctica siempre
será la representación empresarial, en la medida en que es la interesada en que se verifique la inaplicación
del convenio colectivo y se atienda a las situaciones de dificultad determinantes de la propuesta empresarial
de descuelgue. Se produce una diferencia cualitativa entre las tres primeras fases y la última. Las tres
primeras fases se configuran sobre la premisa de que la inaplicación sólo se puede materializar si existe
acuerdo directo o indirecto entre la dirección de la empresa y los representantes de los trabajadores, sea
internamente, a través de la comisión del convenio, porque las partes alcanzan un acuerdo de avenencia en
una mediación o, porque voluntariamente, a través del correspondiente compromiso expreso, acuerdan
someterse a un procedimiento arbitral. La última de las fases desemboca en un procedimiento arbitral no
pactado voluntariamente entre ambas partes, en el que la decisión final depende del criterio de los
representantes de la Administración Pública en el seno de la Comisión Consultiva Nacional de Convenios
Colectivos o de los órganos correspondientes de las Comunidades Autónomas. A esta última fase puede
calificársele de arbitraje obligatorio público.
❖ La inaplicación no es permanente, sino que se encuentra conectada con una situación específica en
la empresa, que se presume de carácter temporal. Quien adopte la decisión de inaplicación deberá
precisar su duración, que no podrá prolongarse más allá del momento en que resulte aplicable un
nuevo convenio en dicha empresa.
❖ Deberá determinar con exactitud las nuevas condiciones de trabajo aplicables en la empresa a partir
del momento en que se produzca el correspondiente descuelgue del convenio colectivo (art. 82.3
ET).
Los convenios colectivos extraestatutarios son aquellos realizados por ciertas representaciones sindicales y
empresariales que no cumplen las exigencias legales de negociación. No obstante, dichos acuerdos por sus
elementos responden a la definición de convenio. Estos convenios son lícitos, pero no pueden recibir
amparo del Estatuto de los Trabajadores, ni someterse a su régimen jurídico.
Los convenios extraestatutarios gozan de fuerza vinculante atribuida constitucionalmente a los convenios
colectivos. Las disposiciones individuales están prohibidas en estos convenios, al igual que en los
estatutarios. En algunos casos, en estos convenios pueden hacerse modificaciones sustanciales por parte
del empresario cuando se justifique.
Su eficacia es limitada, vincula tan sólo a los empresarios afiliados a la asociación empresarial firmante del
convenio, y a los trabajadores afiliados al sindicato firmante de dicho convenio. El empresario afiliado a la
asociación firmante no está obligado a la aplicación del mismo a los trabajadores no afiliados o a los
afiliados a otro sindicato.
A través del convenio extraestatutario no se pueden fijar condiciones de trabajo con proyección de
generalidad, es decir, no se podrán regular a través de un convenio extraestatutario materias que van a ser
de afectación al conjunto de la plantilla de la empresa como fijar un régimen peyorativo en materia de
mejoras de la Seguridad Social, establecer un régimen de ascenso profesional, etc.
ACUERDOS DE EMPRESA
Se pretende con dichos acuerdos de empresa construir una figura jurídica diversa del convenio colectivo.
Las manifestaciones que aparecen en la legislación laboral de estos acuerdos de empresa son muy
variados, regulados en múltiples preceptos de forma desperdigada al hilo de acometer la regulación general
del contrato de trabajo, sea en materia de condiciones de trabajo o de reestructuración empresarial.
Estos acuerdos no son los convenios típicos regulados en el Título III del ET, puesto que se les otorga
mayor flexibilidad, no teniendo que someterse a condiciones legales de los preceptos del mismo. Tampoco
tienen que registrarse ni publicarse oficialmente, a diferencia de lo que se exige para los convenios
colectivos extraestatutarios.
La finalidad de los convenios colectivos son regular condiciones de trabajo, por lo tanto las partes pueden
dar al convenio colectivo el contenido que estimen oportuno. Ahora bien, la doctrina suele distinguir entre
dos tipos de contenido: el contenido obligacional y el contenido normativo. El convenio colectivo estatutario
tiene validez y fuerza normativa en todo su contenido, por lo que esta nomenclatura de obligacional y
normativa no debe confundirnos, ya que la validez jurídica de ambas cláusulas es la misma.
También podrían pactarse cláusulas por la cuales las partes se obliguen a no dificultar la aplicación del
convenio. Otro tipo de cláusulas serían las cláusulas de administración del convenio, normalmente se
establecen órganos paritarios en los cuales recae la interpretación del convenio colectivo durante su
vigencia o por ejemplo órganos paritarios para llevar a cabo procedimientos de arbitraje o mediación
respecto a la aplicación de ese convenio.
Además de estas cláusulas, el convenio colectivo tiene un contenido mínimo el cual está regulado en el
artículo 85.3 ET:
Que el conflicto sea colectivo o individual tiene bastante trascendencia para su planteamiento, su desarrollo
y su resolución; fundamentalmente, porque la defensa de intereses colectivos puede ser acometida
únicamente a través de procedimientos que permitan la acción concertada de los sujetos afectados y que
hagan posible la solución conjunta y globalizada de sus quejas. La promoción y dirección del conflicto
colectivo puede ser asumida por representaciones colectivas, especialmente cuando es preciso entablar
negociaciones o presentar reclamaciones administrativas o judiciales.
Los conflictos colectivos de trabajo se plantean en muchos casos con ocasión del proceso de negociación
colectiva, bien para advertir a la otra parte de la fuerza o capacidad de resistencia, bien para presionar en
favor de unas determinadas reivindicaciones o de la continuidad de la negociación. Tales conflictos tienen
por objeto conseguir una regulación más apropiada de las condiciones laborales, y por eso son conocidos
habitualmente como conflictos de reglamentación o de regulación. También se conocen como “conflictos de
intereses” o “conflictos económicos”
Trabajadores:
Empresarios:
A diferencia de la negociación colectiva, las medidas de conflicto se caracterizan por su carácter unilateral,
como medio de presión a la otra parte de la relación de trabajo.
Uno de los objetivos más genuinos de la huelga es la presión al empresario para mejorar las condiciones de
trabajo; pero también puede convocarse para influir en la gestión de los poderes públicos, o para solicitar
medidas sociales en beneficio de la clase trabajadora.
También puede convocarse la huelga con carácter selectivo, para afectar tan sólo a puestos de trabajo
clave en el funcionamiento de la empresa, o para ser desarrollada de forma alterna por diversos
departamentos, secciones o grupos de trabajadores, reduciendo así los sacrificios de los trabajadores y
multiplicando la presión sobre la empresa.
Como medida de conflicto colectivo, el cierre patronal puede revestir, a su vez, diversas modalidades.
Básicamente se distingue entre:
❏ Cierre ofensivo, dirigido a presionar directamente a los trabajadores para imponer una decisión
empresarial
❏ Cierre defensivo, que tiene por objeto la defensa estricta frente a las medidas adoptadas por los
trabajadores, y la salvaguarda de las personas y bienes afectados
❏ Cierre de retorsión, que conjuga la respuesta a una acción previa de los trabajadores con la
iniciativa empresarial de ejercer presión, en cierto modo como sanción o represalia. El cierre puede
ser temporal o indefinido y total o parcial, según afecte a todos o parte de los puestos de trabajo del
ámbito correspondiente.
DERECHO DE HUELGA
Hay 2 tipos de conceptos:
❏ Concepto amplio → Otras modalidades de alteración colectiva del trabajo y perturbación del proceso
productivo, sin interrupción.
- Huelga de celo: aplicación inflexible de los reglamentos de trabajo (se menciona más abajo)
- Huelga de trabajo lento: cumplimiento defectuoso de la prestación laboral
TITULARIDAD
Respecto de la titularidad del derecho de huelga cabe plantearse 3 cuestiones básicas:
1. En primer lugar, si es tan sólo un derecho de los trabajadores por cuenta ajena o si también lo es de
los trabajadores por cuenta propia.
2. En segundo lugar, si es un derecho exclusivo de los trabajadores de régimen laboral o si también
puede o debe serlo de los funcionarios públicos
3. Y, por último, si es un derecho exclusivamente individual, o si al mismo tiempo ha de entenderse
como derecho colectivo o, comprensivo de facultades de ejercicio colectivo, propias de las
representaciones colectivas de los trabajadores.
Dentro de quienes prestan servicios por cuenta ajena, el derecho de huelga pertenece sin duda a los
trabajadores sometidos a la legislación laboral. En consecuencia, son titulares del derecho de huelga todas
aquellas personas que prestan servicios mediante contrato de trabajo, con independencia, de que lo hagan
en el ámbito privado o en el público, o de que ostenten una relación laboral ordinaria o una relación laboral
especial.
La huelga puede ser convocada directamente por los trabajadores o a través de sus “representantes”,
expresión ésta en la que hay que incluir tanto a los comités de empresa y delegados de personal, como a
los sindicatos. Por consiguiente, en nuestro sistema son admisibles tanto las huelgas de iniciativa sindical
como las huelgas convocadas directamente por los trabajadores o las convocadas por sus representantes
unitarios en la empresa o centro de trabajo. De cualquier modo, el trabajador siempre conserva la titularidad
del derecho, por lo que ante una convocatoria de huelga puede decidir sumarse o no a la misma, al igual
que puede, una vez iniciada, desistir de ella unilateralmente, sin esperar a su desconvocatoria formal. Los
trabajadores también pueden proceder a la convocatoria en el supuesto de que sus representantes
colectivos no estén a favor de esa decisión o hayan adquirido compromisos de paz laboral.
CONTENIDO Y ALCANCE
El artículo 28.2 CE tan sólo alude a su finalidad de defensa de los intereses de los trabajadores, y a la
necesidad de que durante su ejercicio se asegure el mantenimiento de los servicios esenciales de la
comunidad. En cualquier caso, es un derecho del que emanan facultades y garantías, tanto de orden
individual como de orden colectivo.
En general, son nulos todos los acuerdos, actos o comportamientos que entrañen obstáculos injustificados
para el ejercicio del derecho de huelga o que supongan represalia o discriminación por el mero hecho de su
ejercicio. Los trabajadores y los restantes titulares del derecho de huelga que lo consideren lesionado
pueden ejercitar las correspondientes acciones judiciales y poner en marcha, el proceso laboral especial de
tutela de los derechos fundamentales.
Algunos actos contrarios al derecho de huelga pueden ser objeto de sanciones administrativas, y los actos
de especial gravedad pueden merecer incluso sanción penal. Límites
El derecho de huelga ha de conjugarse con el resto de derechos y bienes protegidos por el ordenamiento,
en especial con los de rango constitucional.
En nuestro ordenamiento la protección de los servicios esenciales es responsabilidad directa de los poderes
públicos, que pueden abrir desde luego procesos de consulta o negociación con las partes interesadas. El
artículo 10.2 DLRT encarga a la autoridad gubernativa la adopción de las medidas necesarias para asegurar
el funcionamiento de los servicios de reconocida e inaplazable necesidad, concepto éste que ha sido
asimilado al de servicios esenciales que se recoge en el 28.2 CE. La intervención más usual de dicha
autoridad es la fijación de servicios mínimos en el ámbito de la huelga, esto es, de unos servicios, trabajos o
actividades que en todo caso, y pese a esa convocatoria, han de prestarse a los usuarios, y cuyo número
deberá depender de las características de la huelga, de las exigencias del correspondiente servicio y de la
existencia o no de medios alternativos.
La huelga también debe respetar la libertad de trabajo de los trabajadores que decidan no sumarse a la
huelga y, en general, la capacidad de libre decisión de las personas.
Los actos que tengan trascendencia exterior habrán de respetar, en cualquier caso, las prescripciones que
se deriven de la normativa general.
La declaración de huelga puede condicionarse, si así lo estiman oportuno las partes contendientes, al
agotamiento de vías previas y pacíficas de solución del conflicto.
❖ Comunicación preavisada
El acuerdo de huelga ha de reflejarse por escrito en el acta correspondiente, y ha de comunicarse al
empresario o empresarios afectados, exigencias que se justifican por la necesidad de proteger los bienes y
derechos afectados. En huelgas de ámbito supraempresarial basta con que la comunicación se dirija a la
representación colectiva de las empresas.
La comunicación ha de reflejar los objetivos de la huelga, las gestiones realizadas para resolver el conflicto
antes de la adopción de esa medida, la fecha de su inicio y la composición del comité de huelga. Es en
principio “comunicación preavisada”, ha de remitirse al empresario y a la autoridad laboral con una
antelación mínima de 5 días naturales a la fecha de inicio de la huelga, o de 10 días si afecta a empresas
encargadas de la prestación de servicios públicos; también ha de comunicarse con anticipación suficiente
el posible cambio de la fecha de comienzo de la huelga.
❖ Convocatoria y publicidad
Efectuada la correspondiente declaración, los promotores de la huelga tienen la facultad de “convocar” a la
huelga a los trabajadores afectados, y de hacer publicidad de la misma en el ámbito correspondiente. Estas
acciones, que también pueden ser desarrolladas por los trabajadores en huelga, pueden llevarse a cabo a
través de los medios de información y comunicación al uso, y muchas veces se realizan mediante los
denominados “piquetes”. Se han de efectuar siempre “en forma pacífica” y “sin coacción alguna”. Los
convocantes y los huelguistas pueden asimismo recaudar fondos para hacer frente a los costes económicos
de la huelga, de nuevo en forma pacífica y sin coacción.
Desarrollo
Los deberes que han de cumplir las partes en conflicto durante el desarrollo de la huelga:
❏ Una primera regla es la que dispone que “el ejercicio del derecho de huelga habrá de realizarse,
precisamente, mediante la cesación de la prestación de servicios por los trabajadores afectados y
sin ocupación de los mismos del centro de trabajo o de cualquiera de sus dependencias
❏ Una segunda regla establece que el comité de huelga deberá garantizar durante la misma la
prestación de los servicios necesarios para la seguridad de personas y cosas
❏ Una tercera regla es la que impone a la empresa el deber de no sustitución de huelguistas.
Por lo demás, durante la huelga las partes deben negociar para llegar a un acuerdo y, con ese mismo fin, la
Inspección de Trabajo puede ejercer labores de mediación.
❖ Comité de huelga
Es un órgano previsto por la ley para la gestión de la huelga y, en particular, para procurar la negociación y
la resolución del conflicto; le corresponde:
El comité de huelga se compone, en un número no superior a 12, de trabajadores afectados por el conflicto,
pertenecientes al centro de trabajo si la huelga no superase ese ámbito o, según admite la jurisprudencia,
incluidos en el ámbito del conflicto si la huelga fuere de ámbito superior.
La designación concreta de los miembros del comité corresponde a los trabajadores en huelga o a los
convocantes de la misma.
❖ No sustitución de huelguistas
La legislación española prohíbe al empresario la sustitución de los huelguistas por otros trabajadores, ya
sea mediante la contratación de otros trabajadores, ya sea mediante el reclutamiento de mano de obra a
través de empresas de trabajo temporal. La jurisprudencia entiende que tal sustitución lesiona no sólo el
derecho de huelga, sino también los deberes de lealtad y buena fe propios del contrato de trabajo.
Conclusión
La huelga, aunque tenga carácter indefinido, es siempre una situación transitoria. Puede concluir por
diversos procedimientos, básicamente por:
La decisión de desistimiento de la huelga corresponde en principio a sus promotores. En buena lógica
debe hacerse llegar a la empresa y al resto de sujetos afectados, aunque no exige una comunicación formal
ni trámites especiales. Los trabajadores también pueden abandonar la huelga y reincorporarse al trabajo en
cualquier momento, individualmente o en grupo, puesto que la huelga es un derecho individual del que
pueden o no haber ejercicio.
La terminación de la huelga puede producirse asimismo mediante acuerdo entre las partes en conflicto.
Desde el momento del preaviso y durante todo el tiempo de huelga, el comité de huelga y el empresario
deben negociar para llegar a un acuerdo. El pacto que ponga fin a la huelga tendrá la misma eficacia que lo
acordado en convenio colectivo, aunque su contenido suele limitarse a pactar la paz laboral y, al
compromiso de iniciar un proceso de negociación propiamente dicho o reanudar el interrumpido por el
conflicto.
El Gobierno, a propuesta del Ministerio de Trabajo, puede decidir un arbitraje obligatorio que ponga fin a la
huelga teniendo en cuenta la duración o las consecuencias de la huelga, las posiciones de las partes y el
perjuicio grave de la economía nacional.
Esta forma de terminación de la huelga, es constitucionalmente aceptable siempre que se muestre idónea
para la solución del conflicto y se garantice la imparcialidad del árbitro.
Huelgas ilegales
Hay varios supuestos en que la huelga se declara ilegal,atendiendo, en síntesis:
❏ A la finalidad de la huelga
❏ A la relación huelga-convenio colectivo
❏ Al procedimiento de convocatoria
❏ Al desarrollo de la huelga
gales las huelgas que tengan por objeto alterar, dentro de su periodo de vigencia, lo pactado en un convenio
colectivo o lo establecido por laudo. A estas huelgas se les viene llamando comúnmente huelgas
novatorias, en cuanto buscan la modificación de una regulación vigente. Son ilícitas, las huelgas que
pretenden modificar lo pactado antes de su vencimiento, o establecer un nuevo orden normativo sustitutivo
del convenio.
Esta prohibición trata de preservar la intangibilidad del convenio y de asegurar la “paz laboral” durante su
vigencia; implica un deber legal de paz respecto a lo acordado en convenio colectivo. De manera indirecta
hacer ver que uno de los fines más importantes de la huelga es presionar con ocasión de la negociación
colectiva, y que una vez alcanzado el acuerdo se limitan las posibilidades de acudir a esa medida.
Declara abusivas las huelgas rotatorias, que son las realizadas de modo sucesivo y en cadena por
distintos grupos de trabajadores, o por diferentes secciones de la empresa. El carácter abusivo de esta
modalidad de huelga deriva de su efecto multiplicador en la desorganización de los elementos y de la
capacidad productiva de la empresa, pues aunque la cesación en el trabajo se concentre en cada fase de
la huelga en un determinado número de trabajadores, puede afectar a la postre a toda la actividad
empresarial.
Son abusivas las huelgas efectuadas por los trabajadores que presten servicios en sectores estratégicos
con la finalidad de interrumpir el proceso productivo. Normalmente esta modalidad de huelga genera un
efecto de grave perturbación de la actividad y economía empresarial por la especial posición de los
trabajadores afectados por la convocatoria, que obliga en la práctica a la paralización de trabajadores
formalmente excluidos de su radio de acción.
Particular relieve ofrece la “huelga intermitente”, que también puede tener un efecto de agravación de los
perjuicios causados a la empresa. En principio, se presume que es huelga lícita, aunque cabe calificarla de
abusiva si produce daño grave y desproporcionado a la parte empresarial, más allá de lo que es
razonablemente requerido por la propia actividad conflictiva y por las exigencias inherentes a la presión que
la huelga necesariamente implica.
Responsabilidades por ilicitud de la huelga o actos ilícitos durante la huelga El amparo que el derecho de
huelga concede a los huelguistas desaparece cuando se ejercita fuera de los cauces legales, o cuando el
trabajador, aun siendo la huelga lícita, actúa ilícitamente. En ese supuesto surge la posibilidad de imponer
sanciones y, de exigir responsabilidades a convocantes y participantes. Normalmente las medidas
disciplinarias se adoptan por la empresa con carácter previo a la calificación de la huelga, dado que nuestro
sistema carece de un procedimiento específico que permita conocer la legalidad o ilegalidad de la huelga
antes de su conclusión.
También es sancionable la participación en huelga ilegal, siempre que el trabajador tenga una especial
implicación o cierto grado de protagonismo en el conflicto.
El artículo 37.2 CE reconoce el derecho de los trabajadores y empresarios a adoptar medidas de conflicto
colectivo, aún así, en dicho artículo, no se especifican las medidas que pueden adoptarse al amparo de ese
derecho. De nuevo estamos ante un derecho de carácter individual pero de ejercicio colectivo. En cualquier
caso, la adopción de esas medidas ha de preservar el funcionamiento de los servicios esenciales de la
comunidad, y puede quedar limitada por la protección de otros bienes, derechos e intereses legítimos, como
el orden público, la libertad personal o la libertad de trabajo.
El cierre patronal
La más característica medida de conflicto colectivo de los empresarios es el cierre patronal, o
entro de nuestro sistema el derecho de huelga y el cierre patronal se sitúan en planos distintos
lock-out. D
desde el punto de vista de las garantías constitucionales, lo que obliga a descartar una hipotética igualdad
de armas o paridad en la lucha entre trabajadores y empresarios.
❖ Causas lícitas
Por esa razón, sólo es admisible el cierre de carácter defensivo, como instrumento de preservación de los
bienes inherentes a la actividad productiva y, en especial, como manifestación del poder de policía que tiene
el empresario para la preservación de las personas, los bienes y las instalaciones empresariales.
La primera causa lícita de cierre patronal es la existencia de notorio peligro de violencia para las personas o
de daños graves para las cosas. El cierre patronal se prevé aquí con carácter preventivo, para evitar esa
situación; y podrá adoptarse cuando aquellos riesgos no puedan conjurarse con los instrumentos habituales
de disciplina en la empresa o mediante las vías ordinarias, públicas o privadas, de mantenimiento del orden.
Es causa lícita de cierre patronal, la ocupación ilegal del centro de trabajo o de cualquiera de sus
dependencias, o peligro cierto de que ésta se produzca. Esta causa debe conectarse con el régimen que la
ley atribuye a la ocupación del centro de trabajo. Ya se vio que la jurisprudencia ha llegado a la conclusión
de que la mera permanencia de los trabajadores en el centro de trabajo es legítima.
Hay ocupación ilícita en caso de ingreso ilegal en los locales o de ilegal negativa a una orden legítima de
desalojo. Esta decisión de desalojo puede estar fundada en distintos motivos:
Es lícito el cierre patronal cuando el volumen de la inasistencia o irregularidades en el trabajo impidan
gravemente el proceso normal de producción. Es ésta una causa de cierre que debe ser interpretada
restrictivamente, pues, un alto volumen de inasistencia al trabajo puede ser el resultado normal, y desde
luego el buscado, en caso de huelga; el cierre motivado por esa única razón dejaría de ser medida de
policía y vulneraría el derecho de huelga.
❖ Procedimiento y consecuencias
Del centro de trabajo, el alcance de esa medida puede variar, en función de las circunstancias concurrentes.
Podrá afectar a:
❏ un centro de trabajo,
❏ a la empresa en su conjunto o
❏ a una colectividad de empresas
Aunque puede concertarse con otros sujetos, o ser propuesta por una organización empresarial, la decisión
de cierre compete siempre al titular de la empresa. Debe ser comunicada a la autoridad laboral en el término
de 12 horas desde su adopción.
El carácter limitado del cierre se refleja también en su duración. Ha de limitarse al tiempo indispensable para
asegurar la reanudación de la actividad de la empresa o para la remoción de las causas que lo motivaron.
Una vez desaparecidas esas circunstancias, habrá de reabrirse el centro de trabajo, por iniciativa del propio
empresario o a instancia de los trabajadores.
También la autoridad laboral puede requerir la apertura del centro de trabajo; la desobediencia a dicho
requerimiento genera responsabilidad administrativa.
Los efectos del cierre en la relación de trabajo son similares a los previstos para la huelga: suspensión del
contrato de trabajo, con suspensión del trabajo y del salario, y situación de alta especial en el sistema de
Seguridad Social, con suspensión de la obligación de cotización, sin perjuicio de la posibilidad de celebrar
convenio especial para cotizar durante ese periodo. El trabajador tampoco podrá devengar prestaciones de
desempleo ni subsidios de incapacidad laboral transitoria como consecuencia del cierre. Distintas son las
consecuencias en caso de cierre ilegal. El trabajador conserva el derecho al salario por los días
correspondientes, así como al ingreso de las oportunas cotizaciones de Seguridad Social. En todo caso, los
días de ausencia de trabajo por cierre empresarial no pueden suponer para el trabajador más efectos
perjudiciales que los expuestos; no computan como ausencias a efectos de vacaciones, no pueden
catalogarse como faltas al trabajo a ningún efecto y, en particular, se asimilan a tiempo cotizado a efectos
de alcanzar el periodo mínimo de 180 días exigido por la ley para devengar prestaciones de desempleo.
El cierre patronal puede ser ilícito y, aun siendo lícito, puede dar lugar a actos ilícitos o delictivos y, en
consecuencia, a responsabilidades y sanciones. La negativa a la reapertura del centro de trabajo previo
requerimiento de la autoridad laboral, una vez desaparecidas las circunstancias que lo legitimaron,
constituye infracción muy grave, acreedora de las correspondientes sanciones administrativas. Las
coacciones o amenazas para iniciar o mantener el cierre, o la paralización de la actividad empresarial con
fines de alteración de la seguridad y el orden público, pueden constituir delito.
Es consustancial al conflicto colectivo de trabajo la búsqueda de soluciones que normalicen las relaciones
laborales afectadas. A tal efecto pueden utilizarse medios judiciales o extrajudiciales.
Los primeros se insertan en el sistema jurisdiccional del Estado, y los segundos pueden tener naturaleza
pública o privada y muy diversa configuración. Los medios extrajudiciales utilizan habitualmente las técnicas
de conciliación, mediación y arbitraje, que tiene como rasgo común la intervención de un tercero en la
solución del conflicto, aunque su papel varía mucho de un caso a otro: mera presencia (conciliación),
asesoramiento o propuesta de soluciones (mediación), o decisión directa sobre el conflicto (mediante un
laudo arbitral)
Procedimientos públicos de conciliación, mediación y arbitraje
Para la solución de los conflictos laborales y, para cumplimentar los trámites de “conciliación previa”
preceptivos para poner en marcha el proceso laboral. Actualmente estos servicios se organizan y regulan en
el seno de las Comunidades Autónomas, donde han recibido denominaciones variadas.
Ante la autoridad laboral competente puede iniciarse también un procedimiento específico para la solución
de situaciones conflictivas que afecten a intereses generales de los trabajadores, conocido como
procedimiento de conflicto colectivo. Este procedimiento puede ser utilizado tanto por los trabajadores,
como por los empresarios y tiene por objeto lograr la “avenencia” de las partes en conflicto, como una
especie de alternativa a la convocatoria de huelga. Por ello, cuando los trabajadores lo utilicen no podrán
ejercer el derecho de huelga; declarada la huelga, podrán, no obstante, desistir de la misma para acogerse
a este procedimiento.
Si es iniciado por los empresarios y al mismo tiempo los trabajadores ejercitan el derecho de huelga, se
suspenderá el procedimiento y se archivarán las actuaciones.
Por otra parte, la Inspección de Trabajo puede desempeñar funciones de conciliación y mediación y arbitraje
en huelgas y conflictos laborales. Como regla general, estas funciones se desarrollan previa petición o
aceptación de las partes, aunque pueden estar previstas directamente por la ley. La función de arbitraje del
Inspector de Trabajo es compatible con funciones de información y asesoramiento, pero no con las
funciones de control y vigilancia respecto de la misma empresa.
El SIMA es competente para la resolución de los conflictos que versen sobre la interpretación o aplicación
de normas estatales, convenios colectivos, decisiones empresariales o prácticas de empresa; de las
discrepancias surgidas a lo largo del proceso de negociación colectiva; de las discrepancias que den lugar a
la convocatoria de una huelga, entre otras. Se excluyen de su ámbito de aplicación los conflictos
individuales, las reclamaciones de seguridad social y los conflictos en que sea parte el Estado o la
Administración pública.