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PRIMERAS JORNADAS INTERDISCIPLINARIAS DE ESTUDIOS

AGRARIOS Y AGROINDUSTRIALES
Facultad de Ciencias Económicas-Universidad de Buenos Aires

DINAMICAS CONTRADICTORIAS EN LA CUESTIÓN REGIONAL DE LA


ARGENTINA DE FIN DE SIGLO.
Producción agroalimentaria vs sector público en las provincias norteñas
Mabel Manzanal1

El marco interpretativo
En la Argentina, la temática de las economías regionales se ha desarrollado

históricamente en torno a la cuestión de las desigualdades regionales, que se

manifiestan entre la región pampeana (privilegiada en la política, en las finanzas, en

las comunicaciones, en la concentración del capital, en el dominio de la tecnología, y

en el nivel de capacitación e investigación) y el resto del país (con manifestaciones de

mayor de subdesarrollo y marginalidad social y económica).

Hoy día, estas desigualdades siguen vigentes, persisten y se han agravado.

Un primer referente al respecto puede ser el producto bruto provincial por habitante.

En el gráfico 12 figura el Producto Bruto Geográfico -PBG- por habitante para las 24

jurisdicciones (23 provincias más la Capital Federal). Obsérvese las diferentes

jerarquías económicas que resultan del PBG per cápita entre : (i) Santiago del Estero

($ 1.978) y la Ciudad de Buenos Aires ($21.970); o entre (ii) las provincias del norte,

noreste y noroeste (con menos de $5.000 por habitante) y las pampeanas y

patagónicas (con más de $7.000 por habitante).

En el mismo gráfico figuran los indicadores de Necesidades Básicas

Insatisfechas para las 24 jurisdicciones y nuevamente aparece el rango de distancia

entre la Capital Federal y Formosa. Las desigualdades regionales entre las distintas

jurisdicciones se evidencian a través del comportamiento opuesto (y complementario)

1
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas -CONICET- y Universidad de Buenos
Aires -UBA- (Rojas 575, 1405, Buenos Aires, Argentina, Te y Fax 54 11 4431-1257, Email:
postmaster@manzan.ba.ar).
2
Cabe advertir para el análisis del Gráfico 1 que, según se nos ha informado en el CFI a cargo de la
sistematización de los datos de PBG, la información de la provincia de Mendoza no resulta comparable
con el resto, por diferencias metodológicas no controladas por el propio CFI.
del PBG/habitante y de las NBI. Como es de esperar, a un menor ingreso por

habitante mayores indicadores de pobreza de la población provincial.

La persistencia de las desigualdades regionales es otra dimensión que muestra

que la historia económica de desarrollo de las regiones en la Argentina, el devenir

productivo y económico del interior extrapampeano no ha conducido al desarrollo. Por

el contrario, su particularidad es en términos de Notcheff (1996: 113 y ss.) una

“sucesión de burbujas sin desarrollo”, la mudanza entre crecimiento y estancamiento.

Se trata de etapas de expansión o crecimiento, “burbujas”, sucedidas por otras de

estancamiento. Todo lo contrario al “desarrollo”, proceso impulsado por innovaciones,

por cuasi rentas tecnológicas generadas por las empresas y por los sistemas

nacionales de innovación, constituyendo en tal sentido una “opción dura” para la elite

empresaria nacional (Pfr. Notcheff: ibidem).

Lo que ha sucedido en la Argentina, y en sus economías regionales es el

aprovechamiento de las opciones “blandas”, sin innovación tecnológica, ni

acumulación, ni inversión de capital, necesarios para consolidar todo proceso de

desarrollo. La expansión o crecimiento regional cuando se dio fue transitoria,

siguiéndole períodos de estancamiento y crisis. Y la explicación de esta proceso está

en que la expansión se produjo basada en la posibilidad de la obtención de rentas de

privilegio. La elite empresaria nacional aprovechó las ventajas excepcionales

(subsidios estatales, créditos blandos, promoción industrial, renta del suelo diferencial)

para crecer periódicamente en aquéllos sectores productivos que fueran beneficiarios

de rentas de privilegio en cada momento histórico (producción agroindustrial –tabaco,

azúcar, fruticultura, algodón, yerba mate-, cereales en la frontera agropecuaria –sorgo,

soja, oleaginosas en general-, armado de aparatos de electrónica, actividad petrolífera,

minería, transporte de cargas).

Este modelo interpretativo expresa acabadamente lo que ha sucedido en la

última década en el ámbito nacional y regional: de una economía en expansión en los

primeros años de la convertibilidad (favorecida por las oportunidades de inversión

2
dadas por las privatizaciones y la desregulación) se desemboca en otra recesiva que

se inicia hacia 1995 con el agotamiento del proceso privatizador y la crisis del Tequila.

Y cuya manifestación es el incremento del desempleo, los desequilibrios fiscales en

las provincias, el endeudamiento generalizado de los estados provinciales y de las

pequeñas y medianas empresas; llegando a la actualidad dónde prácticamente no

existe, salvo para las actividades privatizadas, alternativas productivas rentables y

viables.

El acelerado proceso de concentración económica operado luego de las

privatizaciones, de la desregulación y de la implementación del ajuste neoliberal,

desemboca en una continuada y persistente reducción de las actividades viables para

la mayoría de las empresas y productores provinciales. Si bien, no se discute que la

reconversión de las economías regionales resulte en el presente un requisito para la

inserción económica y productiva de las provincias en el contexto de desarrollo actual,

dado el modelo de política económica y las reglas de juego imperantes, se vislumbra

que el “discurso” de la reconversión, en realidad, tiene un solo destinatario: los

grandes grupos capitalistas nacionales que necesitan reconvertir para adecuarse a las

demandas del mercado internacional.

Por lo tanto, el destino de esta reconversión será, nuevamente, aumentar y

profundizar el proceso de concentración económica. Más aún, cuando se observa que

hasta el presente, más que avanzar hacia “la competitividad sistémica”, se produce

una generalizada pérdida de la misma en la mayoría de las actividades regionales a

causa de: la fijación del peso al dólar por la convertibilidad frente a las fluctuaciones -

evaluaciones y revaluaciones- de las monedas de otros países con los que

mantenemos vínculos comerciales -como el dólar, el yen, los marcos alemanes, las

libras esterlinas, el real-, las altas tasas de interés en términos reales, el incremento de

tarifas y peajes posterior a las privatizaciones de los servicios públicos, la deflación de

precios del principal socio del Mercosur (luego de la crisis financiera de Brasil

3
producida el segundo trimestre de 1999), y la caída de la mayoría de los precios de

los productos regionales.

A todo lo cual se suma que la otra cara territorial del actual proceso de

globalización ha sido, según indican diferentes análisis, el aumento de la

concentración locacional y económica del área metropolitana, profundizándose

entonces la brecha preexistente con las provincias menos desarrolladas (como todas

las localizadas en el norte, noreste y noroeste del país –con excepción de Mendoza-).

El contexto socioeconómico
Al marco interpretativo anterior responden las cuatro provincias que aquí se

presentan; aunque cada una tiene sus propias particularidades.

Si bien Salta y Chaco detentan un mayor nivel de actividad económica (tanto

en el presente como históricamente) respecto al de Formosa y Jujuy, en el presente

todas están pasando por la crisis recesiva resultante de la aplicación de las políticas

de ajuste ortodoxo neoliberal a escala nacional y provincial (con consecuencias

negativas en el conjunto de las economías regionales -Manzanal: 1999).

Las cuatro tenían en 1991 (Censo Nacional de Población y Vivienda) una

población total algo superior a los 2.600.000 habitantes (8% de la población nacional),

ocupando en conjunto un 14% de la superficie territorial argentina (2.780.400 Km2).

Dos de ellas (Salta y Jujuy) forman parte de lo que usualmente se reconoce como

región Noroeste (NOA), y las otras dos (Chaco y Formosa) del Noreste (NEA). Es

decir, pertenecen al norte argentino, reconocido consensualmente como la zona de

mayor pobreza relativa del país.

Todas se caracterizan por el predominio de población urbana (70% en Chaco y

Formosa y 80% en Jujuy y Salta). La urbanización en estas provincias es un proceso

más reciente que en el ámbito metropolitano, pero ha adquirido una dinámica muy

significativa. Las capitales provinciales han actuado en las últimas dos fechas

censales atrayendo población del interior provincial. Gran Salta, Gran Resistencia,

Gran San Salvador de Jujuy y Formosa tenían 370.000, 292.000, 180.000 y 148.000

4
habitantes respectivamente en 1991. Son ciudades que, dentro del contexto urbano

nacional, deben considerarse de tamaño intermedio menor. 3 El peso de las ciudades

capitales en cada provincia es notorio y se observa cuando se comprueba que cada

una de ellas concentra entre el 35% y el 40% del total de sus habitantes.

El ritmo de crecimiento anual de la población (Formosa 29‰, Salta 26‰, Jujuy

21‰ y Chaco 17‰) entre los dos últimos censos nacionales (1980 y 1991) fue en

general bastante superior al promedio nacional (15 ‰). Lo cual está fuertemente

conectado con la mayor tasa bruta de natalidad que ellas tienen (Formosa 28‰, Salta

y Jujuy 25‰ y Chaco 24‰, frente a 19‰ del país en 1996).

Pero un porcentaje significativo de esta población vive en condiciones de

pobreza. Medida la pobreza en términos de hogares con NBI (Necesidades Básicas

Insatisfechas) Chaco, Formosa, Jujuy y Salta (junto con Santiago del Estero) son las

únicas provincias argentinas que tienen 1/3 o más del total de sus hogares en

situación de pobreza (gráfico 1).4 Estos cifras aumentan si se observan las NBI desde

el lado de la población, en todos estos casos cerca del 40% de la población provincial

tiene NBI (INDEC: 1997). También el IDH (Indice de Desarrollo Humano -Senado de

la Nación, 1998) ubica a estas provincias en los más altos niveles de pobreza del país:

sobre 24 jurisdicciones (23 provincias y la Ciudad de Buenos Aires -Capital Federal),

las cuatro que nos ocupan se encuentran en los lugares más altos del ranking. Lo que

equivale a decir que están en la peor situación de DH.

Conjuntamente los indicadores económicos dan cuenta de las condiciones de

menor desarrollo relativo y mayor marginalidad de estas economías provinciales. En el

ranking del PBG/cápita para 1996 (MI, 1999) todas ocupan -con algunas diferencias-

los últimos lugares (es decir están en los más bajos niveles de PBG/cápita) del
3
Consideramos ciudades intermedias menores a las que tienen entre 50.000 y 399.999 habitantes
(Manzanal; 1995:48). En la misma fecha el área metropolitana de Buenos Aires tenía casi 11.300.000
habitantes, ubicándose como ciudad primada muy alejada del resto, aún de las dos grandes ciudades que
le seguían, Córdoba y Rosario con más de 1 millón cada una.
4
Si bien en términos absolutos la provincia de Buenos Aires tenía medio millón de hogares con NBI (8
veces más que los 60.000 que tenía Salta o Chaco), esta cifra no llega a representar el 15% del total de
hogares de Buenos Aires. Otro ejemplo en el mismo sentido son los alrededor de 100.000 hogares NBI
de Córdoba o Santa Fé, que representaban menos del 14% del total de hogares respectivos.

5
conjunto de las jurisdicciones del país (Gráfico 1). Lo cual revela su menor capacidad

económica. Formosa y Jujuy (junto a Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja) son

en estos términos las más pobres del país.

Lo que viene sucediendo desde la década del ´70 en el país se repite en el

interior argentino: tanto el agro como la manufactura (e incluso más recientemente los

combustibles minerales en las provincias productoras) han bajado su participación

relativa (no absoluta) en el PBG provincial a favor de la gran expansión de la actividad

pública y del sector comercio y servicios en general.

En la composición sectorial por actividades económicas para el año 1993 del

Valor Agregado Bruto -VAB- (MEOySP; 1999) se destaca la fuerte participación en las

cuatro provincias (pero más aún en Formosa) de la administración pública. En

Formosa representa casi un tercio de su VAB. Le sigue en importancia la actividad

comercial y luego la agricultura (aunque en Jujuy más importante que ésta es la

manufactura). Y hay que tener en cuenta que, en realidad, el peso del sector público

es bastante mayor en todas las provincias que el identificado aquí con “administración

pública”. Fundamentalmente por el sector construcción, que tiene un fuerte

componente público (se trata de la construcción de obras públicas sea a cargo de la

Nación, de las provincias o de los municipios). El sector terciario (la suma de

comercio y todos los servicios) aparece como el conjunto de actividades más

importantes en la generación del VAB.

Sin embargo, este no es un agrupamiento esclarecedor. Provincias, como

Salta, Jujuy y Chaco, tienen una base económica centrada en la actividad

agroindustrial -azúcar y tabaco o algodón-.5 Precisamente, su aspecto económico

distintivo es su generalizada dependencia de la evolución de la producción primaria,

especialmente agropecuaria (aunque también todas -menos Chaco- tienen actividad

5
Lo cual se constituye en una necesidad al momento de practicar un diagnóstico regional que pretenda
visualizar las consecuencias futuras del accionar público en el área. Sin embargo, la subdivisión y la
organización de la información estadística disponible opone límites a este tipo de acercamiento. Lo
correcto sería identificar adecuadamente al sector agroindustrial, de modo de evaluar su peso “real” en la
economía local

6
minera -petróleo y gas-). La agricultura está articulada con procesos de transfor-

mación agroindustrial (como en el caso del tabaco y el azúcar en Salta y Jujuy y el

algodón en Chaco) y es la actividad productiva básica vista desde las exportaciones

provinciales, que son mayoritariamente agrícolas; por lo cual numerosas actividades

de servicios y comercios sólo tienen sentido en torno a la existencia de la agricultura.

Finalmente, otra particularidad es el peso del sector público en la generación

de empleo provincial, y las dificultades que están atravesando en el ámbito de las

finanzas públicas (por el déficit de cuenta corriente, el abultado stock de sus deudas y

las consecuentes retenciones de su coparticipación).

Las actividades económicas regionales y su dinámica contradictoria


La producción agropecuaria se ha incrementado a través de procesos fuerte-

mente expansivos, liderados por el agrobusiness y producidos a través de la

incorporación de nuevas tierras, tecnologías y cultivos. El avance de la frontera

agropecuaria ha sido dominado, en términos generales, por los sectores de capital

altamente concentrado, que ha introducido tecnologías ahorradoras de mano de obra y

no ha reinvertido sus ganancias en las respectivas provincias.

Es decir, ha habido “crecimiento sin distribución de ingresos”, “crecimiento con

desocupación”. Los datos indican un aumento paralelo de la producción y de las

exportaciones junto al de la desocupación y la pobreza.

La expansión productiva se dio en poroto, soja, maíz, sorgo granífero, algodón,

arroz y en la actividad forestal y comenzó avanzada la década de 1960, favorecida por

cambios tecnológicos y climáticos (como la aparición de un ciclo húmedo). Ello implicó

la revalorización de tierras (anteriormente dedicadas a ganadería o explotación

forestal), introducción de nuevas prácticas productivas bajo secano, tecnificación del

desmonte, predominio del arriendo en grandes extensiones. 6


6
Los ejemplos de esta expansión de la frontera en todo Salta, en el Umbral al Chaco son por demás
conocidos y han sido estudiados por diferentes autores (León, Prudkin y Reboratti 1985, Reboratti 1990).
La gran inversión nacional y extranjera también llegó a Formosa, dónde existen en el agro grandes
proyectos para cultivos de algodón, soja, arroz -combinado con ganadería- que funcionan como enclaves,
es decir operan con pocos efectos multiplicadores en términos de empleo y de compras de insumos
locales. Murmis (1997:213) menciona a capitales australianos que tendrían en explotación 40.000 Ha con
algodón, soja y trigo en esta provincia. La Nación (1-8-98) menciona a la firma australiana Liag

7
Asimismo, los cultivos tradicionales (tabaco, caña de azúcar, algodón)

experimentaron los vaivenes del mercado. Es decir, sufrieron distintas evoluciones

según el caso y fueron afectados por las recesiones resultantes de las crisis

económicas y por las marchas y contramarchas de la política económica nacional.

Las provincias norteñas están entre las principales productoras de algodón,

azúcar, tabaco Virginia, poroto allubia y negro, y pomelo. Chaco es la principal

productora de algodón del país, Jujuy de tabaco Virginia (y Salta la segunda), Salta es

la primera en poroto allubia y negro y pomelo y en azúcar Jujuy es la segunda

productora (primera es Tucumán) y le sigue Salta en tercer lugar.

El algodón ha tenido un incremento productivo y exportador notable, resultante

del uso de nueva tecnología -desmotadoras-, aunque también ha pasado por vaivenes

de los precios y de las condiciones climáticas adversas. Es de destacar el notable

incremento de las exportaciones regionales que se han más que duplicado en 6 años

(ubicándose Argentina en 1996 como el 4° exportador mundial de fibra de algodón).

Las etapas significativas de esta actividad en el ámbito provincial son la

producción primaria (algodón en bruto), el desmotado (obtención de la fibra) y, en

menor medida, la hilandería integrada con el desmote. Las restantes actividades

fabriles del sector tienen lugar en la región pampeana, principalmente en Buenos Aires

(también en algunas provincias beneficiadas con la promoción industrial como

Catamarca, La Rioja, San Luis y San Juan, aunque en escasa magnitud -Pfr.

MEOySP, 1997:53-).

Rofman (1998) realiza un análisis del período de reciente expansión de esta

actividad y sostiene que la misma sólo ha beneficiado a los productores más grandes

con posibilidades económicas para adaptarse a la reconversión y a los cambios

tecnológicos. La otra cara de este proceso ha sido un agudo desajuste estructural en

el tejido social del Chaco, resultante de la generación un desempleo estructural en la


Argentina, que invertirá $30.000.000 en Laguna Yema para producir 20.000 Ha algodón. También en el
sur provincial Eduardo Eurnekián compró 40.000 Ha, que posiblemente tengan igual destino. Otro
ejemplo es el establecimiento ganadero Clarín -de Bernardo y Laura Hertelengui- con 15.000 Ha en el
nordeste de la provincia, con un potencial arrocero de 6.000 Ha.
actividad algodonera. Este autor señala específicamente los siguientes impactos: (i)

La exclusión de los pequeños y medianos productores imposibilitados de acceder al

cambio tecnológico (que representan un 70% de las explotaciones que cultivan

algodón en la provincia). (ii) El abandono de la actividad agrícola y la consiguiente

emigración hacia las ciudades capitales (al punto que el masivo éxodo de los

habitantes rurales del Chaco tomó estado público a principios de 1993 ante una

acusación del gobierno de la provincia de Santa Fe sosteniendo que estaría impulsado

por los propios funcionarios chaqueños). (iii) La pronunciada disminución del trabajo

asalariado de los braceros y cosecheros con la incorporación de la cosechadora

mecánica (en la campaña 1995/96 las máquinas cosechadoras ya estaban

ampliamente difundidas en todo el territorio provincial y esto se estimaba que afectaba

a unos 10.000 trabajadores rurales vinculados con la siembra, el cuidado de los

algodonares y la cosecha). Toda esta situación también afecta a las ciudades del

interior del Chaco y de las provincias limítrofes con el incremento de inmigrantes,

desocupados y marginales, que se localizan en villas y barrios marginales, cada vez

más saturados y en aumento.

En Chaco también se produce sorgo (160.000 Tn en 1997, con una

participación nacional superior al 5%) y soja (producción que se multiplicó por 8 que

entre 1991 y 1997, alcanzando casi las 250.000 Tn y representando más de un 2% de

la nacional, siendo la provincia de Santa Fé la primera productora). Otras

producciones chaqueñas son arroz, girasol, maíz, tabaco criollo, trigo.

En Formosa los niveles de producción agrícola son muy inferiores. Sin

embargo, en los últimos años se destaca por su crecimiento en la producción de

arroz: entre 1991 y 1997 más que se duplicó, llegando en 1997 a tener casi 4% de la

producción nacional con 42.500 Tn. Esta expansión vino de la mano de las grandes

inversionistas en el agro. En la dinamización del cultivo de arroz producida en los

últimos años ha tenido un papel importante la demanda del Mercosur (es decir de

Brasil). Y se ha llegado a estos niveles a partir de cambios significativos en la

9
estructura productiva arrocera. Aparece un nuevo tipo de productores, en general

grandes capitales que construyen costosos sistemas de riego y de represas para

captar aguas superficiales, introduciendo un moderno proceso productivo-tecnológico

basado en variedades actualizadas y en la rotación con ganadería7 y, operando bajo

arrendamiento, incorporan las etapas de secado, almacenamiento y molienda -los

molinos arroceros se ubican dentro de los establecimientos rurales-. Todo esto

condujo a notables aumentos de productividad (Pfr. MEOySP,1998a: 69).

La producción de algodón de Formosa también es importante, aunque perdió

posiciones durante la gran expansión operada en este cultivo. Formosa fue

desplazada del segundo lugar por Santiago del Estero.

Jujuy es la primera provincia en el volumen de producción de tabaco Virginia

del país y Salta la segunda (representando más del 50% y del 40% respectivamente

de la producción nacional). En ambas provincias predominan las explotaciones

tabacaleras de gran tamaño y mayor grado de tecnificación (este tabaco necesita ser

curado con estufa en la misma finca productora, obligando a una mayor inversión

inicial en la explotación respecto a otro tipo de tabacos). Jujuy, con ser la primera

productora, sólo tiene el 4% de los productores tabacaleros del país; y en Salta sus

900 productores tabacaleros apenas representan el 5% del total nacional.

En la última década se ha venido dando incremento constante en la demanda

de tabacos claros, de aquí la consolidación de ambas provincias como principales

productoras del país. En Jujuy las ventas de tabaco significaron en 1997 más de la

mitad de sus exportaciones y en Salta un 15%.

A pesar que la producción tabacalera está sometida a las fluctuaciones de los

precios internacionales, al volumen de stock residual, a las restricciones impuestas por


8
los EEUU a la importación de tabaco y a los factores climáticos, la mayor capacidad

económica y tecnológica de los productores salteños y jujeños los coloca en situación


7
Los campos están ocupados 2 o 3 años con arroz y luego descansan, para evitar el enmalezamiento,
unos 4 o 5 años con pasturas naturales o artificiales dónde se desarrolla la ganadería.
8
EEUU aplicó a partir de 1993 medidas restrictivas a la importación de tabaco que flexibilizó en 1995.
Actualmente existe una cuota por país, que es de 12.000 Tn para Argentina (Pfr. MEOySP, 1998:176).

10
privilegiada para prevenirse de las fluctuaciones del mercado. Por ello, pudieron

incrementar en conjunto más del 75% la producción entre las campañas 1995 y 1997,

volviendo a registrar un aumento de alrededor del 10% cada una en 1998, a pesar de

la baja de precios (Pfr. MEOySP, 1998: 175 y ss).9

Aparicio y Grass (1998:105 y ss) sostienen que el proceso más saliente de la

actividad tabacalera jujeña es la desaparición de los medieros junto con la

consolidación de una burguesía agraria dinámica con crecientes niveles tecnológicos

(surgiendo una nueva cultura empresarial). Y afirman que a nivel del mercado de

trabajo esto se ha traducido en el reemplazo de trabajo por capital, en una menor

presencia de trabajadores permanentes y más transitorios, pero durante menor tiempo

y con vínculos más inestables. Es decir, con muchas similitudes a lo que sucede en

otras actividades modernizadas.

Jujuy es también la segunda provincia en volúmen de producción de azúcar

(después de Tucumán, alcanzando alrededor de un 30% de la producción nacional

entre ambas producen el 85% del azúcar nacional). 10 La exportación del azúcar jujeño

se duplicó en la década del ´90 mientras que los precios cayeron casi un 20%, lo cual

es un resultado compensatorio de la integración en el Mercosur, dónde debe

competirse con el azúcar brasileño que detenta volúmenes de producción y

productividad muy superiores y, consecuentemente, precios menores. La diferencia

con Tucumán es que en Jujuy se da la presencia predominante de grandes fincas

cañeras e ingenios, que elevan enormemente la productividad de este cultivo y

facilitan la reconversión para competir con el azúcar brasileño (mientras que en

Tucumán predominan las pequeñas fincas cañeras).

Finalmente la provincia de Salta es la más diversificada de todas. Sus dos

productos agrícolas tradicionales son el tabaco Virginia y el azúcar (9% de la

producción nacional, también en fincas e ingenios de gran tamaño). Pero además,


9
La producción de 1998 fue para Jujuy de 42.729 Tn y para Salta 37.819 Tn (MEOySP 1998:185).
10
Y tiene, asimismo, en los oasis agrícolas, producción de cítricos (mandarina, naranja, pomelo) y poroto
alubia y negro.

11
Salta es la principal productora nacional de pomelo, banana y de poroto alubia y

negro; y es la única de uva Torrontes para vino blanco (en el departamento

Cafayate). Además sus 340.000 Tn de soja de 1997 representaron un 35% de la

producción nacional. Tiene, asimismo, una muy importante producción de tomate en

Orán (de contraestación) y de cítricos (naranja, limón, mandarina), maíz y hortalizas en

general (entre ellas el pimiento para pimentón colorado en los valles calchaquíes).

También produce algodón en grandes explotaciones, con una de las más altas

productividades nacionales, aunque en cantidades poco relevantes dentro del conjunto

nacional (MEOySP; 1997).

En Salta, se repite lo señalado para el caso de la producción tabacalera en

Jujuy. También aquí se han dado procesos de reestructuración similares, tanto en

tabaco como en azúcar; enn ésta última el caso del Ingenio San Martín de Tabacal

(departamento Orán) resulta el más representativo. Este ingenio era el mayor

demandante de mano de obra en su zona de influencia y en 20 años la planta de

personal se redujo en 5.000 personas, además de la disminución de los trabajadores

temporarios en la zafra. La baja de los precios del azúcar, las dificultades de

colocación en el mercado interno (su principal demanda) y las menores protecciones

para el sector llevaron a la crisis de esta actividad y de este empresa, en particular.

La quiebra y reestrucuturación de San Martín de Tabacal ha modificado las

características de las localidades circundantes, con el avance del comercio informal

y/o ilegal y las ferias, con instalaciones precarias, los vendedores ambulantes, y los

servicios de transporte urbano y suburbano alternativo, no siempre con los debidos

controles. La caída de la demanda de trabajo permanente y estacional ha afectado a

Hipólito Yrigoyen dónde se localizaban los trabajadores no calificados. Algo similar

pasa en Pichanal y en Orán11, dónde viven los trabajadores más calificados

(profesionales, técnicos y administrativos) quiénes han visto reducido su nivel de vida


11
Orán es una localidad mediana, 50.717 habitantes, la segunda en importancia de la provincia luego de la
ciudad de Salta (capital provincial) y por ello estos efectos son menos visibles, porque en ella confluyen
articulaciones con muchas otras actividades (por ejemplo las vinculadas con la expansión de la frontera
agraria) y no sólo con el ingenio.

12
y disminuido su nivel de consumo, afectando a los comercios, los servicios locales e,

incluso, la recaudación de fondos de los municipios respectivos (Pfr. Aguilar y

Vázquez, ibid: 49 y ss.).

Finalmente, la producción de combustibles es significativa para la generación

de recursos y regalías en las provincias de Salta y Formosa, aunque en el caso del

petróleo no sea muy importante su peso nacional (1,6% representa la producción

salteña). En Salta el petróleo se ha incrementado entre 1995 y 1997 un 36% (pasó de

580 mil m3 a 792 mil m3) en Formosa, en cambio, en esos mismos años bajó la

producción un 23% (de casi 352 mil m3 a 273 mil m3). En 1997 las regalías petrolíferas

significaron casi 10 millones de dólares en Salta y casi 3 millones en Formosa. Es la

producción de gas salteña la que tiene más significación nacional (13%). Además se

ha venido incrementando entre 1993 y 1997 en forma constante, llegando en dicho

lapso a casi duplicarse (pasó de 2.470 m 3 en 1993 a 4.711m3 en 1997). Formosa

produce muy poco gas.

En el tema de los combustibles, la cuestión central ha sido la privatización de

YPF. Aguilar y Vázquez (ibid: 50) sostienen que el desempleo de YPF tuvo un

importante impacto en cascada hacia las actividades subsidiarias vinculada con la

demanda de los trabajadores de YPF y hacia sus respectivas localidades. Porque los

“ypefeanos” tenían un nivel de ingresos importante y una actividad formalizada y

permanente. De aquí que su pase a la “desocupación” haya significado un cambio de

enorme magnitud y de drástico empobrecimiento. Y en esto difiere del caso del

Ingenio Tabacal, con trabajadores menos calificados y menos estables. Las autoras

sostienen que estos desocupados sienten con mayor dramatismo su situación (porque

su pérdida fue inmensa) y consideran que es esta particularidad la que explica que las

primeras manifestaciones de una nueva forma de protesta (cortes de ruta) hayan

comenzado en localidades vinculadas con la privatización de YPF (primero en Cutral-

Có, Neuqúen, y luego en Tartagal, Salta)

13
Las exportaciones de estas provincias son básicamente de productos primarios

y son bajas con relación al promedio nacional: en conjunto apenas alcanzan el 4%

nacional, con un máximo de Chaco con el 1,8% y un mínimo de Formosa con el

0.2%.12. E incluso se han ido concentrado cada vez más en los productos del agro,

en detrimento de la de manufacturas de origen agropecuario, excepto en Salta.

Es de hacer notar que entre 1993 y 1996 las cuatro provincias han

incrementado sus exportaciones: 180% (Chaco), 112% (Jujuy), 106% (Salta) y 80%

(Formosa). Y, asimismo, han tenido un ritmo de crecimiento mayor al promedio

nacional (que subió un 80%); con la excepción de Formosa, cuyas exportaciones

crecieron igual que las del país en promedio.

Asimismo, ha ido incrementándose la importancia del Mercosur para todas las

provincias (excepto para Jujuy). Para Chaco y Formosa es el principal mercado. Para

Salta, el Mercosur está en un lugar que cobra cada vez más relevancia mientras la

Unión Europea viene declinando, aunque actualmente tiene mayor participación. En

realidad, tanto en Chaco como en Salta han aumentado los intercambios con el

Mercosur entre 1993 y 1996, en detrimento de la Unión Europea.

Otro dato significativo es que todas estas provincias dirigen un porcentaje

importante (más del 20%) de sus exportaciones a los países latinoamericanos que no

forman parte del Mercosur (como Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, México, Perú y

países centroamericanos).

En Chaco, el aumento de sus exportaciones entre 1993 y 1996 (180%), se

debió fundamentalmente al algodón. El 70% de las exportaciones chaqueñas son de

algodón, esta concentración en un producto (el algodón) hace muy vulnerable a la

economía provincial. Salta exporta un 63% de productos primarios (30% legumbres y

hortalizas, 13% tabacos, 7% cereales –MI; 1998:104) y un 22% de combustibles

minerales. La Unión Europea, el Mercosur y el “resto” de los países latinoamericanos


12
Los datos sobre volumen y evolución relativa de las exportaciones provinciales provienen de INDEC
(1998: cuadro 9.1.12.).

14
comparten cada uno 1/3 del total exportado por Salta. La diversificación de los

mercados de destino que tiene Salta, respecto a las otras provincias norteñas, la

coloca en una posición más ventajosa, ya que tendría mas garantías de colocación en

el mercado externo dada la mayor distribución de sus compradores.

La desocupación de la población provincial


La desocupación para una provincia determinada en su conjunto no puede

medirse, porque la única fuente disponible es la encuesta permanente de hogares que

sólo refleja la información referida a las capitales provinciales y principales ciudades.

De este modo, no aparece el problema de desempleo medido en toda su magnitud.

Ya que muchas localidades menores y ámbitos rurales han sido los principales

afectados por las reestructuraciones de actividades, quiebras y cierres de empresas, y

desplazamiento de pequeños productores hacia la informalidad.

Por ello lo que aquí se menciona se refiere sólo a las ciudades capitales de las

cuatro provincias, que por supuesto, también, se han visto afectadas por el incremento

de la desocupación en sus propios ámbitos y por la recepción de migrantes de otras

zonas que vienen a ellas en busca de trabajo.

Entre 1993 y 1997 las cuatro provincias aparecen, en sus ciudades capitales,

teniendo un nivel de actividad menor que el promedio de los aglomerados del país (y

esto se da en las dos fechas en que se toma la encuesta permanente de hogares -

mayo y octubre-). Mientras que la población económicamente activa es en el

promedio nacional de los aglomerados algo superior al 41%, en estas provincias

ronda el 33% y a veces menos; y sólo Salta tiene un nivel mayor, en torno al 37% o

38%.

Del mismo modo, la tasa de desocupación es menor que el promedio nacional

(en Jujuy sólo en mayo de 1997 fue mayor con 18% frente al 16% nacional). Pero es

importante acentuar que históricamente la desocupación no pasó de un dígito y que

recién llega a dos dígitos avanzada la década del ´90: en mayo de 1993 en Salta, en

15
octubre de 1994 en Resistencia, en mayo de 1995 en Jujuy, manteniéndose en

Formosa en un dígito hasta el presente.

En mayo de 1995 la tasa de desocupación alcanzó un máximo en el país

(18.4%) que fue superado por Salta (18.7%). En Gran Resistencia (Chaco) la

desocupación fue creciendo hasta alcanzar casi el 15% en octubre de 1996. En Jujuy

ocurrió algo parecido pero más pronunciado, pasó de 6.7% en mayo de 1993 hasta

llegar al 18% en mayo de 1997. Formosa ha sido la más estable con valores en torno

al 8% y menos aún.

Evidentemente estas fluctuaciones se dan con más profundidad en las

provincias con mayor nivel de actividad económica, como en el caso de Salta, que

tiene en términos relativos un mayor índice de actividad pero también mayor nivel de

desempleo, porque muchas de sus principales actividades cesaron, se privatizaron o

quebraron; asimismo porque más gente busca empleo, ya que históricamente fue una

provincia dónde sus actividades económicas tenían capacidad de captar las demandas

laborales (esta no es la imagen en Formosa, por ser una provincia históricamente más

pobre y con escasa dinámica económica y diversificación de actividades).

Según la información del Censo Nacional de Población de 1991 todas estas

ciudades capitales tienen una conformación de su fuerza de trabajo concentrada en

alrededor de un 70% en el sector asalariado (un porcentaje algo superior al del Gran

Buenos Aires). Pero lo particular es que todas tienen una participación importante de

empleados públicos: 40% de los empleados formoseños pertenecen al sector público,

35% en Jujuy, 30% en Resistencia y 26% en Salta (frente a 14% del Gran Buenos

Aires).

Reestructuración de los Estados provinciales


El ajuste llega a las provincias entre 1991 y 1994. Primero acontecen las

restricciones impuestas desde 1991 por el Banco Central (cuando deja de asistir a la

banco oficial provincial a través de las líneas de crédito y redescuento). Luego se

transfieren a las provincias los gastos sociales (educación y salud). Y finalmente se

16
acuerdan los compromisos del Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el

Crecimiento, que implica modificaciones en el régimen tributario provincial, en la

coparticipación, y un vasto plan orientado a transferir las actividades empresariales,

bancarias y previsionales a cargo de las provincias a través de privatizaciones,

concesiones y transferencias en general.

Entonces, cuando el déficit fiscal ya no puede ser financiado por los bancos

provinciales, a través del redescuento, comienza la reestructuración de los estados

provinciales, a través de las privatizaciones, del achicamiento de los gastos públicos -

vía despidos de personal, reconversión y rebajas de sueldos- y del incremento del

endeudamiento con la banca privada y con los organismos internacionales que exigen

la garantía de la coparticipación federal para efectivizar el préstamo (con la

consiguiente disminución de los recursos provinciales).

Así se privatizaron (MEOySP; 1996: 9 y ss) las siguientes empresas

provinciales: (i) Banco del Chaco en 1994, de Formosa en 1995 y de Salta en 1996 (el

de Jujuy está en proceso); (ii) Energía Eléctrica de Formosa en 1995, de Salta y de

Jujuy en 1996; (iii) Agua de Formosa 1995, estando licitadas en Salta y Jujuy.

Además, Salta y Jujuy transfirieron en 1996 sus cajas de jubilaciones al ANSeS

(Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones de la Nación). Asimismo, aunque en

forma más heterogénea y parcial, las provincias comenzaron con: (i) las

modificaciones demandadas en sus sistemas tributarios, y (ii) el marco general para

las desregulaciones de actividades específicas (profesiones, sector comercial,

transporte).

Una visión del ajuste practicado en las provincias surge del hecho que entre

1991 y 1994 los recursos provinciales propios aumentaron casi en un 100% en

promedio, mientras que en igual lapso los recursos de origen nacional se

incrementaron sólo 35% (también las erogaciones provinciales tuvieron un aumentaron

53%). Esto indica que la presión impositiva en las provincias fue muy alta y no tuvo

una contrapartida equivalente en la expansión del gasto (aunque hay que tener en

17
cuenta que este promedio esta muy influenciado por las más grande que lideran estos

procesos, como Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Mendoza). En particular y en ese

lapso, Salta incrementó sus recursos en 56% y sus erogaciones en 16%, Chaco 37% y

34%, Formosa 89% y 14% y Jujuy 31% y 30%, respectivamente (IDEP-ATE-CTA;

ibid:17)

Por otra parte, durante el período todas las provincias comprometieron su

coparticipación, fundamentalmente porque incrementaron sus deudas a raíz de las

restricciones financieras y del aumento del déficit provincial.

El flujo de la deuda provincial ha sido constante desde 1991, habiéndose

acumulado desde entonces y hasta 1997 $11 mil millones de deuda provincial (Vaca y

Cao; 1998:147). El stock consolidado de la deuda provincial era de $16 mil millones

en 1997, lo cual significaba que estaban comprometidos la mitad de los recursos

provinciales (cuadro 1). Pero este nivel de endeudamiento es distinto según las

provincias, Chaco, Formosa y Jujuy tienen los recursos de un año y más, totalmente

afectados (cuadro 1). Además Jujuy se está endeudando a un ritmo acelerado, y en

menor medida Chaco (ibidem: 142),

En el conjunto de recursos de origen nacional que las provincias reciben, la

coparticipación federal es mucho más significativa que los demás, representa un

promedio de 70% del total de recursos nacionales recibidos. 13 Sin embargo, en el

cuadro 1 se observa que todas las provincias tienen una parte de su coparticipación

afectada, es decir no pueden disponer libremente de ella; y esto es porque la han

utilizado como garantía de las deudas contraídas. El caso extremo es Jujuy que en

1996 tuvo el 50% de la coparticipación afectada y en 1997 más del 60%, Salta 50% en

ambos años, Formosa un 30% y Chaco 20%.

En 1996 la deuda por habitante de Formosa ($1.591/hab.) era la más alta

después de La Rioja ($2.008/hab.) y además el stock de la deuda representaba un

13
El total de recursos de origen nacional distribuídos en las 24 jurisdicciones en 1997 fue de 15.600
millones de pesos, de éste total Chaco y Salta recibieron un 4% y Jujuy y Formosa un 3% cada una
(INDEC; 1998: cuadro 9.1.12.).

18
80% del PBG de Formosa (MI; 1998:124). En este sentido es la provincia más

comprometida (le sigue Catamarca con casi un 30%, Santiago del Estero 28% y La

Rioja con un 26%).

A la misma conclusión arribamos si se analiza la composición de la deuda (MI;

1998:120) Formosa tiene un 85% de su deuda comprometida con entidades bancarias

y financieras y organismos internacionales (65% con las primeras y un 20% con los

segundos). Es decir, con acreedores más exigentes en cuanto a tasa de interés y

plazo de amortización y que ejercen presión, e imponen condicionamientos y

seguimientos para el cobro de la misma. Vaca y Cao (ibid: 147) sostienen que las

provincias pagan en intereses un 14% más que la Nación, lo cual significa que el tipo

de endeudamiento que reciben es mucho más oneroso. Todo lo cual implica una

situación de mayor compromiso financiero y potenciales amenazas de conflictos

sociopolíticos futuros.

La situación de Salta aparece menos comprometida, su stock de deuda con

relación a los ingresos totales es la más baja -65%- y también lo es la deuda por

habitante -$530/habitante, frente a Jujuy $1.061/hab y Chaco $741/hab.-. 14 Asimismo

el stock de la deuda significa un compromiso de tan sólo el 14% del PBG provincial, en

Jujuy esta relación es de 38% y en Chaco 26% (MI; 1998:123).

Con respecto a la composición de la deuda (MI; 1998:120) Salta tiene un 60%

comprometido con entidades bancarias y financieras y organismos internacionales

(sólo para este indicador pareciera más manejable la situación de Chaco -41%- y Jujuy

-29%).

Finalmente, en el cuadro 1 se observa que ciertas variables tienen un

comportamiento similar en las cuatro provincias. En efecto, todas tienen:

14
En realidad la deuda salteña es la más baja de todas las provincias norteñas, de la mayoría de las
cuyanas y de varias patagónicas; sólo están mejor las de mayor nivel de desarrollo: San Luis, Buenos
Aires, La Pampa, Córdoba, Santa Fe y Santa Cruz (MI; 1998: 124).

19
a) Déficit fiscal en 1996 y 1997 (excepto Salta en 1996). El resultado fiscal financiero

[(ingresos totales menos gastos totales) / gastos totales] es deficitario, mientras que el

promedio nacional no da déficit y es levemente positivo(+0.3%).

b) El gasto total por habitante se incrementó entre 1996 y 1997 (Chaco: 12%, Formosa

19%, Salta 11%), menos en Jujuy que bajó un 13% (esto se vincula con el traspaso de

las funciones sociales del estado nacional a los estados provinciales).

c) Aumentaron los recursos tributarios provinciales por habitante (Chaco 6%, Formosa

22%, Jujuy 16%, Salta 12%). Lo que indica una mayor presión impositiva sobre la

población local (asimismo da cuenta de la aplicación de las consignas de ajuste

dirigidas desde el poder central).

d) Subió el gasto medio salarial mensual (Chaco 14%, Formosa 4%, Jujuy 15%), menos

en Salta que bajó (–3%). La subida de éste gasto junto a la disminución del empleo

público, en igual lapso, indica que quienes quedaron desempleados (en Chaco, Formosa

y Jujuy) fueron los empleados públicos de menores salarios. En cambio, en Salta lo que

estos números nos dicen es lo que efectivamente sucedió: se disminuyeron 50% los

salarios de los empleados públicos (puesto que la cantidad de empleados prácticamente

se mantuvo).15 Ambas cuestiones también son consecuencias de la aplicación del ajuste

provincial. Los menores recursos del fisco llevaron a la reestructuración de las

administraciones provinciales, vía la disminución del personal o la rebaja de los sueldos

de los empleados públicos.

Reflexión final
Las cuatro provincias norteñas tienen, de hecho, diferentes realidades y

potencialidades, sin embargo, todas se encuentran dentro del conjunto nacional en los

niveles más bajos de crecimiento y nivel económico. Todas tienen, con sus propias

particularidades, economías precarias, en situación inestable, que se han agravado

15
Rofman (1998:127) cita al vicegobernador de Salta, Walter Wayer cuando hablando de la
reestructuración del Estado provincial afirma: “...achicamos al Estado rebajando sueldos, y pasamos
2.000 agentes a un plan de reconversión...además, a esa gente no la despedimos, sólo le rebajamos el
sueldo en 50%”.

20
con el ajuste nacional y provincial, con las privatizaciones y con las crisis de las

producciones tradicionales Si bien se nota en la mayoría de ellas crecimiento

productivo y avance de las exportaciones del sector agropecuario en la década del

´90, ello no se refleja en la situación de mayor bienestar de la población.

Al respecto un estudio realizado sobre competitividad de las provincias

argentinas (CER, 1997), que combina más de 100 indicadores y establece un ranking

para las 24 jurisdicciones nacionales, ubica a estas cuatro provincias en un mismo

grupo: el más desfavorecido, el de las “menos competitivas” (hay otros dos grupos

formados por las “más competitivas” y las de “competitividad intermedia”). Las dos

provincias con situación más opuesta de este conjunto son Salta y Formosa.

Salta tiene el mayor PBI del conjunto, más de una vez y media el de Formosa

21%, 75% superior al de Jujuy, y más de 20% mayor al de Chaco. Asimismo, la

participación de sus distintos sectores productivos es más pareja y no tan

concentrada en uno único (como sucede con la administración pública y otros servicios

en las otras). Es la de mayor diversificación económica y mejores posibilidades y

potencialidad futura. No sólo en el sector agropecuario, sino también en minería

(dónde es significativa la producción de petróleo y gas) y en turismo. Asimismo, tiene

amplias ventajas para un mayor desarrollo turístico, para la minería y para la

expansión de su base exportadora (por su diversificación productiva y por su

localización limítrofe) sea hacia el Mercosur, Chile, Bolivia e incluso el resto de

Latinoamérica.

Le sigue en importancia económica Chaco, como la mayor productora de

algodón del país (además de otros productos agropecuarios) también con una

localización estratégica para aprovechar las ventajas del intercambio con el Mercosur.

Y un poco más alejada de ambas Jujuy, la primera productora nacional de tabaco

Virginia y la segunda de azúcar. Jujuy también tiene condiciones para un fuerte

crecimiento de la actividad turística y de la minería.

21
Finalmente, Formosa es la que se encuentra en la peor situación social y

económica, fundamentalmente por su bajo nivel productivo (carencia que no está

estrictamente vinculada con la falta de recursos naturales, ni con una localización

inaccesible -por el contrario su condición de limítrofe le otorgan ventajas en el

presente). Formosa es la ejemplificación de la situación límite, ya que presenta: (i) el

menor nivel de actividad económica de las provincias argentinas; (ii) un acelerado

proceso en concentración de la tierra; (iii) un avance de la extranjerización en las

inversiones locales; (iv) ninguna actividad productiva destacable; (v) escaso

rendimiento en las producciones locales existentes; (vi) participación insignificante en

las exportaciones; (vii) resultado financiero negativo de casi el -14% de sus gastos

totales; (viii) los mayores gastos totales por habitante (siguiéndole Jujuy); (ix) los

menores recursos tributarios propios por habitante; y (x) un stock de deuda del 80%

del PBG y del 122% de sus ingresos totales (equivalente a los ingresos de un año y

tres meses).

Por todo lo anterior, Formosa es la más desfavorecida en la situación social de

sus habitantes dentro del conjunto de las 24 jurisdicciones. Y esto se expresa en que

que detenta: (i) el menor Indice de Desarrollo Humano (posición 24°, cuadro 2); (ii) el

más bajo producto bruto per cápita (posición 24°, cuadro 1); (iii) la tasa de mortalidad

infantil más alta por cada 1.000 niños nacidos vivos de 1994 (posición 23°, CER; 1997:

111). Es una provincia que depende fundamentalmente de los gastos y la actividad

realizada por el sector público provincial, que funciona como refugio laboral ante la

falta de otras opciones, dando lugar al crecimiento del modelo de estado provincial

“clientelístico” (que otorga prebendas a cambio de votos), con los riesgos políticos y

sociales que ello implica.

Hasta mediados de los ´90 todas estas economías provinciales crecieron sin

mejorar la situación de los sectores de menores ingresos. Se creció pero no se

redistribuyeron los resultados de dicho crecimiento, por el contrario los mismos

continuaron alimentando la concentración capitalista. Esto se percibe a través de la

22
mayor desocupación en los aglomerados provinciales, de un dígito histórico a dos

dígitos al promediar los ´90, resultado del impacto social y económico de las

desregulaciones, las privatizaciones y las reestructuraciones de las empresas públicas

y privadas, caracterizado por una creciente tecnificación y acumulación capitalista con

su contrapartida de desocupación y pobreza.

En síntesis, en las principales producciones regionales (azúcar, tabaco,

algodón, petróleo) dominadas por el accionar de grandes empresas, la reconversión

productiva impulsada para la inserción competitiva en el mercado externo

(especialmente el Mercosur) han conducido a dos efectos sólo aparentemente

contradictorios: aumento productivo (con su respectiva renovación tecnológica) y

expulsión de volúmenes crecientes de mano de obra. Resultados éstos repetidamente

observados en el análisis de las economías regionales, y que son causa y

consecuencia al mismo tiempo de la creciente concentración del capital.

A lo cual debe sumarse, los efectos del ajuste provincial sobre las respectivas

economías regionales. Estos, en una primera instancia, se expresan a través del

incesante deterioro de la situación fiscal y aumento del endeudamiento provincial.

Pero en una segunda instancia afectan la situación social y económica de la mayoría

de la población provincial y de sus actividades productivas de tamaño medio y

pequeño.

Los sucesivos ajustes nacionales y provinciales ahogan a las economías

provinciales, vía el aumento de la presión tributaria, la caída del empleo en general y

del público en particular, el aumento de la precarización y de la informalidad en el

mercado de trabajo, el incremento del gasto público por la descentralización de la

educación y la salud promovida desde la Nación.

Finalmente, todo esto conjunto de procesos conducen al achicamiento del

mercado de consumo y alimentan un círculo vicioso recesivo, que erosiona las

actividades productivas, comerciales y de servicios y la calidad de vida de la población

en general, e instala formas permanentes de estados de crisis regionales.

23
En definitiva, durante los ´90 se ha instalado un crecimiento regional perverso,

mientras la mayoría de la población provincial es desplazada hacia situaciones de

precariedad laboral y social (superiores a las existentes previamente) y otra se va

empobreciendo aceleradamente, hay un sector minoritario que elige localizar sus

inversiones en estos ámbitos del interior argentino para desarrollar modernas formas

productivas y tecnológicas integradas al mercado mundial.

Bibliografía
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- Vaca, Angel y Cao, Horacio, “El endeudamiento de las provincias argentinas”, en
Realidad Económica 158, IADE, Buenos Aires.

ANEXOS: Gráfico 1 y Cuadro 1

25
Cuadro 1
Análisis de la situación fiscal por provincia
Consolidado 24 jurisdicciones y provincias del Chaco, Formosa, Jujuy y Salta
Concepto Consolidado Chaco Formosa Jujuy Salta
1996 1997 1996 1997 1996 1997 1996 1997 1996 1997
Resultado financiero previo/total de erogaciones (en %)* (3.7) 0,3 (8.0) (6.8) (6.5) (13.7) (11.0) (5.4) 3,5 (6.8)
Gastos totales por habitante (en $) 858 919 926 1.042 1.301 1.559 1.187 1.035 805 893
Recursos tributorios provinciales por habitante (en $) 275 304 108 114 49 60 83 96 118 132
Gasto medio salarial mensual (en $) 931 956 983 1.125 820 853 851 979 924 900
Empleados públicos provinciales cada 1000 habitantes 35 35 44 39 71 69 53 45 40 40
Planta de personal a diciembre 1.221.786 1.253.166 39.611 35.774 32.572 32.00 29.890 25.699 38.916 39.182
Grado de afectación de la coparticipación 30 27 19 19 66 31 56 61 50 49
Stock de la deuda provincial (en millones de $) 16.060 832 765 646 518
Relación Deuda total/Ingresos totales (en%) 49% 95% 122% 114% 65%
Notas:
*(Ingresos totales-Gastos totales)/Gastos totales x 100
Fuente: Elaboración propia, Informe Económico Regional,Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos, noviembre de 1998, Buenos Aires

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