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Estructura productiva y de la propiedad en el Departamento de Trancas,

Tucumán, 1855- 1871


Cecilia Alejandra Fandos
U.N.T. - U.N.Ju
Introducción
La peculiar presencia de medianas y pequeñas explotaciones campesinas en el paisaje
azucarero tucumano es una problemática que generó -y genera- reflexiones constantes. Ya en
la memoria de 1882 Bousquet advierte sobre el carácter muy fragmentado de la propiedad
rural en la provincia, situación que compara con la economía campesina de Francia
(Bousquet, 1882, p.501).
Pero el universo rural tucumano no se agotaría con la pequeña propiedad. Otro observador
de fines del siglo XIX asegura que la ganadería, en forma contrapuesta a la agricultura, no se
desarrolló a través de la pequeña propiedad (Granillo, 1872, p. 131 - 132), y señala la
existencia de regiones dentro del ámbito provincial pobladas por “criadores” dueños de
“estancias” (Granillo, 1872, p. 65). Desde una visión más contemporánea, Léon reconoce
dentro del territorio provincial áreas con “grandes haciendas” ganaderas (León, 1983, p.
218). A estos dos puntos de vista -que sugieren la asociación de la ganadería con la gran
propiedad- se contrapone la opinión de Bousquet al sostener que “la cría de ganado vacuno
[...] está tan repartida entre todos los habitantes de la campaña que son contados los
hacendados que tengan 6.000 cabezas de ganado” (Bousquet, 1882, p.441). Este mismo
autor señala que exceptuando a una pocas haciendas y/o estancias ( entre 14 y 16) la mayoría
de estas son “relativamente poco extensas, y cada día, con los rápidos progresos de la
agricultura, se va cercenando el espacio haciéndose más difícil la cría de ganado” (Bousquet,
1882, p. 507)1
Sin duda, la pequeña explotación es una temática a debatir y estudiar por sus grandes
implicancias en la economía provincial 2. Sin embargo, las contradictorias impresiones del
1
Los autores Arsenio Granillo y Alfredo Bousquet constituyen hitos en la historiográfia tucumana.
La obra de Granillo se compuso en 1870, publicada en 1872, presenta una base heurística
especialmente referida a la publicación de las fuentes, constituye una fuente obligada para el estudio
del siglo XIX. Bousquet, que contó con el antecedente de Granillo, se radicó en Tucumán en 1873,
integrándose rápidamente a la administración pública provincial. Publicó dos libros claves para la
historiografía local, “Estudio sobre el sistema rentístico de la Provincia de Tucumán de 1820 a
1876” (1878) y “Memoria histórica y descriptiva de la Provincia de Tucumán” (1882)
2
Por lo general, los últimos esfuerzos historiográficos en torno a la historia rural en Tucumán parten
de la finalización de la colonia, último cuarto del siglo XVIII, y llegan al último cuarto del siglo
XIX, la etapa del auge azucarero. Específicamente sobre la problemática de las pequeñas y
medianas explotaciones campesinas, la cuestión de su origen ha sido la mas abordada, y ha sido
interpretada mediante tres hipótesis. La primera indica que la venta de las Temporalidades de los
Jesuitas permitió la subdivisión de la propiedad (Pucci, 1989, p.1). La segunda afirma que esta

1
paisaje agrario y social recién citadas sugieren que la gran propiedad también es un campo
susceptible de análisis. Por lo menos tres cuestiones se vislumbran como centrales para
abordar. Una es la existencia de la gran propiedad en Tucumán, regionalmente localizada en
un espacio determinado y típico de estancias. Otra es la estructura productiva de la gran
propiedad, que aparece para algunos de los autores como fuertemente especializada en la
ganadería, mientras otros sugieren una crisis en torno a esta especialización, durante la
segunda mitad del siglo XIX, por los “progresos de la agricultura”. Finalmente, otro
problema es el de ajustar al objeto de estudio y en sus propios términos ciertos calificativos
que genéricamente aluden a la categoría de grandes propietarios y que, comparativamente
con otras realidades espaciales, nos serían tales.
En el marco de esta problemática y con la finalidad de dilucidar algunas de estas cuestiones
se encara acá el estudio de la propiedad, la producción y los productores de Trancas durante
la segunda mitad del siglo XIX3, uno de los departamentos en el que Granillo (Granillo,
1872, p.65 ) reconoce un paisaje de “haciendas” y “estancias”, con una fuerte
especialización ganadera en detrimento de la agricultura. Se intenta reconstruir el perfil
productivo de la zona, detectar el nivel de especialización y/o diversificación de las unidades
de producción, analizar a los distintos actores sociales y a la estructura de la propiedad en
dicho departamento4.
El Departamento de Trancas se encuentra ubicado en el extremo noroeste de la provincia de
Tucumán (ver mapa), junto al límite con Salta. Presenta un paisaje variado de montañas,
valles fértiles (Riarte y San Pedro de Colalao) y semiáridos (Trancas y Choromoro). Es

característica tucumana se remonta a las modalidades de distribución de las tierras y las


subdivisiones por herencia y venta propia de los tiempos coloniales (López, de Albornoz, 1994). Por
último, un estudio que se aparta de los tiempos coloniales, por focalizarse en la primera mitad del
siglo XIX, sostiene que la carencia de títulos de propiedad, los problemas de delimitación y los
conflictos derivados de las sucesiones familiares podrían explicar la notable división de la propiedad
(Fernández Murga, 1998, p. 7). Otro asunto vinculado al tema es de la relación entre estas pequeñas
explotaciones campesinas y la oferta de mano de obra en la actividad azucarera. Para León, el auge
azucarero habría ”descompuesto” la estructura campesina al convertir a los actores de dicha
estructura en fuerza de trabajo (León, 1991, p. 10). Para Bravo, el despegue azucarero se habría
basado en el mediano y pequeño productor, quienes aseguraron la materia prima (Bravo, 1991, p
102)
3
López de Albornoz ha desarrollado un estudio referido a la estructura agraria de Trancas para fines
del siglo XVIII. Su análisis revela que las familias propietarios alcanzaban al 32% de la población,
factibles de clasificar los siguientes grupos: “hacendados”, familias campesinas y pueblos de indios
con propiedad comunal (López de Albornoz, 1993).
4
Una variable de análisis que se está procesando pero que no se incluye entre los resultados de este
trabajo son las fuentes demográficas. El estudio de las cédulas censales del Primer Censo Nacional
de 1869 es un paso metodológico importante porque nos permitirá tener estimaciones sobre la
estructura de la población de Trancas, y de su perfil sociocupacional, el cotejo de estos datos
demográficos con los de propietarios y productores puede resultar muy revelador para las cuestiones
aquí planteadas.

2
atravesado de Norte a Sur por el Río Salí, que recoge como afluentes los ríos Alurralde,
Vipos y Tapia, entre otros. Los valles se encuentran enmarcados por un sistema montañoso
compuesto por las Sierras Subandinas (Sierras de Medina), al este, y las Cumbres
Calchaquíes, al oeste.
Jurisdiccionalmente, desde fines del siglo XVIII conformaba el partido o curato de Trancas.
Tiene una superficie estimada en 3.835 Km2, amplitud espacial que contrastó desde siempre
con la escasa población. A dos viajeros del siglo XIX les impresionó esta situación.
Andrews, en 1825, observó que “La población es muy reducida, quizás cien casas habitadas”
(Andrews, 1920). Burmeister, en 1859, dejó asentado que el Departamento de Trancas “con
3.325 habitantes, es insignificante, con poca población y tierras malas, pero como queda
camino a Salta puede contar con un porvenir mejor” ( Burmeister, 1916, p. 71). Entre 1799
y 1869 la población del departamento creció un 184,5 % 5, crecimiento que se dio a un ritmo
menor que para la provincia en conjunto, pues constituía en 1799 el 6,5 % y en 1869 el 3,3
% de su total

El eje temporal de este estudio queda delimitado por su base documental, conformada por
una secuencia de padrones de contribuyentes de inmuebles y muebles, del Archivo Histórico
de Tucumán (A.H.T.), que abarca los años 1855, 1856, 1860, 1861, 1867 y 1871 (ver
fuentes)6. Sin embargo, los 16 años que engloban las fuentes transcurren en el marco de una
particular coyuntura socieconómica y política- institucional a la vez, que puede situarse entre
1853 y 1876.
Por un lado, la década de 1850 marca el inicio de un proceso de transición que desembocó,
hacia fines de la década de 1870, en una radical transformación de los modelos productivos
imperantes en regiones extrapampenas, como es el caso de Tucumán y Mendoza. Durante
este período se incrementaron las actividades mercantiles y se fortalecieron la bases de
acumulación de capitales (Campi y Richard Jorba, 1999. p.1). Mediante un “modelo
comercial manufacturero”, Tucumán logró desarrollar entre las décadas del 50´ y 70´ un
5
La población total de Trancas en 1799 era de 1.290 personas (datos extraídos de López de
Albornóz, 1993, p. 40) y en 1869 sumaba 3.670 individuos (Censo Nacional de 1869).
6
Las fuentes puede dar lugar a ciertos equívocos por dos falencias fundamentales: primero, la
arbitrariedad en las valuaciones, a cargo, en un primer momento, de una Comisión reguladora
elegida por una asamblea de propietarios; luego, designada por el Poder Ejecutivo (Bousquet, 1971);
segundo, la evasión, sobre todo por un subregistro generalizado. Al respecto, en 1874 Juan M. Terán
advertía que “La Ley para el pago de la Contribución Directa, no impone ni pena ni multa al
contribuyente que oculte la tercera parte de los bienes que posea; esta circunstancia y las
consideraciones que las comisiones clasificadoras generalmente han observado en favor del
contribuyente, me inducen a juzgar que, debe aumentarse las cifras oficiales que quedan
demostradas, lo menos, un 30 % más” (Terán, 1875).

3
complejo sistema de intercambio y articulaciones forjados en el antiguo “espacio económico
peruano” conectado al litoral (proveía de carretas, suelas, tabaco, quesos), a las provincias
vecinas (donde vendía manufacturas de cuero, aguardientes, azúcar y licores, excedentes
agrícolas) y a los mercado de Bolivia y Chile (cueros, ganado y tabaco) (Campi y Richard
Jorba, 1998. p6). Esta conquista comercial le era posible a Tucumán por su estructura
productiva diversificada y mercantilizada, y por su perfil manufacturero, entonces muy
desarrollado, según lo demuestra la evolución de la participación relativa de estas
actividades en la recaudación impositiva, que se incrementó del 14 %, en 1853, al 60% en
1863 (Campi y Richard Jorba, 1998. p. 7).
Por otro lado, con la conformación definitiva del Estado Nacional y Provincial se inició un
proceso de innovaciones fiscales significativas. Por el Acuerdo de San Nicolás se eliminan
las aduanas interiores y “el sistema rentístico mercantilista que regía desde 1595 en
Tucumán”. Los anteriores puntales de la riqueza provincial -derechos de importación,
diezmos y empréstitos- fueron reemplazados por la contribución directa. En efecto, después
de Caseros se modificó el sistema impositivo heredado de la colonia que había regido en las
provincias argentinas durante toda la primera mitad del siglo XIX. La “Contribución
directa” fue uno de los nuevos impuestos, cuya recaudación fue cedida por el Estado Federal
a las provincias por ley del 4 de Diciembre de 1854. Tucumán se adhiere a los beneficios de
esta ley en 1855, reglamentando su percepción, a su vez, con una ley provincial
(05/06/1855). Dicha ley establecía un gravamen sobre toda propiedad rural o urbana; otro
sobre los “capitales mobiliarios” y un “impuesto a los cereales”. La “Contribución
territorial” se cobraba a los propietarios; la “Contribución mobiliaria” a los comerciantes y
propietarios de hacienda por el “capital en giro”; el “impuesto a los cereales” a los
labradores por la superficie bajo cultivo. Había un impuesto específico a las actividades
comerciales y manufactureras; la “patente”. Otros impuestos eran las “carnes muertas”, a
“las carretas del tráfico exterior”; al “marchamo” (suelas y cueros volcados al mercado)
( Bousquet, 1971)7.
Hacia 1880, con Roca en la presidencia, el Estado Nacional adopta una forma más definida
y una coalición de fuerzas sociales y políticas, regionalmente dispersas, constituyen un
bloque de envergadura nacional absorbiendo demandas de las élites del Interior (Campi,
1998. p. 5), bloque en el que la burguesía azucarera tendrá un eco especial

7
No se ha encontrado para Trancas, entre 1855 y 1871, ningún registro del impuesto a los cereales.
La producción agrícola se consigna en algunos padrones junto a la contribución mobiliaria. No
había ninguna reglamentación sobre la forma de registrar los distintos tipos de contribución, lo que
explica la gran disparidad en los mismos.

4
La propiedad y los actores sociales
Como se señalado en la introducción, el carácter fragmentado de la propiedad rural de
Tucumán presentaría una serie de matices que es necesario considerar. Así, la pequeña
propiedad no estaría presente del mismo modo en toda la geografía tucumana; Trancas 8
presentaba un paisaje con mayor concentración de la propiedad. Una Comisión Censal
consideraba, hacia 1869, que la división de la propiedad en ese departamento estaba poco
extendida y que la mayoría de los habitantes eran “arrendatarios”9.
En 1874 se estimaba que había 7.158 propietarios en toda la provincia. El 2,4 % de éstos
pertenecían a Trancas, porcentaje contrastante con el Departamento Capital (39 %), el
Departamento Famaillá (24 %), el Departamento Monteros ( 17, 8 %). Igualmente, el territorio
tranqueño reunía un total de 214 inmuebles (solo el 2,2%) en relación a las 9.361 propiedades
urbanas y rurales existentes en la provincia.
Cuadro 1: Tucumán, 1874. Propietarios y propiedades por departamentos
Departamentos Propietarios Propiedades Número de casas Censo Nacional 1869
Tafí 27 27 189
Trancas 127 214 544
Leales 214 216 1033
Burru Yacu 319 383 748
Graneros 339 431 1279
Río Chico 578 772 1150
Famaillá 709 798 1478
Chicligasta 722 940 1700
Monteros 1.278 1.689 2129
Capital 2.802 3.879 5063
Totales 7158 9361 15313
Fuente: elaboración propia en base a Teran, J. M.: Informe del Departamento Nacional de Agricultura,
1875 y Censo Nacional de 1869

La relación existente entre el total de propietarios y el total de unidades domésticas 10 en


1869 en toda la provincia se puede estimar en un 46,7 % de grupos domésticos propietarios.
Las cifras del cuadro reflejan el carácter más concentrado de la estructura de la propiedad en
algunos departamentos, como Trancas (23 % de unidades domésticas propietarias), Leales
(20 %), Tafí (14 %); Graneros (26 %), que se ubican muy por abajo del porcentaje estimado
en toda la provincia, contrariamente el Departamento Capital tiene un 55 % de unidades
domésticas propietarias, Famaillá un 48 % y Monteros un 60 %.
El análisis de la contribución territorial puede brindarnos una base estadística aproximada
sobre la evolución y características de los propietarios.

8
Junto a los Departamentos de Tafí y Leales
9
Información citada por Bravo, María Celia, 1997.
10
Se optó por tomar las cifras relativas al número de casas que se consigna en el Censo Nacional de
1869 porque me parece nos aproxima más al concepto de unidad doméstica.

5
Gráfico 1: Departamento de Trancas. Cantidad de contribuyentes de la contribución
territorial. 1855 -1874

Años

200

150

100

50

0
1855-56
1860-61 S1
1867
1871
1874

Fuente: elaboración propia en base a datos de padrones de contribuyentes años 1855, 1856, 1860,
1861, 1867, 1871 del A.H.T.
Nota: Las cifras de 1874 corresponden al informe estadístico elaborado por Terán para Tucumán en
1874.
Las modificaciones introducidas en la ley de contribución territorial referentes al espectro de
propietarios con obligación de pagar explicarían el aumento en el número de propietarios
contribuyentes, por lo menos al comparar el padrón de 1855- 56 11 con los posteriores. En
efecto, la primera versión de la ley, de junio de 1855, disponía que “toda propiedad
territorial, urbano y rural, enajenable de las que se conocen por bienes raíces,
comprendidas dentro de la jurisdicción de esta provincia, pagará una contribución anual
de 4 pesos por 1000 sobre su valor”, agregando más adelante que “Quedarán exceptuadas
también las casas de propiedad particular cuyo valor no llegue a 1.000 pesos y cuyos
dueños no tengan otra propiedad ni industria conocida de que vivir” (Bousquet, 1971, p. 58
y 59). En 1860 la ley sufre una modificación, ampliando su alcance al exceptuar del pago
sólo a los “capitales territoriales” inferiores a 250 pesos.
En los padrones que le siguen a 1860 se observa casos de contribuyentes que declaran un
valor de su propiedad inferior a 250 pesos, pero todos ellos tienen ganado, de manera que
entrarían en la categoría de los que tienen otra “industria conocida de que vivir”.
El aumento que observamos en el número de propietarios a partir de 1860 sería
consecuencia de un real crecimiento de estos. Tomando sólo el año 1871, por ser más
significativo el incremento de contribuyentes, se observa que entre los nombres que figuran
11
Lo que nos impide afirmar más categóricamente esta situación es que en los padrones de 1855-56
no se declara el valor de la propiedad, sólo se consigna el monto del impuesto pero sin discriminar
entre contribución mobiliaria y territorial.

6
por primera vez en este padrón, un 27% corresponde a propiedades valuadas en más de 500
pesos, y que todos poseen un importante stock ganadero, cuyo valuación normalmente
supera los 900 pesos. El resto de estos contribuyentes registrados por primera vez recién en
1871, un 73 %, son propietarios de inmuebles de menor valuación, que no superan los 300
pesos, terrenos y casas en su mayoría, también son “labradores” de una a una y media cuadra
cuadrada y “criadores” de ganado valuado hasta 300 pesos.
El mecanismo de acceso sería la subdivisión de la propiedad por herencia y la compra-
venta. Por ahora no es posible determinar el fraccionamiento por partición de bienes
hereditarios si no tenemos estudios sobre familias, lo que resulta poco viable en el futuro por
la ausencia de testamentos e inventarios de muchos de estos actores. Sin embargo, hay
ciertos indicios en la repetición de un mismo apellido. Por ejemplo, en 1867 figura un sólo
individuo con el apellido Aragón, que no aparece en 1871, pero sí se encuentra a otros
cuatro que así se llaman. Otro caso similar es el de los López. En 1867 son 12
empadronados los que lo poseen y ocho de estos siguen apareciendo en 1871, agregándose
diez más. De todos modos, no hay estudios hechos de compra- venta de tierras posteriores a
186112.
¿Qué tipos de propietarios predominan en el lugar? La fuente utilizada no especifica la
extensión de los predios, pero hemos comprobado para la primera mitad del siglo XIX que
el valor de las propiedades obedecía mucho más a la ubicación de las mismos y a las
mejoras (desmontes, aguadas, infraestructura, corrales, etc.) que a sus dimensiones, lo que
señala diferentes grados de utilización productiva13.
Como se ha puntualizado ya, en comparación con otras zonas de Tucumán, Trancas presenta una
estructura de la propiedad relativamente más concentrada. Sin embargo, podemos notar que el tipo
de propietario más frecuente es aquel que posee inmuebles con una valuación menor a 500 pesos.
Cuadro 2: Departamento de Trancas. Clasificación de propietarios según valores declarados de las
propiedades (1860 - 1871)
Valores declarados 1860- 61 1867 1871
100 a 499 44 50 82
500 a 699 33 26 31
1000 a 1500 21 20 25
Totales 98 96 138
Fuente: elaboración propia en base a datos de Padrones de Contribución Territorial del A.H.T. (Ver
fuentes)

12
Conjuntamente con Patricia Fernández Murga hemos realizado un estudio del tema que abarca el
periodo 1800- 1850. Tenemos relevados, asimismo, datos hasta 1861
13
Fandos y Fernández Murga, 1996, 1995.

7
Los del primer grupo son los más numerosos en los tres años; incluso son los que más se
incrementan, entre 1860 y 1871; por su parte, el número de los terrenos valuados entre 500 y
699 pesos y los del estrato con mayor valuación se mantienen prácticamente estables.
Considerando a los propietarios cuyos inmuebles superan los 1.000 pesos resulta el siguiente cuadro:
Cuadro 3: Departamento de Trancas. propietarios cuyos inmuebles
superan los 1.000 pesos (1860- 1871)
1860-61 1867 1871
Propietarios Valuación Valuación Valuación
Alfaro, Amadeo 1450
Alfaro, Luis Miguel 1450
Alurralde, Julian 1600 1600
Alurralde, Miguel 2500 2500 5000
Berrios, Agustin 1000 1300
Colombres, Estraton 2100
Colombres, Francisco 2500 2500 2500
Colombres, Justo 1250
Colombres, Santiago 900 1250
Comunidad Colalao 6000 6000 5000
Condorí, Manuel 1000
Figueroa, Ignacio 1300
Gaubeca, Esteban 4000
Garcia, Arsenia 1000
García, José F 3000
Gonzalez, Mariano 1500
Guzmán, Ramon 3000 2750
Jurado, Francisco 1000
Lobo, José B. 1200 1250 1356
Lobo, Jose Manuel 1000
López, Javier 4000
López, Joaquin 5000 5000
López, Ramon 1425
López, Romulado 2750
López, Simon 900 1500
Méndez, Juan M 3000
Méndez, Pedro G 3000
Molina, Alejo 1000 1000
Mora, Romualdo 1150
Ojeda 2000
Paz, Benjamín 3200 3200
Paz, Leocadio 4400 4400 4400
Peñalba, Lisandro 2500
Peréz , Mamerto 1000 1000
Ruíz de La Vega, Pilar 3500 4000 4000
Terán de Paz, Dorotea 3000 3000
Uriburu, José 1000
Vega, Benjamín 1050
Zerda, Sisto 2100 1000 1200
Zerda, Sisto 3000
Fuente: elaboración propia en base del A.H.T. Padrones de Contribución
Territorial, Trancas, años Territorial, Trancas, años 1860, 1861, 1867, 1871.

Entre estos contribuyentes encontramos a miembros de familias de viejo arraigo en territorio


tranqueño, descendientes de los encomenderos coloniales. Es el caso de los Alurralde.

8
Antonio Alurralde fue beneficiado en el año 1716 con el reparto de una porción del pueblo
de Colalao y propiedades en Choromoro 14. Con posterioridad el patrimonio de este grupo se
acrecentó mediante pleito judicial con Pedro Gregorio Cobo, quién debió ceder a Miguel
Antonio Alurralde el Potrero de Tacoyaco, y con el despojo del pueblo de indios de
Chuscha, en el “Paraje La Higuera”. De hecho, las personas de esta familia que figuran en
los padrones relevados no registraron ninguna operación de compra de inmuebles entre 1800
y 1870 que justifiquen las propiedades declaradas. Sobre Julían Alurralde no encontramos
datos de su ascendencia, pero sí de Miguel, quien obtiene de su padre, Miguel Antonio
Alurralde, en 1805, con “derechos hereditarios”, la Estancia de San Miguel de Choromoros,
tasada en 2.550 pesos, que se componía de terreno, casa, huerta, molino, corral, rastrojos,
potreros.15
Las tierras comunales de Colalao y Tolombón eran el inmueble de mayor valuación en
Trancas, situación que se prolonga desde tiempos coloniales. En el siglo XVIII tenían una
extensión estimada en 50 leguas cuadradas y estaban habitada por 62 familias (López de
Albornóz, 1994, p. 10) . López de Albornóz y Bascary describen el funcionamiento de esta
comunidad, indicando la existencia de tierras en común para pastizales, de labranza con
trabajo comunitario y parcelas de uso familiar (López de Albornóz y Bascary, inédito). La
comunidad combinaba la explotación ganadera (que representaba el 15% de este rubro para
Trancas) y agrícola (trigo y maíz) (López de Albornóz, 1993. p. 55). A pesar del esquema
aparentemente comunitario, había claras diferencias en su interior. No se repartía con algún
criterio igualitario entre los miembros de la comunidad lo producido por las sementeras y las
haciendas, característica que perduran en el siglo XIX (López de Albornóz, 1993, p55). Por
la información que proporcionan los padrones de contribuyentes de la segunda mitad del
siglo XIX, la propiedad comunal subsiste como tal, pero el impuesto mobiliario (ganado) se
abona en forma individual por cada productor.
La extensión de estas tierras sufrió grandes recortes en el siglo XIX debido a la apropiación
de grupos familiares de la élite local; basta con mencionar los casos de los despojos de los
14
Los pueblos de Colalao, Tolombon y Chuchagasta fueron repartidos en una primera etapa entre 4
personajes declarados beneméritos de las Guerras Calchaquíes: Juan Martínez de Iriarte (luego
Riarte), José de Montoya, Julian Sotomayor y Pedro de Avila y Zárate. A su vez los Chuchagastas
fueron repartidos en tres encomiendas : una al Capitán Montoya, otra al Sargento Mayor Julián
Sotomayor , y otra al Sargento Mayor Bernabé de Aragón. ( Usandivaras de Garneri, 1951).
Cotejando el listado de contribuyentes con estas primeras familias encomederas de época colonial
encontramos a Juan Iriarte, en 1860; Joaquin Aragon, en 1867 y a Josefa Aragon, Tránsito Aragon y
Rosa Aragon, en 1871. De tratarse de sus descendientes estaríamos frente a la presencia de
propiedades subdivididas entre generaciones por herencia , dado que la valuación de las propiedades
de los casos citados no superan los 300 pesos.
15
A.H.T. Sección Judicial Civil , S.A, Caja 50, Exte. 25, 1805, Testamentaria e inventario Miguel
Antonio Alurralde

9
Alurralde (ya citados) y los Paz. El destino final de estas tierras fue su parcelamiento
definitivo a partir de 1874, previa venta a Leocadio Paz y José Albezó (López de Albornóz,
1994, p. 12). La pregunta que nos queda sin responder es que pasó con los miembros de la
comunidad luego de 1874. ¿Participaron del proceso de fraccionamiento, accediendo a la
propiedad, o -privados de ella- se integraron al mercado laboral, ofreciéndose como mano de
obra asalariada?16.
El caso de los López resulta difícil de rastrear por la carencia de documentación, pero
tomando algunos datos sueltos, que nos confirman que Simón y Rumualdo López habían
comprado propiedades en Trancas, el resto parecen formar parte de un tronco familiar de la
época colonial. Usandivaras de Garneri sostiene que “Los López eran tranqueños, de origen
estequeño (del pueblo de Esteco), todos de pura ascendencia española” y habrían intervenido
en el poblamiento hispano de la región figurando el apellido en Trancas ya en el siglo XVII
(Usandivaras de Garneri, 1951, pag. 35).
Un grupo de los individuos citados en el cuadro se habrían vinculado más tardíamente con la
propiedad y una de las vías de acceso sería la compra 17, lo que se ha confirmado para los
casos que se mencionan a continuación. Los Colombres, quienes se radicaron en Tucumán a
fines del siglo XVIII, se habían iniciado en las actividades mercantiles. Su acceso a la
propiedad en Trancas sería consecuencia de la combinación de dos estrategias: la
adquisición por compra y el matrimonio. Francisco Colombres, compró en 1818 el potrero
de Nuestra Señora de Monserrat a la testamentaria de Pedro Gonzalez, en 700 pesos,
colindante con tierras (indivisas) del vendedor y Miguel Antonio Alurralde, su suegro.
Santiago Colombres, también comerciante, había adquirido en 1825 (entre otras propiedades
fuera de Trancas) el potrero de Sauce Yacu a la testamentaria de José Ojeda, en 450 pesos.
Sobre Justo y Estraton Colombres, contribuyentes de los padrones estudiados, no tenemos
datos
La propiedad de los Paz en Trancas también data del siglo XIX. El primero de esta familia
que figura en los padrones es Manuel, en 1855- 56. Este fue comerciante de todos los rubros
del comercio de larga distancia (importador y exportador) y pulpero-tendero durante la
primera mitad del siglo XIX. De sus tierras en Trancas obtenía los productos de exportación:
ganado en pié y suelas; y proveía a las curtiembres locales de cueros. En sucesivas

16
Estimo que el estudio de las cédulas censales de los censos nacionales de 1869 y 1895 paralelo al
relevamiento de padrones de propietarios posteriores a los trabajados aquí puede darnos algunas
respuestas.
17
Los casos de compra citados fueron extraídos de la base de datos sobre compra- venta de tierras,
1800- 1861, elaborada en base a datos de la Sección de Protocolos, Volúmenes 14 a 28, años 1800 a
1861 de la Serie A y Volúmenes 1 a 4, años 1817 a 1861, de la Serie B, del A.H.T.

10
operaciones de compra adquirió las estancias y potreros a grupos tradicionales de la región.
En 1839 compró a la viuda de Alejandro Heredia, Juana Cornejo de Heredia, la Estancia de
“Zárate” en 150 pesos; en 1836 adquirió el Potrero de “Rodeo Grande”, que era de Trinidad
y Josefa Alurralde, en 600 pesos; como forma de cobro de una deuda que tenía con el padre
de Pedro Méndez, adquirió en 1850 la estancia de “Los Nogales” en 800 pesos; en 1852
anexó a tierras que ya poseía unas que compró a Josefa López e hijos en 150 pesos, sobre el
Río Acequiones.
Estas propiedades se acrecentaron mediante la expropiación de las tierras de la Comunidad
de Colalao y Tolombón. En un juicio de deslinde obtuvo el reconocimiento de una fracción
de siete a nueve leguas cuadradas de tierras que antes eran de la Comunidad (Fernández
Murga, P, 1998, p. 56). Este patrimonio pasó a sus herederos: Dorotea Terán, su esposa, y
Benjamín y Leocadio Paz, sus hijos, quienes figuran en los padrones de contribución
territorial de 1861, 1867 y 1871, con las tierras divididas. 18

Los productores y la producción


La contribución mobiliaria, establecida - como vimos- por una ley de 1855, gravaba el
capital en giro de comerciantes y manufactureros, cuatro pesos por mil al año; los
establecimientos de los fabricantes, por su capital empleado, cuatro pesos por mil al año; el
ganado de los criadores, cinco pesos por mil al año y la labranza de tabaco, arroz, trigo y
maíz, dos pesos, un peso y cuatro reales por cuadra cuadrada, respectivamente. Se
exceptuaba del pago a labradores con menos de una cuadra cuadrada y los capitales
inferiores a 500 pesos, en los casados, y a 250 pesos, en los solteros. Además, se estipulaba
que el precio de las especies sujetas a contribución serían fijadas anualmente por el gobierno
según el precio corriente de plaza. En 1860 se dispuso una reducción a 125 pesos el valor
mínimo gravables de los capitales mobiliarios; y en 1871, a 100 pesos. Igualmente, las

18
Otros casos de acceso a la propiedad por compra de los individuos citados en el cuadro 3 son:
Igancio Figueroa había comprado a Manuel Burgos, en 1848, una tierras en Vipos, en 100 pesos.
Mariano Gonzáles, compró una estancia en el mismo lugar a Salustiano Herrera, por un valor de 500
pesos, en 1850. Este mismo González vende la propiedad, en 1861, a Pedro Gregorio Méndez en
600 pesos. Juan Manuel Méndez adquirió en 3.000 pesos moneda boliviana ? la Estancia “El Cajón”
sobre el río Vipos, transacción hecha en 1856 con Alejandro Máximo Heredia. La Estancia de
“Buena Esperanza” fue comprada por Alejo Molina, en 1862, en 1.400 pesos, a Martín Ferreira ?.
Javier López compró en 1830 a Juan Gonzalez y Hnos. la estancia de “San Miguel”, en el Valle de
Choromoro, en 350 pesos; luego compró otras propiedades: en 1849, la estancia “Las Tipas” en 60
pesos; en 1856 el Potrero de Rearte en 5.000 en onzas de oro y, en 1857, la Estancia “La Cortadera”
(Tapia) en 500 pesos. Romualdo López , compró en 1858 media estancia en Trancas a 400 pesos.
Simón López adquirió en 1860 un terreno en Mimilto en 200 pesos, Benjamín Paz, conjuntamente
con Napoleón Gallo, compró en 1863 media estancia en 800 pesos a Micaela Alurralde ?.

11
fracciones de terreno labrado inferiores a una cuadra cuadrada estuvieron sujetas a
contribución a partir de 1872 (Bousquet, 1971. pp. 61 - 63)
En la serie de padrones de contribución mobiliaria que analizamos podemos encontrar para 1860-61
y 1867 los siguientes datos desagregados: nombre del “criador” y/o “labrador”, residencia,
valuación de los bienes, especie y cantidad de ganado, tipo de producción agrícola y número de
cuadras cultivadas. El padrón de 1855 no discrimina entre valores mobiliario y territoriales y no
contiene datos sobre cantidad y tipo de producción. El padrón de 1871, que también incluye la
contribución mobiliaria y territorial, establece la valuaciones respectivas de estos dos rubros, sin
especificar cantidad y tipo de producción. De manera que trabajaremos con los más completos y
compararemos estos con los datos parciales que tiene el padrón de 1871.
Cuadro 4: Departamento de Trancas. Esquema de la contribución mobiliaria: número de
contribuyentes, etapas y rubros. (1855- 1871)

Rubros/ Años 1855-56 1860-61 1867 1871


Pagan contribución :
Por ganado 73 127 158 277
Por cereales* - 9 - 83
Por capital en giro 6 7 4 15
Por establecimientos** - 8 6 6
Fuente: elaboración propia en base a padrones de los años correspondientes (ver fuentes)
* Para los años 1855- 56 y 1867 los padrones encontrados no indican el impuesto a los cereales, de modo
que se trataría de una omisión en el relevamiento de los contribuyentes más que de ausencia de
labradores en estos años.
** Esta información se extrajo de padrones de contribución mobiliaria y de padrones de pago de
patentes. Para 1855- 56 no se halló referencia alguna sobre este rubro.

Este cuadro confirma la orientación ganadera del departamento. Un dato destacable es el


progresivo crecimiento en la cantidad de “criadores” (aumentan un 74 % entre 1855-56 y
1860; en toda la década del 60’ un 118 %) y la estabilidad en el número de comerciantes y
manufactureros. Creo que las cifras para los labradores están distorsionadas por un problema
de omisión en las fuentes.

Ganadería
La ganadería fue desde tiempos coloniales y hasta mediados del siglo XIX, en que fue
desplazada por el azúcar, la principal actividad de la provincia. Orientada al mercado,
proporcionaba carne para el consumo local y cueros y suelas, así como mulas y bueyes para
el mercado regional. Para la década de 1850 constituía el principal rubro de exportación de
la región, se estima la existencia de 544.000 cabezas de ganado en 1853, aproximadamente
el 46,5 % de la producción total provincial. En relación al stock ganadero total se calcula

12
que un 43% era exportado. En el conjunto de las exportaciones tucumanas un 34% estaba
representado por el ganado y un 36% por sus derivados (pellones, aperos, suelas) 19. Las
plazas de comercialización eran las provincias limítrofes, el Litoral , Bolivia y Chile.
Trancas reunía un importante stock ganadero que podemos apreciar en el siguiente cuadro:
Cuadro 5: Stock ganadero del Departamento de Trancas (1860 - 1874)
Ganado/ años 1860-61 1867 Aumento porcentual 1874*
Vacas 23.171 27.180 17,3 36.054
Ovejas y cabras 4.235 4.721 11,4 7.171
Yeguas 1.245 1.471 18,1 2.012
Caballos 1.111 1.374 23,6 1.575
Mulas 477 205 515
bueyes 295 573 94,2 1.115
Total de cabezas 30.534 35.524 16,3 48.442
Total de valores del ganado en pesos 149.230 159.567 6,9

Fuente: elaboración propia en base a padrones de contribución mobiliaria (ver fuentes). Los datos
de 1874 corresponden al Informe del Departamento Nacional de Agricultura, de Terán, para la
Provincia de Tucumán, 1874

El ganado vacuno sería la especialización en la zona, seguido, por una gran diferencia en
cantidad de cabezas, del ganado ovino y caprino. El ganado caballar, las yeguas y los
bueyes, serían piezas de apoyo de la producción bovina y de la labranza. En cuanto al
ganado mular, que fue un importante rubro de exportación al Norte, no parece ser de gran
gravitación en la zona en comparación con las otras especies.
El cuadro estadístico de 1874, elaborado por Terán indica que en Trancas se asentaba el 7,8
% del total de productores de ganado de la provincia, y que concentraba el 17,1% del ganado
vacuno ( Trancas ocupaba el segundo lugar en la producción de este rubro, precedido por el
Departamento de Burru Yacú).
La producción ovina parecía ser la explotación de una franja de pequeños productores, en su
mayoría de origen indígena, como analizaremos posteriormente, cuya lana se destinaría a la
fabricación de textiles. La confección de ponchos y pellones fue, por lo menos para fines del
siglo XVIII, una producción doméstica de mujeres de familias campesinas, dedicadas
“exclusivamente a la provisión del mercado de la ciudad y de la jurisdicción” (Bascary,
1995, p. 21)
¿Qué datos nos aportan los padrones de contribución mobiliaria sobre los productores de ganado? La
relación de estos con la propiedad territorial se analiza cotejando los padrones de contribución
territorial y mobiliaria.
Cuadro 6: Departamento de Trancas. Relación de “Criadores” y propietarios de tierras ( 1855 -

19
Datos extraídos de Campi y Richard Jorba ( 19 ), p. 3, en base a un informe de Maeso, 1958.

13
1871)
1855-56 1860-61 1867 1871

Criadores Propietarios Criadores Propietarios Criadores Propietarios Criadores Propietarios

73 52 127 75 158 73 277 104

Fuente: elaboración propia en base a datos de la Contribución Mobiliaria de Trancas del A.H.T (Ver
fuentes)

El cuadro indica un fenómeno central, en 16 años los propietarios de tierras se duplican y los
criadores se cuadruplican. ¿Cómo explicar la diferencia entre productores de ganado y
propietarios de tierras? En primer lugar podría tratarse de pequeños propietarios con
inmuebles valuados por abajo del mínimo que contempla la legislación, por lo que estarían
exceptuados del pago de la contribución territorial. Hipótesis difícilmente comprobable por
medio de las fuentes. En segundo lugar, el pueblo indio de Colalao y Tolombón paga
contribución en común por la propiedad territorial y en forma individual pagan la propiedad
mueble. Esto parece confirmarse cuando notamos que entre los productores no propietarios
de los padrones de contribución mobiliaria figuran nombres de origen indígena, como
“Mamaní”, “Camacho”,”Chaile”, “Condorí”,”Golla”, “Lamas”, “Lara”, “Guanuco”, todos
residentes del pago de Colalao20.
Por último, un factor, también difícil de cuantificar, es la presencia de los arrenderos, para
quienes disponemos de información cualitativa. El problema de los arriendos es una
temática poco abordada para el caso de Tucumán. Aunque siempre ha captado la atención de
investigadores, domina la situación un problema de fuentes. Fernández Murga señala que los
arrendatarios aparecen escasamente en los padrones y los contratos sólo se protocolizaban si
se trataba de propiedades importantes (Fernández Murga, 1998, p. 41). Para el período
colonial se ha detectado la presencia de arrendatarios. Luego de la expulsión de los Jesuitas,
la Junta de Temporalidades realiza un “arriendo extraordinario” de la tierras de Vipos a Don
Josep Figueroa (López de Albornóz, 1994, p. 16-17). Otras referencias de arrenderos en
Trancas son para el siglo XIX: en 1820 Simón García le arrendó al Presbístero Francisco
Javier Heredia el Potrero de Agua Negra, por 25 pesos anuales y en, 1850, los sobrinos de
Heredia le reclaman por falta de pago. En 1832 los indios de Colalao y Tolombón arriendan
parcelas de tierras. En un pleito judicial, Cayetano Ruíz de La Vega, para afirmar los
derechos sobre sus terrenos de Riarte, convocó a los arrenderos y le hizo reconocer sus
derechos jurídicos. En 1810 los herederos de Luis Aguilar. propietarios del potrero de la

20
Si bien no se dispone de una lista de los miembros de la comunidad para esta época hay datos de
la comunidad de 1832 y 1845 donde ya figuran estos apellidos (A. H. T. Sección Administrativa,
Año 1832, fs 179 y 180) (A.H.T. Sección Administrativa, Vol. 62, Año 1845, Fs. 32 a 34)

14
Hoyada, en reclamo de la posesión piden se interrogue a testigos sobre “si saben y les consta
que el potrero perteneció a su padre Dn. Luis [....] cobrando arriendo a todos los que se
hallan poblados en d(ic)ho potrero...”. Una situación similar es la de Colombres quien por el
litigio del Potrero de San Miguel, solicita testimonio a testigos, “hombres todos ellos que
han vivido en el lugar”, los que afirmaron haber pagado arriendo a los Romanos (Fernández
Murga, 1998, p.45 a 47).
En un juicio iniciado en 1846 por Josefa López y hermanos reclamando usurpación de
propiedad por parte de Manuel Paz, se toma declaración a Salomón López, “arrendero desde
1831”, quién paga contribución territorial por un terreno de 300 pesos en 1860, 1867 y
1871, y contribución mobiliaria por propiedad de ganado valuado en 243 pesos en 1871 y
932 pesos en 1860. También declara Idelfonso Pintos, que había sido intimado por Paz para
que pague “el arriendo” correspondiente. Pintos pagó la contribución territorial por una
estancia de 500 pesos, y la contribución mobiliaria por ganado tasado en 683 pesos. 21
Volviendo al cuadro seis, es notorio el crecimiento de la franja de productores no propietarios de
tierras en los años estudiados. Sin considerar a 1855-56, en los que la contribución por inmuebles
recaía entre los que superaban los 1000 pesos de valuación, vemos que 21 de los 73 “criadores” de
1860- 61 no pagan la contribución territorial, 52 de los 127 “criadores” no lo hacen en 1867 y 173
de los 277 en 1871. Más allá de que esta situación obedezca a que estos son pequeños propietarios
exceptuados de pago, miembros de la Comunidad india que tiene propiedad comunal o arrenderos,
lo que es indudable es una mayor presencia de este grupo a través del tiempo. Esta tendencia se
refleja en el siguiente cuadro:
Cuadro: 7: Departamento Trancas. Agrupación del número de “criadores” por valuación
de ganado (1860- 1871)

Años 1860-61 1867 1871

Valuación del N° Prop. N° Prop N° Prop.


ganado (en
pesos)
50 - 100 12 4 3 1 2 1

101- 300 24 10 44 17 143 44

301- 500 11 8 45 11 53 12

501- 999 27 18 25 12 34 15

1000- 3999 38 30 33 26 34 27

4000 y más* 6 5 7 6 6 5

Sin Datos 9 1 5

Totales 127 75 158 73 277 104

Fuente: elaboración propia en base a padrones de contribución territorial y mobiliaria (Ver


fuentes)
* La valuaciones varían entre 4000 y 13000 pesos, (ver cuadros nueve y diez)

21
A. H.T. Sección Judicial Civil, Serie A, Caja 84, Expte. 14, año 1846, fs. 28 a 34.

15
El primer estrato, compuesto por quienes posen ganado valuado por debajo de los 100 pesos,
sería casi inexistente o tal vez la fuente no nos permite visualizarlos por estar muy cerca del
mínimo que los libraba de la obligación de pagar el impuesto. El grupo más llamativo es el
segundo, que sufrió un franco crecimiento. Pasó de constituir el 18,8 % de los “criadores”
que abonan la contribución en 1860- 61, al 51,6 % de todos los “criadores” contribuyentes
en 1871. Sin embargo, el crecimiento de la cantidad de “criadores” que se ubican entre 101 y
300 pesos no es acompañado por similar aumento de los “criadores” propietarios de tierras
en el mismo grupo; los propietarios de este segmento eran en 1860-61 el 41 %, en 1867 el
38 % y en 1871 el 30%. De nuevo se haría evidente la presencia de “criadores” con
valuaciones inmobiliarias muy bajas, los miembros de la comunidad de Colalao y/o los
arrenderos. También se observa un crecimiento de la franja con ganado valuado entre 301 a
500 pesos.
Los criadores que ubicamos por ganado valuado entre 501 y 3.999 pesos irían mermando
proporcionalmente al pasar los años, y el último estrato se mantuvo sin grandes variantes.
Está claro que el último segmento de criadores está constituido casi totalmente por
propietarios.
En el cuadro 8 se observa la distribución de criadores con la cantidad de ganado.
Cuadro 8: Departamento Trancas. Agrupación de criadores por stock de ganado declarado (1860 -
1867)
Años 1860-61 1867
Cabezas de Ganado N° de Contribuyentes Prop. N° de Contribuyentes Prop. Inmuebles
Inmuebles
20 - 100 35 17 64 22
101 a 300 44 34 57 28
301 a 500 14 9 12 9
501 a 1000 12 9 11 9
1001 a 1500 4 3 5 4
1500 a 2500 1 1 1 1
Sin datos 17 75 158 73
Totales 127 75 158 73
Fuente: elaboración propia en base a la Contribución Mobiliaria y Territorial de Trancas del A.H.T.

Como vemos, si se considera a las dos categorías más bajas estas pasan de ser el 62% en
1860-61 al 77,7% en 1867, más de la mitad de ellos no tienen propiedad territorial, por lo
menos individual. La relación entre “criadores” y propietarios se invierte a medida que crece
la cantidad de ganado en propiedad.
Los datos sugieren entonces un cuadro compuesto por un pequeño grupo de grandes
“criadores”, que coexisten con pequeños y medianos productores ganaderos (que aumentan a

16
lo largo de la década del 60), y en el cual más de la mitad no accede a la explotación de la
tierra como propietarios.
Categorizar a estos grupos de pequeños o medianos productores resulta difícil si no tenemos
más referencias que la diferencias observables en el espectro total de criadores, donde hay
algunos que poseen 20 cabezas de ganado y otros que llegan a las 2.000.
Pero si consideramos que la pequeña y mediana producción se caracteriza por unidades de
tipo familiar, que se orientan a asegurar en primer lugar la reproducción y con un ínfimo
excedente participan del mercado, sin posibilidades de acumulación, estamos en condiciones
de inferir que los que poseen 20 cabezas de ganado pueden resolver el cuidado de este
empleando mano de obra familiar (considerando una familia de 5 miembros), lograr la
reproducción y con un pequeño margen comercializar derivados del ganado (carne, tejidos,
cueros, etc.).
Este panorama es más congruente con las impresiones de Bousquet sobre la baja
concentración de ganado entre los habitantes de la campaña que con las afirmaciones de
Granillo, cuando señala que “la agricultura provincial, en contraposición a la ganadería, se
desarrolló a través de la pequeña propiedad “(Granillo, 1872, p.131- 132.).
Analicemos ahora la cúspide del sector. En los cuadros 9 y 10 podemos observar a los “criadores “
con cabezas de ganado valuado en más de 1.000 pesos, para los años 1860-61 y 1867.
Cuadro 9: Departamento Trancas. Grandes “Criadores” de ganado (1860 - 61)

Productores Residencia Valor total Cabezas total Prop Vacas Ovejas


TERAN DE PAZ, DOROTEA CAPITAL 10.672 2.095 SI 2.000
ROMANO, ESTANISLAO COLALAO 5.644 1.329 1.000 250
PAZ, BENJAMIN CAPITAL 4.710 1.000 SI 900
ALURRALDE, JULIAN ALURRAL. 4.647 796 SI 750
ALURRALDE, MIGUEL ALURRAL. 4.647 1.47 SI 1.150
LOPEZ, JAVIER CAPITAL 4.622 962 SI 800 150
TIRADO, FELIPE TRANCAS 3.914 796 SI 550
JURDO, FRANCISCO CAM. ANDRADE 3.492 820 SI 600 150
COLOMBRES, BALTAZAR VIPOS 3.418 712 SI 630
CASTELLANOS, REIMUNDO BOTIJAS 3.354 649 SI 600
PAZ, LEOCADIO ZARATE 3.240 650 SI 600
CONDORÍ, J. MANUEL COLALAO 2.941 1.157 SI 400 700
ALARCON, BENITO COLALAO 2.876 567 525
ARRIETA, PIO TRANCAS 2.793 796 SI 750
GUAIMAN, MANUEL COLALAO 2.668 460 SI 400
COLOMBRES, FRANCISCO 2.654 319 SI 300
ARRIETA, PEDRO A TRANCAS 2.565 528 SI 450
DIAZ, JUSTO RIARTE 2.372 770 SI 240 400
LOPEZ, ROMUALDO TALA 2.290 SI
LOBO, JOSE B TRANCAS 2.684 499 SI 350
COLOMBRES, EUGENIO CAPITAL 2.223
MENDEZ, JOSE MANUEL CAPITAL 2.202 448 SI 365
FIGUEROA, IGNACIO CHOROMORO 2.088 399 SI 365
ARRIETA, SANTOS TRANCAS 2.028 424 SI 350

17
GARCIA, JOSE FRANCISCO VIPOS 1.769 297 SI 250
VILLAGRA, TADEO RIARTE 1.686 328 300
COLOMBRES, JUSTO (TESTAM) VIPOS 1.525 387 SI 300
LOPEZ, CEBERO BRETE 1.435 SI
ALBARRACIN, PLACIDO COLALAO 1.422 318 200
YRIGOYEN, MANUEL TRANCAS 1.422 328 SI 250
ZERDA, SISTO ARAGON 1.332 328 SI 235
VERA, SOLANO CAPITAL 1.325 265 SI 200
ARRIETA, GREGORIO RIARTE 1.295 280 SI 200
MAINA, CEFERINA COLALAO 1.257 215 180 100
PADILLA, IGNACIO BRETE 1.257 676 SI 150 500
GUTIERREZ, CEBERO COLALAO 1.227 489 150 300
GAMBOA, MARIANO COLALAO 1.226 303 170 100
MAMANÍ, JOSÉ SANTOS COLALAO 1.196 383 150 200
COLOMBRES, SANTIAGO CAPITAL 1.184 238 SI 210
ITURRE, JOSE FELIZ JULIANYACU 1.171 229 SI 210
SALAS, MANUEL TRANCAS 1.171 241 SI 200
CHAILE, LUCAS COLALAO 1.156 477 125 300
GONZALEZ, MARANO CAPITAL 1085 243 SI 200 2
VEGA, MIGUEL TALA 1.060 206 200
RUIZ DE LA VEGA, P CAPITAL 1.037 241 SI 200

Cuadro 10: Departamento Trancas. Grandes “criadores” de ganado (1867)


Productor Residencia Valor Total Cabezas Total Prop. Vacas Ovejas
TERAN DE PAZ, D CAPITAL 10.510 2.079 SI 2.000
ALURRALDE, MIGUEL ALURRALDE 7.548 1.491 SI 1.400
ARRIETA, PIO CAPÍTAL 6.094 1.197 SI 1.500
LOPEZ, JAVIER CAPITAL 5.494 1.314 SI 940 200
LOPEZ, ROMUALDO TALA 4.447 1.060 750 200
PAZ, BENJAMIN CAPITAL 4.427 985 SI 725 30
ALURRALDE, JULIAN ALURRALDE 4.265 872 SI 760 50
GUSMAN, RAMON VIPOS 3.730 760 SI 725
VERA, SOLANO CAPITAL 3.714 781 SI 720 40
LAMAS, TOMASA LA PAMPA 3.3363 760 SI 600 100
COLOMBRES, BALTAZAR AGUA SALADA 3.348 702 SI 600 50
ARRIETA, PEDRO A. TRANCAS 2.987 600 SI 550 20
CHAILE, LUCAS COLALAO 2.972 1.042 400 600
ARRIETA, SANTOS TRANCAS 2.825 624 SI 500 70
VERA, DIONICIA ARAGON 2.558 476 SI 425
GARCIA, JOSE F. VIPOS 2.555 535 SI 460 40
LOBO, JOSE B. TRANCAS 2.517 578 SI 450
ITURRE, JOSE FELIZ JULIANYACU 2.066 412 SI 390
SIN DATOS COLALAO 2.017 368 286 50
VALDEZ, SIMON HIGUERA 1.818 339 280
LOPEZ, SEVERO BRETE 1.783 351 SI 310
GARCIA, ASENCIA COLALAO 1.754 506 SI 240 200
COLOMBRES, SANTIAGO GUTIERREZ 1.689 329 SI 300
VILLAGRA, TADEO COLALAO 1.689 329 300
CANSINA, AVELINO BRETE 1.650 324 300
SALAS, NICOLAS COLALAO 1.617 368 SI 286 50
ARRIETA, JOSE GREGORIO TRANCAS 1.557 343 SI 280 40
COLOMBRES, FRANCISCO S. HIGUERA 1.523 305 SI 270
BULACIO, ROSENDO ALURRALDE 1.522 299 SI 270
OJEDA, PONCIANO ARAGON 1.473 303 SI 250 20
MOLINA, ALEJO CAPITAL 1,454 296 SI 265 8
RUIZ DE LA VEGA, P CAPITAL 1.444 292 SI 275
MANSARAS, CASIMIRO BRETE 1.425 322 SI 225 60

18
DE LA ZERDA, SISTO ARAGON 1.297 273 SI 250
LAMAS, JOSE COLALAO 1.296 372 180 150
HEREDIA, TOMAS VIPOS 1.273 239 SI 210
RODAS, SACARIAS BRETE 1.184 243 200
IRIGOYEN, MANUEL TRANCAS 1.107 264 SI 180 50
LOPEZ, ZENON ALURRALDE 1.091 211 SI 200
LOPEZ, SIMON TRANCAS 1.085 241 SI 175 20
PEREZ, MAMERTO TICUCHO 1.011 256 SI 170 60
Fuente: elaboración propia en base a datos de padrones de la contribución territorial y mobiliaria de
Trancas, del A.H.T., años 1860, 1861 y 1867.

Los casos mencionados, tanto para 1860-61 como para 1867, tienen una clara
especialización en el ganado vacuno; en la mayoría este tipo de ganado constituye entre el
50 y 90 % del stock particular, y concentran el 76, 6 %, en 1860-61, y el 88, 4 % en 1867
del stock vacuno de la zona. El resto de los bienes ganaderos se compone de caballos,
yeguas, bueyes y mulas, animales de apoyo para la explotación de ganado vacuno.
Escasamente poseen ovejas y cabras.
Las personas que se apartan de esta tendencia resultan casos muy interesantes, pues más de
la mitad del ganado de estos casos es ovino y caprino. Ya se señaló que el subproducto
principal de las ovejas, la lana, era una producción de autoconsumo o para abastecer al
mercado local y que empleaba mano de obra familiar. Lo que hace más interesante esta
lectura de datos es que muchos residen en Colalao y poseen apellidos de origen indio, que
pueden rastrearse entre los miembros de la Comunidad.
Entre los productores de ovejas y cabras residentes de Colalao, que son un 34,1% del total
de productores de esta especie en 1867, casi el 90% no tiene propiedad individual de tierras
y son poseedores, en promedio, de 88 cabezas. Concentran el 52,4% de la producción total
de estas especies en la zona.
Un grupo familiar representativo de los productores de ovejas y cabras son los Condorí, con
cinco contribuyentes, que en 1867 concentran un 10% de la producción del rubro en relación
a todos los “criadores” que pagan contribución mobiliaria por este tipo de ganado. También
es representativo el caso de los Mamaní, tres contribuyentes en 1867. En conjunto, ovejas y
cabras significan el 57% de los bienes ganaderos que poseen (aunque la producción bovina
supera a la ovina en relación a la valuación).
Los datos precedentes autorizarían a hablar de un pequeño segmento que controla la
producción de ganado vacuno, la que se articularía con la principal actividad manufacturera
para el mercado: la curtiduría. Obviamente con una lógica de acumulación de capitales.
Parte de los cueros producidos en el departamento se procesaban en curtiembres locales. En
1874 las curtiembres de toda la provincia eran 43; 23 estaban radicadas en la Ciudad, cinco

19
tenían sede en Famaillá y Burru Yacu y cuatro se asentaban en Trancas 22. Una de las
principales curtiembres de la zona era propiedad de Leocadio Paz, tasada en 1.000 pesos en
1871. Este terrateniente e importante productor ganadero había heredado una amplia red
comercial de exportaciones de ganado en pié y suelas de su padre, quién fuera uno de los
más importantes exportadores tucumanos durante la primera mitad del siglo XIX (Fandos y
Fernández Murga, 1995). Los otros dueños de curtiembres eran Juan Iriarte (valuada en 500
pesos), Napoleón Pidrabuena (valuada en 300 pesos) y Faustino Salvato (valuada en 250
pesos).23 Además, las piezas vacunas de Trancas servían para abastecer al consumo de
carnes24.
Contrariamente, el sector dedicado principalmente a la producción ovina utilizaría este tipo
de ganado para el consumo familiar y para la producción doméstica de textiles.
El 12% del ganado vacuno producido en las pequeñas y medianas explotaciones -
recordemos que los grandes criadores concentraban hacia 1867 el 88% del stock vacuno-
tendría mas valor como base de reproducción. Así lo sugiere un informe al Gobernador en
turno, del año 1862, sobre el remate de las carnes muertas en la campaña que dice “el remate
del expresado derecho en Trancas, no ha tenido lugar por las pequeñas ofertas que
hubiesen sobre el ramo”25.

Agricultura
Sobre la producción agrícola del Departamento de Trancas tenemos referencias que desde la
época colonial se cultivaba trigo y maíz (López de Albornóz, 1993, p. 55). El estudio
estadístico de Terán del año 1874 señala que en toda la provincia se cultivaba caña de
azúcar, maíz, trigo, tabaco, alfalfa, arroz, frijoles, “alverjas” (Sic.), papa, batata y cebada. De
estos cultivos, el más desarrollado en Trancas era la alfalfa (el 28,9 % de la superficie
cultivada en Tucumán se situaba en ese departamento), obviamente como una respuesta a la
demanda de su producción ganadera; en segundo lugar, el trigo ( un 15, 8% del total de
cuadras cuadradas cultivadas en toda la provincia), que se comercializaba en la ciudad.
Únicamente un cuarto de la producción era para el consumo local según la Comisión Censal
de 1869 (Bravo. M. C., 1997).

22
Terán, J. M.: op. cit.
23
Padrón de Contribución Territorial y Mobiliaria de 1871 (Ver fuentes)
24
Un documento contiene la lista (con nombres, cantidad de reses y pago) de “hacendados”
contribuyentes que suministran carnes para las reclutas de Salta y Jujuy. A.H.T. Sección
Administrativa, Comprobante de Contaduría, N° 146, año 1856, Comprobante N° 636.
25
Comprobantes de Contaduría, año 1862, N° 159, A.H.T. El impuesto a la carnes muerta gravaba
las cabezas de ganado carneadas para el abasto público (varía en su valor a través del tiempo)

20
El sistema impositivo vigente desde 1855 contemplaba el “impuesto a los cereales”, que recaía
sobre todo “labrador” que tuviera bajo cultivo más de una cuadra cuadrada. Entre los padrones que
se han estudiado no se encuentra ninguno específico a los cereales. Recién en 1871 aparece una
cifra importante de “labradores”, situación que seguramente obedece a omisiones en las fuentes y no
a una real ausencia de estos antes de 1871. Basándome únicamente en el padrón de 1871 elaboré el
cuadro número 11:
Cuadro 11: Departamento Trancas. Clasificación de “labradores” por cuadra cuadrada bajo
cultivo (1871)
Cuadras cantidad de propietarios propietarios
cuadradas contribuyentes tierra ganado
1 a 1,5c 32 14 20
2 a 2 ,5c 10 7 7
3 a 3 ,5c 3 2 3
4 a 4 ,5c - - -
5 a 5 ,5c 5 5 5
Sin datos 33 10 14
Totales 83 38 49
Fuente: elaboración propia en base a datos del Padrón de Contribución Territorial y Mobiliario de
1871, del A.H.T. (Ver fuentes). El padrón no indica las cuadras cuadradas, solo consigna el
impuesto pagado por cuadra cuadrada de cada actor, sobre cuya base hizo un cálculo estimativo de
las cuadras cuadradas bajo cultivo

De los 83 contribuyentes contabilizados, 32 corresponden a los que cultivan entre una a una
y media cuadrada, de los cuales 14 son propietarios de tierras (la mayoría poseen terrenos
que no sobrepasan los 200 pesos). Más de la mitad combina la actividad agrícola con la cría
de ganado (cuyo valuación no supera los 300 pesos).
Díez labradores cultivan entre dos y dos y media cuadras cuadradas, siendo la mayoría
propietarios de tierra y de ganado. El grupo que tiene bajo labranza entre tres y cinco y
media cuadras cuadradas (tres en total) es dueño de tierra y ganado (excepto en un caso),
bienes que en su mayoría sobrepasan los 1.000 pesos.
Si consideramos a los contribuyentes cuyas propiedades territorial y ganadera son superiores
a 1.000 pesos, tenemos que únicamente seis de 20 de estos casos tienen sementeras en 1871,
siempre superiores a cuatro cuadras cuadradas.
Sin duda la actividad agrícola de la zona estaba desarrollada fundamentalmente por
pequeños propietarios, arrenderos, ocupantes sin títulos y/o propietarios de tierras
comunales, que combinaban la explotación agrícola con la ganadería en pequeña escala.

Conclusiones
Trancas conformó, en la segunda mitad del siglo XIX, una de las regiones “latifundistas” en
el contexto del fragmentado paisaje agrario provincial. Las reflexiones de algunos

21
observadores de ese siglo se encuentran avaladas por las estadísticas. Efectivamente, Trancas
sólo reunía en su territorio el 2,4% de los 7.158 propietarios que había en toda la provincia;
el porcentaje de estos en relación al número de unidades domésticas del departamento en
1869 era del 20%, cifra constrastante con otros departamentos: 55 % en Capital, 48% en
Famaillá, 60% en Monteros.
Estos grandes propietarios formaban parte de grupos familiares de tradición colonial y de la
élite comercial y política del siglo XIX. Accedieron a la propiedad por una variedad de
formas: el beneficio de la merced real, la compra directa, el matrimonio y los despojos y
usurpaciones.
Las grandes explotaciones tenían un alto grado de especialización en torno al vacuno ( las
vacas constituían del 50 hasta el 90% del stock particular de cada uno de estos grandes
propietarios y productores) y una orientación decididamente comercial; Trancas era un
importante abastecedor de carne en el mercado local y una zona productora de cueros y
suelas para la exportación. Los grandes propietarios eran entonces grandes productores
bovinos y llegaron a concentrar el 76, 6 %, en 1860- 61, y el 88,4 %, en 1867, de esta
producción en la zona.
Sin embargo, el análisis efectuado en este trabajo también indica la presencia de pequeños
propietarios. La escala en las valuaciones de los inmuebles por los que se paga contribución
territorial señala un predominio de propiedades que no exceden los 500 pesos de valuación
(el 40 %); incluso las que están valuadas en menos de 100 pesos constituyen el 20 %; en
general, entre 1855 y 1871 se observa un franco crecimiento en la franja de estas
propiedades valuadas en menos de 500 pesos.
Las explotaciones más numerosas serían las medianas y pequeñas, con productores que
poseen desde 20 a 300 cabezas de ganado y que cultivan entre una y dos cuadras cuadradas.
Así, por ejemplo, en 1860- 61, los propietarios con 20 a 100 animales constituían el 27 % de
todos los criadores y en 1867 llegaron a ser el 41 %. Los labradores que explotaban hasta
una cuadra y media eran en 1871 el 38 % del total, seguidos por un 12 % de los que se
dedicaban a cultivar entre dos a tres cuadras cuadradas.
La pequeña producción habría sido llevada a cabo fundamentalmente por indígenas
miembros del pueblo de Colalao y Tolombon, propietarios comunales, y por arrenderos Una
de las tendencias más notables que revelan las fuentes es que más de la mitad de los
productores no son propietarios de tierras, porcentaje que aumenta con los años. A diferencia
de las grandes explotaciones, estas habrían sido más diversificadas. Por lo general poseen
piezas vacunas, pero también ganado ovino, muy desarrollado por miembros de la

22
comunidad. Además, sería más común la combinación de la agricultura con la ganadería en
este tipo de explotaciones que en las “grandes”: el 62, 5 % de los cultivadores de una a una y
media cuadras cuadradas poseía y criaba ganado (cuyo valuación no supera los 300 pesos)
en 1871, mientras entre los casos identificados como “grandes” propietarios- productores,
sólo seis de 20 casos poseían sementeras.
El análisis efectuado demuestra que el universo social de Trancas estaba compuesto por un
pequeño estrato de “grandes” propietarios- productores de ganado bovino y un importante
segmento de pequeños y medianos productores. Ambos sectores coexistieron y no sabemos
nada del tipo de relaciones que los unía. De todos modos, se puede inferir que muchos de los
“pequeños” arrendaban tierras a los “grandes” propietarios o se empleaban como mano de
obra en sus estancias.
Como se señaló anteriormente las cifras con las que trabajamos son aproximadas por las
omisiones y subregistros de las fuentes utilizadas, pero nos permiten una buena
aproximación al panorama social y productivo de Trancas de mediados del siglo XIX.

23
Fuentes
- A.H.T. Padrón de “Contribuyentes de la contribución del Departamento de Trancas, 1° Semestre
de 1856 (Comprobante N° 633), “Lista de los Contribuyentes del Departamento de Trancas, julio
1855 (Comprobante N° 635), ambos de Comprobantes de Contaduría, año 1856, Volumen 146.
- A.H.T. Contribución Mobiliaria (Comprobante N° 795) y Territorial (Comprobante N° 841) de
Trancas, Comprobantes de Contaduría, año 1860, Volumen 153
- A.H.T. Contribución Mobiliaria (Comprobante N° 199) y Territorial (Comprobante N° 198) de
Trancas, Comprobantes de Contaduría, año 1861, Volumen 155
- A.H.T. Contribución Mobiliaria (fs. 93- 98) y Territorial (fs. 89- 92) de Trancas, Comprobantes de
Contaduría, año 1867, Volumen 159
- A.H.T. Sección Administrativa, Registro de patentes, Trancas (fs. 1- 20), año 1871, volumen 113
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