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42 ANÁLISIS TERAPÉUTICO - ANÁLISIS DIDÁCTICO

El 24 de noviembre de 1975, Jaques Lacan dicta una conferencia en


la prestigiosa universidad de Yale, en el seminario Kanzer, entre figuras
científicas como Lifton, Ritvó, Casey, Dupré, Edelson, Felman y otros.
Allí afirma: “un análisis no tiene que ser llevado demasiado lejos. Cuando
el analizante piensa que él es feliz por vivir es suficiente”. 1

Vemos aquí acentuarse la diferencia que había establecido en 1967 2


entre el psicoanálisis puro o en intensión, representado por el análisis
didáctico, y el análisis terapéutico; sobre el cual dice Piera Aulagnier:
“Los análisis de intención no didáctica no son más que un subproducto,
un ‘aproximadamente’ que acarrearía un menosprecio apenas velado hacia
el terreno clínico”. 3

El objetivo del análisis terapéutico sería entonces “el contento de


vivir”, y, en algunos casos, se trataría de no ir demasiado lejos, para
evitar una posible psicosis. Llevar el análisis “hasta las últimas
consecuencias” correspondería al análisis didáctico. Según Schneiderman:
“Un análisis finaliza correctamente cuando el anal izado agota todos los
recursos del analista. Al final se descarta al analista, como a una prenda
usada y hecha jirones”. 4 Con lo que estaría ilustrando la destitución del
Sujeto supuesto Saber (véase supra, ens. 38). Con respecto al didáctico,
dice: “Alguien elige ejercer el psicoanálisis porque no puede verse
haciendo otra cosa, porque no puede pensar en otra forma de realizar su
deseo en términos de trabajo. […] es un camino e n el mundo […] su
Tao”. 5

Si asignamos al psicoterapeuta el propósito u objetivo del


dispositivo psicoterapéutico, la moderación del sufrimiento; decimos que
es psicoterapeuta de orientación analítica cuando considera que el
método analítico es el instrumento adecuado para lograr su propósito
fundamental. Confía en que analizar el discurso produce la moderación
1
Jacques Lacan. Conferencias y entrevistas en las universidades norteamericanas. Yale. Seminario
Kanzer. En: Correo de los carteles. N° 22, Medellín, diciembre 1989. Suplemento, p. 3.
2
Jacq ues Lacan. Propo sición d el 9 de octub re de 1967 acerca d el p sicoana lista d e la escuela. En:
Mo men to s cru cia les d e la experien cia an alítica. Manantial, B ueno s Aires, 1987 , p . 10 .
3
P iera Au l a g nier . E l S en tid o P erd id o . T rieb , B ue no s Aire s, 1 9 8 0 , p . 3 0 .
4
Stuart Schneiderman. Lacan: la muerte de un héroe intelectual. Gedisa, Barcelona, 1986, p. 95.
5
Ib íd e m, p . 9 7 .
del sufrimiento.

En el analítico se invierten los objetivos. Su propósito básico es el


análisis del discurso. Busca transmitir el método al analizando, y le
brinda a este un espacio o lugar donde puede hablar de sus asuntos ante
alguien que lo escucha y le ayuda en el análisis de su discurso subjetivo.
La moderación del sufrimiento, si se obti ene, es una consecuencia,
positiva pero no imprescindible ni primordial, del dispositivo. El deseo
del analista es entonces analizar, el del psicoterapeuta, moderar el
sufrimiento.

El psicoterapeuta de orientación psicoanalítica parte de la hipótesis


freudiana de que analizar el discurso, verbalizarlo, modera el sufrimiento;
y utiliza entonces el método psicoanalítico para obtener su objetivo.
Si la psicoterapia es el dispositivo donde se pretende el punto
máximo de la moderación del sufrimiento, esto e s, el cambio de la
posición subjetiva, de la actitud del sujeto frente a la existencia, podemos
decir entonces que en último término, el análisis terapéutico es “La”
psicoterapia psicoanalítica.

El análisis didáctico en cambio, privilegia el aná lisis del discurso; la


emergencia del deseo de saber en el analizante es su consecuencia lógica;
y la responsabilización que implica reconocer el propio deseo.

El análisis didáctico exige entonces llevar el análisis del discurso


hasta las últimas consecuencias. Al terapéutico puede permitírsele que
ignore el modo como la verbalización de lo inconsciente produjo la
moderación del sufrimiento; pero el que quiere formarse como analista
debe llegar mucho más allá en la desrepresión: debe llegar hasta el “hac er
consciente lo inconsciente” freudiano, y lograr, en la destitución del
Sujeto supuesto Saber, una impersonalización del saber, además de un
saber sobre lo que allí ocurrió.

Entre el análisis terapéutico y el didáctico se da la verdadera


distinción entre un psicoterapeuta y un analista. El primero pretende
“aligerar su no confort” 6 (Lacan, Conferencia de Yale), el segundo está
dominado por la pulsión epistémica: su curiosidad es la pasió n dominante
en su vida, aprender es su forma peculiar de goce, por eso construye en su

6
J acq ue s La ca n. S em in a r io Ka n z er . Óp . ci t., p . 3 .
análisis un auténtico deseo de saber que se constituye en su destino. Para
él ya no se trata de moderar el sufrimiento, se trata de llevar el análisis
del discurso hasta las últimas consecuencias, significantes y existenciales,
el no retroceder como Arthur Gordon Pym en la obra de Poe, aunque
tampoco como Moll Flanders de Daniel de Foe, según Gènevieve Morel 7.

Es en este punto donde puede también establecerse la diferencia


entre un analítico y un psicoterapeuta. Para el segundo siempre prima el
objetivo de moderar el sufrimiento, y utilizará cualquier método para
lograrlo: será de orientación psicoanalítica cuando considere el método
psicoanalítico el instrumento óptimo. El analítico, en cambio, privilegia
el análisis del discurso y busca ante todo, transmitir el método. Esto lo
intentará en dispositivos cognoscitivos como la asesoría, los seminarios,
las conferencias, las supervisiones, las sesiones clínicas, y en dispositivos
terapéuticos como la consultoría, la psicoterapia, los grupos terapéuticos,
el psicoanálisis terapéutico; pero sobre todo, en el dispositivo óptimo
para la transmisión: la cura psicoanalítica, llevada hasta el análisis
didáctico. Su objetivo fundamental será siempre transmitir el método, la
actitud o el espíritu psicoanalítico, aunque aparezcan otros propósitos
secundarios como la enseñanza universitaria o la solución de conflictos.
Aun la responsabilización del sujeto es una consecuencia y no un
propósito básico. Así mismo, el reconocimiento del deseo, o cualquier
otro propósito. Para él aprender, la docta ignorancia” es su posición
básica (la ética del aprendiz).

KR-951221

7
Gè ne vi e ve Mo r el . El p a se: d el tex to d e La c a n a l d i sp o si tivo . Re vi st a En t red ich o s. N ú mer o
esp e ci al, C ar ac as , no vi e mb r e d e 1 9 9 3 .

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