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0- Pero si yo soy un/a orador/a ¿Para qué necesito escribir?

Es verdad que si tu trabajo es hablar en público, la escritura debería ser casi que
un crédito extra, pero es muy importante hacer ese esfuerzo. Es importante,
pero precisamente lo es en las justas proporciones. Estos consejos prácticos no
buscan hacerte un Cervantes, ni un James Joyce, ni siquiera un Quevedo (que
te vendría mejor). Simplemente son una serie de consejos que te van a ayudar
a poner en orden tus notas y a ser más organizado con tus ideas a la hora de
hablar en público.

Es más, podemos decir que el primer consejo de la serie es precisamente este:


haz notas y pon tus ideas en orden. Ahora sí, veamos el cómo.

Algo más: estos consejos no están pensados para quienes tienen que,
efectivamente, escribir. Es decir, los conferencistas, divulgadores, líderes
políticos, comediantes y cualquier otro orador u oradora cuyo ejercicio requiere
de escribir textos. Este es un documento pensado para quienes tienen reuniones
de trabajo, presentaciones de proyecto, sesiones de pitch, presentaciones breves
ante públicos inusuales (colegios, universidades, conversatorios, etc.), entrevistas
y apariciones en medios y trabajos de vocería.

1- Identifica palabras clave


Lo primero es priorizar. Un mensaje siempre tiene palabras clave. Es más,
un discurso, si la intervención o presentación es larga, tiene mensajes clave.
Escríbelos y ponlos en orden. ¿Qué fuiste a decir? ¿Qué no se puede quedar sin
decir? ¿Qué palabras dicen mejor lo que quieres dar a entender?

Aprovecha que hay un entregable con modelos de mapas y míralos. Puedes


hacer uno de estos, o uno que se adapte a tus circunstancias o a tu cabeza
mejor. Lo importante es que los mensajes claves se digan con calma y claridad,
para que luego tengas claro qué margen de improvisación o elaboración hay.

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2- Tu amigo el papel
Usa el papel tanto como puedas. No importa si es una agenda pequeña, un
cuaderno que parece el Código Penal de lo grande que es, una serie de fichas
bibliográficas, o un libreto impreso en el que haces anotaciones y marcaciones.
Cuando uno tiene presentaciones en público que no requieren de aprenderse o
leer un texto, más vale que igual lleve su papel, para que tenga siempre el apoyo
de su propio cerebro. Es más, dejemos dicho acá que esa censura que se hace
a la copialina en los colegios es absurda. Uno debería ir siempre acompañado
de las notas que su propio cerebro hizo, y anotar, así sea un par de palabras,
siempre será un recurso útil. Esto me lleva al punto 3

3- Escribir ES memorizar
No es importante memorizar. Aprender de memoria no es aprender. Hay
algunas cosas que debemos memorizar y otras que debemos entender; estas
segundas son infinitamente más importantes. Todo aquello que sea importante
memorizar, escríbelo y deja el espacio en tu cerebro para esas cosas que debes
entender. Una vez tengas claro eso que debes entender, escribe cómo lo vas a
explicar, para que no se te olvide la mejor forma de hacerlo. Como verás, estos
consejos se retroalimentan y conectan entre sí.

4- Mnemotecnia
Y ya que hablamos de memoria, echa mano de tantas técnicas de memorización
como sean necesarias. Si es importante recordar a la gente en la mesa de trabajo
de un programa de radio, por ejemplo, haz un mapa. Pregunta sus nombres y
haz un mapa. Si te queda más fácil recordar asociando nombres a objetos, hazlo.
Si lo que tienes que recordar es el nombre de la emisora, póntelo en la mano,
o inventa un versito al que puedas acudir si te bloqueas. Si lo importante es la
persona que está debatiendo contigo, haz una nota con su nombre y ocupación,
busca su cuenta de twitter, conoce algo de esa persona y apréndelo.

Si no sientes que necesitas ningún tipo de mnemotecnia, no la uses y ya.


Simplemente recuerda que para hablar tranquilamente, todo lo demás debe
estar en orden y que hacerte las cosas más fáciles requiere simplemente de algo
de trabajo previo.

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5- bypass (baipás) de pronunciación
No todo el mundo tiene pronunciación perfecta, ni siquiera en su propio idioma.
Sin embargo, eso no tiene por qué ser un problema. Dentro de tus notas,
procura meter una guía de esas palabras que te cuesta pronunciar.

Si es en tu propio idioma, si es una palabra que recién estás aprendiendo a


usar o una forma gramatical específica que te cuesta (la relación entre régimen
y regímenes por la posición del acento, por ejemplo, ya que mucha gente
dice “régimenes”, que es un error), anota lo que necesites y apréndetelo. La
vergüenza de llevar un papelito anotado con estas cosas es mucho menor que la
de quedar como una pelota diciendo cosas que no son o enredándose la lengua
en vivo y en directo.

Si se trata de palabras en otro idioma, nombres extranjeros o conceptos


novedosos (le pasa mucho a los y las voceros de empresas con los productos
de sus propias marcas), pues haz la anotación y haz la anotación de cómo se
pronuncia, fonéticamente. Por ejemplo:

• Pasa de: Como todos saben, nuestra marca busca que el good will siga
creciendo, por lo que trajimos como embajador de nuestro X300, al ex
futbolista Bastian Schweinsteiger

• A: Como todos saben, nuestra marca busca que el guud uil siga creciendo,
por lo que trajimos como embajador de nuestro EX- zri jandred, al ex
futbolista Bástian Shhvainsstaiguer

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6- Sin lucirte
Y ya que hablamos de extranjerismos y palabras sofisticadas, evítalas en lo
posible. Ya es suficiente con todas las que te van a atropellar, las opiniones que
tienes que dar, la sonrisa que tienes que recordar, como para que además estés
dándotelas de muy muy con el público.

Evita las expresiones sofisticadas en inglés y francés. Todas ellas, salvo contadas
excepciones, tienen una versión en español. Cada vez que alguien quiere salir
con una finta de este estilo, tiene que invertir algo de tiempo extra en explicarlo,
casi inmediatamente.

Lo mismo pasa con los latinajos. Sobre todo los que no te sabes bien, como
suele pasar con la expresión motu proprio, que quiere decir “porque me nació”
o “por mi propia voluntad” y se utiliza así tal cual, con la erre intermedia y sin
ninguna preposición (a menudo la gente dice “de motu propio” o “por motu
propio”). Ahora que lo sabes, francamente ¿De qué te sirve?

Si no puedes evitarlo y eres Neymar Junior cuando hablas (para quienes no


aman el fútbol: Neymar es un jugador conocido por hacer demasiadas gambetas
sin resolución, que no obstante, tiene éxito en lo suyo), por favor apréndete bien
tus expresiones.

Obviamente, esta regla tiene excepciones, como todas las reglas: cuando se trata
de un chiste interno, cuando el lema de una organización es en inglés, cuando
se trata de la frase de una película que todos y todas recuerdan más en inglés,
cuando la palabra DEFINITIVAMENTE no tiene traducción al español (saudade,
geheimnis, tsundoku, timing). Sea como sea, es importante tener esto entre las
notas previas a una presentación, así como un jugador de fútbol practica sus
gambetas y uno de tenis practica sus respuestas con efecto.

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7- Menos es más

En el mismo espíritu de mi consejo anterior (originalmente los había llamado


“tips”), recuerda siempre que menos es más.

Esto aplica a, por ejemplo:

• Hacer las notas suficientes y no llevar párrafos completos para memorizar


o leer.

• Usar palabras que brinden mayor claridad y hacer mensajes tan claros en
su significado como en su sonoridad (las palabras demasiado complicadas
enredan a cualquier persona y solamente deben usarse cuando sean
precisas y necesarias)

• Evitar los anglicismos y galicismos (palabras derivadas o formas


gramaticales tomadas del francés) tanto como sea posible.

• Tomar decisiones útiles acerca del lenguaje incluyente, escoger lo que sea
una medida correcta que no falte al respeto, pero que al tiempo permita
dar el mensaje sin enredarse.

• Escoger los verbos correctos: curiosamente, muchos de los verbos


famosamente incorrectos tienen sílabas extra con respecto a sus
versiones correctas, como pasa con “aperturar”, “direccionar” y
“recepcionar”, que no existen (pese a que se usan mucho) y que tienen
más sílabas que sus contrapartes abrir, dirigir y recibir.

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8- Revisa ortografía y gramática
Para este momento debería ser claro, pero igual tengo que ponerlo: SIEMPRE
revisa la ortografía y la gramática de lo que piensas decir. Un poco de esto va
en la escritura para la correcta pronunciación, pero la gramática también es
importante. ¿Se dice “no lo dijeron” o “nos lo dijeron”? ¿Se le dice a la gente, o se
les dice? ¿Sabes la diferencia entre asequible y accesible? ¿Qué tan a menudo
has oído decir o dicho “accequible” (que no existe)?

La ortografía es importante, la gramática también lo es, y es importante también


al hablar. No basta con escribir correctamente, hay que meterlo en la costumbre
de hablar en público. La clave es: TODO tiene un propósito. Si revisas bien el
mensaje, verás que la ortografía ayuda.

9- Aprende (y entiende) tus cifras y datos


A menudo vas a tener que usar estadísticas y datos, tablas y números que se
supone que demuestran la veracidad de tu punto y sustentan tus argumentos.
Por eso, este último consejo busca que los tengas siempre en tu mente, como la
canción de Juan Gabriel.

Ya quedamos en que escribir es memorizar y que vale la pena entender lo


que hay que entender. Los datos y los números son precisamente eso. Si no
recuerdas exactamente la cifra de construcciones que se han perdido porque les
hace falta justamente lo que vienes a vender, anota el número, pero entiende
muy bien de antemano qué quiere decir esto y por qué es relevante.

Así que no basta con recitar las cifras y las estadísticas, los porcentajes y los
comparativos, etc. Es importante que te apropies de esas cifras y esos datos.

Pero además, es importante también que recuerdes, si vas a un debate o a un


ciclo de conferencias en donde hay quienes piensan distinto a ti con respecto
a una u otra materia, que todo el mundo tiene cifras. Toda la gente cree que
sus opiniones están basadas en hechos irrefutables, y no hay quien saque de
ahí a la gente. Por eso, es importante basar las opiniones y los argumentos en
fundamentos sólidos, y los datos no siempre lo son. Ninguna cifra sirve de nada
sin un contexto, ningún paquete de datos sirve si no se explica cómo afectan
esos datos la estructura de las cosas como las conocemos.

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