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PROVINCIA DE BUENOS AIRES


PODER JUDICIAL
SD

Sentencia Interlocutoria
Causa N° 122661; JUZGADO EN LO CIVIL Y COMERCIAL Nº19 - LA PLATA
RICCIO PATRICIA BEATRIZ Y OTRO C/ SANTILLAN ROSA INES Y OTRO/A S/ COBRO
EJECUTIVO DE ALQUILERES

La Plata, en la fecha de la firma digital.


VISTOS Y CONSIDERANDO:
1. Arriba apelada a esta instancia revisora la
providencia de fecha 20 de marzo de 2023 en cuanto suspende los
intereses devengados entre el 22 de marzo de 2022 y el 7 de marzo de
2023, a la vez que ordena a la ejecutante a denunciar los datos bancarios
correspondientes, a los fines de transferirle en concepto de “pago parcial” el
saldo depositado en la cuenta judicial de estos obrados para, finalmente,
mandarle practicar una nueva liquidación sin computar el período de
suspensión.
Para así decidirlo, la jueza de grado consideró que, si
bien la actora no se encuentra obligada a recibir pagos parciales, se advierte
de las constancias del expediente que desde 4 de enero de 2022 contó con
una suma depositada cercana a cubrir la totalidad de la liquidación
practicada y el no haber solicitado su percepción (con el consiguiente
incremento del crédito), es contrario a la ley que proscribe el abuso del
derecho.
2. El recurso fue interpuesto y fundado por la
accionante mediante escritos de fechas 22 de marzo y 4 de abril de 2023 (v.
presentación electrónica del 27 de marzo de 2023), respectivamente,
memorial que debidamente sustanciado no mereció contestación de la
contraria (v. trámite del 5 y 21 de abril de 2023).
Expone la recurrente que la percepción de pagos
parciales, no sólo afecta el derecho adquirido y firme de percibir la suma

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total adeudada conforme al principio de la integridad del pago, sino que le
genera un daño ya que, de dicho modo, los intereses sobre el saldo
resultarían mucho más bajos.
Asimismo, se agravia en torno a que se le haya
imputado no haber realizado movimientos útiles durante casi un año, los
cuáles no fueron especificados en la sentencia por el simple motivo de que
no había actividad pendiente de producción, siendo suficiente las trabas de
embargos sobre los haberes del co-ejecutado, lo que hacía intrascendente
solicitar una nueva cautelar (único posible movimiento).
Finalmente, aduce que la decisión atacada resulta
violatoria del principio de cosa juzgada en tanto la integralidad del pago se
halla consagrada en la sentencia de trance y remate que se encuentra firme.
En razón de ello, solicita se haga lugar al recurso y se
revoque lo resuelto, ordenándose aprobar la liquidación practicada el 7 de
marzo de 2023.
3. Tratamiento del recurso.
3.1. De la procedencia de pagos parciales.
3.1.1. Los requisitos para que el pago surta efectos
cancelatorios se encuentran previstos en nuestra legislación de fondo. Así,
está dispuesto que, para que el pago cumpla la prestación que constituye el
objeto de la obligación, debe reunir los requisitos de identidad, integridad,
puntualidad y localización (arts. 865, 867 del CCyC) y, específicamente, en
cuanto al que aquí suscita el debate, establece el art. 869 del citado código
que, el acreedor no está obligado a recibir pagos parciales, excepto
disposición legal o convencional en contrario, o bien que la deuda esté
compuesta por una suma líquida y otra ilíquida, en cuyo caso el deudor
puede pagar la primera.
Ahora bien, dicho principio -integridad del pago- que
resulta indiscutible y rígido en el ámbito del derecho sustancial -salvo
expresas excepciones- y que también lo ha sido durante mucho tiempo en

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el del derecho adjetivo, requiere en la actualidad de una interpretación con
perspectiva procesal, a fin de garantizar el acceso a la justicia oportuna, real
y efectiva que se concreta, no ya con el dictado mismo de la sentencia en
tiempo razonable, sino una vez que la misma es realizada (art. 18 CN, art.
15 CP, CIDH caso “Furlan”; entre otros).
Uno de los impedimentos para ello es, justamente, el
uso abusivo de la regla antes citada -integridad del pago- ya que,
extrapolada del derecho sustancial al procesal y, particularmente, en la
etapa a la que se hace referencia (ejecución de sentencia), donde
mayormente el dinero se recauda de modo forzoso y parcial, y la deuda se
acrecienta con mayor velocidad de la que aquel se reúne, el cobro íntegro
de la misma en una sola oportunidad -muchas veces- se torna una utopía
dada por un círculo vicioso donde la deuda crece a medida que se cumplen
las cautelares decretadas para cubrirla y la totalidad del dinero en un mismo
y único acto difícilmente llega a producirse, sino a costa de un exceso en los
plazos razonables y de graves perjuicios para los litigantes. E,
independientemente de que tal circunstancia, en ciertos casos, pueda ser
aprovechada por alguno o ambos, es lo cierto que la conclusión de los
procesos en tiempo razonable -lo que incluye la ejecución de las sentencias-
sobrepasa el interés particular por tratarse de un imperativo convencional
para los jueces (art. 8 CADH, caso Furlan, e.o. CIDH).
3.1.2. Actualmente, viene abriendo paso la doctrina y
jurisprudencia, en cuanto a que la regla según la cual el acreedor no está
obligado a recibir pagos parciales, no rige en el plano de la relación jurídica
procesal, pues sería contradictorio que quien pretende percibir una suma de
dinero, se niegue a hacerlo aduciendo su incompletividad, cuando ello no le
provoca perjuicio y conserva expedita la acción de cobro por el saldo. En
definitiva, los depósitos -ya sean voluntarios o forzosos- no se traducen sino
en una entrega a cuenta del total adeudado y reconocido en el acto procesal
de sentencia. Y ello, no solo encuentra su explicación en principios tales

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como la equidad y buena fe con que debe interpretarse el art. 869 del CCyC,
sino también en la propia letra de la ley cuando el mismo artículo autoriza el
pago de obligaciones parciales si estas se componen de una parte líquida y
otra ilíquida. Específicamente, en materia procesal, de igual modo lo
dispone el art. 500 último párrafo del C.P.C.C. el cual establece: “…Si la
sentencia condenase a una misma parte al pago de una cantidad líquida y
de otra ilíquida, podrá procederse a la ejecución de la primera sin esperar a
que se liquide la segunda”.
Tales disposiciones de carácter sustancial y procesal,
nos impelen a preguntarnos por qué una deuda perseguida en ejecución de
sentencia podría pagarse en forma parcial en el citado supuesto, pero no si
fuese solo líquida. Y aquí es donde retoma relevancia lo antes expuesto
respecto de la inaplicabilidad -al menos en forma inflexible y rígida- de la
norma sustancial del art. 869 a la relación procesal, ya que no debe
perderse de vista que el proceso detenta carácter instrumental y, por ende,
sus normas y principios no se justifican en sí mismo, sino como modo de
asegurar el cumplimiento de un fin que, en el caso particular, no es otro que
la percepción del crédito y, en lo general, la resolución del conflicto para
garantizar la paz social.
Otro argumento de peso que sostiene el criterio hasta
aquí expuesto está relacionado con la prohibición de agravar el daño y el
ejercicio abusivo de los derechos (arts. 10 y 1710 inc. c del CCyC)
En tal sentido se ha dicho que en materia de depósitos
realizados en el expediente no rigen con plenitud los arts. 743, 776 y ccdtes.
del Código Civil, pues deben los mismos ser interpretados con equidad y
buena fe. La propia letra del art. 743 del Cód. Civil admite que el deudor
pueda solventar la deuda fraccionadamente, en el caso de ser la misma
parcialmente líquida por no haber liquidación definitiva. La negativa a recibir
pagos parciales en una obligación dineraria que el acreedor está ejecutando,
invocando únicamente la letra de la ley y sin alegar siquiera el perjuicio que

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ello podría irrogarle, importa un verdadero abuso de derecho (CCO002 SM
31524 RSD-258-92 S 21-4-1992). Asimismo, que el derecho del acreedor de
recibir la totalidad del pago y no parcialidades no puede interpretarse en
sentido estricto y para negarse a recibir pagos parciales deben esgrimirse
razones de proporción suficiente, de modo tal que sea peor el pago que
mantener la deuda (CC0201 LP 119074 rsd 190/15 S 24/11/2015).
3.1.3. Lo hasta aquí desarrollado impone el rechazo del
agravio de la parte recurrente que solo afinca en la letra de ley -art. 869
CCyC- su negativa a recibir pagos parciales sin explicar su perjuicio en
concreto, más que afirmar que los intereses sobre el saldo insoluto vayan a
ser menores, lo cual de ninguna manera representa un agravio si es
consecuencia directa de la imputación del pago al capital.
Igual suerte corre el argumento de que dicha solución
resulta violatoria del principio de cosa juzgada en cuanto desconoce el
contenido de la sentencia de trance y remate dictada en estos obrados.
Cabe advertir, brevemente al respecto que, la percepción del crédito
mediante pagos parciales no implica recibir menos de lo que le es debido
sino fraccionado, ya que sobre el saldo insoluto se deben aun los intereses
hasta el efectivo pago.
En razón de ello, este tramo del recurso no resulta de
favorable acogida.
3.2. De la mora del acreedor y el abuso del derecho.
3.2.1. Desarrolladas las razones para sentar el criterio
de la relatividad de la ineficacia del pago parcial en el ámbito procesal
-específicamente en la etapa de ejecución de sentencia- corresponde
analizar las circunstancias fácticas del caso particular a fin de determinar si
existió por parte de la ejecutante un ejercicio abusivo de sus derechos.
Se observa así que, la parte acreedora, ante el
incumplimiento de la deudora, se encuentra ejecutando la sentencia de
trance y remate dictada con fecha 6 de diciembre de 2019, mediante

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embargos de haberes.
La última liquidación aprobada mediante providencia
del 22 de marzo de 2022 fue de $173.549,57, fondos -como ya se dijo-
exclusivamente provenientes del embargo trabado por la ejecutante.
El 7 de marzo de 2023 se practicó una nueva
liquidación por la suma de $ 274.014,77, lo que motivó el proveído apelado,
de fecha 20 de marzo de 2023, mediante el cual la jueza de grado
suspendió los intereses devengados desde el 22 de marzo de 2022 (última
liquidación aprobada) al 7 de marzo de 2023 (presentación a aprobación de
la última). Ello, en el entendimiento de que desde el día 4 de enero de 2022
se encontraba depositada en la cuenta judicial la suma de $138.874,24,
monto cercano al de la liquidación aprobada dos meses antes
-$173.549,57-, imputando a la acreedora ejecutante haber mantenido
inactivo el expediente durante ese lapso sin haber solicitado la percepción
del crédito, conducta a la que encuadró en un abuso del derecho e
-invocando un fallo de esta sala- consideró que la injustificada inactividad
durante un tiempo que excede de lo razonable, no puede generar un
enriquecimiento inadmisible en el patrimonio del acreedor por su propia
inacción.
3.2.2. En primer lugar, corresponde advertir que la
jurisprudencia citada no aplica al presente caso, toda vez que las
circunstancias fácticas relevantes que en aquél determinaron la conducta
abusiva de la financiera ejecutante resultan significativamente disímiles a las
de los presentes. Mientras que en el precedente se abordaba una materia
de orden público -defensa del consumidor- en el particular nos encontramos
frente a una de carácter estrictamente privada, pero además -y lo que hace
a la fundamental diferencia- es que lo que motivó los conceptos que surgen
del extracto citado fueron 17 años del expediente paralizado por
injustificada inactividad de la actora -23 años desde su inicio hasta la
notificación de la demanda y 24 desde el vencimiento del resumen de la

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tarjeta de crédito que se reclamaba-. Tales circunstancias en base a las
cuales se consideró abusiva la conducta de la ejecutante en nada se
asemejan a las planteadas en este proceso donde la inactividad que se
imputa al acreedor -y que seguidamente se analizará- es menor a un año.
3.2.3. La mora del acreedor implica el retraso en el
cumplimiento de la obligación por parte del deudor, motivado por la
injustificada falta de colaboración adecuada, oportuna y necesaria del
acreedor.
El tema asume relevancia en aquellas obligaciones
que por sus particulares características y naturaleza, requieren del acreedor
una actividad colaborativa para que el deudor pueda cumplir, lo que motiva
la protección jurídica a quien tiene voluntad de pago frente al acreedor
pasivo o renuente.
Para que ello se configure, el CCyC exige que el
deudor efectúe una oferta de cumplimiento acorde con los requisitos
exigidos por el objeto del pago de identidad, integridad, puntualidad y
localización (art. 867 y 886 segundo párrafo del CCyC).
Trasladado este instituto al campo del derecho
procesal, tenemos que el acreedor puede quedar constituido en mora si se
rehúsa en forma injustificada a realizar actividad en el proceso que
-indefectiblemente- debe pesar sobre él, cuyo incumplimiento genere un
daño al deudor o agrave su situación. Ello, desde que tales conductas
resultan reñidas con los principios de razonabilidad, lealtad, probidad y
buena fe, acarrean consecuencias jurídicas desventajosas para quien las
comete desde que no pueden ser amparadas por la ley y las y los jueces
deben tomar medidas para evitarlas o bien revertirlas y fijar indemnizaciones
en tanto el abuso del derecho es considerado un factor de atribución
objetiva de responsabilidad (arts. 9 y 10 del CCyC; art. 34 inc. 5 ap. b del
C.P.C.C.).
3.2.4. Tal como lo señala la recurrente en su memorial

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de agravios, no se advierte cuál es la actividad que aquel debía realizar y no
hizo. Atento la etapa que se transita -ejecución de la sentencia- la
ejecutante se encontraba a la espera de la recaudación de fondos
provenientes de los embargos trabados; no se vislumbra qué otra acción
pesaba sobre ella y cuyo incumplimiento implique un ejercicio abusivo del
derecho con consecuencias negativas o agravantes del daño para la
ejecutada, quien -por otra parte no resulta menor señalar- nunca se
presentó al juicio ni esbozó una mínima expresión de voluntad de pago.
Ahora, si la conducta que se reprocha a la ejecutante es no haber solicitado
-por propia iniciativa- la percepción de pagos parciales de fondos que nunca
le fueron puestos a disposición ni dados en pago por la ejecutada, ni
intimada a retirarlos por parte del Juzgado, este Tribunal considera que tal
exigencia puesta por completo en cabeza de la ejecutante excede los límites
de lo que la buena fe impone y atenta contra el principio de igualdad de las
partes frente a la conducta morosa y renuente de la condenada (art. 16 CN).
Recordemos que, el artículo 10 del CCyC al legislar
sobre el abuso del derecho ha establecido una doble pauta para su
identificación, especificando que es ejercicio abusivo de un derecho tanto el
que contraría los fines del ordenamiento jurídico como el que excede los
límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres
3.2.5. Por último, cabe destacar la importancia de la
previsibilidad de los actos procesales. Nótese al respecto que, el 22 de
marzo de 2022 se aprobó liquidación por la suma de $173.549,57, fecha en
la cual ya se encontraba depositada en la cuenta judicial la suma de
$138.974,24 (v. 23 de noviembre de 2022) circunstancia que bien pudo
haber sido advertida oportunamente por el juzgado y motivado la intimación
a la ejecutante para retirar los saldos parciales. Sin embargo, nada se dijo al
respecto y el trámite siguió su curso como de ordinario venía siendo para,
luego de casi un año y ante nueva liquidación practicada por la ejecutante,
disponer en forma intempestiva la suspensión de intereses devengados. En

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el marco de un proceso de tinte netamente particular y privado -donde no se
encuentra involucrado el orden público- el mero depósito judicial del dinero
-voluntario o embargado- no es suficiente para detener el curso de los
accesorios moratorios; se hace necesario urgir la notificación para ponerlo a
disposición del acreedor y -en el caso de que el saldo resulte insuficiente
para saldar la acreencia- deviene imprescindible, si el acreedor no pide la
percepción de pagos parciales (ya que no está obligado a hacerlo), la orden
expresa o la intimación por parte del juzgado, ya sea de oficio o a pedido
del deudor, para que aquél se vea obligado a recibirlos y, de rechazarlo
injustificadamente, sea constituido en mora.
3.3. De lo hasta aquí desarrollado y conforme las
circunstancias de hecho del presente caso, la conducta que se le imputa al
acreedor no resulta configuratoria de un ejercicio abusivo del derecho. En
consecuencia, se revoca parcialmente la decisión apelada, dejándose sin
efecto la suspensión de los intereses decretada y confirmándosela en lo
demás que fue motivo de agravios (arts. 270 y 272 del C.P.C.C.).
4. Atento la forma en que se decide y haberse
generado el agravio de oficio, las cosas se imponen en el orden causado
(arts. 68 y 69 del C.P.C.C.).
POR ELLO, se revoca parcialmente la resolución de
fecha 20 de marzo de 2023, dejándose sin efecto la suspensión de los
intereses y confirmándola en lo demás que ha sido materia de agravios. Con
imposición de costas de Alzada por su orden. REGÍSTRESE.
NOTIFÍQUESE en los términos del art. 10 del Ac. 4013/21, texto según
Ac. 4039/21, SCBA. DEVUELVASE.

DR. LEANDRO A. BANEGAS DR. FRANCISCO A. HANKOVITS


JUEZ PRESIDENTE
(art. 36 ley 5827)

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20278412319@notificaciones.scba.gov.ar

REFERENCIAS:

Domicilio Electrónico: 20278412319@notificaciones.scba.gov.ar

Funcionario Firmante: 30/05/2023 08:05:15 - HANKOVITS Francisco


Agustín - JUEZ

Funcionario Firmante: 30/05/2023 09:00:58 - BANEGAS Leandro Adrian -


JUEZ

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238400214026148534

CAMARA II DE APELACION EN LO CIVIL Y COMERCIAL SALA II - LA


PLATA

NO CONTIENE ARCHIVOS ADJUNTOS

Registrado en REGISTRO DE RESOLUCIONES el 30/05/2023 09:33:55 hs.


bajo el número RR-240-2023 por TARANTO HUGO DAMIAN.

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