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ALUMNO: LIC. IRVIN FUENTES FUENTES.

ASESOR ACADÉMICO: LIC. CONSUELO VICTORIA


ESPINOSA COELLO.

MATERIA: DERECHO MERCANTIL II.

TEMA: TÍTULOS Y OPERACIONES DE CRÉDITO:


PAGARÉ, LETRA DE CAMBIO, AVAL, CHEQUE.

ACTIVIDAD: EL PAGO DE LOS TÍTULOS DE CRÉDITO.

LICENCIATURA EN DERECHO

CUATRIMESTRE: QUINTO CUATRIMESTRE.

FECHA DE ELABORACIÓN: 03 DE SEPTIEMBRE DEL


2022.
5. El pago de los títulos de crédito.

5.1 Concepto.

El concepto de pago de un título de crédito, no lo proporciona la Ley, como tampoco


las demás leyes mercantiles, por lo que, para encontrarlo, es necesario acudir a la
fuente legal supletoria por excelencia, que lo define como: Pago o cumplimiento es
la entrega de la cosa o cantidad debida, o la prestación del servicio que se hubiere
prometido (artículo 2062, Código Civil).

Es común que respecto a ciertos títulos de crédito se predique, más que el pago,
el cumplimiento de la obligación, como en el caso de los representativos de
mercancías (conocimiento de embarque, certificado de depósito). No parece
indispensable asentar que nuestra ley admite las formas sucedáneas de pago
permitidas por el derecho común, como la dación de bienes en pago, la novación,
el pago por tercero, etc. Así pues, solo resta complementar lo antes mencionado
con la indicación de que, en cualquier caso, el pago debe efectuarse precisamente
contra el documento, al acreedor legítimo, que debe identificarse cuando se trate de
títulos nominativos; pero, además, deberá acreditarse, en su caso, la continuidad
de los endosos (artículo 39).

5.2. Formas de pago.

Para empezar, es necesario reiterar que el pago se debe hacer precisamente contra
entrega del documento, si no fuera por otras razones, atento el principio de la
incorporación. Es claro que, de no recabarse el documento, la fácil circulación del
mismo y su adquisición por un tercero buena fe, lo legitimaría para exigir el
cumplimiento, sin que pudiera afectarle el pago primeramente efectuado con
reprobable descuido (artículo 129, 174 y 196). De cara al intento de efectuar un
pago parcial, adviértase que el tenedor está obligado a recibirlo, pero, obviamente,
debe conservar el documento en su poder mientras no se le cubra en su totalidad
y, además, habrá de anotar en él la cantidad cobrada y extender un recibo a quien
haya efectuado el pago (artículo 130 y 174). Además, como ya se mencionó, que
otras formas de pago admitidas por el derecho común, y no rechazadas por nuestra
ley, son la cesión de bienes, la compensación, la novación y el pago por un tercero.

5.3. Lugar y época en que debe hacerse el pago de los títulos de crédito.

Antes de nada, la única referencia que sobre el lugar de pago consigna nuestra ley,
debe entenderse aplicable a todos los títulos de crédito: el lugar señalado en el
documento. Sin embargo, casos habrá en los que no se haga tal señalamiento, y
aquí también la única referencia es la consistente en que el pago debe efectuarse
en el domicilio del obligado principal; si tuviere varios, en cualquiera de ellos, a
elección de acreedor, y, por último, si se consignaren varios lugares para el pago,
el acreedor podrá exigirlo en el que tenga por conveniente (artículo 77 y 126).

Con respecto a la época de pago, no puede caber duda sobre que debe efectuarse
en la fecha que indique el documento. Debemos recordar, sin embargo, que en
algunos títulos de crédito causales la época del pago está condicionada por
circunstancias extracartulares, como los acuerdos que debe tomar el órgano
facultado para decidir sobre el importe del pago y la fecha del mismo, los aleatorios
resultados de un transporte marítimo y algunas otras. En especial, y por lo que hace
a la letra de cambio, es posible que circule sin haber sido aceptada por el girado, en
caso de que tal carácter efectúe el pago antes del vencimiento, quedará
responsable de la validez del pago, disposición esta de muy difícil inteligencia, pues
no es posible entender el alcance de una responsabilidad por el pago previo, que
supone la captación del documento por parte del girado que no llegó a obligarse
como aceptante y menos explicable resulta la aplicabilidad del mismo precepto al
pagaré, en el que no existe la figura del girado, propia y exclusiva de la letra de
cambio.

Por el contrario, parece lógica la disposición en el sentido de que el tenedor no


puede ser obligado a recibir el pago antes del vencimiento del documento, por una
razón de aparente sencillez: es posible que no disponga de los adecuados medios
de guarda o protección del instrumento de pago (efectivo, cheque, orden de pago,
etc.) (artículos 131 y 174). Además, no escapó de nuestro legislador la posibilidad
de que el acreedor no exija el pago de un documento cambiario a su vencimiento:
en el caso de la letra de cambio y el pagaré, cualquiera de los obligados puede,
transcurrido el plazo del eventual protesto, depositar en el Banco de México (rectius,
Nacional Financiera, SNC), el importe del documento a expensas y riesgo del último
tenedor y sin obligación de darle aviso (artículos 132 y 174).

En suma, no aclara nuestra ley la consecuencia de tal conducta, pero es por demás
fácil inferirla: ante cualquier reclamación ulterior, el obligado podrá oponer,
válidamente, la excepción del pago, resultante del depósito efectuado, además sin
que pueda reclamársele el pago de cualesquiera otros accesorios, como interés,
gastos y costas; por el contrario, dicho depositante podrá exigir al acreedor los
posibles gastos ocasionados por el depósito, dado que el precepto respectivo
dispone que tal depósito se hará a expensas y riesgo del tenedor (artículo 132).

5.4. Modalidades del pago en materia cambiaria.

Pago total y parcial de un título de crédito: El tenedor de un título no puede rechazar


un pago parcial y, en el documento mismo debe hacerse anotación de la suma
recibida y, además, expedir por separado un recibo, sin devolver el documento. Es
fácil entender que todo ello se relaciona, de modo directo, con dos de los principios
cambiarios, que son la incorporación y la literalidad, como consecuencia de los
cuales en el futuro el documento valdrá solo por la parte insoluta. Otra consecuencia
de ello es la de que los frutos tenedores recibirán un crédito por la nueva cantidad,
y con arreglo a ella quedarán obligados.

Moneda en que debe efectuarse el pago de un título de crédito: Este aspecto no se


aborda en nuestra Ley, indudablemente porque no es de su competencia, lo que
corresponde al Código de Comercio, cuyo artículo 635 estípula de la manera
siguiente: La base de la moneda mercantil es el pese mexicano, y sobre esta base
se harán todas las operaciones de comercio y los cambios sobre el extranjero. Sin
embargo, todo parece indicar que tal precepto no tiene la vigencia que de él cabría
esperar, pues a pesar de su texto, y de que el artículo 8° de la LMEUM proclama
que la moneda extranjera no tendrá curso legal en la República, a menos que
existan disposiciones legales en contrario, la SCJN ha venido admitiendo, desde
hace muchos años, la validez de obligaciones y aun de títulos de crédito en moneda
extranjera. De manera tal, la conclusión a la que se puede llegar no es más que
una: la única moneda en que debe efectuarse el pago de un título de crédito es la
de curso legal en nuestro país, sin olvidar que, a pesar de ello, las partes interesadas
pueden convenir, en el último momento, que el pago se efectúe en moneda
extranjera.

Pago de un título de crédito mediante consignación: Se ha mencionado que ante la


ausencia del acreedor en un título de crédito el día del vencimiento, cualquiera de
los obligados, una vez transcurrido el plazo del protesto en su caso, podrá efectuar
la consignación de la suma amparada por el documento, a costa y riesgo del
beneficiario, y sin necesidad de notificarle tal consignación. Al igual, se ha dicho que
el depósito habrá de efectuarse en el Banco de México (hoy en NF, SNC) (artículo
132). Parece que no existe inconveniente legal en que el obligado acuda a efectuar
consignación judicial de la suma correspondiente, en la misma forma y con los
efectos apuntados, siempre que lo haga precisamente ante el juez del domicilio en
el que es pagadero el documento (artículos 2098 y 2100, Código Civil).

Pago anticipado de un título de crédito: Al consignar la época del pago de un título


de crédito, se ha dicho que el tenedor no está obligado a recibir el pago antes del
vencimiento del documento y se argumentó como razón de ello, la de que es posible
que no disponga de los elementos apropiados de guarda o de protección de la suma
recibida, máxime si hace el recordatorio que títulos hay que amparan mercaderías.
Esto no quita por supuesto, que el acreedor convenga en recibir anticipadamente el
pago, que en todo caso será legalmente liberatorio. En otro orden de ideas,
conviene mencionar aquí la posibilidad, frecuente en la práctica bancaria, de que se
establezca una penalidad para el caso de pago anticipado, lo que igualmente
encuentra un razonable fundamento: la institución bancaria acreedora tenía prevista
una posterior fecha de recibido y, por tanto, disponía de un nuevo canal de
colocación de la suma, con los rendimientos respectivos a su favor; en tales
condiciones, ante el recibido anticipado, se verá en el caso de mantener ociosa la
suma correspondiente, esto es, improductiva, lo que justificará el cobro de la referida
penalidad.
Pago de un título de crédito por medio de un tercero: Entre los numerosos títulos de
crédito reconocidos por nuestras leyes, no cabe duda de que los más antiguos, la
letra y el pagaré, son los que ofrecen más amplia gama de posibilidades en cuanto
al pago efectuado por un tercero, y algunas de ellas, previstas en nuestras leyes,
perfectamente se aplican a nuestra materia: En el caso de la letra de cambo, de no
ser pagada por el girado, puede operar el llamado pago por intervención, que habrá
de ajustarse a cierto orden, en primer lugar, el aceptante por intervención, en su
defecto por el recomendatario y finalmente por un tercero, carácter este último que
puede asumir el girado que no aceptó, que en tal supuesto tendrá preferencia para
efectuar el pago (artículo 133); También solo por lo que se refiere a la letra de
cambio, si se presentaren varios terceros como oferentes del pago, debe preferirse
al que con su intervención libere al mayor número de obligados (artículo 137);
Independientemente de los supuestos anteriores, y ahora respecto de cualquier
título de crédito que ampare una suma de dinero, no parece ofrecer duda la
posibilidad de que el pago se efectúe por cualquier persona que tenga interés
jurídico en el cumplimiento de la obligación y, aunque carezca de tal interés, cuando
obre con el consentimiento expreso o presunto del obligado (artículos 2065 y 2066,
Código Civil); En conclusión, tampoco ofrece inconveniente la posibilidad de que el
pago sea efectuado por tercero en ignorancia del deudor e incluso contra la voluntad
de este último (artículos 2067 y 2068, Código Civil).

Pago de una obligación común por conducto de coobligados: Se ha mencionado


varias veces la regla sobre la solidaridad cambiaria que reportan varios de los
obligados, de modo especial en la letra de cambio y en el pagaré. Pues bien, esta
peculiar solidaridad, legalmente impuesta, acarrea consecuencias previsibles: En
efecto, el último tenedor puede reclamar el pago, mediante la acción cambiaria, de
una serie de conceptos que en su lugar se relacionarán, de los cuales son
solidariamente responsables el aceptante, el girador, los endosantes y los avalistas
(artículos 152 y 154); Ahora bien, por su parte, cualquiera de los obligados en vía
de regreso que efectúe el pago, puede a su vez reclamar de los obligados
anteriores, no solo el reembolso de lo pagado, sino el de los intereses, gastos de
cobranza y de un hoy inexistente premio de cambio entre la plaza de su domicilio y
la del rembolso (artículos 153 y 154); Para finalizar, el pago efectuado por cualquier
signatario que forme parte de un grupo de coobligados le confiere, respecto de los
demás, los derechos y acciones que asisten al deudor solidario contra los demás
coobligados, sin perjuicio de las acciones cambiarias que le correspondan contra el
aceptante, los obligados en vía de regreso precedentes y, en su caso, sin perjuicio
de las acciones que deriven de la relación causal y de la posibilidad de promover la
de enriquecimiento injustificado (artículos 159, 168 y 169).

5.5. Efectos de la falta de pago oportuno de un título de crédito.

La mora en el pago de un título de crédito faculta a su tenedor para exigir


judicialmente el pago de las sumas respectivas o la entrega de la mercadería
correspondiente. Sobre ello no ofrece mayor novedad la ley cambiaria; sin embargo,
en el caso de la letra de cambio y del pagaré, el último tenedor, o el obligado en vía
de regreso que haya pagado el documento, puede, mediante el ejercicio de la acción
cambiaria, exigir que se le cubran, el importe del documento, los intereses
moratorios al tipo legal, computados desde el día del vencimiento, o del pago en el
segundo caso, los gastos de protesto y demás efectuados para obtener el pago, así
como el hoy existente premio de cambio entre las plazas involucradas en el
documento (artículos 152 y 153).

Por otra parte, así el girador como cualquiera de los endosantes de una letra
protestada puede exigir, en cuanto tengan conocimiento del protesto, que el tenedor
reciba el importe del documento y de los gastos legítimos, con entrega del título y
de la cuenta de gastos (artículo 156). Por lo que se refiere al último tenedor y a
cualquier obligado en vía de regreso que pague el título protestado, tienen a su
alcance dos posibilidades de cobro a los demás signatarios: I. Cargándose o
pidiéndoles que les abonen en cuenta, con el importe de la misma, el de los
intereses y gastos legítimos, o bien; II. Girando a su cargo y a la vista, en favor de
sí mismos o de un tercero, por el valor de la letra aumentado con los intereses y
gastos legítimos… (artículo 157).

A esta nueva letra de cambio se le conoce, de modo especial doctrinalmente, como


letra de resaca. En todos los demás casos, la falta de pago oportuno traerá consigo
las consecuencias previstas por la ley mercantil, y en su caso por la ley común
federal, para el supuesto de mora en el cumplimiento de las obligaciones. Ahora
bien, desde el punto de vista procesal, como sabemos, la acción cambiaria consiste,
por tratarse de los títulos de crédito, en un juicio ejecutivo mercantil, previsto por los
artículos 1391-IV y siguientes del Código de Comercio.

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