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LICENCIATURA EN DERECHO
5.1 Concepto.
Es común que respecto a ciertos títulos de crédito se predique, más que el pago,
el cumplimiento de la obligación, como en el caso de los representativos de
mercancías (conocimiento de embarque, certificado de depósito). No parece
indispensable asentar que nuestra ley admite las formas sucedáneas de pago
permitidas por el derecho común, como la dación de bienes en pago, la novación,
el pago por tercero, etc. Así pues, solo resta complementar lo antes mencionado
con la indicación de que, en cualquier caso, el pago debe efectuarse precisamente
contra el documento, al acreedor legítimo, que debe identificarse cuando se trate de
títulos nominativos; pero, además, deberá acreditarse, en su caso, la continuidad
de los endosos (artículo 39).
Para empezar, es necesario reiterar que el pago se debe hacer precisamente contra
entrega del documento, si no fuera por otras razones, atento el principio de la
incorporación. Es claro que, de no recabarse el documento, la fácil circulación del
mismo y su adquisición por un tercero buena fe, lo legitimaría para exigir el
cumplimiento, sin que pudiera afectarle el pago primeramente efectuado con
reprobable descuido (artículo 129, 174 y 196). De cara al intento de efectuar un
pago parcial, adviértase que el tenedor está obligado a recibirlo, pero, obviamente,
debe conservar el documento en su poder mientras no se le cubra en su totalidad
y, además, habrá de anotar en él la cantidad cobrada y extender un recibo a quien
haya efectuado el pago (artículo 130 y 174). Además, como ya se mencionó, que
otras formas de pago admitidas por el derecho común, y no rechazadas por nuestra
ley, son la cesión de bienes, la compensación, la novación y el pago por un tercero.
5.3. Lugar y época en que debe hacerse el pago de los títulos de crédito.
Antes de nada, la única referencia que sobre el lugar de pago consigna nuestra ley,
debe entenderse aplicable a todos los títulos de crédito: el lugar señalado en el
documento. Sin embargo, casos habrá en los que no se haga tal señalamiento, y
aquí también la única referencia es la consistente en que el pago debe efectuarse
en el domicilio del obligado principal; si tuviere varios, en cualquiera de ellos, a
elección de acreedor, y, por último, si se consignaren varios lugares para el pago,
el acreedor podrá exigirlo en el que tenga por conveniente (artículo 77 y 126).
Con respecto a la época de pago, no puede caber duda sobre que debe efectuarse
en la fecha que indique el documento. Debemos recordar, sin embargo, que en
algunos títulos de crédito causales la época del pago está condicionada por
circunstancias extracartulares, como los acuerdos que debe tomar el órgano
facultado para decidir sobre el importe del pago y la fecha del mismo, los aleatorios
resultados de un transporte marítimo y algunas otras. En especial, y por lo que hace
a la letra de cambio, es posible que circule sin haber sido aceptada por el girado, en
caso de que tal carácter efectúe el pago antes del vencimiento, quedará
responsable de la validez del pago, disposición esta de muy difícil inteligencia, pues
no es posible entender el alcance de una responsabilidad por el pago previo, que
supone la captación del documento por parte del girado que no llegó a obligarse
como aceptante y menos explicable resulta la aplicabilidad del mismo precepto al
pagaré, en el que no existe la figura del girado, propia y exclusiva de la letra de
cambio.
En suma, no aclara nuestra ley la consecuencia de tal conducta, pero es por demás
fácil inferirla: ante cualquier reclamación ulterior, el obligado podrá oponer,
válidamente, la excepción del pago, resultante del depósito efectuado, además sin
que pueda reclamársele el pago de cualesquiera otros accesorios, como interés,
gastos y costas; por el contrario, dicho depositante podrá exigir al acreedor los
posibles gastos ocasionados por el depósito, dado que el precepto respectivo
dispone que tal depósito se hará a expensas y riesgo del tenedor (artículo 132).
Por otra parte, así el girador como cualquiera de los endosantes de una letra
protestada puede exigir, en cuanto tengan conocimiento del protesto, que el tenedor
reciba el importe del documento y de los gastos legítimos, con entrega del título y
de la cuenta de gastos (artículo 156). Por lo que se refiere al último tenedor y a
cualquier obligado en vía de regreso que pague el título protestado, tienen a su
alcance dos posibilidades de cobro a los demás signatarios: I. Cargándose o
pidiéndoles que les abonen en cuenta, con el importe de la misma, el de los
intereses y gastos legítimos, o bien; II. Girando a su cargo y a la vista, en favor de
sí mismos o de un tercero, por el valor de la letra aumentado con los intereses y
gastos legítimos… (artículo 157).