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Introducción.

El primer rey de España fue Geryon. Historia de España de Claudio Buffier en 1771 es
una buena muestra de la juventud de los estudios del pasado prehistórico. Joan
Santacana: Iberia: los Orígenes de Anaya ( 1987) muestra la constante renovación a la
que se encuentran sometidos.
El desarrollo de este tema será un análisis del lento proceso de cambio que modifica
esos sistemas organizativos humanos desde su aparición prehistórica hasta formar parte
de una de las más grandes civilizaciones de la antigüedad, ROMA, con su consiguiente
introducción en la historia europea mediterránea.
Seguiremos, para ello, la secuencia tradicional de THOMSEN, abordando después el
estudio de la protohistoria en relación con las comunidades iletradas que aparecen
mencionadas en el registro literario de otras sociedades poseedoras de culturas más
avanzadas.
Bibliografía
Arteaga Blech, Ruiz Mata y Schubart: Protohistoria en la península Ibérica. Ariel,
Barcelona, 2001
Cerdeño Maria Luisa y Vega, Gerardo: La España de Altamira. Prehistoria en la
península ibérica. Historia 16, Madrid,1995
Finalmente las actualizaciones a un tema tan abierto como el que nos ocupa se
realizaron desde las perspectivas de los últimos descubrimientos en urbanismo y
sociedad. Sánchez Moreno, M: Protohistoria y Antigüedad en la península Ibérica,
sílex ediciones, Madrid, 2007

La edad de Piedra
Caracterizada por el trabajo de industrias líticas
El paleolítico
fue un extenso periodo de la humanidad caracterizado por el proceso de hominización y
la expansión del género homo a la tierra. Las mujeres tenían un papel destacado y el
mundo espiritual quedaba reducido a ciertas prácticas mágicas. Los habitantes de la
península ibérica vivían de la caza, la pesca y la recolección eran nómadas y se alojaban
en cuevas y campamentos.
El paleolítico inferior (1500000-100000)
Los restos más antiguos hallados en la península ibérica serán los de :
-venta, micena (Orce, granada) 3 fragmentos de cráneo y Húmero, el llamado hombre
de orce
- Cueva victoria( Murcia): Una falange
En la cuenca del Duero, la Sierra de Atapuerca ha proporcionado los resultados más
satisfactorios. Así, en 1994, el nivel TD6 de la cueva de gran Dolina empezó a aportar
restos humanos de más de 780.000 años de antigüedad.
En la cueva de la cima de los huesos también en Atapuerca se han hallado 2.500 huesos
calificados como antes neandertales o sapiens con 300.000 años de antigüedad.
Otros hallazgos por confirmar del paleolítico inferior los tenemos en :
Cueva de Tossal de la Font ( Castellón)
Pinilla del Valle (Madrid)
cueva de Tust de Fustanyá (Girona )
yacimiento de Cabezo Gordo en Murcia.
El paleolítico medio.
El homo sapiens en su variedad fósil neandertalense es el protagonista de las
manifestaciones culturales del paleolítico medio. En el siglo XX tenemos los primeros
hallazgos de tipo neandertalense en Europa, en Gibraltar y en Alemania, en Valle del
Neander.
En el término de Gibraltar se descubrió en 1848 tres lotes de restos humanos, un adulto
femenino y tres adolescentes del denominado tipo mediterráneo con 300.000 años de
antigüedad.
Otros depósitos asociados a industrias mustericience han sido hallados en:

Mención especial merecen las 125 piezas extraídas en 1994 de la cueva de sidrón en
Asturias. La prospección sistemática emprendida por arqueólogos intenta determinar si
se trata de un depósito intencionado o no, lo que supondría el primer enterramiento
formal de neandertales hasta ahora reconocidos en la península.
El paleolítico superior (35.000 al 10.000 ac)
Encontramos en el continente dos variedades humanas, el antiguo que es el de combe
capelle y el , moderno cro- magnon. A él asociamos las industrias microlíticas y las
primeras manifestaciones artísticas son solutreogravetenses y magdalenienses.
En Cantabria tenemos la cueva de Castillo y Altamira, en Asturias la cueva de La
Paloma y Tito Bustillo que tienen importantes muestras de arte rupestre.
En la zona mediterránea : la cueva de Recláu viver en Girona, Benito, Alicante, Nerja,
Málaga, pumpillo Valencia que tienen importantes muestras de arte mobiliar. En
Portugal el enterramiento de un niño en fosa en el abrigo de lagar- Velho, datado hace
23.000 años.
El mesolitico
Se produce la retirada de hielos e inicio de la era geológica en todo el océano. Queda un
clima más estable y retirada de grandes mamíferos en la que la alimentación se
concentra en pequeños animales. El emperamiento de la fauna se manifestó en el
utilizaje lítico con piezas cada vez más pequeñas. En Cantabria aparece la
especialización de microlitos y evolución de herpones. Esta industria deriva en la
cultura astuyense. Pero la verdadera importancia del mesolítico peninsular se encuentra
en la aparición de importantes muestras de arte rupestre. La escuela levantina de
pintura, definida así por Breuil. El neolítico supuso una verdadera renovación de las
condiciones de vida de las comunidades prehistóricas. Apareció en la península ibérica
de dos teorías tradicionales. La difusionista representada por Boyimpera, Pelicó y
Zambaleo. Boyimpera afirma que después de su origen en Próximo Oriente, el neolítico
se difundió por el Mediterráneo y llegó a España a través de la Vía Africana o a través
del Mar Bernabé de Hebrea. La autoctonista aboga por el desarrollo interno del periodo
que pudo incluir en el neolítico africano. Actualmente se tiende a hablar de
convergencia cultural, que es que las culturas reaccionan del mismo modo ante las
mismas situaciones. Aunque lo más adecuado sería hablar del proceso de aculturación
para todo el neolítico en su conjunto, dice Isabel Rubio. Los elementos más
representativos de la cultura material son los recipientes cerámicos decorados mediante
impresiones del borde de una concha de verderecho, carne de niule, hachas, azulas de
piedra pulida, especialización de las ballas del cine, instrumentos de hueso o brazaletes
colgantes y anillos. En nuestro entorno, el proceso de difusión será largo. Neolítico
inicial o cardial, en el 5000 a.C. Cerámica cardial, Franja Mediterránea. Neolítico pleno,
4000 a.C. Cerámica lisa, decorada por incisión. Aparecen los reguerdes montañosos
poco cultivables, asociados a ganaderos andaluces. Neolítico final, 3000 a.C. Desarrollo
de culturas específicas, como la de los sepulcros en Fosa, en Cataluña, o la cultura
almería en el sureste peninsular. Leada de los metales, explica el progreso de la
humanidad y se refiere a la utilización de los metales. El cobre neolítico calcolítico es el
desarrollo de la metalurgia con el descubrimiento de las aleaciones. Cobre majestuoso.
En base a ello, tenemos trabajo especializado, excedentes agrícolas, comercio,
diferencias sociales, instituciones políticas y religiosas, cuyo resultado sería la
introducción de la metalurgia en los Balcanes y el Mediterráneo hasta la península
ibérica. Hombre, sus colonias serán el punto de partida para la cultura de los millares de
milenios de San Pedro y el inicio del megalitismo. El calcolítico está desarrollado en la
Franja Sur Peninsular, desde Portugal hasta Murcia. La periodización más reciente
propuesta por Molina sitúa al calcolítico almeriense hacia el 3000 y 1800 años y algo
más después en la desembocadura del Tajo. Los poblados calcolíticos están situados en
lugares con potencial agrícola y ganadero. También se han encontrado evidencias
relacionadas con el proceso y almacenamiento de alimentos. Mención especial merece
este último aspecto, la cultura del vaso campaniforme, que tiene forma acampanada. En
los años 50, Boyo, Impera y Castillo la estudiaron como una entidad cultural
identificativa de la sociedad europea, cuyo origen estuvo en Castilla o Andalucía. Años
60, esta hipótesis es rechazada por Sam Meister, que observó la existencia de dos
modelos diferenciados, el marítimo y el continental, cuyo origen estaría en el Valle del
Tajo y en Europa Central. La edad de bronce está representada por la cultura alárgica,
asentada en el sureste peninsular. Representa una ruptura respecto a la calcolítica de los
minares en lo que respecta a la distribución de los asentamientos de ahora más
escarpados y amurallados. Hay una mayor utilización de objetos de cobre, se abandonan
los enterramientos colectivos en construcciones destacadas y aparecen las inhumaciones
individuales. Hay poblados con una orientación realmente a lo pecuaria, explotación
minera y los grandes tienen un papel de control. Los rasgos alárgicos en la península
ibérica los tenemos en la cultura de las montillas al sur de la mancha. El bronce final es
al mismo tiempo un momento de apertura y contacto con el exterior, bien por vía
terrestre o marítima. Asistimos a esas colonizaciones históricas desarrolladas por
fenicios y griegos, en el que algunos grupos llegaron a desarrollar sociedades complejas
como la cultura talaiótica de las Islas Baleares, con sus características construcciones
megalíticas, talayos, navetas y taulas. La edad del bronce, la edad del hierro, durante
mucho tiempo se identificó a la cultura del campo de las urnas como una verdadera
renovadora primera edad de hierro, que había aportado factores culturales e incluso
lingüísticos. Hoy sabemos que dicho proceso se inició durante el bronce final 1300 a.C.,
que la nueva metalurgia no representó más que un factor tardío con relativa incidencia
sobre las comunidades autóctonas, y que la edad del bronce no desapareció ante la
presencia de influencias ultrapirenaicas, sino que tuvo un papel destacado en la
configuración de la protohistoria de la península ibérica.
Las colonizaciones
Las colonizaciones de fenicios griegos y cartagineses fueron de gran importancia
histórica. Los fenicios se establecieron en la costa sur, fundando colonias comerciales.
Asentamientos como Gádir, actual Cádiz, Málaga, actual Málaga, Audera, actual Abra,
y Séxir, Almuñécar. Ellos introdujeron la escritura y promovieron el comercio. Los
griegos se asentaron en la costa oriental, fundando colonias como Emporion, actual
Ampúrias, Rode. Contribuyeron al desarrollo del comercio y la navegación en la región,
así como al intercambio cultural. El resto de presuntas colonias griegas como Mainaque
y Emenoscopeion serían lugares de referencia para los navegantes. Los cartagineses
fundaron colonias como Cártago, Nova, actual Cartagena. Dominaron gran parte de la
costa este y sur y fueron rivales de Roma en el Mediterráneo occidental. Y su presencia
en la península ibérica desencadenó las guerras públicas. Estas colonizaciones sentaron
las bases para la posterior romanización de la región. Las comunidades protohistóricas
discurren desde el momento en el que se hace alusión a ella a las fuentes clásicas.
Heródoto, Historia, Libro IV, Colayos de Samos, Llega a Tartessos, los Periplos
Geográficos de Jano o Kimilcón. Hasta que Roma los arrastra a una experiencia
inequívocamente histórica. Todo ello en un contexto presidido por la evolución de los
poblados del bronce y el desarrollo de la edad del hierro. La llegada a nuestras costas de
expediciones del Mediterráneo oriental en busca de metales. Los pueblos preromanos de
la península ibérica. Los celtas son los introductores del hierro y la incineración y son
un pueblo indoeuropeo con una cultura guerrera y una sociedad tribal. Su influencia se
puede observar en la toponimia y en algunos aspectos de la cultura material de la región.
Los íberos son un pueblo indígena con una cultura propia y una organización social
compleja. Desarrollaron ciudades fortificadas y un sistema de escritura propio. Se
dedicaban principalmente a la agricultura y a la ganadería. Los tartesos son un grupo
étnico situado junto al Guadalquivir, conocido por su riqueza mineral especialmente
plata y por su activo comercio con fenicios y griegos.
Hallazgos
Tesoro de carambolo
Tesoro de evora
Bronces de carriazo ( Huelva)
Edificios de cancho Roano
. La dominación Romana
La invasión peninsular por los romanos a raíz de la 29 Guerra Púnica fue crucial, puesto
que el grado de cultura de los pueblos autóctonos determinará la forma de afrontar la
dominación y su larga duración.
Asi, mientras los pueblos mediterráneos la observaron como un proceso de asimilación
a otra cultura superior. Los de la Meseta y el norte peninsular opusieron tenaz
resistencia ( Numancia 133 y más tarde, durante las campañas cántabro-Asturicas del 29
al 19 a. C., demandaron la presencia del emperador Augusto.
La caída del último bastión hispánico dio paso a un periodo de tranquilidad dentro de la
pax romana, que tendrá importantes consecuencias en la península ibérica, el proceso de
romanización.
Se puede decir que la dominación romana en la península ibérica fue un periodo de
transformación profunda que dejó un legado duradero en cultura, infraestructura,
organización política y social. Su conquista comenzó en el siglo III durante las Guerras
Púnicas. Tras la derrota de Cártago, Roma continuó expandiéndose por la región,
sometiendo a las tribus locales y estableciendo su control sobre toda la península.
En cuanto a la organización administrativa, los romanos dividieron Hispania en varias
provincias, incluyendo España Tarraconensis, Hispania Baética y Lusitana, cada uno
con su propio gobernador y administración. Para organizar mejor el gobierno, cobrar
impuestos y reclutar soldados.
En infraestructura tenemos carreteras, puentes, acueductos y puertos. Estas obras
facilitaron el transporte de las mercancías, la comunicación y el comercio, y muchos de
ellos aún se pueden observar en la actualidad. Con l romanización se introdujo en latín
como lengua oficial, se promovió el culto a los dioses romanos.
La arquitectura romana, el derecho romano y las prácticas administrativas también
dejaron su huella en la región. La economía se basaba en la agricultura, la minería, el
comercio, y los romanos fomentaron la explotación de recursos naturales y la
implantación de grandes latifundios.
Sociedad estratificada que se dividía en hombres libres y esclavos.
Patricios
Plebeyos
Clientes
Esclavos
Conclusión
La historia de la Península Ibérica es un viaje fascinante a través de la evolución
humana, desde las enigmáticas pinturas rupestres de Altamira hasta los impresionantes
acuerdos romanos. Cada periodo prehistórico ha contribuido a formar la rica y diversa
historia de la región. La llegada de los romanos marcó un punto de inflexión,
transformando radicalmente la península con su dominación política, cultural y
tecnológica. Pero, sin duda, la historia de la Península Ibérica es un testimonio vivo de
la ascensión y caída de las civilizaciones. Y su legado sigue siendo relevante en el
mundo contemporáneo.

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