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A nivel legislativo, según el Decreto 107/2022, de 5 de agosto, del Consell, por el que
se establece la ordenación y el currículo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO),
los contenidos se trabajan en 1º de ESO y, según Decreto 87/2015, de 5 de junio, del
Consell, por el que establece el currículo y desarrolla la ordenación general de la
Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato en la Comunitat Valenciana, para
el curso 2022-2023, en Historia de España de 2º de Bachillerato.
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La Prehistoria es el periodo más largo de la Historia Humana y es donde nuestra especie
alcanza sus rasgos físicos actuales, colonizó casi todo el planeta y desarrolló
capacidades intelectuales con el dominio del fuego, del lenguaje y la creación de rituales
y manifestaciones artísticas. En la Península Ibérica la presencia humana más antigua
está confirmada en Atapuerca, en la Sima del Elefante, donde en 2008 se encontraron
restos con una antigüedad de 1,2 millones de años.
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se han encontrado abundante material y manifestaciones artísticas que se encuadran en
el Magdaleniense. Destacan las pinturas de las cuevas de El Castillo, Tito Bustillo y
Altamira. Las imágenes aparecen en lugares recónditos representando animales de
especies diferentes (caballos, bisontes y ciervos), sin componer escenas. La
representación es naturalista, en colores rojo y negro. Existen diferentes teorías para
explicar el significado de estas obras, pero la más difundida es la que considera como
parte de un ritual mágico para propiciar la caza de los animales.
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final, con casas de planta circular, al que se llama la “Cultura de Almería”. Destacan
yacimientos en cueva como Nerja en Málaga o la Cueva Ambrosio en Almería.
El calcolítico (2500-1700 aC), del griego calcós que significa cobre: el primer metal a
trabajarse. La localización de minas de cobre en el sureste peninsular va a dar lugar a la
aparición de poblados como el de Los Millares (Almería), en el que destacan las
murallas, las viviendas circulares y las tumbas colectivas, además de una agricultura
avanzada mediante el regadío. También a este período corresponde la Cultura del Vaso
Campaniforme, que recibe este nombre por el uso de recipientes cerámicos que tienen
forma de campana invertida. Según Almagro (2014), estas cerámicas no eran simples
recipientes, sino que como valiosas producciones especializadas, formarían un conjunto recurrente
empleado en una serie de ceremonias de la élite social. Además de esta cerámica, son
característicos unos elementos metálicos que se repiten en los ajuares de las tumbas,
como los puñales de lengüeta y puntas de tipo Palmela, que demuestran nuevamente
la existencia de unas élites sociales diferenciadas por su riqueza.
La edad del bronce (1700-750 aC) Durante el Bronce antiguo y medio encontramos
testimonios de la Cultura de El Argar (Almería): una sociedad dedicada a la
agricultura y a la ganadería. Los yacimientos argáricos se caracterizan por reunir en un
mismo espacio hábitat y necrópolis. Los enterramientos se localizan bajo las viviendas y
habitualmente son individuales, en caja de piedra y en tinaja, que reciben el nombre de
copas argáricas. La superación del enterramiento colectivo propio de Los Millares
supone la acentuación de la diferenciación social.
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También se desarrolló en las Baleares la cultura talayótica, que se caracteriza por unas
construcciones megalíticas peculiares, entre las que destacan: los talayots, una especie de
atalaya o torre de vigilancia, la naveta que podría ser una construcción funeraria; y la taula,
una construcción megalítica exclusiva de Menorca, de un ortostato que sustenta en equilibrio
una piedra horizontal.
La edad del hierro (800-218 aC), fase que se mezcla en la Península Ibérica con la etapa de
las colonizaciones de pueblos mediterráneos: fenicios, griegos y cartagineses y hasta la
dominación romana. La Edad del Hierro comporta una serie de novedades como la
introducción del uso del hierro, la utilización del torno de alfarero, la aparición de los
primeros textos escritos en lengua íbera, aún sin descifrar. Además, aparecen los primeros
textos que hablan de la Península Ibérica, como la Biblia, en la que se hace referencia al reino
de Tartessos o los textos griegos, entre los que cabe mencionar al historiador griego
Heródoto. Sin embargo, la mayoría de las fuentes antiguas que nos hablan de la Península
Ibérica son romanas, como por ejemplo la Geografía de Estrabón. En todo caso estas fuentes
nos permiten conocer el nombre de los pueblos que habitaban el territorio.
En segundo lugar, los Íberos que vivían en las costas orientales. La cultura ibérica se
extendió por toda el área levantina y el sur peninsular. Estaban plenamente
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desarrollados hacia el siglo V a.C., perdurando hasta la romanización. Los nombres de
las tribus ibéricas aparecen citados en las fuentes clásicas como: Turdetanos, Ilergetes,
Edetanos, etc. Se trataba de un mosaico de pueblos rivales entre sí, con poblados en
cerros, dotados de sólidos sistemas de defensa, llamados oppidum. En las afueras se
encontraban las necrópolis, donde los difuntos, tras ser incinerados, eran depositados en
urnas rodeadas de un ajuar funerario. Destacan la Dama de Elche y la Dama de Baza,
esculturas con una cavidad posterior para depositar las cenizas.
Su organización política era de tipo estatal con un sistema de gobierno monárquico, bajo
el mandato de los régulos o basileus. Su economía se basaba en la agricultura y la
ganadería, aunque también en comercio. Tenían sistema monetario y moneda propia.
Culturalmente eran pueblos avanzados, con lengua y escritura propia. Entre las
manifestaciones artísticas destaca la escultura en piedra con figuras de guerreros como
las de Porcuna, de animales como la Bicha de Balazote y de bronce como los exvotos
del Cerro de los Santos.
En tercer lugar, los pueblos célticos, que ocupaban el área centro, norte y oeste
peninsular. Se trata de poblaciones procedentes de Centroeuropa con aportaciones
importantes como la metalurgia del hierro, la cerámica a torno y la incineración. Entre
ellos destacan los astures, galaicos, vacceos, lusitanos, etc. Ocupaban poblados en alto,
bien fortificados que reciben el nombre de castros, como los de Santa Tecla o Coaña. La
economía céltica era preferentemente ganadera, con escaso comercio y el uso de la
moneda casi desconocido. Estos pueblos estaban organizados en tribus y clanes basados
en grupos de parentesco. Su organización política era de tipo pre estatal con una fuerte
jerarquización social. Las manifestaciones artísticas muy pobres, limitándose a
decoraciones cerámicas esquemáticas y a esculturas toscamente esculpidas en granito,
diseminadas por las provincias de Ávila, Salamanca y Cáceres.
Según Salinas de Frías (2006), además de esta división étnica y lingüística, existían
también grandes diferencias económicas, sociales y políticas entre unos pueblos y otros,
de manera que su gran heterogeneidad es una característica fundamental de la Península
Ibérica, antes de la conquista romana.
En segundo lugar, los griegos, colonización protagonizada por focenses (Asia Menor),
que fundaron Massalia (Marsella), punto de partida para el establecimiento de colonias
en la costa mediterránea española a partir de los siglos VIII y VII a.C. De la mayoría de
las colonias griegas citadas en los textos no existen restos arqueológicos. Está probada
la fundación griega en las colonias de Rhode (Rosas) y Emporion (Ampurias) en el
noreste peninsular.
Bibliografía
Legislación