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Tema 24 La península ibérica hasta la dominación romana

De alguna manera la Prehistoria, y el conocimiento de las civilizaciones antiguas, es


asomarnos a lo más profundo de la esencia humana. Palabras de Ruiz (2010), quién,
además, ilustra sobre los valores educativos que trae su estudio: permite visiones
interdisciplinares, el manejo de fuentes primarias, el desarrollo del razonamiento
científico, el concienciar sobre la importancia y la defensa del patrimonio y, también,
para luchar contra la xenofobia y el racismo.

En un contexto intercultural como el actual, es necesario su conocimiento y la práctica


de dichos valores para la formación integral del alumnado y poder conseguir una
educación de calidad, con espíritu crítico, comprometida con la búsqueda de una
sociedad tolerante y para el fomento de la paz. Estos son puntos clave en la Ley
Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación y en la Ley Orgánica de Educación
3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de
mayo, de Educación; asimismo según la Unesco (2017), con la Agenda 2030 y los
Objetivos de Desarrollo Sostenible.

A nivel legislativo, según el Decreto 107/2022, de 5 de agosto, del Consell, por el que
se establece la ordenación y el currículo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO),
los contenidos se trabajan en 1º de ESO y, según Decreto 87/2015, de 5 de junio, del
Consell, por el que establece el currículo y desarrolla la ordenación general de la
Educación Secundaria Obligatoria y del Bachillerato en la Comunitat Valenciana, para
el curso 2022-2023, en Historia de España de 2º de Bachillerato.

El periodo cronológico a tratar supera el millón de años, desde la llegada de los


primeros homínidos, hasta la finalización de las guerras astur-cántabras en el 19 a.C.
Las principales fuentes de información son de la arqueología y de las fuentes indirectas
redactadas en fechas posteriores a los hechos, son principalmente griegas y romanas. A
lo largo de este tiempo, la Península no experimenta una evolución homogénea,
solamente hasta la conquista romana se observa una cohesión política, económica y
sociocultural del territorio.

Para el desarrollo del tema, primero, se presentan las características socioeconómicas y


culturales de las principales civilizaciones en el transcurso de la Prehistoria. A
continuación, se desarrollan los pueblos prerromanos. Finalmente, se tratan las
colonizaciones hasta la dominación romana.

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La Prehistoria es el periodo más largo de la Historia Humana y es donde nuestra especie
alcanza sus rasgos físicos actuales, colonizó casi todo el planeta y desarrolló
capacidades intelectuales con el dominio del fuego, del lenguaje y la creación de rituales
y manifestaciones artísticas. En la Península Ibérica la presencia humana más antigua
está confirmada en Atapuerca, en la Sima del Elefante, donde en 2008 se encontraron
restos con una antigüedad de 1,2 millones de años.

La cultura material de estas sociedades cazadoras-recolectoras del Paleolítico Inferior


(250000 - 125000 a.C.), está representada por la cultura de los guijarros, cantos que se
golpeaban para conseguir un filo cortante. La industria de los cantos tallados evoluciona
hacia la producción de útiles tallados por las dos caras o bifaces, conocida como cultura
Achelense. Ejemplos de ello se encuentran en los yacimientos de Torralba y Ambrona,
en la provincia de Soria.

Respecto al proceso de hominización el Paleolítico medio (125000-35000 a.C.) se


asocia en Europa con los neandertales. Tradicionalmente se los ha considerado como
una evolución del Homo erectus, pero los descubrimientos de Atapuerca lo han
colocado como descendiente del Homo antecessor, con un paso intermedio: el Homo
heidelbergensis. Su cultura material, conocida como Musteriense se caracterizaba por
una mayor diversidad y especialización de los utensilios, como los raspadores y buriles,
así como el desarrollo de nuevas técnicas de talla como la Levallois de útiles sobre
lasca. Parecen haber desarrollado creencias espirituales plasmadas en enterramientos,
como el de Cueva Morín (Santander). La Península cuenta con numerosos restos
arqueológicos, por ejemplo la mandíbula de Bañolas (Gerona) y el parietal de la Cova
Negra (Játiva). Se cree que los Neandertales fueron los primeros creadores de arte:
encontramos manifestaciones en La Pasiega, Ardales o Maltravieso.

Durante el Paleolítico superior (35000-9000 a.C.), con la llegada a Europa hace


aproximadamente 40.000 años del Homo sapiens se produjo la extinción de los
Neandertales, hace unos 15.000 años, lo que muestra que durante algún tiempo se
produjo la convivencia entre ambos. El número de yacimientos del Homo sapiens es
muy abundante lo que indica un aumento de la población, probablemente, debido a una
dieta más diversificada. Se constituían en grupos nómadas que ocupaban asentamientos
estacionales. La industria lítica experimenta un proceso de mejora en las técnicas de
fabricación: se diversifican los útiles y comienzan a utilizarse materiales distintos a la
piedra, como el marfil y el hueso. En esta época, destaca el hábitat en cuevas, en las que

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se han encontrado abundante material y manifestaciones artísticas que se encuadran en
el Magdaleniense. Destacan las pinturas de las cuevas de El Castillo, Tito Bustillo y
Altamira. Las imágenes aparecen en lugares recónditos representando animales de
especies diferentes (caballos, bisontes y ciervos), sin componer escenas. La
representación es naturalista, en colores rojo y negro. Existen diferentes teorías para
explicar el significado de estas obras, pero la más difundida es la que considera como
parte de un ritual mágico para propiciar la caza de los animales.

Al período de transición del Paleolítico al Neolítico se lo conoce como Epipaleolítico o


Mesolítico. Este se caracteriza por la decadencia de la caza, como consecuencia del
cambio climático y la retirada de los hielos en la Península, lo que propició el
alimentarse de animales más pequeños. Surge una nueva tipología lítica caracterizada
por su tamaño reducido, de ahí que se hable de microlitización. Una cultura a medio
camino entre una economía depredadora y una productiva. El hombre del mesolítico se
hizo sedentario allí donde había recursos suficientes para vivir, un ejemplo serían los
pueblos concheros de las costas.

Desde el Mesolítico hasta la Edad del Bronce, con un período de apogeo en el


Neolítico, se desarrolla una nueva forma de decoración pictórica, el arte rupestre
levantino, tanto en abrigos rocosos como al aire libre. La fauna representada es distinta
las pinturas franco-cantábricas (ciervos, jabalíes, etc.) lo que denota el cambio climático
registrado. Las figuras antropomorfas son esquematizadas y monocromas. Las
manifestaciones artísticas se extienden desde Cogul, en Lérida, hasta Albacete, con
ejemplos en Alpera y Minateda.

El Neolítico surge con el paso de una economía cazadora-recolectora a una productora,


basada en la agricultura y la domesticación de animales, resultado de la tendencia a la
sedentarización. Este proceso, denominado Revolución neolítica por Gordon Childe, se
origina en Próximo Oriente y desde allí se extiende por el Mediterráneo, llegando a la
Península Ibérica hacia el 5.000 a.C. Se distinguen varias etapas:

Un neolítico antiguo con una presencia generalizada de yacimientos de cerámicas


decoradas con impresiones “cardiales”. Los más antiguos aparecen en el área de
Valencia y Alicante: cueva de l’Or y la Sarsa. Una segunda fase en Cataluña y norte de
Castellón. Característico en la existencia de necrópolis próximas a poblados conocido
como “la cultura de sepulcro de fosas”. El sureste presenta un neolítico de tipo tardo-

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final, con casas de planta circular, al que se llama la “Cultura de Almería”. Destacan
yacimientos en cueva como Nerja en Málaga o la Cueva Ambrosio en Almería.

En la Península Ibérica se comenzó a utilizar la metalurgia a partir del 2500 AC,


primero orientada a la fabricación de armas y más tarde para objetos de adorno e
instrumentos de trabajo. La edad de los metales se divide en tres períodos.

El calcolítico (2500-1700 aC), del griego calcós que significa cobre: el primer metal a
trabajarse. La localización de minas de cobre en el sureste peninsular va a dar lugar a la
aparición de poblados como el de Los Millares (Almería), en el que destacan las
murallas, las viviendas circulares y las tumbas colectivas, además de una agricultura
avanzada mediante el regadío. También a este período corresponde la Cultura del Vaso
Campaniforme, que recibe este nombre por el uso de recipientes cerámicos que tienen
forma de campana invertida. Según Almagro (2014), estas cerámicas no eran simples
recipientes, sino que como valiosas producciones especializadas, formarían un conjunto recurrente
empleado en una serie de ceremonias de la élite social. Además de esta cerámica, son
característicos unos elementos metálicos que se repiten en los ajuares de las tumbas,
como los puñales de lengüeta y puntas de tipo Palmela, que demuestran nuevamente
la existencia de unas élites sociales diferenciadas por su riqueza.

En esta época se desarrolla un fenómeno cultural que ya había comenzado en el


Neolítico, la aparición de los monumentos megalíticos. Destacan los dólmenes o
sepulcros colectivos construidos con piedras de gran tamaño cubiertas por losas
horizontales. En el interior se han encontrado objetos identificados como parte del ajuar
funerario, lo que denota la existencia de ritos y creencias asociadas a la muerte. Los
principales dólmenes se encuentran en el sur peninsular, como el Menga (Antequera) y
la zona de Valencia de Alcántara como el dolmen de Lácara. Otros megalitos son los
menhires o enormes piedras monolíticas situadas verticalmente en el suelo y los
crómlechs o círculos de piedras.

La edad del bronce (1700-750 aC) Durante el Bronce antiguo y medio encontramos
testimonios de la Cultura de El Argar (Almería): una sociedad dedicada a la
agricultura y a la ganadería. Los yacimientos argáricos se caracterizan por reunir en un
mismo espacio hábitat y necrópolis. Los enterramientos se localizan bajo las viviendas y
habitualmente son individuales, en caja de piedra y en tinaja, que reciben el nombre de
copas argáricas. La superación del enterramiento colectivo propio de Los Millares
supone la acentuación de la diferenciación social.
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También se desarrolló en las Baleares la cultura talayótica, que se caracteriza por unas
construcciones megalíticas peculiares, entre las que destacan: los talayots, una especie de
atalaya o torre de vigilancia, la naveta que podría ser una construcción funeraria; y la taula,
una construcción megalítica exclusiva de Menorca, de un ortostato que sustenta en equilibrio
una piedra horizontal.

Durante el Bronce Final, se atestigua otra cultura en el centro peninsular, denominada


Cogotas, con poblados en lugares escarpados de fácil defensa; en cerámica con decoración de
boquique. Asimismo, en esta época se produjeron las invasiones de pueblos indoeuropeos
que conocían la metalurgia del hierro. La llegada de estos pueblos dará lugar a la aparición
de la cultura de los campos de urnas, que en lugar de inhumar los cadáveres, procederán a
la incineración y entierro de cenizas en una urna.

La edad del hierro (800-218 aC), fase que se mezcla en la Península Ibérica con la etapa de
las colonizaciones de pueblos mediterráneos: fenicios, griegos y cartagineses y hasta la
dominación romana. La Edad del Hierro comporta una serie de novedades como la
introducción del uso del hierro, la utilización del torno de alfarero, la aparición de los
primeros textos escritos en lengua íbera, aún sin descifrar. Además, aparecen los primeros
textos que hablan de la Península Ibérica, como la Biblia, en la que se hace referencia al reino
de Tartessos o los textos griegos, entre los que cabe mencionar al historiador griego
Heródoto. Sin embargo, la mayoría de las fuentes antiguas que nos hablan de la Península
Ibérica son romanas, como por ejemplo la Geografía de Estrabón. En todo caso estas fuentes
nos permiten conocer el nombre de los pueblos que habitaban el territorio.

En primer lugar los Tartessos. El primer protoestado de la Península Ibérica, situado en


las actuales provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz y hasta Extremadura. Las fuentes
literarias que se hacen eco de las riquezas de Tartessos, como la Biblia o las fuentes
griegas que mencionan el nombre de los reyes como Gerión y Argantonio, nos ha
permitido el conocimiento de este reino, en el que frecuentemente se mezcla mito y
realidad. Su momento de máximo desarrollo coincide con el contacto de fenicios y
griegos, motivado por el comercio de metales. Uno de los signos del esplendor fue la
orfebrería, ejemplo de ello son los tesoros hallados en Aliseda (Cáceres) y El
Carambolo (Sevilla). A partir del siglo VI a.C. entra en decadencia. El yacimiento
pacense de Cancho Roano, quizás uno de los mejor conservados.

En segundo lugar, los Íberos que vivían en las costas orientales. La cultura ibérica se
extendió por toda el área levantina y el sur peninsular. Estaban plenamente
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desarrollados hacia el siglo V a.C., perdurando hasta la romanización. Los nombres de
las tribus ibéricas aparecen citados en las fuentes clásicas como: Turdetanos, Ilergetes,
Edetanos, etc. Se trataba de un mosaico de pueblos rivales entre sí, con poblados en
cerros, dotados de sólidos sistemas de defensa, llamados oppidum. En las afueras se
encontraban las necrópolis, donde los difuntos, tras ser incinerados, eran depositados en
urnas rodeadas de un ajuar funerario. Destacan la Dama de Elche y la Dama de Baza,
esculturas con una cavidad posterior para depositar las cenizas.

Su organización política era de tipo estatal con un sistema de gobierno monárquico, bajo
el mandato de los régulos o basileus. Su economía se basaba en la agricultura y la
ganadería, aunque también en comercio. Tenían sistema monetario y moneda propia.
Culturalmente eran pueblos avanzados, con lengua y escritura propia. Entre las
manifestaciones artísticas destaca la escultura en piedra con figuras de guerreros como
las de Porcuna, de animales como la Bicha de Balazote y de bronce como los exvotos
del Cerro de los Santos.

En tercer lugar, los pueblos célticos, que ocupaban el área centro, norte y oeste
peninsular. Se trata de poblaciones procedentes de Centroeuropa con aportaciones
importantes como la metalurgia del hierro, la cerámica a torno y la incineración. Entre
ellos destacan los astures, galaicos, vacceos, lusitanos, etc. Ocupaban poblados en alto,
bien fortificados que reciben el nombre de castros, como los de Santa Tecla o Coaña. La
economía céltica era preferentemente ganadera, con escaso comercio y el uso de la
moneda casi desconocido. Estos pueblos estaban organizados en tribus y clanes basados
en grupos de parentesco. Su organización política era de tipo pre estatal con una fuerte
jerarquización social. Las manifestaciones artísticas muy pobres, limitándose a
decoraciones cerámicas esquemáticas y a esculturas toscamente esculpidas en granito,
diseminadas por las provincias de Ávila, Salamanca y Cáceres.

Según Salinas de Frías (2006), además de esta división étnica y lingüística, existían
también grandes diferencias económicas, sociales y políticas entre unos pueblos y otros,
de manera que su gran heterogeneidad es una característica fundamental de la Península
Ibérica, antes de la conquista romana.

Desde el I milenio a.C. se produce en las costas mediterráneas el gran fenómeno


colonial. En primer lugar, Los fenicios, pueblo del próximo oriente en actual Líbano,
colonizaron con fines comerciales. Para asegurarse los puntos estratégicos de la ruta de
los metales, establecieron factorías en las costas del sur: La más importante fue Gadir
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(Cádiz), también en Malaka (Málaga), Sexi (Almuñecar) y Abdera (Adra). Se transmitió
el alfabeto fenicio, el sistema decimal, nuevos cultivos y métodos para el trabajo
artesanal de los metales preciosos. Objetos de procedencia fenicia, como los sarcófagos
de Cádiz, las cerámicas de barniz rojo, los jarros de bronce o los objetos de marfil
decorado (peines). En el siglo VI a.C., el pueblo fenicio entró en declive, lo que afectó a
sus colonias hispanas.

En segundo lugar, los griegos, colonización protagonizada por focenses (Asia Menor),
que fundaron Massalia (Marsella), punto de partida para el establecimiento de colonias
en la costa mediterránea española a partir de los siglos VIII y VII a.C. De la mayoría de
las colonias griegas citadas en los textos no existen restos arqueológicos. Está probada
la fundación griega en las colonias de Rhode (Rosas) y Emporion (Ampurias) en el
noreste peninsular.

En tercer lugar, los cartaginenses. El apogeo de la presencia púnica en la Península


abarca los siglos VI a.C. Su primera fundación fue en Ebusus (Ibiza), asentándose
después en las restantes islas Baleares. En esta primera fase, sustituyeron a los fenicios
y se instalaron en sus factorías comerciales desde las que controlaban los productos del
interior, sobre todo las minas de Cástulo (Linares). En una segunda fase (a fines del
siglo III a.C.) de carácter militar, que condujo a la ocupación del sur y del sudeste de la
península, donde fundaron Cartago Nova (Cartagena) e iniciaron una sistemática
explotación de las minas de Sierra Morena, el Moncayo y Almadén. Su legado cultural
está presente en los objetos funerarios procedentes de necrópolis como las figuras de
terracota de barro de Puig des Molins.

La península ibérica sería controlada definitivamente por los romanos en el contexto de


la Segunda Guerra Púnica (218-202 a.C.). Este enfrentamiento entre cartagineses y
romanos encuentra su casus belli porque los primeros asaltaron Sagunto, ciudad aliada
de Roma y sirvió de pretexto para iniciar las hostilidades directas. Derrotado el imperio
cartaginés, el Senado romano decidió continuar la expansión por el territorio, que
finalizó tres siglos más tarde, en el 19 a. C. tras las guerras astur-cántabras.

Se propone para ESO la realización de una lectura grupal de La prehistoria en la


mochila de Ignacio Martín. En este, se presenta el Diario de viaje de un neandertal, y los
alumnos, en grupos, tendrán que hacer un ejercicio similar para iberos, cartagineses,
romanos, etc. Para Bachillerato, se pretende la realización de una ampliación del trabajo
realizado por sus compañeros más jóvenes. De esta manera, su búsqueda, síntesis y
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redacción de información completará esos diarios de viaje de las civilizaciones antiguas
que habitaron la Península Ibérica.

En definitiva, el tema “La península ibérica hasta la dominación romana” supone un


pilar fundamental para la comprensión de la heterogeneidad de civilizaciones que han
habitado la Península Ibérica con anterioridad a la llegada romana. Esto no sería posible
sin la fuente de saberes que proporcionan la historia y la arqueología, las cuales son
necesarias ya que aún quedan misterios por resolver, como son el lenguaje íbero o la
historia de la civilización tartésica.

A continuación, se citan las fuentes utilizadas

Bibliografía

Almagro, M. (Ed.). (2014). Protohistoria de la Península Ibérica: del Neolítico a la


romanización. Fundación Atapuerca: Universidad de Burgos.

Martín, A. (2022). La prehistoria en la mochila. Aguilar

Ruiz, G. (2010). Los valores educativos de la prehistoria en la enseñanza obligatoria.


MARQ, arqueología y museos. 4, 161-179

Salinas de Frías, M. (2006). Los pueblos prerromanos de la Península Ibérica. Akal

UNESCO. (2017). Educación para los Objetivos de Desarrollo Sostenible

Legislación

Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

Ley Orgánica de Educación 3/2020, de 29 de diciembre, por la que se modifica la Ley


Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación.

Decreto 87/2015, de 5 de junio, del Consell, por el que establece el currículo y


desarrolla la ordenación general de la Educación Secundaria Obligatoria y del
Bachillerato en la Comunitat Valenciana.

Decreto 107/2022, de 5 de agosto, del Consell, por el que se establece la ordenación y el


currículo de Educación Secundaria Obligatoria

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