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El Paleolítico
El denominado Niño de Gran Dolina se identificó como perteneciente a una nueva especie del
género Homo a la que se le dio el nombre de Homo Antecessor, antepasado común de Homo
sapiens neanderthalensis y del homo sapiens sapiens. La mayoría de individuos tendría una
capacidad encefálica superior a los 1000 cm³. Además, se ha podido comprobar que estos
homínidos practicaban el canibalismo. En la Sima de los Huesos se encontró una gran
cantidad de huesos de animales y humanos (grupo de al menos 28 individuos de Homo
heidelbergensis –preneandertal). Este lugar data de hace 430 000 años como mínimo- Se
cree que este era un lugar de enterramiento humano y de culto a los difuntos pues únicamente
se ha encontrado una herramienta lítica entre todos los restos. Esta herramienta, un bifaz, sin
usar, de cuarcita roja, y que recibió el nombre de Excalibur (bifaz de cuarzita-500000 años), se
considera que es un presente a alguno de los difuntos enterrados en este lugar, lo que
señalaría a Homo heidelbergensis como un ser humano completo, no sólo en lo físico sino
también en lo espiritual, poseedor de una mente simbólica y reflexiva, preocupada por los
problemas eternos de la vida y la muerte y con capacidad de sentimientos.
Las dos últimas especies del género Homo que aparecieron en el territorio peninsular
fueron: el Homo Neandertalensis (95000 años aprox., se extinguió) y el homo sapiens
sapiens (35000 años aprox.): Era ya un ser humano con rasgos físicos semejantes a los
actuales y era capaz de crear instrumentos de cierta complejidad, para utilizar en una
economía cazadora-recolectora. Se organizaba en pequeños grupos, nómadas, sin una
clara división del trabajo. Podía expresar sus creencias mediante rituales funerarios y pinturas
en los abrigos de piedra o en el interior de las cavernas, como quedó patente en la zona
cantábrica, donde persiste el conjunto más famoso de pinturas rupestres; el de la cueva de
Altamira (Cantabria), con sus magníficos bisontes policromos de carácter realista. Esto ya nos
habla de una mente simbólica, propia del ser humano, pues se relaciona con creencias
mágicas propiciatorias de la caza.
- La Edad de los Metales: El uso de los metales se inició en el Próximo Oriente desde el IV
milenio.
- Edad del Cobre: En primer lugar se utilizó el cobre, metal abundante en la Península
Ibérica, lo que contribuyó a que llegaran pueblos procedentes del Mediterráneo oriental a las
costas del sur y del Levante en busca de metales. La metalurgia del cobre (2.500-2.000) se
relaciona con la cultura de Los Millares, en Almería, un poblado amurallado con monumentos
megalíticos, que eran enterramientos colectivos hechos a base de grandes losas.
El paso de la metalurgia del cobre a la del bronce se relaciona con la cultura del vaso
campaniforme, pueblo ganadero y comerciante de metal.
- Edad del Bronce: En el III milenio se desarrolla en el Próximo Oriente la técnica del
bronce (aleación de estaño y cobre), lo que originó la búsqueda de estos metales y el
comercio a larga distancia. La Península, rica en mineral de cobre y de estaño, se convirtió en
uno de los polos de atracción del mundo mediterráneo. Los hallazgos en la zona del sureste
(Almería y Murcia) indican el contacto con navegantes procedentes del Mediterráneo oriental.
Entre los poblados, que ha dado lugar a una cultura propia y ha influido en otras zonas, está el
de El Argar (Almería), entre el 1.700 y 1.300, caracterizada por enterramientos individuales en
fosas, donde al difunto le acompaña su ajuar. Otras construcciones megalíticas, consideradas
más tardías, están presentes en las Islas Baleares, con formas diferentes a las ya apuntadas,
como los talayots, las taulas y las navetas.