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De este modo, si de lo que se trata es de conocer un mundo perfecto, entonces hay que
determinar en qué consiste ese conocimiento, cómo podemos lograrlo y qué tipos de
conocimiento hay.
Así, hay que decir que Platón propone dos tipos o niveles de conocimiento, por lo cual se
dice que defiende un dualismo epistemológico. Esto es así porque, puesto que ha distinguido
ontológicamente dos tipos de mundos, el Sensible y el Inteligible, del mismo modo hace una
distinción epistemológica correspondiente a cada uno de esos niveles de realidad: el
conocimiento como opinión o Doxa, para el Mundo Sensible, y el conocimiento científico o
Episteme, para el Inteligible.
Platón nos habla del conocimiento científico o episteme, que es el propio del Mundo
Inteligible. Se trata de un conocimiento superior y verdadero de lo verdaderamente real, es decir,
de las Ideas. Sin embargo, también distingue entre dos niveles dentro de este grado de saber, en
correspondencia con los dos niveles ontológicos del Mundo Inteligible: en el segmento inferior
inteligible encontramos a las Entidades Matemáticas, y le corresponde el conocimiento como
Pensamiento; mientras que en el segmento superior están las Ideas, que son conocidas mediante
la Inteligencia. Ambos tipos de conocimiento son diferentes, según el grado de claridad de los
objetos que estudia. Así, en el caso del conocimiento de los objetos matemáticos, hablamos del
método matemático, mientras que en el caso de las Ideas lo hacemos de la ciencia dialéctica.
Por otro lado, como hemos señalado, Platón nos habla de doxa, que es un tipo de
conocimiento inferior a la episteme, a la cual imita, aunque imperfectamente. Es un conocimiento
sobre la realidad sensible, cambiante, por lo que lo obtenemos a través de los sentidos. Pero los
sentidos nos proporcionan un conocimiento confuso y poco fiable. De igual modo, ya que Platón
subdivide el Mundo Sensible también en dos niveles, a cada uno de ellos le corresponde un nivel
de conocimiento. Si dentro del mundo sensible podemos encontrar el nivel de las Imágenes y, por
encima de estas, los Objetos Naturales y Fabricados, desde el punto de vista epistemológico
distingue entre la Imaginación y la Creencia, respectivamente, como modos de conocer dentro
del mundo sensible.
Como antes hemos señalado, Platón distingue el método matemático para conocer los
objetos matemáticos y de la dialéctica para conocer las Ideas:
A diferencia del anterior, el método dialéctico, aunque también parte de hipótesis, las
considera como lo que son, con lo cual intenta refutarlas e ir logrando conocimientos cada vez
más generales hasta lograr el conocimiento de la Idea. Una vez logrado este conocimiento,
asciende dialécticamente, relacionando las Ideas, hasta lograr el conocimiento de la Idea
suprema del Bien.
Pero surge un problema en referencia a las Ideas. ¿Cómo es posible conocerlas si están
en un mundo aparte del que nos encontramos los seres humanos, es decir, el Mundo Sensible?
¿Cómo el alma, estando inscrita dentro de un cuerpo sensible es capaz de aprender las Ideas?
Platón, en este aspecto, nos introduce el Mito de la Reminiscencia, concepto que toma en parte
de la filosofía pitagórica. Para él, antes de que nuestra alma se encarnara en nuestro cuerpo,
puesto que su naturaleza no es sensible, habitaba en el mundo de las Ideas, pero al mezclarse
con el cuerpo, la influencia negativa sensible hace que olvide el conocimiento que tenía de aquel
mundo. De lo que trata el conocimiento, entonces, es de recordar lo que ya sabía. Es decir,
existen en el alma ciertos conocimientos innatos, que sólo pueden cobrar claridad mediante la
educación.