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Acción y Omisión
¿Qué es la acción en derecho penal?
En el derecho penal, la acción es el acto que origina un delito que acarrea la imposición de un
castigo de acuerdo con las responsabilidades establecidas en la ley. Es decir, se trata de aquella
acción que una persona realiza de manera física y explícita, sin importar si es voluntaria o
mecánicamente.
En pocas palabras, podemos decir que es un acto realizado por el ser humano exteriorizando el
delito; siendo ejemplos de este, el robo, el fraude, el engaño, entre otros.
Delitos de acción dolosa: el dolo en derecho penal se refiere a una voluntad expresa a la
hora de cometer un delito, es decir, que el sujeto es consciente de la ilicitud del acto y
sabe de las consecuencias legales y morales que derivarán de este.
Delitos de acción culposa: la culpa penal se refiere a una infracción legal que se comete
sin intencionalidad ni malicia, pero sí por descuido o negligencia.
En derecho penal, la diferencia entre acción y omisión viene dada por la realización de un acto.
Pues, mientras la acción es el ejercicio de un acto delictivo, la omisión es la falta de una
acción que de igual manera se considera un acto delictivo.
Un ejemplo, delito por acción puede ser, provocar la muerte de una persona apuntándole e
hiriéndole con un arma. Mientras que un delito por omisión es provocar la muerte de una persona
al no brindarle la atención médica que necesitaba.
¿Qué es tipicidad?
Tipicidad tiene que ver con toda conducta que conlleva una acción u omisión que se ajusta a los
presupuestos detalladamente establecidos como delito dentro de un cuerpo legal. Esto quiere
decir que, para que una conducta sea típica, debe constar específica y detalladamente como delito
o falta dentro de un código.
Tipicidad es la adecuación del acto humano voluntario o involuntario efectuado por el sujeto a la
figura descrita por la ley como delito o falta. Es la adecuación, el encaje, la subsunción del acto
humano voluntario o involuntario al tipo penal. Si se adecua es indicio de que es delito o falta. Si
la adecuación no es completa no hay delito ni falta.
ARTICULO 10 La ley penal definirá de manera inequívoca, expresa y clara las características
básicas estructurales del tipo penal.
En los tipos de omisión también el deber tendrá que estar consagrado y delimitado claramente en
la Constitución Política o en la ley.
¿Qué es culpabilidad?
La culpabilidad es aquel juicio de reproche sobre la conducta del actor que permite imponer una
sanción penal a su acción típica y antijurídica. Tiene como fundamento constitucional la
consagración del principio de presunción de inocencia y el avance hacia un derecho penal del
acto, conforme al artículo 29 Superior. En ese sentido, el desvalor se realiza sobre la conducta
del actor en relación con el resultado reprochable, más no sobre aspectos internos como su
personalidad, pensamiento, sentimientos, temperamento entre otros. Conforme a lo anterior, está
proscrita cualquier forma de responsabilidad objetiva, pues la base de la imputación es el juicio
de reproche de la conducta del sujeto activo al momento de cometer el acto. Por último, la
culpabilidad permite graduar la imposición de la pena de manera proporcional, puesto que el
análisis no se agota en la verificación del dolo, la culpa o la preterintención, sino que además,
debe tenerse en cuenta el sentido específico que a la acción u omisión le imprime el fin
perseguido por el sujeto.
Sólo se podrá imponer penas por conductas realizadas con culpabilidad. Queda erradicada toda
forma de responsabilidad objetiva.
¿Qué es antijuricidad?
La antijuricidad la podemos considerar como un elemento positivo del delito, es decir, cuando
una conducta es antijurídica, es considerada como delito. Para que la conducta de un ser humano
sea delictiva, debe contravenir las normas penales, es decir, ha de ser antijuridica.
Artículo 11: Para que una conducta típica sea punible se requiere que lesione o ponga
efectivamente en peligro, sin justa causa, el bien jurídicamente tutelado por la ley penal.
Causas
Entre las causas de justificación más habituales, reconocidas por los diversos ordenamientos, se
encuentran las siguientes:
Consentimiento del titular o interesado: conducta realizada con el consentimiento del
titular del bien jurídico afectado, siempre que se cumplan ciertos requisitos (bien jurídico
disponible, capacidad jurídica del titular y consentimiento expreso, tácito o presunto).
Legítima defensa: ejecución de un conducta típica para repeler o impedir
una agresión real, actual o inminente, e ilegítima, en protección de bienes jurídicos
propios o ajenos, existiendo necesidad racional de defensa y de los medios empleados.
Estado de necesidad justificante: daño o puesta en peligro un bien jurídico determinado
con el objetivo de salvar otro bien jurídico de igual o mayor entidad o valoración jurídica.
Ejercicio de un derecho.
Cumplimiento de un deber.