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Universidad Autónoma del Estado de México

Facultad de Derecho

TEORIA GENERAL DEL DERECHO PENAL

Actividad 1. Aspectos positivos y negativos del delito

Alumnos:
Yael Rodrigo Torres Nieto

Profesor: Dr. En Der. Carlos Enrique Huitrón García

Grupo: 13

Turno: Vespertino.

Toluca. Méx. 13 de abril de 2021


¿Qué son los elementos del delito?

Los elementos positivos y negativos del delito constituyen los componentes y


características que conforman el concepto y la noción de delito bajo la ley.

De ahí que los elementos positivos sean los requisitos que deben cumplirse para
que exista un delito.

Por otra parte, los elementos negativos vienen a ser la contradicción de los
aspectos positivos del delito pudiendo destacar que la sola presencia de un
elemento negativo trae la inexistencia de uno positivo, haciendo que el delito no
pueda ser catalogado como tal.

Elementos positivos del delito

Acción o conducta

Hace referencia a la realización del acto de delinquir, es decir, para que un delito
tenga lugar debe existir una persona que lleve a cabo la actividad, el hecho, o la
acción delictiva.

Esta conducta se manifiesta por medio de diversas acciones que el hombre


realiza, aunado a la presencia de una voluntad moral delictiva, pudiendo además
efectuarse de dos formas.

La primera consiste en llevar a cabo una acción, mientras que la otra puede ser
simplemente la elección de no actuar y dejar de realizar alguna actividad.

Para que este elemento positivo sea considerado es necesario que confluyan
cuatro elementos:
 La exteriorización de la voluntad del individuo de llevar a cabo una
actividad delictiva

 La realización material de la actividad delictiva, es decir, que pueda


observarse visiblemente la materialización de la voluntad del individuo

 La existencia de un resultado visible originado por la acción que se llevó


a cabo

 La existencia de un nexo causal entre la actividad realizada y los


resultados acaecidos.

Antijuridicidad

Para que el delito sea considerado como tal, la acción o el acto deben ir en contra
de cualquier precepto legal establecido en la norma.

Es decir, es fundamental que la actividad realizada vaya en contra de la ley.

Culpabilidad

Para que el individuo sea catalogado como culpable debe existir una estrecha y
clara relación entre el autor de la conducta y la propia acción realizada.

De igual forma que el autor debe poseer voluntad y conocimiento de hecho.

Tipicidad

Este elemento positivo viene de la común frase “No hay delito sin ley”, de ahí que
es crucial para considerar una actividad como delictiva que ésta se encuentre
señalada en la ley.

Es decir, el hecho debe estar reconocido y ser definido como una violación de la
ley, ya que de lo contrario no puede ser juzgado por ésta.
Dicho elemento hace referencia a los famosos “vacíos legales” cuando por no
encontrarse en la norma determinado hecho no puede ser juzgado.

Imputabilidad

Dicho elemento se define como la capacidad de entender el derecho penal, es


decir, el autor debe ser consciente del acto cometido, de ahí que implique que la
persona cuente con salud mental y aptitud psíquica para actuar en el ámbito
penal, a saber en contra la ley.

Punibilidad

Una vez que los elementos anteriores se encuentran definidos en el acto llevado a
cabo, se hace necesario que el delito sea castigado.

De ahí que cuando la conducta merece una pena, el hecho delictivo es confirmado
y el autor es merecedor de alguna pena o amenaza estatal de imposición de
sanciones.

Elementos negativos del delito

Causas de justificación

En derecho penal, aquellas que eliminan la antijuridicidad de la acción típica


tornándola lícita. La doctrina considera como causas de justificación el
cumplimiento de un deber y el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad o cargo;
la legítima defensa y el estado de necesidad.

El caso de cumplimiento de un deber y de ejercicio legítimo de un derecho,


autoridad o cargo se da, por ejemplo, en el supuesto de un funcionario público que
actúa conforme con las obligaciones legales que les impone el cargo, así el
verdugo que ejecuta una pena; aquella persona que ejerce un derecho de
retención; el policía que detiene un delincuente; etc.

La legítima defensa supone el caso de aquella persona que se defiende de un


agresor ilegítimo apelando a un medio racional conforme a la magnitud de la
agresión y siendo ajena a toda provocación, así por ejemplo, quien se defiende de
un ladrón reduciéndolo mediante el empleo de un arma de fuego. Finalmente, el
estado de necesidad supone la realización de un mal para evitar otro mayor
inminente a que ha sido extraño, así por ejemplo, aquella persona que mata el
perro del vecino ante la posibilidad inminente de que lastime a un peatón.

Causas de inimputabilidad

En derecho penal son aquellas que eliminan la capacidad de un sujeto para se


culpable. Se parte del concepto de que la imputabilidad constituye el presupuesto
previo de la culpabilidad.

Se trata de estados psíquicos que alteran profundamente la conciencia del autor


impidiéndole comprender la criminalidad de sus actos o dirigir sus acciones.

Causas de inculpabilidad

En derecho penal, aquellas situaciones que eliminan la reprochabilidad de la


actitud subjetiva asumida por el autor frente al hecho antijurídico.

Se trata de estados psíquicos que alteran profundamente al autor y que, sin llegar
a convertirlo en inimputable, eliminan la posibilidad de exigirle otra conducta. Ellos
son:

a) El error o ignorancia de hecho no imputable que impiden comprender al autor


la criminalidad del acto o dirigir sus acciones, por ejemplo, el caso del médico
que administra veneno creyendo que es un medicamento. El error de derecho
no es excusable, pero, a pesar de ello, en la actualidad existe una tendencia a
considerarlo así cuando hay ausencia de dolo.
b) La coacción, es decir, aquel sujeto que obrare violentando por fuerza física
irresistible o amenazas de sufrir un mal grave e inminente, por ejemplo, el
sujeto que comete un delito obedeciendo

La orden impartida por un delincuente que tiene secuestrado a su hijo 3) La


obediencia debida, como por ejemplo el caso del soldado que comete un delito al
ejecutar una orden ineludible impartida por un superior. Con respecto a esta última
causal, no todos los autores consideran que elimina la culpabilidad del sujeto, sino
que más bien entienden que elimina la antijuridicidad del hecho o directamente la
acción.

Falta de condicion objetiva

Se entiende que la condición objetiva de punibilidad y el resto de las figuras


jurídicas, situadas en la punibilidad concurren, en equivalencia al resto de
elementos del delito, a determinar los límites entre lo punible y lo impune y, por
tanto, conforman la norma penal.

Pese a encontrar un amplio sector de la doctrina partidaria de su aceptación como


categoría del delito, la punibilidad muestra una enorme difusión en sus contornos y
en su contenido. No parece que viniera a cumplimentar ninguna función
específica, sino únicamente la de permitir concentrar en ella una serie de
elementos ajenos al injusto culpable. De no existir dicho aspect se convertirá en
un aspecto negativo

Excusas absolutorias.

Las excusas absolutorias integran una categoría dogmática, ciertamente compleja


y controvertida, cuya introducción en el Derecho español se atribuye al penalista
Luis Silvela. Se trata, según la opinión doctrinal más generalizada, de
circunstancias personales que, por estrictas razones de utilidad o conveniencia,
determinan la exclusión de la pena en un comportamiento antijurídico y culpable.
En este sentido, se ha manifestado el Tribunal Supremo, al señalar que, bajo la
denominación de excusas absolutorias, se «vienen comprendiendo un conjunto de
circunstancias de dudosa y controvertida naturaleza jurídica, que aconsejan dejar
sin punición determinados hechos delictivos no obstante estar presentes en ellos
las notas de antijuridicidad tipificada y culpabilidad»
 Castellanos Tena, F., Lineamientos elementales de derecho penal, 51a. ed.,
Porrúa, México, 2012.
 García, E., Introducción al estudio del derecho, 49a ed., Porrúa, México, 1998,
pág. 51.
 Silva Silva, Jorge Alberto, Derecho procesal penal, 2a. ed., Oxford University
Press, México, 1996.
 Villalobos, I., Derecho penal mexicano, 3a. ed., Porrúa, México, 1975

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