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Los elementos del

delito
Seccion 2 “B”
Introducción:
Es una responsabilidad del estado prevenir y enfrentarse a la
criminalidad. Desde el derecho penal, se establecen las leyes que
consideran conductas prohibidas con el fin de mantener el orden en una
sociedad. Sin embargo, cuando se produce una falta, esta será estudiada y
valorada según los elementos del delito.
La explicación causal del delito parte de un concepto ideal o idealizado
de conducta; en el comienzo de su análisis, concibe a la acción como un
movimiento voluntario físico o mecánico que produce un resultado
captado por el tipo penal, desplazando el análisis y valoración de su
finalidad, principalmente, al momento de ocuparse del elemento del delito
denominado culpabilidad.
De las múltiples definiciones de delito, la más corriente es aquella que lo
considera como una conducta, típica, antijurídica y culpable, dejando para
la teoría de la pena la característica de su punibilidad.
Es responsabilidad de todos, tener buena conducta, por eso, se busca a
través de los elementos del delito, poder hallar cualquier razón o causa
que haya creado ese mal acto a la sociedad.
El delito:
El estudio del delito opera en aquello que le es común a todos
los hechos punibles en general. Para ello debemos analizar
distintas concepciones del delito.
El delito fue siempre una valoración de la conducta humana
condicionada por el criterio ético hegemónico de la sociedad de
la época.
Más allá de las leyes, se conoce como delito a toda aquella
acción que resulta condenable desde un punto de vista ético o
moral.

Tipos de delito:
En el sentido judicial, es posible distinguir entre un delito
civil (la acción que se desarrolla intencionalmente para dañar
a un tercero) y un delito penal (que además se encuentra
tipificado y castigado por la ley penal).
Existe una clasificación bastante amplia de los
distintos tipos de delito. Un delito doloso es aquel
que se comete con conciencia, es decir, el autor
quiso hacer lo que hizo. En este sentido, se
contrapone al delito culposo, donde la falta se
produce a partir de no cumplir ni respetar la
obligación de cuidado. Un asesinato es un delito
doloso; en cambio, un accidente donde muere una
persona es un delito culposo.
Un delito por comisión, por su parte, se produce a
partir del comportamiento del autor, mientras que
un delito por omisión es fruto de una abstención.
Los delitos por omisión se dividen en delitos por
omisión propia (fijados por el código penal) y
delitos por omisión impropia (no se encuentran
recogidos en el código penal).
Teoria del delito:
Básicamente, la Teoría del Delito dice que aquel que cometa un
hecho ilícito tendrá que enfrentarse a una serie de consecuencias
que hacen referencia a la pena en sentido estricto, medidas de
seguridad, a las consecuencias accesorias (penas de comiso,
beneficios) y la reparación del daño.
Esta última se resuelve mediante procesos de justicia
restauradora que buscan de manera más amplia no la sanción,
sino una apuesta común para conseguir la reparación del daño.
Buscan un acuerdo entre el infractor y el afectado.
Además, se encarga de definir las características generales que
debe tener una conducta para ser imputada como un hecho
punible. Para llegar a esta concepción, tuvo que transcurrir una
larga evolución en la dogmática penal.
Elementos del delito:
Los elementos del delito son el conjunto de características que
componen el delito, es decir, aquellas que tiene cualquier hecho
delictivo para ser considerado como tal. Dichos elementos, se
estudian según la teoría general del delito dentro del derecho
penal.
1) Defina la acción / Conducta
La conducta es el primer elemento básico del delito, y se define como el comportamiento humano
voluntario, positivo o negativo, encaminado a un propósito. Lo que significa que sólo los seres
humanos pueden cometer conductas positivas o negativas, ya sea una actividad o inactividad
respectivamente. Es voluntario dicho comportamiento porque es decisión libre del sujeto y es
encaminado a un propósito porque tiene una finalidad al realizarse la acción u omisión.
La conducta puede ser de acción o de omisión y esta última se subdivide en omisión simple y
comisión por omisión. La conducta tiene tres elementos:
a) un acto positivo o negativo (acción u omisión).
b) un resultado.
c) una relación de causalidad entre el acto y el resultado.
La acción en sentido estricto, es la actividad voluntaria realizada por el sujeto, consta de un elemento físico
y de un elemento psíquico, el primero es el movimiento y el segundo la voluntad del sujeto. Así pues, la
omisión, dice Cuello Calón, es: "la inactividad voluntaria cuando existe el deber jurídico de obrar". La
omisión tiene cuatro elementos:
a) Manifestación de la voluntad.
b) Una conducta pasiva. (inactividad).
c) Deber jurídico de obrar.
d) Resultado típico jurídico.
En los delitos de omisión simple, se sanciona la omisión y en los de comisión por omisión, no se sanciona
la omisión en sí, sino el resultado producido.
Todo delito implica una acción u omisión voluntaria llevada a cabo por un individuo, y que da origen al
delito. Dichas acciones deben ser intencionales, voluntarias y conscientes, de modo que un sonámbulo, un
demente o una persona inconsciente no son culpables de las acciones u omisiones cometidas, como
tampoco lo es un epiléptico de los espasmos de su cuerpo.
Se entiende que hay ausencia de la conducta en casos como:
a. La fuerza humana física superior e invariable se ejerce en contra de voluntad de alguien, conocida como
Vis absoluta.
b. La vis mayor, una fuerza mayor imposible de evitar o prever qué proviene de la naturaleza.
c. Otros: Actos reflejos, hipnosis, estados de inconsciencia como el sueño o el sonambulismo.
2) Tipicidad:
Una vez identificada la conducta, se determina en el plano real recogido en
la legislación. Esta es un elemento para configurar el delito.
Si no hay tipicidad, el delito no puede existir. En ese sentido, el acto
delictivo debe considerarse como tal dentro del código penal.
La tipicidad es la adecuación de la conducta al tipo penal, es decir, que
incluya los elementos que fundamentan lo injusto específico de una figura
delictiva, o sea, al tipo de delito del que se trata, cuáles son sus
características y elementos prohibitivos, etc.
En este sentido diversos autores han dado su definición de tipicidad; dentro
de las más importantes tenemos la expresada por Francisco Blasco y
Fernández de Moreda, la cual dice: "la acción típica es sólo aquella que se
acomoda a la descripción objetiva, aunque saturada a veces de referencia a
elementos normativos y subjetivos del injusto de una conducta que
generalmente se reputa delictuosa, por violar, en la generalidad de los
casos, un precepto, una norma, penalmente protegida"
A los efectos de la imposición de una pena, no interesan las conductas
antijurídicas y culpables que no sean típicas porque no están
contempladas en el catálogo de delitos del Código Penal. Del universo de
hechos ilícitos, el legislador penal, mediante la técnica del tipo legal,
selecciona todos aquellos hechos que por la gravedad o la forma de
afectación del bien jurídico protegido, considera merecedores de pena.
Por esto el Derecho Penal, a diferencia de otras ramas del derecho, es
considerado como un sistema cerrado o discontinuo de ilicitudes en el
que no cabe la extensión de la responsabilidad penal por medio de la
analogía o de otra técnica de interpretación similar que no se ajuste a los
contenidos expresamente establecidos en los correspondientes tipos
penales.
Un caso especial es el de la omisión impropia, en el que sin estar
expresamente descrita la conducta debida, por la especial posición de
garante del autor, su conducta equivale a una conducta prohibida de un
tipo penal activo.
Básicamente, los tipos dolosos se caracterizan por describir a
la conducta cuya finalidad coincide con la realización de
todos los elementos constitutivos del tipo penal; en este caso,
la finalidad en sí misma es el dato determinante de la
prohibición; admite diferentes grados según se trate de dolo
directo de primer grado (el autor persigue directamente la
producción del resultado); dolo directo de segundo grado o
de consecuencias necesarias (el autor persigue un resultado
que conllevará necesariamente la producción de otro); y dolo
eventual (el autor no persigue directamente el resultado pero
lo acepta en su voluntad al actuar de manera indiferente
frente a la lesión del bien jurídico protegido).
En cuanto a la ausencia de tipicidad de la conducta porque
no están dados los elementos objetivos, constitutivos del tipo
penal, pueden presentarse diferentes situaciones, entre las
que cabe destacar la falta o ausencia de tipo por falta de
idoneidad del objeto, del sujeto activo o del pasivo.
3) Antijuridicidad
La antijuridicidad la podemos considerar como un elemento positivo del delito, lo que implica ser
ilícita, contraria al derecho, es decir, cuando una conducta es antijurídica, es considerada como delito.
Para que la conducta de un ser humano sea delictiva, debe contravenir las normas penales, es decir, ha
de ser antijurídica.
La antijuridicidad es lo contrario a Derecho, por lo tanto, no basta que la conducta encuadre en el tipo
penal, se necesita que esta conducta sea antijurídica, considerando como tal, a toda aquella definida por
la ley, no protegida por causas de justificación, establecidas de manera expresa en la misma.
Así, los delitos son actos antijurídicos, declarados como tales cuando se los compara con lo
contemplado en el ordenamiento jurídico de la nación. Los eventos antijurídicos carecen de
justificación posible, ya que incumplen una norma jurídica explícita.
La causa de justificación, es cuando es un hecho presumiblemente delictuoso falta la antijuridicidad,
podemos decir: no hay delito, por la existencia de una causa de justificación, es decir, el individuo ha
actuado en determinada forma sin el ánimo de transgredir las normas penales, Así, si un hombre ha
matado a otro, en defensa de su vida injustamente atacada, estará en una causa de justificación,
excluyéndose la antijuridicidad en la conducta del homicida.
Este elemento aparece como consecuencia de la tipicidad. En derecho penal, es un elemento del delito
que hace referencia a los actos que incumplen alguna norma explícita del ordenamiento jurídico. Es
decir, cuando la conducta realizada es contraria al derecho y permite determinar que el hecho
cometido es una infracción, por lo tanto, se aplicará la pena en consecuencia.
En el aspecto finalista y material, la antijuridicidad conlleva la afectación del bien jurídico protegido
por la conminación penal específica, ya sea en su modalidad de daño o lesión (delitos de resultado) o
en la de peligro y perturbación (delitos de peligro y tentativa). El bien jurídico penalmente protegido
cumple la función de determinar el sentido y alcance de la prohibición, sin cuya existencia la
antijuridicidad devendría en un concepto meramente abstracto y formal, caracterizado únicamente por
el incumplimiento del deber o por la imposición del deber por el deber mismo (concepto autoritario
del Derecho Penal).
Como principio general, lo importante para afirmar la existencia de las
causales de justificación, consiste en la coincidencia de sus elementos
objetivos y subjetivos (en este contexto podemos hablar de un tipo
permisivo). Basta que falte cualquiera de éstos para que la conducta
típica resulte antijurídica.
Por ejemplo, si en la legítima defensa no se trata de una verdadera
agresión sino de la broma pesada de un amigo (ausencia de elemento
objetivo), podrá existir legítima defensa putativa (error de prohibición)
que tenga efecto a nivel de culpabilidad de la conducta, pero la misma no
por ello dejará de ser antijurídica.
Otro aspecto importante en este punto consiste en la capacidad
psicológica necesaria para reconocer los elementos objetivos de la causa
de justificación y para comportarse de acuerdo a esta comprensión; caso
contrario los sucesos tendrán una mera significación objetiva, a lo sumo,
casual o coincidente, pero no responderán a una verdadera voluntad del
autor de conducirse conforme a las prescripciones del derecho.
4) Culpabilidad
El concepto de la culpabilidad, dependerá de la teoría que se
adopte, pues no será igual el de un psicólogo, el de un normativista
o el de un finalista. Así, el primero diría, la culpabilidad consiste en
el nexo psicológico que une al sujeto con la conducta o el resultado
material, y el segundo, en el nexo psicológico entre el sujeto y la
conducta o el resultado material, reprochable, y el tercero,
afirmaría, que la culpabilidad es la reprochabilidad de la conducta,
sin considerar el dolor como elemento de la culpabilidad, sino de la
conducta. La culpabilidad en la tesis finalista se reduce a la
reprochabilidad y a diferencia de la teoría normativa el dolor y la
culpa no son elementos de la culpabilidad porque son contenido del
tipo. "la culpabilidad es, por lo tanto, responsabilidad, apartándose
consecuentemente de los normativistas mantienen el dolo y la culpa
en la culpabilidad, constituyendo como se afirma por un sector de
cosas no pueden mezclarse".
El concepto de culpabilidad como tercer aspecto del delito y de acuerdo a la
definición anterior, nos señala cuatro importantes elementos que la conforman y son:
una ley, una acción, un contraste entre esta acción y esta ley, y el conocimiento de
esta situación, según lo manifestó Maggiore.
Ante una acción antijurídica, el juicio que se aplica al sujeto es la culpabilidad. Así
pues, la culpabilidad es la posición en la que se sitúa una persona imputada y
responsable del incumplimiento de la ley, que pudiendo haber optado por una
conducta adecuada no lo hizo y, en consecuencia, el juez le declara merecedor de una
pena.
En otras palabras, se trata de una relación psicológica del autor del delito respecto al
acto cometido, de acuerdo a cuatro formas generales de culpa o responsabilidad:
•Imprudencia. Cometer un delito por acción, pudiendo hacer de más para evitarlo.
•Negligencia. Cometer un delito por inacción.
•Impericia. Cometer un delito debido a carecer de los conocimientos mínimos
necesarios para hacer lo que se hacía.
•Inobservancia de reglamentos. Ocurre cuando se vulneran las reglas conocidas o
cuando teniendo conocimiento de que existen reglamentos, se los desconoce.
La culpabilidad es un elemento básico del delito y es el nexo
intelectual y emocional que una al sujeto con el acto delictivo. El
principio de culpabilidad tiene dos manifestaciones: una a nivel de
tipicidad, según el cual no existe responsabilidad penal si el
resultado no le puede ser imputado al autor del hecho por lo menos
a título de culpa, razón por la cual no deberían existir delitos
calificados por el resultado; si existen, los correspondientes tipos
penales serían inconstitucionales; otra a nivel de culpabilidad,
según el cual no existe responsabilidad penal si el derecho no le
puede exigir al autor, considerado como hombre medio o normal,
tomando en cuenta las condiciones y circunstancias de su conducta,
un comportamiento diferente, ajustado a derecho.
Esta valoración puede variar según el tipo penal que se esté
considerando (no es lo mismo el grado de comprensión para un
complejo delito económico que para un asesinato) y según el tipo
de enfermedad mental e intensidad de la misma que aqueja al autor.
Recomendaciones:
Con el objeto de prevenir los delitos más comunes, la Secretaría de Seguridad pone a su
disposición una serie de recomendaciones:
•El delito debe medirse en forma precisa y confiable mediante sistemas auditados
exhaustivamente.
•El delito debe clasificarse de una manera que resulte útil para la prevención.
•El delito debe analizarse en diversas unidades o categorías: delincuentes, redes criminales,
víctimas, microzonas (“zonas calientes”), comunidades, horarios y días de la semana, entre
otras.
•Deben establecerse prioridades de prevención entre los tipos de unidades según el grado de
daño ocasionado por las distintas clases de delitos.
•Una minoría fuerte, o una pequeña proporción de todas las unidades de conducta criminal,
ocasiona la mayor parte del daño de la mayoría de los tipos de delitos.
•La eficiencia de la prevención del delito puede ser mayor cuando los recursos se concentran
en las unidades de minorías fuertes, identificadas mediante pronósticos formulados a partir de
su comportamiento anterior.
•La mejor forma de determinar la eficacia de la prevención del delito es mediante pruebas de
campo que comparen las tasas de criminalidad entre personas, zonas u otras unidades de
análisis bajo distintos programas.

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