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En definitiva, esa imposibilidad de acuerdos es lo que caracteriza a las CS. Sociales. Por
eso, es posible situar estos posicionamientos en torno a la definición efectuada por Kuhn de
las ciencias sociales como pre-paradigmáticas y la discusión introducida por Follari al
redefinirlas como a-paradigmáticas.
La noción de paradigma de Kuhn nos remite a las condiciones histórico-sociales que hacen
que las ciencias funcionen de determinada manera. Para comprender esta noción de
paradigma, como una matriz disciplinar de lo científico, se pueden tomar varios elementos,
tales como: las leyes y los supuestos teóricos, y su eventual aplicación a diversos tipos de
situaciones, las técnicas instrumentales y las prescripciones metodológicas. Y en este
sentido, Kuhn sostiene que, “Lo que distingue a la ciencia normal, de la actividad
desorganizada de la pre-ciencia es la falta de desacuerdo en lo fundamental. En base a ello
va a plantear que, entonces, las ciencias sociales serían pre-paradigmáticas por el hecho de
no estar caracterizadas por acuerdos o consensos, es decir que: “aún no están maduras, y
cuando arriben a los acuerdos propios de las disciplinas más avanzadas, se configurarán
como ciencias” (Follari).
En este punto, también podemos introducir la perspectiva planteada por Follari, quien
catalogaba a las Cs Sociales como a-paradigmáticas. Con esta distinción, destacaba que
las ciencias sociales no estarían preparándose para una madurez futura sino que
nunca habrá acuerdo entre las distintas teorías, simplemente, porque no puede
haberlo. Así, las ciencias sociales de ningún modo podrán convertirse en paradigmáticas,
ya que el desacuerdo en ellas es inevitable, es decir que, cuando miramos el mundo social,
lo hacemos desde nuestro posicionamiento político-ideológico. En este sentido, el
conocimiento puede ser pensado, entonces, como el resultado de un proceso
históricamente construido.
Pero afirmar la inexistencia de paradigmas en Cs. Sociales no quiere decir que no existan
“comunidades científicas” dentro de la Psicología ni que dentro de éstas no existan los
“científicos de la ciencia normal” a los que hace referencia Kuhn. Lo que se plantea es que
no habría una gran comunidad científica regida por un solo paradigma, sino que hay
acuerdos “en la comunidad científica”.
Las ideas que plantean estas tres construcciones son contradictorias: la conciencia es la
construcción principal, y luego tenemos dos reacciones a ella que se formulan a fines del
siglo XIX y principios del XX, conducta e inconsciente. Estas dos reacciones proponen que
el sujeto no se agota en lo que sabe, en lo que puede comprender. Por ese motivo es que
estas reacciones plantean que por fuera de la conciencia hay dimensiones que no se
tomaron en cuenta y que deben retomarse. En el caso del conductismo, EL HACER. Con
respecto a la teoría freudiana, EL ICC, LA PALABRA y EL DESEO.
Por otro lado, si tomamos a la conciencia como una primera construcción que permitió el
desarrollo de nuevas posiciones y enfoques psicologicos, resulta importante mencionar a
Wundt (estructuralismo) como un autor que toma la conciencia como su objeto de estudio.
Estudiarla implicaba investigar fenómenos o procesos psicológicos básicos, como: las
sensaciones, los pensamientos y los sentimientos. Wundt pretendía constituir a la
Psicología en una ciencia y, para ello, desarrolló un método de medición y experimentación
que la vinculaba con las ciencias físico-naturales.
Watson discutirá este objeto de estudio, planteando que no hay que hablar más de
conciencia porque es un concepto filosófico y religioso, que no se encuadra como científica.
A través de estas ideas deja en claro su posición: la conducta es todo lo que no es
conciencia. La conducta será reducida a lo observable y objetivamente comprobable, y se
definirá como respuestas o reacciones del “organismo” a estímulos. Desde esta postura,
para entender lo que sucede no importa lo que el sujeto sintió o pensó, sino lo que hizo
concretamente, es decir, lo observable, lo realizado concretamente, y es esta instancia la
que representa al sujeto.
Freud, por su parte, plantea que si analizamos la palabra inconsciente encontramos que
contiene en sí misma a la palabra conciencia. Con esto podemos decir que se está
refiriendo a la conciencia cartesiana, pero para descentrarla, para establecer límites, ya que,
según Freud, la conciencia se empieza a mostrar fragmentaria e insuficiente, como no
pudiendo dar cuenta de todas las cuestiones del sujeto.
La conciencia como gran concepto que aparece en el siglo XVII, pretendiendo representar
la totalidad del sujeto, pero quedará descubierta mostrando falencias e insuficiencias. En
ese contexto, Descartes define al sujeto como el dueño de sus saberes, autónomo y
autosuficiente; planteando un sujeto que conoce el mundo a partir de la razón. Freud, al
contrario, postula un sujeto “ciego” para conocerse a sí mismo. Por medio de formaciones
del inconsciente (chistes, lapsus, sueños, actos fallidos) se puede entender la no autonomía
de la conciencia. Estas formaciones son para la psicología de la conciencia y de la conducta
erróneas; son irrelevantes para la ciencia. Pero todo lo que las “ciencias” van descartando
por considerar poco objetivo ni científico, será de algún modo retomado por Freud.