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El observador presenta una doble ventaja sobre los aparatos: comprensión personal y
formación profesional.
La presencia de un observador modifica el campo de observación, a eso hay que sumarle la
interferencia en el grupo, la cual va a desaparecer a medida que el grupo se acostumbre a
su presencia. Pero a pesar de esto, es la simple existencia del observador la que de alguna
manera despierta fantasmas (fantasías), es decir, que le da una posición fantasmática.
El observador en el "proceso":
Con respecto al rol (del observador), éste se define y delimita por el "encuadre" que se
utilice, es decir, por la forma de su participación y el grado de la misma, así como el
contenido de las notas derivarán del tipo de encuadre empleado.
En este sentido, con encuadre se hace referencia a aquello que no cambia, es lo que hace
posible el mantenimiento y delimita la función del observador, es decir que un encuadre
conocido y controlable, permite un rol conocido y controlable.
Las conclusiones a las que se llega a partir de las notas del observador y las crónicas de la
sesión permiten comprender la dinámica de los fenómenos de grupo. Pero esta
comprensión estaría limitada si no tomamos esas notas y crónicas como una parte del
proceso general, es decir, de la situación total del grupo, ya que no debemos olvidar que el
observador es un elemento de un conjunto, de un equipo técnico.
Para analizar la función del observador dentro del grupo, no hay que tener en cuenta solo el
encuadre, sino que también se debe tomar al observador como parte de la situación grupal,
es decir, del proceso, ya que la inclusión del observador no afecta la producción de
fenómenos dentro del grupo. Al análisis también hay que sumarle la observación de tres
puntos que permiten un estudio exhaustivo del rol:
● ¿Qué es el observador?
1. Para el grupo;
2. Para el coordinador;
3. Para el observador, en tanto persona que mira.
Este análisis es profundo pero no completo ya que solo nos limitamos a los procesos que
afectan la imagen del observador y aquellos que permiten el acostumbramiento del grupo.
El observador y el encuadre:
El encuadre vendría a ser “un no proceso dentro de cuyos límites el proceso se produce"
(Bleger). Y dentro de este se incluyen las constantes como el rol del equipo técnico, el
conjunto de factores espacio-temporales y una parte de la técnica. Por el otro lado, están
las variables que vendría a ser el proceso. Por último está el conjunto (constantes y
variables) que representa la situación total (la situación grupal), es decir, el territorio donde
se manifiestan los fenómenos.
Un punto clave es la estructuración del encuadre, desde un sentido ambiguo el hecho de
ser un no proceso dentro de un proceso analítico se presenta como una característica
principal. En este punto entra en juego otro factor clave que es la explicitación del
encuadre, es decir, la formulación de reglas a cumplir, cuyo contenido dependerá del marco
teórico que se utilice. Esta explicitación forma parte del encuadre y nos lleva al contexto
contrario, es decir, a uno más implícito, donde la presencia del observador sólo se
manifiesta cuando este falta. En este sentido, el encuadre no se percibe cuando se quiebra
sino que la falta de un elemento clave como el observador es lo que resalta su presencia.
Para que se produzca este proceso de implicitación es necesario que el encuadre sea, en
cierta medida, negado. Se utiliza este mecanismo de negación en diferentes grados, como
un intento de eliminar la figura del observador, a la vez que este está incorporado…. “Es
como una existencia inexistente. Está ahí, siempre presente, pero como presente debe
estar ausente, y del que no se debe hablar. Tomar conciencia de su existencia permanente
en el campo destruye la ilusión, su existencia disociada y muda lo ayuda y ayuda al
proceso..."