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Importancia del conductismo paradigmático

Montgomery, W. (2021). Conductismo, libertad y liberalismo: Desencuentros históricos y posibilidades de


conciliación filosófica, política y económica. Teoría y Práctica: Revista Peruana De Psicología, 3 (2), 1-16.

En consonancia con esto, Staats (1972, 1997), desde su variante de “conductismo psicológico”, dejó en claro
que un enfoque conductista no tiene por qué prescindir ni de la responsabilidad, ni de la creatividad, ni de la
intención, ni del autogobierno; señalando que una interpretación correcta de la interacción humana con su
ambiente debe incluir los repertorios aprendidos por el propio individuo en el transcurso de esa interacción.
Así, el individuo no está al margen, no es un receptáculo pasivo, sino que toma parte en la determinación de
lo que hace, es tanto efecto como causa. La responsabilidad “moral” se sustituye por una responsabilidad
“causal”, o sea aquella “que tiene efectos sistemáticos en otros individuos y en la sociedad”, y por tanto no
puede evadirse (Staats, 1972; p. 17).

Álvarez, L. Y. (2010). Psicopatología y complejidad. Rev. Fac. Nac. Salud Pública ,28(2), 169-173.

El paradigma de la complejidad sigue una ruta comprensiva


del comportamiento que incluye lo contradictorio,
lo paradójico, lo borroso, lo discontinuo en él; es
decir, hay tanto de predicción como de incertidumbre,
hay tanto de certeza como de duda, hay tanto de control
como de impredictibilidad en el análisis del comportamiento
del individuo, y estas inclusiones explicativas lo
confrontan y distancian de la manera como se acerca el
enfoque comportamental a su unidad de análisis (la conducta),
ya que lo hace desde una mirada rigurosamente
predictiva, controladora, como es lo propio de la ciencia
moderna.
Esto hace que sus valores discrepen del enfoque
de la complejidad, ya que están basados en valores
de orden, armonía y perfección.

Se habla así de una simplificación de la realidad por


parte de la ciencia del comportamiento, en tanto que no
aborda en éste otras propiedades que lo caracterizarían,
tales como la contradicción, la ambigüedad, la impredictibilidad,
que coexisten en el comportamiento del individuo
haciéndolo complejo (5). Por su parte, si bien el
enfoque comportamental mantiene los valores ya aludidos,
la comprensión del objeto de estudio o conducta ha
sido objeto de explicaciones cada vez más complejas,
aunque desde las particularidades paradigmáticas que
le son propias al enfoque, como puede apreciarse en
el conductismo contextual, el conductismo psicológico
de Staats o en el conductismo relacional, en el cual las
relaciones recíprocas o de múltiple contingencia entre
los estímulos, los reforzadores y el organismo inauguran
una relación compleja de interacciones entre los elementos
implicados en la explicación del comportamiento (6-
8). Por otra parte, el conductismo psicológico de Staats
incorpora el aprendizaje complejo basado en las leyes
del aprendizaje. (p. 170)

Staats plantea que en el comportamiento del individuo,


los aprendizajes generales y particulares se van reuniendo
en un repertorio comportamental complejo,
Lo histórico del aprendizaje

Singularidad

Profundiza a estratos emocionales (fenómenos internos)

La conducta como algo afectivo

La teoría de la complejidad

Coyuntura entre lo social y lo individual

Texto

Una vez conceptualizada la propuesta teórico-práctica del conductismo


paradigmático, resulta posible figurar su importancia ya desde un plano general.
Desde antecedentes como Skinner, Watson o inclusive el mismo Pavlov, Arthur
Staats puntualiza un quiebre en las tradiciones conductuales que se posicionaban
desde la mirada predictiva y, especialmente, controladora de los fenómenos
comportamentales (Álvarez, 2010). Por lo tanto, en una lectura desde los
paradigmas de la complejidad, el conductismo paradigmático permite una apertura
a la multiplicidad de contingencias “entre los estímulos, los reforzadores y el
organismo –que- inauguran una relación compleja de interacciones entre los
elementos implicados en la explicación del comportamiento” (Álvarez, 2010, p.
170).

Por lo tanto, al plantear un comportamiento configurado desde los


aprendizajes generales y particulares, la noción de su sujeto y objeto de estudio se
amplían a posibilidades de contradicción, paradojas, ambigüedades y el primado
de lo impredecible (Álvarez, 2010). Lo anterior se sustenta en el previamente
desarrollado hincapié que el conductismo paradigmático efectúa en la singularidad
de las subjetividades profundizando en estas, sus estratos emocionales y
fenómenos internos. No obstante, esto se comprende sin perder la ya mencionada
noción histórica del aprendizaje individual –en la medida que se sitúa en un
contexto reconocido y determinado- y su coyuntura con el campo de lo social y sus
procesos.

En efecto, el conductismo paradigmático propone la conducta como hecho


cognitivo, social y afectivo. El individuo se estudia e interviene a razón de su
colectividad en la interpretación de consideraciones ambientales e interaccionales.
En otras palabras, específicamente de Staats (1972) como se citó en Montgomery
(2021), “el individuo no está al margen, no es un receptáculo pasivo, sino que
toma parte en la determinación de lo que hace, es tanto efecto como causa” (p. 4).

Conclusión

Frente a las corrientes del conductismo radical, el conductismo paradigmático se posiciona como
una propuesta que habilita el espacio para una práctica psicológica situada desde la complejidad y
con una apertura a nociones contextualizadas sobre el comportamiento. Esto no únicamente
permite pensar nuevos conductismos, sino que podría acercarse –más o menos- a un conductismo
alineable con lecturas críticas de lo social, lo individual y lo comportamental. En consecuencia, es
otra epistemología, otra ciencia, y otras formas de psicología reformada.

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