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Escuela de educación secundaria Nuestra

Señora de la Misericordia

CUADERNILLO DE
PRÁCTICAS DEL
LENGUAJE
Ciclo lectivo 2024

Cursos: 1er año A, B y C


Profesoras: Daniela Guenzati y
María Agustina Rodríguez Mares
Géneros discursivos

Cada vez que interactuamos, dado que el hombre es un ser social y por lo tanto vive
inserto en una sociedad, nos estamos comunicando ya sea entre nosotros o bien con diferentes
instituciones de diversos espacios. A su vez, cada ámbito en el cual nos comunicamos tiene su
propia dinámica de interacción, por lo que no nos comunicamos siempre de la misma manera,
sino que tenemos en cuenta si estamos en el recreo, ante el profesor del curso, ante un familiar,
etc.

Ahora bien, para comunicarnos ninguno de nosotros negaría que hacemos uso del
lenguaje y si bien cada uno lo usa de manera individual, el lenguaje es un fenómeno
eminentemente social que se adquiere, como vimos, en situaciones comunicativas concretas
que generan determinadas manifestaciones o expresiones a las que denominamos DISCURSOS
(formas específicas a través de las cuales nos comunicamos). Debido a que estas manifestaciones
del habla son estereotipadas, esto quiere decir que tienen cierta estabilidad en las mismas
situaciones comunicativas, es que decimos que son genéricas y por eso su nombre de GÉNEROS
DISCURSIVOS.

Por lo anterior, es que sostenemos que los géneros discursivos son formas reconocibles y
compartidas por los hablantes, quienes identifican los géneros sobre todo por su formato externo
(estructura) y por el contexto (tiempo y espacio) en que suelen producirse. Por esto tenemos que
tener en cuenta que cada género discursivo responde a la necesidad de conseguir, de manera
satisfactoria, una intención comunicativa (se persigue un objetivo- desear lograr algo con mi acto
comunicativo) determinada. En definitiva, son los géneros discursivos los que distinguen una
carta comercial, de un sermón, una noticia periodística, una receta, una conferencia, un brindis,
un relato, un contrato o una entrevista radiofónica, por ejemplo.

Ahora bien, existen tres aspectos obligatorios de los géneros discursivos a los que
denominamos propiedades discursivas que son:

● El tema o contenido del que tratan.


● El estilo (siempre en relación con la intención comunicativa y por lo tanto con el tipo de
discurso que construiré), representado por el vocabulario que cada emisor elige, las
frases, el tono formal o informal, etc.

● La composición o estructuración (organización del discurso), es decir, la forma en que se


presenta el discurso de acuerdo con su intención comunicativa. Por ejemplo, argumentar,
explicar, contar, dar una orden, expresar un ruego, etc.

Cualquier TEXTO se construye sobre la base de estos aspectos obligatorios de un discurso


y es a partir de los textos que estudiamos las particularidades discursivas.

Hubo un lingüista ruso llamado Mijail Bajtín que diferenció los géneros discursivos en dos
grandes grupos: (si los GD son generados a partir de la práctica humana, habrá tantos géneros
como prácticas haya… por lo tanto, será difícil clasificarlos…)

● Géneros primarios o simples: son los que corresponden con la comunicación cotidiana,
oral o escrita. Las conversaciones que se realizan en las diferentes áreas de la vida
cotidiana entran en este género y se caracterizan por ser sencillas, espontáneas (no hay
demasiada elaboración en su construcción) y en la mayoría de las ocasiones respuestas
inmediatas de una conversación. Las frases elocuentes, interjecciones, órdenes, diálogos
cotidianos, cartas, onomatopeyas, los diálogos del tipo cercano, saludos, etc.

● Géneros secundarios o complejos: son mucho más amplios, complejos y mucho más
elaborados. Nacen y se crean a partir de los géneros primarios, en su mayoría son escritos
y pasan obligatoriamente por un proceso de planificación, es decir que no son
espontáneos. Tomando en cuenta esas características, una novela, una película, una obra
teatral, un discurso político, un informe científico, un musical, entre otros, son ejemplos
pertenecientes a este. (toman y reelaboran a los GDP…)

Cabe destacar que los textos que se leen como literarios, por ejemplo una novela, un
cuento, una obra de teatro o una poesía se relacionan con la actividad humana vinculada con la
creatividad y el arte y a estos se los denomina GÉNEROS LITERARIOS y se los puede clasificar en
tres grandes grupos:

Géneros literarios (GDS) Características generales

Características generales Pertenecen a este género aquellos textos


cuyas historias (desarrolladas por personajes)
están relatadas por un narrador, entre otros
aspectos a considerar. Por ejemplo: las novelas, los
cuentos, las leyendas, los mitos, etc.

Género Lírico-Poético Pertenecen a este género aquellos textos


que representan al “yo” lírico o poético en la que
la subjetividad del “autor” se expresa
(sentimientos y contemplación sensible).

Género Dramático (drama: acción) Pertenecen a este género aquellos textos


pensados tanto para ser representados como
leídos. En estos textos sabemos lo que ocurre en la
historia, gracias al desarrollo directo de los
diálogos y acciones de los personajes.
Actividades:

Luego de la lectura del texto explicativo sobre los géneros discursivos, te propongo resolver las
siguientes consignas de trabajo:

1. Subrayá las ideas de cada párrafo que te parezcan más importantes o relevantes,
2. Leé los siguientes ejemplos, reflexioná y responde:
3. Leé los siguientes textos y luego decí:
a. si son discursos;
b. ¿por qué?;
c. clasificalos según los dos tipos de géneros discursivos que hemos estudiado:
Ejemplo 1:

Conversación telefónica

- ¡Hola, ma! ¿Cómo estás?

- ¡Bien, bien! ¿vos?

- Bien. Cuchame… Te hablo rápido, porque estoy por entrar en el médico… Acordate que mañana a
las 5 es el partido de Nacho. Te pasamos a buscar a las 4 y media.

Ejemplo 2:

Desvelada (Gabriela Mistral)

Como soy reina y fui mendiga, ahora

vivo en puro temblor de que me dejes,

y te pregunto, pálida, a cada hora:

«¿Estás conmigo aún? ¡Ay, no te alejes!»

Quisiera hacer las marchas sonriendo

y confiando ahora que has venido;

pero hasta en el dormir estoy temiendo

y pregunto entre sueños: «¿No te has ido?»


La Narración literaria

La narración ha estado presente en todos los tiempos, en todos los lugares y en todas las sociedades.
Comienza con la historia de la humanidad y no hay, ni ha habido ningún pueblo que no cuente con relatos
diversos. Es por esto, que se puede afirmar que el relato estuvo siempre presente en la vida del hombre.

La palabra narración proviene de la palabra latina “gnarus” que significa conocedor, experto. Esto quiere
decir, que quien conoce la historia es quien puede contarla.

Existen una gran variedad de textos narrativos y dentro de esta trama discursiva, se encuentran las
narraciones literarias, cuya característica principal es que son ficcionales. Es decir, que los acontecimientos
que se narran y los personajes que llevan adelante esas acciones, no han existido en la realidad o quizás sí,
pero lo importante es que esas historias fueron creadas por alguien, es decir que son producto de la
imaginación de una persona. Además, este tipo de narraciones tiene en general, un fin u objetivo de tipo
estético, porque quienes crean estas historias seleccionan cuidadosamente las palabras y la forma de
combinarlas para que sean del agrado del lector/oyente.

Como se dijo, la historia es llevada adelante por personajes que realizan las acciones y que hacen, de
algún modo, “avanzar” la historia. Pero también, debemos tener en cuenta que nos encontramos con una “voz”
que es quien cuenta la historia, esta voz se la conoce con el nombre de NARRADOR. Es común encontrar
narraciones en donde las acciones se desarrollen en un lugar y en un tiempo determinado, pero esto no es
siempre así, es decir que el contexto puede no estar especificado.

En cuanto al tiempo de la narración, es posible encontrarla organizada de manera cronológica, es decir,


que las acciones se cuentan tal cual sucedieron, una después de la otra y sin saltos temporales, pero también
es posible toparnos con narraciones en donde este tiempo se altere y los hechos se cuenten de otra manera
diferente. En el caso de que los hechos sean contados hacia el pasado, se denomina analepsis, mientras que
si lo hacen hacia el futuro, se llama prolepsis. Es posible decir también, que los hechos se encadenan en una
sucesión de acontecimientos lógicos, respetando las leyes de causa-efecto SIEMPRE.

En relación con las acciones, podemos reconocer en toda narración a las principales y a las
secundarias. Con respecto a las primeras, éstas se consideran indispensables para el desarrollo de la historia,
ya que son las que hacen avanzar el relato. Por lo tanto, no pueden modificarse ni suprimirse, ya que la
modificación cambiaría por completo la historia. Estas acciones son las que conforman los núcleos narrativos
de acción. En tanto las segundas, son los hechos que agregan información o anécdotas al relato, pero que no
son imprescindibles.

Todas estas acciones conforman lo que se denomina como secuencia narrativa y en ella se pueden
distinguir tres partes a saber:
● Situación inicial: aquí se presenta el marco de la historia, es decir, la descripción de los
personajes, los datos de la época y el lugar donde suceden los acontecimientos. En esta primera
parte, todo tiene un equilibrio y balance determinado que luego cambiará, producto del nudo.
● Nudo o conflicto: se producen acciones que rompen con la situación de equilibrio inicial. Pueden
aparecer una o varias situaciones conflictivas que se desarrollan en diferentes secuencias
narrativas.
● Situación final o desenlace: se producen acciones que resuelven, positiva o negativamente, el
nudo y devuelve el equilibrio inicial o produce uno nuevo.

Personajes

Los personajes son seres creados por el autor que llevan a cabo las acciones del relato. Los mismos
pueden representar a seres humanos, animales o seres sobrenaturales entre otros. Según la importancia que
tengan en el relato, pueden clasificarse en: principales y/o secundarios. Los principales se destacan porque
sus acciones hacen avanzar el relato y son quienes llevan a cabo las acciones principales. Mientras que los
secundarios, dependen del protagonista y actúan a partir de lo que él lleva a cabo.

El autor y el narrador

Toda narración tiene una voz que relata los sucesos y a través de la cual conocemos el marco narrativo
y los hechos que acontecen. Esta voz, que es también ficcional, es la del narrador y por tanto es una creación
literaria. No debe confundirse con el autor/escritor de la historia.

Tipos de narrador: De acuerdo con la participación que tiene en el relato esa voz y el grado de
conocimiento sobre los personajes y hechos, se puede hablar en general, de que existen tres tipos de
narradores: protagonista, testigo y omnisciente.

● Protagonista: Es el personaje principal, por lo tanto utiliza la primera persona para contar los
hechos sucedidos. En este caso, el narrador es parte de la historia, por lo tanto será un narrador
INTERNO.
● Testigo: Es un personaje de la historia, puede estar presente o no durante los hechos que narra,
pero no los protagoniza. Cuenta lo que ve o lo que le contaron y utiliza la primera persona cuando
expresa ideas u opiniones propias y la tercera persona cuando cuenta lo sucedido a otros
personajes. Es parte de la historia que relata, por eso es también INTERNO.
● Omnisciente: No es un personaje, sino una voz EXTERNA que sabe todo lo que ocurre en la
historia. Utiliza la tercera persona para narrar lo que hacen los personajes, lo que piensan y
sienten. En este caso, el narrador no forma parte de la historia y por eso se dice que es
EXTERNO.
EL RELATO POLICIAL

Si nos preguntamos por qué las historias policiales y sus investigadores son tan famosos,
la respuesta es sencilla: el misterio de un caso sin resolver siempre nos atrapa porque desafía
nuestra inteligencia. Esto sucede tanto en la ficción como en la vida real.

Los delitos encierran misterios, porque quien los comete no quiere ser descubierto. Para
evitarlo, disimula y borra pruebas. Entonces aparecen sobre todo los detectives, pero también
la gente común quienes, con los datos que tienen, arman una especie de rompecabezas en el
que, poco a poco, las piezas van encajando.

El relato policial nació en el siglo XIX con un cuento del norteamericano Edgar Allan Poe.
Sin embargo, ya contaba por entonces con alguna tradición anterior que había hecho del crimen
un tema, y del policía, un héroe válido.

El proceso de investigación

El detective debe resolver un enigma y para eso debe reunir la mayor cantidad de
información posible, proporcionada
por la escena del crimen (lugar donde
sucedió el hecho), los indicios (las
pistas) y los testimonios de los testigos
(quienes proporcionan datos que le
permiten reconstruir al investigador
parte de lo sucedido).

Los indicios son


fundamentales a la hora de pensar las
hipótesis sobre lo ocurrido. Estas pistas pueden ser detalles, como una huella dactilar una marca
en el suelo, un fragmento de material. A partir de todos ellos, el investigador comenzará a
reconstruir la historia y determinará quiénes son los sospechosos y quién es el posible culpable.

El lector también participa activamente de la resolución del enigma. Desde la lectura se


transforma en un detective más de la historia, ya que va formulando hipótesis y sacando
conclusiones a medida que se narran los hechos.

Los personajes

Los personajes centrales en el policial, en general, son el culpable y el detective, pero


también hay otros como los sospechosos, la víctima, los testigos y el asistente, quienes están
involucrados en la resolución del misterio:

 El culpable: es quien ha cometido un delito. Al principio de la historia puede ser solamente


un sospechoso, pero, si las pruebas lo incriminan, entonces su culpabilidad dejará de ser una
duda para pasar a ser un hecho.
 El detective o investigador: se destaca por su aguda percepción y capacidad de observación,
su habilidad para el análisis y la deducción a partir de los datos.
 El asistente o ayudante: es quien acompaña al detective. Tradicionalmente este personaje
ha tenido la función de un mero interlocutor; es un personaje que muchas veces no aporta
nada a la investigación, pero que permite que el detective exprese sus descubrimientos,
sospechas, hipótesis y dudas. Es importante destacar que también puede presentarse en el
texto como el narrador de la historia.
En los policiales actuales, en general, los ayudantes tienen una participación más activa,
sobre todo, cuando pertenecen a la policía: realizan interrogatorios, aportan antecedentes,
buscan pruebas o pistas en el lugar de los hechos.
 Los testigos: son todos aquellos personajes que pueden aportar información útil para
resolver el crimen, ya que han estado presentes en el lugar del hecho o en sus cercanías, y
pueden haber visto u oído algo.
 Los sospechosos: pueden ser varios desde el comienzo de la historia o ir cambiando de
acuerdo con las averiguaciones del detective.
 La víctima: es la persona atacada, robada o muerta. Alguno de esos delitos son los que se
transforman en el enigma del texto.

En la actualidad, es posible dividir a las narraciones policiales en tres grupos: el policial


clásico, el policial negro y el policial fuera de ley.

El policial clásico

Esta clase de policial se distingue por centrarse en un enigma o problema, cuya


resolución, a la que se llegará por la vía de la racionalidad, está en manos de un investigador.

Los personajes protagónicos de estos textos son, generalmente, investigadores privados


que se colocan
incondicionalmente del lado de
la ley y la buena moral, por lo
que nunca se mezclan con el
“bajo mundo”. Además, están
dotados de una inteligencia
superior a la media y, por lo
tanto, son capaces de develar
misteriosos enigmas a partir de
extrañas y oscuras pistas. Este
proceso de develación del
misterio oculto –el crimen– toma la forma, finalmente, de un relato explicativo que reordena el
caos generado por el personaje antagónico: el delincuente, ya sea asesino, ladrón, mafioso,
embaucador, etcétera.

El policial negro

En el año 1929 se produce en los Estados Unidos la caída de la bolsa de Wall Street, lo
que generó un colapso en el sistema financiero y una crisis socio-económica sin precedentes:
pobreza, desempleo, marginalidad y un avance del mundo del delito sobre la política y las
instituciones.
En estos años, se da el auge al género policial negro: relatos más realistas, historias más
violentas y con mayor acción. Aquí, los detectives se lanzan a la acción, no son ajenos a los
peligros, circulan por la ciudad enfrentando los riesgos y esperando el ataque de los criminales.
Casi siempre son policías retirados, luchan contra criminales utilizando sus mismos métodos y
no vacilan en apretar el gatillo. En un mundo violento y sin orden, rige la ley del más fuerte.

Los investigadores son profesionales que cobran por su trabajo y que necesitan ese
empleo para subsistir, pero son virtuosos. Ellos cobran un dinero para realizar su investigación
y eso es suficiente para realizar su trabajo con decencia y honestidad. Este tipo de relatos suele
estar ambientado en una ciudad peligrosa, de ahí su nombre policial negro. En este mundo
violento los detectives tratarán de hacer su trabajo lo mejor posible y buscarán la verdad aunque
en ello se jueguen la vida.

El policial fuera de ley

Al igual que en los relatos policiales clásicos, se suele desvalorizar la figura de los agentes
policiales y de las fuerzas de la ley, como si éstos no fueran capaces de resolver los casos. Por lo
tanto, la figura del detective será asumida por investigadores casuales y espontáneos que no
siguen los típicos procedimientos de observación e interpretación de los indicios.

En estos relatos, si bien el enigma puede resolverse, el orden no siempre se restituye.


Esto se vincula con los motivos personales de los crímenes, como la venganza, la justicia por
mano propia o la traición y la legitimidad que los personajes encuentran en estos motivos.

Por último, la narración no siempre asume el punto de vista del investigador, sino que
puede adoptar el del culpable y relatar los acontecimientos desde el momento en que se comete
el acto delictivo.
Los relatos de aventuras

Los relatos de aventuras son narraciones


en las que los protagonistas deben superar una
serie de obstáculos y enfrentar a sus “enemigos”
para alcanzar una meta u objetivo. El logro de
esos objetivos, va a depender de los esfuerzos
que pongan en ello y de las virtudes que posean
como héroes literarios.

Las historias de aventuras existen desde


la antigüedad, pero han tomado un especial
empuje en el siglo XIX, debido a que, durante esta época, se sucedieron una serie
de avances tecnológicos que hicieron posible pensar en el traslado de los
personajes en el espacio y en el tiempo. Por ejemplo, se revolucionó el traslado por
mar con el barco a vapor, se redescubrieron vías férreas que hacían que el traslado
en tren fuera más eficaz y rápido, se logró viajar con éxito en globos aerostáticos,
distancias nunca antes superadas, entre otros.

En cuanto a los espacios, estos relatos pueden estar ambientados en


cualquier espacio particular, pero es común que se den en lugares lejanos, exóticos
y poco conocidos para el protagonista o incluso para los lectores. Por esto, las
descripciones que se hagan de estos lugares son sumamente importantes y los
escritores ponen especial dedicación en ello. Es muy común entonces, que se
presente la naturaleza en estado virgen con todo lo que ello supone y que, por ende,
los personajes estén más expuestos a los peligros que representa un lugar
inhóspito. Es decir, que espacios como la selva, el mar o el desierto suponen
peligros tales como tormentas, animales salvajes que acechen a los personajes,
etc. Debido a la variedad de paisajes desconocidos, es muy común que se
produzcan en estos relatos “choques” culturales de gran relevancia para el
desarrollo de la trama, ya que las diferencias de las lenguas, valores y costumbres,
pueden ser tanto una fuente de gran conocimiento para el personaje, como así
también de grandes peligros.

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Los protagonistas de los relatos de aventuras, como dijimos, se enfrentan a
diversos riesgos que ponen en juego la estabilidad de su vida cotidiana. En este
sentido, los cuentos o novelas de aventuras poseen personajes prototípicos como
son los marineros, piratas, náufragos, exploradores, científicos y periodistas, entre
otros. Estos personajes por lo general se destacan por tener ciertas cualidades,
actitudes o valores que resultan positivas, es decir que ellos comportan rasgos de
bondad, honestidad, solidaridad y respeto por la vida humana los cuales sostienen
a lo largo de todo el relato y serán definitorios de sus personalidades. Sin embargo,
es posible encontrar personajes como Robin Hood, el Zorro o el pirata Sandokán
quienes en general se encuentran en el límite de la ley o fuera de ella, pero que a
pesar de esto, reúnen valores positivos. Es importante destacar, que en todo relato
de este tipo, los personajes se ven sometidos a situaciones críticas que ponen a
prueba estas cualidades y convicciones y, por lo tanto, serán considerados héroes
dependiendo de cómo lleven adelante las acciones, ya que las mismas son
determinantes.

Por último, en cuanto a las dificultades que atraviesan los aventureros, se


pueden mencionar aquellas que son externas al personaje o bien aquellas que son
internas al mismo. En relación con las primeras, hay dos tipos a saber:

 Antagonistas: Éstos son personajes que se enfrentan a los


protagonistas, ya que sus objetivos se contraponen. Toman
decisiones y actúan movidos por la voluntad de impedirle a los
protagonistas lograr sus objetivos. Generalmente se identifican con
valores negativos como el egoísmo, la envidia, la falta de escrúpulos
o la falta de respeto por la vida en general.
 Obstáculos: Son los problemas producidos por la naturaleza o las
circunstancias propias del tipo de espacio en el cual se encuentren los
personajes.

En cuanto a las segundas, éstas se corresponden con las características


propias de la personalidad del protagonista, contra las cuales deberá luchar para
así poder sortearlas. En otras palabras, la debilidad, el temor, algún defecto o una

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decisión tomada equivocadamente pueden entorpecer la aventura de los
personajes.

Para finalizar, los relatos de aventuras necesitan desarrollar una serie o


sucesión de episodios o peripecias para que las múltiples acciones puedan “atrapar”
al lector y hacerlo viajar junto a los personajes. Es por esto que en general, estos
relatos conforman cuentos que tienen una extensión destacable o bien novelas, ya
que las mismas, al ser narraciones más extensas, permiten desarrollar varias
acciones, hacer participar a múltiples personajes y dar lugar a historias secundarias.
También, debido a que las descripciones son muy importantes en estos relatos, es
necesario contar con el espacio adecuado para poder desplegar ante el lector cada
espacio y personaje con minucioso detalle para que de esta manera, la
representación de ese mundo ficcional gane en riqueza descriptiva y complejidad.

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Estrategias de aprendizaje: La definición

La definición es sin duda el elemento básico de muchas técnicas de estudio


como los esquemas y el mapa conceptual, entre otros. Lograr definir es
indispensable para aprender a pensar. Hay que tener en cuenta que definir es
expresar un concepto y es lo que hace que la cosa sea lo que es y no otra.
Más que una opinión particular, se trata de un conocimiento válido para todos,
claramente expresado en una definición.

Se emplea para reducir la vaguedad y ambigüedad de un término y para


formular la caracterización de un objeto de estudio. La estructura es binaria, es
decir, hay un elemento a definir (una palabra/concepto/idea) y una definición
(una frase). Ambos elementos aparecen vinculados por signos de puntuación
(dos puntos, coma, paréntesis), por verbos y/o por conectores (es decir). Hay
diferentes tipos de definiciones a saber:

• De denominación (se llama, se denomina)

• De equivalencia (es, constituye)

• De caracterización (cualidades del objeto definido)

• De análisis (comprende, está compuesto por, se constituye)

• De función (se usa para, permite, etc.)

Para definir es conveniente TENER EN CUENTA:

● la definición no puede contener la palabra a definir;


● no debe ser negativa;
● debe ser clara y breve;
● no debe expresarse en lenguaje figurado o metafórico;
● debe adecuarse al contexto teórico que pertenece.

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