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EDUBP | PSICOP | t e r c e r c u a t r i m e s t r e
í n dic e
presentación 3
programa 4
contenido módulos
mapa conceptual 5
macroobjetivos 6
agenda 6
material 7
material básico
material complementario
glosario 8
módulos *
m1 | 11
m2 | 25
m3 | 63
evaluación 110
El enfoque implica un proceso gradual del recorrido crítico que permita la enun-
ciación y delimitación del objeto de estudio, caracterización de las tensiones
de la trama social (individuo-grupo-institución) y la elaboración de herramientas
conceptuales para la construcción del conocimiento de la producción social.
a g en da
m a te rial
Material básico:
Material complementario:
g l osario
Grupo: refiere a la interacción de dos o más personas en las que los intereses
que surgen confluyen y reclaman su canalización en una circunstancia concreta,
lo que puede corresponder a intereses reales de los propios individuos como así
también a un interés falso, inducidos por un estado de alienación social.
m1
m1 microobjetivos
m1 contenidos
Quizás ésta, no sea la primera vez que usted se encuentra con contenidos vincu-
lados a la psicología social en particular y al campo de la psicología en general.
En esta oportunidad nos aproximaremos a conocer y definir dicho campo disci-
plinar desde el desarrollo histórico-epistemológico del mismo.
Así, en primer lugar, partimos teniendo presente que en las dos últimas décadas
el estudio social de las diferentes ciencias, ha señalado que las revoluciones
científicas no pueden explicarse por la simple aparición de una teoría mejor,
validada y argumentada sólo de criterios científicos. Así pues la ciencia como la
cultura son constructoras de y construidas por procesos sociales.
Con respecto a los contenidos del presente módulo, el objetivo principal que nos
proponemos es que Ud. pueda comprender que la psicología social, al igual que
toda disciplina científica, se enmarca en la vida cotidiana de los sujetos y se define
en el marco de un conocimiento provisorio, sobre la construcción del análisis crí-
tico de la realidad, tanto objetiva como subjetiva, donde cada sujeto es productor
y reproductor de la estructura social de la cual forma parte. En este sentido, la
construcción de los procesos sociales permite tanto el desarrollo y evolución de la
concepción de sociedad como así también el desarrollo de los diferentes procesos
culturales que atraviesan al hombre en toda su dimensión social.
Así pues, en términos específicos, las distintas respuestas que históricamente se han
dado a la pregunta “¿qué es la psicología social?” sólo cobrarán sentido en la medida
en que podamos ir vinculándolas con las cosmovisiones y modelos de paradigmas
de los cuales emergen en determinados contextos socioculturales e históricos.
Origen común: consiste en buscar un origen común para desarrollar las teorías
(todas las teorías no parten del mismo origen)
Esta relación es la que nos permite confirmar lo dicho en párrafos precedentes, gene-
ralmente el empirismo se relaciona con el individualismo, y el racionalismo se rela-
ciona con el colectivismo, por lo general. Pues bien, se justifican así las dos formas
de entender la psicología social en sus orígenes con las siguientes características:
En este momento, como cierre podemos plantear los enfoques más característi-
cos de la Psicología Social, sostenidos a lo largo del tiempo que se diferencian
en tanto forma de abordaje del campo y objeto de estudio.
Lo que usted comprenderá con los diferentes lineamientos teóricos, del presente
módulo, refiere al conocimiento que orienta la conducta en la vida cotidiana,
puesto que la realidad de la vida cotidiana se organiza alrededor del “aquí” de
mi cuerpo y el “ahora” de mi presente, estos son los focos de atención que se
presta a la realidad de la vida cotidiana y constituyen lo “real” de mi conciencia.
A ello se suman otros fenómenos que no están aquí y ahora, lo cual significa
que se experimenta la vida cotidiana en grados diferentes de proximidad y aleja-
miento, tanto espacial como temporal.
De acuerdo a Berger y Luckmann (1980), en un polo están los otros con los que
interactúo intensamente y en el otro polo hay abstracciones sumamente anó-
nimas que por su misma naturaleza nunca pueden ser accesibles a un “cara a
cara”; dando lugar a lo que llamamos estructura social.
Esto último quiere decir que se objetiviza este mundo a través del lenguaje y del
aparato cognoscitivo basado en el lenguaje, es decir lo ordena en objetos que
han de aprehenderse como realidad. Así éste mundo se internaliza de nuevo
como verdad objetivamente válida en el curso de la socialización.
Así, podemos acordar que los roles representan instituciones ya que posibilitan que
ellas existan, una y otra vez, como presencia en la experiencia real de individuos.
Cada rol brinda acceso a un sector específico del acopio total de conocimiento que
posee la sociedad. Esto implica una distribución social del conocimiento.
https://www.youtube.com/watch?v=UPSRGWfsO1k
Con todo lo mencionado, para finalizar, cuando nos remitimos a pensar sobre la
construcción social de la realidad, destacamos diferentes elementos que estruc-
turan la tríada realidad interpretada /significado subjetivo /mundo coherente y que
son: a) la conciencia, que define la intención y la búsqueda de objetos; b) el mundo
intersubjetivo, que se comparte con los demás; c) la temporalidad, como carác-
ter básico de la conciencia (orden temporal); d) la interacción social, que crea
esquemas tipificadores; e) el lenguaje, como elemento clave objetivo (externo al
individuo) que facilita la estructuración del conocimiento en términos de relevancia.
m1 material
Material Básico
Material complementario
m1 | actividad 1
Para comenzar
m1 | actividad 2
m1 glosario
m2 microobjetivos
m2 contenidos
De acuerdo con Gonzalez Rey (2005), acordando con Castoriadis, la formación del
sujeto está ontológicamente definida por estados de necesidad, donde lo biológico
y lo cultural son parte de un proceso de subjetivación específicamente humano;
constitutivos de una realidad diferente. Sin embargo, ese proceso que caracteriza
al sujeto individual, no alcanza para explicar los procesos sociales, ya que en estos
últimos aparecen otras dimensiones que no están presentes en lo individual.
Como se mencionó líneas arriba, uno de los objetivos que persigue el desarrollo
del presente módulo, es que Ud., pensando desde el rol profesional del Licen-
ciado en Psicopedagogía, comprenda la importancia de estudiar las relaciones
sociales que se gestan en la vida cotidiana, en las instituciones y en las prácticas
que se expresan las relaciones sociales que configuran las formas de pensa-
miento y comportamiento socialmente compartidos.
Por eso, se afirma desde el enfoque psicosocial, que la psicología social emerge
como una crítica a la vida cotidiana, en tanto supuesto de un sujeto concreto,
productor, e instituyente de lo social; sujeto de la necesidad organizado material
y simbólicamente entre las necesidades y posibilidades de satisfacer desde sus
relaciones y experiencias concretas.
Ahora bien, al tratar de analizar las causas que determinan, conllevan y subyacen
en la concepción de sujeto que se aboga, acordamos que no resulta pertinente
hablar de un afuera social, y un adentro psíquico. Sino que será en el interjuego
sujeto–mundo, lo externo se hace interno, y éste a su vez se transforma en su
opuesto, ya que lo interno se externaliza. El núcleo por abordar es la relación entre
intrasubjetividad e intersubjetividad, uno de los ejes del pensamiento Psicosocial.
La psicología social se esfuerza por salvar en cada hombre ese conflicto que lo
desgarra interiormente, capacitándolo para integrar su individualidad, su “mismi-
dad” con ese mundo social al que pertenece y que lo habita.
La labor del investigador social consiste en indagar las dificultades que cada
sujeto tiene en un grupo determinado que puede ser su familia, la empresa
donde trabaja, la comunidad a la que pertenece.
Las herramientas desde la psicología social nos permiten tratar de lograr la com-
prensión y el reajuste de los mecanismos de seguridad de los sujetos, que se
expresan como situación de encontrarse a salvo, con defensas frente al azar.
Al pensar sobre las conductas del individuo en sociedad y sobre los grupos
sociales, el hilo conductor (Ana Quiroga, 2010) es el proceso de aprendizaje, en
tanto necesidades, proyectos y las misiones de las comunidades que operan en
un contexto social.
Esto supone crisis y rupturas en el sujeto ya que las estructuras con las que se
vincula con el objeto son una parte constituyente de su identidad, de modo que el
conocimiento desencadena situaciones de confusión y movilización de esquemas.
La relación sujeto-mundo puede ser más abierta, más plástica, dialéctica, o por el
contrario se convierte en estereotipada, empobrecida, dilemática. La noción de
dialéctica cumple un papel fundamental: la oposición entre sujeto y objeto que
supone la relación de aprendizaje aparece como un par antinómico que debe ser
integrado en un nuevo nivel de organización superadora. Supone además una
visión integral del sujeto ya que implica entenderlo “en acto” con su contexto.
No obstante, en cada una de estas etapas las acciones son condicionadas por
el contexto social; el hecho que el hombre sea esencialmente sujeto de la praxis
lo define como sujeto esencialmente cognoscente. Las limitaciones a esta posi-
bilidad de ser sujeto cognoscente están fundamentalmente marcadas desde el
orden social. Ese orden social se internaliza y se transforma en un obstáculo
interno o en una posibilidad interna, porque el orden social puede ser facilitador
u obstaculizador.
Podemos considerar que, de acuerdo con el nuevo orden mundial que nos atraviesa
se vislumbra un amenazante horizonte social. Nos referimos al desarrollo de sen-
timientos y vivencias de inexistencia, aislamiento social, discriminación, y estigma
entre otros, emergiendo de tal manera sufrimiento y malestar psíquico inenarrable.
de-La-Persona-en-La-Vida-Cotidiana
En este contexto, será el grupo familiar, como primera y significativo entorno del
sujeto en el desarrollo de su constitución, el que vehiculice alteraciones relativas
a la mutua representación interna, perjudicando el interjuego de adjudicación y
asunción de roles dentro del grupo de pertenencia, manifestándose por ejemplo
en dificultades de comunicación, malentendidos, exclusiones, secretos, etc. y
definiendo dichas rupturas de interacción con cargas patógenas. Ello da lugar al
desarrollo y aparición de mecanismos defensivos.
La actividad simultánea que se genera entre el integrante del grupo familiar que
exprese la crisis, y su mismo grupo familiar, permitirá comprender la dinámica
que da lugar a la producción de la enfermedad, en un sentido dialéctico, expre-
sada por el malestar y sufrimiento psíquico que fortalece la vulnerabilidad en el
sujeto que enferma.
información complementaria 1
https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/critica-a-la-vida-cotidiana-la-psicologia-social.html?format=pdf 3/43
https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/critica-a-la-vida-cotidiana-la-psicologia-social.html?format=pdf 4/43
https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/critica-a-la-vida-cotidiana-la-psicologia-social.html?format=pdf 5/43
Nos está esto lejos de lo propuesto por Ana Quiroga cuando dice
podríamos de�nir a la vida cotidiana como el espacio y el tiempo
en que se mani�estan, en forma inmediata, las relaciones que los
hombres establecen entre si y con la naturaleza en función de sus
necesidades, con�gurándose así y con la naturaleza en función
de sus necesidades lo que hemos denominado condiciones
concretas de existencia. Independiente de cualquier ideología,
�losofía, religión, la vida cotidiana es la vida de la persona, su
existencia misma, es la historia de cada sujeto en un aquí y
ahora… coincide con los postulados de la psicología social
pichoniana en que existe un grado de naturalización y de
acostumbramiento impuesto desde el sistema de relaciones para
no ver la realidad. Y con el hecho que existe cierto un grado de
familiaridad acrítica como enuncia Ana Quiroga.
https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/critica-a-la-vida-cotidiana-la-psicologia-social.html?format=pdf 7/43
desempleados
https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/critica-a-la-vida-cotidiana-la-psicologia-social.html?format=pdf 9/43
https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/critica-a-la-vida-cotidiana-la-psicologia-social.html?format=pdf 10/43
https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/critica-a-la-vida-cotidiana-la-psicologia-social.html?format=pdf 11/43
Las necesidades derivan por este rodeo del nivel alcanzado por
las fuerzas productivas. Vida cotidiana es el horizonte de nuestra
experiencia el horizonte no es "el todo posible", es aquello que
ofrece el orden socio histórico para ese grupo social, el horizonte
nos preexiste, nuestra subjetividad va a ser organizada en base a
ese horizonte que se impone desde el orden socio histórico. Sin
embargo las mismas necesidades se sienten de diferente manera
en la burguesía y en el.
https://vinculando.org/psicologia_psicoterapia/critica-a-la-vida-cotidiana-la-psicologia-social.html?format=pdf 18/43
información complementaria 2
Cuando el individuo proyecta una definición de la situación al presentarse ante otros, debemos
tener en cuenta que los otros, por muy pasivos que sean, proyectarán a su vez eficazmente
una definición de la situación en virtud de su respuesta al individuo y de cualquier línea de
acción que inicien hacia él. (...)
De todos modos, en la medida en que los otros actúan como si el individuo hubiera transmitido
una impresión determinada, podemos adoptar una actitud funcional o pragmática y decir que
éste ha proyectado «eficazmente» una determinada definición de la situación y promovido
«eficazmente» la comprensión de que prevalece determinado estado de cosas.
En conjunto, los participantes contribuyen a una sola definición total de la situación, que
implica no tanto un acuerdo real respecto de lo que existe sino más bien un acuerdo real sobre
cuáles serán las demandas temporariamente aceptadas. (...)
Dado el hecho de que un individuo proyecta eficazmente una definición de la situación cuando
llega a presencia de otros, cabe suponer que dentro de la interacción quizá tengan lugar
hechos que contradigan, desacrediten o arrojen dudas sobre esta proyección. Cuando ocurren
estos sucesos disruptivos, la interacción en sí puede llegar a detenerse en un punto de
confusión y desconcierto. Algunos de los supuestos sobre los cuales se habían afirmado las
respuestas de los participantes se vuelven insostenibles, y los participantes se encuentran en
el seno de una interacción cuya situación había sido equivocadamente definida y ahora ya no
está definida en modo alguno. En tales momentos el individuo cuya presentación ha sido desa-
creditada puede sentirse avergonzado, mientras los demás se muestran hostiles, y es posible
que todos lleguen a encontrarse incómodos, perplejos, desconcertados, experimentando el tipo
de anomia que se genera cuando el pequeño sistema social de la interacción cara a cara se
derrumba.
No se puede juzgar la importancia de las disrupciones que causan problemas de definición por
la frecuencia con que aquéllas tienen lugar, ya que aparentemente ocurrirían con mayor
asiduidad aun si no se tomaran precauciones constantes. Encontramos que se emplean de
Debajo de toda interacción social parece haber una dialéctica fundamental. Cuando un
individuo se encuentra con otros quiere descubrirlos hechos característicos de la situación. Si
tuviera esa información podría saber qué es lo que ocurrirá, y estaría en condiciones de dar a
conocer al resto de los presentes el debido cupo de información compatible con su propio
interés. Para poner plenamente al descubierto la naturaleza fáctica de la situación sería
necesario que el individuo conociera todos los datos sociales pertinentes acerca de los otros.
Sería necesario que conociera, asimismo, el resultado real o el producto final de la actividad de
las demás personas durante la interacción, así como sus sentimientos más íntimos respecto de
su propia persona. Raras veces se tiene acceso a una información completa de este orden; a
falta de ella, el individuo tiende a emplear sustitutos -señales, tanteos, insinuaciones, gestos
expresivos, símbolos de estatus, etc.- como medios de predicción. En suma, puesto que la
realidad que interesa al individuo no es perceptible en ese momento, este debe confiar, en
cambio, en las apariencias. Y, paradójicamente cuanto más se interesa el individuo por la
realidad que no es accesible a la percepción, tanto más deberá concentrar su atención en las
apariencias. El individuo tiende a tratar a las otras personas presentes sobre la base de la
impresión que dan acerca del pasado y el futuro. Es aquí donde los actos comunicativos se
transforman en actos morales. Las impresiones que dan las otras personas tienden a ser
consideradas como reclamos y promesas hechas en forma implícita, y los reclamos y promesas
tienen un carácter moral. El individuo piensa: «Utilizo las impresiones que tengo de ustedes
como un medio de comprobar lo que son y lo que han hecho, pero ustedes no deben llevarme
por un camino equivocado». Lo peculiar acerca de esto es que el individuo tiende a asumir esta
posición aunque crea que los otros no tienen conciencia de muchos de sus comportamientos
expresivos y pueda esperar que los explotará sobre la base de la información que recoge
acerca de ellos. Puesto que las fuentes de impresiones usadas por el sujeto observador
entrañan una multitud de normas relativas a la cortesía y al decoro, al intercambio social y al
desempeño de la tarea, podemos apreciar otra vez cómo la vida diaria se halla enredada entre
líneas morales discriminatorias.
Adoptemos ahora el punto de vista de los otros. Si quieren comportarse como caballeros y
jugar limpio con el individuo darán poca importancia consciente al hecho de suscitar
impresiones sobre sí mismos, y actuarán, en cambio, sin engaños ni estratagemas,
permitiendo que el individuo reciba impresiones válidas sobre ellos y sus esfuerzos. Y, si
prestan atención al hecho de que son observados, no se dejarán influir indebidamente por
esto, satisfechos de saber que el individuo obtendrá una impresión correcta y será justo con
ellos. Si quisieran influir en el tratamiento que les dispensa el individuo -y esto es algo que
cabría oportunamente esperar -, tendrán a su disposición un medio caballeresco de hacerlo.
Sólo necesitan guiar su actividad en el presente de modo que sus futuras consecuencias sean
de un tenor que induciría a un individuo justo a tratarlos ahora en la forma que quieren ser
tratados; una vez hecho esto, solo les queda con fiar en la perceptibilidad y rectitud del
individuo que los observa.
A veces quienes son observados emplean, por supuesto, estos medios adecuados para influir
en el trato que les da el observador; pero hay otro camino más corto y eficaz para influir en el
observador. En vez de dejar que la impresión que suscita su actividad surja como un derivado
incidental de ésta, puede reorientar su marco de referencia y dedicar sus esfuerzos a la crea-
ción de impresiones deseadas. En lugar de lograr ciertos fines por medios aceptables, puede
tratar de producir la impresión de que logra ciertos fines por medios aceptables. Siempre es
Hay muchos grupos de personas que piensan que no podrían seguir actuando en la esfera de
los negocios -sea cual fuere la índole de su actividad- si tuvieran que limitarse a los medios
caballerescos para influir en quien los observa. En un momento u otro de su ciclo de actividad
creen que es necesario reunirse y manipular directamente la impresión que producen los
observados se convierten en un equipo de actuantes, y los observadores en el auditorio. Los
actos que parecen ser hechos sobre los objetos se transforman en gestos dirigidos al auditorio.
El ciclo de actividad se dramatiza.
ERVING GOFFMAN
Es posible también tratar a las personas como si no estuvieran presentes, como objetos que no
merecen más que una leve ojeada. Si la actitud de la persona es tal que se altera su propia
apariencia como resultado de la presencia de otros, podemos hablar de un «trato de no
personas»; son ejemplos de nuestra sociedad el trato que se dispensa en ocasiones a niños,
sirvientes, negros o enfermos mentales.
Este tipo de trato debe ser diferenciado de otra clase de comportamiento, que se estima más
adecuado en muchas situaciones y que denominaremos «desatención cortés». El componente
esencial es que cada copresente presta una atención visual suficiente para demostrar que
aprecia la presencia del otro (y que se admite abiertamente esta atención), pero que, al apar-
tar con rapidez la mirada, se da a entender que no hay un motivo especial de curiosidad.
Cuando esta cortesía es representada por dos transeúntes la desatención cortés toma la forma
de un cruce de miradas que se mantiene hasta una distancia aproximada de ocho pies y que
termina con un desvío de la vista cuando están a la misma altura, una forma de apagar las
luces. En cualquier caso, estamos con probabilidad delante de la forma más delicada de ritual
interpersonal, expresión que regula constantemente el intercambio social de las personas.
Mediante el ritual de desatención cortés, la persona muestra que no alberga razón alguna para
desconfiar de los demás, serles hostil o tratar de evitarlos. (Al extender esta cortesía, se abre
a un tratamiento similar por parte de los demás). Esto demuestra que no tiene nada que
ocultar o evitar al ser mirado o al ser visto mirando, y que no está avergonzado de sí mismo o
del lugar o la compañía con la que se encuentra. (...)
La moral de un grupo al contemplar esta mínima cortesía -ritual cortés que tiende a tratar a
los presentes como participantes de una situación y no en términos de otro rasgo socialse
pone a prueba cuando hace presencia alguien con una fuerte divergencia en su estatus social o
en su apariencia física. La clase media inglesa por ejemplo, se enorgullece de prestar a per-
sonajes famosos o infames el privilegio de la desatención cortés en público, así ocurre cuando
ERVING GOFFMAN
La participación en una situación cara a cara requiere de cada persona un nivel de control
sobre si misma, que incluye tanto la capacidad de ajustar y controlar los movimientos físicos
como la aptitud para dar y recibir comunicaciones. El fracaso para mantener el equilibrio del
rol situacional hace sufrir al sistema como un todo. La función de cada persona es mantener su
propio equilibrio; a su vez, puede haber participantes cuya tarea primordial es moderar la
actividad y salvaguardar el equilibrio de los otros.
Muchos sistemas incluyen mecanismos para controlar las contingencias sin que medie una
amenaza real. Sin embargo no hay sistema que sea ajeno a una posible perturbación, y al-
gunos sistemas concretos son campos muy apropiados para el análisis de estas contingencias,
por ejemplo, los quirófanos.
Montar en un tiovivo con tres o cuatro años es, aparentemente, un desafío manejable que
aporta al niño una ocasión para demostrar sus capacidades. El jinete penetra por completo en
el rol que está desempeñando con la máxima concentración. Aquí, ser es hacer, y lo que se
designa «jugar a» se distingue por la seriedad de su realización.
Podemos destacar tres elementos involucrados: una aceptada vinculación al rol; una
demostración de la cualificación y capacidad para desempeñarlo; y un activo y espontáneo
envolvimiento en la actividad del rol. Me referiré con el término “abrazar” a la situación que
englobe estos tres rasgos conjuntamente. Abrazar un rol es desaparecer en el yo virtual de la
situación, ser visto por completo en términos de la imagen y confirmar expresivamente que
uno lo acepta. Abrazar un rol es ser abrazado por él.
Volviendo al tiovivo, comprobamos que cuando los niños tienen cinco años la situación se
transforma. Montar en el tiovivo ya no es suficiente y esto debe demostrarse mediante una
cuidadosa consideración del papel que se desempeña. Un muchacho lleva el compás de la
música golpeando con los pies o las manos el caballito, algo que indica que la situación está
bajo absoluto control. Otro puede cambiar de caballo sin tocar con los pies la plataforma. Otro,
sujetándose con solo una mano a la barra, estira su cuerpo hacia atrás al máximo mientras
contempla el cielo sin muestra aparente de vértigo. Nótese que con estas acciones el jinete no
trata de minimizar algún inconveniente de la situación, sino el rol en su conjunto. La imagen
proyectada de sí, fruto exclusivo de su participación en la actividad, su yo virtual en el
contexto, es una imagen que aparentemente rehúye manipulando activamente la situación.
Este comportamiento intencional o no, sincero o afectado, apreciado por los presentes o no, es
una cuña entre la persona y su rol, entre el hacer y el ser. Denomino distancia de rol a esta
expresión intencionada para separar al yo de su rol putativo El mensaje que se transmite es
que la persona no niega el rol, si no el yo virtual implicado en el rol de quien lo representa
ERVING GOFFMAN
Harper and Row, Nueva York 1984, cap. II, pp. 20-39
En las sociedades occidentales cuando las personas reconocen un acontecimiento, sea el que
sea, implican en su respuesta (y emplean de hecho) uno o más marcos o esquemas de
interpretación que denominaré marcos primarios. Los llamo primarios porque la aplicación de
estos esquemas no depende ni remite a una interpretación «original»; un marco primario
puede convertir un aspecto de la situación que pudiera haber pasado desapercibido en algo
especialmente significativo.
En nuestra vida diaria entendemos una distinción entre dos grandes grupos de marcos
primarios. Los marcos naturales identifican acontecimientos que carecen de orientación, direc-
ción o guía, estrictamente físicos. Estos acontecimientos se perciben determinados por
completo desde el principio al fin. No hay ni una intervención intencional, ni un actor que con-
duzca la situación. No hay éxito ni fracaso ligado a estos hechos, ni tampoco se desprenden
sanciones o gratificaciones. Prevalece un determinismo total. Puede entenderse que estos
fenómenos se deben interpretar en un marco «fundamental» y que algunas premisas como la
conservación de la energía, o la existencia de un tiempo único son compartidas por todos. Las
ciencias físicas o biológicas son dos impecables ejemplos de los marcos naturales. Un ejemplo
ordinario es el parte meteorológico.
Los marcos sociales sirven para interpretar acontecimientos que incorporan el deseo, la
intención, un esfuerzo inteligente, una mediación viva, el ser por excelencia el ser humano.
Este ser es muy vulnerable; puede ser amenazado, engatusado, adulado y desairado. Podemos
llamar «hechos guiados» a sus desempeños. Los hechos someten al actuante a «estándares» y
valoraciones sociales de sus actos basadas en su honestidad, eficiencia, economía, seguridad,
elegancia, tacto, buen gusto, etc. Hay un continuo control, más visible cuando la acción es
inesperada y se requiere un esfuerzo compensatorio adicional. Los motivos y las intenciones
están implicados y su conocimiento ayuda a seleccionar qué marco de interpretación debe ser
aplicado. Empleamos el término causalidad para referirnos al efecto ciego de la naturaleza y al
efecto intencionado de la persona, el primero visto como una cadena infinita de causas y
efectos y el segundo como algo que se inicia con una decisión mental.
Sabemos que la actividad mental inteligente tiene capacidad para penetrar en el curso del
mundo natural aprovechando su determinación de origen, con la condición de que se respete
Los actos guiados pueden responder a dos interpretaciones. Una, común a todos los hechos,
corresponde a la manipulación del mundo natural para contrarrestar sus lógicas constricciones,
otra depende de los segmentos de actividad en los que se implique el actor, por lo que son
muy variables. Cualquier juego de damas implica dos condiciones de actuación radicalmente
diferentes: una pertenece en exclusiva al mundo físico, al manejo del vehículo físico, no al
signo; la otra pertenece al ámbito de las posiciones opuestas, exigidas por el juego, es decir,
al mundo social. (...)
El concepto de marco primario es el primero que necesitamos, aunque no sea por completo
satisfactorio. Es desconcertante que empleemos varios marcos interpretativos al unísono
(cuando deje de llover, reanudaremos el juego). Hay marcos que desde el principio se
imponen para responder a la pregunta ¿Qué sucede?, cuya respuesta es un acontecimiento
descrito dentro de un marco primario. Pero con esto no desaparecen todas las dudas. Las
cuestiones propias del microanálisis quedan sin responder: ¿Qué debe entenderse por
«nosotros», «aquí», «esto»? ¿Cómo se lleva a cabo este consenso implícito? (...)
Mi descripción de los marcos primarios se ha limitado a los aspectos que movilizamos, implícita
o explícitamente, cuando definimos la situación según nuestros intereses. Por supuesto,
podemos realizar interpretaciones equivocadas y fuera de lugar; más adelante trataremos este
tema. Pero los actores utilizan los marcos primarios con corrección casi siempre. La lectura que
realizamos de los acontecimientos diferencia con exactitud los procesos y elementos que la
actividad manifiesta. La vida social está organizada de forma que comprendemos y tomamos
parte de su curso con facilidad. Parece desprenderse un cierto isomorfismo entre la percepción
y la organización de lo percibido, a pesar de que pudieran aplicarse otros principios válidos
para orientar la actividad. Como muchas otras personas en nuestra sociedad, yo suscribo esta
presuposición.
En una sociedad como la nuestra, los marcos primarios naturales o sociales, no sólo son
compartidos por quienes participan en una actividad, sino también por aquellos que la
«Es cómica toda unión de actos y acontecimientos, insertos los unos en los otros, que nos
ofrece una ilusión de la vida y una sensación de control mecánico».
«Nos reímos siempre que una persona da la impresión de ser una cosa».
Las observaciones realizadas sobre los comportamientos en el mundo animal nos permiten
abordar el concepto central del análisis de marcos: Las claves (The key). Entiendo por clave un
conjunto de convenciones por las que una actividad dada, provista de sentido por la aplicación
de un marco primario, se transforma en otra actividad que toma a la primera por modelo pero
que es considerada por los participantes de forma diferenciada Denominaré al proceso de
transcripción (keyng). Existe una deliberada analogía con la práctica musical.
b. Se supone que los participantes saben y reconocen que se ha producido una alteración
sistemática que les hará definir de otro modo lo que sucede.
d. Las claves no están restringidas a acontecimientos que se perciben desde una perspectiva
particular. Tal y como podemos comportarnos de forma lúdica en una actividad técnica como la
carpintería, también podemos prestarnos a un ritual como el matrimonio por placer o jugar en
la nieve a ser un árbol que se cae; sin embargo, acordaremos que los acontecimientos perci-
bidos dentro de un esquema natural parecen menos susceptibles a la modalización que los que
se perciben dentro de un marco social.
e. Para los participantes, cualquier actividad lúdica, sea luchar o jugar a las damas, se percibe
como una cosa semejante. Si la transformación que se produce como consecuencia de la
aplicación de una clave altera muy poco la actividad en cuestión, sin embargo transforma
profundamente la definición que un participante dará de lo que pasa. Podemos poner en
En la medida en que podemos responder a la pregunta qué sucede diciendo por ejemplo: «sólo
juegan», disponemos de un punto de partida para distinguir diferentes tipos de respuesta a
esta pregunta.
No podemos olvidar que ciertas acciones son absorbentes, que hechos que se encadenan e
interactúan pueden cautivarnos y transportarnos, llevándonos a responder: «El rey Arturo ha
desenvainado su espada y está presto a defender a Ginebra», o: «La cría de nutria va a atacar
a su madre», o: “Su alfil amenaza al rey" (frase que puede ser dicha por un espectador que
está a nuestro lado o, si modificamos los pronombres, a un adversario distraído). Estas
respuestas dan cuenta de la experiencia tal y como la viven las personas en su interior.
Pueden llegar tan lejos como lo permite el universo sentido de la actividad, que podemos
denominar su dominio (real). (Sólo algunos dominios pueden ser denominados mundos; en
concreto, aquellos que pueden ser considerados reales o verdaderos).
Otra posibilidad es proponer una visión de sentido común del análisis de marcos que tratamos
de elaborar. Entonces diremos: «En el libro de Scott, el personaje de Ivanhoe hace cosas muy
bizarras», «las nutrias no pelean realmente», «los hombres parecer jugar a algún juego de
mesa».
Si no hay ninguna clave implicada, es decir, si se aplica un marco primario, la respuesta en los
términos de un marco también puede presentar dudas: «No, no están jugando; es una lucha
real». De hecho, cuando se desarrolla una actividad no transformada, las definiciones en
términos de marco sugieren alienación, ironía y distancia. Cuando la clave en cuestión es el
juego nos referimos a la actividad no transformada como la actividad «seria»; como veremos,
no toda actividad seria está sin transformar y no toda actividad sin transformar puede consi-
derarse seria.
Todo esto nos conduce a la noción de realidad. Decimos que las acciones enmarcadas en
términos de un marco primario son reales o efectivas, o que suceden real o literalmente. Una
clave, por ejemplo, la puesta en escena de una acción, producirá un sentido de que lo que
sucede no es ni real ni literal. Sin embargo, diremos que la puesta en escena ha tenido real-
mente lugar. Una actividad no literal se produce literalmente si se conforma al uso habitual.
Los sucesos reales o efectivos son categorías de categoría híbrida que se componen de
acontecimientos percibidos en un marco primario y acontecimientos transformados que se
identifican de acuerdo con su estatus de transformación. Podemos incluir en la misma
categoría la realidad que se construye retrospectivamente, de la que se toma consciencia
cuando nuestra definición de la situación se descubre como errónea.
Pero esto es demasiado simple. En efecto, hay secuencias de acción que incluyen una
transformación pero que no son consideradas en esos términos. Nuestros ritos de saludo
incluyen a menudo preguntas sobre la salud de otro que no se entienden como demandas
reales de información. También podemos besarnos en estas ocasiones de una forma que tiene
poco que ver con el modelo sexual original. Entre hombres golpearse la espalda no tiene nada
que ver con intenciones belicosas Estas ceremonias sólo indican que dos personas se han
saludado. Un acto literal puede tener componentes figurativos que no son vistos como tales. Si
queremos aprender el marco secundario de un saludo tendremos que acudir al teatro, a un
m2 material
Material básico
Material complementario
m2 actividades
m2 | actividad 1
Enfoques teóricos
m2 | actividad 3
En base al film “La Ola”, dirigida por Dennis Gansel, elabore un ensayo que refleje
el análisis del film teniendo en cuenta los siguientes indicadores: subjetividad - con-
diciones concretas de existencia- socialización e institución – salud/enfermedad.
m2 glosario
m3 microobjetivos
m3 contenidos
Desde hace décadas, es típico afirmar que nuestra vida en sociedad está vin-
culada de forma casi insoslayable a múltiples grupos. La experiencia en lo coti-
diano proporciona miles de ejemplos de cómo nos relacionamos y pensamos
en grupos. Básicamente, hoy suena poco probable encontrar alguna faceta de
la vida humana que no contemple, involucre o se vincule a sistemas diversos en
donde se integran los grupos.
Así podemos decir que la psicología de los grupos, enmarcada dentro de la psi-
cología social, configura y aborda al grupo, situándolo en una tensión entre lo
psicológico y lo sociológico a la vez que lo articula.
Así, es posible observar que el nivel grupal de las estrategias que inducen
al sujeto, están estructuradas y al mismo tiempo son estructurantes del
espacio socio-histórico en el que se definen las necesidades del sujeto
y paralelamente se satisfacen las mismas. De esta manera, en lo grupal
subyace la importancia de la comunicación que permitirá hacer compren-
sible el objeto de estudio de la Psicología Social, en tanto vida cotidiana.
Estudiamos las RS, ya que constituyen sistemas cognitivos en los que es posible
reconocer la presencia de estereotipos, opiniones, creencias, valores y normas
que suelen tener una orientación actitudinal positiva o negativa. Y es en la dimen-
sión de lo simbólico donde observamos que las RS se orientan como sistemas
de códigos, valores, lógicas clasificatorias, principios interpretativos y orienta-
dores de las prácticas sociales, en otras palabras, lo que llamamos conciencia
colectiva, la cual se rige con fuerza normativa en tanto instituye los límites y las
posibilidades de la forma en que las mujeres y los hombres actúan en el mundo.
A modo de ejemplo:
Esto quiere decir que los argumentos constituyen, en un sentido amplio, las repre-
sentaciones sociales de la sociedad. Esto les imprime un carácter específica-
mente social precisamente por ser producidas por sujetos en ámbitos cotidianos.
Asimismo en esta producción de las RS, las mismas están fuertemente deter-
minadas por la organización política, cultural, y económica de las formaciones
sociales. Desde ese marco se elaboran los textos, los mitos, las ideologías y
todo sistema de representación que, a su vez, dependen de las situaciones con-
cretas que experimentan los sujetos de una sociedad, expresando juicios y apre-
ciaciones de la realidad.
Por último, seguramente usted pudo ya dilucidar que las representaciones socia-
les se adquieren en la interacción de un orden y una temporalidad que varía de
acuerdo a las diferentes circunstancias de cada sujeto, que enlazan los sentidos
y necesidades que dan cuenta de lo que siente, quiere y piensa un sujeto social
ante una determinada realidad concreta.
La institución no es más que otro hecho social donde, de acuerdo a Berger y Luc-
kmann, la transmisión del significado dentro de las mismas se basa en el conoci-
miento social y se transforma en soluciones permanentes para problemas perma-
nentes dentro de una comunidad. Los actores aprenden sistemáticamente estos
significados, lo cual pone en evidencia la necesidad de un proceso educativo que
inscriba sus significados de manera indeleble en la conciencia del individuo.
Grupo
Encontramos así, tanto roles formales o prescriptos, que serán aquellos que
están determinados por la posición que ocupa un sujeto en una institución; y
roles informales cuando los sujetos juegan un papel dependiendo de la red de
interacción grupal.
Para cerrar, el grupo operativo es una técnica de enseñanza que inició Riviere
(Quiroga, 2005) la que dice que “es un conjunto de personas con un objetivo
común al que integran operando en equipo”.
Así, pensamos que las demandas de apoyo, intervención, reclamo, etc., se pro-
ducen por un quiebre que expresa desproporción en las relaciones sociales
expresando una tensión que señala cierta necesidad de abordaje.
Ahora bien, cuando pensamos en la historia reciente, los cambios sociales defi-
nen un contexto complejo y cambiante, que demanda al científico social a ampliar
su horizonte filosófico, teórico y metodológico en el abordaje de los mismos.
Entonces, ¿cuál debería ser el papel del psicopedagogo ante los actuales proble-
mas sociales? ¿Qué herramientas/recursos aporta a su rol el enfoque psicosocial?
Usted debe pensar que desde esta perspectiva se trata de resolver problemas
sociales teniendo en cuenta; el contexto en el que se está, lo que conlleva a que
se deba adaptar la intervención a dicho contexto y a la colectividad (intervención
hecha por y para el colectivo). Así las transformaciones sociales que se buscan
normalmente tienen que ver con la salud (aumentar la salud a nivel social) y con
la prestación de servicios sociales (mejorar los servicios sociales).
información complementaria 1
Ignacio Martín-Baró
Capítulo 3
El grupo Humano
1. El significado de grupo
La vida cotidiana presenta una gran diversidad de formas como se relacionan
las personas a las que aplicamos el mismo término de grupo. Grupo es una familia y el
conjunto de nuestros amigos, grupo son los alumnos de una escuela, los bañistas en
una playa, los soldados de un batallón y los miembros de una determinada clase
social. Todas estas entidades humanas tienen en común el que involucran a varias
personas; pero, fuera de la pluralidad de individuos, es difícil encontrar algún elemento
común a todas ellas. Grupo es, por tanto, un término muy abstracto que remite a
realidades diferentes. Más aún, el hecho de que se aplique el mismo término de grupo
a situaciones humanas aparentemente semejantes, pero en el fondo muy distintas, nos
alerta sobre el peligro de caer en un puro moninalismo, es decir, en creer que el hecho
de aplicar un término o nombre ya convierte en real lo nombrado. De ahí la necesidad
de lograr una precisión conceptual mayor si pretendemos que el término "grupo" sea
más que un simple nombre y exprese un carácter propio de los fenómenos
psicosociales. Veamos algunos ejemplos:
Padre, madre y dos hijos adolescentes cenan en silencio, sin hablarse más
palabras que las estrictamente necesarias para pasarse la comida. Ciertamente,
forman un grupo familiar en el acto de cenar juntos. Comparémoslo con otras
cuatro personas, en todo equivalentes, que coinciden en la mesa de una
cafetería en la que sirven comidas rápidas; las cuatro comen sin dirigirse más
palabras que las necesarias para pasarse la sal, la salsa de tomate o las
servilletas. ¿Se trata también en este caso de un grupo?
Los alumnos de un curso de bachillerato ven en su aula de clase una película
sobre la que tienen que hacer un trabajo escolar. A unas cuadras de distancia,
un centenar de espectadores ve la misma película en un cine público. ¿Puede
hablarse de grupo en el mismo sentido en ambos casos? ¿Forman los
espectadores del cine público un verdadero grupo?
Por la calle pasa temprano en la mañana un batallón de soldados desfilando y
cantando. Horas más tarde, por la misma calle circula una gran cantidad de
transeúntes. No parece haber mucha duda sobre que los soldados formen un
grupo. Pero, ¿se trata también de un grupo en el caso de los transeúntes?
Se habla de los grupos profesionales de una ciudad o país, como los médicos o
los ingenieros, a pesar de que lo más seguro es que muchos de ellos ni se conozcan
ni se relacionen entre sí. Se alude también al grupo de quienes constituyen una
paternas. Y de ahí también que la identificación con el jefe grupal sea siempre una
derivación psicológica del conflicto edípico.
En resumen, la teoría psicoanalítica mantiene que un grupo surge por la
identificación de unos individuos con otro individuo, el jefe, al que introyectan como
ideal de su yo. En base a esta identificación primaria, común, los miembros de un
grupo pueden identificarse entre sí: frente a una misma imagen paterna, todos ellos
son iguales, hermanos.
El modelo de grupo de la teoría freudiana refleja el esquema simplificado de la
familia patriarcal: como base y centro hay un paterfamilias, alrededor del cual giran los
hijos o miembros del grupo, configurando una estructura radial fuertemente jerárquica.
Hay grupo porque hay identidad de todos los miembros hacia el objeto introyectado, el
jefe. Los vínculos grupales son de orden afectivo, libidinoso, aunque ambivalentes.
Así, junto al amor hacia el jefe está el odio, más o menos reprimido, y que
eventualmente aparecerá en la rebeldía, la insurgencia o la revolución social
(Mitscherlich, 1971): junto a la solidaridad fraterna hacia los compañeros del grupo,
está la envidia y la rivalidad, siempre presta a emerger y que, por lo general, se
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4. Tipologías grupales
Existen numerosos intentos por establecer tipologías grupales, es decir, por
diferenciar en esa pirámide de grupos de cada sociedad los tipos más característicos.
Obviamente, la diferenciación sigue las líneas de las características que se consideran
esenciales. De hecho, la diferenciación de grupos más conocida es aquella que
distingue entre grupos primarios y secundarios, distinción basada sobre todo en el
número de miembros, pero también en el carácter de las relaciones entre ellos. El
grupo primario es, por lo general, un grupo pequeño, cuyos miembros mantienen
relaciones personales, basadas en un conocimiento mutuo cercano y una fuerte dosis
de afectividad. El grupo secundario, en cambio, es un grupo grande, y las relaciones
de los miembros siguen patrones impersonales, más o menos institucionalizados como
roles.
Qué sea un grupo grande o pequeño es algo en lo que no hay coincidencia, ya
que resulta difícil si no imposible fijar en abstracto cuándo un grupo deja de ser
pequeño para ser grande. La veintena de pacientes que, en la sala de espera de un
dentista, constituiría una verdadera multitud, en un campo de fútbol seria
prácticamente "nadie", y el centenar de jóvenes que en una manifestación política
podría considerarse un grupo pequeño, en un aula escolar constituye un grupo muy
grande de clase. Con todo, a la hora de establecer determinaciones operativas, en
psicología social se ha solido considerar como "pequeño" un grupo de diez personas o
menos, mientras que un grupo con veinte personas o más por lo general se ha
estimado como "grande".
La distinción entre grupos primarios y grupos secundarios resulta insuficiente e
incluso engañosa si se toma como eje principal de una tipología grupal. El carácter e
importancia social de un grupo determinado no depende tanto de su tamaño o del
carácter más o menos institucionalizado de las relaciones entre sus miembros cuanto
del impacto configurado de su actividad sobre las personas y las estructuras sociales.
Dicho de otra manera, lo que más importa socialmente de un grupo es lo que produce,
no su formalidad en cuanto tal. Por supuesto, el tamaño de un grupo o el carácter de
las relaciones entre sus miembros pueden ser factores muy importantes para la
determinación de lo que un grupo hace o puede realizar, pero no son los elementos
definitorios ni decisivos. El número de miembros de un grupo puede constituir la base
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GRUPO Muy grande Desde varios Mediano o Relaciones Inducción de De débil a Importantes,
SECUNDARIO meses hasta grande funcionales presiones grande habituales y
U varios decenios planificadas
ORGANIZACI
ON
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Cuadro 11
Tres tipos de grupos
TIPO DE Identidad Poder Actividad
GRUPO
PRIMARIO Vínculos Características Satisfacción de
interpersonales personales necesidades personales
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Referencias
Anzieu (1978). El grupo y el inconsciente. Madrid: Biblioteca Nueva.
Anzieu, Didier y Martin, Jacques-Yves(1968). La dynamique des groupes restreints.
Paris: PUF.
Barker, Roger G. (1968). Ecological Psychology: Concepts and methods for estudying
the environment of human behavior. Stanford: Stanford University Press
Bass, Bernard M. (1960). Outsiders. Studies in the sociology of deviance. New York:
Free Press.
Bauleo, Armando (1983). Contrainstitución y grupos. México: Nuevomar.
Billig, Michael (1978). Fascists. A social psychological view of the National Front.
London: Academic Press.
Bonner, H. (1959). Group dynamics. Principles and applications. New York: Ronald.
Braunstein, Néstor A. y otros (1979). Psicología: ideología y ciencia. México: Siglo XXI.
Cartwright, Dorwin y Zander, Alvin (Eds.) (1971). Dinámica de grupos. Investigación y
teoría. México: Trillas.
Cooley, Charles H. (1909). Human nature and the social order. New York: Scribner’s
Sons.
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información complementaria 2
Rolla, Edgardo H.
Revista de Psicología
1964, vol. 1, p. 91-94.
Cita sugerida
Rolla, E. H.(1964) Los grupos operativos en la enseñanza. [En
línea] Revista de Psicología, 1, 91-94. Disponible en: http://www.
fuentesmemoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.853/pr.853.pdf
Licenciamiento
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94305, USA.
Edgardo H. Rolla
Partiendo del principio que todo aprendizaje despierta ansiedad por cuanto significa un
inevitable cambio dentro de los esquemas referenciales del individuo, se llegó al empleo
de los grupos denominados operativos, como complemento de la tarea de enseñar y
aprender.
Habría que definir que es un grupo operativo. Se trata de un conjunto de personas que se
reúnen en número no superior a diez o doce; con el conocimiento explicito de una serie
de elementos que han acordado aceptar.
Esos elementos explícitos son: el acuerdo de reunirse, en un lugar, fecha y hora
determinados, y por un lapso también predeterminado para cada reunión y para el
número total de reuniones, así como también la periodicidad de dichas reuniones. Se ha
acordado discutir un tema preciso y también preestablecido a la primera reunión, y se ha
acordado admitir el liderazgo explicito de un individuo al que se le reconocen
determinados niveles de información. Este líder se denomina “coordinador" y debe poseer
cierta información especifica en cuanto al tema que va a discutirse, no siendo necesaria
su gran versación sobre el mismo, y por otro lado debe tener experiencia que le califique
en el ejercicio de su rol de coordinador, en cuanto al arte de manejar la comunicación
dentro de un grupo, y producir la redistribución de canales dentro de la red grupal, a los
fines de que la información circule pragmáticamente, y de ello devenga el esclarecimiento
progresivo del tema en discusión.
El coordinador puede favorecer en parte con su conocimiento especifico del tema,
esclareciendo directamente a través de una re-información, pero, como dijimos, no es
absolutamente necesario. Lo que si es imprescindible es su adiestramiento en el manejo
de la comunicación grupal, ya que como expusimos al comenzar este trabajo, lo que mis
importará en cuanto a la distribución y redistribución de canales de mensajes, es la
emergencia y el trabajo de elaboración de la ansiedad con respecto a determinados
temas o a determinados aspectos de un tema en aprendizaje.
Por otro lado, el grupo ha convenido y existe un acuerdo tácito y también explicito de que
las situaciones personales, o ideologías no conexas directamente con el tema a discutir,
deberán ser evitadas o excluidas. No es posible prever la aparición de un tema
ideológico conexo, por ejemplo, pero es posible señalarlo como un escape a la dificultad
de enfrentamiento con otros aspectos del verdadero tema de discusión, es decir,
señalarlo como una fuga disimulada del verdadero centro de la discusión.
Se entiende bien que la ansiedad es la que se despierta en relación con el cambio de
Material básico
Material complementario
m3 actividades
m3 | actividad 1
Grupo: refiere a la interacción de dos o más personas en las que los intereses
que surgen confluyen y reclaman su canalización en una circunstancia concreta,
lo que puede corresponder a intereses reales de los propios individuos como así
también a un interés falso, inducido por un estado de alienación social.
Sentido común: son los conocimientos y las creencias compartidos por una
comunidad y considerados como prudentes, lógicos o válidos. Se trata de la
capacidad natural de juzgar los acontecimientos y eventos de forma razonable.
e v a l uac ión