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La palabra estrés actualmente se utiliza en el lenguaje coloquial para indicar una situación de
malestar y tensión; estar estresado se asocia normalmente a trastornos como ansiedad,
insomnio, irritabilidad, cansancio, depresión. Es innegable que el estrés es un factor
importante capaz de influenciar en nuestro estado de salud, las investigaciones científicas
modernas demuestran hasta qué punto son profundos sus efectos en el organismo humano.
Por citar un par de ejemplos importantes, recordemos que nuestro estado emocional y el
sistema inmunitario pueden estar influenciados negativamente por el estrés.
De todas formas el estrés no tiene porqué percibirse siempre como algo de lo que hay que
alejarse: actualmente se tiende a distinguir entre el estrés positivo, denominado "eustrés”, y el
negativo, denominado "distrés". El estrés positivo comprende todos aquellos estímulos físicos,
fisiológicos y psicológicos que suponen las pequeñas alegrías y dolores de la vida, que como
resultado nos mantienen "vivos", es decir, con buena salud.
Por dar un ejemplo, al practicar deporte con regularidad indudablemente se somete a nuestro
físico a un pequeño estrés, pero el resultado de esta práctica con certeza será una mayor
resistencia; o pensemos en las personas que realizan actividades al aire libre, en
comparación con aquellas que están obligadas a pasar la mayor parte del día inmóviles en
ambientes cerrados: los primeros tendrán una mayor capacidad de adaptación a los cambios
de temperatura, y por lo tanto serán menos proclives a padecer resfriados. En pocas palabras,
un nivel moderado de estrés aumenta la resistencia y la capacidad de adaptación del
organismo