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Traducción de parte del capítulo 14: Nervous System, Andrew D. Miller and James F. Zachary; del
libro: Pathologic Basis of Veterinary Disease. Edited by James F. Zachary. Sixth edition. St. Louis,
Missouri. Elsevier [2017].
Edema cerebral
La base de nuestra comprensión actual del edema cerebral fue aportado por Klatzo en 1967 cuando
propuso dos tipos distintos: (1) edema citotóxico o hinchazón celular, causado por un aumento del
líquido intracelular con permeabilidad vascular normal y
(2) edema vasogénico, causado por un aumento extracelular de líquido resultante del aumento de la
permeabilidad vascular. Otros tipos de edema cerebral se han identificado como hidrostáticos (o
intersticial) asociado con un aumento de la presión hidrostática del LCR (resultante de hidrocefalia
interna obstructiva); edema hipo-osmótico, que depende del desarrollo de un gradiente osmótico
anormal entre la sangre y el sistema nervioso.
Los tipos de edema en el SNC se resumen en el cuadro 1. Cabe destacar que, dependiendo de la
naturaleza de la lesión, múltiples mecanismos pueden contribuir al edema en el SNC y los tipos de
edema no siempre están claramente definidos.
Edema vasogénico: En los animales, el edema vasogénico es el tipo más común de edema en el
SNC. Ocurre después de una lesión vascular a menudo adyacente a focos inflamatorios, hematomas,
contusiones, infartos, hipertensión cerebral o neoplasias del SNC. El mecanismo subyacente del
edema cerebral vasogénico es una ruptura de la barrera hematoencefálica que da como resultado el
movimiento de los componentes del plasma, como agua, iones y osmolitos orgánicos y proteínas en
el espacio extracelular perivascular (figura 1). Además de la acumulación extracelular de líquido, el
edema vasogénico también puede ir acompañado de algo de hinchazón celular que involucran a los
astrocitos. El edema vasogénico, con la resultante acumulación de líquido extracelular dentro del
SNC, puede causar un aumento de la presión intracraneal. Esta presión puede ser tan severa que
puede causar disfunción neurológica y desplazamiento caudal de estructuras cerebrales como las
circunvoluciones parahipocampales (figura 2) o del cerebelo como el vermis cerebeloso (figura 3).
Figura 1: Edema encefálico vasogénico, búfalo de agua. Gotas globulares eosinofílicas de proteínas
plasmáticas extravasculares en los espacios de Virchow-Robin del mesencéfalo.
Figura 2: Edema cerebral con hernia del giro parahipocampal, cerebro, caballo. El desplazamiento
caudal del giro parahipocampal (flechas) fue causada por una inflamación repentina del cerebro,
debido a un traumatismo cerebral severo. Las otras circunvoluciones cerebrales están hinchadas y
aplanadas, y los surcos son estrechos.
A A B
CC
PC
MO
B
Figura 3: Edema encefálico con hernia del vermis cerebeloso, gato. A: Sección sagital. El vermis
cerebeloso se ha desplazado caudalmente (flecha) a través del foramen magnum. Esto comprime el
bulbo raquídeo (MO), que puede causar la muerte por compresión del centro respiratorio. Nótese la
elevación del cuerpo calloso (CC) y la compresión focal del cerebelo rostral por el tectum (placa
cuadrigémina) (PC). B: Hernia del cerebelo (flecha) a través del foramen magnum, vista caudal a
través del foramen magnum.
Edema citotóxico: El edema citotóxico se caracteriza por la acumulación de líquido
intracelularmente (tumefacción celular o degeneración hidrópica) en neuronas, astrocitos,
oligodendroglia y células endoteliales, como resultado de un metabolismo celular alterado, a menudo
causado por isquemia. Aunque no todas las células mencionadas anteriormente pueden estar
involucradas en los casos de edema citotóxico, las células afectadas pueden hincharse a los pocos
segundos de la lesión. Se cree que el mecanismo implica un déficit de energía que interfiere con el
funcionamiento normal de la bomba de Na + / K + ATPasa celular. Por tanto, la célula no puede
mantener la homeostasis, que requiere la secreción de sodio intracelular, y la concentración elevada
de sodio intracelular y presumiblemente otros iones, así como osmolitos orgánicos, es seguido por un
aumento de agua intracelular. La materia gris y blanca del cerebro son afectadas, el cerebro se hincha
y los surcos se vuelven imperceptibles y las circunvoluciones se aplanan (figura 4). El fluido captado
por las células tumefactas deriva del espacio extracelular, que se reduce de tamaño y tiene una mayor
concentración de solutos extracelulares. Sin embargo, para que esta lesión se describa como edema
cerebral, debe haber un movimiento de fluido adicional hacia el cerebro y no simplemente un
intercambio de líquido existente entre los compartimentos extracelular a intracelular. En términos
prácticos, este no es siempre el caso y puede ser difícil de determinar. En muchos casos, el término
edema citotóxico se ha utilizo de forma bastante vaga para referirse simplemente a la tumefacción
celular.
El líquido adicional puede originarse de la circulación a través del intercambio de líquido
transcapilar o posiblemente del LCR. La barrera hematoencefálica permanece intacta durante el
desarrollo de este tipo de edema, por lo que el líquido no ingresa al cerebro por una alteración en la
permeabilidad vascular. Causas específicas de este tipo de edema son la hipoxia-isquemia,
particularmente en las primeras etapas; intoxicación con inhibidores metabólicos, como 2,4,
dinitrofenol, 6-aminonicotinamida y ouabaína; y la hipotermia severa.
Figura 4: Edema encefálico, perro. En la superficie dorsal del cerebro, las circunvoluciones están
aplanadas y los surcos se han vuelto menos perceptibles. La acumulación de líquido extracelular ha
causado que el cerebro se hinche y, debido a que el espacio dentro la bóveda del cráneo es limitado,
el cerebro se comprime contra la calota. En casos extremo, el edema puede causar un desplazamiento
caudal de la circunvolución parahipocampal (figura 2) y del vermis del cerebelo (figura 3).
Edema hipo-osmótico: El edema hipo-osmótico ocurre después del consumo excesivo de agua
(intoxicación por agua), lo que lleva a la dilución de la osmolaridad del plasma. En condiciones
normales, la osmolaridad del LCR y líquido extracelular en el SNC es ligeramente mayor que la del
plasma. Cuando la osmolaridad del plasma disminuye aún más, el agua se mueve desde la
vasculatura hacia el cerebro siguiendo la gradiente osmótica, lo que resulta en edema osmótico. Esta
forma de edema cuenta con los signos clínicos y las lesiones del síndrome de intoxicación por sal,
como se comenta más adelante.
Los procesos de enfermedad del SNC ingresan al encéfalo y a la médula espinal a través de uno de
los cuatro portales principales (cuadro): (1) extensión directa, (2) entrada hematógena, (3) tráfico de
leucocitos, y (4) transporte axonal retrógrado.
Extensión directa: La extensión directa es un portal de entrada común e incluye una amplia
variedad de procesos patológicos. (1) Traumatismo penetrante a través del cráneo o vértebras como
resultado de una herida de bala u otras formas de trauma puede proporcionar un portal directo al
SNC. Las enfermedades también pueden extenderse hacia el encéfalo y / o la médula espinal como
resultado de (2) una infección del oído interno, (3) infección o neoplasias de la cavidad nasal o senos
paranasales que llegan al cerebro a través de la placa cribiforme o del cráneo; o (3) osteomielitis
bacteriana o neoplasia de cuerpos vertebrales con extensión a través de las vértebras hacia el canal
vertebral.
Entrada hematógena: La puerta de entrada más común al SNC es la sanguínea. En los recién
nacidos, los microbios, como Escherichia coli, pueden ingresar a la circulación a través de la vena
umbilical o del sistema venoso después de procedimientos quirúrgicos como la castración. Una
enfermedad del SNC en vacas llamada meningoencefalitis trombótica es causada por bacteriemia por
Histophilus somni con localización de bacterias en los vasos sanguíneos del cerebro, que conduce a
vasculitis, hemorragia y trombosis. En animales adultos, sitios de inflamación crónica, tales como
abscesos, enfermedades bacterianas de la piel y las infecciones del oído también pueden servir como
fuentes de bacterias, que pueden ingresar al sistema venoso y diseminarse a sitios distantes a través
del torrente sanguíneo por vía hematógena.
Tráfico de leucocitos: Como parte del sistema de vigilancia inmunológica sistémica, los macrófagos
(monocitos) y las células linfoides entran y salen continuamente de los lechos capilares del SNC y,
por lo tanto, sirven como células centinelas para monitorear la presencia de procesos patológicos
dentro del SNC. Como ejemplos, los retrovirus, como el virus de la leucemia felina, y agentes
micóticos, como Blastomyces dermatitidis, tienen una etapa de sus ciclos de vida dentro del
citoplasma de linfocitos o macrófagos. Durante el movimiento de linfocitos y macrófagos dentro y
fuera del SNC, las células infectadas con tales agentes se activan para liberar su contenido infeccioso
e infectar células del SNC.
Transporte axonal retrógrado: El transporte axonal retrógrado proporciona una puerta de entrada
única para virus como la rabia y la bacteria Listeria monocytogenes. Estos patógenos se replican en
tejidos ricamente inervados con receptores y placas terminales de neuronas sensoriales y motoras,
respectivamente, que proporcionan una conexión entre la infección periférica y el SNC. Luego que
ingresan al nervio, utilizan el flujo axoplásmico retrógrado para entrar al SNC.
Sistemas de barrera
El SNC tiene varios sistemas de barreras estructurales y funcionales únicas, que sirven para
protegerlo de enfermedades que afectan a los sistemas vascular y ventricular y facilitan activamente
la transferencia de moléculas, como la glucosa, a las células del SNC.
Barrera hematoencefálica: En los capilares del SNC existe la barrera hematoencefálica, formada
por células endoteliales vasculares, la membrana basal derivada del endotelio y los pies de los
procesos de los astrocitos. El componente estructural más importante de la barrera hematoencefálica
son las uniones estrechas entre las células endoteliales de capilares cerebrales. Por medio de la
barrera hematoencefálica, el SNC puede regular selectivamente su compartimento extracelular y
aislarse a sí mismo de cambios bioquímicos repentinos que pueden ocurrir en el sistema circulatorio.
En la mayoría del SNC, las células endoteliales son no fenestrados y se mantienen unidos por
uniones estrechas intercelulares. Estas uniones estrechas impiden activamente el movimiento de
proteínas, moléculas hidrófilas e iones de la luz capilar al compartimento intercelular del SNC. Las
células endoteliales también tienen una vía lipofílica transmembrana para la difusión de pequeñas
moléculas de lípidos y numerosos receptores polarizados altamente selectivos que transportan
moléculas como insulina, transferrina, glucosa, purinas y aminoácidos. Finalmente, las células
endoteliales expresan una carga neta negativa en su lado abluminal y en la membrana basal,
proporcionando un mecanismo selectivo adicional que impide el movimiento de moléculas aniónicas
como los iones de cloruro a través de la barrera. Los pies de los procesos de los astrocitos cubren
más del 90% de la superficie abluminal de las células endoteliales capilares. La evidencia
experimental sugiere que la secreción de factores de crecimiento de los astrocitos promueve la
formación y el mantenimiento de la barrera hematoencefálica.
Los capilares en el área postrema, eminencia media, neurohipófisis, cuerpo pineal, órgano
subfornical, órgano comisural y la cresta supraóptica carece de uniones estrechas y están fenestrados;
por lo tanto, la barrera hematoencefálica está ausente en estos sitios.
Glia limitante: El SNC está separado del LCR subaracnoideo por la piamadre y la glía limitante. La
glia limitante, que cubre la superficie externa del cerebro y la médula espinal, está situado
inmediatamente debajo de la piamadre y consiste de astrocitos fibrosos (con muchos procesos) que
forman una capa que se encuentra subyacente a la piamadre. En muchas áreas, la piamadre es solo
una capa de una célula de espesor y tiene fenestraciones, de modo que la glia limitante está expuesta
directamente al espacio subaracnoideo. Como las arteriolas penetran la corteza cerebral para
suministrar sangre al SNC, llevan la piamadre y la glía limitante circundante con ellos hasta que la
arteriola se convierte en un capilar. En el capilar la piamadre desaparece, pero la capa pericapilar de
pies de los procesos de los astrocitos permanecen y sirven como un componente de la barrera
hematoencefálica. Esta zona de transición ocurre a una profundidad aproximadamente de 1 a 3 mm
dentro de la corteza cerebral y explica por qué en casos de meningitis, se puede observar que el
infiltrado sigue a lo largo de los vasos sanguíneos una distancia corta en el parénquima sin causar
una inflamación real del parénquima.
Barrera líquido cefalorraquídeo-SNC (barrera ependimaria): El SNC está separado del LCR
ventricular por el epitelio ependimario y los pies de los procesos de los astrocitos. Aunque el epitelio
ependimario forma una especie de barrera celular, materiales dentro del sistema ventricular puede
penetrar sin demasiada dificultad al SNC. La barrera LCR-cerebro es mucho más permeable que la
barrera hematoencefálica.
Aunque los microbios infecciosos han desarrollado enfoques únicos para entrar en el SNC, el cuerpo
también ha desarrollado un conjunto de mecanismos de defensa para proteger el SNC contra los
patógenos infecciosos y procesos patológicos. La piel y las membranas mucosas de los sistemas
alimentarios, respiratorios y urinarios proporcionan barreras estructurales y funcionales contra la
enfermedad. La respuesta inflamatoria, el sistema inmunológico y el sistema monocito-macrófago
proporcionan un fuerte defensa local y sistémica contra la replicación y propagación de patógenos.
Finalmente, los sistemas de barrera en el SNC, representan la protección estructural y funcional
contra una amplia gama de patógenos y lesiones tóxicas. Estos mecanismos de defensa se resumen
más adelante.
1. Las inflamaciones con exudado de neutrófilos (supurativas o purulentas) pueden ser el resultado
de varias especies de bacterias.
2. Las respuestas de eosinófilos ocurren con las migraciones de larvas de parásitos y en la
intoxicación por sal en cerdos.
3. El exudado compuesto de linfocítico y monocítico/macrófago (no supurativo) pueden ser causadas
por virus y ciertos protozoos.
4. La inflamación granulomatosa puede ser el resultado de hongos, ciertos protozoos y algunas
bacterias de orden superior como Mycobacterium spp.
Piel
Barrera estructural y funcional (secreciones).
Calvario y vertebras
Barrera estructural.
Meninges y LCR
Barrera estructural y funcional (flujo continuo de LCR).
Sistemas de barreras
Barrera hematoencefálica: Barrera estructural y funcional formada por endotelio vascular, membrana
basal y pie de los procesos astrocíticos.
Barrera de sangre-LCR: Barrera estructural y funcional formada por células de los plexos coroideos,
epéndimo y la membrana aracnoidea.
Glia limitante: Formado por los pies de los procesos astrocíticos ubicados inmediatamente
subyacentes a la piamadre. Esta estructura puede tener alguna función de barrera en la prevención del
movimiento de microbios del LCR al SNC.
Microglia y tráfico de monocitos/macrófagos
Células residentes y migratorias que forman parte del sistema monocitos / macrófagos.
Respuestas inmunológicas
Respuestas inmunológicas innatas y adaptativas que forman el sistema inmunológico general del
cuerpo.
Malformaciones
Disrafia significa una sutura o unión anormal, y estas anomalías son el resultado de una
interacción defectuosa entre el neuroepitelio con la notocorda y las células mesenquimales
adyacentes durante el cierre del tubo neural en las primeras etapas de desarrollo. El neuroepitelio
provee de células progenitoras de neuronas, astrocitos, oligodendrocitos y células ependimarias.
El cierre del tubo neural ocurre en cuatro lugares distintos en el embrión, llamados sitios de
inicio del cierre, y la interrupción de este proceso en estos sitios conduce a anomalías disráficas
específicas. El sitio de cierre I contribuye al neuroporo posterior (abertura en el extremo posterior del
canal neural embrionario), mientras que los sitios de cierre II al IV contribuyen al neuroporo anterior
(abertura en el extremo anterior del canal neural embrionario). La anencefalia es causada por una
falla de los sitios de cierre II o IV; la espina bífida es causada por una falla en el sitio de cierre I. Los
genes posiblemente involucrados en los defectos del cierre del tubo neural incluyen aquellos
involucrados en el metabolismo y transporte del ácido fólico.
Las anomalías disráficas, también llamadas defectos de cierre del tubo neural, en los animales
se caracterizan por anencefalia e hipoplasia prosencefálica, cráneo bífido, espina bífida, desarrollo
anormal de la médula espinal (duplicación o migración celular anormal) y siringomielia.
Figura 5: Meningocele (M), encéfalo, Ternero. Un defecto en la parte caudo-dorsal del cráneo ha
permitido que las meninges se hernien en una gran bolsa externa cubierta por piel. La bolsa contiene
líquido y está revestida por aracnoides y duramadre, que son continuas con las que rodean el cerebro.
El cerebelo es pequeño y la corteza occipital es incompleta.
Meningomielocele y espina bífida: La espina bífida es la contraparte vertebral del cráneo bífido.
Esta lesión, que con frecuencia tiende a afectar la columna caudal, se caracteriza por un defecto
dorsal en el cierre de uno o varios arcos vertebrales que forman la porción dorsal del canal vertebral
que recubren la médula espinal. La lesión se produce por una falla del tubo neural y del desarrollo de
los arcos vertebrales para cerrar correctamente, lo que puede resultar en la hernia de las meninges
(meningocele) o meninges y médula espinal (meningomielocele) a través del defecto, formando un
saco cubierto de piel. En algunos casos no hay hernia de las meninges o la médula espinal a través
del defecto, y a esta variación se denomina espina bífida oculta (figura 6). En esta variante hay una
ausencia de piel sobre los arcos vertebrales afectados, la musculatura vertebral es visible y las
meninges y la médula espinal se pueden ver en el canal espinal.
Se ha informado espina bífida en varias especies, incluidos caballos, terneros, ovejas, perros
(especialmente bulldogs ingleses) y gatos, particularmente la raza Manx, en la que se hereda como
una característica autosómica dominante.
Una lesión adicional es la mielosquisis. Se refiere al fallo del cierre del tubo neural y, por lo
tanto, es similar a la espina bífida, excepto que es una forma severa debido al fallo del cierre de todo
el tubo neural espinal. Por tanto, esta lesión se caracteriza por la falta de desarrollo de toda la
columna vertebral dorsal, porque el tubo neural en desarrollo permaneció abierto, incapaz de
fusionarse y desarrollarse normalmente.
Figura 6: Espina bífida oculta, ternero. Hay una hendidura en varias vértebras de la columna
vertebral dorsal resultante de un cierre defectuoso del tubo neural. Aunque no siempre es el caso,
tenga en cuenta la falta de herniación de la meninge o médula espinal a través del defecto. La médula
espinal no es visible (es decir, oculta) porque se encuentra en el canal vertebral, en la parte más
profunda de la hendidura, y está cubierta por músculo edematoso.
Hidromielia: La hidromielia congénita es una dilatación anormal del canal central de la médula
espinal (figura 7) que conduce a la formación de una cavidad en la que se puede acumular LCR. Es
probable que este trastorno sea el resultado de una lesión infecciosa o genética que resulte en el daño
a las células ependimarias que recubren el canal y la subsiguiente interrupción del flujo normal de
LCR y la formación de gradientes anormales de presión de LCR dentro del canal central. A medida
que el líquido cefalorraquídeo se acumula en el espacio que se agranda, el aumento de la presión
pericanalicular comprime la materia blanca y gris de la médula espinal, conduciendo a la pérdida de
materia blanca y posiblemente de neuronas en la materia gris.
La hidromielia adquirida es rara y está causada por la obstrucción del flujo del LCR en el
canal central de la médula espinal. Las causas de la obstrucción incluyen infección, inflamación y
neoplasia.
Los signos clínicos en animales jóvenes con hidromielia congénita varían, dependiendo de la
ubicación y el tamaño de la dilatación del canal central en la médula espinal. Los signos pueden
incluir ataxia, incontinencia urinaria, dificultad respiratoria, debilidad muscular en la parte delantera
y / o miembros posteriores y reflejos propioceptivos anormales. Puede acompañar a otros defectos en
la médula espinal y se ha visto como una anomalía asociado con el disrafismo espinal en perros
Weimaraner.
Figura 7: Hidromielia en etapa terminal, médula espinal, perro. La falta de materia gris y blanca de
la médula espinal se debe a la atrofia por compresión de un canal central lleno de LCR que ocupa
espacio. El único tejido reconocible es la duramadre (flechas).
Figura 8: Lisencefalia, cerebro, perro. Observe las superficies lisas de los hemisferios cerebrales,
que no tienen circunvoluciones ni surcos. Los giros y surcos no se forman, posiblemente debido al
fracaso del desarrollo y la migración neuronal. La lisencefalia es una anomalía en los animales
domésticos, pero es una característica normal en algunas especies, incluidos ratones, ratas, conejos y
aves.
Hipoplasia cerebelosa: En los animales, las causas más comunes de hipoplasia cerebelosa son
infecciones con parvovirus (gatitos: virus de la panleucopenia felina [figura 9]) y pestivirus
(terneros: virus de la diarrea viral bovina [figura 10] y lechones: virus de la peste porcina clásica).
Estos virus infectan y destruyen las células mitóticas, principalmente las células de la capa granular
externo del cerebelo que aún se están dividiendo durante los períodos gestacional tardío y neonatal
temprano. La necrosis de estas células significa que no están disponibles para formar la capa
granular, y por lo tanto el cerebelo es hipoplásico. En los terneros infectados con el virus de la
diarrea viral bovina, durante los 150 días de gestación (medio trimestre), se considera que dos
mecanismos son responsables de la hipoplasia cerebelosa. Uno se caracteriza por la necrosis
temprana de las células indiferenciadas en la capa de granular externa. Un segundo proceso implica
vasculitis e isquemia inducidas por virus en la sustancia blanca de las hojas del cerebelo.
Macroscópicamente, el tamaño del cerebelo se reduce; la reducción en el tamaño varía en
gravedad, dependiendo de la edad y la etapa de desarrollo del cerebro cuando el feto o el recién
nacido está infectado. Microscópicamente, hay necrosis y pérdida de la capa granular externa y
degeneración y pérdida de células de Purkinje. Las razones de la degeneración de las células de
Purkinje podrían incluir la infección por el virus o la falta de desarrollo normal de la corteza
cerebelosa. Las células de Purkinje también pueden estar mal posicionadas y ubicadas en la capa
molecular como resultado de la alteración inducida por virus en el desarrollo de la corteza
cerebelosa. En terneros, también puede observarse edema de la sustancia blanca de las hojas
cerebelosas con hemorragia focal en la corteza, seguida por cavitación focal de la sustancia blanca y
atrofia. Estas últimas lesiones se deben a la isquemia resultante de la vasculitis inducida por el virus.
En algunos casos se aprecia leptomeningitis, caracterizada por acumulación de linfocitos y células
plasmáticas y ocasionalmente fibroplasia, que pueden causar adherencias entre las hojas cerebelosas
adyacentes y obliteración focal del espacio subaracnoideo.
Figura 9: Hipoplasia cerebelosa, cerebelo, gatito. En el gato, la hipoplasia del cerebelo (encéfalo
superior; compare con el encéfalo inferior de un gato normal) es el resultado de una infección en el
útero con el virus de la panleucopenia felina (parvovirus). El virus infecta y causa la lisis de células
en mitosis de la capa de gránulosa externa del cerebelo (en el exterior del cerebelo en el feto).
Debido a que estas células ya no están disponibles para migrar y formar la capa granulosa, el
cerebelo permanece pequeño.
Hidrocefalia
La anomalía congénita más común del sistema nervioso central en los animales domésticos es
la hidrocefalia. Tiene una variedad de causas, incluida infecciones virales en el útero, el desarrollo
anormal del epéndimo o del sistema ventricular, infección y subsecuente bloqueo del sistema
ventricular o pérdida parenquimatosa periventricular. Parece haber una predisposición genética en
algunas razas de perros (miniaturas y braquicéfalos), pero el mecanismo del daño no ha sido tan
claramente establecido.
En animales de laboratorio, varias infecciones virales experimentales del neonato en útero,
incluido los virus de la papera, el reovirus tipo 1 y los virus de parainfluenza tipo 1 y 2 pueden
inducir hidrocefalia congénita. Infección en el útero por el virus de la panleucopenia felina en gatos y
el virus parainfluenza en perros también puede causar hidrocefalia congénita en la descendencia.
Aunque existen algunas diferencias entre las diferentes infecciones virales, la lesión básica es la
estenosis del acueducto mesencefálico que da lugar al desarrollo de hidrocefalia no comunicante. El
virus crece y causa la destrucción de las células ependimarias que recubren el sistema ventricular. La
infección se acompaña de una inflamación que se resuelve en 2 semanas.
La lesión resultante del daño del epitelio del epéndimo del conducto mesencefálico es su oclusión o
estenosis.
La hidrocefalia congénita: El LCR puede acumularse en el sistema ventricular, el espacio
subaracnoideo o ambos. El tipo de hidrocefalia que se desarrolla depende del sitio del bloqueo que
interrumpe el flujo normal de LCR:
1. Obstrucción del agujero interventricular entre un ventrículo lateral y el tercer ventrículo conduce a
la dilatación unilateral de ese ventrículo lateral.
2. El bloqueo de ambos agujeros interventriculares provoca dilatación bilateral de ambos ventrículos
laterales.
3. El bloqueo del conducto mesencefálico conduce a la dilatación bilateral de los ventrículos
laterales, el tercer ventrículo y el segmento del conducto mesencefálico proximal al bloqueo.
4. El bloqueo de las aberturas laterales del cuarto ventrículo conduce a dilatación bilateral de los
ventrículos laterales, el tercer ventrículo, el conducto mesencefálico y el cuarto ventrículo.
5. El bloqueo de la reabsorción del LCR en las vellosidades aracnoides conduce a una dilatación
bilateral de los ventrículos laterales, el tercer ventrículo, el conducto mesencefálico, el cuarto
ventrículo y el espacio subaracnoideo.
Como ejemplo, tras el bloqueo de los agujeros interventriculares, la presión en los ventrículos
laterales aumenta; los ventrículos se dilatan; el epéndimo se atrofia y se vuelve focalmente
discontinuo; y debido al gradiente de presión, el LCR es forzado hacia la materia blanca
periventricular, que conduce a edema hidrostático. El edema hidrostático da como resultado la
degeneración y atrofia de la mielina y los axones, y esta pérdida de tejido da como resultado una
mayor expansión de los ventrículos.
Las formas de hidrocefalia son comunicante y no comunicante. La hidrocefalia comunicante, la
menos común de las dos, ocurre cuando hay comunicación entre del LCR ventricular con el espacio
subaracnoideo, donde el LCR puede estar en exceso. La hidrocefalia no comunicante es el resultado
de una obstrucción dentro del sistema ventricular (en rostral a / o en las aberturas laterales del cuarto
ventrículo). Una zona de gran vulnerabilidad para la obstrucción es el acueducto mesencefálico.
Otro tipo de hidrocefalia, conocida como hidrocefalia ex vacuo (o hidrocefalia
compensadora), no suele ser una anormalidad congénita, pero se produce como consecuencia de la
ausencia o pérdida de tejido. Este tipo de hidrocefalia puede ocurrir en el útero por destrucción y
pérdida de tejido cerebral que rodea los ventrículos laterales (por ejemplo, en hidranencefalia). Se
discute la hidrocefalia ex vacuo más adelante en la sección sobre hidrocefalia adquirida.
Las lesiones macroscópicas asociadas con la hidrocefalia congénita comunicantes y no
comunicantes incluyen agrandamiento (abombamiento) del cráneo, si la obstrucción ocurre antes de
que las suturas se hayan fusionado (figura 11). Los huesos del calvario son extremadamente delgados
y las fontanelas son prominentes (figura 12). En el cerebro hay una prominente dilatación del sistema
ventricular proximal al punto de obstrucción (figura 13). La materia blanca adyacente a los
ventrículos dilatados se reduce en grosor, aunque la materia gris puede conservar una apariencia
relativamente normal. Como la hidrocefalia progresa, hay atrofia con fenestración y formación de
cavidades del tabique interventricular (septum pellucidum), atrofia del hipocampo (en el piso de los
ventrículos laterales), y aplanamiento de las circunvoluciones corticales. Si la obstrucción es brusca
y la presión se acumula rápidamente, los hemisferios cerebrales se pueden desplazar caudalmente,
causando una hernia de las circunvoluciones parahipocampales debajo del tentorio del cerebelo y del
vermis del cerebelo a través del foramen magno del occipital. La conificación resultante del cerebelo
puede ir acompañada por hemorragia y necrosis del cerebelo como resultado de la isquemia por
compresión e infarto. Microscópicamente, el epéndimo se puede atrofiar y tener focos de
discontinuidad, y hay pérdida de células en la sustancia blanca subyacente y, de forma variable, en la
sustancia gris.
Clínicamente, la hidrocefalia congénita ocurre con mayor frecuencia en razas braquicefálicas
o toy como el Chihuahua, Lhasa apso, y caniche toy. Los signos clínicos ocurren durante el primer
año de vida, a menudo antes de los 3 meses de edad. Los cambios de comportamiento son los más
comunes e incluyen un desarrollo deficiente de las habilidades motoras; retraso en el
comportamiento aprendido, como entrenamiento en casa; somnolencia; embotamiento; confusión;
dar vueltas en circulo; agresión y convulsiones.
Figura 11: Hidrocefalia congénita, ternero. Tenga en cuenta el agrandamiento en forma de cúpula
del cráneo. El hueso del calvario es delgado y distorsionado por la presión del cerebro en expansión
durante la gestación.
Figura 12: Hidrocefalia congénita, perro. Vista de la superficie dorsal del calvario. El hueso es
delgado y las fontanelas (flechas) están agrandadas. La membrana translúcida que cubre las
fontanelas es el periostio.
VL
TV
TV-AM
Figura 13: Hidrocefalia, Cerebro, Perro. A: Sección medio sagital de la cabeza. Nótese el tercer
ventrículo y los ventrículos laterales dilatados y la ausencia de la mayor parte del septum pellucidum
entre los ventrículos lateral izquierdoVL
y derecho.
VLB: Unión entre lóbulos parietal y occipital, nivel del
tálamo. Dilatación bilateral de los ventrículos laterales (VL). El fórnix se ha separado y se encuentra
aplanado en el piso del ventrículo. Observe que el tercer ventrículo (TV) y el área de unión entre el
tercer ventrículo y el acueducto mesencefálico (TV-AM) no están agrandados y, posiblemente,
reducidos en tamaño, lo que sugiere que la obstrucción puede estar en rostral a este plano de sección.
Abscesos
Los abscesos cerebrales en animales son relativamente poco frecuentes pero surgen después
de la entrada de bacterias al SNC. Esto puede ocurrir por extensión directa o por vía hematógena. Por
extensión directa, los abscesos ocurren después de heridas penetrantes, como fracturas de la calota, o
por la diseminación de la infección de los tejidos adyacentes, como las meninges, los senos
paranasales y el oído interno (figura 14), o a través de la placa cribiforme del etmoides.
Figura 14: Absceso crónico en leptomeninges del cerebelo, oveja. El absceso (flecha), que resultó
de una extensión directa de una infección del oído interno, comprime y distorsiona el cerebelo. Una
cápsula fibrosa sintetizada por fibroblastos de las leptomeninges lo separa del cerebelo adyacente.
Este absceso probablemente surgió en las leptomeninges del cerebelo y creció hasta comprimir el
cerebelo adyacente.
Las enfermedades que causan bacteriemia o septicemia resultan en infecciones del SNC de
microbios quedan atrapados en los lechos vasculares del SNC y las meninges. Los abscesos suelen
surgir dentro de la materia gris porque recibe un mayor flujo sanguíneo, generalmente en la unión de
sustancia gris y blanca (unión de corteza cerebral y sustancia blanca subcortical). Ellos ejercen
efectos en el SNC por alteración y destrucción de tejido y por desplazamiento de espacio. Si el
absceso crece rápidamente, es más probable que el tejido se rompa y destruya y, en el peor de los
casos, penetrar la pared del ventrículo lateral y provocar una ventriculitis. Las bacterias en el LCR
pueden ser transportadas al espacio subaracnoideo y provocar una leptomeningitis. Por otro lado, si
el crecimiento es lento, es más probable que el tejido se desplace. Los abscesos crónicos se vuelven
encapsulados por tejido fibroso si están cerca de las leptomeninges o por astrocitos si están alejados
de las meninges (figura 15).
N
I
Figura 15: Absceso en base encefálica, oveja. El absceso tiene un centro necrótico (N), rodeado por
neutrófilos y macrófagos (I) y una capsula formada por astrocitos (A) y fibroblastos (F). La capsula
formada por tejido fibroso (F) está en ventral y derecha del absceso, próximo a la piamadre la cual
contiene fibroblastos. En el parénquima encefálico, donde no hay una población residente de
fibroblastos, la reparación está a cargo de los astrocitos. Una proliferación de astrocitos y sus
procesos (astrogliosis) está en dorsal e izquierda del absceso, formando una capsula mal definida o
débil.
Las bacterias parecen localizarse en áreas específicas del SNC basadas en la unión mediada
por receptores o debido a patrones de flujo vascular exclusivos de la interfaz de materia gris: blanco
del SNC que permite que las bacterias se adhieran y se muevan a través de la barrera
hematoencefálica. Este último mecanismo de flujo vascular probablemente ocurre porque los vasos
sanguíneos pequeños que irrigan la corteza cerebral no penetran en la materia blanca, se ramifican
horizontalmente dentro de la materia gris próxima a la interfaz con la materia blanca y sus ramas
corren paralelas a la superficie de las circunvoluciones cerebrales. Una vez dentro del SNC o las
meninges, las bacterias se replican y provocan una respuesta inflamatoria. Las enzimas líticas
liberadas por los lisosomas de los neutrófilos, citocinas inflamatorias secretadas por linfocitos y
macrófagos y las toxinas y otros productos bacterianos destruyen las neuronas y sus procesos e
interrumpen las sinapsis, lo que afecta la neurotransmisión.
Macroscópicamente, los abscesos pueden ser únicos o múltiples, discretos o coalescentes y
tener distintos tamaños (figura 16). Al principio del proceso, los abscesos consisten en un exudado
blanco, gris o amarillo, espeso a granular. El color del exudado puede verse influenciado por la
exuberancia de la respuesta piógena provocada por las bacterias y por cualquier pigmento producido
por la bacteria. Streptococcus spp., Staphylococcus spp. y Corynebacterium spp. pueden producir un
exudado amarillento pálido a amarillo, de consistencia acuosa a cremosa. Coliformes, como E. coli y
Klebsiella spp., pueden producir un exudado blanco a gris, acuoso a cremoso. Pseudomonas spp.
puede producir un exudado verde a verde azulado. Los bordes de los abscesos suelen estar rodeados
por una zona roja de hiperemia activa inducida por mediadores inflamatorios que actúan sobre los
lechos capilares.
Los abscesos cerebrales pueden surgir partir de la extensión de una otitis interna (figura 14).
Estos animales a menudo muestran evidencia de parálisis del nervio facial, como una oreja caída. El
ángulo pontocerebeloso y las estructuras adyacentes son las ubicaciones para tales abscesos. En
caballos, Streptococcus equi subsp. equi pueden causar abscesos cerebrales por diseminación
hematógena (figura 17). La penetración directa también puede ocurrir en pequeños rumiantes que
carecen de senos frontales debido a procedimientos de descornado inadecuados.
Los abscesos encefálicos son lesiones que ocupan espacio y, como tales, pueden tener un
efecto devastador sobre la función cerebral. Dependiendo del tamaño y su ubicación, la compresión
de estructuras vitales (núcleos que regulan los ritmos cardíaco y respiratorio) y los desplazamientos
cerebrales (vermis cerebeloso, circunvoluciones parahipocampales) son dos secuelas frecuentes de
los abscesos agudos.
Los abscesos pueden ocurrir en la médula espinal como resultado de la extensión directa de
osteomielitis bacteriana de la columna vertebral a través de la duramadre, después del corte de la
cola en corderos, y ocasionalmente por diseminación hematógena.
Clínicamente, los animales con abscesos cerebrales pueden mostrar anomalías de las
conductas mentales, ataxia, inclinación de la cabeza, dar vueltas en círculos y pérdida de la visión.
Figura 16: Abscesos cerebrales crónicos, ovino. Los abscesos con centros caseosos (flechas) han
reemplazado la mayor parte del hemisferio cerebral derecho y desplazó la línea media hacia la
izquierda.
Figura 17: Absceso cerebral, hemisferio cerebral derecho, caballo. La corteza cerebral contiene un
absceso (flecha) causado por Streptococcus equi subsp. equi que ingresa al sistema nervioso central a
través de la sangre.
Encefalitis difusa
TERNERO
Escherichia coli: leptomeningitis, coroiditis, ependimitis y ventriculitis, sinovitis, oftalmitis y
neuritis perioptica.
Pasteurella / Mannheimia spp.: leptomeningitis, ependimitis y ventriculitis.
Streptococcus spp.: leptomeningitis, sinovitis, oftalmitis.
POTRO
Escherichia coli: leptomeningitis, ventriculitis, poliserositis, sinovitis.
Streptococcus spp.: leptomeningitis, poliserositis, sinovitis.
Salmonella typhimurium: leptomeningitis, ependimitis, ventriculitis, coroiditis, sinovitis.
CORDERO
Escherichia coli: leptomeningitis, ependimitis y ventriculitis, peritonitis, sinovitis.
Pasteurella / Mannheimia spp.: leptomeningitis.
CERDO
Escherichia coli: leptomeningitis, oftalmitis.
Haemophilus parasuis: leptomeningitis, poliserositis, sinovitis.
Streptococcus suis tipo I y II: leptomeningitis, coroiditis, ependimitis, neuritis craneal, mielitis.
Salmonella choleraesuis: leptomeningitis, oftalmitis.
Meningitis
Figura 18: Meningitis bacteriana supurativa, hemisferios cerebrales, caballo. Exudado purulento
blanco amarillento en el espacio subaracnoideo que se acumula en los surcos. Las circunvoluciones
están aplanadas, lo que indica inflamación y compresión del cerebro.
Listeriosis
Una enfermedad bacteriana con especial afinidad para el SNC, se observa principalmente en
rumiantes domésticos. Listeria monocytogenes, una bacteria gran positiva intracelular facultativa,
atraviesa la mucosa de la cavidad bucal e invade las ramas motoras y sensoriales del nervio
trigémino. Otras ramas de nervios craneales que inervan la cavidad bucal y la faringe también puede
verse afectadas. La invasión a través de la mucosa se ve facilitada por un traumatismo en la mucosa,
permitiendo así que el patógeno obtenga acceso al tejido y las terminaciones nerviosas. Las bacterias
migran a través de axones sensoriales, utilizando el transporte axonal retrógrado al ganglio nervioso
trigémino y luego al tronco del encéfalo, o a través de los axones motores directamente al
mesencéfalo y médula espinal (neuronas motoras: núcleo del par craneal V). Luego, la infección
puede extenderse rostral y caudalmente a otras áreas del SNC. Es probable que estos sitios sean el
resultado de la extensión directa de la infección porque L. monocytogenes es una bacteria móvil que
se propaga de célula a célula en su fase replicativa.
El mecanismo de la lesión tisular no está completamente definido; sin embargo, es probable
que la lesión de neuronas y axones sea un efecto secundario relacionado con la inflamación. Una
correlación entre el grado de la inmunidad mediada por células y la gravedad del daño cerebral
sugieren que también puede ocurrir una lesión inmunológica. El microbio produce múltiples factores
de virulencia, incluida una hemolisina (listeriolisina), que es requerido para la multiplicación
intracelular, e internalin, que internaliza E-caderina, lo que permite que la infección se propague más
allá de las regiones localizadas. Una vez que las bacterias ingresan al SNC, L. monocytogenes puede
infectar directamente a neuronas, células gliales y macrófagos reclutados en el exudado inflamatorio.
Las bacterias pueden propagarse de una célula a otra utilizando una fosfolipasa secretada que escinde
una variedad de fosfolípidos, incluida la esfingomielina (un componente de mielina) y fosfolípidos
en las membranas celulares. La lesión axonal y la muerte neuronal probablemente se atribuyan al
proceso inflamatorio, especialmente a la acción de la listeriolisina y lipasas.
Las lesiones macroscópicas suelen estar ausentes. En ocasiones, se puede observar opacidad
leptomeníngea, focos de colora amarillo-marrón de 0,1 a 0,2 mm de diámetro en el área de los
núcleos de los pares craneales V y VIII, focos de hemorragia, focos de necrosis en el tronco
encefálico terminal y LCR turbio.
Microscópicamente, hay una meningoencefalitis purulenta localizada en el puente y médula,
que involucra tanto la sustancia gris como la blanca (figura 19). Las lesiones, sin embargo, pueden
extenderse desde el diencéfalo a la médula espinal cervical craneal o la médula espinal caudal. Se
forman microabscesos y los neutrófilos son la principal célula inflamatoria. Aunque es poco común,
algunos microabscesos contienen macrófagos como principal tipo de célula. La necrosis y la
acumulación de células gitter pueden ser prominentes en algunos casos. Se pueden detectar
numerosos bacilos gran positivos en las lesiones. Una severa leptomeningitis está presente con
regularidad y el exudado se compone predominantemente de células mononucleares (macrófagos,
linfocitos, células plasmáticas) con menos neutrófilos. La ganglioneuritis craneal que afecta al nervio
y ganglio trigémino suelen estar presentes.
Los virus que causan enfermedad del SNC en los animales domésticos se enumeran en la tabla 3.
Tabla 3. Virus que causan enfermedades del sistema nervioso central en animales domésticos
Herpesvirus
Rabdovirus
El virus de la rabia (familia Rhabdoviridae) es uno de los virus más neurotrópicos que
infectan a los mamíferos. Generalmente, es transmitido por la mordedura de un animal infectado; sin
embargo, la infección respiratoria también se ha informado con poca frecuencia después de la
exposición del virus en cuevas de murciélagos, exposición humana accidental en el laboratorio y
trasplantes de córnea.
El mecanismo de propagación del virus de la rabia a partir del sitio de inoculación al SNC se
ilustra en la figura 20. El virus de la rabia se replica localmente en el sitio de inoculación. La
infección y replicación en los miocitos del músculo esquelético local es un importante evento
iniciador. Luego, el virus ingresa a las terminales nerviosas periféricas uniéndose a los receptores
nicotínicos de acetilcolina en la unión neuromuscular. Después de una gran dosis de inoculación, es
mayor la probabilidad de que el virus sea absorbido simultáneamente por las terminales del axón y
los miocitos. Si el virus entra directamente en las terminales nerviosas periféricas, es más probable
que el período de incubación sea más corto, independientemente de si las células musculares están
infectadas. Sin embargo, con dosis de virus cada vez más bajas, hay una mayor posibilidad de que el
virus entre en cualquiera de estas estructuras, terminales nerviosas o miocitos, pero no en ambas. Si
el virus entra directamente en las terminales nerviosas, puede resultar en un breve período de
incubación; o podría resultar en un período de incubación más prolongado si hubo infección inicial y
retención del virus en los miocitos antes de su liberación y captación por terminales nerviosas.
El virus se mueve desde la periferia al SNC por transporte axoplásmico retrogrado rápido,
aparentemente a través de nervios sensoriales o motores, a una velocidad de 12 a 100 mm por día.
Los datos experimentales sugieren que la fosfoproteína del virus de la rabia interactúa con la dineína
LC8, una proteína motora microtúbular utilizada en el transporte axonal retrógrado. Después de la
inoculación de un miembro, si el virus ingresa a axones sensoriales los primeros cuerpos celulares
que se encuentran serían las de los ganglios espinales, cuyos procesos neuronales se extienden hasta
el asta dorsal de la médula espinal. Para los axones motores, los cuerpos celulares de las neuronas
motoras inferiores en la materia gris del asta ventral o cuerpos de células neuronales de los ganglios
autónomos son los que inicialmente se infectan. No se sabe si la infección viral y la replicación en
las neuronas de los ganglios espinales de la raíz dorsal son esenciales para la infección de
el SNC. Luego, el virus se mueve dentro de la médula espinal y asciende al encéfalo utilizando el
flujo axoplasmático anterógrado y retrógrado. Durante la propagación del virus entre neuronas del
SNC, también hay movimiento centrífugo simultáneo vía transporte axonal anterógrado del virus
periféricamente desde el SNC a los axones de los nervios craneales. Este proceso da como resultado
la infección de varios tejidos, incluyendo la cavidad bucal y las glándulas salivales, lo que permite la
transmisión de la enfermedad en la saliva. Una característica adicionalmente importante de la rabia
es que la infección del tejido nervioso y no nervioso, como las glándulas salivales, ocurren al mismo
tiempo, lo que permite a los animales afectados tener dos requisitos para facilitar la transmisión de la
enfermedad: un comportamiento agresivo y el virus en la saliva.
Los resultados de estudios experimentales recientes han ayudado a aclarar el mecanismo por
el cual el virus se propaga dentro del SNC. Después de la propagación axoplasmica del virus de una
extremidad a las neuronas de los segmentos asociados de la médula espinal, la rápida propagación de
la infección al encéfalo se produce a través de una larga fibra ascendente y descendente, sin pasar por
la materia gris de la médula espinal. Se ha sugerido a esta propagación temprana del virus para
explicar cómo la inducción de los cambios de comportamiento ocurren antes de que haya una lesión
suficientemente grave para causar parálisis y permitir la diseminación de la infección antes de que
ocurra una notable respuesta inmunitaria. La propagación del virus dentro de las neuronas del SNC
se producen por el flujo axoplásmico tanto anterógrada como retrógrada, con la correspondiente
propagación de neurona a neurona por sinapsis axosomático, axodendrítica, dendroaxónica
somatoaxonal.
Estudios experimentales in vivo utilizando una cepa de laboratorio del virus mostró que el
virus causó una regulación a la baja de aproximadamente 90% de los genes del cerebro en niveles
más de cuatro veces más bajos. Los genes afectados fueron los implicados en la regulación del
metabolismo celular, síntesis, crecimiento y diferenciación de proteínas. Otros estudios
experimentales han demostrado mayores cantidades de óxido nítrico en el cerebro de los animales
infectados con rabia, lo que sugiere que la neurotoxicidad del óxido nítrico puede mediar la
disfunción neuronal. Finalmente, se ha demostrado que el virus de la rabia induce la muerte celular
apoptótica de las neuronas cerebrales en ratones. El mecanismo exacto del daño neuronal inducido
por el virus de la rabia en especies domésticas y de vida silvestre aún no se ha determinado
completamente.
Los cuerpos de Negri, formados dentro de las neuronas del SNC e incluso en los ganglios
craneales trigémino, espinal y autónomo, ha sido el sello distintivo de la infección por rabia, aunque
no están presentes en todos los casos. Las inclusiones son intracitoplasmáticas y se desarrollan
inicialmente como una agregación de hebras de nucleocápside viral, que se transforma rápidamente
en una matriz granular mal definida. Los viriones maduros, que brotan del retículo endoplásmico
cercano, también pueden estar ubicados alrededor de la matriz. Con el tiempo el cuerpo de Negri se
vuelve más grande y detectable por microscopía óptica. En secciones teñidas con H & E, el cuerpo
de Negri, que es eosinofílico, tiene una o más áreas pequeñas y claras llamadas cuerpos internos que
se forman como resultado de la invaginación de componentes citoplásmicos en la matriz de la
inclusión. Las inclusiones que no poseen "cuerpos internos" se han denominado cuerpos de Lyssa,
pero son en realidad, cuerpos de Negri sin hendidura citoplásmica. Los cuerpos de Negri tienden a
ocurrir con más frecuencia en neuronas grandes como las neuronas piramidales del hipocampo (más
comunes en carnívoros, como el perro), neuronas del bulbo raquídeo y células de Purkinje del
cerebelo (más comunes en herbívoros, como bovinos).
Los signos clínicos en los animales domésticos son similares con algunas diferencias entre
especies. La enfermedad clínica en el perro ha sido dividida en tres fases: prodrómica, excitadora y
paralítica. En la fase prodrómica, que dura de 2 a 3 días, el animal puede tener un cambio sutil de
temperamento. La rabia furiosa se refiere a animales en donde predomina la fase excitadora, y la
rabia muda se refiere a los animales en los que la fase excitadora es extremadamente corta o ausente
y la enfermedad progresa rápidamente a la fase paralítica. En bovinos y carnívoros generalmente
tienen la forma furiosa de la rabia y los animales afectados se ven inquietos y agresivos. Otros
signos, algo único de bovinos con rabia, incluyen bramidos, esfuerzo general, tenesmo y signos de
excitación sexual seguidos de parálisis y muerte. Las mulas, las ovejas y los cerdos suelen tener la
forma excitadora de la rabia. Los caballos pueden tener signos tempranos que son atípicos para una
enfermedad neurológica, pero al final tienden a tener la forma excitadora.
Al realizar una necropsia en un animal sospechoso de rabia, es importante recordar (1) usar
protección adicional (guantes dobles, mascarilla, protección ocular y ventilación adecuada) a la
normalmente usada para el examen post mortem de rutina y (2) recolectar los tejidos apropiados del
SNC (hipocampo, cerebelo y médula y, opcionalmente, la médula espinal) para su examen por
inmunofluorescencia e inoculación en ratones. El resto del cerebro debe fijarse por inmersión en
formalina 10% para examen histopatológico.
Se ha informado de infección del SNC por una variedad de hongos y de algas en animales
domésticos. Los casos más reportados suelen ser sucesos aislados y, a menudo, representan
infecciones oportunistas en individuos inmunodeprimidos. Las infecciones han involucrado hongos
del género Aspergillus, Candida y Mucor; y las algas verde azuladas Prototheca. Estas infecciones
no tienen predilección por el sistema nervioso. De las micosis sistémicos, se han producido
infecciones del SNC con Coccidioides immitis, Blastomyces dermatitidis, Histoplasma capsulatum y
Cryptococcus neoformans, pero solo C. neoformans tiene una afinidad particular para el SNC. Estos
agentes llegan al SNC por tráfico de leucocitos y por diseminación hematógena desde sitios
primarios de infección ubicados en otras áreas del cuerpo (frecuentemente en pulmón y piel).
Este grupo de patógenos suele desencadenar una inflamación granulomatoso a
piogranulomatoso. Esta respuesta puede ser localmente extensa o se pueden formar distintos
granulomas en el SNC y las meninges. Macroscópicamente, las lesiones del SNC consisten en focos
que se van expandiendo, moderadamente bien delimitadas, de color marrón amarillento que
desplazan y alteran el tejido normal (figura 21). Microscópicamente, el exudado consiste en
neutrófilos, macrófagos, macrófagos tipo epitelioide y células gigantes multinucleadas. Los últimos
dos tipos de células pueden contener microbios en su citoplasma. Las características microscópicas
de estos hongos se comparan en la figura 22.
Figura 21: Blastomicosis, cerebro, perro. El espacio subaracnoideo (leptomeninges) del hemisferio
cerebral izquierdo (lóbulos parietal-temporal) contiene un foco de granuloma localmente extenso
(flecha) causado por Blastomyces dermatitidis con extensión a la corteza subyacente.
A B
B
B
C D
Figura 22: Características morfológicas de los hongos que pueden infectar el sistema nervioso
central. A) Blastomyces dermatitidis, de 8 a 25 micras de diámetro, microbios similares a levaduras
esféricos en gemación de base amplia, ubicación intracelular o extracelular. Tinción H&E.
B) Cryptococcus neoformans. En esta ilustración, el microbio está rodeado por una cápsula mucinosa
que se tiñe con mucicarmín de Mayer. La cápsula varía en ancho pero puede ser tan gruesa como
para dar al microbio un diámetro total de 30 micras. El microbio sin su cápsula tiene un diámetro de
5 a 20 micras. La cápsula no se tiñe con H&E, lo que provoca que el microbio parece estar rodeado
por un halo claro (figura 24). Los microbios son ovalados a esféricos, pero pueden tener forma de
media luna o copa (la deshidratación que se produce durante el procesamiento del tejido para
incluirlo en parafina provoca esta contracción y distorsión). Tinción de mucicarmín de Mayer.
C) Histoplasma capsulatum, localizado intracelularmente, es esférico a alargado, de 5 a 6 micras de
diámetro. Tinción H&E.
D) Coccidioides immitis, esférulas (de 20 a 30 micras de diámetro) que contienen endosporas (<5
micras de diámetro), pueden ser intracelulares o extracelulares. Tinción H&E.
Figure 23: Cryptococcosis, Sección transversal, Talamo, Cerebelo y Mesencefalo, gato. Nótese
la lesión cavitaria causada por Cryptococcus neoformans (fechas) Si bien las lesiones aparecen como
cavidades, ellas están llenas con microbios y la apariencia grisácea se debe a la cápsula mucinosa de
numerosos cryptococcos. Cryptococcus neoformans generalmente induce inflamación granulomatosa
en la mayoría de los animales domésticos, pero en algunos animales, especialmente en el gato, la
inflamación es mínima o está ausente.
A B
Parásitos. Como regla general la infestación del SNC por parásitos varía en grado de severidad y
distribución, dependiendo del parásito y de la respuesta del huésped. Macroscópicamente puede
observarse hemorragia y malacia en los tractos de migración del parásito o formación de quistes.
Microscópicamente hay necrosis, hemorragia y respuesta leucocitaria típica con infiltrado de
eosinófilos.
Larvas de insectos. Las más comunes son las larvas de Oestrus ovis y Hypoderma bovis. Las larvas
de Oestrus ovis se desarrollan en la cavidad nasal de las ovejas y pueden penetrar a la bóveda craneal
a través del hueso etmoides. Las larvas de H. bovis pueden ingresar a la columna vertebral durante su
migración a través del tejido subcutáneo desde el casco y raramente llegar al cerebro como un
parásito aberrante. El daño en el SNC es típicamente el resultado de la inflamación como respuesta
de la degeneración del parásito luego del tratamiento antihelmíntico.
Cestodes. Coenurus cerebralis, la forma larvaria del perro de la tenia Taenia multiceps, más
comúnmente infesta ovejas y ocasionalmente otros rumiantes. La forma larvaria llega al SNC por vía
hematógena y causa lesiones durante su migración. La migración se asocia con necrosis severa y
respuesta inflamatoria ante el parásito, puede formar quistes que comprimen y atrofian al tejido
nervioso. Otro parásito en el que los seres humanos son el huésped definitivo es Taenia solium,
siendo los cerdos el huésped intermediario. El estadio larvario Cysticercus cellulosae, generalmente
se desarrolla en músculo del cerdo, pero también puede ocurrir en las meninges y el cerebro,
resultando en una enfermedad llamada "cisticercosis". La afectación del SNC se denomina
“neurocisticercosis”. La respuesta inflamatoria tiene componentes humorales y celulares.
Anticuerpos de la familia de las inmunoglobulinas G está dirigida contra el quiste; sin embargo, los
quistes probablemente sean eliminados por mediadores liberados por los eosinófilos, queson atraídos
al sitio por mediadores liberados de las células linfoides en el exudado inflamatorio. Por razones
indeterminadas, los quistes viables de los animales pueden establecerse y crecer lentamente durante
años. Estos quistes causan edema vasogénico y aumento de la presión intracraneal.
Las lesiones macroscópicas generalmente se observan en los hemisferios cerebrales, comúnmente en
la interfaz de la materia gris y blanca. Los quistes también se pueden encontrar en el cerebelo,
médula oblonga, ventrículos, espacio subaracnoideo y médula espinal. Por lo general, no hay
cambios importantes en el SNC que rodea a los quistes. Los Quistes son redondos a ovalados y de
varios tamaños y números, muchos de los cuales puede ser grande y visible hasta centímetros de
diámetro. La pared del quiste es translúcida y contiene un líquido espeso y transparente. Dentro del
líquido hay un escólex, visible como un pequeño nódulo de 2 a 3 mm. Microscópicamente, hay poca
o ninguna inflamación o lesión tisular alrededor de los quistes, excepto por la compresión y el
edema.
Nematodos (nematodiasis cerebroespinal). Se llama nematodiasis cerebroespinal a la migración
aberrante de los estadios larvarios de los parásitos nematodos hacia y a través del SNC. Las causas
importantes de nematodiasis cerebroespinal incluyen: Parelaphostrongylus tenuis (rumiantes,
camélidos), Strongylus vulgaris (caballo), Elaphostrongylus rangiferi (pequeños rumiantes),
Toxocara canis (perros) y Baylisascaris procyonis (muchas especies que incluyen perros, primates,
conejos y aves). Ellos acceden al SNC de forma hematógena y entran activamente en el SNC
atravesando la pared de los vasos sanguíneos. Los nematodos causan daño en el área cerebromedular
del cerebro y/o la médula espinal ya sea por migración aberrante en el huésped definitivo o
migración en un huésped aberrante (figura 25). A menudo aparecen lesiones macroscópicas de
migración de larvas de nematodos, como tractos lineales o serpentinos de necrosis y / o hemorragia
en el tejido. La migración da como resultado lesiones endoteliales, vasculitis y trombosis, que puede
resultar en oclusión vascular e infarto. Las larvas se pueden encontrar en cortes histológicos e
inducen un exudado inflamatorio celular, que incluye abundantes eosinófilos (Figura 26).
Figure 25: Nematodiasis Cerebrospinal, Cerebro, Cerebelo y médula a nivel del Puente en el
caballo. Migración de Strongylus vulgaris. Varios pequeños focos de hemorragia y necrosis en la
sustancia blanca cerebelar en concordancia con los sitios de migración de la larva. (flechas)
Figura 26: SNC de conejo. Migración de Baylisascaris procyonis (flecha) en el SNC que provoca
una respuesta inflamatoria linfomonocítica perivascular mezclada con eosinófilos (Manguito
perivascular a la izquierda de la imagen). H&E
Priones.
Los priones producen un grupo de enfermedades que se conocen como: Encefalopatias
Espongiformes Transmisibles
En ovinos corresponde a Encefalopatía Espongiforme del ovino, también denominada “Scrapie”, en
bovinos la Encefalopatía Espongiforme Bovina o “Mal de la vaca loca” y en humanos se conoce
simplemente como Encefalopatía Espongiforme. Estas enfermedades son causadas por partículas
proteicas infecciosas (priones) que (1) están compuestas de una isoforma anormal de una proteína
celular normal (la proteína prionica celular – PrPC), denominándose a la isoforma anormal PrPSc
(proteína prionica Scrapie) y (2) resisten la inactivación mediante procedimientos que degradan los
ácidos nucleicos y proteínas (es decir, calor, irradiación ultravioleta y enzimas fuertes).
La PrPC se expresa en todo el cuerpo y es el producto de un gen conservado que se encuentra en
diversos animales como moscas de la fruta y en seres humanos.
Las encefalopatías espongiformes ocurren por transmisión horizontal (alimentar al ganado con tejido
del SNC extraído del propio ganado, o alimentos a base de harina de carne y/o hueso que contiene la
PrPSc) o mediante una mutación hereditaria del gen priónico humano normal. En animales la ruta
principal de infección parece ser a través de transmisión horizontal. Se ha propuesto que los priones
infecciosos ingeridos con los alimentos entran al cuerpo a través del intestino. Los priones cruzan la
pared intestinal en las placas de Peyer donde son fagocitados y transportados por los leucocitos a
otros ganglios linfáticos. Los priones se replican en linfocitos y macrófagos del sistema linfoide
antes de tener acceso a la sangre. El sistema nervioso autónomo es importante en la entrega de
priones al SNC y neuronas; sin embargo, el o los mecanismos exactos de propagación quedan por
dilucidarse. Finalmente, las neuronas acumulan suficiente PrPSc para alterar su función normal (se
puede tardar años) y se observan signos neurológicos. Las enfermedades priónicas son fatales. El
sistema inmunológico adaptativo no reconoce a los priones como extraños; por lo tanto, no se
desarrolla protección inmunológica.
La acumulación de PrPSc en las neuronas causa neurodegeneración y pérdida de neuronas pero su
mecanismo no está del todo claro; sin embargo, astrocitos y activación de las células microgliales y
la apoptosis parecen ser componentes probables del proceso que conduce a la lesión neuronal.
Macroscópicamente no se observan lesiones en el SNC.
Las lesiones microscópicas de vacuolización espongiforme de neuronas en las ovejas y las cabras se
limitan al SNC y son más comúnmente presente en el diencéfalo, el tronco encefálico y el cerebelo
(corteza y núcleos profundos), con lesiones variables en el cuerpo estriado y médula espinal. El tipo
de degeneración neuronal puede variar y comúnmente está caracterizado por aumento de la basofilia
y vacuolización citoplasmática (Fig. 27). Aunque otros cambios, como cromatólisis central y el
cambio celular isquémico ocurren de forma variable. También puede existir Astrocitosis en áreas
afectadas del cerebro y del cerebelo.
Figure 27: Encefalopatia Espongiforme Ovina (Scrapie), Cerebro, neuronas motoras. Citoplasma de
neuronas con vacuolas claras que desplazan al núcleo (flechas). No hay reacción inflamatoria en esta
enfermedad. Coloración de HyE.
Los signos clínicos que acompañan a la Encefalopatía Espongiforme en bovinos incluyen cambios en
el comportamiento como nerviosismo o agresividad, postura anormal, marcha anormal,
descoordinación, dificultad para levantarse, disminución de la producción de leche y pérdida de peso
corporal a pesar del apetito continuo. El ganado afectado se deteriora hasta que muere o requiere la
eutanasia. Este período clínico suele oscilar entre 2 semanas y 6 meses. Todos los casos de la
enfermedad en bovinos se han producido en animales adultos, con una edad rango de 3 a 11 años,
pero la mayoría de los animales tienen signos clínicos que se desarrollan entre 3 y 5 años.
En ovinos, el nombre “Scrapie” (Prurito) deriva de los signos clínicos característicos que es el
prurito, que a menudo da como resultado la pérdida de lana en las ovejas. La enfermedad progresa
inexorablemente con signos tempranos de cambios sutiles en el comportamiento o el temperamento
seguidos por el rascado y frotado intenso contra objetos fijos debido al prurito. Los signos
adicionales incluyen falta de coordinación, pérdida de peso (a pesar de mantener el apetito),
morderse los pies y las extremidades, los labios, con anomalías en la marcha y temblores, y
eventualmente la muerte después de 1 a 6 meses o más.
Malacia.
El término malacia refiere a reblandecimiento claramente observable a simple vista, producido por
necrosis del tejido nervioso. Encefalomalacia y mielomalacia se refieren a la necrosis en el cerebro
y en la medula espinal respectivamente. Los cambios morfológicos en la necrosis, en la eliminación
de tejido muerto, y en la curación son los mismos independientemente de la causa. Las causas
pueden ser variadas, y malacia, sola o como parte de otro cambio, es una de las lesiones más
comunes en el cerebro y en la medula espinal. Aunque la naturaleza del proceso malacico no es
específica por causa, hay cierta especificidad en la localización de las lesiones y en su particular
patrón de distribución. El reblandecimiento de la sustancia gris conoce como poliomalacia y el
reblandecimiento de la sustancia blanca se conoce como leucomalacia; cada uno puede estar
calificado en cuanto a ya sea cerebral (encefalo-) o espinal (mielo-). Las enfermedades que llevan a
Poliomalacia en rumiantes se relacionan con deficiencia de tiamina, intoxicación con plomo, e
intoxicación por agua. En cerdos, la polioencefalomalacia generalmente es causada por intoxicación
por sal. En perros, el plomo también causa Poliomalacia. Episodios convulsivos en perros, algunos
asociados con moquillo, puede dejar cambios malacicos, especialmente en la corteza parietal y
temporal. Intoxicación por metronidazol de perros y gatos puede resultar en leucomalacia del tronco
encefálico. En equinos ocurre Leucoencefalomalacia micotóxica al consumir maíz contaminado con
hongos. Por otra parte, en rumiantes la malacia puede estar asociada a enfermedades de origen
bacteriano como ser la Enterotoxemia por Clostridium perfringens tipo D (Enfermedad del riñón
pulposo, Enfermedad, Enfermedad por comer en exceso). La Enterotoxemia por Clostridium
perfringens tipo D, asociada con la producción de toxina épsilon, es una enfermedad de ovejas,
cabras y vacas, pero solo las ovejas suelen exhibir manifestaciones de la enfermedad. El daño
cerebral se debe a lesión vascular y ruptura de la barrera hematoencefálica con aumento de la
permeabilidad vascular que resulta en edema vasogénico, y finalmente necrosis causada por
mecanismos hipóxico-isquémicos.ecanismos. Las lesiones macroscópicas están ausentes en algunos
casos hiperagudos, pero cuando están presentes, consisten inicialmente en focos de malacia
bilateralmente simétricos, lo que lleva a Focos de amarillo grisáceo a rojo con malacia y cavitación
(fig. 28).
Figura 28: Encefalomalacia focal simétrica, cerebro, sección transversal a nivel del núcleo basal y
rostral del tálamo, Oveja. Se observa decoloración y malacia bilateral (flechas) en una porción del
núcleo basal causado por enterotoxemia producida por Clostridium perfrigens tipo D.
Deficiencia de tiamina.
La tiamina (vitamina B1) es un requerimiento dietético de los carnívoros. Los herbívoros son
capaces de sintetizar sus propios requerimientos, la síntesis es microbiana y tiene lugar en el rumen y
probablemente en el intestino grueso de los caballos. Experimentalmente la deficiencia puede
producirse en terneros y corderos, pero sólo cuando son muy jóvenes y antes de que se haya
establecido una flora ruminal útil; signos neurológicos, incluida la ataxia, temblores cerebelosos y
convulsiones, ocurren en estos experimentos. En ovinos la incidencia es más alta en ovejas en el
grupo de edad de destete a los 18 meses, pero se producen casos esporádicos en animales mayores.
En bovinos también ocurre en animales jóvenes. Los caballos se envenenan al comer helecho y cola
de caballo (Equisetum arvense), ambas plantas contienen una tiaminasa. Las plantas son
desagradables, pero puede producir una intoxicación cuando se incluyen en henos de pastos. La
enfermedad en los caballos se caracteriza por la falta de coordinación. La deficiencia de tiamina
también ha sido una enfermedad natural importante en zorros y gatos y sigue siendo de cierta
importancia en el visón. En estas especies carnívoras, la deficiencia se induce por una enzima que
divide la tiamina presente de forma natural en muchas especies de pescado. Los signos neurológicos
consisten primero en ataxia, descoordinación, dilatación pupilar y reflejos pupilares lentos,
convulsiones se inducen fácilmente y se caracterizan por una fuerte ventroflexión de la cabeza. En
esta etapa, los animales suelen responder rápidamente y completamente a tiamina, pero puede haber
ataxia leve residual. Después de 2-3 días de signos neurológicos, los animales pasan a un estado
irreversible de fase de semicoma, opistótonos, quejidos continuos, y espasticidad. Las lesiones por
deficiencia de tiamina en carnívoros atraviesan la secuencia de vacuolización del neuropilo,
dilatación vascular, hemorragia y necrosis.
Figura 29: Polioencefalomalacia cerebrocortical aguda en cabra por deficiencia de tiamina. Lóbulo
parietal, a nivel del tálamo. Nótese la necrosis licuefactiva con variado grado de separación (flechas)
en la corteza profunda.