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C A P Í T U L O

Procesamiento espacial

CONSIDERACIONES GENERALES Hipótesis de las dos vías para el reconocimiento de


Problemas en la neuropsicología del procesamiento objetos y el procesamiento espacial
espacial EL PAPEL DEL HIPOCAMPO EN EL
Tipos de com portam iento espacial PROCESAMIENTO ESPACIAL
Primeros estudios empíricos Estudios de registros unitarios
ESPACIO CORPORAL Estudios de lesión
Superficie corporal Estudios neuroetológícos
Sensación muscular y de articulaciones EXCLUSIÓN DE UN LADO DEL ESPACIO
ESPACIO EGOCÉNTRICO La exclusión como trastorno de atención
Desorientación visual La exclusión como deficiencia de la representación
Localización visual interna del espacio
Correlatos neuronales de la desorientación visual y el PENSAMIENTO ESPACIAL Y VISUALIZACIÓN
deterioro en la localización visual Estudios electrofisiológicos
ESPACIO ALOCÉNTRICO Estudios para visualizar
Análisis espacial Estudios de lesión
Búsqueda de los mecanismos subyacentes al Especialización hemisférica para la visualización
com portam iento espacial Implicaciones para las preguntas iniciales acerca de la
Percepción de ubicación espacial relativa imaginación
Discriminación de orientación EL PAPEL DE LOS LÓBULOS FRONTALES
Tareas espaciales complejas EN EL PROCESAMIENTO ESPACIAL
Orientación y memoria topográficas RESUMEN

Si el lenguaje es una capacidad exclusivamente humana, la En contraste con esta función simbólica, una represen­
habilidad para orientar y dirigir el movimiento en el espa­ tación mental puede capturar algunas características rea­
cio es esencial para la sobrevivencia de todos, menos los ani­ les de (y en consecuencia ser análogo a) aquello que repre­
m ales más sim ples, esta capacidad debe haber em ergido senta. Por ejem plo, la Luna podría ser dibujada por un
muy temprano en el curso de la evolución. Consistente con círculo. A esto se le denom ina rep resen ta c io n es a n a ló ­
estas diferencias, los modos de cognición que median el len­ g ic a s . Las representaciones m entales del espacio, como
guaje y el procesam iento espacial son sorprendentemente una imagen de la distribución del mobiliario en un cuarto
diversos. Las representaciones m entales que subyacen al fam iliar o las ubicaciones relativas de las ciudades en un
lenguaje son rep resen ta cio n es s im b ó lic a s . Por ejemplo, mapa, son analógicas, aunque el contenido de las imáge­
una palabra es un sonido o un patrón escrito que por lo nes podría ser representado de manera simbólica con una
general no m antiene una relación directa con la cosa que descripción verbal o las coordenadas de latitud y longitud.
denota (aunque ciertos usos poéticos de palabras como De hecho, esta distinción no es tan clara como parece.
zumbido o siseo luchan contra tal relación, un recurso lite­ Es bien sabido que las imágenes mentales no son represen­
rario llamado onomatopeya). Todo mundo conoce el objeto taciones verídicas (ciertas) del m undo externo. Esto es
al que se refiere la palabra luna, aunque no haya. nada claro para la m ayoría de la gen te a quien, habiéndosele
intrínseco en dicho término que teiiga algo que ver con el pedido form ar una imagen de, por decir, el Partenón, luego
satélite natural que gira en torno a la Tierra cada mes. se les solicita indicar cuántos pilares se alinean en sn
154 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales

fachada. A unque una pequeña m inoría de gente es capaz Estados Unidos y luego im aginar las ubicaciones de Reno
d e fo r m a r im ágenes com pletam ente verídicas, llam adas y San Diego, los sujetos tienden a visualizar Reno hacia
im á g en es e id é tic a s , la mayoría form a imágenes que con­ el este de San Diego porque creen que esto es así (Stevens
tienen m enos inform ación que una fotografía. De hecho, y Coupe, 1978). De hecho, Reno se encuentra al oeste de
las representaciones mentales de las relaciones espaciales San Diego. Como se verá, el hecho de que la información
están bastante influenciadas por la comprensión sim bóli­ espacial puede ser codificada en m últiples fo rm a s y esté
ca o conceptual del mundo. Una ilustración de esto es el sujeta a m últiples influencias, com plica los intentos por
hallazgo de que, cuando se les pide imaginar un mapa de com prender su base neuronal subyacente.

CONSIDERACIONES GENERALES cierto núm ero de cubos con diferentes patrones en


cada lado (subtest de Diseño de Bloques de la Escala
Problemas en la neuropsicología W echsler para A dultos de Inteligencia Revisada
del procesamiento espacial [W AIS-R]), puede no ser claro si esto se debe a una
deficiencia en el procesamiento espacial, un deterioro
La inform ación espacial puede ser codificada en en la función motora o algún otro deterioro.
diversas formas. En consecuencia, la inform ación que El estudio de la d eficien cia en el procesam iento
un experim entador ha presentado en form a espacial espacial en pacientes está plagado por el problem a
puede ser codiñcada de manera verbal por un indivi­ potencial de confundirse con otros deterioros. El len­
duo enfrentado con la misma. A pesar de que la infor­ guaje es una función que se tiene tan estudiada que
mación verbal también está sujeta a codificación múl­ sus elementos básicos pueden persistir en forma rela­
tiple, como cuando un sujeto forma una im agen men­ tivam ente im perturbada incluso ante la interferencia
tal de un sustantivo concreto, parece haber m enos generalizada, com o se aprecia en el delirio y la con­
variabilidad de codificación para el m aterial verbal. fusión o incluso en la psicosis y la demencia. En con­
Esto significa que, en situaciones experim entales traste, el procesam iento esp acial, el cual requiere
diseñadas para probar el procesam iento espacial, es cierto grado de com prensión del am biente inm edia­
difícil confiar en que en realidad se ha inducido a un to, es más vulnerable a los efectos de factores interfe-
sujeto a com prom eterse en un procesam iento espa­ rentes no específicos.
cial más que en un procesamiento verbal. Tam bién existen otros factores que com plican su
El estudio del procesamiento espacial y el cerebro estu dio. El h em isferio derecho parece estar m enos
es más com plejo por el hecho de que para el primero especializado para el procesam iento espacial que el
no se ha producido un análisis sistem ático como el hem isferio izquierdo lo está para el procesam iento
que ha sido aplicado al lenguaje. A unque se encon­ del lenguaje. Esto es apoyado por los hallazgos que
trará que el procesam iento espacial puede ser cate- se analizarán con m ás detalle en los próxim os apar­
gorizado en form as que proporcionan un m arco útil tados. En este m om en to se p u ed e estab lecer de
para intentar comprender los m ecanismos cerebrales m anera general que, m ientras que las lesiones en el
subyacentes, el procesamiento espacial carece actual­ h em isferio derecho (su p on ga una p ob lación en la
mente de (y puede ser intrínsecam ente resistente a) que predom inan los derechos) p or lo general tienen
el análisis conceptual que ha surgido a p artir del un im pacto relativam ente leve sobre el lenguaje; las
estudio del lenguaje. lesio n es en el ló b u lo p arietal izqu ierdo pueden
En el capítulo 6 se vio que tal marco conceptual es tener un im pacto significativo sobre las tareas espa­
bastante útil para com prender los m ecanism os cere­ ciales (Gainotti y Tiacci, 1970; M ehta, N ew com be y
brales subyacentes al lenguaje. En contraste, la au­ Dam asio, 1987). M ás aún, se ha dem ostrado que, a
sencia de una gram ática y una sintaxis diferenciada p esar de que el h em isferio izq u ierd o en pacientes
del procesam iento espacial significa que los subpro- con cerebro dividido es lingüísticam ente más com ­
cesos involucrados en el com portam iento espacial peten te, el h em isferio d erech o desconectad o en
complejo son difíciles de especificar y las disociacio­ estos pacientes es m enos com petente para el proce­
nes de función son difíciles de demostrar. Por ejem­ sam iento espacial de lo que el hem isferio izquierdo
plo, si u n sujeto tiene un desem peño deficiente en lo es para el p rocesam ien to del lengu aje (M ilner y
una tarea espacial compleja, como puede ser la repro­ Taylor, 1972). U n a in terp re ta ció n obv ia de éstos y
ducción de un diseño m ediante la m anipulación de otros estudios es que el hem isferio izquierdo es más
CAPITULO 7 Procesamiento espacial 155

un especialista del lenguaje que el hem isferio dere­ egocéntrico tiene al cuerpo como su centro, y todas
cho es un especialista espacial. Es probable que esta las ubicaciones se definen como posiciones relativas a
d iferencia tiene, al m enos en parte, algo que ver con dicho centro. El fam iliar esquem a del "relo j" usado
la heterogeneidad de m uchos procesos que en oca­ por los pilotos aviadores para identificar la ubicación
siones equivocadam ente se agrupan en el construc- de los aviones enem igos es un ejem plo de sistem a
to u n ificad o r del procesam iento espacial. M uchos coordinado egocéntrico, como lo son las denom ina­
de esto s p rocesos req u ieren la p a rticip ació n del ciones menos precisas de "izquierda" y "derecha".
hem isferio izquierdo para su buena ejecución. El espacio alocéntrico (del griego allos, "otro") se
A un puede haber otro sentido en el cual el hem is­ refiere a las representaciones del espacio en las cuales
ferio derecho es m enos especializado para el procesa­ el lugar es definido por un sistem a de coordenadas
m iento espacial de lo que el izquierdo es para el len­ que es independiente al observador. El sistema de
guaje. M ientras que el hem isferio izquierdo muestra coordenadas puede tener puntos de referencia distan­
localización intrahem isférica significativa en su tes, como los puntos globales usados por el sistema de
m ediación del lenguaje, en el hemisferio derecho no longitud y latitud o las posiciones de las estrellas usa­
se han demostrado áreas análogas al área de Broca, al das en la navegación estelar. De hecho, la navegación
área de W ernicke y a la circunvolución angular para es considerada una tecnología para definir la posición
la m ediación del procesam iento espacial. En conse­ de uno dentro del marco de referencia alocéntrico. El
cuencia, el procesamiento espacial parece estar repre­ lugar en el espacio alocéntrico se define en términos
sentado de manera más difusa en el hem isferio dere­ de un sistema de coordenadas que utiliza característi­
cho de lo que el procesamiento del lenguaje lo está en cas locales com o puntos de referencia, como señales
el izquierdo (Semmes, 1968). Los fundam entos para en una ciudad, el plano de una habitación o las pro­
esta diferencia constituyen una interesante área para piedades de relación de diversos objetos. En suma, la
la especulación. Es tentador atribuir la diferencia a orientación dentro del espacio corporal y del espacio
problemas intrínsecos en la naturaleza del lenguaje y egocéntrico utiliza al cuerpo como un marco de refe­
el procesam iento espacial, pero existen otros factores rencia, mientras que la orientación dentro del espacio
subyacentes a estas diferencias. Por ejem plo, en el alocéntrico utiliza objetos externos para definir un
curso de la evolución, el procesamiento espacial pre­ m arco de referencia. Se verá que existe evidencia de
cedió m ucho antes al procesam iento del lenguaje. que diversos m ecanism os neuronales subyacen a la
Puede ser que la representación más difusa del proce­ orientación en estos marcos de referencia.
sam iento espacial, tanto en el hem isferio derecho
como en el cerebro como totalidad, esté relacionada
con su desarrollo evolutivo más temprano. Primeros estudios empíricos

Todos los factores discutidos con antelación pueden


Tipos de comportamiento espacial haber contribuido al hecho de que la apreciación de
los trastornos del procesam iento espacial tras daño
Existen m uchos aspectos de la conducta espacial y al cerebral llegan relativam ente tarde a la historia de la
m enos tres m arcos básicos desde los cuales respon­ neuropsicología. Es cierto que John Hughlings-Jack-
der la pregunta "¿d ón d e?". Es posible conceptuali- son, cuyas ideas acerca del cerebro son increíblemen­
zar tres grandes categorías de procesam iento espa­ te m odernas, especuló en una época tan tem prana
cial: a) espacio corporal; b ) espacio egocéntrico, y c) com o 1864, que el hem isferio derecho podía ser el
espacio alocéntrico. D entro del terreno del espacio asiento de la percepción visual (H ughlings-Jackson,
corporal se puede identificar el sentido de la superfi­ 1864) y propuso en forma más detallada, 10 años des­
cie corporal como un espacio en el cual los estímulos pués, la noción de que el hemisferio derecho también
pueden actuar y ser localizados (localización sobre tenía funciones para las cuales estaba especializado
la su p erficie corporal). Tam bién se percibe la posi­ (Hughlings-Jackson, 1874). Entre éstas sugirió la ima­
ción de las partes del cuerpo en relación con las ginación visual, el reconocimiento visual de los obje­
dem ás en el espacio (propriocepción) y cam bios en tos y el m ovim iento en el espacio. No obstante, a
la posición corporal todo el tiem po conform e los pesar de algunos prim eros trabajos bien ejecutados
cuerpos se m ueven en el espacio (cinestesias). (para una revisión, véase Benton, 1982), no fue sino
El espácio egocéntrico se refiere a la percepción de entre 1940 y 1950 que los estudios de Paterson, McFie,
la ubicación espacial fuera del cuerpo pero con refe­ Zangw ill, H ecaen y otros establecieron de m anera
rencia al mismo. En otras palabras, el sistema de coor­ inequívoca un papel especializado para el hemisferio
denadas que define la ubicación dentro del espacio derecho en el procesamiento espacial, a pesar de que,
156 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

como ya se ha supuesto, la espedalizadón hem isféri­


ca para el procesam iento espacial parece ser más
com pleja que la apreciada en el lenguaje. Regrese
ahora al exam en del procesam iento espacial y sus
bases neuronales.

ESPACIO CORPORAL

Superficie corporal

La evidencia de la im plicación cortical en la m edia­


ción de la función táctil elem ental proviene de los
estudios del efecto de las lesiones corticales. El daño
en la circunvolución postcentral, la corteza som ato­
sensorial clásica, está asociada con deterioro sobre el
lado contralateral del cuerpo en pruebas de función
som atosensorial elem ental como el um bral de pre­
sión y la discrim inación de dos puntos. El trabajo
fisiológico con animales inferiores y el trabajo de esti­
mulación cortical realizado en humanos durante una
neurocirugía han dem ostrado que la superficie cor­
poral está representada topográficamente sobre la cir­
FIGURA 7.1 Descripción artística de cómo se vería un
cunvolución postcentral. Por ejemplo, las lesiones a
hombre si el tamaño de sus diversas partes corporales
la parte m ás inferior del área somatosensorial (adya­
fuese proporcional al área de la corteza somatosensorial
cente a la cisura de Silvio) produce deterioro en la
dedicada a ellas. (Tomado de H. Gleitman, 1995, p. 41.)
sensibilidad táctil de la cara, y las lesiones sobre el
aspecto medial de la circunvolución postcentral están
asociadas con deficiencia táctil en el pie. El área relati­
va de la corteza somatosensorial dedicada a diversas Sensación muscular y de articulaciones
partes del cuerpo, y la correspondiente sensibilidad
relativa de dichas partes, en general son descritas por La entrada som atosensorial desde el cuerpo no sólo
medio del hom únculo sensorial (figura 7.1). registra los estím ulos pasivos que actúan sobre la
Es posible que la identificación más elem ental de superficie corporal, también incluye sensaciones que
la ubicación espacial es la localización de un estímu­ son el resultado de la entrada com binada desde las
lo que actúa sobre la superficie corporal. Los um bra­ articulaciones y los m úsculos que producen una per­
les de lo calización entre puntos se m iden m ediante cepción de la posición corporal (propriocepción) y el
la estim ulación de puntos vecinos sobre la piel y m ovim iento corporal (cinestesias). Las sensaciones
determ inando la distancia mínima entre los dos pun­ proprioceptivas y cinestésicas que resultan del toque
tos que han sido tocados en forma sucesiva y que son activo hacen posible el reconocim iento de los objetos
identificados de m anera confiable com o diferentes. y la disposición espacial, un proceso denom inado
La precisión de la localización sobre las diferentes p ercepción tactu al (en este contexto, por lo general
partes de la su perficie corporal corresponden a los se usa el término táctil; sin em bargo, lim itar el uso del
um brales para la discrim inación entre dos puntos y últim o término a la percepción de los estímulos que
la sensibilidad a la presión representados por el ho­ actúan de m anera pasiva y em p lear el térm ino tac­
múnculo sensorial.1 tual para el toque activo tiene la ventaja de enfatizar
la naturaleza distinta de los dos procesos). Las lesio­
nes a la corteza som atosensorial secundaria (poste­
rior a la corteza sensorial prim aria) produce deterio­
1 Es interesante que cerca de 40% de los pacientes con lesiones
ro en el funcionam iento tactu al. Parece que estas
corticales que exhiben deficiencias contralateral en la localización
de puntos sobre la mano, también se presentan defectos en la
áreas parietales son n ecesarias para la integración
mano ipsilateral (Corkin, Milner y Taylor, 1973). La razón para com pleja de la inform ación en torno al m ovim iento
esta variación en los hallazgos sensoriales en pacientes con lesio­ corporal (desde las articu laciones y m úsculos) y la
nes m uy similares es poco clara. sensación de la piel, una integración que resulta en la
CAPÍTULO / Procesamiento espacial 157

desorientación visu al es usado para especificar este


deterioro (H olm es, 1918; M cC arthy y W arrington,
1990), aunque cuando se usó en esta forma el térm i­
no tuvo un significado m ás restringido que el que
uno podría esperar del uso coloquial. La desorienta­
ción visual puede ser m edida en términos de la dis­
crepancia, en grados, entre la ubicación de u n es­
tímulo puntual y la dirección de la mirada del sujeto.
Esto en esencia es una in terrupción en la coordina­
ción de la inform ación de la retina y el m ovim iento
del ojo y la cabeza. La desorientación visual también
puede m anifestarse como una percepción deteriora­
FIGURA 7.2 Para determinar la ubicación de un estímulo
da de la profundidad. E sto se detecta al percibir
visual en relación con el cuerpo, deben ser integradas la
fallas para alcanzar un objeto por parte del sujeto o
información concerniente a la ubicación de la retina, la
posición del ojo en relación con la cabeza y la posición de por errores en el ju icio en relación con la distancia
ésta en relación con el resto del cuerpo. relativa de dos o más objetos.

Localización visual
identificación de objetos que son tocados o el espacio
que se explora de m anera tactual. Las deficiencias en la lo ca liz a ció n v isu al han sido
definidas como deterioros en la habilidad para apun­
tar hacia o tocar un estím ulo visual en ausencia de
ESPACIO EGOCÉNTRICO deterioro visual prim ario, som atosensorial primario
o motor prim ario. Holmes (1918) reportó a pacientes
Desorientación visual que fueron incapaces de apuntar hacia un estím ulo
visual pero que no tuvieron deterioro para fijar un
Prim ero considere el caso más simple de localización estímulo visual y para apuntar hacia la ubicación de
espacial, la ubicación de un solo punto en relación con estím ulos auditivos o táctiles. Desde entonces, han
el observador. Esta capacidad parecería ser un prerre- habido m uchos reportes de deficiencias en apuntar
quisito para todo procesamiento espacial más compli­ hacia un estím ulo en ausencia de desorientación
cado. Se ha visto que las estructuras neuronales en el visual prim aria o de deterioro proprioceptivo, cines-
sistem a visual están organizadas en forma retinotópi- tésico o motor. Este deterioro, al cual se le ha denom i­
ca. Esto se refiere a que la ubicación específica sobre la nado ataxia óptica, constituye una perturbación en la
retina estim ulada por un solo punto es codificada en coordinación de los procesos visuales y motores.
varias estructuras, que incluye el núcleo geniculado
lateral y algunas otras áreas visuales corticales. Pero es
obvio que la información acerca de dónde cae un estí­ Correlatos neuronales de la
m ulo sobre la retina no proporciona suficiente infor­ desorientación visual y el deterioro
m ación para definir su ubicación relativa al observa­ en la localización visual
dor porque ojo, cabeza y cuerpo pueden moverse. Por
tanto, el hecho de que un estímulo puntual caiga sobre
el punto X en la retina no significa nada acerca de Las lesiones asociadas con la desorientación visual y
dónde está en relación con el observador; tal determi­ el deterioro en la localización visual son bilaterales
nación requiere la integración de información concer­ en el área de la frontera occipitoparietal (Ross-Rus-
niente a la ubicación de la retina, la posición del ojo en sell y Bharucha, 1984; W arrington, 1986). A dem ás,
relación con la cabeza y la posición de la cabeza en prim ero se reconoció (Riddoch, 1935) que ambos
relación con el resto del cuerpo (figura 7.2). deterioros pueden estar confinados a un campo visu­
U na de las interrupciones m ás sim ples de este al o incluso a un cuadrante visual y, en el caso de la
proceso es la incapacidad para m over los ojos y la localización visual, a un brazo. Por tanto, los siste­
cabeza en form a que provoque que un estímulo caiga mas que subyacen a la orientación visual y a la loca­
sobre la fóvea de la retina (es decir, fijar un objeto), lización visual están representados de manera bilate­
en ausencia de deterioro visual prim ario o deterioro ral y tienen la m ism a relación contralateral entre
en la m usculatura del ojo y de la cabeza. El término hem isferio y lado de su perficie receptora que se
158 PARTE II Neuropsicologfa de los sistemas funcionales principales

FIGURA 7.3 Respuesta de una célula


ON de fijación de mirada en el área V3 del
mono alerta. Cuando el animal fija un
punto (fp ) cerca de D, la célula se
dispara cuando una línea de orienta­
ción apropiada aparece en su campo
receptivo (r/), el cual, en esta neurona,
ocurre que está inmediatamente abajo
del punto de fijación. Hasta aquí esto
no es extraordinario. Sin embargo,
cuando el mono desvía su mirada
hasta que la fija un punto (fp) cerca de
C, la neurona no responde cuando el
mismo estímulo aparece en la misma
ubicación relativa al punto de fijación.
Las líneas horizontales a la izquierda
del dibujo indican cuándo estuvo el
estímulo en el campo receptivo de la
célula. {Tomado de Zeki, 1993, p. 339.)

aprecian en el funcionamiento visual prim ario. Ade­ m ación contenida en estos m apas retinotópicos es
más, al igual que la función sensorial primaria, estos integrada con la inform ación acerca del movimiento
sistemas están organizados de m anera retinotópica. del ojo y la cabeza para producir inform ación acerca
Aunque el conocim iento de los m ecanism os en el de la posición del estím ulo relativa al cuerpo. A pesar
nivel neuronal que subyacen a la orientación visual y a de que esta pregunta sigue sin contestarse, las carac­
la localización visual aún son incompletos, han surgi­ terísticas del campo receptivo de ciertas células en el
do algunos indicios a partir de estudios recientes. área V3 y en la corteza parietal indican que ellas res­
Como se ha visto, para señalar a un estím ulo en el ponden como si fuesen sensibles a la confluencia de
espacio, es necesario integrar información acerca de las esta inform ación. Para explicar esto de m anera más
áreas de la retina sobre las cuales actúa el estímulo con com pleta, se debe discutir brevem ente el tamaño de
información acerca de la ubicación de la retina (ojo) en los campos receptivos de las neuronas extraestriadas.
relación con la cabeza y la inform ación en torno a la En general, conform e uno se m ueve corriente
ubicación de ésta en relación con el resto del cuerpo. abajo d esd e'V l y V 2 hacia las áreas visuales extraes­
La integración de esta información dispersa es necesa­ triadas, aumenta el tamaño de los campos receptivos
ria para la localización en el espacio egocéntrico. de las neuronas. Por ejem plo, las neuronas de direc­
Se ha visto que a niveles del sistem a visual desde ción específica en V5 m uestran una intensa respuesta
la retina hacia la corteza, se encuentran neuronas con diferencial para el m ovim iento en su dirección prefe­
cam pos receptivos que corresponden a un área par­ rida, pero h acen esto sin considerar dónde ocurre
ticular de la retina. De las neuronas corticales, aque­ dicho m ovim iento en sus cam pos receptivos relati­
llas con los cam pos receptivos m ás pequeños se vam ente grandes. En consecuencia, en las neuronas
encuentran en V I y V2, y estas áreas codifican los V5 la codificación del m ovim iento tiene prioridad
m apeos m ás precisos de la localización en la retina sobre la codificación de la ubicación en la retina. De
de la estim ulación. Uno de los principales problemas m anera similar, las neuronas en V3 y V4 tienen cam­
que tienen los intentos por com prender la base neu­ pos receptivos relativam ente grandes, y en la corteza
ronal de la localización egocéntrica es cómo la infor­ temporal inferior y en la parietal los campos recepti-
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 159

A) ON B) ON

lili

iT ir

10°
FIGURA 7.4 Células de posición real en V6 del mono alerta. A) Cuando el animal se fijó sobre el punto 7, la célula dio
una buena respuesta a un estímulo que se movía hada las 11 en punto. Sin embargo, cuando el mono se fijó en otras posi­
ciones (2-6) y se estimularon idénticas ubicaciones relativas al punto de fijación, la célula no respondió. Hasta aquí la
célula tiene las características de una célula de fijación de mirada. B) Además, cuando el mono se fijó en diferentes posi­
ciones (1-6) y el mismo estímulo en movimiento fue presentado en el punto 7, la célula se disparó, sin importar el punto
de fijación. ON indica que el estímulo estuvo en el campo receptivo. (Tomado de Zeki, 1993, p. 341.)

vos son todavía más grandes, lo cual resulta en una y en la corteza parietal (a la cual se hizo alusión ante­
m ayor pérdida de inform ación concerniente a la ubi­ riorm ente), son los sigu ien tes. De los registros de
cación en la retina donde ocurre la estim ulación que actividad unitaria registrada en un m ono en estado
es intercam biada por una codificación más integrada alerta m uestra que hay célu las en dichas áreas que
de las características del estímulo. responden sólo cuando un estím ulo actúa sobre un
Es lógico que una confluencia de inform ación área particu lar de la retin a y el anim al observa en
desde diferentes partes de la retina deberá tener una dirección particular (Galletti y Battaglini, 1989).
lugar en las áreas extraestriadas. Sin em bargo, esto Cuando el anim al se fija en un punto diferente, la
da pie al problema de cómo es codificada la inform a­ misma estim ulación sobre la misma área de la retina,
ción acerca de la ubicación en la retina de estos estí­ que provocó que la célula se disparara con esa direc­
m ulos ahora altamente procesados. Éste es un aspec­ ción preferida de la m irada, ahora no producirá una
to del principal problem a de asociación que desafía respuesta (figura 7.3). En otras palabras, si un locus
los intentos por lograr entender la percepción visual. particular de la estim ulación en la retina provocará o
Z eki (1993) ha propuesto que la inform ación acerca no que tal célula se dispare, dependerá del punto
del locus de la estim ulación en la retina puede ser sobre el cual el animal fija la dirección de su mirada.
reintegrada con otras características de estímulo pro­ Estas células han sido denom inadas células de fija ­
cesado por las áreas extraestriadas a través de cone­ ción de m irada.
xiones recurrentes desde dichas áreas que regresan Existen células que son sensibles a la posición
la inform ación con aquella de la cod ificación topo­ dentro del espacio egocéntrico. Sin embargo, se han
gráfica precisa en las áreas V I y V2. descubierto algunas células todavía más com plejas
E xiste considerable soporte para esta hipótesis en V6 de la corteza parietal en monos. Algunas célu­
recurrente (Zeki, 1993). Sin em bargo, considere el las en V6 son sensibles al m ovim iento en una direc­
problem a de cómo se integra la inform ación concer­ ción particular (como las células en V5), y muchas de
niente a la ubicación de un estím ulo en la retina con éstas son de fijación de m irada. En consecuencia, una
la posición del ojo, la cabeza y el cuerpo para produ­ célula puede dispararse, por decir, ante un estímulo
cir una representación de la ubicación en el espacio que se m ueve hacia arriba a las 11 en punto cuando
egocéntrico. Los datos que surgen de las característi­ el mono se fija en un punto específico, pero no cuan­
cas del cam po receptivo de las neuronas en el área V3 do se fija en otros puntos (figura 7.4A). Sin embargo,
160 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

CE)
A)

FIGURA 7.5 Ejemplos de deterioros en dos pacientes con lesiones en el hemisfe­


rio derecho al A) copiar un diseño, B) copiar una carta Snellen y C) dibujar la plan­
B)
ta principal de un hospital. (Tomado de Paterson y Zangwill, 1994, pp. 34S, 340,344.)

es de particular interés, en el contexto de este análisis denadas que sea independiente del observador. Éste
del espacio egocéntrico, el descubrimiento de Gallet- puede ser un elaborado y com plejo sistema de coor­
ti y sus colegas (citados por Zeki, 1993, p. 341) de denadas cartesianas, com o el sistem a de latitud y
células que tienen las m ism as características de las longitud, o puede ser el sistem a coordenado defini­
de fijación de m irada apenas descritas, pero las cua­ do por los puntos de referencia en un espacio exten­
les tam bién se disparan con m ovim ientos en una so, las características de un cuarto o las posiciones
dirección específica en una posición determ inada pero relativas de varios objetos. En la vida cotidiana, los
relativa al mono sin importar el punto que esta siendo fija ­ marcos de referencia egocéntrico y alocéntrico inter-
do (figura 7.4B). A éstas se les ha denom inado células actúan para gen erar un sentido de lugar para un
de p osició n real. A quí se tienen células que parecen organism o individual. Esto ocurre, por ejem plo,
codificar la posición en el espacio egocéntrico. Se está cuando la rep resen tación del espacio alocéntrico
muy lejos de entender los m ecanism os y conexiones definido por los puntos de referencia y su sentido de
neuronales que median la integración de la inform a­ posición en relación con el cuerpo del individuo, sir­
ción proprioceptiva y visual que subyace las caracte­ ven en conjunto para guiar el m ovim iento del indivi­
rísticas de respuesta de las células de fijación de duo a través de la disposición espacial.
mirada y de las células de posición real. No obstante, En las secciones que siguen se exam inarán varios
es claro que las características de respuesta de estas aspectos del procesam iento espacial alocéntrico y sus
células d eben ser el producto de tal integración. bases neuronales. D e nuevo se subraya que el proce­
Todavía no se com prende cómo, si es que lo hacen, sam iento espacial es un espectro de actividades bas­
las propiedades de respuesta de estas células contri­ tante com plejo y heterogéneo que aún no ha sido
buyen a la construcción de una rep resentación del com pletam ente integrado en u n m odelo conceptual
espacio egocéntrico, aunque su im plicación en este coherente de funcionam iento cognitivo. La investiga­
proceso es m uy probable. ción de la neuropsicologia del procesamiento espacial
sin duda contribuirá al desarrollo de este modelo.

ESPACIO ALOCÉNTRICO
Análisis espacial
A hora se analizará el espacio alocéntrico, las repre­
sentaciones espaciales en las cuales el am biente sirve Los estudios tempranos que surgieron en la década de
como el m arco de referencia para un sistem a de coor­ los años cuarenta (Paterson y Zangwill, 1944,1945) no
CAPITULO / Procesamiento espacial 161

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FIGURA 7.6 Copias y dibujos espontáneos de parientes
con lesiones en A ) el hemisferio izquierdo y B) el hemis­
4) ferio derecho. (Tomado de Pieraj et al., 1960, p. 234.)

intentaron aislar aspectos del procesamiento espacial. cognitivos que eran osten sib lem en te diferentes de
En lugar de ello, realizaron la importante contribución los que su byacen a otros tipos de pensam iento y
de documentar el deterioro en el procesamiento espa­ conducta. Éste fue un avance im portante, pero al
cial com plejo tras lesiones cerebrales en ausencia de m ismo tiem po planteó nuevos problem as. En parti­
deterioro sensorial, m otor o de lenguaje primarios. cular, emergió la pregunta de si es posible una taxo­
A dem ás, estos estudios tempranos dem ostraron que nom ía sistem ática de la conducta espacial que expli­
el rendim iento en las tareas espaciales era disociable case la estructura del procesam iento espacial subya­
del reconocim iento de objetos. Éste fue un hallazgo cente. Éste es un problem a que todavía debe ser
im portante porque indicaba que la percepción de los resuelto, aunque se verá que las investigaciones neu-
objetos y la percepción del espacio son procesos distin­ ropsicológicas, en especial los patrones de d isocia­
tos. Los investigadores presentaron estudios de casos ción observados tras diferentes lesiones cerebrales,
de pacientes que m ostraban deficiencias en tareas han aportado contribuciones hacia dicha meta.
como el dibujo espontáneo y el copiado de figuras sim­
ples, la elaboración de diseños con cerillos, el conteo
del número de bloques en un cubo sólido con tres blo­ Búsqueda de los mecanismos subyacentes
ques por lado y el mareaje de lugares sobre un mapa al comportamiento espacial
(figura 7.5). Estos hallazgos fueron corroborados pos­
teriormente por diversos estudios de grupo (por ejem­ A pesar de que las deficiencias en la conducta espa­
plo, Newcombe, 1969; Warrington y Jam es, 1988). cial observadas por Paterson y Zangwill (1944,1945)
Es probable que la m ayor con trib u ción de estos fueron asociadas a lesiones en el área posterior del
prim eros estu d ios fue la d em ostración de que las hemisferio derecho, estudios subsecuentes mostraron
tareas con un com ponente espacial, aun cuando que ciertos procesam ientos espaciales complejos, co­
fuese heterogéneo, podrían ser deterioradas selecti­ m o el que subyace al dibujo y otro com portam iento
vam ente después del daño al cerebro. La selectiv i­ de construcción, son perturbados tras el daño al h e­
dad de las d eficiencias en la conducta que tienen m isferio derecho o al hem isferio izquierdo (M cFie y
relación con el espacio condujo a la id ea de que el Zangwill, 1960; Piercy, H ecaen y Ajuriaguerra, 1960).
deterioro perceptual podría ser confinado al proce­ En consecuencia, parece que no existe una marcada
sam iento espacial, una noción encarnad a en el tér­ especialización hem isférica para el procesam iento
m ino agn osia v iso esp acial, un térm ino m uy usado espacial complejo o que algunos de los procesos com­
en la década de los años cincuenta. Esta conceptuali- ponentes que subyacen a la conducta espacial com ­
zación estuvo en línea con otra evidencia surgida de pleja son mediados por el hem isferio derecho y otros
la psicología cognitiva (por ejem plo, Cooper y She­ son m ediados por el hem isferio izquierdo, de modo
pard, 1973; Jon id es y Baum , 1978; K osslyn, Ball y que el daño a cualquier hem isferio perturba la con­
Reisser, 1978), que ind icaba que el pensam iento ducta espacial com pleja pero en form as cualitativa­
espacial y la conducta eran m ediados por procesos mente diferentes.
162 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

U n ejem plo de conducta espacial com pleja que


podría ser analizada es el dibujo. Las lesiones en la
región parietal de cada hem isferio p ertu rban este
com portam iento; sin em bargo, aunque el tem a no
está bien establecido, existe fuerte evidencia de que
los dos hem isferios m edian diferentes aspectos de
esta conducta (figura 7.6). En particular, se ha pro­
puesto que el hem isferio derecho regula los aspectos
perceptuales de la tarea, m ientras que el hem isferio
izquierdo media los componentes de la tarea que son
m ás explícitam ente de naturaleza ejecutiva. Esta for­
m ulación es apoyada por diversas líneas de eviden­
cia. Com o se discutirá con más detalle en el capítulo
8, el hem isferio derecho está más especializado para
el procesam iento perceptual que el izqu ierdo (M c­
Carthy y Warrington, 1990). Además, com o se anali­
zará con más detalle a continuación, el hem isferio
derecho está más especializado para la percepción del F1GURA 7.7 Fragmento de la tarea de orientación de
espacio. Más aún, como se analizará con más detalle líneas de Benton. A los sujetos se les presenta un par de
en el capítulo 9, las lesiones del hem isferio izquierdo líneas (arriba ) y deben identificar cuál de las líneas nume­
están asociadas con perturbaciones del m ovim iento radas (abajo) tiene la misma orientación. Los pacientes con
aprendido, denom inadas apraxias, y parece que esta lesiones en el lóbulo parietal derecho muestran deterioros
interrupción en la capacidad para ejecu tar acciones en esta tarea. (Benton, Varneij y Hnmsher, 197S, p. 365.)
aprendidas subyace al deterioro en el dibujo aprecia­
da en asociación con el daño al lóbulo parietal izquier­
do. Se encontrará que variaciones de este tema de rrington y Jam es, 1988). Estos estudios descubrieron
contribuciones especializadas complementarias de los de manera consistente que el deterioro en la percep­
dos hem isferios para la conducta espacial com pleja ción de la ubicación espacial relativa estaba asociada
aparecerán con frecuencia en estos análisis. Además, con lesiones en el hem isferio derecho posterior.
se identificarán áreas que median aspectos especiali­
zados del funcionam iento espacial dentro de cada
hemisferio. De hecho, gran parte del trabajo empírico D iscrim inación de orien tació n
desde la década de los años cincuenta ha intentado
investigar con mayor profundidad éstos y otros com­ Los estudios que investigaron la discriminación de la
ponentes del procesamiento espacial a través del estu­ orientación de líneas (Benton, H annay y Varney,
dio de las disociaciones que se m anifiestan tras las 1975) han encontrado deterioro asociado con daño en
lesiones cerebrales. Ahora se revisará parte de la evi­ el lóbulo parietal derecho (figura 7.7). El deterioro en
dencia que ha surgido de estos estudios. la d iscrim inación de orien tación tam bién ha sido
demostrado tras lesiones del lóbulo parietal derecho
en una tarea que requirió que los pacientes igualaran
Percep ción de u b icación espacial relativa la orientación de una b arra m óvil con una m uestra
presentada en form a visu al y tactual (De Renzi,
Varios estudios han investigado la discrim inación de Faglioni y Scotti, 1971).
la ubicación espacial relativa. En su form a más sim ­
ple, esto ha sido evaluado al solicitar a los sujetos
que em itan decisiones de igualación sim ilar-diferen- Tareas espaciales com p lejas
te sobre la ubicación de la interrupción en una línea
(W arrington y Rabin, 1970) y la u bicación de uno o Cuando uno se m ueve desde las tareas relativamente
dos puntos dentro de un cuadrado (Taylor y Wa­ sim ples hacia las tareas esp aciales m ás com plejas,
rrington, 1973). En otra variante, a los sujetos se les encuentra que ya no se nota el deterioro que sigue a
pidió identificar un número de entre un grupo colo­ las lesiones de cualquier hem isferio y la clara espe-
cado en form a aleatoria dentro de un cuadrado que cialización del hem isferio derecho. Ya se ha encon­
corresponden a la ubicación de un punto previamen­ trado que éste es el caso p ara los deterioros en las
te visualizado (Hannay, Varney y Benton, 1976; Wa- tareas de copiado y dibujo, deterioros que por lo
CAPITULO / Procesamiento espacial 163

general son denom inados apraxias de construcción, aún, las características de los deterioros observados
a pesar de que este término confunde el tema de si el en las producciones de cada hem isferio podrían ser
m ecan ism o subyacente al deterioro es del tipo de interpretadas de m anera razonable como apoyo a la
acción perturbada (praxis) o de percepción perturba­ hipótesis de que los dos hem isferios realizaban con­
da. De hecho, com o se mencionó anteriormente, exis­ tribuciones especializadas d iferentes a la conducta
te evid encia de que diferentes com ponentes del de construcción (figura 7.8).
dibujo son perturbados tras lesiones a los dos hem is­ Estas observaciones y las inferencias en relación
ferios, en base principalm ente a las diferencias cuali­ con las diferencias cualitativas entre los dos hem isfe­
tativas en las perturbaciones que siguen a las lesio­ rios demostraron ser conceptualizadones heurísticas
nes en el hem isferio izquierdo y derecho. para la com prensión tanto de la conducta espacial
U na de las form as en que esta d iferencia ha sido como de la asim etría funcional hem isférica. No obs­
caracterizada es que una perturbación de la percep­ tante, el análisis cualitativo de los dibujos corría el
ción espacial subyace al deterioro en el dibujo asocia­ riesgo de ser una em presa su bjetiva. Por tanto, la
do con lesiones en el lado derecho y una perturbación búsqueda de una base m ás objetiva para diferenciar
de la organización de la acción subyace a los efectos el papel de cada hem isferio cerebral en la conducta
de las lesiones del lado izquierdo. Com o se m encio­ espacial llegó a ser im portante. Estos esfuerzos pro­
nó, una de las primeras fuentes de evidencia para esta dujeron una disociación im portante: el deterioro de
hipótesis provino de ciertas observaciones e inferen­ construcción que sigue a las lesiones en el lóbulo
cias realizadas por los investigadores alrededor de parietal derecho está asociado con el deterioro en las
1950. Se describe que los dibujos de los pacientes con tareas espaciales sin un com ponente motor explícito,
lesiones en el hem isferio derecho tem an una especie como las tareas de u bicación de punto y la orien ta­
de carácter "fragm entado" (Piercy et al., 1960), como ción de línea analizadas con antelación (Benton et al.,
si los elem entos individuales pudiesen ser descritos 1975; Taylor y Warrington, 1973), mas no en las tare­
de m anera adecuada pero la relación entre los com ­ as que requerían la organ ización de la acción fuera
ponentes individuales estuviese severamente pertur­ del terreno espacial. En contraste, el deterioro de
bada (véase figura 7.6). Esta alteración en el rendi­ constru cción que sigue a las lesiones en el lóbulo
m iento fue atribuida a un deterioro subyacente en la parietal izquierdo está asociado con deterioro en las
percepción del espacio visual (agnosia visoespacial) tareas que requieren la organización de las acciones
(Ettlinger, Warrington y Zangwill, 1957). fuera del terreno espacial m as no en las tareas de per­
Los dibujos realizados en pacientes con daño en el cepción espacial que no requieren acción organizada
hem isferio izquierdo parecieron estar perturbados (Costa y Vaughan, 1962; Dee, 1970). Estos hallazgos
en form a diferente, eran descritos como más sim pli­ apoyan la noción de que el hem isferio derecho está
ficad os y adolecían en detalles pero retenían las especializado para la percep ción espacial y que el
características espaciales generales de los objetos hem isferio izquierdo contribuye a la praxis (de ac­
bosquejad os (A rrigoni y De Renzi, 1964; M cFie y ción) de las tareas espaciales.
Z angw ill, 1960; W arrington, Jam es y K insbourne, Aún no se concluye si esta hipótesis da fe adecua­
1966). A dem ás, los pacientes con lesiones en el da de los efectos que las lesiones en los hem isferios
hem isferio izquierdo fueron capaces de dibujar izquierdo y derecho tien en sobre la conducta de
m ejor cuando tem an un m odelo para copiar, m ien­ construcción. Sin em bargo, por ahora se dejará la
tras que los pacientes con lesiones en el hem isferio cuestión de la contribución diferencial de los dos
derecho no se beneficiaron de la copia (véase figura hem isferios a la conducta de construcción y se regre­
7.6). Si se supone que un deterioro en la organización sará a otra conducta espacial compleja: la orientación
de la acción se beneficia con la presencia de un en disposiciones espaciales grandes, como una ciu­
m odelo para copiar, mientras las deficiencias percep- dad o un escenario geográfico.
tuales no lo hacen, entonces esta observación sería
consistente con la división praxis-perceptual del tra­
bajo entre los hem isferios izquierdo y derecho que se O rie n ta ció n y m em o ria to p o g rá fica s
han considerado.
En 1960, conforme comenzaron a desarrollarse los La d eso rien tació n top o g ráfica se refiere a una in­
estudios de los pacientes con comisurotomía, se com ­ capacidad para m overse en torno de una disposición
plem entó estos estudios con reportes que confirm a­ espacial debido a una perturbación en la capacidad
ron que cada hem isferio contribuía a tareas de cons­ para percibir de m anera precisa las relaciones espa­
trucción ya que ningún hem isferio aislado era capaz ciales y las distancias entre puntos de referenda. Los
de dibujar con norm alidad (G eschw ind, 1979). M ás individuos con este trastorno no son capaces de usar
164 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

R ep ro d u cid o por la m ano Patrón m o d elo R ep ro d u cid o por la m ano


izq u ierd a (h em isferio d erech o) d e re c h a (h em isferio izquierdo)

FIGURA 7.8 Rendimiento de un pariente a quien se le ha seccionado el cuerpo calloso, aislando


los dos hemisferios. El sujeto debía reproducir el modelo en la columna central mediante el ensam­
blado de los bloques coloreados, ya sea con la mano izquierda (hemisferio derecho) o la mano
derecha (hemisferio izquierdo). Los errores fueron igual de frecuentes para las dos manos, pero los
tipos de errores fueron diferentes, lo que sugiere que cada hemisferio está especializado para un componente diferente
de la tarea. El hallazgo de que ningún hemisferio solo es competente en esta tarea enfatiza la necesidad de la actividad
complementaria de ambos hemisferios en la ejecución de conductas espaciales complejas. (Tomado de Geschwind, 1979, p. 109.)

puntos de referencia para guiar su movim iento a tra- ambiente ha sido lesionada. En contraste, -un trastor-
vés de una disposición espacial debido a que su habi- no de m em oria topográfica (tam bién llam ada amne-
lidad para generar una representación interna del sia topográfica) es un deterioro en la habilidad para
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 165

aprender nuevas disposiciones espaciales (am nesia m ación espacial a lo largo del tiem po para generar
topográfica anterógrada) o una pérdida de la capaci­ una representación interna del espacio extendido.
dad para moverse en tom o de disposiciones espacia­
les previam ente conocidas (am nesia topográfica re­
trógrada) sin una perturbación prim aria del procesa­ Hipótesis de las dos vías para el recon ocim ien to
m iento espacial. En consecuencia, el p aciente con de objetos y el p rocesam ien to espacial
amnesia topográfica no está más desorientado en un
ambiente espacial de lo que lo está un individuo nor­ Una piedra miliar de las investigaciones en el proce­
m al que apenas conoce un nuevo am biente. Las am ­ sam iento esp acial ha sid o la gran evidencia de que
nesias topográficas anterógrada y retrógrada son los trastornos en el reconocim iento de objetos (anali­
disociables. zada con detalle en el capítulo 8) y los trastornos de
Existe fuerte evidencia de que la d esorientación la ubicación espacial son doblem ente disociables
topográfica está asociada con daño en el lóbulo (Mishkin, Ungerleider y M acko, 1983). Por ejemplo,
parietal derecho (Hecaen, Tzortzis y Rom dot, 1980; mientras que las lesiones bilaterales en el área TE en
P aterson y Zangw ill, 1945). Sin em bargo, tam bién la corteza temporal inferior de monos produce dete­
existe evidencia de que la representación deteriorada rioro en la clasificación visual de objetos, la remoción
del espacio extrapersonal extendido y distante, ca­ bilateral de la corteza parietal posterior produce
racterístico de la desorientación topográfica, es diso- severo deterioro sobre las tareas que requieren la dis­
ciable de las perturbaciones en el espacio alocéntrico crim inación de la u bicación espacial relativa de un
en el am biente inm ediato del individuo (H ecaen et "punto de referencia" (figura 7.9).
a i, 1980), lo que sugiere que diferentes áreas especia­ A dem ás de d escribir áreas corticales específicas
lizadas dentro de la región parietal derecha pueden involucradas de m anera diferencial en estos dos tipos
m ediar las funciones perturbadas en estos dos tipos de tarea, M ishkin y sus colegas, usando el método de
de trastorno. 2[14C ]deoxiglucosa, fueron capaces de delinear las
Parecer ser que la am nesia topográfica anterógra­ conexiones desde la corteza visual prim aria (V I)
da está relacionada con anorm alidad en el hipocam ­ hacia aquellas dos áreas. El resultado fue la detección
po y, com o se analizará con m ayor detalle más ade­ de dos vías, una vía dorsal que se proyecta desde V I
lante, existe considerable evidencia de que el hipo­ hacia el área PG en la corteza parietal y una vía ven­
campo está implicado en la memoria de la ubicación tral que se proyecta desde V I hacia el área TE en los
espacial y puede servir com o el sitio de representa­ lóbulos temporales (véase figura 7.9). De acuerdo con
ción de un m apa espacial del am biente (W ilson y esta hipótesis, estos investigadores encontraron que
M cN aughton, 1993). En contraste, las estructuras las vías ventrales portan inform ación desde la fóvea,
neuronales involucradas en la am nesia topográfica el área más im portante tanto para la agudeza visual
anterógrada, aunque poco claras, parecen no incluir como para la discrim inación visual. En contraste, la
al hipocam po. Esta conclusión se basa en el hallazgo vía dorsal porta inform ación desde las retinas central
de que este trastorno ha sido reportado en ausencia y periférica, un descubrim iento consistente con los
de daño detectable del hipocampo (Paterson y Zang­ requerim ientos de su papel en la percepción de la
w ill, 1945). Sin em bargo, más convincente es el localización en un espacio extenso.
hallazgo de que los pacientes con daño extenso del Este modelo de dos vías de funcionamiento visual,
hipocam po y severa am nesia topográfica anterógra­ colocando un sistem a dorsal para la percepción del
da pueden haber preservado el conocim iento de las "dónde" de un estím ulo y un sistema ventral para la
disposiciones espaciales aprendidas antes del estable­ percepción del "q u é " de un estím ulo, organiza una
cimiento de su lesión (Milner, Corkin y Teuber, 1968). buena cantidad de datos em píricos. En particular,
La orientación y la m em oria topográficas están sugiere una base neuronal para la establecida disocia­
m uy relacionadas. Para form ar una representación ción doble de la discrim inación deteriorada de obje­
in tern a de una d isposición espacial a través de la tos y la discriminación deteriorada de puntos de refe­
cual se m ueve, com o una ciudad, la persona debe rencia. También plantea varios problemas interesan­
construir dicha representación a partir de la inform a­ tes. ¿Cómo se reintegra la inform ación espacial y de
ción perceptual que es acumulada a lo largo del tiem­ objeto en una representación unificada de un objeto
po (suponga que no se observa un mapa). Por tanto, particular en una ubicación espacial específica?
la orien tación topográfica es diferente a otros tipos Como M ishkin y sus colegas reconocen, este proble­
de percepción espacial visual (y sim ilar a la percep­ m a sigue sin resolverse; sin em bargo, sugieren que,
ción tactual) en que conlleva procesam iento de m e­ dado que ambas vías tienen conexiones hacia el siste­
m oria; requiere la retención e integración de la infor­ ma límbico y hacia los lóbulos frontales, una o ambas
166 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A) Existen algunos problem as fundam entales con la


hipótesis de las dos vías. Zeki (1993) h a criticado el
m odelo sobre la base de in form ación em ergente en
tom o a la corteza extraestriada y sus conexiones con
V I. En particular, él señala que existen proyecciones
directas desde V I hasta V3, V3A, V4, V5 y probable­
m ente tam bién hacia V6. P or tanto, existen no sólo
dos vías que em anan desde V I. Adem ás, las propie­
dades de las células individuales dentro de cada sis­
tem a no siem pre correspond en con sus funciones
hipotetizadas. Por citar un ejem p lo, aunque el área
V3, considerada parte del sistem a "q u e ", contiene
neuronas selectivas de orien tación , com o se puede
esperar, se h a visto que tam bién contiene células de
ñjación de m irada, las cuales presum iblem ente están
involucradas en el p rocesam iento espacial. Tal vez
aún más problem ático para u n m odelo que concep-
tualice dos grandes subsistem as aislados, uno invo­
lucrado en la percepción de la forma y otro en la per­
cepción de la localización, es el hecho de que la infor­
m ación desde uno de tales dom inios con frecuencia
puede proporcionar in form ación crítica acerca del
otro. Por ejemplo, la posición de un objeto y su rela­
ción con otros objetos proporciona inform ación vital
en relación con su identidad. A la inversa, la form a
precisa de un objeto ofrece inform ación vital acerca
de su posición.

FIGURA 7.9 Tareas conductuales sensibles a lesiones en EL PAPEL DEL HIPOCAMPO EN EL


los dos sistemas visuales corticales, hipotetizados por PROCESAMIENTO ESPACIAL
Mishkin y sus colegas. A) La remoción bilateral del área
TE en la corteza temporal inferior en el mono produce Existe evidencia convincente de que el hipocam po
severo deterioro en las tareas de discriminación de objetos juega un papel im portante en la codificación de la
como en las tareas de no-igualación a la muestra. En esta
ubicación espacial. Esta evidencia viene de tres dom i­
tarea, al animal primero se le muestra un objeto en una
nios: el registro fisiológico de células individuales en
ubicación central y se le da tiempo para familiarizarse con
él. Luego se le presentan dos objetos: el que se le acaba de el hipocam po, el efecto de lesiones del hipocam po
mostrar y uno nuevo. Al animal se le recompensa por ele­ sobre la conducta espacial y los estudios del tam año
gir el objeto no familiar. B) La remoción bilateral de la cor- relativo del h ipocam po en anim ales que em plean
teza parietal posterior produce deterioro en la discrimina­ memoria espacial de m anera m ás extensa en com pa­
ción de puntos de referencia. En esta tarea, al animal se le ración con aquellas que no la usan. Se considerará
recompensa por elegir la comida cubierta que está más cada una de estas áreas de evidencia, una a la vez.
cerca del "punto de referencia" (en este caso, el cilindro
alto), el cual es colocado al azar, de ensayo a ensayo, ya
sea más cerca de la comida a la izquierda o de la comida a
Estudios de registros unitarios
la derecha. (Tomndo de Mishkin et al., 19S3, p. 415.)

Una de las prim eras indicaciones de que el hipocam ­


po participa en la conducta espacial, fue el reporte de
de estas áreas puede ser el sitio de estos procesos inte- O'Keefe y Dostrovsky (1971) de que células individua­
gradores. El descubrim iento de que el daño al hipo­ les en el hipocam po se disparaban de manera selecti­
cam po derecho en los humanos perturba la memoria va cuando el anim al de estudio estaba en una ubica­
para la localización espacial de objetos particulares, ción particular y /o frente a u na dirección específica.
apoya la hipótesis de que el hipocam po puede estar Este hallazso condujo a estos investís-adores a nronn-
CAPITULO 7 Procesamiento espacial 167

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FIGURA 7.10 Células de lugar en el hipocampo de rata.


(Izquierda) Cuando la rata exploró el área sobre la parti­
ción durante 10 minutos, se encontró que la célula 1 se
disparó de manera máxima cuando el animal estuvo en
una ubicación particular. Esta ubicación es referida como FIGURA 7.11 A) Laberinto radial de ocho brazos usado
el campo de lugar de dicha célula. El sombreado muestra para investigar el comportamiento espacial en ratas.
un gradiente de frecuencia de disparo conforme el animal B) Cuando cada uno de los brazos tiene comida, el animal
se aleja desde el centro del campo de lugar. La célula 2, irá de uno a otro hasta que la comida sea recolectada. C) Si
otra célula del hipocampo, no tiene un campo de lugar en ciertos brazos nunca tienen comida, el animal aprenderá a
el área sobre la partición. (En medio) Cuando la partición ignorarlos y viajará sólo hacia los brazos con alimento.
es removida y al animal se le permite explorar el espacio (Tomado de Bear, Connors y Paradiso, 1995, p. 537.)
más grande, la célula 1 continúa disparándose cuando el
animal está en su campo de lugar, y se encuentra que la
célula 2 tiene sólo un débil campo de lugar en el comparti­
miento recién explorado. (Derecha) Sin embargo, conforme del hipocam po que no tem an cam po de lugar en el
la rata continúa explorando el espacio novedoso más allá am biente anterior, con el tiem po llegan a ser sensi­
de la partición, la célula 2 desarrolla un robusto campo de bles a la ubicación del animal en el nuevo ambiente.
lugar. (Tomado de Bear, Connors y Paradiso, 1995, p. 539.)

Estudios de lesión
del am biente, una idea que de m anera posterior fue
elaborada con más detalle (O'Keefe y Nadel, 1978). El descubrimiento de que las lesiones del hipocampo
Estos prim eros reportes de células en el hipocam ­ perturban la conducta espacial es una segunda línea
po sensibles a la ubicación espacial del anim al fue­ de evidencia del papel del hipocam po en tales proce­
ron confirm ados por reportes ulteriores, y ahora es sos. Un ejemplo de tal perturbación involucra el ren­
claro que existen células en el hipocam po cuyos cam­ dimiento de ratas en un laberinto de brazos radiales
pos receptivos son la presencia del anim al en un (figura 7.11). C uando cada brazo del laberinto es
lugar particular en el ambiente (Wilson y McNaugh- cebado (tiene com ida al final del m ismo) la rata
ton, 1993). Este lugar, para una neurona dada, es refe­ aprende a recorrerlo y recolectar la com ida de cada
rido com o el cam po de lu gar de dicha neurona, y brazo, sin regresar de m anera innecesaria a los b ra­
una célula con tal sensibilidad se conoce como célula zos en los cuales ya ha recogido la com ida. En una
de lu g ar. A l registrar desde una célula de lugar, es condición alternativa, en la cual, después de muchos
posible m apear su cam po de lugar (figura 7.10). De intentos, ciertos brazos nunca son cebados, la rata de
p articu lar interés es el hallazgo de que, cuando un nuevo no efectúa viajes de retorno hacia los brazos
anim al está en un nuevo am biente, algunas células en los cuales la com ida ya ha sido retirada. Además,
168 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

60 A dem ás de los estu dios de laboratorio, tam bién


hay algunos estudios de lesión que han investigado
50
el papel del hipocam po en la m em oria espacial en el
40 ambiente natural. En un estudio que combinó obser­
vación etológica y el m étodo de lesión, Sherry y Vac-
30 carino (1989) docum entaron por prim era vez la habi­
20
lidad del carbonero sibilino para recordar las locali­
dades donde ha alm acenado comida (sitios escondri­
I 10 jo). Luego las aves fueron som etidas a aspiración
'> bilateral del hipocam po o a aspiración bilateral del
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mism o volum en de otra región del cerebro y otros no
I 60 recibieron cirugía. C uando se observó de nuevo su
S conducta de visita en su am biente natural, se encon­
¡? 50 tró que la conducta p osquirúrgica de las aves con
lesiones del hipocam po fracasó para dem ostrar la
preferencia norm al por los sitios en los cuales se
había almacenado com ida (figura 7.12).
Los estudios de pacientes con lesiones del h ip o­
cam po han dem ostrado deterioro en el rendim iento
1 de diversas tareas espaciales, como el aprendizaje de
laberintos en las m odalidades visual (Milner, 1965) y
HP HA Control
tactual (Corkin, 1965), el recuerdo de la posición de
un punto sobre una línea (C orsi, 1972), el recuerdo
FIGURA 7.12 Efecto de lesiones bilaterales del hipocam­ de la localización espacial en la m odalidad tactual
po sobre la precisión de recuperación de almacenamiento (Rains y M ilner, 1994a) y el recuerdo de la localiza­
temporal de alimento en carboneros sibilinos. Las barras ción de objetos vistos (Sm ith y Milner, 1981).
más oscuras muestran las visitas a los sitios de almacena­ Como se verá en el capítulo 10, aunque el daño al
miento temporal de alimento como porcentaje de visitas a hipocam po en los hum anos está asociado con el
todos los sitios mientras se buscaban los escondites. Las deterioro en la m em oria para el material no espacial,
barras más claras muestran las visitas a esos mismos
los estu dios de lesió n en el m acaco indican que las
sitios antes de que la comida fuese escondida e indican el
estructuras críticas relacionadas con el reconocim ien­
nivel de aleatoriedad de visita al sitio. (A rriba ) La preci­
sión promedio de las aves en cada uno de los tres grupos
to visual en estos anim ales son áreas de la corteza
antes de la cirugía. (Abajo) La precisión promedio tras la cercanas al hipocam po, conocidas como corteza peri-
aspiración bilateral del hipocampo (HP), la aspiración rrin al y corteza parahip ocám pica, más que el hipo­
bilateral del mismo volumen de tejido del hiperestriado campo en sí (Zola-M organ e t a l , 1989). Esto indicaría
accesorio (HA) o sin procedimiento quirúrgico (Control). que el papel funcional del hipocam po puede ser más
(Tomado de Sherry, Jacobs y Gaidin, 1992, p. 299.) específicam ente espacial de lo que se había pensado.
Debe determ inarse si éste tam bién es el caso para los
humanos, porque los hallazgos en animales se basan
la rata aprende a evitar los brazos que nunca son sobre los efectos de lesiones experim entales muy
cebados. D espués de lesiones en el hipocam po, la específicas y circu nscritas que no se aprecian en
conducta del anim al en la prim era condición es per­ pacientes húm anos (véase capítulo 10 para una dis­
turbada notablem ente: la rata regresa con frecuencia cusión más detallada de este tema).
dentro del m ism o ensayo a los brazos del laberinto
en los cuales ya ha recolectado la com ida. Es intere­
sante que, en la condición de cebado parcial, el ani­ Estudios neuroetológicos
mal aprende a evitar los brazos que nunca son ceba­
dos, pero continúa recorriendo de m anera ineficiente La etología es el estudio del com portam iento de los
los b razos de los cuales ya ha tom ado la com ida. anim ales en su am biente natural (Lorenz, 1966; Tin­
Estos h allazgos señalan que el hipocam po es vital bergen, 1951). La n eu ro eto lo g ía es el estudio de la
para el reconocim iento de la localización espacial relación entre su comportamiento y el cerebro. Por lo
durante ciertos intervalos de tiempo, aunque parece general intenta relacionar las diferencias en el com ­
ser que otras estructuras están involucrad as en la portamiento de especies relacionadas con sus diferen­
retención a largo plazo de tal información. cias en la estructura cerebral. Las investigaciones neu-
CAPITULO / Procesamiento espacial 169

50
FIGURA 7.13 Volumen del com­
plejo hipocámpico (HP-APH) en
A familias y subfamilias de aves: 3
20 almacenadoras de alimento (trián­
A
gulos rellenos ) y 10 no almacenado-
10 A A ras de alimento (triángulos huecos).
<i {Arriba) El volumen del hipocam­
A A po se muestra en relación con el
C_
A peso corporal. (Abajo) El volumen
A A del hipocampo se muestra en rela­
ción con el volumen del telencéfa-
£ A lo. Advierta que todos los ejes son
A logarítmicos. (Tomado de Sherry, Jacobs
y Gaulin, 1992, p. 300.)
10 20 50 100
Peso co rp o ral (g)

50

20
A

10 A A
A A
A
A A
o
> A
A
i _L
100 200 500 1 000
V olum en del te le n c é fa io (m m 3!

roetológicas del hipocampo y la conducta espacial han con aparien cia de rata): el m usgaño polígam o y el
producido algunos hallazgos bastante interesantes. topillo m onógam o. Se encon tró que el tam año del
En térm inos más generales, en un grupo variado área de h áb itat de las dos especies, rastreado por
de anim ales, se ha observado un aumento en el tama­ telem etría bajo con d icion es natu rales durante la
ño del hipocam po en las especies que dependen de tem porada de apaream iento, difería de manera con­
las habilid ad es espaciales, en com paración con las siderable (figura 7.14A) y, adem ás, que el m usgaño
especies que dependen m enos del procesam iento m acho tenía un área de h áb itat m ayor que la h em ­
espacial (Sherry, Jacobs y Gaulin, 1992). Este aumento b ra (G auíin y FitzG erald , 1986, 1989). Cuando la
en el tamaño del hipocampo representa una espedali- habilidad espacial fue valorada bajo condiciones de
zación adaptativa que puede ser el resultado de la laboratorio em pleando un laberinto, se encontró que
selección natural, la selección sexual o, en especies los m achos fueron su p eriores a las hem bras en el
com o la palom a mensajera, de la selección artificial. m usgaño polígam o, m ientras que no hubo diferen­
Por ejem plo, el volum en del hipocam po en relación cia sexual en el topillo m onógam o (figura 7.14B). Se
con el peso corporal y en relación con el volumen del encontró que los m achos de m usgaño polígam o tie­
telencéfaio ha demostrado ser mayor en tres familias y nen un tam año de h ip o cam p o significativam ente
subfamilias de aves almacenadoras de comida que en mayor, en relación con el tamaño de todo el cerebro,
el de 10 no'almacenadoras de tales grupos (figura 7.13). que el de las hem bras de la m ism a especie (figura
En una serie de estudios, la relación entre tamaño 7.14C). E n el topillo m onógam o no hubo dim orfis­
del hipocam p o y conducta en el am biente natural mo sexual en el tam año del hipocam po (Jacobs et al.,
fue investigado en dos especies de topos (un roedor 1990).
170 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A) También se debería m encionar la notable capaci­


dad navegadora de ciertas especies de aves. Es bien
sabido que las aves m igratorias vuelan cientos o
incluso miles de kilómetros cada época de migración
y por lo general retom an precisam ente al m ism o sitio
cada año. Además, las palom as m ensajeras son capa­
ces de regresar a una ubicación precisa aun cuando
se lleven a cabo elaborados m ed ios para elim inar
potenciales clave que guíen su vuelo. Por ejemplo, a
algunas palom as m ensajeras se les ha transportado
en camiones a sitios distantes, con los ojos tapados y
cubiertas con dispositivos que pretendidam ente
interfieren con los campos electrom agnéticos natura­
B) les, sin haber conseguido con ello interferir en su
retorno al lugar de origen. Incluso algunos investiga­
dores han movido los palom ares 100 metros después
de que las aves han dejado el área, sólo para obser­
T var que las aves regresan a la ubicación precisa
donde el palom ar había estado, aun cuando sus palo­
« ■
mares reubicados todavía seguían a la vista.
Estos comportamientos migratorios y de retomo al
hogar son claros ejem plos de com portam iento espa­
TiTíW cial extrem adam ente preciso. A unque los m ecanis­
íir mos que subyacen a esos com portam ientos siguen sin
u M usgaño Topillo explicarse en su totalidad, las hipótesis para las bases
del comportamiento migratorio incluyen el uso de las
O posiciones de las estrellas para una especie de nave­
0-055 gación celestial y una sensibilidad a los campos mag­
nético y electromagnético de la Tierra. El mecanismo
de com portam iento de retorno al hogar es incluso
0.050
más difícil de explicar porque ha sido impenetrable a
tantas m anipulaciones experim entales. Ésta aún es
0.045 un área fascinante para futuras investigaciones.

£ 0.040 J EXCLUSION DE UN LADO DEL ESPACIO

0.0001 La exclusión es una de las más curiosas y dramáticas


M usgaño Topillo
consecuencias del daño cerebral sobre la conducta en
FIGURA 7.14 Diferencias sexuales en el comportamiento los hum anos. Se evidencia tam bién como una piedra
y tamaño del hipocampo en dos especies de roedores, el miliar en la com prensión del com portam iento espa­
musgaño polígamo y el topillo monógamo. Barras claras cial. En la exclu sión (a veces se le denomina síndro­
= machos; barras oscuras = hembras. A) Tamaño del área m e de exclusión) un paciente ignora los objetos y per­
de la especie calculado a partir de observaciones telemé­ sonas en un lado del espacio. N o es que los objetos
tricas de roedores individuales registrados bajo condicio­ sobre un lado del espacio estén sólo "perdidos" por­
nes naturales durante la época de apareamiento. B) Habi­ que no son detectados, como ocurre tras una hem ia-
lidad espacial en el laberinto de luz solar. Las clasificacio­ nopia o pérdida sensorial sobre un lado del cuerpo.
nes fueron determinadas por separado dentro de cada
Más bien, el paciente con exclusión actúa como si un
especie debido a que las mismas difieren en relación con
lado entero del espacio no existiese. Esto puede ocurrir
el número de ensayos requeridos para alcanzar el criterio.
La escala del eje y está invertida, por lo que una baja cali­ en ausencia o presencia de una deficiencia sensorial
ficación indica buen rendimiento. C) Tamaño relativo del primaria. Cuando existe pérdida sensorial, los pacien­
hipocampo (volumen del hipocampo en relación con el tes con exclusión son incapaces de aprender a com ­
volumen de todo el cerebro) en adultos en crianza. (Tomado pensar la falta de inform ación en su campo ciego
de Sherry, Jacobs y Gaulin, 1992, p. 301.) mediante el redireccionamiento del movimiento de su
CAPÍTULO / Procesamiento espacial 171

M o d elo C opia del p a cien te

M o d elo

/ \
ES EB

FIGURA 7.15 Copias de dibujos lineales simples realiza­


dos por un paciente con exclusión del lado izquierdo y
lesión en el lóbulo parietal derecho. (Tomado de Posner y Rai- FIGURA 7.16 Rendimiento de un padente con exclusión
chle, 1994, p. 158.) del espado para el lado izquierdo en una tarea de cancela­
ción de líneas que requirió que el sujeto sólo marcara una X
sobre cada línea. (Tomado de McCartlnj y Warrington, 1990, p. 83.)
cabeza y ojos en dicha dirección, com o aprenden a
hacer los pacientes con hemianopia simple.
La exclu sión puede conducir a conductas extra­
ñas, com o el fracaso a dibujar el lado de un objeto en (Barbieri y De Renzi, 1989). Es la exclusión del espacio
el hem iespacio excluido (figura 7.15), leer sólo la visual la que ha sido estudiada con m ayor profundi­
m itad derecha de las líneas de un texto y dejar sin dad. En sus formas leves, la exclusión es menos dramá­
com er la com ida de un lado del plato, sólo para ter­ tica, manifestándose en prejuicios espaciales en los tests
m inar de manera entusiasta cuando el plato es gira­ como la bisección de líneas y en tareas que refieren bús­
do de m odo que la com ida aparezca en el lado no queda visual, como las tareas de "cancelación" simple
excluido. Los pacientes pueden rasurar sólo un lado de (figura 7.16) o las tareas que requieren la búsqueda de
su rostro, vestir sólo un lado de su cuerpo y reaccionar un objetivo dentro de un arreglo visual complejo.
sólo al habla u otros sonidos que llegan desde un lado La mayoría de los pacientes con exclusión la padecen
del espacio. Un ejemplo aún más ilustrativo de la exclu­ para el lado izquierdo del espacio y tienen una lesión en
sión es la distorsión del esquema corporal que hacen los la región parietal derecha, aunque también se han repor­
pacientes cuando dejan totalmente de estar conscientes tado después de lesiones en la corteza prefrontal dere­
de un lado de su cuerpo (usualmente el izquierdo). Estos cha (Posner y Raichle, 1994) y tras lesiones unilaterales
pacientes de hecho pueden creer que el brazo o la pierna del colículo superior y el pulvinar (un núcleo del tála­
sobre el lado excluido pertenece a alguien más y se que­ mo). También se aprecia, aunque con menor frecuencia,
jan de que una pierna separada ha sido colocada en sus la exclusión del lado derecho asociada con lesiones del
camas. En un fenómeno posiblemente relacionado, los lado izquierdo. Sin embargo, se ha argumentado que
pacientes pueden negar la parálisis u otro deterioro una forma leve de este último trastorno es más común
sobre un lado del cuerpo, e insisten en que ellos tienen de lo que en general se aprecia (Ogden, 1987).
uso completo de una pierna que no pueden mover. Existen dos grandes marcos teóricos dentro de los cua­
La exclusión puede ser evidente sólo en una o más les se han realizado intentos para explicar la exclusión. Se
m odalidades. De hecho, se han reportado todos los han conceptualizado como: a) un trastorno de atención, y
patrones de disociación entre las tareas de exclusión b) un trastorno de la representación interna del espado.
presentadas en las modalidades auditiva, visual y táctil Cada una de estas teorías se examinan por separado.
172 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A)

C am p o
Punto de recep tiv o
fija ció n
Estím ulo b la n co Ene.
B lan co
P alan ca Apag.

A ctividad
c e lu la r
P osición
del o jo

B)

O
Segu n d o
iîmÊʧÉ=m
b la n c o
ex tern o M o vim ien to sa c á d ic o
al c a m p o h a cia la izquierd a Ene.
recep tiv o B la n co
Apag.

A ctividad III I II
celu la r Til n r
P osición /
del o jo

D)

B rillan te
B lan coi
O p aco

A ctividad
celu lar
P osición
del o jo

La exclusión co m o trasto rn o de aten ció n Su teoría establece que la exclu sión resulta de una
habilidad deteriorad a para retirar la atención del
La teoría de la atención m ás desarrollada de la exclu­ lado del espacio n o-exclu id o. El soporte para esta
sión es la propuesta por Posner y sus colegas (1994). teoría proviene de tres áreas: d) el registro de activi­
CAPÍTULO 7 Procesamiento espacial 173

FIGURA 7.17 Efecto de la atención sobre la respuesta de una neurona en la corteza parietal posterior de un mono.
A) Respuesta a un estímulo blanco que aparece en el campo receptivo de la célula. B) Cuando el animal es entrenado
para dar un "movimiento sacádico" tras la aparición del estímulo, existe un incremento en la actividad de la neuro­
na (más allá del nivel de respuesta simple ante la presencia del estímulo) durante el intervalo de tiempo entre la
aparición del estímulo y el comienzo del movimiento sacádico. Éste es el resultado de la atención a un estímulo que
está a punto de ser el blanco de un movimiento sacádico. C) Este incremento es espacialmente selectivo porque
cuando el movimiento sacádico se va a realizar ante un punto extemo al campo receptivo de la célula, no se observa
incremento. D) El efecto de incremento no es específico al movimiento del ojo porque cuando el animal responde al
estímulo blanco soltando una palanca más que por medio de un movimiento sacádico, todavía se aprecia el efecto
de incremento. (Tomado de Bear, Connors xj Paradiso, 1995, p. 610.)

dad unitaria en el lóbulo parietal del mono conscien­ correlato de la atención, y es posible que este aumento
te; b) el estudio de pacientes con lesiones en el lóbulo esté implicado en los efectos conductuales de la aten­
parietal, y c) los estudios de visualización con sujetos ción. A la inversa, parece plausible que una perturba­
norm ales. Para explicar esta teoría y sus bases empí­ ción de estos mecanismos, debidos a lesión en el lóbulo
ricas de m anera más completa, es necesario conside­ parietal, perturbarían la atención al área del espacio
rar ciertos detalles. representada en el campo receptivo de estas células. Las
células en la corteza parietal tienen campos receptivos
C ÉLU LA S D E LO C A LIZ A C IÓ N E SP E C ÍFIC A FA­ que incluyen parte del campo visual contralateral.
C IL IT A D A S P O R A TEN CIÓ N EN C O RTEZA PA­
RIETA L D E M O N O S Ha sido claro durante cierto E ST U D IO S D E A TEN CIÓ N Y O RIEN TA C IÓ N V I­
tiem po que existen células en el lóbulo parietal del SUAL EN PACIEN TES CON LESIO N ES EN EL LÓ­
m ono consciente que se disparan cuando el anim al BULO PARIETAL Estos estudios de actividad unita­
atiende a un estímulo (Wurtz, Goldberg y Robinson, ria en monos originaron la cuestión de si, en los huma­
1982). Los m onos fueron entrenados para fijarse nos, regiones en el lóbulo parietal regulan funciones
sobre un punto en la pantalla de una computadora y similares. U n modelo para probar esta hipótesis es una
luego, cuando un objetivo aparecía sobre la pantalla, tarea de atención dirigida que ha sido usada de manera
dar un "m ovim iento sacádico del ojo" (m ovim iento extensa en el estudio de sujetos normales. Los sujetos
del ojo) hacia el blanco. Bajo estas condiciones se se sientan enfrente de un m onitor de computadora y
encontró que ciertas células exhibían un incremento fijan un punto, entonces comienza un ensayo con una
en la actividad durante el intervalo que sigue a la clave que indica el lado de la pantalla en la cual apare­
aparición del objetivo pero antes del establecimiento cerá un estímulo. Se instruye a los sujetos a oprimir un
del m ovim iento sacádico del ojo (figura 7.17). Esto botón tan pronto como detecten la presencia del estí­
era debido no sólo a la aparición del objetivo en el mulo. Además de los ensayos en los cuales la presencia
cam po receptivo de la célula, ya que la sola aparición de la clave es informativa acerca de la futura posición
(sin un tirón anticipado) producía una respuesta del estímulo, en algunos ensayos no existe la clave y en
m enos intensa. Se puede apreciar que estas dos con­ otros ensayos la clave es errónea, indicando el lado con­
diciones son conductas idénticas, la única diferencia trario (figura 7.18). La posición del ojo es monitorizada
es que en la prim era condición el animal atiende a la cuidadosamente para asegurar que no exista movi­
ubicación donde está a punto de producirse un m ovi­ miento porque lo que habrá de medirse aquí es el efec­
m iento sacádico. Es por esto que se cree que el incre­ to benéfico (o, en el caso de las claves incorrectas, el
mento de la actividad es el resultado de la atención. detrimento) de una clave sobre el tiempo de reacción
E xistieron otras dos condiciones de control que en la detección del estím ulo en ausencia de cualquier
apoyaron esta conclusión. La célula presentó especi­ movimiento ocular. Las desviaciones de la atención
ficidad espacial en cuanto a que no se disparaba de visual que ocurren de m anera independiente a cual­
m anera intensa si el m ovim iento sacádico iba a ser quier movimiento ocular son consideradas marcadores
realizado fuera de su cam po receptivo. A dem ás, se de atención cubierta, en contraste con la atención
dem ostró que el incremento en la actividad anticipa­ m anifiesta, que es ejem plificada por el movimiento
da no estaba relacionado con el m ecanism o del m ovi­ ocular anticipatorio en respuesta a una clave. La aten­
m iento del ojo per se porque apreció la misma activa­ ción cubierta es como un punto de luz de atención
ción si la respuesta al objetivo era un movimiento del visual que puede moverse, aunque el ojo esté fijo.
brazo en vez de movimiento del ojo. Estos estudios Conforme uno puede esperar, bajo estas condicio­
revelaron un aumento en la actividad celular que es un nes, los ensayos con claves correctas resultaron en
174 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 7.18 En la tarea de orientación visual, una clave


(aquí, una flecha en el centro de la pantalla) indica la probable
ubicación del estímulo que está a punto de aparecer. La aten­
ción del sujeto (representado por el círculo) se desvía hacia la
ubicación indicada, la cual puede o no ser correcta. Una alter­
nativa a este formato de clave central es aquella en la cual la
clave es presentada en la ubicación del estímulo (no mostrada).
Los resultados de los experimentos con pacientes de lóbulo
parietal fueron, en esenda, los mismos para las dos condiciones
de clave. (Tomado de Posner y Kaichle, 1994, p. 155.)

tiem pos de reacción más cortos que los ensayos sin ral. Sin embargo, en los ensayos con claves correctas,
claves, los cuales a su vez tuvieron tiem pos de reac­ los tiempos de reacción de estos pacientes no tuvie­
ción m ás cortos que los ensayos con claves incorrec­ ron deterioro; los pacientes fueron capaces de dirigir
tas. Este procedim iento experim ental fue usado des­ la atención en respuesta a una clave.
pués para estudiar la atención dirigida en pacientes En contraste, las claves incorrectas aumentaron el
con lesiones en el lóbulo parietal. Los pacientes en tiem po de reacción. En particular, cuando las claves
este estu d io no tuvieron un síndrom e de exclusión incorrectas fueron presentadas para dirigir la aten­
severo; no obstante, se razonó que, puesto que la ción hacia el m ism o lado del espacio que la lesión y
exclu sión está asociada con lesiones en el lóbulo luego el estímulo apareció en el campo visual contra-
parietal, el estudio de estos pacientes puede propor­ lateral, la detección del estím ulo estuvo severamente
cionar claves acerca de la naturaleza de la exclusión. deteriorada, lo que resultó en tiem pos de reacción
Los resultad os m ostraron que en los ensayos sin m uy aumentados o incluso en pérdida del estímulo.
clave, los pacientes con lesiones en el lóbulo parietal Ese deterioro fue m ayor para los pacientes con lesio­
tuvieron tiempos de reacción más lentos ante la apa­ nes en el parietal derecho. En la otra condición de cla­
rición de los estím ulos en el campo visual contralate- ves incorrectas, la presentación de la clave en el lado
ral a su lesión, en com paración con el cam po ipsilate- contralateral previa a la aparición del estím ulo en el
CAPITULO / Procesamiento espacial 175

D a ñ o en el D añ o en el
hem isferio d e re c h o h em isferio izq u ierd o

1 100
Estímulo
1 000 c o n tra la te ra l,

j 900

i 800

i 700
>
^ 600 Estimulo
j
1ipsilateral
500

FIGURA 7.20 (Arriba) Imagen PET donde se muestra


activación de las áreas parietal superior derecha cuando la
atención es dirigida hada (y desviada dentro del) el
ü
O campo visual izquierdo, y activación parietal superior
derecha e izquierda cuando la atendón es dirigida hada
FIGURA 7.19 Tiempos de reacción de pacientes con (y desviada dentro del) el campo visual derecho (Abajo).
lesiones en el lóbulo parietal derecho e izquierdo en una ('Tomado de Posner y Rnichle, 1994, p. 161.)
tarea de atención dirigida donde las claves periféricas fue­
ron mayores cuando el estímulo apareció en el campo
contralateral a su lesión después de que a ellos se les pre­
sentaron claves para esperar el estímulo en el campo ipsi­ que cada lóbulo parietal regula el m ovim iento de la
lateral. El efecto fue mayor para los pacientes con lesiones atención en la dirección contralateral.
en el lado derecho. (Tomado de Posner y Raichle, 1994, p. 159.)
E S T U D IO S D E V ISU A L IZ A C IÓ N EN S U JE T O S
N O R M A LES Corbetta y sus colaboradores (1993)
dirigieron un estudio de PET con sujetos norm ales
lado ipsilateral, el aumento en el tiem po de reacción para medir la activación cuando la atención es dirigi­
no fue tan grande (figura 7.19). da a y luego desviada dentro del cam po visual iz­
A unque, como se m encionó con anterioridad, los quierdo o derecho. Para hacer esto ellos solicitaron a
pacientes con lesión en el lóbulo parietal en estos sus sujetos m antener la fijación en un punto central
estudios no tuvieron una exclusión visual severa, sí pero atender cubiertamente desviaciones en el m ovi­
exhibieron tiem pos de reacción m uy aum entados (o m iento hacia la izquierda o derecha dentro del
incluso perdían por com pleto los estím ulos que se cam po visual izquierdo o derecho. Por tanto, los
presentaban sólo brevem ente) cuando se les presen­ sujetos no sólo tuvieron atención cubierta hacia los
taron claves incorrectas en el lado del espacio ipsila­ eventos dentro de uno u otro cam pos visuales, tam­
teral a su lesión antes de la aparición del estím ulo bién tuvieron que desviar la dirección de su atención
sobre el lado contralateral. Experimentos subsecuen­ dentro de dicho campo. Esto fue comparado con una
tes dem ostraron que este efecto no dependió de las condición de atención central en la cual los sujetos
claves incorrectas que aparecieron en el campo ipsila­ atendieron a los eventos en la fijación m ientras que
teral; el efecto fue el m ism o si una flecha que servía los m ismos eventos periféricos ocurrieron pero sin
como clave incorrecta aparecía en el punto de fijación. atención dirigida hacia ellos. No se apreciaron dife­
Posner y Raichle (1994) interpretaron estos hallazgos rencias en la activación cuando los sujetos dirigieron
com o evidencia de que la mayor deficiencia en estos la atendón hacia la derecha en contraste con el lado
pacientes era una incapacidad para retirar la atención izquierdo en la m ism a m itad del campo visual. Sin
del lado del espacio ipsilateral al hem isferio lesiona­ embargo, la activación en el lóbulo parietal superior
do y desviarla hacia el lado contralateral a la lesión, derecho ocu rrió cuando la atención fue dirigida
en particu lar con pacientes con daño en el lóbulo hacia (y desviada dentro) el campo visual izquierdo,
parietal derecho. Esto es consistente con la idea de y se apreció activación de los lóbulos parietales supe­
176 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

rior izquierdo y derecho cuando la atención fue diri­


gida hacia (y desviada dentro) el campo visual dere­
cho (figura 7.20).
E stos d escubrim ientos tienen relación con la
observación de que la exclusión visual se aprecia con
m ás frecu encia después de lesiones en el lóbulo
parietal derecho que tras lesiones en el izquierdo. Un
intento por explicar esta asim etría ha sido postular
que la atención al lado derecho del espacio es m edia­
da p or am bos hem isferios (y por tanto preservada
tras lesiones u nilaterales en cualquier hem isferio),
m ientras que la atención hacia el lado izquierdo del
espacio es dirigida sólo por el hem isferio derecho (y
por tanto es vulnerable a lesiones en el lado derecho).
A pesar de que esta noción aún es hipotética, los
datos de las im ágenes de estos experim entos son
consistentes con ella.

R E S U M E N D E L A S H IP Ó T E S IS D E A TEN C IÓ N
Se ha visto que la hipótesis de que una deficiencia de
atención que subyace a la exclusión tiene apoyo con­
sid erable. Existe u na relación contralateral entre el
lado de la lesión del lóbulo parietal y el lado del
cam po visual que se excluye. Se ha descubierto que
las neuronas en la corteza parietal de los m onos
m uestran un increm ento en los disparos celulares
FIGURA 7.21 Mapa de la Piazza del Duomo, en Milán.
cuando el m ono atiende a un estím ulo que aparece A y B indican las dos posiciones desde las cuales se les
en el cam po receptivo de dicha célula (que tam bién pidió a los pacientes con exclusión imaginar que ven la
es el cam po visual contralateral). Los pacientes con piazza. Los puntos de referencia que ellos recordaron de
lesiones en el lóbulo parietal m uestran un aumento cada posición son marcados con a y b, respectivamente.
de los tiem pos de reacción de la detección de un obje­ (Tomado de Farah, 1995, p. 965.)
tivo en el cam po contralateral a la lesión cuando se
les han presentado claves incorrectas para atender a
la m itad ipsilateral del cam po visual. En los sujetos
norm ales la atención hacia la m itad izquierda del un experim ento revelador, B isiach y Luzzati (1978)
cam po visual activa la corteza parietal derecha, y la pidieron a pacientes con exclu sión que se im agina­
atención h acia el cam po visual derecho activa tanto ran de pie frente a la m agn ífica catedral gótica que
la corteza parietal izquierda como la derecha. Toma­ dom ina la Piazza del Duom o, en Milán. Luego se Ies
dos en conjunto, estos hallazgos parecerían apoyar la pidió que describieran lo que "v e ía n " en su im agen
noción de que la exclusión es el resultado de una per­ mental. Estos pacientes reportaron edificios y puntos
turbación de los procesos de atención dirigidos a un de referencia a su lado derecho en una m anera m uy
lado del espacio, resultante de daño u nilateral del vivida, en ocasiones elaborand o con cierto detalle
lóbulo parietal. No obstante, algunos descubrim ien­ sus características. En contraste, los puntos de refe­
tos im portantes han hecho necesario considerar un rencia del lado izquierdo por lo general fueron om i­
enfoque teórico alternativo a la com prensión de la tidos al m ism o tiem po y, si los m encionaban, era en
exclusión. A continuación se les consideran. un tono que los in v estig ad ores describieron como
"ausente, casi irritado". D espués de esto, solicitaron
a sus pacientes el reporte de lo que "vieron" cuando
La exclusión co m o d eficiencia de la se im aginaron estar parados del lado opuesto de la
rep resen tación interna del espacio plaza, con la catedral a sus espaldas. En esta condi­
ción, los pacientes rep ortaron puntos de referencia
U n enfoque alternativo para com prender el fenóme­ que estaban a su derecha y excluyeron los puntos de
no de la exclusión se da en térm inos de una pertur­ referencia a su izqu ierda de este nuevo punto de
b ación en la rep resentación interna del espacio. En vista. En consecuencia, ellos reportaron objetos que
CAPITULO / Procesamiento espacial 177

h abían sido excluidos cuando se im aginaron ver la cuando estaba en el lado izquierdo del arreglo, sugie­
p laza desde la prim era perspectiva (figura 7.21). re que este deterioro refleja una perturbación de una
Éstos fueron hallazgos sorprendentes, porque sugie­ representación interna del espacio más que una falta
ren que la exclusión no estaba confinada a una falla de atención ante los estím ulos sensoriales. La lógica
de registro o de atención, sino que se encontraba de esta interpretación es sim ilar a la del experimento
im p licad a una pertu rbación de una rep resentación de la "form a de nube" analizada anteriormente.
interna del espacio que volvió im posible la concep- M ayor soporte para la hipótesis de la representa­
tualización del lado excluido del espacio. ción interna de la exclusión provino de un estudio de
Esta hipótesis recibió m ayor apoyo a partir de los Ladavas (1987) que señala que la dificultad que los
resu ltad os de un ingenioso experim ento (Bisiach, pacientes con lesión en el lóbulo parietal derecho
Luzzatti y Peraimi, 1979). En cada ensayo, los pacien­ prestan atención a la izquierda está ligado con coor­
tes con exclusión visualizaron dos im ágenes con denadas gravitacionales así com o a coordenadas de
form a de nube que se presentaron de m anera sucesi­ la retina. A los pacientes con exclusión se les solicitó
va, una pequeña porción de cada una era revelada inclinar sus cabezas 90° hacia la izquierda de modo
com o si se tuviese m ovim iento tras una rendija. que dos estímulos que se encontraban a la izquierda
Entonces se le requirió a los sujetos que decidieran si y derecha uno de otro ahora estuviesen arriba y abajo
las dos form as eran iguales o diferentes. En los ensa­ entre ellos y am bos se encontrasen en el cam po v i­
yos en los cuales las form as fueron diferentes, los sual derecho (figura 7.22D). Se encontró que los tiem ­
pacientes d ifirieron o en su lado izquierdo o en su pos de reacción ante el estím ulo que estaba a la
lado derecho. Observe que para percibir la nube bajo izquierda en relación con las coordenadas gravitacio­
estas condiciones era necesario que el sujeto constru­ nales fueron más lentos que los tiempos de reacción
yera m entalm ente una representación de toda la ante el estímulo a la derecha aun cuando, debido a la
nube a partir de la inform ación variable disponible inclinación de la cabeza del paciente, ambos estím u­
en el tiempo por la rejilla. La pregunta era: ¿la exclu­ los estaban en el campo visual derecho. En otra con­
sión se m anifestaría bajo estas condiciones? Los dición de este experim ento, dos estímulos aparecie­
resultados mostraron que de hecho los pacientes con ron en el lado de fijación (figura 7.22B y C). En conse­
exclu sión del lado izquierdo com etían m ás errores cuencia, a pesar de que los estímulos se encontraban
cuando las form as diferían en su lado izquierdo. El a la derecha e izquierda uno de otro, estaban en el
hecho de que todos los estímulos fuesen presentados m ism o cam po visual. Bajo estas condiciones, el es­
en la visión central (a través de la rendija) significó tím ulo de más a la izquierda recibió respuestas con
que ninguna porción del estímulo era presentada en m ás lentitud, sin im portar si ambos estím ulos esta­
la m itad excluida del campo visual. Estos resultados ban en el cam po visual izquierdo o derecho. Se en­
fueron interpretados como apoyo a la noción de que contró que estos efectos coexistían con los bien esta­
la exclu sión unilateral resulta de una perturbación blecidos efectos de cam po visual que caracterizan a
de una representación interna del espacio. la exclusión. Estos hallazgos son difíciles de conciliar
U n experim ento anterior que investigó la explora­ con una teoría de la exclu sión que enfatice diferen­
ción del espacio en las m odalidades visual y tactual cias en la capacidad para d irigir la atención hacia
resulta sim ilar (De Renzi, Faglioni y Scotti, 1970). En uno u otro campo visual com o el mecanism o crítico
su estudio a pacientes con exclusión se les requirió subyacente. En vez de ello, esto apoya la noción de
buscar un estím ulo particular en un arreglo visual y que la exclusión es una perturbación de representa­
una canica en una tarea tactual. Los investigadores ción interna del espacio que es construido, al menos
reportaron que los pacientes con lesiones posteriores en parte, en térm inos de coordenadas gravitaciona­
derechas encontraban el objetivo rápidam ente cuan­ les y no es del todo dependiente de las coordenadas
do se localizaba en el lado derecho del arreglo visual de la retina.
o tactual. La extensión de estos hallazgos a la m oda­ Las teorías que ven a la exclusión como una per­
lidad tactual es de considerable interés en el contexto turbación de rep resen tación interna del espacio
de la presente discusión. M ientras que en la visión explican bien estos hallazgos y la perturbación de la
uno es capaz de percibir un espacio de m anera in s­ im aginación espacial que se ha reportado en los
tantánea, la exploración tactual requiere una comple­ pacientes con exclusión. Sin em bargo, existen algu­
ja serie de m ovim ientos activos y entradas sensoria­ nos datos que son difíciles de explicar a partir de esta
les resultantes para construir una representación de perspectiva. Éstos inclu yen el hallazgo de que la
un espacio específico. El hecho de que en la tarea tac­ exclusión puede estar presente sólo en una o dos
tual los pacientes con lesiones en el parietal derecho m odalidades (Barbieri y D e Renzi, 1989). Con esto
tuviesen deterioro en la búsqueda activa del objetivo parecería que se requiere postu lar una representa-
178 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

A) B) FIGURA 7.22 Estímulos desple­


gados para A) campo visual
izquierdo y campo visual dere­
cho, B) dos estímulos en el
campo visual izquierdo, C) dos
estímulos en el campo visual
derecho y D) dos estímulos que,
cuando la cabeza es inclinada
90° hacia la izquierda, caen den­
tro del campo visual derecho.
Los cuadrados negros indican
puntos de fijación. (Tomado de
Ladavas, 1987, p. 170.)

ción del espacio específico a la m odalidad. Además, Una consideración del sustrato neuronal del pensa­
la hipótesis de la representación interna es complica­ miento espacial, por tanto, conduce de manera inevi­
da por al m enos el reporte de un paciente que exhi­ table a la visualización. A quí se consideran tres pre­
bió exclu sión en su com portam iento esp acial (por guntas centrales: a) ¿el pensam iento en im ágenes es
ejem plo, giraría hacia la derecha m as no hacia la diferente al pensam iento verbal?, b) ¿la inform ación
izquierda) pero que podía describir disposiciones en imágenes es representada en un formato espacial?
espaciales fam iliares de m anera com pleta y precisa y c) ¿las im ágenes m entales com parten m ecanismos
(Brain, 1941). subyacentes con la percepción visual? Las prim eras
Sigue sin resolverse si la exclusión resulta más útil dos preguntas se relacionan con la naturaleza de la
si es visu alizad a como un trastorno de atención o visualización y por tanto con la naturaleza del pensa­
como una perturbación de representación interna del m iento espacial. La tercera pregunta es una piedra
espacio. Am bas teorías no son excluyentes; puede ser miliar en los intentos por responder las primeras dos;
que el fenóm eno de la exclusión sea el resultado de en consecuencia, prim ero se considera la tercera pre­
una interacción entre estos dos trastornos subyacen­ gunta.
tes, en el sentido de que un trastorno de atención pro­ El lector habrá notado las diferencias entre visua­
bablem ente perturba la construcción de las represen­ lización y percepción, como cuando se forma lo que
taciones internas del espacio y también que las repre­ se considera que es una im agen vivida de, por decir,
sentaciones internas perturbadas afecten de manera un edificio fam iliar y luego n o puede responder la
adversa la atención. Sin im portar si este tem a será sim ple pregunta de cuántas ventanas tiene su facha­
resuelto, es claro que cada una de estas hipótesis ha da. Los experim entos con visualización sugieren, sin
generado una buena cantidad de datos interesantes. embargo, que para cantidades lim itadas de inform a­
ción, una im agen visual es sim ilar a u n evento p er­
ceptual. Por ejemplo, se ha dem ostrado que el tiem ­
PENSAMIENTO ESPACÍAL Y VISUALIZACIÓN2 po que toma un sujeto para decidir si una cadena de
letras contiene una letra que asciende sobre la línea
Bajo el tópico de pensam iento espacial uno encuen­ central (por ejem p lo,/o h ) es la m isma, para cadenas
tra d iversas tareas que involucran la visualización. de hasta tres letras, ya sea que las letras se presenten
o no. N o obstante, las decisiones acerca de cadenas
m ás largas tom an m ás tiem po cuando las letras no
2N.T. "Visualización" se emplea cuando se habla de "formación están disponibles para ser vistas.
de imágenes mentales"; "visibilizar", cuando se habla de las téc­ Estos datos y otros sim ilares sugieren que, bajo
nicas para "hacer visible por medios artificiales lo que no puede ciertas circu nstancias, u na im agen y un evento
ser visto a simple vista". perceptual p u ed en ser m uy parecidos. Esto trae a
CAPÍTULO / Procesamiento espacial 179

6 0 0 ms /~\ 6 5 0 ms /~ \ 7 0 0 ms 7 5 0 ms 4-8.40 nV FIGURA 7.23 Distribución en el crá­


neo de potenciales sincronizados con
la generación de una imagen visual
desde la memoria. Estas representacio­
nes fueron obtenidas mediante la
sustracción del ERP cuando los sujetos
950 r
escucharon palabras de manera pasiva,
8 0 0 ms /~\ 8 5 0 ms /~\
del ERP cuando escucharon las
mismas palabras y generaron imáge­
nes de sus referentes. El efecto se mue­
stra a intervalos de 50 ms, comienza
600 ms después de la aparición de la
palabra y continúa hasta 1,150 ms
1 0 0 0 m s /~\ 1 050 m 1 1 5 0 ms después de la aparición de la palabra.
{Tomado de Farah, 1995, p. 970.)

colación la pregunta de la medida en la cual las imá­ fue apoyado por el descubrimiento de que la latencia
genes y los eventos perceptuales com parten los mis­ de su aparición tras la presentación del estímulo coin­
mos m ecanism os neuronales. En la m edida en que cidió con el primer pico negativo del ERP visual.
éste sea el caso, uno podría predecir que diferentes En un estudio relacionado (Farah, Peronnet et al.,
com ponentes de la visualización estarían asociados 1989), los sujetos fueron expuestos a dos condiciones;
con d iversas áreas corticales en form a análoga a la se les instruyó para escuchar una palabra o para escu­
especialización de función apreciada en la percep­ char una palabra y formarse una imagen visual de su
ción. Este tema se aborda mediante el exam en de tres referente. La lógica del experim ento era que la dife­
fuentes de evidencia: a) estudios electrofisiológicos rencia entre los PRE en estas dos condiciones debería
con sujetos norm ales; b) estudios para visibilizar en reflejar la actividad específica a la generación de im á­
sujetos norm ales, y c) el estudio de pacientes con genes a partir de la memoria. Cuando el PRE en la pri­
lesiones cerebrales. mera condición fue sustraído del de la última, el PRE
m áxim o fue apreciado de nuevo sobre regiones occi­
pitales y tem porales posteriores (figura 7.23), áreas
Estudios electrofisiológicos que se sabe son activadas en la percepción visual.

D iversos estudios electrofisiológicos han producido


resultados consistentes con la noción de que la visuali­ Estudios para visualizar
zación y la percepción activan la m ism a o similares
áreas del cerebro. Un estudio de potenciales relaciona­ Un estudio FSCr de la v isu alización espacial en el
dos con eventos (Farah, Levine y Calvanio, 1988) com­ espacio extraperson al extendido fue dirigido por
paró el efecto de ver una letra mientras se imaginaba Roland y 'Friberg (1985). A su jetos norm ales se les
otra en contraste con el efecto de ver una letra y for­ pidió que se im aginaran caminando a lo largo de una
m arse una imagen de la misma. El razonamiento fue calle fam iliar m ientras observaban puntos de refe­
que si la imaginación y la percepción de la misma letra rencia en dicha ruta. Cada segunda calle debían im a­
tienen un efecto sistemático sobre los PRE, comparado ginar que daban vuelta alternativam ente a la dere­
con la condición diferente, entonces debe haber cierto cha o a la izquierda. El resultado fue el hallazgo de
sitio cerebral común en el cual interactúan la percep­ flujo sanguíneo aumentado en las regiones temporal
ción y la imaginación. Cuando los PRE en la condición y parietal de am bos hem isferios (figura 7.24). El
en la cual el estímulo y la imagen no eran iguales fue hallazgo de activación b ilateral en esta tarea de
sustraído del PRE en la condición cuando el estímulo seguim iento de ruta es de interés en el contexto de
y la im agen sí igualan, el resultado m ostró un efecto los datos que sugieren que am bos hem isferios pue­
localizado en los sitios occipital y temporal posterior. den estar involucrados en estas tareas, a pesar de que
Que este efecto era específico a la m odalidad visual los descubrim ientos experim entales están en contra
180 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

FIGURA 7.24 Estudio de Roland del efecto de imágenes espaciales sobre el flujo sanguíneo
cerebral regional. La imagen de la derecha muestra flujo sanguíneo cuando el sujeto se ima­
ginó caminar sobre una calle familiar y periódicamente giraba hada la izquierda y hada la
derecha. La imagen de la izquierda es el mismo sujeto en la condidón control de simplemen­
te reposar. La tarea de imaginadón activó las regiones del lóbulo parietal en ambos hemisfe­
rios, mientras que en la condición control no se aprecia tal activación. Es interesante que, en
la condición de imaginación, también se activaron regiones del lóbulo frontal. Esto puede
reflejar los procesos involucrados en la planeación y direcdón del patrón de caminar imagi­
nado, cuando a los sujetos se les dijo que en cada segunda calle ellos debían imaginar dar
vuelta, de manera alternativa, hada la derecha y luego a la izquierda. (Tomado de Posner y
Raichle, 1994, p. 95.)

de este estudio porque sugieren un papel dominante Estudios de lesión


de las áreas parietales derechas.
En un estudio de PET, Kosslyn (1988) presentó a Los datos obtenidos de estu dios de lesión tam bién
los sujetos una matriz de cuadrados sobre una panta­ son consistentes con esta conclusión. Una fuente sor­
lla de com putadora, en uno de los cuales había una X. prendente de esta evidencia son los reportes de que
Existieron tres condiciones: en una, el sujeto era ins­ los pacientes con acrom atopsia (ceguera central de
truido para form arse la imagen de una letra particu­ color) tam bién son incapaces de form arse im ágenes
lar y luego d ecid ir si la X estaba dentro de la letra de colores. Esto ha sido reportado con frecuencia y
(condición de visualización); en una segunda condi­ fue descrito en el reporte de O liver Sack (1985) del
ción, al sujeto se le presentó la clave (X) y la letra real pintor ciego al color cuya m olestia por hallarse a sí
tam bién apareció, de modo que el juicio acerca de si mismo en un m undo carente de color fue aumentada
la clave caía dentro de los límites de la letra podía ser por su incapacidad de im agin ar el color. El reporte
determ inado a partir de la inspección visual de la de Bisiach y Luzzatti (1978) de que los pacientes con
pantalla (condición perceptual); la tercera condición exclusión del lado izquierdo tras lesiones en el lóbu­
era una tarea de control en la cual una X sólo apare­ lo parietal derecho tienen deterioro en la form ación
cía en la pantalla pero no se requería decisión alguna de una im agen del cam po visu al contralateral a su
(figura 7.25). La condición de control fue sustraída lesión tam bién es consistente con esta noción, com o
de cada una de las condiciones experim entales y lo es el hallázgo de que los pacientes con prosopag­
luego fueron com paradas las dos condiciones experi­ nosia (deterioro en el reconocim iento de rostros) son
m entales ajustadas. El resultado fue que las condi­ incapaces de form arse im ágenes de rostros (Shuttle-
ciones perceptual y de visualización fueron extrema­ worth, Syring y Alien, 1982).
dam ente similares, un hallazgo de nuevo consistente Sorprende en este con texto el reporte de dos
con la hipótesis de que similares, o posiblem ente las pacientes, uno de los cuales fue incapaz de formarse
m ismas, áreas cerebrales estaban involucradas en la im ágenes de cóm o aparecían los objetos y el otro era
construcción de im ágenes y la form ación de eventos incapaz de form arse im ágenes de la ubicación de los
perceptuales reales. Sin embargo, no es tan confiable objetos (Levine, Warach y Farah, 1985). El primero de
la interpretación de estos resultados, debido a que ellos, un paciente con lesiones bilaterales de los lóbu­
los lím ites en la capacidad de resolución de las imá­ los tem porales, tem a deterioro en el reconocim iento
genes de PET pueden enm ascarar diferencias sutiles de objetos m as no en la percep ción de la ubicación
en la activación cerebral en las dos condiciones. espacial, y sus capacidades de im aginación de obje­
CAPÍTULO / Procesamiento espacial 181

Tarea d e im aginación Tarea perceptu al C ontrol pasivo

" ¿La X está so b re la letra F? '' " ¿ la X está so b re la letra F? " Sin pregunta

FIGURA 7.25 Estudio PET de Kosslyn acerca de la imaginación. (Tomado de Posner y Raichle, 1994, p. 97.)

tos iban paralelas con este patrón. E n consecuencia, de categoría en la gen eración de im aginación va
no podía describir la cara de Abraham Lincoln, inclu­ paralelo con el apreciado en la percepción, la misma
so de especificar si él tenía barba, pero era capaz de lesión evidentem ente perturba los elementos especí­
describir con precisión las relaciones espaciales den­ ficos de categoría tanto de la percepción como de la
tro de d isposiciones espaciales fam iliares. En con­ imaginación (Farah, H am m ond et al., 1989).
traste, el segundo paciente tenía lesiones bilaterales
en los lóbulos parietales y deterioro en la localización
de los objetos, incluso al grado de que se perdió en Especialización hem isférica para la visualización
su propia casa, pero no tenía deficiencia para recono­
cer objetos. En este caso, también la im aginación y la Como se mencionó con anterioridad, Hughlings-Jack-
percepción son paralelas una a otra, con un severo son sugirió ya en 1874 que el hemisferio derecho esta­
d eterioro en la capacidad del paciente para crear ba especializado para la imaginación. Aunque su ase­
im aginaciones espaciales m ientras que su habilidad veración de que el hem isferio derecho no era sólo el
para generar im ágenes de objetos no estaba deterio­ "hem isferio m enor" sino que también estaba funcio­
rada. En conjunto, am bos pacientes m anifestaron nalmente especializado a la vanguardia de su tiempo,
una d isociación en la habilidad de visualización la asignación de la im aginación como una función
correspondiente a la disociación en el procesamiento exclusiva del hemisferio derecho se evidenció que era
visual característico de los subsistem as visuales ven­ incorrecta (Ehrlichm an y Bam ett, 1983). En lugar de
tral y d orsal que se han discutido con antelación. ello, la evidencia puntualiza que los diferentes com­
Esto sugiere que el sistem a de im aginación norm al ponentes de la im aginación están m ediados por los
incluye subsistem as para la representación de la apa­ dos hemisferios. De manera más específica, el hem is­
riencia visual y la ubicación espacial y que estos sub­ ferio izquierdo parece estar especializado para la
sistem as com parten los mismos o sim ilares mecanis­ generación de imágenes que están almacenadas en la
m os neuronales com o los que corresponden a los memoria de largo plazo, como la evocación de la ima­
subsistem as perceptuales. gen de una letra m ayúscula particular. En contraste,
Esta sección concluye con un ejemplo más de una el hemisferio derecho parece estar especializado para
correlación entre el deterioro perceptual y el deterio­ procesos que involucran la manipulación espacial de
ro en la im aginación. Com o se d iscutirá con más imágenes, como las implicadas en la rotación mental.
detalle en el capítulo 8, existe evidencia para el dete­ La evidencia para la especialización del hem isfe­
rioro específico de categoría en el reconocimiento de rio izquierdo en la generación de imágenes proviene
objetos. Por ejem plo, algunos pacientes son capaces de los estudios de cerebro dividido (Farah et a l ,
de reconocer cosas vivas pero no objetos inanimados; 1985), en los cuales letras mayúsculas fueron proyec­
otros pu ed en m anifestar el patrón inverso. Existen tadas o hacia el hem isferio izquierdo o hacia el dere­
reportes de que en tales casos un deterioro específico cho. Los sujetos debían clasificar la form a minúscula
182 PARTE II Neuropsicologia de los sistemas funcionales principales

de la m isma como ascendente (/,/), descendente (g, p) dos funciones. Estos estudios tam bién proporcionan
o ninguna de las dos. En una variante de esta tarea, cierta com prensión de las dos prim eras preguntas:
las letras m inúsculas fueron presentadas a cada ¿la im aginación es fundam entalm ente diferente del
hem isferio, y el sujeto debía d ecid ir si la form a pensam iento verbal? y ¿la inform ación de las im áge­
m ayú scula de la letra tenía una curva. Estas tareas nes es representada en form a espacial? En relación
requirieron por tanto que el sujeto evocara o genera­ con la prim era pregunta, el hallazgo de que el dete­
ra la im agen de la forma alternativa de la letra a par­ rioro en la generación de im ágenes y el deterioro en
tir de la m em oria de largo plazo. Los resultados fue­ el pensam iento verbal son disociables tras lesiones
ron que el hem isferio izquierdo se desem peñó n o r­ del hem isferio izquierdo, indica que las dos funcio­
m alm ente en dichas tareas pero que el hem isferio nes no com parten el m ismo sustrato neuronal y apo­
derecho estaba severam ente deteriorado. Tam bién yan la noción de que son diferentes. En relación con
existen reportes de deterioro tras lesiones en el la segunda pregunta, hay una situación opuesta. El
hem isferio izquierdo en la respuesta a preguntas que deterioro en la im aginación y en los procesos de per­
requirieron la generación de una im agen visual a cepción visual no han dem ostrado ser disociables.
partir de la m em oria de largo plazo (Farah, Levine y Esto sugiere que com parten los mismos mecanismos
Calvanio, 1988). neuronales u otros bastante sim ilares, y que el forma­
A dem ás de la generación de im ágenes de la to espacial que caracteriza la percepción visual tam­
m em oria de largo plazo, las personas m anipulan bién se m antiene para las im ágenes visuales.
m entalm ente las im ágenes para apreciar cómo se
vería un estím ulo si fuese m ovido en el espacio. La
rotación m ental de una im agen es un ejem plo de tal EL PAPEL DE LOS LÓ BU LO S FRONTALES
m anipulación. Existe considerable evidencia de que EN EL PROCESAMIENTO ESPACIAL
el hem isferio derecho está especializado para la rota­
ción m ental. Por ejem plo, al estudiar a un grupo de Los lóbulos frontales tien en u na función bastante
pacientes con heridas penetrantes en la cabeza, Rat­ compleja, la cual se explora con detalle en el capítulo
cliff (1979) encontró que los pacientes con lesiones 12. No se puede desglosar aquí este importante tópi­
posteriores derechas mostraban más deterioro sobre co, pero sólo se m enciona que estas regiones fronta­
las tareas de rotación mental. De m anera similar, en les pueden ser consideradas com o las mediadoras de
los estudios de pacientes con cerebro dividido, Cor- la función ejecutiva. Estas regiones están muy invo­
ballis y Sergent (1988, 1989) encontraron que el lucradas en el com portam iento de planeación y m oti­
hem isferio derecho era muy superior al izquierdo en vación, el establecim ien to de m etas, la m onitoriza-
el desem peño de tareas de rotación m ental, aun ción del progreso hacia dichas m etas y la m odifica­
cuando el hem isferio izquierdo era capaz de dem os­ ción del com portam iento según la retroalimentación
trar cierta com petencia en dicha tarea. Estos hallaz­ presente a consecuencia de su efectividad. Esto sig­
gos, tom ados en conjunto con los datos acerca de la n ifica que el daño en los lóbulos frontales afectará
generación de imágenes discutido previamente, apo­ todos los com portam ientos com plejos, incluso la
yan la noción de que am bos hem isferios están fun­ conducta espacial.
cionalm ente especializados para diferentes com po­ Un ejem plo instructivo de los efectos de las lesio­
nentes de la im aginación; el hem isferio izquierdo se nes del lóbulo frontal sobre la conducta espacial es el
especializa en la generación de im ágenes a partir de deterioro en el aprendizaje de laberintos visuales que
la m em oria de largo plazo y el hem isferio derecho se se ha encontrad o está asociado con tales lesiones
especializa en la manipulación de imágenes. (Milner, 1965). Com o podría esperarse, los pacientes
con lesiones en el lóbulo p arietal derecho tienen
desem peños pobres en esta tarea debido al procesa­
Im p licacion es para las preguntas m iento espacial deteriorado. A dem ás, los pacientes
iniciales a c e r c a de la im aginación con lesiones en el lóbulo tem poral derecho, en par­
ticular aquellos con grandes rem ociones del h ip o­
De las tres cuestiones planteadas al comienzo de esta cam po, se desem peñan pobrem ente debido a su
sección acerca de la im aginación, se ha enfocado la m em oria espacial deteriorada. Sin embargo, el rendi­
tercera, de si la im aginación comparte o no m ecanis­ miento de los pacientes con lesiones del lóbulo fron­
m os su byacentes con la percepción visual. Se ha tal fue m uy instru ctivo. E stos pacientes no sólo
encontrad o que existen sólidos terrenos para con­ tuvieron dificultades en aprender el laberinto, con
cluir que de h echo éste es el caso, o que al m enos frecuencia tam bién violaron instrucciones sim ples
estructuras vecinas e interrelacionadas m edian las establecidas por el examinador.
CAPITULO / Procesamiento espacial 183

Meta Por ejem plo, en la tarea del laberinto de tom illos


® ® @ ® • —• —• en este estudio (figura 7.26), la sujeto escuchaba un
sonoro "click" si colocaba el estilete sobre un tom illo
incorrecto y se le decía que en tal caso ella debía
regresar al to m illo an terior correcto y luego elegir
una nueva ruta. Los pacientes con lesiones en el
lóbulo frontal violaban estas reglas en diversas for­
mas. Por ejem plo, cuando escucharan el "click ", fa­
llaban al regresar al tom illo correcto anterior o per­
sistían en v olv er hasta el punto de partida. En oca­
siones om itían parte de la ru ta o realizaban m ovi­
mientos diagonales (tam bién contra las reglas). A de­
más, con frecuencia repetían errores y regresaban de
inm ediato al m ismo tom illo equivocado.
Este rom pim iento de reglas y la comisión de erro­
res repetitivos por los pacientes con lesiones en el ló­
bulo frontal no se debió al pobre recuerdo de las ins­
trucciones. Estos pacientes fueron capaces de articu­
Salida lar las reglas aun cuando las violaban, y todos los
demás pacientes, incluso los tres con amnesia severa,
FIGURA 7.26 Laberinto de tomillos usado por Milner. fueron capaces tanto de seguir las reglas como de evi­
Desde luego, la línea negra, que indica la trayectoria correc­ tar la com isión de errores repetitivos (figuras 7.27 y
ta, no fue visible para el sujeto. (Tomado de Milner, 1965, p. 325.) 7.28). En consecuencia, aunque la naturaleza precisa

20 FIGURA 7.27 Incidencia de infracción a


las reglas, relacionadas con el locus de la
lesión. F, frontal; T, temporal; P, parietal;
15 RPo, parietotemporooccipital derecha; H,
hipocampo bilateral; N, control normal.
(Tomado de Milner, 1965, p. 331.)
S¡ 10

F T P RPo H N G rupo
17 39 12 6 3 11 N úm . de caso s

FIGURA 7.28 Incidencia de errores repeti­


tivos entre ensayos, relacionados con el
locus de la lesión. F, frontal; T, temporal; P,
parietal; RPo, parietotemporooccipital dere­
cha; H, hipocampo bilateral; N, control nor­
mal. (Tomado de Milner, 1965, p. 332.)

17 39 12 11 N úm . de caso s
184 PARTE II Neuropslcología de los sistemas funcionales principales

del deterioro del lóbulo frontal es elusiva, puede ser


caracterizad o com o una lim itación en la capacidad
para controlar, m odular y m odificar la conducta en
una form a que es adaptativa a un contexto particular.
M ás sim ple, puede hipotetizarse que estos pacientes
con lesiones del lóbulo frontal estuvieron m enos inte­
resados en obedecer las reglas y evitar errores.
E xisten otros ejem plos para ilu strar este punto,
com o la deficiencia en la búsqu ed a visual (Luria,
1973, p. 218) y el deterioro en una form a espacial de
una tarea que ha sido denom inada ap rend izaje aso­
ciativ o co n d icio n a l (Petrides, 1985). En esta últim a
tarea de aprendizaje de asociación pareada, los suje­
tos debían aprender, mediante un proceso de ensayo
y error, cóm o cada una de seis luces estaba pareada
con una de seis tarjetas colocadas enfrente de ellos
(figura 7.29). Para eventualmente aprender los parea­ F1GURA 7.29 Procedimiento de aprendizaje asociativo
dos correctos luz-tarjeta, los sujetos tienen que usar condicional empleado por Petrides. Cada una de las seis
luces está asociada con una tarjeta específica, pero los
retroalim entación acerca de lo correcto o incorrecto
pareados son desconocidos para el sujeto al comienzo del
de sus respuestas durante cierto número de ensayos.
experimento. Al comienzo de cada ensayo, una luz se
Los pacientes con lesiones unilaterales en el lóbulo enciende y el sujeto debe responder mediante el toque de
frontal de cualquier hem isferio tienen deterioros en una de las tarjetas. Al principio, desde luego, ella no tenía
esta tarea, aunque no m uestran deterioro en apren­ forma de saber cuál tarjeta iba con una luz particular. Sin
der asociaciones cuando son inform ados de m anera embargo, conforme los ensayos continuaron y recibió
explícita acerca de los pareados correctos. Esto sugie­ retroalimentación en relación con lo correcto o incorrecto
re que su pobre rendim iento surge de una incapaci­ de sus respuestas, ella tuvo la oportunidad de aprender
dad para usar la retroalim entación acerca de su pro­ los pareados correctos luz-tarjeta. Los pacientes con lesio­
pia conducta para aprender las asociaciones. nes en el lóbulo frontal muestran deficiencias en esta
Debe enfatizarse que estos efectos de lesiones del tarea. (Tomado de Petrides, 19S5, p. 604.)
lóbulo frontal sobre el com portam iento espacial han
sido entendidos como ejemplos.del efecto general de
un trastorno superordenado de la función ejecutiva je. La respuesta es que podían haberlo sido (se discu­
sobre la conducta, en lugar de com o un trastorno tirán los efectos de las lesiones del lóbulo frontal
específico de la conducta espacial. En consecuencia, sobre el lenguaje en el capítulo 12, el cual examina el
los tipos de errores com etidos por los pacientes con funcionam iento ejecu tivo). Sin em bargo, lo que es
lesiones en el lóbulo frontal en el aprendizaje de labe­ diferente acerca del lengu aje y el procesam iento
rintos y su deterioro en la tarea de aprendizaje aso­ esp acial es que, pu esto que el prim ero es sobre-
ciativo condicional espacial, reflejan una deficiencia aprendido, el im pacto de las lesiones del lóbulo fron­
que afecta la conducta de m anera general, m ás que tal sobre el m ism o no se aprecia a nivel de los com ­
ser específico a la conducta espacial. Petrides (1990) ponentes elem entales del lenguaje (es decir, la sinta­
demostró esto cuando se usó una versión de esta tarea xis), sino en la relación entre el usuario del lenguaje
de aprendizaje asociativo condicional que requería y el am bienté (es decir, la pragm ática). En contraste,
respuestas que fuesen posturas de la mano en lugar el procesam iento espacial, debido a que trata con el
de ubicaciones espaciales, los pacientes con lesión del m undo del espacio extem o, constantem ente requiere
lóbulo frontal manifestaron un deterioro similar. Más una relación con dicho m undo. Por tanto es muy vul­
aún, la generalidad del deterioro del lóbulo frontal es nerable a las p ertu rbacion es en dicha relación, que
claro a partir del enorme rango de tareas que son vul­ son característica de la lesiones del lóbulo frontal.
nerables a la lesión del lóbulo frontal y el hallazgo de
que el elemento crítico en todos ellos tiene que ver con
aspectos m otivacionales o ejecutivos de la tarea que RESUMEN
no son específicos a su contenido.
Dada esta generalidad, uno podría preguntar por El procesam iento espacial es un grupo com plejo de
qué los efectos de las lesiones del lóbulo frontal no subprocesos heterogéneos que juntos regulan la orga­
fueron analizadas también en el contexto del lengua- nización de diversas conductas. Éstos tienen que ser
CAPITULO 7 Procesamiento espacial 185

todavía integrados dentro de un modelo comprehen­ ción uno con otro, el dibujo y otras tareas de con s­
sivo y unificado de cognición espacial y, por tanto, trucción, en análisis espacial y la solución de proble­
intentar organizar los diversos aspectos del procesa­ mas, así como la orientación y memoria topográficas.
m iento espacial no es tan sistemático como lo son los Conform e las tareas espaciales se vuelven más com ­
esquem as organizacionales aterrizados m ás teórica­ plejas, tam bién se vuelve com pleja la participación
m ente que han emergido del estudio del lenguaje. de las regiones cerebrales que contribuyen a la tarea.
E xisten tres tipos de procesos espaciales: los que En las tareas de construcción, por ejemplo, las lesio­
m ed ian la percepción en el espacio corporal, en el nes al hemisferio izquierdo o al derecho perturban el
espacio egocéntrico y en el espacio alocéntrico. Den­ rendim iento, aunque parecen afectar diferentes as­
tro de cada uno de estos dominios espaciales existen pectos de la tarea. La contribución necesaria de cada
diversos subprocesos m ediados por diferentes m eca­ hemisferio a dichas tareas tam bién es evidente a par­
nism os neuronales subyacentes. En cierta form a esto tir de los estudios de pacientes con com isurotom ía,
es m enos cierto para el espacio corporal debido a que lo cual dem uestra que nin gú n hem isferio aislado es
la p ercepción en este terreno es relativam ente sim ­ com petente para ejecu tar tareas de construcción.
ple, in volu cra la percepción de la u bicación de un Tam bién se ha dem ostrado que ningún hem isferio
punto sobre la cubierta sensorial que inerva la piel y solo es com petente para p rocesar los com ponentes
la percepción de la posición corporal y el movimien­ espaciales de un test de reconocim iento tactual de
to derivad o a partir del patrón de actividad de los form a sim ple. En este sentido, la afirm ación de que
receptores en las articulaciones y m úsculos. Incluso el hemisferio derecho está m enos especializado para
dentro del espacio corporal se aprecia la disociación el procesam iento espacial de lo que el hem isferio
entre la localización de un punto sobre la superficie izquierdo lo está para el lenguaje tiene fuerte eviden­
corporal y el sentido de la posición corporal, a pesar cia empírica.
de que tal disociación por lo general se debe a un Adem ás de ser m enos lateralizado, el procesa­
deterioro selectivo a nivel de las vías aferentes que m iento espacial está representado menos focalmente
portan inform ación hacia la corteza somatosensorial. dentro de cada hem isferio cuando es comparado con
La percepción del espacio egocéntrico, que implica la representación relativa y circunscrita del lenguaje
la localización de estímulos en relación con el cuerpo, en las áreas de Broca y de Wemicke. En consecuencia,
agrega una dim ensión que com plica. El sistem a no se ha visto que el daño a las regiones occipital (extra-
sólo tiene que calcular la posición de un estím ulo en estriado), tem poral (del hipocam po), frontal y parie­
relación con el arreglo de receptores que lo registran, tal en cada hem isferio pueden perturbar el procesa­
tam bién debe integrar esta inform ación con la infor­ miento espacial. Sin embargo, la representación en el
m ación acerca de la posición de los receptores en rela­ terreno espacial puede ser m enos difusa de lo que
ción con el resto del cuerpo. Esto se ejem plifica con parece. Se presentan argum entos de que los lóbulos
los m ovim ientos del ojo y la cabeza necesarios para parietales están altamente especializados para el pro­
llevar un punto de luz hacia la fóvea. El deterioro en cesam iento espacial y que los efectos de las lesiones
esta habilidad, llam ado desorientación visual, está en otras regiones afectan de m anera indirecta el pro­
asociado con lesiones en las regiones occipitales cesam iento espacial. D esde este punto de vista, el
externas a la corteza visual prim aria. A unque los efecto de las lesiones extraestriadas se aprecia como
m ecanism os que subyacen a estos procesos deben ser específico a la visión, más que afectar al procesamien­
com pletam ente explorados, en el m ono existen célu­ to espacial per se. Esto es apoyado por la naturaleza
las en el área V3 que se disparan sólo cuando un estí­ retinotópica de los trastornos de la orientación visual
m ulo está en su cam po receptivo y el m ono fija su asociados con lesiones en el lóbulo occipital y los con­
mirada en un punto particular. Además de las células ducentes hallazgos de que el trastorno puede estar
de fijación de mirada, existen células en el área V6 de confinado a una m itad o incluso a un cuarto del
la corteza parietal del m ono que se disparan cuando cam po visual. Tam bién es apoyado por el descubri­
un estím ulo está en una localización particular, sin miento de disociaciones entre el deterioro en la orien­
im portar dónde cae en la retina. A éstas se les ha lla­ tación visual y la orientación en otras modalidades.
mado células de posición real y es muy probable que Existe fuerte evidencia de que los lóbulos parieta­
estén involucradas en los mecanismos a nivel neuro­ les son las regiones más especializadas para el proce­
na! que subyacen a la ubicación en el espacio egocén­ sam iento espacial. Esta evidencia proviene de estu­
trico, aunque esto no ha sido probado. dios de pacientes con diversos deterioros, desde pro­
La percepción y la actividad en el espacio alocén­ blem as en la d iscrim in ación de la orientación y la
trico involucran gran diversidad de procesos, como percepción de la ubicación relativa, hasta problemas
la percepción de la ubicación de los objetos en rela­ en las tareas de con stru cción y la orientación topo­
186 PARTE II Neuropsicología de los sistemas funcionales principales

gráfica. La im portancia de los lóbulos parietales en el apoyado por evidencia de qu e las im aginaciones
procesam iento espacial tam bién es apoyada por los visuales generadas por los p acientes con exclusión
estudios de lesión y de registro unitario en prim ates m uestran la m ism a exclusión para el lado del espa­
que tienen implicadas estas regiones en la m ediación cio contralateral a su lesión de lóbulo parietal como
del p rocesam iento espacial. Estos d escubrim ientos se aprecia en su percepción del espacio. Este hallaz­
han conducido a la hipótesis de M ishkin y sus cole­ go, junto con la evidencia de u na correspondencia
gas en tom o a las dos vías, la cual especifica un papel entre el papel de una estructura en la percepción y su
esp ecializad o para los lóbulos parietales en la con­ papel en la im aginación, sugieren que las estructuras
ducta espacial, en contraste con las áreas visuales en del lóbulo parietal derecho son vitales para m ante­
los lóbulos tem porales que se especializan en el reco­ ner una representación interna del espacio. No obs­
nocim iento de objetos. tante, una explicación com pleta de la exclusión pro­
Al considerar el papel del hipocam po, existe evi­ bablem ente incorporará aspectos de ambas teorías y
dencia de que esta región está in v olu crad a en la posiblemente de otras que aún no son formuladas.
m em oria para la ubicación espacial m ás que para la La im aginación y la percep ción visual parecen
orientación espacial en sí. Por tanto, las células que com partir m ecanism os su byacentes. La evidencia
se disparan en el hipocam po cuando un anim al está para esto proviene de los estudios electrofisiológicos
en una ubicación específica lo hacen sólo después de y para visualizar que im plican las mismas áreas en la
que ha tenido cierta experiencia en el am biente par­ corteza occip itotem poral tanto en la im aginación
ticular. A lo largo de estas mismas líneas, los anim a­ com o en la percepción visual. Esta idea tam bién es
les con lesiones del hipocam po, a pesar de su dete­ apoyada por el hallazgo de que los pacientes con
rioro en los recuerdos de la ubicación espacial, no deterioros perceptuales centrales específicos repor­
están desorientados cuando son capaces de utilizar tan deterioros correspond ientes en la form ación de
pistas en la m em oria de largo plazo para guiar su imágenes. Por ejemplo, los pacientes con acromatop-
conducta espacial. El argumento de que el deterioro sia también reportan ser incapaces de form ar im áge­
en la conducta espacial asociado con lesiones del nes de color. Esto apoya la idea de que la información
hipocam po es en esencia el resultado de un deterioro inherente a las im ágenes está representada en la
en la m em oria es evidente en el caso de la orientación m ism a form a que la inform ación perceptual.
topográfica. Aquí la construcción de una representa­ Los dos hem isferios parecen estar especializados
ción m ental de una disposición espacial (m apa cog- para tipos particulares de im ágenes visuales: con el
nitivo) requiere la integración de la inform ación per­ hem isferio izquierdo se generan imágenes a partir de
cibida en relación con puntos de referencia y sus rela­ la mem oria de largo plazo, m ientras que el hem isfe­
ciones que se despliegan a lo largo del tiem po con­ rio derecho está especializado para la m anipulación
form e el organismo se m ueve en torno a su am bien­ de imágenes, como en las tareas de rotación mental.
te, un proceso que es muy vulnerable a los efectos del El descubrim iento de que el deterioro en la genera­
deterioro en la memoria. ción de im ágenes y el d eterioro en el pensam iento
La exclusión espacial unilateral, un trastorno en el verbal son disociables tras lesiones en el hem isferio
cual un paciente actúa com o si un lado del espacio izquierdo sugiere que la visu alization es fundam en­
no existiera, está asociada con lesiones en el lóbulo talm ente diferente del pensam iento verbal.
parietal contralateral al hem icam po excluido. Se han Las lesiones del lóbulo frontal están asociadas con
propuesto dos grandes hipótesis en relación con el severos deterioros en el com portam iento que tiene
m ecanism o subyacente a la exclusión. U na intenta un componente espacial. Sin embargo, estos deterio­
explicar la exclusión en términos de un trastorno de ros no son esencialm ente espaciales en su naturaleza.
atención, la incapacidad para retirar 1a atención del En vez de ello, son secundarios a un deterioro en la
hem icam po no excluido. La otra h ipótesis concep- función ejecutiva que ejerce u n efecto generalizado
tualiza a la exclusión com o una pertu rbación de la sobre diversas conductas com plejas, incluyendo el
representación interna del espacio. Este enfoque es com portam iento espacial.

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