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4. Complementariedad de las estructuras cerebrales.

En 1981 le fue otorgado a Roger Sperry, del Instituto Tecnológico de


California, el Premio Nóbel por sus investigaciones y hallazgos en el campo de la
neurociencia. Sperry, entre otras cosas, ha dicho: "Cada uno de los dos
hemisferios cerebrales parece tener sus propias sensaciones, percepciones,
pensamientos, sensibilidad y memoria". Y, al especificar las funciones propias de
cada uno, viene a precisar, integrar y, en ciertos aspectos, a completar hallazgos
de muchos otros investigadores, de extraordinarias implicaciones para la
comprensión del proceso creador.

El hemisferio izquierdo, que es consciente, realiza todas las funciones que


requieren un pensamiento analítico, elementalista y atomista; su modo de operar
es lineal, sucesivo y secuencial en el tiempo, en el sentido de que va paso a paso;
recibe la información dato a dato, la procesa en forma lógica, discursiva, causal y
sistemática y razona verbal y matemáticamente, al estilo de una computadora
donde toda "decisión" depende de la anterior; su modo de pensar le permite
conocer una parte a la vez, no todas ni el todo; es predominantemente simbólico,
abstracto y proposicional en su función, poseyendo una especialización y control
casi completo de la expresión del habla, la escritura, la aritmética y el cálculo, con
las capacidades verbales e ideativas, semánticas, sintácticas, lógicas y numéricas
(Martínez, 1987). PARA Yumaira Reyes (MAYI)..

El hemisferio derecho, en cambio, que es siempre inconsciente, desarrolla


todas las funciones que requieren un pensamiento o una visión intelectual sintética
y simultánea de muchas cosas a la vez. Por ello, este hemisferio está dotado de
un pensamiento intuitivo que es capaz de percepciones estructurales, sincréticas,
geométricas, configuracionales o gestálticas, y puede comparar esquemas en
forma no verbal, analógica, metafórica, alegórica e integral. Su manera de operar
se debe, por consiguiente, a su capacidad de aprenhensión estereognósica del
todo, a su estilo de proceder en forma holista, compleja, no lineal, tácita,
simultánea y acausal. Esto le permite orientarse en el espacio y lo habilita para el
pensamiento y apreciación de formas espaciales, el reconocimiento de rostros,
formas visuales e imágenes táctiles, la comprensión pictórica, la de estructuras
musicales y, en general, de todo lo que requiere un pensamiento visual,
imagssssssssss.inación o está ligado a la apreciación artística (ibídem). (DADSY
REINOSO)--

La velocidad de trabajo y procesamiento de información de ambos


hemisferios es totalmente diferente: mientras el sistema nervioso racional
consciente (hemisferio izquierdo) procesa apenas unos 40 bits (unidades de
información) por segundo, la plena capacidad de todo el sistema nervisoso
inconsciente (asentado, en su mayor parte, en el hemisferio derecho, el cerebelo y
el sistema límbico) alcanza -como ya señalamos- de uno a diez millones de bits
por segundo (Hainer, 1968).

Es conveniente advertir que, de acuerdo a algunos investigadores, el 44% de


las personas zurdas lateralizan algunas de estas funciones en sentido contrario al
usual (Restak, 1979, p. 193), y que igualmente harían los japoneses debido a la
estructura de su lengua, en que dominan las vocales, sin embargo, al ser
educados en Occidente siguirían la pauta occidental (Tsunoda, 1985).

John Eccles (1980), Premio Nóbel por sus descubrimientos sobre transmisión
neurológica, estima que el cuerpo calloso está compuesto por unos 200 millones
de fibras nerviosas que cruzan por él de un hemisferio a otro, conectando casi
todas las áreas corticales de un hemisferio con las áreas simétricas del otro, y
que, teniendo una frecuencia de unos 20 ciclos cada una, transportan una
cantidad tan fantástica de tráfico de impulsos en ambas direcciones que supera
los 4000 millones por segundo, 4000 Megahertz. Este tráfico inmenso, que
conserva los dos hemisferios trabajando juntos, sugiere por sí mismo que su
integración es una función compleja y de gran trascendencia en el desempeño del
cerebro. La sutileza y la inmensa complejidad de los engramas espaciotemporales
que así se forman, constituyen lo que Sherrington llamaba "la trama encantada" y -
según Eccles (1975)- se hallan muy por encima de los niveles de investigación
logrados por la física y la fisiología de nuestros días. (MORELIA)..
Aunque la actividad del hemisferio derecho es totalmente inconsciente
debido a su alta velocidad, tiene, no obstante, una especie de reverberación en el
izquierdo. De este modo, la mente consciente, que actúa sólo sobre este
hemisferio, puede, sin embargo, tener un acceso indirecto prácticamente a toda la
información que le interesa, en un momento dado, del hemisferio derecho. Por
esta razón, ambos hemisferios tienen una estructura y desarrollan actividades
especializadas, pero que se complementan; en efecto, muchas funciones de
codificación, almacenamiento y recuperación de información dependen de la
integración de estas funciones en ambos hemisferios. Aún más, la
complementariedad se encuentra tan radicada en su naturaleza que en los casos
de atrofia congénita de un hemisferio, el otro trata de realizar el trabajo de los dos,
y -según Sperry- al cortar el cuerpo calloso (impidiendo, con ello, el paso de
información de uno a otro), cada hemisferio opera de manera independiente como
si fuera un cerebro completo, pero, evidentemente, en forma menos eficiente aun
en la realización de sus propias funciones específicas. Como señala el eminente
neurólogo y Premio Nóbel Ramón y Cajal, "es imposible entender el plan
arquitectónico del cerebro si uno no admite, como principio guía de este plan, la
unidad de percepción" (Ornstein, 1973, p. 117-8).

Este hecho tiene, como veremos más adelante, incalculables implicaciones


para el fomento y programación de actividades creadoras y para la promoción del
autoaprendizaje.

Ya los psicólogos de la escuela de Würzburg descubrieron asombrados,


desde principios de siglo, que en el estudio de un problema el proceso
determinante de la solución se desarrollaba al margen de la conciencia. Las
personas sometidas a los experimentos nunca podían indicar cómo obtenían la
solución. En efecto, nadie tiene conciencia clara de cómo escoge, a partir de
millones de posibilidades, y de cómo termina adivinando.

En cierta ocasión, Einstein afirmó que los científicos son como los detectives
que se afanan por seguir la pista de un misterio, pero que los científicos creativos
deben cometer su propio "delito" y también llevar a cabo la investigación. Einstein,
como otros científicos eminentes, sabía esto por experiencia propia. Ellos, ante
todo, habían cometido el "delito" de pensar y creer en algo que iba en contra del
pensamiento "normal" y corriente de los intelectuales y de lo aceptado por la
comunidad científica; algo que desafiaba las normas de un proceder "racional" e,
incluso, de la misma lógica consagrada por el uso de siglos; algo que solamente
se apoyaba en su intuición. La osadía intelectual siempre ha sido un rasgo
distintivo de las personas creadoras; incluso más que el mismo C.I. Es
perfectamente posible -señala Popper- que un gigante intelectual como Einstein,
posea un C.I. comparativamente bajo, y que, entre las personas con un C.I.
excepcionalmente alto, sean raros los talentos creativos (1980, p. 139).
(INGRID)

Complementariedadde las estructuras cerebrales A fines de la década de los sesenta, el profesor


Roger Sperry de California, anunció los resultados de sus estudios sobre el área más evolucionada
del cerebro humano: la corteza cerebral. Posteriormente en 1981 le fue otorgado el premio Nóbel.
Sperry utilizó el término de asimetría cerebral, para indicar que en los dos lados (o hemisferios) de
la corteza cerebral tienden a dividirse sensaciones, percepciones, sensibilidad y memoria; de
modo más concreto, argumentó que el hemisferio derecho, o inconsciente domina los siguientes
ámbitos intelectuales: el ritmo, la percepción espacial, la gestalt (estructural, total) la imaginación,
las ensoñaciones diurnas, el color y la dimensión (Buzan, 2003). En otros términos, este hemisferio
parece concentrarse en un pensamiento de tipo intuitivo con un potencial para desarrollar
principios estructurales, configuracionales y gestálticos; pudiendo comparar esquemas en forma
no verbal, más bien de manera metafórica e integral. En tanto al hemisferio izquierdo, se le
atribuyó, una forma de funcionamiento principalmente consciente; en este sentido muestra
dominio en una gama diferente de habilidades mentales; éstas son verbales, lógicas, numéricas,
secuenciales, lineales, analíticas (Buzan y Buzan, 2002). Por ello registra la información dato a
dato, la procesa en forma lógica, discursiva y causal; razona verbal y matemáticamente. A esa
explicación de Roger Sperry, en relación con el funcionamiento de los hemisferios cerebrales,
siguieron las investigaciones de Orntein en 1977, Zaidel en 1990 y Blosch en 1993, entre otros
(Buzan y Buzan, 2002), quienes confirmaron los supuestos de Sperry y complementaron sus
hallazgos al concluir que aunque cada hemisferio es dominante en ciertas tareas, los dos están
básicamente capacitados en todas, de hecho, las habilidades mentales identificadas por Sperry se
encuentran distribuidas por toda la corteza. Por consiguiente, la habituación de clasificar a los
individuos en función del predominio del hemisferio izquierdo o derecho es errónea, en tanto que
limita las capacidades del ser humano para organizar estrategias novedosas de aprendizaje; decir
que alguien “no sirve” para realizar una particular habilidad mental o que carece de ella, revela
una concepción fragmentada del operar de los hemisferios cerebrales.

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