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Regreso al archivo: procesamiento y análisis documental de licencias para drogas

heroicas, Medellín 1935

Luis Fernando Moriones

Juan Camilo Bermúdez Estrada

Metodología de archivo

Este artículo fue elaborado en el marco del seminario taller Archivo de la Salud. Lo que
pretende es dar cuenta del proceso de consulta y análisis de cierto tipo de documentos
conocidos como licencias para drogas heroicas, principalmente en el contexto de la ciudad
de Medellín, pero también de otras localidades de manera residual. La metodología de
trabajo se caracteriza por dar prioridad a la búsqueda in situ de fuentes primarias poco
conocidas e inclusive inéditas, relacionadas con el trámite burocrático que permitía el
acceso a sustancias otrora aparentemente menos restringidas, cuyo uso se supone destinado
principalmente al tratamiento paliativo de diversas afecciones, que representaban un alto
grado de sufrimiento para quienes las padecían.

La relativa novedad del ejercicio de consulta radica en que se pudo entrar en contacto con
la documentación pertinente de manera física y no digital; lo que hace alusión a formas de
trabajo pretéritas en el campo de la historia o, más especializadas para el contexto actual de
nivel de pregrado. Éste ha venido a constituirse entonces en la concreción de una formación
teórica sobre los hábitats de investigación del historiador, pocas veces explorados por
algunas asignaturas y docentes.

Tratamiento y características físicas de los documentos

Los documentos consultados hacen parte del Tomo 9474 que reposa en el Fondo
Gobernación del Archivo Histórico de Antioquia, del que se revisaron 100 folios
correspondientes al mes de noviembre de 1935 (02/11/1935-30/11/1935). En general los
documentos se encuentran bien conservados, sin ralladuras ni fisuras, con una leve
oxidación natural y carentes de hongos; aunque con escasos oscurecimientos oleaginosos.
La mayoría de las solicitudes fueron elaboradas en hojas con renglones regulares y
mecanografiados con tinta negra; aunque, en algunos casos esa tinta parece haber sufrido
un proceso de perdida de pigmento, tornándose algo azulada. La minoría de solicitudes que
se tramitaron al margen de este parámetro, se escribieron a mano, al parecer con un
instrumento que empleaba grafito o tinta de apariencia grisácea y de huella gruesa, sobre
papel claro y homogéneo, de formato pequeño.

Para el procesamiento documental se empleó el software ofimático Excel, en el que se trató


de registrar todos los datos posibles sobre contenido y forma de las licencias. La
información se ordenó por categorías y se identificaron patrones que permitieron establecer
procesos de comercialización de drogas heroicas, lugares de destino de las solicitudes,
origen de las solicitudes, además de instituciones, entidades dedicadas a su control y
producción, entre otros.

En todos los casos, las solicitudes tenían el mismo lugar o entidad receptora que era la
Dirección Departamental de Higiene, cuya cede estaba ubicada en una casa en la calle
calibío, en el centro de la ciudad de Medellín, donde además funcionaban la Comisión
Sanitaria Municipal y sus laboratorios.1 Se pudo establecer que todo el proceso de
legalización que tenía que ver con drogas heroicas se efectuaba en la ciudad, quedando por
sentado que cada región administraba por medio de esa clase de instituciones los permisos
necesarios con discrecionalidad. Así, el lugar emisor de las solicitudes era en todos los
casos la dirección de las farmacias ubicadas en la ciudad de Medellín.

Entonces, el bosquejo general del movimiento local de licencias es claro, con una salvedad,
se desconoce si existe algún tipo de respaldo físico como documentos gemelos o copias,
con los que los consumidores pudiesen haber corroborado la legalidad de las sustancias.
Otra posibilidad es que las farmacias, laboratorios u otros expendedores facilitaran algún
tipo de recibo (desconocidos) de compra con su respectivo logo; en tal caso, la
responsabilidad recaía sobre esos establecimientos y el control dependía en gran medida de
factores relacionados con la deontología médica y administrativa. Menos probable es que la
vigilancia de los organismos de control se limitara casi en su totalidad al proceso inicial de
otorgamiento de licencias, lo cual haría innecesario el porte o tenencia de alguna constancia
de este tipo.

1
Víctor Manuel García García, Remedios secretos y drogas heroicas: Historia de los medicamentos
en Antioquia 1900-1940 (Medellín: La Carreta Editores E.U, 2008) 38.
Solicitudes, pero también licencias

Cada droguería, laboratorio, botica o farmacia, generaba una solicitud con formato de
fórmula médica o de registro, que era elevada a instancias de la Dirección Departamental
de Higiene, dependencia del Departamento Nacional de Higiene; a su vez regido por el
Ministerio de Agricultura y Comercio en el periodo 1935-1936 2, para su evaluación y
posterior aprobación. El mismo documento que se generaba como solicitud, se convertía
después de su revisión por la Dirección Departamental de Higiene, en el soporte o licencia
que permitía la comercialización de los medicamentos de forma legal. Esto es apreciable y
fácilmente verificable, por tratarse de papel sellado de 20 centavos con el logo de la
Republica de Colombia, por los sellos impresos en las licencias por parte del Departamento
Nacional de Higiene y Asistencia Pública de Medellín, así como por la firma y marcas de
aprobación en color rojo y azul del Director Departamental de Higiene, Alfonso Castro.

Además de los sellos, firmas y marcas de aprobación de las respectivas autoridades de


control que convertían las solicitudes en licencias, los laboratorios, droguerías y otros tipos
de comercializadores también incorporaban las firmas y sellos de sus funcionarios
encargados, transformando los documentos redactados en alguno de los tipos de solicitudes
formales que eran válidas para este procedimiento: solicitud de licencia para vender,
solicitud de licencia para pedir, solicitud de licencia para despacho, solicitud de licencia
para retiro y solicitud de licencia para consecución. En cualquier caso, cada tipo de
solicitud se centraba en parte del procedimiento que permitía la circulación del producto, ya
fuera en la fase de importación, de transferencia entre laboratorios o de venta directa a los
pacientes.

En el caso de las formulas tipo solicitud, no es apreciable la impresión de ningún tipo de


sello y en contados casos, las solicitudes hechas sobre papel con renglones, presentan esa
particularidad3

2
García García, Remedios secretos…213.
3
Folio 98, tomo 9474, correspondiente al 26 de noviembre de 1935.
Presencia de sellos en las licencias
Sin sello
Con sellos
ambos
oficial,
desellos
ningún
perotipo,
con sello
documento
de Farmacia
tipo fórmula con el nombre de la farmacia (Droguería Gutiér-
rez).

10% 11%

79%

Elaboración propia a partir de las licencias procesadas

Sin sello oficial, pero con sello de Farmacia


Droguería Gutiérrez 1
Droguería Continental 1
Laboratorios JeResCo 2
Droguería Industrial Garcés N. y Cia. 2
Farmacia Oriental 1
Laboratorios Garco 1
Droguería y botica Universal 1
Droguería Palacio, Isaza & Cia 1
Elaboración propia a partir de las licencias procesadas

Como se puede apreciar, el 79% de las solicitudes-licencias no presentan novedades. El


11% pertenecen a las licencias tipo fórmula casi en su totalidad, y el 10% no posee al
menos el sello oficial, pero sí el de la farmacia solicitante. Es llamativo que la Droguería
Gutiérrez sea la que más hacía uso de las solicitudes tipo fórmula y sin sellos con 9. Las
otras 2 que hacen parte de ese 11 % de licencias sin sellos corresponden a las solicitudes de
la Droguería Industrial Garcés y Cia. A pesar de las discrepancias de formato, es necesario
aclarar que todas las solicitudes pasaron la revisión de la Dirección Departamental de
Higiene, cuentan con la firma de su director Alfonso Castro y con las respectivas marcas en
azul y rojo en forma de “chulo”.
Productores, importadores y comercializadores

Entre los distribuidores más destacados de drogas heroicas en la ciudad de Medellín, ya


fuera por su asentamiento y operación directa en la ciudad o por la presencia de sucursales-
como en el caso de los Laboratorios JGB- y de los cuales queda constancia en los registros
consultados, se encuentran las Droguerías Aliadas, la Farmacia de Guillermo E. Molina, la
Bótica de los Isazas y por supuesto, los Laboratorios JGB de Cali.

Las Droguerías Aliadas nacen en 1928 por iniciativa de la familia Correa en asocio con
miembros de los Laboratorios Uribe Ángel y Felix de Bedout y sus hijos. “Esta era la unión
comercial de las principales droguerías de la ciudad, de las cuales eran dueños miembros de
prestigiosas familias de la élite medellinense.”4

Por su parte, la Farmacia de Guillermo E. Molina fue creada por el reconocido farmaceuta
del cual lleva su nombre en 1913 en la localidad de Copacabana, cerca de la ciudad de
Medellín. Estaba ubicada originalmente en la plazoleta principal, en un local al lado de la
Iglesia. Se caracterizaba por la importación y comercialización de productos químicos
alemanes, ingleses y franceses, como nota de prestigio.

Hemos sabido que en Copacabana, en casos urgentes a altas horas de la noche, tienen
que recurrir a Medellín por medicamentos, por no tener una botica surtida y donde
presten servicio nocturno. Felicitamos efusivamente a los habitantes de esta población y
demás caseríos circundantes por esta nueva señal de progreso.5

La fe en el progreso que desde el siglo de las luces abarcaba gran parte del globo,
parece que tenía también su manifestación en la modesta locación antioqueña, en
la forma de una química medicamentosa sofisticada y “salvadora”, relacionada
con la intrincada realidad que pretendía y deseaba sustituir el culto a lo
sobrenatural, por el culto al intelecto; pero claro, la perspectiva cristiana concibe
una linealidad teleológica y no despreciaría un regalo del cielo; ¿quizás haya sido
este el caso?

4
Sandra Patricia Ramírez Patiño, “Cuando Antioquia se volvió Medellín, 1905-1950. Los perfiles de la
inmigración pueblerina hacia Medellín” Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura Vol. 38, N°2
(2011): 238.
5
María Teresa Valenzuela A. La primera Bótica fundada en un municipio antioqueño (03/10/2013).
https://www.elcolombiano.com/blogs/casillerodeletras/la-primera-botica-fundada-en-copacabana/
12908#more-12908 (12/06/2020)
De la Bótica de los Isazas se conoce una curiosa anécdota sobre su fundación; una antigua
creación comercial que funcionaría hasta 1867 sin escritura.

En 1854 la esposa de Don Cipriano Isaza le dijo a su esposo: ¿Por qué no te traes a
Guillermo de Envigado, que allá poco hace y tiene el peligro de la ociosidad? ¿Qué le
voy a poner a hacer aquí? Respondió Don Cipriano. Comprar la Bótica de Don Pedrito,
que me la está vendiendo y si no tienes con qué puedes disponer de la herencia que me
dejó mi hermano Luis.6

El mencionado Don Pedrito era el Señor Pedro Uribe Restrepo, quien fundó la primera
botica de la modesta Villa de la Candelaria en el año de 1835. Por demás, había sido
también fundador del Cementerio de San Pedro, el Teatro (Bolívar) y del Hospital de San
Juan de Dios. Entre los locales en los que funcionó la Botica de los Isazas se encuentran el
ocupado por el desaparecido Almacén Ley, el edificio Olano y la antigua casa de D. Víctor
Callejas.7

Como último ejemplo, los Laboratorios JGB de Cali cuentan con una larga trayectoria
dedicada al negocio de los medicamentos, su etapa más arcaica se remonta a 1876 cuando
el médico Enrique Garcés Velasco (1848-1889) dio vida a la Farmacia Enrique Garcés 8,
que posteriormente sería renombrada como Farmacia Jorge Garcés Borrero (JGB), tras su
fallecimiento. El nuevo nombre se debió a Jorge Garcés Borrero, hijo de Enrique y
Joaquina Borrero de Garcés, quien finalmente asumió la regencia de la farmacia y la
consolidó como laboratorio, principalmente, luego de la crisis económica de 1929; no
obstante, el negocio familiar ya elaboraba medicamentos de origen nacional con
anterioridad.9

Al respecto se ofrece una breve definición de botica, farmacia y droguería para una mayor
claridad; además, porque en 1935 y en anteriores años, a menudo los establecimientos
comerciales de medicamentos presentaban características de los tres tipos. 10

6
Ricardo Olano, Memorias (Medellín: Fondo Editorial Universidad Eafit, 2004) corresponde a octubre de
1942 en la obra.
7
Olano, Memorias… corresponde a octubre de 1942 en la obra.
8
María Fernanda Erazo Obando, “De empresa tradicional a empresa moderna: el caso Laboratorios J.G.B en
Cali (Colombia), 1876-1944” (Tesis de maestría, Universidad de Buenos Aires, 2018) 67.
9
Erazo Obando, “De empresa…” 90.
10
Ibíd. 68.
La botica era el lugar donde se preparaban y expendían medicamentos por parte de un
experto; por otro lado, la farmacia era considerada tanto ciencia como profesión, cuyo
fin era prevenir, aliviar y vencer la enfermedad (Alegre y Gil, 1922, p. 7); y finalmente,
para Víctor García (2008), la droguería se diferenciaba del resto de establecimientos de
venta de medicamentos porque sus dueños eran ante todo comerciantes importadores de
todo tipo de productos, desde la materia prima para la confección de medicamentos
hasta cosméticos, maquinarias, alimentos, bebidas, sombreros, porcelanas, pólvora, es
decir, todo lo que pudiera importarse o producirse al por mayor.11

Cuando la botica reunía el saber científico y la intensión de promover el bienestar, también


se la podía considerar farmacia y, en el proceso surgía la droguería como producto de la
superación personal aunado a la supervivencia colectiva.

Como dato importante, en Medellín en la década de los años 30 del siglo XX existían
alrededor de 35 Laboratorios para la producción de medicamentos tal como consta en los
libros de visitas que el inspector de la dirección departamental de higiene realizaba a estos
establecimientos, con el fin de garantizar las condiciones higiénicas en la producción de los
medicamentos.12

¿Drogas o medicamentos?

Esto dice el afecto a las sustancias psicoactivas Antonio Escohotado sobre los contrastes
moral-religión/ciencia-política, al respecto de la opacidad de criterios que exhiben hoy las
clasificaciones y las leyes para el control de las drogas.

Quinto jinete del Apocalipsis, enemigo público número uno, el estrépito exterior
generado por el «uso indebido» de ciertas drogas no puede ocultar la estrategia de poder
que al mismo tiempo está en juego. Como medios para sentir y pensar de forma
desacostumbrada, los vehículos ilícitos de ebriedad son cosas capaces de afectar la vida
cotidiana, y en un mundo donde la esfera privada se encuentra cada vez más
teledirigida, cualquier cambio en la vida cotidiana constituye potencialmente una
revolución.13

11
Ibídem.
12
La situación de cierre temporal del archivo histórico de Antioquía, ha impedido precisar los datos de
localización de la información sobre los laboratorios, sin embargo, sabemos que dicha información está
incluida en la serie de documentos de la dirección departamental de higiene, entre 1914 y 1940. La
información sobre los laboratorios sólo se pudo observar para el año de 1935.
13
Antonio Escohotado, Historia General de las Drogas (Madrid: ESPASA, 1998): 14,15.
Ya en 1935, la necesidad de licencias para el consumo de sustancias como Cocaína,
Morfina, Láudano y sus equivalentes de nombre comercial tales como Narcosil, Sedol o
Pantopon, expresa una actitud social restrictiva en el orden de las esferas moral y legal de
la población de Medellín y sus interconexiones. Las licencias para drogas heroicas eran
taxativas sobre a quienes se les permitía comerciar con éstas y a quienes se les permitía
consumirlas; empero, parece que el problema del control efectivo de la cadena de
suministro14 es relativamente de vieja data y no algo solo de pertinencia reciente.

Documentos de la época ubican el consumo de drogas heroicas en el contexto colombiano


como parte de dicha línea de pensamiento. Por demás, hasta ahora se ha hecho referencia a
sustancias como la Morfina con el nombre de drogas heroicas, pero, ¿Cuál es la etimología
del término? Esos mismos documentos parecen despejar la incógnita, no antes sin advertir
que la susodicha definición y origen del término son puramente circunstanciales e
ilustrativos.

Calificase con el pomposo nombre de drogas heroicas un grupo de medicamentos de


suyo venenosos y de manejo difícil aun para el más hábil en el arte de la terapéutica, y
los cuales han sido escogidos, con inclinación desviada y peligrosa, para entregarse a
una serie de estados psicopáticos. Esta palabra heroica, epíteto elástico y cuya
significación en este caso es muy difícil de interpretar, no puede tener otro origen que
los esfuerzos verdaderamente heroicos que el enviciado a la morfina o a la cocaína pone
en juego cuando la droga le hace falta.15

Queda de relieve que en Popayán parte de la opinión médica, o al menos un grupo de


galenos no son partidarios del uso indiscriminado de drogas heroicas; antes bien, son
críticos ante su uso por los potenciales efectos adversos a nivel social e individual que
creen discernir. Sin duda esta posición moral predomina en el mundo de hoy y choca
frontalmente con opiniones más liberales como las de Antonio Escohotado, partidario del
uso “responsable” de este tipo de drogas con fines recreativos.

A la pregunta de si: ¿la Cocaína, la morfina y derivados son drogas o medicamentos?


Puede dársele una respuesta sucinta apelando al contexto de las licencias otorgadas por la
Dirección Departamental de Higiene y a los procedimientos de los cuales hacían parte.

14
Con fines médicos, paliativos, no recreativos. Por ejemplo, la morfina y los derivados del Opio.
15
Tomas Doria M., “Las Drogas Heroicas” Revista de la Facultad de Medicina Vol. 4, N°3 (1935): 1.
Probablemente para las autoridades y para la sociedad antioqueña eran más drogas que
medicamentos. Cabe aclarar que tal postura no era ni es una novedad, más bien indica una
sincronía con buena parte del juicio filosófico, legal y médico a nivel mundial de hoy y de
1935. En cuanto a que no son consideradas totalmente como simples drogas
“psicopáticas”, también está claro, pues se comercializaban con el auspicio de las
autoridades sanitarias de la época, y con el único propósito, al menos en teoría, de atender
a los dolientes con la actitud misional de la “farmacia” que ha proporcionado María
Fernanda Erazo Obando16.

16
María Fernanda Erazo Obando, “De empresa tradicional a empresa moderna: el caso Laboratorios J.G.B en
Cali (Colombia), 1876-1944” (Tesis de maestría, Universidad de Buenos Aires, 2018) 68.
Referencias

A.H.A., Gobernación de Antioquia, Tomo 9474.

Doria M., Tomas. “Las Drogas Heroicas” Revista de la Facultad de Medicina Vol. 4, N°3
(1935): 118-125.

Erazo Obando, María Fernanda. “De empresa tradicional a empresa moderna: el caso
Laboratorios J.G.B en Cali (Colombia), 1876-1944”. Tesis de maestría, Universidad
de Buenos Aires, 2018.
Escohotado, Antonio. Historia General de las Drogas (Madrid: ESPASA, 1998).

García García, Víctor Manuel. Remedios secretos y drogas heroicas: Historia de los
medicamentos en Antioquia 1900-1940. Medellín: La Carreta Editores E.U, 2008.

Olano, Ricardo. Memorias. Medellín: Fondo Editorial Universidad Eafit, 2004.

Ramírez Patiño, Sandra Patricia. “Cuando Antioquia se volvió Medellín, 1905-1950. Los
perfiles de la inmigración pueblerina hacia Medellín”. Anuario Colombiano de
Historia Social y de la Cultura Vol. 38, N°2 (2011): 217-253.

Tomado de:

https://www.elcolombiano.com/blogs/casillerodeletras/la-primera-botica-fundada-en-
copacabana/12908#more-12908

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