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Gonzalo Bravo Castañeda, es un historiador y docente universitario español nacido en

Salamanca en 1951. Se ha especializado en Historia Antigua, realizando numerosas


investigaciones en distintas áreas, aunque generalmente dentro de la historia antigua,
llevando a cabo diferentes líneas de investigación y postulando una diversidad de
enfoques. Ha publicado decenas de artículos y libros, entre los que se destaca Historia del
mundo antiguo, una introducción crítica, publicado en 1994. En el mismo, abarca una
diversidad de temas, entre los que se encuentra el surgimiento de las primeras
civilizaciones, y entre ellas, las desarrolladas en la región mesopotámica de oriente
próximo.

Su análisis del paradigma geográfico y ecológico en el contexto mesopotámico revela


que las condiciones naturales adversas de esta región desempeñaron un papel crucial en
el surgimiento y desarrollo de las primeras civilizaciones del mundo.

El enfoque ecológico establecido por Bravo, busca comprender cómo las comunidades
humanas existentes se relacionan con su entorno, resolviendo desafíos como la escasez
de tierras cultivables y las adversidades climáticas. Sostiene que Mesopotamia se
consideraba un oasis en contraste con las tierras desérticas circundantes. Aunque la
precipitación era escasa, la región era privilegiada debido a la abundancia de agua
proporcionada por los ríos Éufrates y Tigris. Sin embargo, la gran cantidad de agua no
controlada planteaba un problema, ya que las inundaciones sumergían áreas cultivadas y
amenazaban los asentamientos humanos. CITAR

La planicie mesopotámica, situada entre los ríos Tigris y Éufrates, que forma de las
actuales Siria, Turquía e Irak, se gestó a través de un proceso de sedimentación debido a
la presión de la Meseta Irania y el desierto arábigo. Sin embargo, estos ríos tuvieron un
comportamiento erosivo diferente. Mientras que el Tigris abrió un cañón profundo,
dificultando los desbordamientos, el Éufrates depositó materiales de arrastre en ambos
márgenes y en su propio lecho, resultando en niveles de agua superiores a los terrenos
circundantes en algunos tramos. Esta condición aumentó el riesgo de inundaciones y la
formación de zonas pantanosas de mal drenaje, lo que provocó la salinización del suelo
y redujo las posibilidades de habitabilidad. A pesar de estas condiciones, los primeros
asentamientos urbanos en Mesopotamia se establecieron en las márgenes izquierda y
derecha del Éufrates y el Tigris, respectivamente. CITAR

Debido a esta situación, los antiguos mesopotámicos desarrollaron estrategias para


controlar el agua y garantizar su supervivencia. En pocos siglos, la región pasó de ser
inhóspita a atraer de forma permanente a poblaciones vecinas del desierto y las
montañas, así como a otros pueblos distantes que intentaron imponer su control en el
área. Además de los factores geográficos y ecológicos, hubo otros elementos que
contribuyeron a este proceso de desarrollo en Mesopotamia.CITAR

Es así que el espacio histórico trasciende la noción geográfica para integrar realidades
sociales. Se configura por la interacción de factores variados, como políticos,
económicos, ideológicos y culturales. En las sociedades próximo-orientales tempranas,
la construcción de este espacio fue producto de necesidades defensivas y económicas,
catalizando la formación de estados territoriales y sistemas comerciales rudimentarios.
Los cambios sociales y las tendencias de urbanización y civilización, fueron más el
resultado de una interacción compleja y multifacética que solamente la condición
geografía regional.

Se produjo la llegada de diversos pueblos con diferentes orígenes étnicos y lingüísticos


a lo largo de casi 2500 años de historia antigua. Estos pueblos presentaban distintos
grados de desarrollo cultural y económico, lo que se refleja en una evolución en fases
sucesivas. Sin embargo, la identificación y el origen de algunos de estos grupos, como
los sumerios, sigue siendo enigmática y objeto de debate.

Bravo sostiene que la cuestión del origen sumerio plantea interrogantes tanto desde el
punto de vista lingüístico como étnico e histórico. Aunque se ha debatido si la cultura
sumeria era autóctona o introducida por un grupo externo, la arqueología no ha
proporcionado pruebas concluyentes de una ruptura clara con la cultura material
anterior. Los nombres de los ríos y ciudades sumerias parecen ser de origen semítico, lo
que ha llevado a sugerir que la cultura sumeria era en realidad de ese origen. Sin
embargo, el descubrimiento del archivo de Lagash ha indicado que la lengua sumeria no
era semítica, sino que pertenecía a un tronco lingüístico desconocido. Se han planteado
hipótesis sobre el origen sumerio en la cuenca del Indo o en otras regiones como Elam o
el Mar Caspio, pero aún no se ha llegado a una conclusión definitiva. CITAR

El segundo foco de estudio son los semitas, cuyo lenguaje cubre una amplia gama de
lenguas incluyendo el acadio, hebreo, árabe, fenicio, entre otras. La extensión y
diversidad del semítico ha generado fragmentación y ha impedido la cohesión política
de sus componentes.

Finalmente, se analiza las poblaciones que emergieron en Asia occidental a fines del III
milenio a.C. A pesar de la pérdida de su identidad lingüística original debido a la
migración y adopción de nuevos usos, su presencia es evidente en la diversidad de
lenguas que hoy identificamos como indoeuropeas.

El autor expone el desarrollo histórico de las sociedades humanas hasta su urbanización.


Se distinguen tres periodos: prehistoria, protohistoria e historia, marcados por
transiciones difusas y variantes regionales. El comienzo de la protohistoria se sitúa en el
Neolítico y la historia propiamente dicha comienza con la aparición de la civilización
urbana. La escritura es un criterio crucial para distinguir fases históricas. Este análisis
destaca la importancia de la economía en la evolución social, y sugiere que la
"aculturación" ha reemplazado a las teorías de migraciones o invasiones en el
entendimiento contemporáneo de esta transición. CITAR

Por otro lado examina las sociedades milenarias de la protohistoria mesopotámica,


particularmente enfocándose en los conceptos de "mito e historia" y las "sociedades
hidráulicas". La discusión comienza con la interpretación del "diluvio" en la literatura
sumeria y su relevancia en la separación de eras históricas. Sin embargo, se plantea que
el diluvio puede ser una metáfora de un evento catastrófico, como una inundación, o
incluso un recurso narrativo. Las sociedades hidráulicas, a pesar de las múltiples
denominaciones, reflejan la importancia de la gestión del agua en la organización de
estas sociedades antiguas y su relación con el poder político. La estratificación social
basada en el control de los recursos hidráulicos y agrícolas también se discute, junto con
la evolución y los posibles desafíos a estos "regímenes despóticos". CITAR
En cuanto a la formación de los primeros estados, se destaca que estuvieron basados en
la divinización de la realeza, la centralización del poder en los templos y la evolución
hacia estructuras laicas. En Mesopotamia, la realeza divina implicaba que el rey fuera
intermediario entre dioses y humanos. Los reyes, inicialmente sacerdotes, administraban
el templo y realizaban funciones religiosas, administrativas y militares. Con el tiempo,
la realeza se laicizó, marcada por una creciente especificación de títulos y funciones,
culminando en la distinción entre reyes-guerreros y reyes-sacerdotes. La consolidación
del poder político vino con el título de "rey del país", representando dominio territorial
y, finalmente, la unión de grupos culturales distintos. CITAR

A medida que el Estado se consolida, surge una organización compleja y estratificada


que incluye la producción, la administración y la defensa, requiriendo un grupo de
protección común, dando lugar a una organización militar. La formación estatal es un
proceso evolutivo que refleja las demandas y necesidades cambiantes de una sociedad
creciente y compleja.

Entre estos primeros estados, se encuentra Sumer, que sugiere una evolución cultural y
el surgimiento de la civilización. Aunque se debaten los orígenes, se propone que la
inmigración sumeria a Mesopotamia en 3200 a.C., introdujo elementos culturales claves
como el arado, la escritura y el templo. Durante el final del IV milenio, existen tres
grupos humanos en la Baja Mesopotamia (sur), pero el grupo sumerio domina y asimila
parte de las culturas de los otros grupos. Este proceso de imposición y asimilación
representa una simbiosis cultural que establece los cimientos para el desarrollo del
estado y la civilización. CITAR

El Protodinástico sumerio (2750-2250 a.C.) representa una etapa de evolución política y


cultural en la que se pueden identificar dinastías míticas, mítico-heroicas e históricas.
Las dinastías míticas presentan un dominio del templo en la vida económica, con reyes
de carácter mítico. Las dinastías mítico-heroicas muestran elementos históricos y
rivalidades entre ciudades, con reyes que aparecen en contextos míticos y heroicos. En
las dinastías históricas, se evidencia la consolidación de la separación entre el templo y
el palacio, marcando un proceso de laicización del poder y la especificación de los
títulos reales, en un escenario dominado por la rivalidad entre Lagash y Umma.

Entre sus ciudades principales se destaca Ur, situada entre la actual ciudad de Bagdad
(Irak) y el extremo del golfo Pérsico. El pueblo sumerio desarrolló una notable actividad
económica, basada en el trueque, que consistía en el intercambio de bienes de acuerdo
con las necesidades de las partes. Con el tiempo éste se hizo ineficiente, y empezaron a
usar lingotes de oro con sello real, creando el concepto de moneda. La medición
matemática del tiempo se fundamentó en el sistema sexagesimal, algo que se mantiene
hasta el día de hoy en la medición del tiempo y en algunos casos de la geometría, como
los grados de una circunferencia. Desarrollaron un sistema para medir el peso, el pie
para medir la longitud y la docena para la contabilidad. En honor a sus dioses
construyeron monumentales torres de ladrillo, llamados Zigurat, que también fueron
aprovechados como observatorios astronómicos. Fueron los primeros astrónomos de la
historia. La pirámide social establecía que el Rey era la autoridad máxima, poseía poder
absoluto y ejercía como intermediario entre los dioses y el pueblo. Más abajo estaba el
grupo dirigente, entre los que se encontraban los sacerdotes reales, jefes militares,
grandes propietarios y comerciantes. Luego las personas libres, campesinos, ganaderos,
mercaderes y artesanos, y por último en la base, los esclavos y prisioneros de guerra.
Esta prosperidad de los sumerios atrajo a diversos pueblos nómades. Desde la península
arábiga, las tribus semitas (árabes, hebreos y sirios) invadieron la región mesopotámica
a partir del 2.500 a.C., hasta que establecieron su dominio definitivo.

Los Acadios se ubicaron en los que hoy sería el sur de Irak, entre los ríos Tigris y
Eufrates, abarcando la zona de los sumerios, extendiéndose un poco más al norte.
Establecen como capital a la ciudad de Akkad, ubicada en la baja mesopotamia,
entre Asiria al noroeste y Sumeria al sur. Se imponen en esta región dominando a los
sumerios de la mano de su Rey Sargón, de gran habilidad política y militar. Continúan
con la organización sumeria, adoptando las costumbres, cultura y escritura, aunque
adaptándola a su lengua. Se trata de la primera instancia de un imperio centralizado en
Mesopotamia, superando las disputas entre ciudades-estado y unificando políticamente
la región. Adoptando un enfoque imperialista, Sargón I ejerció control sobre regiones
como Elam y Subartu y aseguró el acceso a las materias primas necesarias para el
desarrollo de Mesopotamia. A pesar de las rebeliones y desafíos sucesivos, el imperio
perduró casi dos siglos hasta alrededor del 2150 a.C. La dominación de los "qutu" o
"guti" fue temporal y selectiva, lo que permitió un "renacimiento sumerio" con la III
dinastía de Ur, aunque con éxito variable. Su tiempo en el poder fue corto, ya que
fueron derrotados y se dividió su región.

El Imperio Babilónico, iniciado en el II milenio a.C., se caracteriza por su dinámica


imperialista, sucesión de poderes y evolución política. En medio de rivalidades, se
establecieron imperios territoriales, como Babilonia y Egipto, consolidando el poder
frente a sus vecinos. A pesar de las presiones externas y tensiones internas, estos
imperios florecieron, con Babilonia, Assur y Hattusas, como centros de poder. Sin
embargo, la emergencia de nuevos pueblos alteró la geopolítica. A comienzos del
milenio, Mesopotamia estaba fragmentada en pequeños reinos en lucha. El panorama
cambió con Hammurabi, que creó un imperio cohesivo en Babilonia. La unificación
política mesopotámica liderada por Hammurabi marcó un hito histórico, transformando
las estructuras socioeconómicas y codificando las normas del derecho consuetudinario.
Esto supuso un avance social notable, siendo un indicador del paso de una sociedad
arcaica a una compleja. El surgimiento del derecho escrito significó una ruptura con el
anterior orden social, estableciendo normas interpretativas que buscaban evitar abusos
de poder. Sin embargo, estas codificaciones no siempre fueron estrictamente
legislativas, sino que a menudo reflejaban las presiones ejercidas sobre el rey por ciertos
grupos sociales. La codificación escrita evidencia las transformaciones sociales,
económicas y políticas en la antigua Mesopotamia. CITAR

El Imperio Asirio, una potencia antigua y formidable, se caracterizó por su expansión


territorial, su poderoso ejército basado en el terror y la violencia. La infantería
estaba armada con arcos, flechas, ondas y lanzas, mientras que la
caballería usaba arcos y lanzas. Los carros de guerra, tirados por
caballos, llevaban un conductor, un arquero y un soldado con
escudo.Casco asirio de oro. Su estratégica administración establecía el cobro de
altos tributos. Otra característica era la designación de gobernantes de confianza en
regiones conflictivas. Sin embargo, entre los pueblos reprimidos empezó a crecer el
odio y ka oposición, lo que ocasionó presiones y conflictos con entidades como los
hurritas y el Estado de Mitanni. Bajo el reinado de Assur-uballit, se establecieron las
bases para el "segundo" Imperio Asirio, que reconfiguró el equilibrio de poder en el
Próximo Oriente. Pese a sus triunfos, los desafíos continuaron, especialmente de los
arameos y diversos grupos seminómadas. A pesar de su poder militar, los asirios no
lograron integrar completamente a los pueblos dominados en su imperio y tuvieron que
realizar campañas militares recurrentes para mantener su control. Tiglath-Pileser I
continuó las conquistas asirias, llegando incluso al Mediterráneo y expandiendo el
imperio hasta Fenicia.

El desarrollo del comercio en la antigua Mesopotamia, especialmente en Asiria, tuvo un


impacto significativo en la sociedad. Los comerciantes asirios, buscando formas de
riqueza debido a la escasez de producción agrícola en su capital, Assur, establecieron
colonias comerciales y desarrollaron técnicas comerciales avanzadas, como contratos,
impuestos de paso y préstamos. El comercio con Anatolia, (actual Turquía) realizado
por vía terrestre, permitió el intercambio de textiles y estaño por plata, generando
beneficios para los asirios. Estas actividades comerciales también dieron lugar a una
economía interna destinada a abastecer los mercados externos. Además, el papel de la
mujer en la sociedad asiria se vio protegido y valorado, en contraste con otras
sociedades orientales.

El Imperio Nuevo Asirio, que abarcó desde el siglo IX hasta el siglo VII a.C., fue
caracterizado por su política expansionista y su dominio sobre el Próximo Oriente
asiático. Se caracterizó por ser el imperio con mayor expansión territorial en
Mesopotamia, teniendo a Ninive como capital. Bajo los reinados de Assurnasirpal II y
Salmanasar III, Asiria reconstruyó su antiguo imperio, aprovechando su posición
estratégica en las rutas comerciales entre el Golfo Pérsico y el Mediterráneo.
Salmanasar III logró obtener tributos de numerosos reyes y ciudades de la región,
extendiendo el control político de Asiria desde el Mediterráneo hasta Irán. Tiglat-Pileser
III fortaleció aún más el poderío asirio, sometiendo a las tribus vecinas y exigiendo
tributos de las ciudades sirias, fenicias e israelitas. Sin embargo, la resistencia y las
sublevaciones se intensificaron bajo los reinados de Salmanasar V y Sargón II. Aunque
Egipto fue incluido en los dominios asirios durante el reinado de Assurbanipal, las
disensiones internas y las guerras civiles debilitaron el imperio, permitiendo que
Babilonia y el reino medo se aprovecharan de la situación y pusieran fin al dominio
asirio.

El Imperio Neobabilónico, que se desarrolló desde el 612 hasta el 538 a.C., fue
resultado de la consolidación de Babilonia como un reino independiente en el sur de
Mesopotamia. A lo largo del II milenio a.C., Babilonia tuvo que lidiar con amenazas de
Elam al sureste, el País del Mar al sur y, especialmente, con la expansión de Asiria al
norte. Sin embargo, durante el I milenio a.C., Babilonia mantuvo su posición como un
estado vasallo de Asiria. Las disputas internas y la inestabilidad política debilitaron el
poder babilónico, pero los reyes caldeos lograron establecer un reino independiente con
la ayuda de los elamitas. Bajo el reinado de Nabucodonosor II, Babilonia experimentó
un período de esplendor, convirtiéndose en un importante centro comercial. Sin
embargo, tras la muerte de Nabucodonosor, las luchas internas debilitaron el imperio.
Finalmente, en el 538 a.C., Babilonia fue conquistada por el rey persa Ciro II, marcando
el fin del imperio y el inicio del poderoso Imperio Persa.

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