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BENEMÉRITA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE PUEBLA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCAILES


LICENCIATURA EN RELACIONES INTERNACIONALES
ÁFRICA – SECCIÓN 003

ÁFRICA DEL NORTE


PRECOLONIAL

Integrantes: Ana Karen Muñoz Jiménez


Ana Karen Campos Santoyo
Jair Vides Ramírez
Jairo Alexis Rabanales García
Héctor F. Camacho Reyes
Isla Michelle Serrano Serrano

Docente: Myrna Rodríguez Anuñez

Febrero del 2017


África del Norte Precolonial

Siguiendo la línea de estudio que atribuye el innegable título de cuna de la humanidad al


continente africano por los múltiples vestigios arqueológicos de homínidos que se han
podido encontrar en la zona, es necesario decir que también en África se encuentra el
génesis de las primeras civilizaciones herederas de las primeras formas de organización
social, política y económica, así como de las primeras lenguas, herramientas y procesos de
sedentarización.

Particularmente, la zona norte del continente comenzará su proceso de población a


partir del desplazamiento de pequeños grupos que buscaban sobrevivir a las variaciones
climatológicas que el mundo presentaba alrededor del año 30,000 antes de la era común,
pues éste estaba transitando de frio y seco a tropical y húmedo. En este sentido y tendiendo
el principio de que la vitalidad se encuentra propiciada por el agua, pronto se comenzarán a
ver asentamientos en las orillas del rio Nilo, donde se han encontrado pruebas de
explotación de pesca y plantas, cuestión que llevaría al desarrollo de la actividad económica
más importante de múltiples civilizaciones, la agricultura, logrando cultivar sorgo, mijo,
variedades de arroz, ñame, entre otros. Asimismo, la consiguiente migración de ovejas y
cabras provenientes del sudoeste asiático propiciaron su domesticación y el inicio de la
actividad ganadera en la zona (Illife, 2013).

El proceso de desertificación del Sahara propició, por un lado, que se incrementara


la concentración poblacional en las orillas y cataratas del río Nilo, y por el otro, “la
jerarquización social y el surgimiento de las hegemonías” (Saavedra, 1996: 104) pues, a
diferencia de la zona sur, era necesario administrar la producción agrícola de modo que la
población se viese beneficiada por medio de un control establecido por los líderes de las
comunidades.

Con base a lo anterior, el África del Norte se verá conformado por múltiples
asentamientos poblacionales que, de acuerdo a su evolución, se convertirán tanto
civilizaciones o tribus. Entre los primeros puede encontrarse a Egipto, Nubia, Kush,
Cartagena y Meroe, así como el reino etíope. Como parte de las segundas, es posible ubicar
a los Wanyanga, Enedi, Tibesti, Acacus, Hoggar y los Teneerenses en el Sahara, así como
los Tuareg, Rif, Kabil, Shawia, Haratin, Sluh, quienes son ejemplo de las tribus agrupadas
en los denominados Bereber (Almagro, 1970). Por cuestiones de espacio y debido a que no
es posible abarcar cada una de las entidades mencionadas, se presentará a continuación las
particularidades de la civilización egipcia y nubia, así como de la comunidad berebere.

Egipto

El asentamiento de grupos en las orillas del río Nilo y su contigua adaptación al territorio,
así como la consecuente utilización de los recursos a su alcance, tales como el cobre que en
el siglo quinto comenzaba a funcionar como materia para la realización de herramientas,
propiciaron la aparición de una de las civilizaciones más importantes en la historia: la
Egipcia.

Figura 1: Mapa de la parte septentrional del valle del Nilo con los asentamientos del
antiguo Egipto.
Gracias al desarrollo de técnicas de agricultura, la sociedad del Nilo se fue
estableciendo de manera definitiva en el territorio, funcionando como grupos
independientes. Sería hacia el año 3100 antes de la era común cuando se presenten los
primero indicios de una confederación Egipcia controlada por un personaje dotado de poder
y autoridad. (Iliffe: 33) Lo anterior, tiene en su trasfondo la evolución de la agricultora
como actividad económica predominante, pues ante la generación de un excedente de
producción, debía existir un líder que fuese capaz de administrar y distribuir lo cultivado,
así como buscar métodos que facilitaran la actividad, como lo fue la construcción de
canales de riego.

De esta manera, surgiría la imagen del faraón como principal figura política, quien
con el paso del tiempo adquiriría una mayor relevancia y poder, al grado de realizar magno
estructuras fúnebres en honor a estos personajes, tales como la de Keops o Kefren y que
más tarde serían considerados por el hombre moderno como patrimonio de la humanidad. A
pesar de la posible divinidad atribuida a este personaje y la tendencia a concentrar el poder,
la vida de la población resultó caracterizarse por una estabilidad y continuo crecimiento. La
institución faraónica, a pesar de colocar al gobernante en un plano divino al relacionarlo
con el culto solar, también posee características de los gobernantes africanos de
comunidades sencillas, obligados a velar por la seguridad y autosuficiencia alimenticia de
su pueblo ante cualquier eventualidad.

Sin embargo, hacia el año 2160 antes de la era común, el surgimiento de la


burocracia propició un progresivo debilitamiento de la autoridad faraónica (ver figura 2). A
partir de esto, Egipto sufriría diversas etapas de cambio (Kemp, 1996)

 Periodo Dinástico Antiguo (o periodo Arcaico-dinastías I y II): 3050-2695 a.C.


 Imperio Antiguo (dinastías III a VIII): 2695-2160 a.C.
 Primer Periodo Intermedio (dinastías IX a XI): 2160-1991 a.C.
 Imperio Medio (dinastía XII): 1991-1785 a.C.
 Segundo Periodo Intermedio (dinastías XIII a XVII): 1785-1540 a.C.
 Imperio Nuevo (dinastías XVIII a XX): 1540-1070 a.C.
 Tercer Periodo Intermedio (dinastías XXI a XXIV): 10070-712 a.C.
 Dominación Kushita/asiria (dinastía XXV): 712-664 a.C.
 Periodo Saita (dinastía XXVI) 664-525 a.C.
 Periodo Tardío (dinastías XXVII a XXXI): 525-332 a.C.

Clase alta: Faraón, nobleza,


sacerdotes, ejército.

Comerciantes, médicos,
escribanos.

Agricultores y artesanos.

Esclavos.

Figura 2: Organización social. Diseño propio con información de África, Historia de Un


continente.

Su presencia militar y política será determinante para los pueblos contemporáneos a su


hegemonía y su poder tendrá continuidad hasta por dos milenios. Las invasiones a partir del
siglo V antes de la era común de asirios, persas, griegos, romanos, bizantinos y árabes serán
quienes terminaran con el esplendor de esta cultura. Dos eventos marcarían parte de la
decadencia definitiva de los egipcios:

 Conquista de Alejandro Magno: 332 a.C.


 Muerte de la reina Cleopatra VII: 30 a.C.

Es importante mencionar que África del Note no es una región aislada, por lo que es
posible encontrar un continente interrelacionado. Ejemplo de ello son los múltiples factores
culturales presentes en la vida cotidiana, tales como el culto totémico de animales y a las
mismas técnicas agrícolas, así como la fundición de metales e incluso el conocimiento del
hierro. Concentración de grupos cuya actividad productiva iba desde la caza a la
agricultura, enriqueciendo las posibilidades de los habitantes para dedicarse a diversas
labores.

Asimismo, también es posible contemplan las


máscaras funerarias que recuerdan a las de Bawlé, o las
sepulturas subterráneas que incluyen además del soberano
muerto a sus más cercanos colaboradores; el transporte de
los restos mortales de los faraones a ciudades santas es
costumbre similar a la habida en Benín ciudad sagrada:
Alto Egipto, cuna del Egipto dinástico. (Saavedra, 1996)

Esto remite al tema de la religiosidad, la cual


“disponía de un conjunto de mitos cosmogónicos que
Figura 3: Máscara de Tutankamon explicaban el origen del cosmos y la totalidad de las cosas
existentes en la Tierra” (Bolaños, 2003: 97). Cada una de
las poblaciones tenía un Dios principal que influye en el cosmos para el desarrollo de la
vida en la tierra. Así pues, aunque podría encontrarse múltiple dioses, era posible destacar
el papel del Sol como elemento dominante, ya que el amanecer y anochecer es la
representación más idónea del ciclo de la vida, pues “el Este era considerado como la
región de los vivos, mientras que el Oeste representaba el lugar donde habitaban los
muertos” (Bolaño, 2003; 97)

Es necesario recordar que Egipto no fue la única civilización ubicada en el norte del
continente y que incluso existió una interacción constante, más no exclusiva, con las
poblaciones más cercanas, como es el caso de Nubia.

Nubia

Pueblo de origen nubio, localizada al sur de Egipto faraónico, dividido territorialmente en


dos regiones. Baja Nubia, que se asentó entre la primera y segunda catarata, y Alta Nubia,
que estuvo presente en lo que hoy en día se conoce como Sudán del Norte, entre la segunda
y sexta cascada del Nilo. Sus ciudades más importantes fueron, en un principio, Nobatia. Y
más tarde, Novata y Meroe (Saavedra, 1996).
El nombre de Nubia tiene
diferentes orígenes. Se dice que
el uso del término se utilizó por
primera vez en la época
románica. Otras referencias
apuntan a que la génesis del
concepto se relaciona con la

palabra egipcia nwb, la cual Figura 4: Asentamientos Nubios

significaba oro. Incluso, se ha


llegado a mencionar también que durante el siglo IV a.C los griegos utilizaron la palabra
Noubades para designar, de esta forma, a la gente que se movía al norte de Nubia.

En cuanto a los egipcios, Ta-Seti o “hombres de la flecha” se manejó como título


para referirse a Nubia, pues la experiencia y habilidad de sus arqueros era conocida en la
zona. Tras las campañas de Alejandro Magno, el territorio de Nubia fue denominado como
Etiopía, o más precisamente como Baja Etiopía. Sin embargo, es necesario aclarar que no
debe de confundirse con el actual estado etíope.

Siguiendo con la historia del nombre, a principios de la Edad Media, comienza a


figurar el topónimo Nubia, derivado de uno de sus importantes reinos, llamado Nobatia.

Historia

Alrededor del 5000 a.C un pueblo africano del desierto del Sahara comenzó a moverse
hacia el Nilo en Nubia, debido a la desertificación del desierto. Originalmente, eran
pastores y cazadores de animales de gran tamaño, con el tiempo se convirtieron en
pescadores y agricultores.

Los agricultores cultivaban cereales, guisantes, lentejas y, posiblemente, los


melones. Pero, el rebaño era especialmente importante, pues el ganado era considerado para
ellos como una medida de riqueza y estatus social.

En los desiertos, la cornalina y el oro, así como otros recursos minerales yacían en sus
terrenos. El trueque de ganado, oro, cornalina, marfil, pieles de animales, madera, incienso
nubios era intercambiado por grano, aceites vegetales, vino, cerveza, ropa de cama, y otros
productos manufacturados.

Debido a su posición geográfica, establecieron contactos con Egipto, el


Mediterráneo, Medio Oriente y otros pueblos africanos, fortaleciendo una influencia e
intercambio cultural tan importante que, para algunos autores, las regiones de Nubia, Sudán
y Egipto son considerados como la cuna de la civilización

El periodo más próspero de la civilización nubia fue la del reino de Kush, que duró
desde alrededor de 800 a.C hasta el 320 d.C. En 950 a.C, aprovechándose de una serie de
disputas internas dentro de Egipto, los nubios la invadieron, para posteriormente gobernarla
por 100 años. Gracias a los intereses romanos en la región, Nubia pudo conservar su
independencia, recibiendo de ellos una serie de concesiones que les permitió garantizar la
tranquilidad de sus fronteras. Sin embargo, en el 650 a.C, los asirios, con un ejército y
preparación militar envidiable, arrasaron con la dinastía Nubia. Para el año 350 d.C, Nubia
fue nuevamente invadida, esta vez, por el reino de Axum, provocando la formación de
nuevos reinos. Nobatia con capital en Faras, Makuria con capital en Dongola y Aludía o
Aloa en Soba.

Su sociedad se caracterizaba por el peso político que se le daba a la mujer, debido a


que la sucesión al trono era con base a criterios matrilineales. Se practicaba el incesto real,
el matrimonio entre el monarca y la hermana era llevado a cabo de manera usual para
asegurar que el heredero tuviera sangre de la casa reinante.

El arte y la ciencia que floreció dentro de sus ciudades, su religión y costumbres


más antiguas se fueron opacando a medida que el tiempo transcurrió. El primer lugar, por el
impacto del islam en Nubia y en segundo lugar por la colonización europea.

Los contactos entre nubios y árabes produjeron una islamización gradual. Los
nómadas árabes, que pasaban continuamente a la región en busca de pastos frescos, y los
comerciantes musulmanes, que negocian en los puertos del Mar Rojo para las especias y
esclavos, se empezaron a mezclar con la población Nubia gracias a los matrimonios mixtos,
lo que facilitó arabización. Sin embargo, la islamización no fue un proceso tan rápido. En
250 d.C el cristianismo se difundió en Nubia. Con la llegada del misionero Bizancio,
Julián, el pueblo abraza la fe ortodoxa. Y es hasta el siglo XII, con la caída de Aloa, el
último reducto cristiano del reino, que toda la región quedará religiosa, cultural y
políticamente ligado al mundo musulmán.

Egipto obtuvo más tarde el control total de la región, con Mehemet Ali en el siglo
XIX, pero en la década de 1880 los británicos se hicieron con el control del país que se
transformó en un "condominio" anglo-egipcio.

La llegada del Islam

Nada en la historia es un evento aislado, y dada la cercanía geográfica con Medio Oriente,
África se vio influenciada por la expansión musulmana, especialmente tras la muerte del
Profeta Mahoma en el 632 de la era común, pues aquellos que continuaban proclamando las
ideas del profeta iniciaron una etapa de difusión del Islam.

Hacia el año 639, alrededor de cuatro mil musulmanes al mando de Amr ibn al –As
iniciaron la invasión a Egipto, aprovechando las contiendas de aquellos que se disputaban
el poder. El establecimiento de los musulmanes resultó fácil al poder penetrar
religiosamente en el ideario egipcio. Asimismo sucedió en el territorio que actualmente
ocupa Libia y Túnez.

Sin embargo, los conflictos que llegaron a emerger en la zona eran especialmente
por la confrontación de los musulmanes con los bizantinos que ya se habían establecido en
la zona y que no permitirían tan fácil la imposición de un nuevo grupo. Lo mismo ocurrió
con los pueblos berebere, quienes tras haber estado en combate con los romanos y
bizantinos, ahora también debían enfrentar a los musulmanes, quienes ya en el 670
establecerían la provincia musulmana de Ifriqiya. Muy a su pesar, los protestantes del Islam
llegaron a la actual Argelia occidental y Marruecos en el siglo VIII, ocasionando la
conversión de los berebere.

Las particularidades del Islam en el norte de África tendían a concebir a la invasión


musulmana como una transcición progresiva y poco forzada, pues “en Egipto, por ejemplo,
dieron a elegir a los cristianos entre convertirse al islam y adoptar el estatus de cliente, a
seguir siendo cristianos, contribuyentes protegidos (dhimmi), obligados a ceder tierras y
pagar tributo per cápita” (Iliffe, 1998: 67).

De manera general, la presencia del Islam terminaría siendo fundamental para la


historia del continente, pues la inmersión musulmana en el Norte propició la difusión en el
occidente y en el oriente. Además, “no solo se integraba al norte de modo permanente en la
gran corriente histórica del Mundo Antiguo, sino que también incorporaba al África
subsahariana por primera vez desde los inicios del proceso de desertificación del Sahara”
(Iliffe, 1998: 66).

En adición, la continua entrada y salida de extranjeros al continente llegó a tener


múltiples negatividades, entre ellas la propagación de la llamada Peste Negra, epidemia
que, en función a la globalización (si es que es posible denominarla así) arrasó con una
gran cantidad poblacional en Europa, Medio Oriente y, por supuesto, África.
Referencias:

Bolaños, J. (2003). El valle del Nilo: de la Geografía al Mito. [PDF]. Cuadernos


Geográficos. No.33, pp. 75-103. Universidad de La Laguna. España.

Iliffe, J. (2013). África. Historia de un continente. [PDF]. Ediciones Akal, Madrid, España.

Kemp, B. (1996). El Antiguo Egipto. Anatomía de una civilización. [PDF]. CRÍTICA.


Barcelona, España.

Saavedra, J. (1996). África anterior a la colonización europea. En Toledo, J. (1996). Asia y


África en la Historia. Universidad Autónoma Metropolitana. México.

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