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Con base a lo anterior, el África del Norte se verá conformado por múltiples
asentamientos poblacionales que, de acuerdo a su evolución, se convertirán tanto
civilizaciones o tribus. Entre los primeros puede encontrarse a Egipto, Nubia, Kush,
Cartagena y Meroe, así como el reino etíope. Como parte de las segundas, es posible ubicar
a los Wanyanga, Enedi, Tibesti, Acacus, Hoggar y los Teneerenses en el Sahara, así como
los Tuareg, Rif, Kabil, Shawia, Haratin, Sluh, quienes son ejemplo de las tribus agrupadas
en los denominados Bereber (Almagro, 1970). Por cuestiones de espacio y debido a que no
es posible abarcar cada una de las entidades mencionadas, se presentará a continuación las
particularidades de la civilización egipcia y nubia, así como de la comunidad berebere.
Egipto
El asentamiento de grupos en las orillas del río Nilo y su contigua adaptación al territorio,
así como la consecuente utilización de los recursos a su alcance, tales como el cobre que en
el siglo quinto comenzaba a funcionar como materia para la realización de herramientas,
propiciaron la aparición de una de las civilizaciones más importantes en la historia: la
Egipcia.
Figura 1: Mapa de la parte septentrional del valle del Nilo con los asentamientos del
antiguo Egipto.
Gracias al desarrollo de técnicas de agricultura, la sociedad del Nilo se fue
estableciendo de manera definitiva en el territorio, funcionando como grupos
independientes. Sería hacia el año 3100 antes de la era común cuando se presenten los
primero indicios de una confederación Egipcia controlada por un personaje dotado de poder
y autoridad. (Iliffe: 33) Lo anterior, tiene en su trasfondo la evolución de la agricultora
como actividad económica predominante, pues ante la generación de un excedente de
producción, debía existir un líder que fuese capaz de administrar y distribuir lo cultivado,
así como buscar métodos que facilitaran la actividad, como lo fue la construcción de
canales de riego.
De esta manera, surgiría la imagen del faraón como principal figura política, quien
con el paso del tiempo adquiriría una mayor relevancia y poder, al grado de realizar magno
estructuras fúnebres en honor a estos personajes, tales como la de Keops o Kefren y que
más tarde serían considerados por el hombre moderno como patrimonio de la humanidad. A
pesar de la posible divinidad atribuida a este personaje y la tendencia a concentrar el poder,
la vida de la población resultó caracterizarse por una estabilidad y continuo crecimiento. La
institución faraónica, a pesar de colocar al gobernante en un plano divino al relacionarlo
con el culto solar, también posee características de los gobernantes africanos de
comunidades sencillas, obligados a velar por la seguridad y autosuficiencia alimenticia de
su pueblo ante cualquier eventualidad.
Comerciantes, médicos,
escribanos.
Agricultores y artesanos.
Esclavos.
Es importante mencionar que África del Note no es una región aislada, por lo que es
posible encontrar un continente interrelacionado. Ejemplo de ello son los múltiples factores
culturales presentes en la vida cotidiana, tales como el culto totémico de animales y a las
mismas técnicas agrícolas, así como la fundición de metales e incluso el conocimiento del
hierro. Concentración de grupos cuya actividad productiva iba desde la caza a la
agricultura, enriqueciendo las posibilidades de los habitantes para dedicarse a diversas
labores.
Es necesario recordar que Egipto no fue la única civilización ubicada en el norte del
continente y que incluso existió una interacción constante, más no exclusiva, con las
poblaciones más cercanas, como es el caso de Nubia.
Nubia
Historia
Alrededor del 5000 a.C un pueblo africano del desierto del Sahara comenzó a moverse
hacia el Nilo en Nubia, debido a la desertificación del desierto. Originalmente, eran
pastores y cazadores de animales de gran tamaño, con el tiempo se convirtieron en
pescadores y agricultores.
En los desiertos, la cornalina y el oro, así como otros recursos minerales yacían en sus
terrenos. El trueque de ganado, oro, cornalina, marfil, pieles de animales, madera, incienso
nubios era intercambiado por grano, aceites vegetales, vino, cerveza, ropa de cama, y otros
productos manufacturados.
El periodo más próspero de la civilización nubia fue la del reino de Kush, que duró
desde alrededor de 800 a.C hasta el 320 d.C. En 950 a.C, aprovechándose de una serie de
disputas internas dentro de Egipto, los nubios la invadieron, para posteriormente gobernarla
por 100 años. Gracias a los intereses romanos en la región, Nubia pudo conservar su
independencia, recibiendo de ellos una serie de concesiones que les permitió garantizar la
tranquilidad de sus fronteras. Sin embargo, en el 650 a.C, los asirios, con un ejército y
preparación militar envidiable, arrasaron con la dinastía Nubia. Para el año 350 d.C, Nubia
fue nuevamente invadida, esta vez, por el reino de Axum, provocando la formación de
nuevos reinos. Nobatia con capital en Faras, Makuria con capital en Dongola y Aludía o
Aloa en Soba.
Los contactos entre nubios y árabes produjeron una islamización gradual. Los
nómadas árabes, que pasaban continuamente a la región en busca de pastos frescos, y los
comerciantes musulmanes, que negocian en los puertos del Mar Rojo para las especias y
esclavos, se empezaron a mezclar con la población Nubia gracias a los matrimonios mixtos,
lo que facilitó arabización. Sin embargo, la islamización no fue un proceso tan rápido. En
250 d.C el cristianismo se difundió en Nubia. Con la llegada del misionero Bizancio,
Julián, el pueblo abraza la fe ortodoxa. Y es hasta el siglo XII, con la caída de Aloa, el
último reducto cristiano del reino, que toda la región quedará religiosa, cultural y
políticamente ligado al mundo musulmán.
Egipto obtuvo más tarde el control total de la región, con Mehemet Ali en el siglo
XIX, pero en la década de 1880 los británicos se hicieron con el control del país que se
transformó en un "condominio" anglo-egipcio.
Nada en la historia es un evento aislado, y dada la cercanía geográfica con Medio Oriente,
África se vio influenciada por la expansión musulmana, especialmente tras la muerte del
Profeta Mahoma en el 632 de la era común, pues aquellos que continuaban proclamando las
ideas del profeta iniciaron una etapa de difusión del Islam.
Hacia el año 639, alrededor de cuatro mil musulmanes al mando de Amr ibn al –As
iniciaron la invasión a Egipto, aprovechando las contiendas de aquellos que se disputaban
el poder. El establecimiento de los musulmanes resultó fácil al poder penetrar
religiosamente en el ideario egipcio. Asimismo sucedió en el territorio que actualmente
ocupa Libia y Túnez.
Sin embargo, los conflictos que llegaron a emerger en la zona eran especialmente
por la confrontación de los musulmanes con los bizantinos que ya se habían establecido en
la zona y que no permitirían tan fácil la imposición de un nuevo grupo. Lo mismo ocurrió
con los pueblos berebere, quienes tras haber estado en combate con los romanos y
bizantinos, ahora también debían enfrentar a los musulmanes, quienes ya en el 670
establecerían la provincia musulmana de Ifriqiya. Muy a su pesar, los protestantes del Islam
llegaron a la actual Argelia occidental y Marruecos en el siglo VIII, ocasionando la
conversión de los berebere.
Iliffe, J. (2013). África. Historia de un continente. [PDF]. Ediciones Akal, Madrid, España.