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El texto aborda la división social del tiempo y cómo esta afecta nuestra

percepción y experiencia del mismo. Se resalta que la sucesión del tiempo está
determinada por convenciones y costumbres sociales, y que existe una
representación colectiva del tiempo. Además, se menciona que la uniformidad
en la división temporal puede resultar incómoda, ya que limita nuestras
preferencias y nos obliga a adaptarnos a la disciplina social. Asimismo, se
destaca la necesidad constante de medir el tiempo y cómo esto puede
llevarnos a sentirnos incapaces de aprovecharlo plenamente. En conclusión, se
plantea que la sociedad influye en nuestra percepción y manejo del tiempo,
generando tanto beneficios como limitaciones.

El análisis bergsoniano plantea la existencia de una duración individual en la


que se suceden distintos estados, constituyendo así la corriente de la duración.
Cada individuo tiene su propia duración, mientras que el tiempo común surge
de la interacción entre las conciencias individuales. El tiempo social se basa en
la convención de utilizar cambios y movimientos en cuerpos materiales como
puntos de referencia para medir el tiempo. Sin embargo, estas divisiones del
tiempo son discontinuas y externas a cada conciencia individual. Aunque se
establecen divisiones convencionales del tiempo, no se crea una duración
impersonal que englobe todas las duraciones individuales de manera unificada.
En última instancia, el tiempo universal es una sucesión discontinua de
momentos que surge de la interacción de pensamientos individuales en la
simultaneidad, pero la realidad del tiempo depende de las duraciones
individuales.

El fragmento analiza la subjetividad bergsoniana en relación con la duración y


la memoria. Se plantea la cuestión de cómo se forman las divisiones del tiempo
en la conciencia y si la memoria es una facultad individual. Se argumenta que
la memoria se basa en la continuidad de estados de conciencia y se diferencia
de las cosas materiales. Sin embargo, surge la interrogante sobre cómo dos
conciencias individuales pueden cruzarse y experimentar simultaneidad. Se
reflexiona sobre la representación de objetos y la posibilidad de una duración
común a varias conciencias. Además, se explora la idea de que el dolor y las
sensaciones pueden ser representaciones colectivas e incompletas. En última
instancia, se sugiere que nuestras duraciones individuales se derivan de un
tiempo colectivo del cual obtienen su sustancia.

El texto analiza la naturaleza del tiempo y su relación con la memoria colectiva.


Se plantea la existencia de un tiempo abstracto que abarca todas las
duraciones individuales. Sin embargo, se cuestiona qué tipo de realidad tiene
este tiempo y cómo puede servir como marco para los acontecimientos. Se
destaca que el tiempo es importante para retener y recordar los sucesos
pasados, asociándolos a datos temporales como antes o después de ciertos
eventos. El contexto espacial también desempeña un papel en el recuerdo. En
el caso de eventos futuros, la fecha juega un papel en recordarlos y
organizarlos. La ubicación temporal de un hecho puede reconstruirse a través
del recuerdo y las pistas asociadas. La adecuación del tiempo enmarcando los
recuerdos es fundamental.

El texto analiza la diferencia entre el tiempo abstracto y el tiempo real. El


tiempo abstracto se refiere al tiempo matemático, homogéneo y vacío de
conciencia, mientras que el tiempo real está relacionado con los hechos
cambiantes y la naturaleza de los acontecimientos. Se plantea que el tiempo
abstracto es independiente de la memoria, ya que no hay referencias o
momentos definidos en él. Por otro lado, el tiempo real, tanto individual como
social, está influenciado por las divisiones y cambios que introducimos en él.
Existe una oposición fundamental entre estos dos conceptos, y el tiempo real
no se acerca al tiempo abstracto a medida que se vuelve más social.

El fragmento de texto analiza la noción de "tiempo universal" y su relación con


los "tiempos históricos". Se plantea la idea de que el tiempo universal abarca
todos los hechos ocurridos en el mundo, en cada país y en todos los individuos,
formando un todo continuo. Sin embargo, se cuestiona la legitimidad de
extender este tiempo a aquellos pueblos y eventos de los cuales no hay
recuerdo ni contacto directo. Se argumenta que la unidad histórica es a
menudo artificial, ya que se combinan hechos y pueblos que no están
vinculados entre sí. Además, se menciona la influencia de los medios de
comunicación, la Iglesia, el comercio y la diplomacia en la difusión de noticias y
la conexión entre diferentes países y continentes. Se plantea la pregunta de
cómo escribir una historia universal que supere los límites nacionales y sociales
y cuál sería el enfoque adecuado para lograrlo. En general, se reflexiona sobre
la complejidad y la diversidad de la historia y el tiempo.

El análisis aborda la distinción entre la memoria histórica y la memoria


colectiva, enfocándose en la cronología histórica. Se critica la práctica de los
historiadores al separar eventos de sus contextos originales para crear una
narrativa sincrónica. La historia simplifica la duración y cambios sociales,
perdiendo la comprensión de la estabilidad relativa percibida por los grupos. La
sucesión cronológica impuesta es artificial y carece de significado para las
comunidades estudiadas. Es necesario considerar la conciencia social y la
experiencia temporal para una comprensión más profunda y precisa.

El análisis realizado en el texto aborda la multiplicidad y heterogeneidad de las


duraciones colectivas en diferentes grupos sociales. Se destaca la importancia
de la memoria colectiva y su relación con la historia, así como la influencia de
los testimonios antiguos en la reconstrucción de los hechos pasados. Además,
se menciona la existencia de diferentes concepciones y divisiones del tiempo
en diversos grupos, basadas en tradiciones, creencias religiosas y actividades
específicas. Se argumenta que no existe un tiempo social único y universal,
sino tiempos que se corresponden de manera más o menos exacta en
diferentes sociedades. Por último, se reflexiona sobre la influencia del sueño y
la interrupción de la vida social en el ritmo temporal de los grupos.

El texto aborda la relación entre la división del tiempo y la sociedad. Se


menciona que los diferentes grupos sociales tienen una correspondencia en la
forma en que dividen el tiempo debido a una tradición común heredada. Esta
división del tiempo, basada en la observación astronómica, coincide con los
ritmos naturales. Sin embargo, cada sociedad tiene sus propias divisiones
temporales con diferentes significados, expresadas en términos religiosos o
comerciales. Se enfatiza que no existe un único calendario al que todos los
grupos se adhieran, ya que cada sociedad tiene su propio marco temporal.
El texto examina la interacción y fusión de diferentes corrientes de pensamiento
y conciencias colectivas en diversos grupos sociales. Se plantea la pregunta
sobre si estos grupos están realmente separados y si sus vidas y pensamientos
pueden acercarse y mezclarse. Se argumenta que aunque varias corrientes
colectivas puedan compartir intervalos de tiempo y experiencias, cada grupo
interpreta y traduce los acontecimientos a su manera. Además, se destaca que
la fusión de grupos implica la formación de una nueva conciencia con alcances
y contenidos diferentes. También se menciona que la interpretación de los
hechos varía según la mentalidad y las tradiciones de cada grupo, ya sea en
contextos religiosos, políticos o familiares. Se plantea la complejidad de la
relación entre la religión y la política, así como la influencia de estas en la vida
familiar. En resumen, se examina la naturaleza de la interacción y la influencia
mutua entre diferentes corrientes de pensamiento en la sociedad.

El análisis aborda la cuestión de la percepción del tiempo en diferentes


entornos sociales. Se plantea la dificultad de medir la velocidad del tiempo
debido a la falta de una medida común. Se argumenta que la cantidad de
eventos no determina la duración del tiempo, ya que los hechos dividen pero no
llenan el tiempo. Se menciona que la multiplicidad de ocupaciones puede hacer
que se pierda la noción del tiempo real. Se señala que la actividad en grupos
mecánicos, como las bolsas de valores, tiende a ser uniforme y no acelerada.
Se destaca que la evolución de ciertos pueblos puede ser lenta, mientras que
en las ciudades se percibe un ritmo más rápido. Sin embargo, se advierte que
no se puede comparar la rapidez del tiempo entre diferentes sociedades, ya
que la noción de velocidad aplicada al tiempo carece de significado definido. Se
menciona que la capacidad de recordar puede permitir que la mente salte
largos periodos y vea representaciones del pasado de manera rápida. En
resumen, el análisis concluye que el tiempo transcurre de forma subjetiva y no
puede ser medido con precisión en términos de rapidez o lentitud.

El análisis del texto sugiere que la memoria colectiva se basa en la sustancia


impersonal de los grupos duraderos. Aunque los recuerdos individuales no se
ordenan cronológicamente, la mente se apoya en un tiempo continuo y estable
compartido por el grupo. Este tiempo inmóvil permite evocar recuerdos y
mantener una comunidad virtual incluso cuando los miembros originales ya no
están presentes. El elemento estable y permanente del grupo, compuesto por
intereses y preocupaciones comunes, permite reconstruir las figuras
individuales a partir de este elemento. Además, la presencia de un
pensamiento común impersonal fortalece los lazos y los recuerdos entre las
personas. El olvido ocurre cuando falta este elemento de pensamiento común.
En resumen, la memoria colectiva se sustenta en el tiempo compartido y en los
elementos impersonales que definen a un grupo.

El análisis se centra en la permanencia y transformación de los grupos a lo


largo del tiempo, específicamente en el contexto de la familia. Se destaca que
la memoria del grupo familiar no se reduce a recuerdos individuales, sino que
experimenta transformaciones características. Se menciona que la llegada de
los hijos modifica el pensamiento y los intereses del grupo, generando cambios
y adaptaciones. Además, se subraya la importancia de establecer los cimientos
del grupo, que constituye un período intenso y duradero en la vida familiar.
También se hace referencia a la relación de la familia con el entorno social y a
la complejidad de las relaciones internas en un grupo familiar ampliado.
Finalmente, se menciona que la partida de los hijos puede generar una
sensación de irrealidad y distanciamiento en los padres.

El análisis plantea la supervivencia de los grupos desaparecidos y cómo la


memoria colectiva se relaciona con el tiempo. Se destaca que cuando una
sociedad experimenta cambios profundos, la memoria se divide en dos
periodos diferentes, y para recuperar los recuerdos, es necesario situarse en
cada marco de pensamiento correspondiente. Se utiliza el ejemplo de una
ciudad antigua rodeada por construcciones nuevas, donde se debe recurrir al
plano de la ciudad antigua para encontrar vestigios del pasado. Se argumenta
que cada sociedad deja rastros en grupos más recientes, lo que explica la
permanencia del tiempo propio de la sociedad antigua. Además, se sostiene
que existen múltiples grupos con diferentes duraciones y que el tiempo no
transcurre de manera uniforme. Por último, se plantea que la memoria depende
de la subsistencia del tiempo y que diferentes tiempos permiten recordar
distintos momentos en el pasado.
El análisis aborda cómo las duraciones colectivas influyen en las memorias
individuales. Se destaca que los individuos participan en varios pensamientos
sociales y se sumergen en diferentes tiempos colectivos. La duración interior se
descompone en múltiples corrientes con origen en grupos, y la conciencia
individual es un punto de encuentro de estos tiempos. La memoria permite
remontarse en el pasado a través de perspectivas de los grupos, y cada
sociedad inmoviliza su tiempo para tener estabilidad. Los límites de recuerdo
varían según cada grupo, y el tiempo es real al ofrecer contenido y materia de
hechos al pensamiento.

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