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Voracidad

Atracones o borracheras

Luchar con la voracidad es generar mas de lo mismo, necesitamos aprender a escuchar el


mensaje

Voracidad es incorporar algo masivamente de manera inmediata

Hay un impulso

Mensaje: “quiero todo ya, para siempre, como sea”

Causas:

1. De tanto tiempo de privación, luego voy a comer colmando todos los deseos que
junte. Todo lo que coma me parece poco.
2. Si estoy alejado de mi pareja, y lo que más sé hacer es ganar dinero, cuando esté
alejado de ella buscare llenar vacíos en el medio que más conozco. La emoción extraña
más la desesperación de calmarla: devoro la comida, no mastico y pruebo sin saborear
3. Quiero algo, pero no sé lo que es. Busco resolverlo de inmediato.
4. Sentimiento de carencia. Haré lo haga falta para no sentirla nunca más. (por ej.
Necesidad de seguridad, “por más que acumule nunca podré estar tranquilo”)

A la parte voraz tratarla con respeto y dignidad,

El comportamiento principal de la bulimia es la voracidad, por lo que si curamos la voracidad,


estaríamos curando la bulimia

Técnica:

Sentar bien los glúteos para centrar el cuerpo

Masticar bien la comida sin el comportamiento de tragar, sino masticar hasta que la comida se
trague sola

Saborear de un modo sostenido

En la voracidad el saborear es del estomago, aquí buscaremos que el saborear sea de la boca

Engordo por lo estresado que estoy, si me siento mal necesito comer dulce, si estoy a gusto lo
que más feliz me hace es comer “chuches”, si estoy preocupada me es imposible comer…

asociamos a la comida situaciones de estrés, de desconcierto, tristeza o angustia.

En definitiva, obtener en la comida placer, satisfacción, calma, bienestar y consuelo, es una


natural respuesta de nuestro “mecanismo de recompensa”, pero
¿Qué significa que la comida también nos produzca emociones como culpa,
miedo, descontrol, e incluso, desesperación?
Nuestro estado emocional y nuestra capacidad para regularlo puede impulsar nuestra forma de
comer. La ansiedad, la tristeza, la soledad o la alegría son fuertes condicionantes para que
algunas personas coman, incluso sin tener hambre. En estos casos, se pierde, relativamente, el
control del comportamiento alimentario y, con frecuencia, aparece una alimentación inadecuada
que suele tener consecuencias –aumento de peso, por ejemplo– y que generan sentimientos
de culpa y de nuevo tristeza, entrando en un círculo de malestar.

También señala cómo, a través de la comida, se estudia al ser humano y se observan la


adquisición de procesos en la transmisión de preferencias, valores, conflictos y afectos.

Desde luego parece claro que la forma en que comemos habla de cada uno de nosotros y de
nosotras, de la capacidad que hemos tenido y tenemos para adquirir hábitos favorecedores de
salud y bienestar, de nuestra capacidad para afrontar y resolver problemas, para tolerar el
malestar, manejar la impulsividad, la expresión de nuestras emociones, etc.
El impulso natural de comer es adaptativo, sentimos hambre cada cierto tiempo y comemos y
obtenemos placer, del que más o menos somos conscientes, pero para algunas personas,
comer es el único placer que tienen, o el que más fácilmente pueden satisfacer. Convierten la
comida en la única forma de sentir control, de orgullo o descontrol.

Contesta a estas preguntas:


 ¿Te sientes inseguro/a o con sensación de perder el control ante una comida que te gusta
mucho?
 ¿Sueles tener dificultad para parar de comer, o no eres capaz de dejar comida en el plato?
 ¿El tema de la comida es recurrente en tus pensamientos?

Pero esta “consciencia” de que algo no estamos haciendo bien, nos produce un malestar
emocional que incrementa el comer emocional, cerrando y consolidando un círculo, del que
sólo nosotras y nosotros, podemos salir.

En el círculo del comer emocional, un estímulo inicial –tratamos de resolver con la comida una
emoción desagradable, no de satisfacer nuestro hambre– nos lleva a comer de forma
descontrolada, inadecuada o compulsiva, esto genera una recompensa inmediata y temporal,
que pasará en poco tiempo –a veces es instantáneo– a un intenso malestar por vernos con
poca percepción de control en nuestra forma de comer, lo que nos hace sentir fracaso y
frustración, y en consecuencia emociones como culpabilidad, tristeza, miedo, ansiedad… que
nuevamente resolveremos… comiendo, único recurso que conocemos para sentir de nuevo
control y satisfacción.

1. Cuando se confunden emociones desagradables o agradables, con la sensación de hambre, y


se le da la respuesta natural de comer.
2. Cuando tenemos poca tolerancia al malestar emocional.
3. Cuando somos impulsivos o impulsivas.
4. Cuando se hace un afrontamiento inadecuado para resolver problemas o manejar emociones y
se usa la comida como distracción de esas dificultades o como alivio (la comida como
“ansiolítico” o “antidepresivo”).
Así tu cerebro encuentra en la comida una “vía rápida”, un reforzador potente que da placer y
disminuye malestares vitales (angustia, preocupación…) y de esta manera, el comer
emocional se consolida en un hábito que funciona de forma independiente a las emociones
que sientas.
El comer emocional es un hábito incorrecto que terminamos por consolidar en nuestra vida. La
solución es recorrer el camino inverso, es decir, sustituirlo por un nuevo hábito saludable:
1. Ser consciente de cómo comemos y por qué, y saber que es posible hacer las cosas de una
forma más beneficiosa para nosotros.
2. Ver el “hambre emocional” como una señal que nos indica que algo no está bien, y usarlo como
“pistoletazo de salida”, para ponernos en acción.
3. Diferenciar el “hambre física” del “hambre emocional”.
4. Identificar nuestras emociones y aprender a gestionarlas adecuadamente.
5. Aprender a demorar, a posponer el comer hasta el momento en el que es adecuado hacerlo.
6. Aprender a manejar los pequeños estresores cotidianos y resolver los problemas.
7. Incrementar nuestras actividades placenteras que no estén relacionadas con la comida.

llenarnos la boca de comida para no pronunciar palabras cuya


carga emocional puede asustarnos palabras que se refieren a
cosas que no nos permitimos sentir.

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