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Tipos de texto de circulación académica

En el curso de las clases anteriores, se ha rodeado al texto académico y a los procesos


de lectura desde distintos ángulos: elementos paratextuales, características léxicas,
la estructura global y determinadas estrategias de lectura —las que han introducido
también acciones que suponen la escritura como proceso de construcción de
conocimiento—. En esta Clase 5, nos detendremos en dos tipos de texto que son
prototípicos de las aulas y que generalmente conviven en los libros y manuales, ya
que en tanto estructuras globales caracterizan a los textos académicos: la exposición
y la argumentación.

La exposición

¿Qué es exponer?

Exponer es producir un discurso que pretende desarrollar un tema de forma clara,


precisa y ordenada. Está dirigido generalmente a un receptor que demanda
información; por eso quien expone debe tener conocimientos sobre el tema y,
además, debe ser habilidoso a la hora de organizar progresiva y articuladamente el
encadenamiento de ideas y conceptos.

La exposición se caracteriza porque persigue la función referencial –es decir es un


texto informativo –, al informar sobre un determinado tema, responde a los
interrogantes del destinatario quien carece de la misma – es decir, es un texto
explicativo – y, también dirige al destinatario ofreciendo claves explícitas de
interpretación –es decir, es un texto directivo –.

Características del texto expositivo

El texto expositivo se asocia generalmente a la explicación o al desarrollo de un


concepto. Predomina en los discursos científicos y de divulgación didáctica de las
ciencias. Responde a una pregunta o a la necesidad de informar a alguien sobre un

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determinado tema. Generalmente se dirige a un interlocutor que sabe menos que
quien expone. Esto último sucede a la inversa en las situaciones de examen ya que,
en ellas, el expositor debe demostrar que sabe a un receptor que –se supone— es un
experto en el tema y lo está evaluando.

Este tipo de textos generan la ilusión de objetividad; la información presentada no


habilita lugar para el debate. Se la da por cierta y el discurso se presenta neutro. No
se admiten modalizadores del tipo ―creemos‖, ―entendemos‖, ―sospechamos‖;
su

presencia volvería relativas o dudosas las afirmaciones sobre el tema que se


desarrolla. En la exposición explicativa, un tema es o no es, no hay lugar para ―tal vez
sea‖ o ―quizás sería. ‖ Contribuye a esta ilusión el uso de la tercera persona, porque
marca distancia entre el ―yo‖ del que escribe y el ―él‖ que aparece en el enunciado.

Su superficie es muy cuidada, ya que deben ajustarse a la norma académica, su


registro es siempre formal, generalmente precisan el significado de los términos –
especialmente aquellos que son disciplinares o técnicos—, indican cuáles son las
fuentes que se consultaron y muestran solvencia en cuanto al contenido que
desarrollan.

Resumiendo

En el texto expositivo predominan:

• Las oraciones enunciativas,

• el orden del texto en función de la claridad del contenido,

• el uso de tercera persona,

• la presencia de verbos en modo indicativo,

• el registro formal,

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• el vocabulario técnico o disciplinar,

• el significado literal de las palabras,

• el uso de tipografía directiva.

Tipos de exposición

La exposición –como todos los discursos— se ajusta a la situación comunicativa en la


que se inserta. Por lo tanto, según el público al que está destinada, el canal de
comunicación que se utiliza y las intenciones que la orientan se puede clasificar en
exposición disciplinar o exposición de divulgación. La primera, se dirige a un público
integrado por especialistas –pares—y tiene como objetivo el de comunicar
conocimiento, sin fines didácticos y generalmente circula en revistas especializadas o
libros que reúnen actas de congresos, ponencias, tesis o informes de investigación. La
segunda, tiene un fin didáctico, se dirige a un público general o escolar y puede
circular en manuales escolares, suplementos periodísticos, revistas de divulgación y
en las clases.

Estructura general de los textos expositivos

La mayoría de los textos de circulación académica tiene una base expositiva; es la que
aparece en manuales, libros, artículos de revistas científicas, ponencias, resúmenes,
reseñas, tesis, informes de lectura, informes de investigación, etc. En todos ellos, hay
coincidencias en la organización que se distribuye en introducción, desarrollo y
conclusión.

Generalmente, el tema/objeto de la exposición se anuncia en el título. En la


introducción se precisa el tema, se mencionan los propósitos y los objetivos, la
hipótesis o el problema y se procura captar la atención del lector. El desarrollo
consiste en la exposición propiamente dicha, se amplía la información sobre el tema,

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se presenta el marco teórico, los antecedentes de otros estudios realizados sobre esa
problemática, se explican los métodos utilizados y se presentan muestras, ejemplos,
etc. El desarrollo debe presentar información nueva sobre algún aspecto del tema
elegido. Finalmente, la conclusión expone los resultados obtenidos, establece
recortes y anticipa posibles líneas de investigación nuevas. Resume lo más importante
y revisa lo expuesto.

Organización discursiva

Frecuentemente en los textos expositivos se presentan distintas formas de organizar


el discurso, ya que pueden presentar un tema central y exponer sus características
siguiendo un orden determinado –descripción -, determinar una situación y
desarrollar cuáles son las causas que condujeron a ella –causa/efecto—, plantear un
problema y aportar datos y procedimientos que conduzcan a una solución –
problema/solución—, dado un tema, señalar semejanzas y diferencias —
comparación— y, presentar los componentes de un determinado tema o problema
encadenados según un orden dado —secuencia—. Estas organizaciones se marcan en
el texto expositivo mediante el uso de ―marcadores discursivos‖ (ver Clase 4).

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Estas organizaciones pueden convivir en un mismo texto o pueden presentarse solas.
Si hay más de una, el texto tendrá una estructura heterogénea. Por el contrario, si
predomina una sola forma de organización, esta será homogénea. Si el texto organiza
la información desde lo general y luego va particularizando y profundizando algún
aspecto, el orden es deductivo. Si, en cambio, se empieza por presentar varios casos
particulares y de estos se llega a una generalizar una conclusión, el orden será
deductivo.

Estrategias discursivas

Las estrategias discursivas más frecuentes en los textos expositivos son las
definiciones, las clasificaciones, las reformulaciones o paráfrasis, las
ejemplificaciones, las analogías y las citas. Las definiciones responden a las preguntas
¿qué es?, ¿de qué se trata?, ¿qué se entiende por? Generalmente es necesaria para
delimitar un problema y está en la base del desarrollo teórico. Clasificar es incluir a
algún ente, objeto o hecho dentro de una clase más amplia que lo incluye. Reformular
supone decir de nuevo, se utiliza generalmente para aclarar algún concepto opaco.
Los ejemplos introducen un elemento concreto para facilitar la comprensión de un
concepto abstracto. Las analogías presentan un concepto nuevo apelando a sus
semejanzas con otro ya conocido. Las citas introducen la palabra experta dentro del
desarrollo expositivo, generalmente son la fuente de autoridad que respalda las
afirmaciones del expositor.

Resumiendo

Exponer, supone conocer un tema, saber comunicarlo con orden y claridad y tener
la capacidad de integrar el texto la función referencial o informativa, un desarrollo
de tipo informativo y claves directivas de la lectura e interpretación. La organización
discursiva de la exposición se presenta a modo de descripción, comparación,
problema/solución, secuencia y causa/efecto. Según el orden, puede ser inductiva

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o deductiva. Y las estrategias discursivas más frecuentes son la definición, la
analogía, el ejemplo, la cita, la reformulación y la clasificación.

La argumentación

¿Qué es argumentar?

Toda vez que se usa el lenguaje para transformar la forma de pensar o de actual del
interlocutor se argumenta. Es decir, es necesario argumentar cuando alguien no
comparte una opinión, una interpretación o una determinada prueba. Entonces, el
discurso argumentativo interviene para influir en el destinatario y conseguir que este
actúe o piense de acuerdo con los deseos del emisor. Es, por lo tanto un texto
dialógico porque implica la interacción entre el yo –que busca influir—y un él – sobre
quien ejerce la influencia –. Y, en ella se despliega un juego de estrategias que deben
manejar tanto quien produce como quien interpreta.

El texto argumentativo, la retórica, la dialéctica, la oratoria y el discurso científico

La necesidad de convencer o conmover al destinatario tiene en la historia una extensa


sucesión de modelos y de técnicas; la tradición greco-latina legó a las generaciones
futuras: la retórica –arte del bien decir, reglas de lo que es conveniente hacer o evitar
cuando se quiere influir en el auditorio—, la dialéctica –arte de preguntar y
repreguntar con la intención de refutar los argumentos del otro— y la oratoria –arte
de ordenar el pensamiento y comunicarlo con elegancia, apropiadamente y con
buena voz– .

El discurso científico se ha nutrido de estos antecedentes, ya que, en su objetivo de


transmitir un saber, el experto trata de demostrar a sus interlocutores la verdad de

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una proposición –hipótesis, solución de un problema, etc.— y para ello se vale del
encadenamiento lógico de los párrafos y por las relaciones que estos establecen con
temas ya conocidos o validados para los destinatarios. La tesis como discurso
científico combina características propias de la exposición y de la argumentación.

Características del texto argumentativo

El texto argumentativo se caracteriza porque su objeto es un tema que admite


distintos tratamientos o habilita distintas interpretaciones que polemizan entre sí, el
emisor se muestra y se expone, asume su manera de entender el tema, toma partido,
el carácter del texto es dialógico porque generalmente se contraponen distintas
posiciones y la intención que orienta al emisor es influir, convencer o persuadir al
receptor para que este adhiera a su manera de interpretar la realidad, el tema o el
hecho que se debate.

Tipos de argumentación

La argumentación puede clasificarse en líneas generales según se oriente a convencer


–por vía de la razón- o a conmover –por vía de la persuasión—, aunque es preciso que
se tenga presente el hecho de pueden coexistir ambas características en un mismo
discurso argumentativo. La secuencia argumentativa que se organiza por medio del
encadenamiento de razonamientos tiene como base la lógica de la experiencia que
se funda en hechos observables, pero además apela a las competencias culturales e
ideológicas de los interlocutores, es decir: en ella tienen lugar los valores, las
costumbres, las creencias. La diferencia con la argumentación persuasiva tiene como
particularidad el hecho de que no se busca que el receptor entienda, sino que lo que
se persigue es el que el que escucha o lee se con-mueva, oriente sus sentimientos
empáticamente con el orador o escritor. En función de lo desarrollado se puede
afirmar que la argumentación es un esquema global en función de la intención de

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influir en el otro y que puede asumir distintas formas según varíe la situación
comunicativa en la que se inserta.

Estructura general de los textos argumentativos

Desde la antigüedad la estructura de la argumentación se presenta como una


secuencia integrada por cuatro momentos precisos pero interrelacionados. El
exordio, con el que se inicia el discurso y cumple con dos funciones la de presentar la
cuestión y la de captar la atención del receptor. Generalmente se anticipa cómo se
procederá en el desarrollo de la argumentación y cuando se busca captar la atención
del receptor, se desarrollan, además, estrategias de persuasión. Esta primera parte
es parecida a la que en la exposición recibe el nombre de introducción. En el
desarrollo de la argumentación propiamente dicha se presenta de manera
concentrada el asunto, es decir se enuncia la tesis que se sostendrá con los
argumentos que seguirán a continuación. La demostración consiste en el
encadenamiento de argumentos, pruebas y datos. Esta puede consistir en el
encadenamiento de razones o bien presentar un diálogo figurado entre el emisor y
su tesis y las posturas y tesis de otros expertos. Finalmente, la argumentación se cierra
con la recapitulación de lo que se ha expuesto y generalmente se persuade al receptor
para que adhiera a la posición defendida por el emisor.

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Estrategias discursivas de la argumentación

Para conseguir sus propósitos –convencer al otro— quien argumenta utiliza una serie
de estrategias discursivas.

La antigua retórica ofrece un amplio repertorio del que se nutren los expertos a la
hora de argumentar. Se destacan los distintos tipos de argumentos: causales o
consecutivos (A causa B, B es consecuencia de A), pragmáticos (el fin justifica los
medios, lo que importa es el éxito), de fin o de medio (A [el medio] es necesario para

conseguir B [el fin], de justicia (A vale lo mismo que B), de autoridad (A es una
autoridad en la materia y opina esto…) o de experiencia (el experto realiza A y siempre
obtiene B, por eso generaliza su experiencia y recomienda…), de universalidad (Todos
los A hacen B) o de singularidad (Solamente los A obtienen B). Además de estos
procedimientos, se utilizan otros como introducir refranes o sentencias, apelar al
sentido común, presentar analogías u oposiciones, usar metáforas, comparaciones,
contrastaciones, introducir la ironía, definir conceptos, usar hipérboles
(exageraciones), lítote (destacar por negación), ejemplos (particularización de algo
general), sinécdoque (A es una parte de B, pero se dice A se supone que quien escucha
entiende B), metonimia (es un procedimiento de la parte por el todo como la
sinécdoque, pero en este caso se refiere a conceptos abstractos), enumeraciones,
repeticiones, reformulaciones e interrogaciones (preguntas retóricas, tramposas,
controversiales, contra preguntas, de estilo). Además, se utilizan estrategias de
deslegitimación del adversario, refutación, concesión y hesitación.

Estrategias argumentativas

A continuación, se transcriben cuadros que sistematizan las estrategias que con


mayor frecuencia se utilizan en textos de tipo argumentativo. Es importante que
tenga en cuenta que estas estrategias no son exclusivas del texto argumentativo,
muchas de ellas aparecen en textos expositivos, narrativos y otros.

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¿Qué son las premisas?

Las premisas son las afirmaciones compartidas por los integrantes de una comunidad,
son las creencias y las opiniones que se dan por ciertas y sobre ellas se base el emisor
para el desarrollo de su argumentación. Existen distintos elementos que las
constituyen, los hechos que parten de la observación de conductas y que no son
discutidos, las verdades que son generalizaciones que se sustentan en conjuntos de
hechos que se dan por ciertos, las presunciones que se constituyen por suposiciones
o prejuicios, los valores que pueden ser abstracciones que se consideran loables en
una sociedad o cuestiones concretas pero que los miembros ponen en valor, las
jerarquías y los lugares comunes –premisas generales basadas en los valores y las
jerarquías -, y se clasifican en lugares comunes de cantidad (A vale más que B), de
cualidad (A es mejor que B), de orden (A está por encima o por delante de B) y de lo
existente ([A= lo que existe] vale más que [B=lo que no existe]).

Recursos lingüísticos

Así como la exposición utiliza determinados recursos lingüísticos para crear la


pretendida ilusión de objetividad, la argumentación hace lo propio con el fin de lograr
su cometido. Para ello usa marcadores discursivos –frecuentemente los de orden—
para jerarquizar las afirmaciones, usa comillas para destacar aquellas palabras que
pretende llamen la atención del lector o para marcar la introducción de la voz ajena,
usa guiones o rayas para señalar el orden de las ideas, entre guiones quedan las
aclaratorias. Para conectar las ideas acude generalmente a conjunciones o locuciones
causales o consecutivas y para lograr efectos persuasivos o para establecer la opinión
del emisor es frecuente el uso de modalizadores y subjetivemas.

La focalización
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Los verbos y los pronombres personales de un texto permiten al lector hacerse a una
idea de quién “está detrás”, es decir, el que lee puede hacerse una idea sobre el grado
de participación y de compromiso asumido por el que escribe. Así, por ejemplo, en la
exposición se aspira a conseguir la ilusión de objetividad usando la tercera persona y
las formas impersonales. En la argumenta ción se utilizan la primera persona del
singular cuando se desea sentar la posición y el compromiso personal del emisor con
lo que dice, la tercera persona es utilizada cuando se pretende alejarse de lo que es
afirmado, para tomar distancia y la primera persona del plural es usada para generar
empatía en el interlocutor.

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Resumiendo
Argumentar supone influir en el otro mediante estrategias del lenguaje.
La argumentación es una estructura global que se encuentra presente en el
discurso académico y suele compartir espacio con la exposición. La presencia de la
argumentación es necesaria cuando el experto precisa convencer al destinatario
sobre la validez de sus postulados por encima de los que esgrimen otros. El emisor
puede optar por usar la vía de la razón o la de la persuasión.
Se vale de estrategias discursivas (recursos retóricos) y de recursos lingüísticos para
ordenar los argumentos y orientar la interpretación del receptor. También el emisor
puede focalizar, aproximarse a lo afirmado o distanciarse, involucrar al otro o no
hacerlo. En la argumentación académica se conjugan rasgos propios de la
argumentación con otros propios de la exposición.

Actividad

Tema:Tipos de texto de circulación académica. Exposición y Argumentación

Escoja un texto que utilice frecuentemente en alguna de sus clases y reviselo


teniendo en cuenta las características de la exposición y de la argumentación
desarrolladas en esta Clase. ¿Cuál predomina? ¿Alguna vez se detuvo a reflexionar en
estas características cuando se los dio a leer a sus alumnos para facilitarles su
comprensión? Anote sus reflexiones en borrador. Escriba una conclusión y
compártala en el Foro correspondiente.

Bibliografía

ALONSO de RUFFOLO, María Soledad et al. (2013) Estrategias de comprensión y


producción textual. Tucumán. Editorial

de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.

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DALMAGRO, María Cristina et al. (2007) Cuando de textos científicos se trata. Guía
práctica para la comunicación de los trabajos de investigación. Córdoba.
Comunicarte.

LAGMÁNOVICH, Daniel (2008) Escribir en la universidad. Tucumán. Editorial de la


Facultad de Filosofía y Letras de la UNT.

PADILLA, Constanza et al. (2007) Yo expongo. Taller de prácticas de comprensión y


producción de textos expositivos. Córdoba. Comunicarte.

(2011) Yo argumento. Taller de prácticas de comprensión y producción de textos


argumentativos. Córdoba. Comunicarte.

VILLAVICENCIO, Manuel (2011) Escribir en la universidad. Cuenca. Ecuador. Servigraf.


Universidad de Cuenca

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