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2. Mita: La mita era un sistema de trabajo forzado utilizado en las minas y en la agricultura. Los
indígenas eran obligados a trabajar durante períodos prolongados en condiciones precarias y sin
recibir una remuneración justa. Esto contribuyó a la explotación de los indígenas y a la
concentración de la riqueza en manos de los españoles [1].
3. Repartimiento: El repartimiento era un sistema de distribución forzada de bienes y servicios a
los indígenas a precios determinados por los españoles. Esto permitía a los españoles obtener
ganancias a expensas de los indígenas, quienes se veían obligados a adquirir productos a precios
elevados [1].
4. Trajín: El trajín era un sistema en el que los indígenas eran utilizados como cargadores de
mercancías pesadas. Esto implicaba un trabajo extenuante y mal remunerado, lo que contribuyó
a la explotación de los indígenas y a la concentración de la riqueza en manos de los españoles
[1].
[2] Huntington, Samuel P. "Historia de dos constituciones." Foreign Affairs en Español, vol. 1,
no. 1, 2001, pp. 9-16.
[2] Huntington, Samuel P. "Historia de dos constituciones." Foreign Affairs en Español, vol. 1,
no. 1, 2001, pp. 9-16.
CAPITULO 2
El tema principal del texto es la desigualdad mundial y los modelos de crecimiento económico,
así como la crítica a las teorías que intentan explicar la pobreza en África y la influencia de la
cultura en la desigualdad económica.
3. La falta de instituciones adecuadas y los fallos del mercado son los verdaderos responsables
de la desigualdad económica. Como se menciona en el texto, la falta de incentivos para invertir
y aumentar la productividad, así como la inseguridad en los derechos de propiedad, son
ejemplos de cómo las instituciones deficientes pueden perpetuar la pobreza en ciertos países [4].
Además, los fallos del mercado, como la falta de competencia y la corrupción, pueden limitar el
crecimiento económico y aumentar la desigualdad [5].
En resumen, se puede argumentar a favor del texto defendiendo la postura de que la desigualdad
mundial se debe principalmente a la falta de instituciones adecuadas y a los fallos del mercado.
Los factores geográficos y culturales no son suficientes para explicar las diferencias económicas
entre países.
En cuanto a la hipótesis de la cultura, el autor argumenta que las diferencias culturales entre
países no pueden explicar las diferencias en el desarrollo económico. Por ejemplo, menciona
que Argentina y Chile son más prósperos que Perú y Bolivia, a pesar de tener similitudes
culturales [3]. Además, destaca que los factores culturales no pueden explicar por sí solos el
desarrollo económico del este de Asia y China [3].
En resumen, el autor argumenta que la falta de instituciones adecuadas y los fallos del mercado
son los factores más influyentes en la causa de la pobreza en África. Estos factores afectan
negativamente la inversión, la productividad y el crecimiento económico, perpetuando así la
pobreza en la región.
El autor argumenta que la cultura no puede ser considerada como la principal causa de la
desigualdad económica porque existen otros factores más influyentes, como la falta de
instituciones adecuadas y los fallos del mercado. Estos factores afectan negativamente la
inversión, la productividad y el crecimiento económico, perpetuando así la pobreza en la región
[4].
La división de Corea y las diferentes influencias políticas y económicas que recibieron cada una
de las partes jugaron un papel importante en la disparidad económica que se observa
actualmente entre Corea del Norte y Corea del Sur.
Las instituciones económicas inclusivas, como las de Corea del Sur o las de Estados Unidos,
posibilitan y fomentan la participación de la gran mayoría de las personas en actividades
económicas que aprovechan mejor su talento y sus habilidades y permiten que cada individuo
pueda elegir lo que desea. Estas instituciones ofrecen seguridad de la propiedad privada, un
sistema jurídico imparcial y servicios públicos que proporcionan igualdad de condiciones en los
que las personas pueden realizar intercambios y firmar contratos. Además, permiten la entrada
de nuevas empresas y dejan que cada persona elija la profesión a la que se quiere dedicar [1].
Por otro lado, las instituciones políticas inclusivas limitan el ejercicio arbitrario del poder y
distribuyen el poder de manera más equitativa en la sociedad. Estas instituciones permiten la
participación de la sociedad en la toma de decisiones políticas y económicas, protegen los
derechos individuales y promueven la competencia y la transparencia en el gobierno. Al
garantizar la igualdad de oportunidades y la protección de los derechos de propiedad, las
instituciones políticas inclusivas crean un entorno propicio para el desarrollo económico y la
prosperidad [2].
Otro ejemplo es Zimbabwe. Durante el régimen de Robert Mugabe, las instituciones políticas y
económicas extractivas permitieron la expropiación de tierras de los agricultores blancos y su
redistribución entre los aliados políticos de Mugabe, sin tener en cuenta la productividad o la
experiencia agrícola. Esta medida, junto con la falta de respeto al estado de derecho y la
corrupción generalizada, llevó a una disminución drástica de la producción agrícola y a una
crisis económica que condujo a la pobreza generalizada en el país [4].
Estos ejemplos ilustran cómo las instituciones extractivas, que concentran el poder y los
recursos en manos de una élite reducida, pueden obstaculizar el crecimiento económico y
generar desigualdad y pobreza en un país.
Esta postura se basa en la evidencia de casos como Corea del Sur y Estados Unidos, donde la
presencia de instituciones inclusivas ha permitido un desarrollo económico exitoso. Además, se
mencionan ejemplos de países como la República Democrática del Congo y Zimbabwe, donde
las instituciones extractivas han llevado a la pobreza y la falta de desarrollo económico.
[1] Max Weber, a quien mencionamos en el capítulo anterior, proporcionó la definición más
famosa y ampliamente aceptada de Estado, que identificó con el «monopolio de la violencia
legítima» en la sociedad.
1. Las instituciones económicas y políticas inclusivas han demostrado ser fundamentales para el
desarrollo económico y la prosperidad en varios países. Por ejemplo, Corea del Sur y Estados
Unidos han logrado un crecimiento económico significativo gracias a la presencia de
instituciones inclusivas que promueven la competencia, la igualdad de oportunidades y la
participación ciudadana [1].
3. Las instituciones inclusivas permiten que todas las personas tengan acceso a oportunidades
económicas y participen en la toma de decisiones políticas. Esto promueve la igualdad de
oportunidades y reduce la brecha económica y social, lo que a su vez contribuye a un desarrollo
más equitativo y sostenible [2].
4. Por el contrario, las instituciones extractivas, que concentran el poder y los recursos en manos
de una élite reducida, obstaculizan el desarrollo económico y generan desigualdad y pobreza.
Ejemplos como la República Democrática del Congo y Zimbabwe ilustran cómo estas
instituciones han llevado a la explotación de recursos naturales sin beneficios para la mayoría de
la población y a la expropiación de tierras sin considerar la productividad o la experiencia
agrícola [3] [4].
En resumen, argumentar a favor del texto implica destacar cómo las instituciones económicas y
políticas inclusivas son fundamentales para el desarrollo económico y la prosperidad,
promoviendo la competencia, la igualdad de oportunidades y la participación ciudadana.
Además, se puede señalar cómo las instituciones extractivas obstaculizan el crecimiento
económico y generan desigualdad y pobreza.