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Ética y moral no son sinónimos

No son sinónimos puesto que la moral es el componente humano y social que tiene que ver con las
relaciones de las personas en la sociedad, pero que corresponde a la propia existencia del ser
humano, además son aquellas características que presentan las relaciones sociales de cómo se
conjugan los intereses individuales y colectivos. La moral norma la conducta de manera directa.

No es posible hablar de moral prescindiendo de valores, bienes, deberes, conciencia, felicidad, fines
de la conducta, libertad, virtudes, etc.

Mientras tanto la ética se define por ser la disciplina filosófica que tiene como objeto de estudio la
moral. Como parte de la Filosofía, la Ética es un tipo de saber que intenta construirse
racionalmente, utilizando para ello el rigor conceptual y los métodos de análisis y explicación
propios de la Filosofía. Como reflexión sobre las cuestiones morales, la Ética pretende desplegar los
conceptos y los argumentos que permitan comprender la dimensión moral de las relaciones
humanas en cuanto tal dimensión moral, es decir, sin reducirla a sus componentes psicológicos,
sociológicos, económicos o de cualquier otro tipo (aunque, por supuesto, la Ética no ignora que
tales factores condicionan de hecho el mundo moral).

Las teorías éticas, a diferencia de las morales concretas, no buscan de modo inmediato contestar a
preguntas como “¿qué debemos hacer?” o “¿de qué modo debería organizarse una buena
sociedad?”, sino más bien a estas otras: “¿por qué hay moral?”, “¿qué razones –si las hay– justifican
que sigamos utilizando alguna concepción moral concreta para orientar nuestras vidas?”, “¿qué
razones, –si las hay– avalan la elección de una determinada concepción moral frente a otras
concepciones rivales?”.

Las doctrinas morales se ofrecen como orientación inmediata para la vida moral de las personas,
mientras que las teorías éticas pretenden más bien dar cuenta del fenómeno de la moralidad en
general.

¿Cuáles son las tareas fundamentales de la ética?

Entre las tareas de la Ética, no sólo figura la aclaración de lo que es la moralidad y la


fundamentación de esta, sino la aplicación de sus descubrimientos a los distintos ámbitos de la vida
social: a la política, la economía, la ecología, la medicina, la ingeniería genética, etc. Si en la tarea
de fundamentación se descubren determinados principios éticos, la tarea de aplicación consistirá en
averiguar cómo pueden esos principios ayudar a orientar los distintos tipos de actividad.

¿En qué consiste la estructura de la moral?

En la actualidad prima el criterio acerca de que la moral presenta una estructura compleja integrada
por la actividad moral, la relación y la conciencia morales.

La actividad moral es la particularidad cualitativa que distingue a los actos humanos por la
implicación que tienen para un individuo o una colectividad. Para comprender la esencia de la
actividad moral hay que tener en cuenta los rasgos fundamentales que la distinguen: la motivación,
el resultado y la valoración correspondiente de ambos aspectos. La motivación, como su nombre lo
indica, es el motor que impulsa la conducta; mientras que el resultado es la acción moral
concretada. La valoración es el proceso evaluativo de la motivación y del resultado que se realiza
por la colectividad o por el propio sujeto en forma de autovaloración.

El segundo componente estructural de la moral como fenómeno social es la relación moral. Para
comprender el alcance de este concepto resulta imprescindible referirlo al de relación social. Siendo
el ser humano el conjunto de sus relaciones sociales, la relación moral es aquella calidad de ellas
que se expresa en el hecho de implicar una afectación favorable o desfavorable con respecto a un
individuo o un grupo. O sea, la relación social por sí misma no necesariamente presenta un
contenido moral, lo adquiere en la medida en que el vínculo establecido por el sujeto tiene
implicaciones para sus semejantes. Tipos fundamentales de relaciones morales: relaciones del
individuo con otras personas, con la colectividad, con la comunidad nacional, con la comunidad
planetaria (humanidad).

El tercer elemento de la estructura de la moral lo constituye la conciencia moral. Aunque


tradicionalmente se le ha caracterizado como el lado ideal de la moralidad, debemos tener presente
que la conciencia moral es subjetiva por su forma, pero objetiva por su contenido. Con este
criterio nos pronunciamos en contra del punto de vista que tiende a caracterizar la actividad moral
como objetiva y la conciencia moral como subjetiva. La actividad moral, la relación y la conciencia
morales solamente pueden ser aprehendidas en toda su riqueza si se comprenden como resultado de
la interrelación dialéctica de lo objetivo y lo subjetivo. La conciencia moral es la especificidad que
caracteriza a los fenómenos de la conciencia consistente en reflejar los intereses individuales o
colectivos, constituye una forma especial de asimilación espiritual de la realidad.

Hasta aquí este breve acercamiento a las principales características de cada concepto. Esperamos
que hayan quedado aclaradas las posibles dudas, confusiones o interrogantes al respecto.

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