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CAPITULO XVI

1900-1916
1.a muerte viole. de Ulises Heureaux, en julio de 1899,
puso fin a una era y coincidió aproximadamente con la
terminación del Siglo XIX.
Empezó entonces en l a hi stori a domi ni cana un período di fíci l
y turbulento de 17 años, que desembocó en l a segunda pérdi da
de la soberanía nacional , esta vez en provecho de l os E stados
Unidos de Norteamérica.
Durante el citado período, se sucedieron 13 gobiernos
e n e l país, sin contar las provi si onal i dades entre l a caída de uno
y la insta- l a c i ó n d e l s i g u i e n t e . H u b o n u e v e r e v o l u c i o n e s q u e
culminaron en cambios de gobierno, así como ocho
elecciones presidenciales. (5 directas y 3 por el Congreso). El
g o b i e r n o d e m á s c o r t a d u r a c i ó n f u e el de W encesl ao Fi guereo,
que duró apenas un mes a l a muerte de H eureaux, y el más l amo
fue el período continuo de casi sei s años de R a m ó n C á c e r e s ,
entre los años 1.5y 1911.
Esta etapa se caracterizó, además, por la pérdida gradual de
la influencia de las naciones europeas sobre el país, a medida que
crecía la injerencia política y económica de los Estados Unidos
de América. Este último país, tras anexarse Puerto Rico, y
crear un protectorado en Cuba, y abrir el Canal de Panamá,
c o l o c ó e l M a r C a r i b e h a l o l a i nfl uenci a di recta y constante de l os
gobi ernos de Washington, l os cuales se inmiscuyeron, cada vez más, en
los asuntos internos dominicanos.

Las Constituciones

Cuando terminó el largo periodo del gobierno de Ulises I ',u -


reaux, estaba vigente en la Constitución.

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En noviembre de 1899, el gobierno provisional encabezado,
Vásquez convocó a una Asamblea constituyente, a fin de preparar
un texto nuevo que abrogará la Constitución Lilisista de 1898,
pero el momento político fue tan intranquilo, que los
constituyentes no pudieron adelantar mucho, y si bien se preparó
y votó un documento, los acontecimientos políticos impidieron que
fuera promulgado. Más tarde, cuando en 1902 el corto gobierno de
Juan Isidro Jiménez fue derrocado, se dispuso expresamente que
se mantu-viera en vigor la Constitución de 1896. En 1903 se
convocó de nuevo al Congreso constituyente, para que continuara
con la misión de redactar una nueva carta magna, pero el gobierno
de Vásquez, que hizo la convocatoria, cayó y los trabajos se
suspendieron otra vez y el nuevo gobierno que sustituyó al de
Vásquez, el de Morales Languas-co, decidió regirse por la
constitución de 1896. Finalmente, al iniciarse el largo y pacífico
período de Ramón Cáceres, se hizo una nueva convocatoria en
febrero de 1907, y el Congreso; Nacional se reunió como Asamblea
Constituyente. Pero los congresistas se limitaron a reiniciar los
debates sobre el texto propuesto por el gobierno provisional de
Vásquez de 1899 y a pesar de que muchos diputados insistieron
que ello no era correcto, en junio de 1907 se aprobó el texto, que
fue promulgado por Cáceres en septiembre de ese mismo año. El
alegato de los diputados disidentes era que ellos habían sido
convocados para preparar una nueva Constitución, y no para
ratificar lo que se había discutido en 1901 y que había sido sólo
aprobado en primera lectura en ese último año. Se señaló que
como la constitución en vigor era la de 1896, debía haber-se
hecho una convocatoria especial al tenor de ese texto, para que
los diputados con libertad propusieran y debatieran un texto
nuevo. Pero esta propuesta fue rechazada por el Congreso375 y se
promulgó el texto inicialmente aprobado en 1901. 1, a constitución
que tanto tiempo había tomado aprobar no resultó ser muy
diferente a la que sustituía. Hubo pocos cambios de fondo,
pudiéndose señalar únicamente que en ella se abolió totalmente-te
la pena de muerte, se ampliaron los derechos políticos y se previó
la creación, por ley, de Cortes de Apelación y de dar funciones de
Casación a la Suprema Corte de Justicia. Aparte de eso, los
cambios fueron más cuestión de forma. Pero el problema
presentado durante el debate sobre esa constitución, relativo a si
era o no correcto en 1907 aprobar definitivamen-375) Gaceta
Oficial (1710, 1717 y 17181,1907.

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La Constitución de 1906 se inicia con la corta frase de "En
nombre del pueblo". parece intranscendente, la nueva fórmula
afirma el principio de que toda autoridad, toda soberanía emana del
pueblo, consagran-do finalmente la teoría de Rousseau y otros
filósofos del siglo XVIII. Toda mención religiosa quedó fuera de esta
constitución, al prevale-ser la teoría de la moral social que Hostos
había insuflado en la intelectualidad dominicana de la época.
Igualmente, el formato de la Constitución de 1908 se ha mante-nido
casi invariable hasta la fecha. La división del texto en 12 Títulos Y de
estos en secciones, es casi la misma en todas las constituciones
desde la de 1908, salvo que la de 1963 fue precedida de una larga
Primera parte referente a las "relaciones económicas -les«Pero cuya
segunda parte, fue en esencia la misma que las anteriores.

En cuanto al presidente, continuó siendo elegido por el voto


indirecto a través de elecciones primarias que designaban a
electores, los cuales: su vez escogerían tanto al presidente, como a
los legisladores. Los cambios en el Poder Judicial fueron profundos y
permanecen aún. A la Suprema Corte de Justicia se le dieron
funciones de tribunal de Casación, creando por primera vez en el país
el tan necesario recurso de juzgar si las leyes han sido bien o mal
aplicadas en los fallos de última instancia de los tribunales
inferiores. Igualmente se restablecieron las Cortes de Apelación, una
para Santo Domingo y otra para Santiago. Con estas reformas se
estableció definitivamente en el país el doble grado de jurisdicción,
con el recurso extraordinario de Casación, tal como lo tenemos hoy
día, asimilándose entonces más claramente nuestro sistema judicial
al francés en vigor.

La Justicia

El período que estudiamos contiene una importante innovación


en la organización judicial de la República, piles, como vimos, en él
se estableció definitivamente el Recurso de Casación. La Casación se
había establecido en Francia en plena época de la revolución, con la
creación en 1790 del Tribunal de Casación y se ha mantenido allí de
manera continua desde entonces. La función del Tribunal de Casación
ha sido de anular las sentencias.
En mayo de ese mismo dio 1908, el Congreso dictó la Ley No.
4845 Sobre Organización de los Tribunales y de Procedimiento de
Casación, la cual estableció el citado recurso y además dispuso la
creación de dos Cortes de Apelación, una en Santo Domingo y la otra
decía las Cortes de en Santiago, cumpliendo así el precepto
constitucional que restablece Apelación, inexistentes desde que
abolió en 1858 la Constitución de Moca que las había establecido.

El Recurso de Casación bajo la ley de 1908 no quedó muy


claramente establecido, conteniendo dicha ley numerosas lagunas,
por lo que 3 años después el Congreso dicté una Ley de Casación más
clara, amplia y específica y con mayor similitud con el Recurso de
Casación francés. La Ley del 12 de abril de 1911 dejó en vigor la
parte de la Ley de 1908 que se refería a otros aspectos de Organiza-
Judicial, agrupando todos los aspectos de esa ley referentes a la
Casación en el nuevo texto de 1911.

Congreso dictó la Ley No. 4845 Sobre Organización de los


Tribunales y de Procedimiento de Casación, la cual estableció el
citado recurso y además dispuso la creación de dos Cortes de
Apelación, una en Santo Domingo y la otra decía las Cortes de en
Santiago, cumpliendo así el precepto constitucional que restable
Apelación, inexistentes desde que abolió en 1858 la Constitución de
Moca que las había establecido.377 se El Recurso de Casación bajo
la ley de 1908 no quedó muy claramente establecido, conteniendo
dicha ley numerosas lagunas, por lo que 3 años después el Congreso
dicté una Ley de Casación más clara, amplia y específica y con mayor
similitud con el Recurso de Casación francés. La Ley del 12 de abril
de 1911 dejó en vigor la parte de la Ley de 1908 que se refería a
otros aspectos de Organización Judicial, agrupando todos los
aspectos de esa ley referentes a la Casación en el nuevo texto de
1911.
El Régimen de la Tierra Al estudiar el régimen inmobiliario
dominicano existente a lines del siglo XIX, en un capítulo anterior,
advenimos cómo el sistema imperante de propiedad de la tierra rural,
el de los terrenos comuneros, se fue resquebrajando y explicamos las
razones de ello. A principio del siglo XX esa situación continuaba y se
agravaba. En el presente Capítulo veremos las tentativas de solución
a este grave problema nacional. La apertura de más tierras para las
grandes plantaciones continuaba acelerándose, y la demanda era,
pues, mayor para la obtención de títulos de propiedad. Los fraudes,
engaños y despojos se incrementaron a medida que los gobiernos
otorgaban concesiones a los inversionistas, mayormente extranjeros,
para sus grandes explotaciones agrícolas, particularmente de caña de
azúcar. Nuevas leyes se dictaron para favorecer estas actividades,
coma lo fueran la Ley de 1900 que prohibió la crianza fuera de cercas
en los terrenos aledaños de ciudades, y la Ley de 1903 que creó
Juntas de Fomento.

El procedimiento implicaba la designación por un juez de Notario para


recibir los títulos que pudieren presentar los reclaman y condueños
del Sitio Comunero y de un Agrimensor para las mensuras. Este
último debía hacer una medición del perímetro general del sitio, y
otra dividiendo el terreno entre los de posesiones y sus
reclamaciones, dando a cada uno la. porción que le correspondía, en
proporción al número de "acciones" que poseyeran. Filialmente, de
haber habido acuerdo entre los documentos que tenía el Notario y la
partición numérica que hacía el Agrimensor, el juez dictaba una
sentencia de homologación que aprobaba el procedimiento. Pero de
no haber concordancia entre los títulos y la mensura, lo que era
frecuente, o de haber oposición de vecinos y otros reclamantes sin
título, el asunto se convertía en litigioso y era objeto de un
procedimiento judicial ante el juez de Primera Instancia. La sentencia
de homologación o la que diera final al litigio, era atributiva de
propiedad, y la copia o extracto de la misma servía de título al
dueño. Ante todo, digamos que la ley de 1911, junto con la Ley de
Agrimensura de 1884 aún vigente en ese momento, sólo daban
derecho a pedir la mensura, deslinde y partición de terrenos
comuneros a los que poseyeren sobre los mismos algún título, o sea
alguna prueba documental en que basar sus derechos. Pero es sabido
que muchos poseedores de predios en los terrenos comuneros lo eran
por prescripción adquisitiva, o como herederos de algún dueño de un
título viejo, pero que no hubiera sido objeto de partición, o sus
títulos se habían perdido o deteriorado, por lo que no pocos
ocupantes quedaban imposibilitados de presentarse a hacer valer sus
derechos bajo el Procedimiento de la Ley de 1911, y sólo les quedaba
el recurso de oponerse a la partición ya iniciada, acudiendo al
procedimiento ordinario del derecho común bajo los Códigos.

La ley del 1911 sí fue el primer esfuerzo serio de darle una solución
definitiva al problema de los terrenos comuneros, pero contenía
varios defectos graves, que desnaturalizaron cualquier intención que
tuvieran los legisladores de resolver el problema de los bienes
rurales en el país. Veamos de manera somera aspectos básicos de esa
ley y sus defectos. Tan pronto fue dictada la ley se inició una veloz
carrera para la fabricación y presentación de títulos falsos, para
cumplir con el plazo de 3 meses que se daba para depositar los
títulos y pruebas de derechos de propiedad, antes de comenzar la
mensura del sitio a partir. Como la usucapión no era una forma
permitida por la ley para obtener derechos en la partición de un Sitio
Comunero, los reclamantes o s títulos se hubieran interesados que no
perdido o destruidos.

La ley contenía otra iniquidad, que perjudicó grandemente a los


terratenientes pobres. En su artículo 6 se dispuso que a persona una
a ocupase más terreno "del que corresponda, esta comprar el exceso
a aquel a quien haya correspondido, o a venderle las mejoras". Este
sistema, que rememora el sistema de composición de la época
colonial, obligó a quienes poseían más terrenos que los que bajo
títulos les tocabais, a venderle a precio vil al colindante más
poderoso, si es que no poseían los medios económicos para comprar
el exceso de terrenos que ocupaban, como era lo más común los
miles de campesinos pobres del país, que o predios forma precaria.
sin títulos que mostrar.

Libros y registros públicos donde anotar las operaciones. Importante


disposición de esta ley fue la que prohibió la instrumentación de
actos notariales sobre títulos rurales que no estuvieran previamente
inscritos y en los actos debía hacerse mención de la inscripción.
Igualmente, la ley dispuso que quien tuviera una posesión
desprovista de título, podía registrar una declaración al efecto,
avalada por testigos, y que debía publicarse en la Gaceta Oficial y en
el Boletín Judicial, la cual no era atributiva de derechos, pero que
era un paso importante para regularizar la prescripción adquisitiva,
puesto que si no había oposición, al homologar-se una partición bajo
la Ley de 1911, el reclamante bajo esta forma obtendría título en
firme. El plazo de un año para las inscripciones resultó ser muy
corto, y por diversas leyes fue ampliado hasta el año 1920. Las leyes
de 1911 y 1912 parecieron ser un conjunto de disposiciones que
pondrían en claro, al fin, el caos en el sistema inmobiliar dominicano.
Con ellas se logró algo, pues no hay duda que en muchos casos se
aclaró la confusión y gran cantidad de sitios comuneros dejaron de
serlo para pasar sus condueños a tener títulos individualizados y
registrados. Pero también se llenaron los tribunales de litigios como
consecuencia de las particiones, se fabricaron títulos falsos y
declaraciones mendaces sobre prescripción adquisitiva y se realizaron
otros fraudes en contra de reales propietarios. Igualmente, el
período caótico entre 1912 y 1916, con tantas revoluciones y
gobiernos efímeros, no fue ciertamente la mejor época para poner en
claro tan grave problema.

Los Empréstitos y las Finanzas De igual importancia que los cambios


en la legislación de tierras, durante este período son las leyes y
convenios que se refieren a la deuda pública nacional y los acuerdos
internacionales celebrados en tono. Recordemos que al acabar el
siglo XIX, que coincidió con la Muerte de Heureaux y el fin de su
larga dictadura.

frente a sí a una República débil, con gobernantes timoratos y con


poco espacio para maniobrar, mientras que los acreedores tenían la
fuerza y arrogancia que les daba el apoyo de sus gobiernos. De ahí
que, a partir de 1900, los gobiernos que se sucedieron trataron de
llegar a acuerdos con los representantes de los acreedores foráneos,
buscando moratorias y acuerdos de pago. Empieza entonces el lento e
inexorable proceso de entrega de nuestra independencia económica a
través de los llamados Protocolo de enero de 1903. Laudo Arbitral de
junio de 1904, acuerdo financiero de febrero de 1905, Plan de
ajustes de septiembre de 1906, Empréstito de septiembre de 1906 y
finalmente la Convención Domínico-americana de febrero de 1907.
Cada uno de esos convenios son hitos de la caída de nuestra
soberanía en el lento y tortuoso camino que los dominicanos
recorrimos hasta dejar nuestras finanzas en manos extranjeras. paso
previo a la pérdida total de la soberanía en 1916. IV entra en el
objeto de esta obra, estudiar los problemas financieros dominicanos
debiendo circunscribirnos, sufriditos de la cuestión. Así, pues,
haremos ahora una Constitución.

Concomitantemente con los acontecimientos que acabamos de


describir, durante el período 1900-1916, los distintos gobiernos del
país dictaron importantes medidas en el ramo de la economía que es
conveniente citar: Hasta ese momento el país no contaba con
legislación en materia bancaria y no se había establecido ningún
banco extranjero en el país, a pesar de que en 1869 el gobierno
había autorizado a dos norteamericanos, Edward Prime y Edward
Holles.

Habiéndose ajustado la deuda de dólares, Todas las anteriores


disposiciones, especialmente la última, dejaron al país de hecho
sometido al tutelaje económico y político norte-americano, y le dio a
ese gobierno los instrumentos que requería para asumir su posterior
control total sobre la nación.

En 1909 se dictó la primera ley de estadísticas, que hizo obligatorio a


las oficinas gubernamentales llevar datos sobre actividades y luego
enviarlos a la oficina de Estadística Nacional creada en virtud de la
misma. Por ley también se hizo obligatorio a los particulares
suministrar a esa oficina los datos e informes que ésta requiriera
para establecer la estadística nacional en todos los ramos. En la
referida oficina se crearon 4 secciones, según el tipo de estadística
necesitada: la demografía, la de censo, la socio-grafía y la comercial
y administrativa. Como se habrá notado, la mayoría de estas medidas
legislativas se tomaron durante el período de casi 6 años de la
Presidencia de Ramón Cáceres, durante el cual hubo cierta bonanza
económica tos estabilidad política. Durante esos años hubo
significativos vauitlebria, en la producción y exportación de azúcar.
unido a mejores precios de esos productos

Fin del Período 1900-1916

Al romperse la estabilidad política con la muerte violenta de Cáceres


en noviembre de 1911, vuelven los gobiernos efímeros. Entre esa
fecha y la intervención norteamericana, apenas transcurrieron 5
años, y sin embargo durante ese período el país tuvo 6 presidentes y
una larga y cruenta guerra civil. Fue una etapa en la que fuimos
cayendo paso a paso hacia lo inevitable, la pérdida total de nuestra
soberanía y la ocupación de nuestro territorio por fuerzas militares
extranjeras. En lo jurídico, muy poco fue lo que se realizó durante
esos últimos cinco años, pues los gobiernos apenas tuvieron tiempo
de organizarse, ya que eran depuestos o caían por alguna coyuntura
política.

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