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Universidad de La Sabana

Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas


Seminario: Descartes, Leibniz y Pascal
Alejandro Beltrán Calvachi
Sobre qué es claro y distinto
En el presente ensayo indagaremos qué significa claro y distinto para el filósofo
René Descartes, apoyados en el Discurso del método, y veremos la función que cumple
cada uno de esos dos conceptos en las Meditaciones Metafísicas. Para lograr nuestro
objetivo revisaremos fragmentos tanto del Discurso, Los principios de la filosofía y
Principios de filosofía de Descartes. Pero, antes de entrar de lleno a la lectura de Descartes,
conviene saber de dónde viene la necesidad de un conocimiento claro y distinto.

Ya sabemos que, dentro del pensamiento cartesiano, es de suma importancia


encontrar algún fundamento que sea a prueba de toda duda. Este deseo por encontrar
aquello sobre lo que fundar el conocimiento no es una investigación que viene de manera
gratuita; durante el renacimiento el escepticismo tuvo cierto resurgimiento debido a cierta
desconfianza en los fundamentos del aristotelismo. Gianfrancesco Pico della Mirandola,
por ejemplo, se vale de materiales escépticos para afirmar que las teorías filosóficas, y la
razón, no pueden alcanzar la Verdad1; solo la fe sería necesaria para lograr tal objetivo.
Tanto la desconfianza en el aristotelismo, como en la razón, dieron paso no solo a filosofías
que rescataban el escepticismo, sino a la formación de cultos esotéricos, brujerías,
sortilegios2 etc. De ahí la necesidad de Descartes por encontrar algo que pudiera dar un
suelo firme sobre el que construir el pensamiento. El nuevo método cartesiano tenía, pues,
que construir bases seguras en contraposición al edificio del aristotelismo mientras
preservaba la confianza en la razón.

Pues bien, en la primera parte del Discurso se hace evidente la preocupación de


Descartes por el conocimiento. Nos narra cómo, desde su niñez, Descartes fue alguien
completamente dedicado a sus estudios, no obstante, ya siendo bastante versado en
diferentes tipos de conocimiento, este filósofo dice encontrarse desilusionado con lo que

1
G. Reale y D. Antíseri, Historia de la filosofía 3. Del humanismo a Descartes, pág. 98.
2
J. Xiol, Decartes. Un filósofo más allá de toda duda, pág. 51.
había aprendido, pues ningún tipo de sabiduría o estudio le garantizaba ser libre de toda
duda. La filosofía, por ejemplo, fue cultivada por los más «excelentes ingenios», mas eso
no la salvó de tener una infinidad de cuestiones donde cada una de ellas es tan dudosa como
la otra3.

Siendo aquella la situación en la que se encontraba el filósofo francés, pareciera ser


necesario preguntarse si acaso era sensato derribar todo lo ya construido y montar un nuevo
edificio por completo. En un principio pareciera que esa fuera la intención de Descartes, sin
embargo, no es del todo así. Este filósofo, en la segunda parte del Discurso, hace una
analogía entre los Estados que “observaron las constituciones de algún prudente legislador”
y los Estados que formularon sus leyes según las incomodidades de los crímenes que
surgían. En esta comparación el primer tipo de Estado pareciera ser el mejor, pues había
una organización completa donde todo iba orientado hacía un mismo fin, mientras que en el
segundo caso la cuestión era un poco más caótica. No obstante, Descartes apela a que
ningún particular debería hacer semejante tarea; él afirmó que construiría su propio edificio
sin pretensiones de ser imitado. En últimas, Descartes sí está preocupado por fundamentar
el conocimiento, pero quiere mantenerse prudente afirmando que esto es solo una nueva
propuesta por parte de él.

Descartes, no queriendo tropezar en esta tarea que se impuso, dice no querer


desechar de inmediato todas las opiniones que en algún momento lo educaron; la filosofía,
la lógica y las matemáticas seguirían constituyendo una parte importante en su
pensamiento, mas este filósofo buscaría la manera de preservar todas las ventajas de estas
materias sin caer en sus errores. Es así como llegamos a las cuatro (4) reglas del método
que debemos seguir para incrementar nuestro conocimiento sin caer en la falsedad o en los
errores de otras áreas del saber. Las reglas son:

[La primera es] no admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con
evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención,
y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y
distintamente a mi espíritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda. El
segundo, dividir cada una de las dificultades que examinaré en cuantas partes fuese
posible […] El tercero, conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por
los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco,

3
R. Descartes, Discurso del método, pág. 105.
gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos […] y el último, hacer
en todo unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a
estar seguro de no omitir nada4.

La primera regla nos es de gran interés para nuestro objetivo, pues esta primera
regla se trata del mismo principio del que Descartes se valdrá en las Meditaciones para
fundamentar las ciencias: «Primero pienso, luego existo». En primer lugar debemos tener
en cuenta que esta regla no es un silogismo sino una proposición única 5; “se trata de un
principio normativo fundamental”6, es un acto que se auto justifica al no necesitar ningún
tipo de demostración para su garantía, o sea, es como un principio. Esta idea que no
necesita ningún tipo de base argumentativa es, pues, a lo que Descartes llama claro y
distinto.

En los Principios de filosofía Descartes define una percepción clara como “aquella
percepción que es presente y manifiesta a un espíritu atento” 7 y la distinta como “aquella
que es en modo tal separada y precisa de todas las otras que solo comprende en sí lo que
manifiestamente aparece a quien considera como es preciso”. Esto lo que nos quiere decir
es, en primer lugar, que una percepción clara es similar al conocimiento de algo que se
hace evidente para quien se le manifiesta tal saber. Un ejemplo puede ser más claro: Yo
pienso. La percepción distinta es lo que no podemos confundir, de ninguna manera, con
otra cosa; distinguimos lo verdadero de lo falso, por ejemplo. En síntesis, una idea clara y
distinta nace de una intuición simple que, voluntariamente, acepta o niega lo que se le
manifiesta. Podríamos pensar, por ejemplo, en el principio de no contradicción. Es algo
evidente que no necesita de ninguna demostración y las personas, voluntariamente, pueden
escoger entre aceptarlo o no aceptarlo

Por último, como habíamos dicho, esta noción de lo claro y lo distinto le es útil a
Descartes en las Meditaciones, pues a partir de esta verdad es que se puede fundamentar un
conocimiento. Sin embargo, la cuestión no termina ahí. Una objeción que se le puede hacer
al cogito ergo sum es que es una proposición que carece de contenido, más con la noción de
lo claro y distinto Descartes llena de contenido esta misma proposición, eso sucede de la

4
R. Descartes, Discurso del método, pág. 114.
5
B. Spinoza, Principios de filosofía de Descartes, pág. 175.
6
G. Reale y D. Antíseri, Historia de la filosofía 3. Del humanismo a Descartes, pág. 436.
7
R. Descartes, Principios de Filosofía, pág. 48.
siguiente manera: si todas las cosas de las que conocía eran dudosas, por descarte se debía
deshacer de ellas por no ser ni claras ni distintas. Sin embargo, todas las cosas que hizo
antes de encontrar la verdad8 de lo claro y lo distinto son ideas que, en últimas, proceden de
esa misma esencia que le garantiza la seguridad del conocimiento. Por lo tanto, en la
medida que todas esas cosas se siguen de su existencia, “todas ellas se pueden concebir
bajo un mismo atributo, se sigue que todas estas cosas son verdaderas y pertenecen a su
esencia”9.

Bibliografía.

R. Descartes. Obras completas, René Descartes, (Trad. M. Flórez): Gredos.

R. Descartes, (2002). Principios de Filosofía, (Trad. G. Quintas) Barcelona, España:


Alianza editorial.

B. Spinoza, (2022). Principios de filosofía de Descartes, (Trad. A. Domínguez), Madrid,


España: Alianza editorial.

G. Reale, D. Antíseri, (2018). Historia de la filosofía 3. De humanismo a Descartes, (Trad.


J. Gómez), Bogotá, Colombia: Editorial San Pablo.

J. Xiol, (2015). Descartes. Un filósofo más allá de toda duda. España: Bonalletra
Alcompas, S. L.

8
No querer equivocarse, desear entender, dudar etc.
9
B. Spinoza, Principio de filosofía de Descartes, pág. 178.

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