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Universidad de La Sabana

Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas


Alejandro Beltrán Calvachi
¿Se puede ser un indiferente moral?
En primer lugar debemos tener en cuenta que una persona amoral no es una que
obre con malas acciones, es una que busca no obrar del todo, al menos según Carlos
Gómez y Javier Muguerza (2009). Ahora, ambos autores apelan a que una persona amoral
opta por no hacerse cargo de su propia vida y, en cierto sentido, tiene una actitud que busca
reflejar que nada importa. En cierto sentido podríamos interpretar la amoralidad como el
estilo de vida que lleva el Extranjero en la famosa novela de Albert Camus: El extranjero.

Pues bien, volviendo a la pregunta, considero que ser un indiferente moral es


completamente posible en la actualidad y, siguiendo la comparación con Camus, uno de los
motivos puede ser el choque con lo absurdo. Si bien Camus, en El mito de Sísifo, busca
concentrarse en el suicidio, considero que una de las causas de la amoralidad puede ser el
choque con lo absurdo. En pocas palabras, los sentimientos de los absurdo se pueden dar de
muchas maneras y en diferentes momentos: cuando alguien rompe con la rutina y se
pregunta por sus acciones, pensar en la vejez, pensar en la muerte y sentirse extranjero a
todas las cosas que nos son cercanas.

Ahora, ese sentimiento de lo absurdo también se puede manifestar cuando una


persona se llega a enfrentar con las contradicciones de la razón o cuando se ve rodeada por
los muros del escepticismo. Es claro que si uno no tiene certeza de un mundo exterior, el
propio sujeto se vuelve la medida de todas las cosas y eso resulta en un egoísmo bastante
radical. Sin embargo, puede también caer la duda acerca del propio Yo, pues no se está
segur de lo que uno Es. En ese sentido, todo parece perder significado y la persona que
sufre el absurdo termina siendo un suicida o un indiferente a toda esta situación.

En el texto de Carlos Gómez y Javier Muguerza se apela a que la moral viene ser
algo similar a un esfuerzo por vivir, no obstante ¿qué sentido puede tener el vivir bien
cuando ni siquiera sabemos que aquella proposición es verdadera? Intentar racionalizar el
absurdo, con un sentido teleológico o la Fe, por ejemplo, sería un intento de rechazar lo
absurdo o de convertirlo en un Dios, como diría Camus. Pero si uno persiste en el absurdo
la indiferencia a la moral pareciera ser una opción por lo menos viable para lidiar con el
peso de un mundo irracional carente de significado.

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