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Síntesis de la obra

El propio René Descartes, como aparece en el prefacio, divide su Discurso en seis partes:

Primera parte

Constituye una autobiografía intelectual en la que Descartes pone en duda todos los
conocimientos aprendidos a lo largo de su educación. En esta primera parte Descartes
propone un nuevo método para llegar a un saber que sea seguro. Al mismo tiempo realiza
una rotunda crítica de las ciencias y de la filosofía escolástica de su tiempo. Tras este
rechazo admite que sólo las matemáticas y el conocimiento de otras personas, mediante los
viajes, ofrecen un saber seguro, pero Descartes termina rechazando también los viajes
debido a que las contradicciones que existen entre unos pueblos y otros no le permiten
descubrir la verdad. Concluye diciendo que la única forma de encontrar la verdad es en uno
mismo.[cita  requerida]

Segunda parte

Al principio de esta segunda parte, nos habla del invierno en el que junto a una estufa,
dispuso de la tranquilidad necesaria para empezar a elaborar su método. Señala a
continuación que las ciencias al haber sido realizadas por múltiples autores, cada uno con
su diferente opinión, no son portadoras de un verdadero saber. Propone renunciar a esta
diversidad de opiniones que nos han sido enseñadas y en su lugar elegir otras con nuestra
propia razón, ya que las creencias a las que nos han educado desde nuestro nacimiento
dependen del entorno en el que hayamos nacido y de las personas que nos las hayan
inculcado. Debemos reformar estas creencias distinguiendo lo verdadero de lo falso pero
manteniendo un cimiento personal. Descartes aclara que esta reforma no está encaminada a
reformar la enseñanza oficial, ni el orden social, sino que sólo expone cómo él ha llevado a
cabo una reforma de su propio pensamiento. Una vez aclarado esto, toma la decisión radical
de dudar de forma metódica y provisional de todo lo que le rodea. A continuación expone
de forma muy breve los fundamentos de su nuevo método, los cuales ha encontrado en la
lógica, en el análisis geométrico y en el álgebra. Estos fundamentos son tan sólo cuatro
reglas:1

1. «El primero, no admitir jamás cosa alguna como verdadero sin haber conocido con
evidencia que así era».
2. «El segundo, en dividir cada una de las dificultades que examinare, en tantas partes
fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución».
3. «El tercero, en conducir con orden mis pensamientos, empezando por los objetos
más simples y más fáciles de conocer, para ascender poco a poco, gradualmente,
hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre
los que no se preceden naturalmente».
4. «Y el último, en hacer en todo recuentos tan integrales y unas revisiones tan
generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada».

Tercera parte
Descartes en la segunda parte había establecido la duda metódica para poder llegar a la
verdad, pero él explica, en la tercera parte que, mientras se dedica a dudar de todo, tiene
que crear una moral provisional que rija su vida. Esta moral provisional tenía una serie de
máximas.[cita  requerida]

1. La primera consistía en obedecer las leyes y costumbres de su país, conservar la


religión y guiarse por las opiniones más moderadas.
2. La segunda máxima consistía en ser lo más firme y lo más decidido en las acciones
y en seguir, con no menos firmeza, las opiniones más dudosas como si hubieran
sido verdaderas.
3. La tercera máxima consistía en cambiar los propios deseos antes que el orden del
mundo. Afirma que nada excepto los pensamientos están enteramente en nuestro
poder.

Como conclusión a su moral provisional el primer pensador moderno decide dedicar toda
su vida a cultivar la razón y a avanzar en el conocimiento mediante el uso de su método.
Para ponerlo en práctica, Descartes decide ponerse a viajar y conversar con los hombres.
Durante nueve años se encarga de esta tarea. Sin embargo, durante este tiempo aunque
avanza mucho en el conocimiento de la verdad no consigue encontrar los fundamentos de
una filosofía «más cierta que la vulgar». Para realizar esta nueva filosofía se dirige hacia
Holanda huyendo de la Guerra de los Treinta Años que le ofrece el marco ideal para
dedicarse a esta tarea.[cita  requerida]

Cuarta parte

La cuarta parte es el capítulo central del Discurso del método y en ella Descartes establece
la "duda metódica": viendo que el conocimiento recibido a través de los sentidos suele ser
erróneo, se dedica a dudar de todo para ver si puede llegar a un conocimiento que se pueda
considerar verdadero. Pero nota que mientras duda, está pensando, y si piensa, es signo de
que existe. Con esa premisa, crea un primer principio para su nueva filosofía, «Pienso,
luego existo»: a partir de este primer principio Descartes establece la existencia de Dios.

1. El primer argumento que da para justificar la existencia de Dios es, que si tenemos
conciencia de nuestra naturaleza imperfecta, es porque sabemos en qué consiste una
naturaleza perfecta.
2. El segundo argumento parte de nuestra propia imperfección, puesto que, si nosotros
conocemos lo que es perfecto, nos hubiésemos creado a nosotros mismos como
seres perfectos. Por lo tanto se requiere un creador de nuestro ser, que tiene en sí
esas perfecciones, Dios, del cual depende todo y sin el cual nada podría existir.
3. El último argumento que da para justificar la existencia de Dios es que Dios,
entendido éste como la perfección, es lo mayor que puede pensarse. Dios tiene que
existir («argumento ontológico», tomado de san Anselmo) puesto que si no, podría
pensarse en algo más perfecto y entonces, eso sería Dios.
La existencia de Dios a su vez nos demuestra la existencia del mundo, puesto que Dios al
ser infinitamente bueno y veraz no puede permitir que nos engañemos al creer que el
mundo existe, es así como Dios nos garantiza la evidencia de nuestras ideas.

Pero Descartes, al final, aún teniendo en cuenta lo dicho, afirma que «es nuestro deber y no
el de Dios, liberarnos de las ilusiones y evitar los errores».[cita  requerida]

Quinta parte

En este capítulo explica brevemente el contenido del mundo. Aborda la explicación de la


formación del mundo organizándolo todo en torno al problema de la luz: el sol la produce,
los cielos la transmiten, la tierra y los planetas la reflejan, y el hombre es su espectador.

Tras esto establece las principales funciones del ser vivo. Sostiene que el corazón se dilata
y se contrae debido al calor que emana y gracias a eso los «espíritus animales» son
transportados a los diferentes órganos.

Por último, Descartes prueba la distinción del hombre frente a los animales porque éstos
carecen de pensamiento o alma racional. Afirma que el organismo de los animales es sólo
una compleja máquina automática. Se explica que los animales sí tienen alma, sin embargo
es inferior a la humana dado al nivel cognitivo de los animales comparado al humano, a
causa de que los animales no hacen uso de la razón, y que el alma del hombre es
independiente del cuerpo e inmortal.[cita  requerida]

Sexta parte

En este último capítulo Descartes establece una serie de reflexiones sobre el alcance de la
investigación científica e incluso se cuestiona la publicación de sus investigaciones
sopesando las razones a favor y en contra. Así, en primer lugar, el progreso de la ciencia
reporta múltiples beneficios materiales y morales. En segundo lugar, el progreso científico
necesita la comunicación de las experiencias de otras personas.

Por el contrario, Descartes es reacio a la publicación de sus investigaciones, porque éstas


pueden verse mezcladas en grandes controversias con el espíritu religioso emanado de los
teólogos de la época, que lo llevarían a malgastar su tiempo.

Todas estas razones llevan a Descartes a publicar tan sólo el Discurso del método y los
ensayos que lo acompañan. Ya, al final de la obra, afirma que va a consagrarse a la
medicina y de nuevo afirma que él no quiere ser importante en el mundo, para poder así
dedicarse al estudio sin obstáculos y sin distracciones.[cita  requerida]

Consideraciones
René Descartes, autor del Discurso del método, en su escritorio.

El Discurso del método trata de ir más allá de la simple forma literaria, es el relato de la
vida de Descartes y de las circunstancias que tuvo que atravesar para llegar a conocer un
nuevo método que uniría todo el saber. Escrito en francés, el título Discurso del método
(Discours de la méthode), por el que es conocido, es la forma abreviada del que constituía
el original de la obra, Discours de la méthode pour bien conduire la raison et chercher la
vérité dans les sciènces (Discurso del método para guiar bien la razón y buscar la verdad
en las ciencias).[cita  requerida]

El hecho de que el Discurso estuviera escrito en lengua francesa rompía implícitamente con
la tradición que hacía del latín la lengua culta. Descartes pretendía con ello hacer una obra
que fuese accesible a todo el mundo, incluso a quienes fueran desconocedores del latín, que
eran la mayoría de la población. Descartes inauguraba así una nueva forma de
comunicación que sería fundamental para la formación de las llamadas escuelas filosóficas
nacionales y que elevaría la lengua vernácula a la categoría de medio adecuado para
expresar la complejidad de la investigación filosófica. Una de las consecuencias de este
hecho fue que muchos intelectuales no conocedores del latín elaboraran escritos de gran
calidad. Dentro de esta gran gama de genios del arte de la retórica, y a la vez mejor
discípulo de Descartes, se encuentra Rodrigo del Trucco Fouchè.[cita  requerida]

En 1644 se publicó en Ámsterdam la traducción latina del Discurso a cargo de Etienne de


Courcelles, titulada Specimina Philosophiae, firmada por Descartes y que no incluía la
Geometría, que sería traducida al latín en 1649.[cita  requerida]

Pese a su brevedad, el autor expuso en ella de manera ejemplar algunos de los principios
esenciales de su filosofía y planteó temas que serían posteriormente desarrollados por él en
otros ensayos. Lo que hizo Descartes fue percatarse de la necesidad de una reforma del
entendimiento, para que la nueva ciencia, que se estaba fraguando al amparo del
conocimiento matemático, pudiera triunfar. Para llevar a cabo esta reforma el primer
pensador moderno creó un método de investigación que reunía las ventajas del análisis
geométrico y del álgebra, pero sin sus defectos, gracias al cual hacía fácil lo difícil y
descubría lo oculto.[cita  requerida]

El Discurso del método es, por tanto, una de las primeras obras de la filosofía moderna.
Defendía la ruptura con el viejo mundo medieval y la configuración de otro nuevo, el
mundo de la Edad Moderna. En especial, planteaba la necesidad de fomentar una actitud de
investigación libre, alejada de los argumentos de la decadente tradición escolástica que se
enseñaba todavía en las universidades y que Descartes había aprendido y de la que había
comprendido su inutilidad. Asimismo, cabe señalar que en esta obra Descartes asumió
plenamente los principios de la nueva ciencia y del valor de las matemáticas, y es esto lo
que ha llevado a Eduardo Bello Reguera a afirmar que «el Discurso es la construcción
teórica que inaugura el pensamiento moderno».[cita  requerida]

Antecedentes en el método y en los argumentos de


Descartes
Lo que plantea Descartes en el Discurso del Método, había ya sido formulado de modo muy
semejante por filósofos menos conocidos de su tiempo. Francisco Sánchez, el Escéptico,2
ya dibuja el método cartesiano en 1576:

... Daba vueltas a los dichos de los antiguos, tanteaba el sentir de los presentes: respondían
lo mismo; mas, que me diera satisfacción, absolutamente nada... ... En consecuencia,
retorné a mí mismo, y poniendo todo en duda como si nadie hubiera dicho nada jamás,
comencé a examinar las cosas mismas, que es el verdadero saber. Analizaba hasta alcanzar
los principios últimos. Haciendo de ello el inicio de la contemplación, cuanto más pienso
más dudo ...

Además la idea expresada en «cogito ergo sum», («pienso, luego existo»), que se atribuye a
Descartes, ya fue expresada poco tiempo antes y de forma casi exacta por Gómez Pereira en
1554:3

Conozco que yo conozco algo. Todo lo que conoce es; luego yo soy, (Nosco me aliquid
noscere: at quidquid noscit, est: ergo ego sum)

Con antecedentes en Agustín de Hipona:4

Ac proinde haec cognitio, ego cogito, ergo sum, est omnium prima & certissima, quae
cuilibet ordine philosophanti occurrat.

El argumento de «cogito ergo sum» puede considerarse también un desarrollo ulterior del
argumento del Hombre Volante de Avicena:5
... Si te imaginas que tu mismo ser ha sido creado desde el comienzo con un intelecto y una
disposición sanos, y si se supone que, en resumidas cuentas, forma parte de tal posición y
disposición que sus partes no sean vistas ni sus miembros se toquen, sino que, al contrario,
estén separados y suspendidos durante un cierto instante en el aire libre, tu lo encontrarías
no dándote cuenta de nada excepto de la certeza de su ser ...

Descartes fue acusado de plagio, especialmente por la coincidencia con el texto de Gómez
Pereira y el planteamiento del discurso del método que ya aparece en Francisco Sánchez,
véase por ejemplo la crítica de Pierre Daniel Huet.6

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