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Tras años de controversias y luchas dentro del magisterio mexicano y poniendo siempre al

frente a la educación como principal impulsador de los cambios en nuestro país no perdemos de
vista que siempre el tema del financiamiento educativo ha sido prioridad en las arenas electorales
ya que se le ha considerado el principal indicador de las prioridades políticas. Es desde este punto
de vista que el Banco Mundial reconoce el bajo que se le ha dado a la educación y comienza a
presionar para que a la educación superior se le conceda mayor preferencia en cuanto al
financiamiento educativo sosteniendo que son las universidades y no la educación básica quienes
dan mayor “rendimiento”, cabe destacar que tampoco el autor en el texto específica a que
rendimiento se está refiriendo, pues como hemos analizado previamente, las posturas educativas,
movimientos, reestructuraciones, nombramientos, presupuestos; han girado en torno a intereses
políticos más que educativos. Es precisamente el tema del refinanciamiento educativo que pone
de manifiesto la pobre cobertura que tiene en relación con la producción de petróleo, pues no es
precisamente lo mismo ser un gran productor de éste producto que ser un país en el mismo nivel
educativo que sus países hermanos en producción petrolera. Esta situación nos demuestra que no
siempre ser económicamente sustentable (por lo menos en teoría así es) es sinónimo de
educación de calidad. Han sido los cambios sociales y económicos que sufrió el país en las últimas
décadas lo que repercutió en las demandas de la educación según la población, ya que encuestas
aplicadas demuestran que una de las principales preocupaciones de los mexicanos era la
educación de sus hijos, dicha encuesta no especifica ni el método usado ni las características de la
población encuestada, pero pone de manifiesto que a pesar de todo siguen depositando sus
esperanzas de una mejor calidad de vida en una buena educación. Datos contradictorios con la
información emitida por otra encuesta ya que demuestra que los jóvenes dejan sus estudios por
no querer seguir una instrucción académica o por la necesidad de trabajar para cooperar con la
economía familiar. En el sexenio del Presidente Zedillo se hizo un recorte al presupuesto nacional
asegurando que no afectaría a lo considerado elemental de la educación, más bien recaería el
recorte en otros esquemas de la educación, asegurando el entonces presidente que se recuperaría
mediante ahorros por “retiros voluntarios”. Llevo siendo ciudadana de este país 24 años, he
participado de manera activa en los procesos electorales estatales y nacionales cada vez que se ha
requerido de mi voto para un “cambio” en las políticas públicas, sin embargo debo reconocer que
tal cambio hasta ahora no ha llegado y que tampoco depende de los docentes y de nuestro
desempeño y empeño que le ponemos a nuestras clases, sigue dependiendo de los políticos y de
los dirigentes que nos cambian sexenio tras sexenio y ha sido precisamente estos cambios los que
no nos han permitido un “cambio” aunque se lea redundante, ya que los que ponen al frente de
secretarías de educación nacionales y estatales ven al puesto como un peldaño más en su carrera
política y no se ponen la camiseta como tanto nos exigen a los docentes en nuestras escuelas.
Vicente Fox en sus promesas de campaña enarboló su preocupación por la educación como todos
los que han pasado por el proceso y que quieren el puesto, pero al llegar a la meta se puede
aplicar con él lo mismo que se ha aplicado a la mayoría “es fácil ver los toros desde las gradas, no
es lo mismo torearlos” y aclaro que lo aquí escrito es solo el punto de vista subjetivo de la autora y
no representa la realidad como tal, pero si representa lo que me ha tocado vivir, escuchar y
atestiguar primero como partícipe de la elección electoral, luego como madre de familia y
finalmente como profesora. Los candidatos políticos solo han usado a la educación como
“llamarada de petate” para ganar simpatizantes y obtener su objetivo. Y no es solo situación que
afecta a la educación básica, ya que la UNAM tras varias huelgas y un año de permanecer cerrada
exigiendo aumento al presupuesto asignado a esa institución (entre otras cosas) sin tener un
proyecto educativo como tal al cual asignar esos recursos, ya que el rector de la universidad seguía
sin saber en qué destinarlo pues no existía como tal un proyecto de Universidad.

Tratando de mantener el hilo del tema y pretendiendo continuar con el objetivo del mismo (que
no es quejarme, aunque pareciera), la lectura más adelante nos pone sobre la mesa el tema de la
globalización, de cómo ésta nos volvió un país de consumidores más que de generadores, como
nos volvimos esclavos de los países hegemónicos y leía y leía y trataba de engranar los temas que
al principio me parecían tan diversos pero finalmente llegué al punto que decía “dirigentes
políticos y empresariales discuten de cómo llegar al futuro establecido y no de los proyectos del
futuro, de cómo administrar el país y no de la sociedad que se pretende construir” y comprendí
finalmente que la política educativa también se refiere a lo mismo. Dirigentes educativos
prometen, cambian planes de estudios, pretenden, exigen; pero nunca proponen como hacerlo,
no nos han previsto de materiales e insumos para lograr “educación de calidad”, han pretendido
estandarizar la educación a los niveles mundiales con los que tanto nos han comparado pero nadie
ha hablado de estandarizar los salarios, y no quiero tocar el tema de moda ahora entre los
docentes de la tal mentada “revalorización magisterial” propuesta por nuestro presidente actual
porque terminó siendo promesa política hasta ahora (no perdamos de vista que elecciones
nacionales se acercan) y una burla para el magisterio.

La burguesía comprendió que para mantenerse en el poder es necesario constituir sujetos


conformes con el modelo que la misma clase ha creado, ya que menciona muy atinadamente el
autor del texto que es más fácil gobernar que reprimir. Se nos ha convencido de votar por políticos
que prometen satisfacer necesidades sociales; como la educación, por ejemplo, y es que todos o al
menos de los que yo he tenido conciencia han prometido hacerlo mas no recuerdo que nos hayan
explicado cómo. La escuela pasó de ser un generador de conciencia a ser productor de fuerza de
trabajo que necesita la burguesía. La población se ha convertido en esclavos de las necesidades de
la opulencia, ya que, si nos damos cuenta, las grandes investigaciones científicas, proyectos,
obedecen a las necesidades impuestas por esta clase social, ya que son ellos los que financian
éstos, si fuese mi dinero exigiría lo mismo. Se nos ha convencido que somos mayoría de resistencia
más no de oponencia. La subordinación de la investigación a lo administrativo ha llevado a que se
cumpla con lo exigido formalmente en escuelas sin trascendencia alguna, la gran mayoría de
egresados de licenciaturas y posgrados no saben realizar proyectos de investigación ya que con el
paso de los años se ha relegado la tarea de titulación a otros métodos y no a la realización de tesis
que conlleva investigar y producir conocimiento. La sociedad actual no busca el conocimiento para
comprender sino para someter.
CITAS DE COMENTARIO

Margarita Noriega

“Pero en campañas la promesa es fácil. Se trata de vencer convenciendo, y la educación sigue siendo
una preocupación para la educación”

En campañas, es común que los candidatos hagan promesas que suenan bien, pero la verdadera prueba
está en cumplirlas una vez en el cargo. La idea de "vencer convenciendo" resalta la importancia de
persuadir a través de argumentos sólidos y acciones concretas para lograr cambios significativos. En
cuanto a la educación, es un tema clave en cualquier sociedad, ya que impacta directamente en el
desarrollo y el futuro de las personas y las naciones y es por eso precisamente que han tomado e tema
como estandarte político para ganar votos y no como tema de interés a resolver por bienestar social.

Noriega, M. (2000). 2000, año de promesas de demandas de luchas y negaciones por mayor
financiamiento educativo Material de referencia Antología de Política Educativa. UPN 041 pp. 209-
243

Margarita Noriega

“El presupuesto, como se ha afirmado, es el instrumento fundamental de las políticas públicas…”

Esta frase resalta la importancia del presupuesto en la formulación y ejecución de las políticas públicas.
El presupuesto de una entidad gubernamental, ya sea a nivel local, estatal o nacional, refleja las
prioridades y valores de esa entidad. Es el mecanismo principal a través del cual se asignan los recursos
financieros para llevar a cabo programas, proyectos y servicios que impactan en la sociedad. Esta
afirmación subraya que el presupuesto es más que una simple herramienta contable; es un reflejo
tangible de las decisiones políticas y sociales de una administración. Además, enfatiza que la asignación
de fondos no solo es una cuestión financiera, sino que es una expresión de las prioridades de una
sociedad y un gobierno.

Noriega, M. (2000). 2000, año de promesas de demandas de luchas y negaciones por mayor
financiamiento educativo Material de referencia Antología de Política Educativa. UPN 041 pp. 209-243
MAPA CONCEPTUAL
GLOSARIO

ENARBOLÓ: tr. Levantar en alto un estandarte, una bandera o cosa semejante para que se vea
bien. U. t. en sent. fig. Enarbolaron los viejos fueros para defender la posesión de las tierras.

HEGEMONÍA: f. Supremacía de cualquier tipo.

FRASE

"En campañas, las promesas sobre educación son vitales, pero es en el presupuesto donde se
demuestra el verdadero compromiso con políticas que transformen la educación y beneficien a
la sociedad."

LIGIA MONTEJO

BIBLIOGRAFÍA

https://dle.rae.es/enarbolar

https://dle.rae.es/hegemonia

Noriega, M. (2000). 2000, año de promesas de demandas de luchas y negaciones por mayor
financiamiento educativo Material de referencia Antología de Política Educativa. UPN 041 pp. 209-
243.

Covarrubias, Francisco. La generación histórica del sujeto individual. Producción social de


satisfactores y producción social de sujetos, ed. UPN Unidad 162, Zamora: Oaxaca. Colegio de
Investigadores en Educación de Oaxaca, S.C. Colección Ensayo Nº 1 enero 1999, 173-197.

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