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Por Marcelo Ferrería.
1.b
El adecuado estudio del Principio de Lesividad, a través de una
aproximación desde el Derecho Penal, debe transcurrir teniendo presente en todo
momento que se ésta es una rama del Derecho, que otorga al Estado la potestad de
castigar a un ser humano, así como la de crear las normas jurídico-penales,
estableciendo cuales son las conductas que traerán aparejada la aplicación de un castigo
(Criminalización Primaria).
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fondo” orientada a limitar la potestad estatal de prohibir y castigar conductas,
cuando éstas no generen perjuicios a terceros.-
1.c.
Si bien la afirmación de que el titular del bien jurídico afectado debe ser
un sujeto distinto del autor, pareciera una obviedad, existen prohibiciones penales que
castigan conductas autolesivas, como el delito de Tenencia de estupefacientes para
consumo personal (art. 14, segundo párrafo de la Ley 23.737), que se encuentran
vigentes en nuestro sistema legal, más allá de la oposición generalizada doctrinaria y
jurisprudencialmente, que existe respecto de ello1.-
1
Cfr. “Arriola, Sebastián y otros s/ causa nº 9080″ – CSJN – 25/08/2009.-
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1.d.
Así también, la afectación de bienes de terceros puede materializarse en
la concreta lesión de un bien jurídico o en su puesta en peligro. Los llamados delitos
de peligro, resultan adecuados al mandato del Principio de Lesividad, en la medida en
que el Juez en cada caso, determine si existió peligro para un tercero. Pero existe una
categoría de delitos, llamados de “Peligro abstracto”, en los que el legislador establece
una presunción de que ellos ocasionan peligro para terceros, sin establecer otro recaudo
para el Juez que la mera comprobación de la realización de la conducta a efectos de
reputar cometido el delito. (Ejemplo de ello lo configura el art. 210 del C.P –
Asociación Ilícita).-
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derecho a la libre elección de la moral de cada ser humano, constituye el “principio mas
auténticamente revolucionario del liberalismo moderno”.2
2
FERRAJOLI, LUIGI. Derecho y Razón, Ed. Trota, Pág. 481.
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Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos conforme a las leyes que
reglamenten su ejercicio; a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de
peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus
ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de
profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.
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Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni
perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados.
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Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no
prohíbe .
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cantidad de ejemplos de prohibiciones de conductas aún cuando las mismas no resultan
lesivas para terceros, a través de su incorporación en la legislación penal de distintos
países. Baste recordar que en el Código Penal Alemán estuvo previsto el delito de
homosexualidad durante la mayor parte del Siglo XX.
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cuestión habla de “acciones privadas de los hombres”, esta expresión debe
interpretarse teniendo en cuenta que ella describe acciones que se distinguen de
aquellas que “ofenden la moral pública”. El contraste que la norma establece no es
entre las acciones que se realizan en privado y las que se realizan en público, sino entre
las acciones que son privadas porque, en todo caso, ellas solo contravienen una moral
privada y las acciones que ofenden la moral pública. En definitiva, la distinción que la
norma formula es la que, según dije, está subyacente en la concepción liberal de la
sociedad y que consiste en discriminar las pautas morales referidas al bienestar de
terceros de los ideales de excelencia humana, que constituyen una moral privada. El
alcance de la moral pública está definido por el propio Art. 19 al presuponer que las
acciones que la ofenden son co-extensivas con las acciones que perjudican a terceros;
la moral pública en la moral Inter-subjetiva. Por cierto que una acción realizada en la
mas absoluta intimidad puede ser nociva para terceros y una acción auto-degradante
ejecutada abiertamente y en público puede ser totalmente inocua para terceros
(aunque, como luego lo veremos, la publicidad puede, en algunos casos, ser el factor
que convierte en perjudicial o peligrosa a una acción que, de otro modo, sería inocua).
De bodoque lo que el Art. 19 de la Constitución Nacional proscribe es toda
interferencia jurídica con acciones que no afecten intereses legítimos de terceros,
aunque ellas representen una desviación de ciertos modelos de virtud personal y tengan
el efecto de auto-degradar moralmente al sujeto que las realiza.”6
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buena pauta para determinar la inmoralidad de las acciones, consiste en imaginar que
ocurriría si todas las personas realizaran esa conducta, de modo de determinar la
hipotética existencia de un grado importante de conflictividad social. Conforme a ello,
sería ajustada al Principio de Lesividad la incorporación al Código Penal del delito de
Homicidio, ya que se trata de una conducta que afecta un bien jurídico de un tercero
(vida) y no se admitiría una sociedad en la que todos llevaran adelante ese tipo de
conductas, (supuesto que permite fácilmente advertir o imaginar el grado de
conflictividad resultante).
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4.Principio de Lesividad. Punto de partida interpretativo a través de
la separación ilustrada entre Derecho y Moral.-
Pero, desde fines del siglo XVII, comenzó a gestarse en Europa, una
revolución cultural e intelectual conocida como La Ilustración, que fue consecuencia
de un giro en la postura del hombre, decidido a buscar las razones de la creación y las
verdades básicas del mundo y del Universo. Como es conocido, Dios era el punto de
partida y la razón última en que descansaban las esencias de todos estos sujetos hasta la
Edad Media. Ello ha llevado a una concepción racional, empírica y laica de todas las
ciencias y expresiones culturales, que caracterizó a la era Moderna y colocó al Hombre
(en lugar de a Dios) en el centro de la escena.
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El Positivismo Jurídico, constituye uno de los ingredientes más
importantes de este modelo, trayendo aparejada la obligatoriedad de que las
prohibiciones penales se encuentren contenidas en una Ley del Poder Legislativo,
obligando así al Juez a ceñir su actuación a la letra de aquella. No hay Delito ni Pena
Sin Ley. He ahí el Principio de Legalidad.-
Pero aquí nos interesa destacar que, a partir de esta limitación del
accionar del Juez Penal, se ha logrado separar en este campo, al Derecho de la Moral.
La aplicación de un castigo, nunca más podrá ser decidida por el Juez sobre la base de la
inmoralidad de un comportamiento, sino sólo sobre la base de de la existencia de una
expresa prohibición del legislador.-
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5. Principio de Lesividad y Bien Jurídico.-
A efectos de delimitar el concepto de Bien Jurídico, debemos destacar
que éste resulta un ente distinto del “objeto material” del delito. Por ejemplo en el delito
de hurto, el objeto estará constituido por la cosa apropiada, correspondiendo considerar
en tal caso que el bien jurídico tutelado resulta ser el patrimonio.
De tal modo puede afirmarse que el bien jurídico es una entidad que
remite a una realidad valorada socialmente relacionada con el ser humano y su derecho
a desarrollar su plan de vida. La Vida, la Libertad, el Patrimonio son ejemplos de
algunos Bienes Jurídicos inherentes al ser humano.
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Además contiene una utilidad interpretativa, en cuanto permite
comprender los diversos preceptos partiendo del concepto del bien jurídico implicado
en cada caso, permitiendo identificar el bien protegido en cada delito.-
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